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William Shakespeare expresó: "El mundo es un gran escenario donde todos somos protagonistas" y el autor de este ensayo agregó: …que desempeñamos distintos papeles. Si adoptamos como eje esta reflexión, podemos afirmar que se tratan todos los temas que preocupan a los humanos contemporáneos. Se examinan, en forma directa y amena, los prejuicios, mitos y aprendizajes que acompañan al animal humano en su situación individual y grupal. Es así como Kanin, un extraterrestre que visita nuestro planeta, debe informar sobre los comportamientos, las conductas, y las singularidades de los habitantes que llevan una forma de vida muy distinta a la de su planeta de origen. Ello le permite al autor expresar en artículos breves, pero encadenados, la condición humana que llega a cautivar a Kanin, poniendo en duda su propia naturaleza. Cierra su presentación citando a John Ruskin: "No existe otro tesoro excepto la vida"9789877619676
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Seitenzahl: 135
Veröffentlichungsjahr: 2019
Liberati, Enrique
Kanin : curioso, demasiado curioso ensayo sobre la condición humana / Enrique Liberati. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2019.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: online
ISBN 978-987-761-967-6
1. Ensayo Sociológico. I. Título.
CDD 301
Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723
Impreso en Argentina – Printed in Argentina
A mi esposa, hijos, nietos e hijos políticos,
fuentes de inspiración
PRESENTACIÓN
Los temas tratados a lo largo del libro son desplegados como explicaciones autónomas, no fueron ordenados registrando una secuencia predeterminada, sino como una recopilación nacida de mis estudios universitarios, de algunas lecturas y de las observaciones de la vida cotidiana, todo con la pretensión de analizar diversos aspectos sobre la naturaleza humana como la concebimos hasta el presente.
En esa dirección, para el desarrollo de la exposición he utilizado aspectos relacionados con mis creencias y la fantasía como hilo conductor del relato de la mano de Kanin, un visitante que les presentaré unos párrafos más abajo.
La visión de la realidad será examinada como fruto de factores externos condicionados por los intereses heredados de nuestros antepasados; con el auxilio de un lenguaje universal, vamos construyendo esa existencia como si pudiese ser objetivada por todos nosotros, en definitiva, los protagonistas de la historia del planeta que habitamos.
Como advertencia preliminar resulta necesario puntualizar que invocaré, con bastante frecuencia, la distinción y vinculación humana entre “ser” y “deber ser”. Estimo fecundo utilizar esta clasificación pues nos facilita la comprensión de las cuestiones simples y de los asuntos más complicados.
Para integrar la visión del universo que nos toca compartir, al final del ensayo agregué algunas publicaciones que considero de interés general y que, de alguna manera, reflejan los valores líquidos que acompañan nuestro paso por el mundo que compartimos.
Mi esposa, con su infinita paciencia, me orientó en los contenidos para continuar desarrollando estas ideas que pueden funcionar como un disparador para alentar al lector a explorar estos temas, en una época complicada de cambios constantes como la actual y, una mención especial para mi hijo Ernesto y mi nieto Ignacio Massari, por sus inestimables auxilios tecnológicos.
Gracias a Carla Slek he aprendido que cualquier persona puede escribir un libro que aborde asuntos sencillos, pero los vuelva complejos en su presentación. En cambio, la escritura de creación aborda las cuestiones complejas y las dispone de una manera clara y sencilla, tarea que no hubiera podido realizar sin la ayuda de una experta en correcciones gramaticales y atinadas observaciones. Muchas veces, muchas gracias.
Por último, suscribo la reflexión de Anthony C. Grayling en el texto El sentido de las cosas: “creo apasionadamente en el valor de todo lo espiritual; es decir, todo aquello que tenga que ver con el espíritu humano, con la capacidad de amar y disfrutar, con la creatividad y la compasión, la esperanza y el coraje”. Completo: “No existe otro tesoro excepto la vida”, John Ruskin
Enrique Liberati
Enrique Liberati
Doctor en Derecho. Entre 1973 y 2010 se desempeñó como Profesor Adjunto por concurso en la cátedra Filosofía del Derecho de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Ejerció la docencia, además, en la Universidad Católica de Córdoba, en la Escuela de Ciencias de la información de la UNC, en la cátedra de Sociología de la Comunicación en la Universidad Nacional de La Rioja, y en la cátedra de Sociología del Derecho en la Universidad Blas Pascal.
