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«La América en peligro» (1862) es un ensayo político de Francisco Bilbao con el que pretende advertir del peligro de la invasión francesa para Latinoamérica. En la primera parte expone el peligro, en la segunda, describe sus causas y, en la tercera, Bilbao indica el remedio contra la invasión: fortalecer el republicanismo del continente.
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Seitenzahl: 166
Veröffentlichungsjahr: 2022
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Francisco Bilbao
Saga
La América en peligro
Copyright © 1864, 2021 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726641202
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
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This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.
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Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com
LA AMÉRICA EN PELIGRO( 1 )
__________
A los Señores:
EDGARDO QUINET Y JULIO MICHELETEx-Profesores del Colegio de Francia.
Reflejo de esa antorcha que sobre la Europa sacudiais, eco de ese trueno que hacia estremecer las catedrales y los tronos, palabra de vuestra palabra con la que en el banquete de la revolucion alimentabais á la Francia y á sus húespedes, es esta obra que os dedico, maestros amados.
Lejos de vosotros, con vosotros vivo. El espíritu creador que os anima, domina el espacio; y en donde quiera que los vientos arrebaten el gérmen fecundo que mana de ese foco de vida universal que concentrais, allí, el átomo recibe la centella, y á su turno incendiado, dá testimonio de amor y de justicia.
Vengo pues á dar testimonio de verdad, no como «oidor olvidadizo, sino como hacedor de obra.»
Al pié de vuestras cátedras nos encontrábamos reunidos, y elevados á la potencia del sublime, los hijos de Hungria, de Polonia, de Rumania, de Italia, de América. Casi todas las razas tenian allí representantes, y vosotros el corazon de la Francia para todaslas razas, y la palabra inspirada para revelar á cada uno su destino, su deber, en la harmonía de la fraternidad y de la justicia. Era una imágen de la federacion del género humano.
Alli, viviamos en el pasado. Nuestra vida agitaba los dolores, ideas y esperanzas de la historia;—y acumulando el tesoro del tiempo y del espacio en la personalidad del hombre, nos arrojabais al porvenir con la proyeccion del heroismo condensado de las generaciones, que vuestra ciencia y corazon habia asimilado y sublimado.
De allí partimos para Oriente y Occidente. Poco tiempo despues, extraordinario movimiento ajitaba á naciones sepultadas, despertaba á otras que dormian, iluminaba á algunas sentadas á la sombra de la muerte. Y en esa línea de batalla que coronó las alturas y encendió los fuegos que se reflajaron en los valles del Danubio y de los Andes, de los Apeninos y del Rhin, se concentraban discípulos vuestros, que imponian la palabra de órden al tumulto y daban direccion al movimiento. Y bendeciamos la Francia!
Y hoy que vuestra patria nos hiere, hoy que la tremenda espada de la Francia atraviesa el corazon de mis hermanos de Méjico, hoy vengo á pedir á mis maestros, justicia contra la Francia.
Tú lo has dicho, Quinet: «Si la patria se muere, sé tú mismo »el ideal de la nueva patria.»
Y se muere la patria que se empecina en la injusticia.
Tú lo has dicho Michelet; «El derecho es mi padre, y la justicia es mi madre.»
Pues tu padre y tu madre, maldicen á la Francia.
Bien sabeis si he amado á vuestra patria. Ha habido un tiempo en que la juventud y aun partidos en América rivalizaban en amor y admiracion para con ella. Hoy temo, que el perjurio aceptado y aun glorificado por la enorme mayoría de la Francia, no la haga detestar del Universo.
Bien sé que si fuese necesario víctimas escojidas por su virtud para purgar el crímen, vosotros, mil vidas ofreceriais en holocausto para salvar á la Francia de la responsabilidad de sus promesas fraternales, y de la perfidia de sus actos fratricidas.