Es autor del libro Relación entre la teoría interpretativa jurídica y la organización del Poder Judicial en Córdoba. (Año 1923 – 1987) (Córdoba: Lerner, 2000). Ha publicado una gran variedad de artículos científicos, entre los que se destacan: “Comportamientos y organización judicial” (editorial Atenea); “Derecho y política” e “Incumplimiento funcional” (La Ley Córdoba); “El fundamento de la democracia”, “Ciencias e ideologías” y “La libertad del juez” (Revista de los Institutos, UNC); “Frank y las teorías de la predicción judicial” (Universidad de Valparaíso, Chile); “El Poder Judicial: implicaciones políticas de la función jurisdiccional” (Boletín de la Facultad de Derecho de la UNC); En revista Criterio: “El cuarto poder” (N°1934) y, “Acerca de la propaganda de gestión” (N°2328). En revista Questiones de la Fiscalía de Estado de Córdoba: “Cuestiones de mérito”.
Ha colaborado asiduamente en los principales medios de la ciudad de Córdoba: en La Voz del Interior, desde 1988; además de Hoy Día Córdoba, Comercio y Justicia, Semanario Jurídico, y La Mañana de Córdoba. A estas colaboraciones, suma su presencia en el diario Río Negro, de Río Negro, en los diarios El Independiente y Nueva Rioja, de la provincia de La Rioja, en el periódico Nuevo Día, de la localidad de Leones, Córdoba, y en El Medio, publicación de la región sur de la provincia de Córdoba.
Ha recibido importantes distinciones que dan cuenta de su destacada trayectoria profesional, académica y periodística: el primer premio ADEPA (Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas) por el concurso anual correspondiente al año 2013 en el rubro Abogacía Argentina otorgado por la Federación Argentina de Colegios de Abogados (FACA), por las publicaciones en el diario La Voz del Interior; el premio mención ADEPA por el concurso anual correspondiente al año 2012 en el rubro Abogacía Argentina otorgado por FACA por las publicaciones en el diario Río Negro y La Voz del Interior; el segundo premio ADEPA por el concurso anual correspondiente al año 2006 en el rubro Abogacía Argentina otorgado por FACA, por las publicaciones en La mañana de Córdoba, y la mención ADEPA por el concurso anual correspondiente al año 2000 en el rubro Abogacía Argentina otorgado por FACA, por las publicaciones en el diario La Voz del Interior. Asimismo, recibió una distinción especial otorgada por la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba, por 30 años de servicios docentes.
Índice
PRESENTACIÓN
Enrique Liberati
1. Misión científica
2. Breve recorrido por el planeta
3. Exploración del pasado
4. Las conductas animistas
5. Generalidades sobre la inteligencia humana
6. Ser y deber ser
7. La conducta de los individuos estudiadas en el ámbito del deber ser
8. Enfoque complementario a la clasificación de Hume
9. Sobre las preferencias
10. Acerca de valores y valoraciones
11. Los usos del lenguaje
12. Los distintos idiomas
13. Objeto material y objeto formal
14. Las clasificaciones
15. Las dudas de Kanin
16. El ejercicio del poder entre los homínidos
17. La naturaleza del hombre
18. Determinismo y libertad
19. Como si ejercieran la libertad
20. Visión del mundo y otras ficciones
21. Restricciones familiares
22. Restricciones económicas
23. Restricciones políticas
24. Etnocentrismo
25. Restricciones educativas
26. Extensión religiosa
27. Determinantes situacionales
28. Restricciones institucionales
29. Ejercicio pleno de la libertad de los humanos
30. Las pasiones
31. Las relaciones humanas
32. Interpretación de roles
33. Superación de conflictos
34. Ayer, hoy, mañana
35. El alcance de la historia en los humanos
36. La reproducción en la Tierra
37. El sentido de la vida
38. Kanin. Su informe final
39. La clasificación de Kanin
40. Hora de partir
ANEXO
BIBLIOGRAFÍA
1. Misión científica
Un extraterrestre, de nombre Kanin, fue enviado a la Tierra con la misión de redactar un informe sobre el medio ambiente y todos aquellos que habitan este universo. Provenía del planeta Gliese, perteneciente a la constelación de Libra, distante un poco más de 20 años luz de la Tierra. Su naturaleza nada tiene que ver con los atributos humanos. Su cuerpo es invisible (para los terrícolas) y semejante a una bandeja plana ovalada de 2 metros de alto por 60 cm de ancho con dos agarraderas en el medio de su altura como si se tratara de manos. Su organismo está compuesto en un 70% por oxígeno y se completa con sustancias desconocidas en la Tierra. Sus razonamientos obedecen a la lógica de su universo, muy parecida a la de los algoritmos de nuestros ordenadores. Además, puede mimetizarse con cualquier terráqueo y se desplaza a una velocidad desconocida, tan rápido como el pensamiento humano. Se alimenta solo de oxígeno y su reproducción se genera por conexión armonizada con un semejante en épocas ordenadas por su propia especie, sin distinciones sexuales como necesariamente ocurre con los animales en la Tierra. En la medida convencional del tiempo terrestre, estos seres viven alrededor de cien años. Con su propio lenguaje se comunican en forma mental, sin necesidad de emitir sonidos.
2. Breve recorrido por el planeta
En su primera misión, solo debía limitarse a describir la naturaleza los seres vivientes y descubrir sus formas de supervivencia. Nuestro visitante, tal como ya se mencionó, podía adoptar las fisonomías de los individuos de su entorno y desplazarse a gran velocidad por toda la superficie terrestre. Cumplió su primer objetivo con relativa facilidad, reconociendo los entes vivos del reino vegetal y del reino animal. Solo le interesaba descubrir y detallar los comportamientos de los animales, tipificados por su especie (abeja, hormiga, perro, tigre, mosquito, pez, etc.). No halló grandes sorpresas, desde el origen estos seres venían programados, solo necesitaba identificarlos para predecir con certeza cómo responderían según sus instintos de reproducción y alimentación, los que les permitían asegurar la continuidad de la especie. Si bien percibía que algunas familias de animales aprendían de sus progenitores, Kanin no cambiaba el título elegido para su informe: “El ser de los habitantes de la Tierra”. Todo marchaba sobre rieles.
Con todo, había un animal que lo sorprendía, era diferente, había que investigarlo. El planeta era bastante grande y Kanin empezó a descubrir una especie animal que tenía comportamientos erráticos. Observó con atención que prácticamente no había dos ejemplares que manifestaran su conducta en forma idéntica. Además, tenían distintos y extraños lenguajes de comunicación. Todo le resultaba muy confuso. Pensó que se había equivocado con el título de su informe y que debía rehacer su investigación. Pero antes de empezar de nuevo revisó el trabajo y concluyó que sus descripciones eran correctas para todas las especies animales menos para el hombre. Fue así que decidió que era más atinado excluir a este del grupo y considerarlo como un habitante singular. Sin embargo, esta decisión no terminaba de convencerlo, estos sujetos tenían características animales y encajaban bien en el título: “El ser de los habitantes de la tierra”. De pronto, percibió que debía abrir otra línea de análisis y ensayó una subdivisión: “El hombre, animal singular”, así tituló la segunda parte de su informe.
Observó que mientras en los demás animales el comportamiento instintivo era una respuesta programada por su característica biológica, en los animales humanos la conducta lograba separarse de la naturaleza. Kanin necesitaba un vocabulario más amplio para identificar el nuevo estado de cosas. En efecto, la expresión “comportamiento biológico” resultaba adecuada para la descripción del común de los animales, pero no para la de los humanos, por ello optó por el término “conducta”. Observó que tampoco correspondía hablar de instintos, pues los seres humanos poseían además los “impulsos”, de alimentación, de sexo y de sueño. La diferencia no era despreciable: los impulsos suponían cierto control y también muy variadas formas de satisfacción, según las culturas, los grupos y las épocas.
En definitiva, Kanin deducía que los seres humanos, racional e irracionalmente, organizaban sus conductas. Es decir, controlaban (en apariencia, ya que parecía que no estaban determinados) voluntariamente el llamado de la naturaleza, practicaban “la posibilidad del no”, dominio que no poseían los demás animales, que se encontraban limitados por su especie. Observó que debía optar por un término más apropiado para referir en su informe a esa “posibilidad del no”; y decidió que lo más adecuado era nombrarla del mismo modo en que lo hacían los humanos, por medio de la palabra “libertad”. Ahora bien, todo ese razonamiento condujo a Kanin a la formulación de un interrogante: ¿ejercían los humanos su libertad o estaban determinados por alguna forma desconocida? Las reflexiones que surgían lo paralizaban y lo complicaban en cada paso. Reconocía que el hombre poseía una naturaleza animal, pero que, a su vez, disfrutaba de libertad de conducta. ¿Podía acaso tomar decisiones en contra de sus características aparentemente naturales? La realidad le enseñaba que sí. Pero si eran antinaturales, ¿no eran seres humanos? Bastaba observar sus comportamientos sexuales y las demás formas de relacionarse. ¿Es que había humanos desviados? De ser así, ¿conformaban una especie inferior o superior de la escala animal? Dañaban el medio ambiente, se agredían entre sí; en algunos casos eran responsables de sus actos, pero en otros no; desarrollaban prácticas sexuales que eran censuradas en unas sociedades y permitidas en otras. Descubrió que algunos seres humanos predicaban ciertos dogmas que no iban acompañados de acciones concordantes, eran incoherentes. Todo estaba rodeado de enigmas y de interrogantes.