Bien sé que la nacion no quiere oir, porque se teme á sí misma, porque teme su remordimiento, porque teme verse fea en su conciencia, ante las promesas aceptadas por los pueblos que creyeron su palabra, y ante la imágen de la República, que dejó pisotear por el pigmeo, calzado con las botas del gigante.
No importa. Vosotros sois representantes del vínculo moral del universo. Teneis la majistratura del génio y de la virtud. Hablad y juzgad, y si la Francia no escucha, las piedras escucharán y lapidarán á losperjuros y traidores.
Vuestro discípulo—
Francisco Bilbao
Buenos Ayres, Agosto 4 de 1862.
Este trabajo consta de tres partes principales.
1°—La invasion.
2°—Las causas del peligro.
3°—El remedio.
En la primera esponemos lo que peligra en América al amago del Imperio francés.
En la segunda, las causas físicas, intelectuales y morales que producen la debilidad de América y abren la puerta ó facilitan la invasion. Consta de tres puntos principales.
En la tercera indicamos lo que nos parece mas oportuno, para conjurar el mal.
La idea dominante es la unificacion de la religion y de la política en lo que nosotros llamamos la religion de la ley. La fuerza de la América está en su republicanismo. Fortificar su principio es hacerla invulnerable.
Debilitarlo es convidar á la conquista.
¿Quereis la fuerza de la razon?—Tengamos la religion de la República.
¿Quereis la razon de la fuerza?—Sed como los rusos, cuyo emperador es papa.
O la razon, ó la fuerza.—La razon produce repúblicas, la fuerza teocracias. Pero la mentira puede introducirse y pretender conciliar los dos estremos que se niegan.
La ídea opuesta que se combate es la separacion de la religion y de la política que duplica, divide la personalidad é introduce la doblez.
La religion debe sostener á la política, y la política debe sostener la religion. Esta es la base de la paz perpetua y de la fuerza.
Pero cuando la religion niega á la política y esta á la religion, los polos del universo moral se trastornan, y es la causa de la anarquía y de la debilidad.
El catolicismo es la religion de la América del Sur.
La república es la política de la América del Sur.
El catolicismo niega el principio fundamental de la República que es la soberania del pueblo, que es la soberanía de la razon en todo hombre.
El Republicanismo niega el dogma que le impone la obediencia ciega y no puede reconocer autoridad que la imponga.
Este es el dualismo de la América del Sur y que nos llevará á la muerte, si no hacemos triunfar una de las dos proposiciones.
O el catolicismo triunfa, y la monarquía y la teocracia se enseñorean de la América.
O el Republicanismo triunfa, enseñoreando en la conciencia de todo hombre, la razon libre y la religion de la ley.
O el dogma católico construye su mundo político: La monarquia.
O el principio republicano se eleva y afirma su dogma; el racionalismo.
La religion católica busca su política.
La política republicana busca su religion.
La religion católica fatigada del dominio espiritual,— quiere y aspira al temporal.
La politica republicana aspira y quiere afirmar sus principios en el axioma eterno de la libertad. La República tiene su cielo.
Bien sé, cuanto se resiste la inteligencia de los Americanos á la exitacion del pensamiento libre. Todavía no se creen emancipados, y como las aves nocturnas, buscan la tinieblas para ejercer su actividad.
Existe por otra parte una conjuracion tácita de los que se llaman pensadores, letrados, políticos, para no tocar estas materias. Resultado de la hipocresía que progresa y que ya es ciencia aceptada y hábito contraido, se tolera á lo sumo la palabra que pretende despertar á un mundo dormido y aletargado por sus ineptos directores.
Tenemos una enfermedad crónica—No hableis de ella.—Pero sufro.—Aguanta.—Pero si veo que la lealtad desaparece;—que el espíritu público se apaga;—que la palabra del hombre es moneda falsa acuñada en su egoismo;—que la indiferencia por el bien, el desprecio á la ley, el desamparo de los comicios, la doble intencion, la doble cara, la doble palabra, la reticencia mental, el sofisma para toda falta, son hechos visibles, palpables que aumentan su estension y su poder, educando á las nuevas generaciociones en el código de los pulperos, no quereis que clame en el desierto.