A nuestro desorientado visitante galáctico le inquietaba un razonamiento lógico. Del ser animal no humano él podía deducir, predecir comportamientos. Ahora bien, del ser animal hombre no podía deducir conductas. Dada una característica general del animal no humano se podía pronosticar como se comportaría un individuo de la especie. Pero, y esto era lo grave, a partir de una característica del ser humano no era posible pronosticar cómo debía ser su conducta particular. Ante esto, Kanin se preguntaba si había omitido registrar algunos datos relevantes. No lograba comprender a estos extraños ejemplares cuyas prácticas le resultaban tan variadas; humillantes, mezquinas y muy violentas, en ocasiones; altruistas en otras. Advirtió, que, incluso, mediante la fuerza, esclavizaban por diversos métodos a otros miembros de su propia especie. ¿Por qué los seres humanos no advertían la sencilla diferencia entre biología y ejercicio de la libertad?, se preguntaba el extraterrestre. Necesitaba seguir investigando. Es probable que no entienda muchos aspectos de los seres humanos que habitan el planeta, entonces, repasa la historia con sus poderes excepcionales y trata de penetrar los códigos de conducta.
3. Exploración del pasado
Con sus habilidades asombrosas, Kanin examinó la historia del hombre en la Tierra con la finalidad de encontrar proyectos que identificaran la situación humana, más allá de sus circunstancias culturales. Encontró un libro de Charles Darwin titulado El origen de las especies. Una teoría bilógica que mostraba la diversidad de la vida a través de un proceso evolutivo que comprendía millones de años terráqueos, y a través de la cual el autor sostenía que las transformaciones eran constantes y tenían lugar mediante un proceso conocido como la selección natural y la supervivencia del más fuerte. Estas ideas originaron una corriente del pensamiento conocida como naturalismo científico. El curioso extraterrestre observó que en la época en que se encontraba en la Tierra esta teoría tenía un gran predicamento y era aceptada por la comunidad de intelectuales que abordaban el tema.
Después de sus acertadas observaciones, descubrió que los habitantes de la Tierra, a pesar de sus grandes desacuerdos, se organizaban en formas muy parecidas a las descriptas por Darwin. Para comenzar el estudio del hombre adoptó el concepto de cultura enunciado por Edward B. Taylor, quien la define como “todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, la ley, las costumbres y cualquier otra capacidad o hábito adquiridos por el hombre como miembro de la sociedad”. A esta definición, Kanin le incorporó otra, no menos significativa para ampliar el concepto de cultura, que refiere a la manera de organizarse adoptada por todas las comunidades alrededor de los últimos diez mil años, que se originó en el Oriente Medio. Descubrió, así, las instituciones, es decir, aquellas organizaciones establecidas por los hombres para satisfacer sus necesidades básicas y alcanzar sus objetivos de vida en sociedad. Y llegó a la conclusión de que ambos conceptos se implican a través de sus significados: no es posible referirse a la “cultura” sin comprender la idea de “institución”. Detectó que todas las comunidades, en forma gradual, se ordenaban mediante el establecimiento de seis instituciones –la familia, la religión, un régimen económico, un sistema de gobierno, una estructura educativa y las no menos importantes instituciones recreativas–, a las que, con posterioridad se sumaron las innovaciones tecnológicas. La cultura resultaba, entonces, de las distintas formas de organización de la familia, la religión, el sistema monetario, de gobierno, etc., los que se desarrollaron, cambiaron y se adaptaron a las transformaciones propias de las necesidades y la evolución de la naturaleza humana.
4. Las conductas animistas
En su recorrido por la historia del hombre, Kanin descubrió que el pensamiento embrionario del humano adoptaba conductas animistas, es decir, una interpretación socio normativa de los acontecimientos naturales, en tanto explicaciones sociales de los hechos naturales, basadas en el principio de retribución.