Callad, callad.—No toqueis la herida. El mal no tiene remedio. Piense cada uno como quiera. Es la confesion de la impotencia para encubrir la indolencia. Asi concluye la mayoria de los que se llaman ilustrados en América.
Ese es el mundo de los que han abdicado todo ideal para satisfacer al animal. No se ocupan sino «en preparar el festin de los gusanos,» como dijo Lamennais.
Pero todo aquel que cree que bajo las palabras patria, independencia, razon, fraternidad, hay algo de verdadero y por consiguiente de divino, ese no aceptará que todo eso se llame egoismo é hipocresia.
Ha llegado para la América la hora de pensar en su destino.
Su destino es conservar su Independencia para realizar la federacion del género humano, en la libertad de la razon y en la libertad política y civil.
Su destino es realizar en el nuevo mundo de Colon el nuevo mundo de la Religion de la ley.
Su destino es mantener la balanza de la justicia, contra el despotismo y demagogia, contra las utopias socialistas y las religiones caducas.
Su destino es abastecer de pan y de justicia á las multitudes hambrientas de la Europa.
¿Qué móvil mas grandioso, que motivo mas racional para determinar el movimiento de una era nueva?
¿Qué ideal mas elevado, para presentar á la peticion intelectual de la generaciones que se avanzan?
¿Qué programa mas oportuno y mas en armonia con la ley de la historia, que realizar en un continente el axioma de la justicia y el amor del género humano?
Paro todo se perderá si no combatimos el error y la culpa que nos debilitan y enervan, atrayendo de este modo la invasion del estrangero.
Todo se perderá, si no queremos despertar, si nos entregamas á la fatalidad, si no hacemos de la causa Mejicana, la causa Americana.
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LA INVASION.
Escucho los pasos de legiones extrangeras, hollando el suelo de la patria. Ellas desplegan la insignia de la decapitacion de las naciones, que es la conquista. Proclaman sin pudor la palabra de ignominia para las almas libres, que es la traicion á la patria, á la independencia, á la República;—y veo la mano del nefando perjurio de la historia, estender para recoger la herencia de la libertad y la esperanza de un mundo, con el objeto de llenar el abismo del crímen, que en Europa y en el seno de su patria, abriera su alma fementida.
¿No bastaba á Napoleon III, el dominio de la Francia?—¿No era el « imperio la paz?» — ¿Ese puñal que tiene clavado en Roma, no le responde de la conservacion del órden Europeo?— ¿No ha sangrado la Francia lo bastante, en el Boulevard, en la Argelia, en Lambessa y en Cayenne?—¿No pesan nada los cien mil franceses muertos en la guerra de Oriente, sin beneficio de Dios, ni del diablo?—¿No daban bastante garantía los siete millones de sufragios?—¿O por ventura la sombra de Napoleon I, desaparece ante la luz de la historia, que derriba del altar al ídolo de barro?
Mas todo pasa y la Francia olvida; es humo esa gloria, es necesario renovar esa gloria de humo, y el minotauro pide víctimas para abastecer la racion de cadáveres que la Francia sacrifica en la pira de su vanidad y orgullo. Es necesario alejar á la Francia de sí misma, no darle tiempo á que piense, no permitir que mida la estatura del Emperador del 2 de Diciembre;—y es por esto que es necesario llevar la bandera al soplo de las aventuras, para comprometer el honor nacional—y decir: «la bandera de la Francia no retrocederá.» (Palabras delos comisionados franceses en su proclama á los mejicanos.)
« El imperio es la paz »— dijo Napoleon III. El imperio es el perjurio, repetirá la historia.
Guerras en Europa, en Asia y Africa. Faltaba la América. Por qué ha sido hoy Méjico la víctima designada para hacer aparecer como torpe la inteligencia de la gran Nacion, y como pérfido el corazon del pueblo que habia predicado la fraternidad, y como verdugo del débil, al brazo tremendo de la Francia, en una guerra que ha de encontrar su Palafox?
Méjico tenia traidores que sembraban la tentacion;—Méjico es lo mas bello y lo mas rico de la América;—Méjico situado entre los dos océanos, entre las Repúblicas del Sur y las del Norte, es el centro estratégico del comercio y de la política del nuevo continente;—Méjico monarquizado, amaga á los Estados Unidos y á las Repúblicas del Sur,—y con el apoyo de la Francia imperial, amenaza el mundo con la exterminacion de la República;— y sus tesoros explotados por la civilizacion imperial, pueden costear otra grande armada, para realizar el sueño de Felipe II, y la intencion escondida del heredero de Waterloo.
La guerra de España, la mas injusta de las guerras, la traicion de las traiciones de Napoleon I, fué la señal de su caida. La noble Iberia renovó el heroismo de Sagunto y de Numancia, y las guerrillas en Bailen, apresaron las águilas rapaces de las legiones imperiales,
¿Y quién sabe si la Nueva-España no está llamada á dar la señal de la caida del imperio perjuro?
Oh Méjico, oh vosotros hijos de los Aztecas y de los castellanos, en vuestras manos está hoy la facultad de señalar el itinerario de la muerte, á los profanadores de vuestrosuelo, y de arrojar la primera piedra á ese imperio, que será la señal de la lapidacion universal á que está destinado.
EL PELIGRO DE LAS NACIONES QUE SE CREEN ESCOGIDAS Y DE LOS GOBIERNOS QUE SE CREEN JUSTIFICADOS POR EL VOTO.
En esta invasion, hay dos peligros.
El primero es la conquista ó la desaparicion de la Independencia;
Y el segundo es la exterminacion de la República en el mundo.
La América habia ya casi identificado con su modo de ser, y señalado como objeto de su vida, la realizacion de la República. De modo que puede decirse habia gloriosamente unido en su esencia y existencia, la Independencia con la idea República, y la República con la idea Independencia. Y es que en el fondo de las cosas, ambas ideas sostienen una relacion necesaria. La soberania del hombre ó de los pueblos, supone la independencia, y la independencia del hombre y de los pueblos supone el gobierno de sí mismos, que es la República. Una verdadera monarquía es la usurpacion de la soberania del pueblo.
Un pueblo sin soberanía, no es independiente. Si se cree soberano porque no es gobernado por extranjera mano solamente, y vive sometido al tirano que lo engaña ó alucina, ese pueblo es ciego, es imbécil, y lo peor es que tiene que apelar al sofisma para acallar la protesta interna de la conciencia; y entónces su inteligencia extraviada se embrutece, y su corazon se pervíerte. Esto pasa en Francia y en casi todos los gobiernos monárquicos.—No se puede jugar con la verdad.—Cuando se educa á un pueblo en el sofisma, cuando toda idea de justicia se subordina á la pasion, al patriotismo estrecho, al orgullo de raza, al egoismo de partido, de clases ó de castas, la inteligencia de ese pueblo tiene que esperimentar la decadencia de toda facultad falseada. Y si ese estado se perpetúa, el mal se arraiga, y la luz de la verdad brillará inútilmente á sus ojos. Pasan y pasarán los siglos, y las generaciones se trasmiten con amor como una parte esencial de su vida ó de su destino, el error acariciado, el sofisma aplaudido y el crímen justificado. Ved á los judíos. El error, el sofisma, el orgullo de creerse el pueblo escogido, lo ha reducido á ser el pueblo escarnecido: Ved la Italia: la idea del dominio universal incrustada en todo italiano, como lo ha demostrado espléndidamente el maestro Edgar Quinet, ha sido la causa de que no ha podido ser nacion. Sacrificaba la soberanía del espíritu al Papa, porque creia de ese modo dominarcon el Papa á todos los espíritus,—y perdió su espíritu, la soberanía de su pensamiento. Sacrificaba su nacionalidad é independencia al emperador germano, que se decoraba con el titulo de emperador Romano, creyendo de ese modo dominar á las naciones, y perdió su nacionalidad é independencia;—y hoy que renace, contra quién se estrella? contra el Papa, el enemigo de la razon independiente, y contra el emperador austriaco, el enemigo de su personalidad nacional. De donde resulta que debe haber íntima alianza entre el papado que decapita la personalidad del pensamiento, y el imperio que decapita la personalidad nacional. Ambas tiranías se apoyan, son solidarias. Si el papado peligra, el imperio lo proteje. Si el imperio es amenazado, ó si la Italia se levanta para arrojarlo de las fronteras, el papado declara que los austriacos son sus hijos. Esto se ha visto, esto lo hemos presenciado en Roma mismo, el año de las esperanzas, en 1848, cuando los Italianos creian en Pio IX, y esto vuelve á repetirse hoy dia. ¿De quién es aliado el Papa, el papado, la iglesia ó el catolicismo? ¿De Victor Emmanuel, ó Garibaldi, los fundadores y batalladores de la Independencia? No, del rey de Nápoles convertido en caudillo de bandidos, y del emperador austriaco, asesino y ladron de Italia. Ved y juzgad.
La Francia, á modo de los judíos, tambien se ha creido pueblo escojido: «dieu protége la frange » es su leyenda, y como los judíos, crucificó á su bervo que era la República. No lo comprendieron, ó mas bien, ese verbo, la idea de la República, provoca el despertamiento de la conciencia y de la dignidad, y los hombrescorrompidos lo que mas temen, lo que mas odian es ese despertamiento que los revela á sí mismos como falsos hipócritas, egoistas y sin personalidad moral. Es por esto que en todo pueblo pervertido, la aparicion de un Emperador, ó de un monarca, ó de un dictador, es saludada como un alivio, porque nos quita el peso de la conciencia, y en vez del juez interno que llevábamos, colocamos ese confesor, ese redemptor, ese cómplice, ese representante de la suma de todas las miserias humanas. Así pues, todo pueblo imperializado es un pueblo conquistado. El argumento de que sea elejido, no puede probar sino que el pueblo que lo ha hecho, elije el símbolo de sus miserias y el representante de su abdicacion. Y no es argumento la eleccion, porque nadie tiene derecho para votar sobre la desaparicion del derecho. El pueblo que tal hace, usurpa. Su ácto es ilegal, y sobre el plebíscito de la canalla, brilla la ley de la soberanía del hombre y del pueblo, ley inalienable, intransmisible, inabdicable. Silencio á los 7 millones!
Tal es el elegido (Télu) que ha elejido á Méjico, para provocar otra eleccion sobre su forma de gobierno. Ved la lejitimidad imperial convocando con el clarin del conquistador, los comicios que deban elegir en Méjico al futuro gobernante, para darle la legitimidad de la libre votacion del pueblo mejicano.
LA INVASION ES ROBO Y DEGRADACION.
Nosotros vemos, no solo la independencia de Méjico en peligro, sino la independencia del nuevo continente; no solo su territorio amenazado de robo, sino la idea vital de los pueblos de América amenazada de exterminio: la desaparicion de la República. Así es que podemos decir: Americanos, se nos quiere robar el territorio; Republicanos, se pretende degradarnos. Solidaridad de tierra, de interés, de dignidad, nos une. Veamos el modo de hacer la resistencia solidaria.
EL PRODIGIO EN AMÉRICA.
Pero ántes de examinar los medios prácticos que el deber señala y que las circunstancias exigen, queremos profundizar las causas que ponen á la América en peligro. Es por esto, que este escrito, además de la oportunidad momentánea, tiene un objeto permanente.