La condición contemporánea de la arquitectura - Josep Maria Montaner - E-Book

La condición contemporánea de la arquitectura E-Book

Josep María Montaner

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Entrados en el siglo XXI, ya podemos tener cierta perspectiva para interpretar la evolución de la arquitectura desde finales del siglo pasado hasta la actualidad y detectar las características más destacables del reciente cambio de siglo. Continuación del libro Después del movimiento moderno. Arquitectura de la segunda mitad del siglo XX (Editorial Gustavo Gili, 1993), en este estudio Josep Maria Montaner revisa la arquitectura que abarca de 1990 a 2015, un período que ha vivido el auge y la crisis de la arquitectura entendida como objeto aislado y monumental, de costes excesivos, y que ha visto cómo surgían alternativas contra el despilfarro, la falta de contexto y la ausencia de valores: el renacer de la crítica radical y activista, la defensa del urbanismo y la arquitectura informales, y la intensificación de la arquitectura ecológica y sostenible entendida como buen uso de los recursos.

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Editorial Gustavo Gili, SL

Via Laietana 47, 2°, 08003 Barcelona, España. Tel. (+34) 93 322 81 61

LA CONDICIÓN

CONTEMPORÁNEA

DE LA

ARQUITECTURA

GG

JOSEP MARIA MONTANER

Diseño gráfico:

Toni Cabré/Editorial Gustavo Gili, SL

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. La Editorial no se pronuncia expresa ni implícitamente respecto a la exactitud de la información contenida en este libro, razón por la cual no puede asumir ningún tipo de responsabilidad en caso de error u omisión.

© Josep Maria Montaner

© Editorial Gustavo Gili, SL, Barcelona, 2015

ISBN: 978-84-252-2789-9 (ePub)

www.ggili.com

Producción del ePub: booqlab.com

Índice

Introducción

Continuidad del racionalismo y de los principios modernos

La fortuna del organicismo

Cultura, tipología y memoria urbana: monumentalidad y domesticidad

Arquitectura y fenomenología

Fragmentación, caos e iconicidad

Diagramas de energía

De la crítica radical a los colectivos: arquitecturas de la informalidad

Arquitecturas medioambientales

Agradecimientos

Procedencia de las ilustraciones

Introducción

Entrados en el siglo XXI, ya podemos tener cierta perspectiva para interpretar la evolución de la arquitectura desde finales del siglo pasado y detectar las características más destacables del reciente cambio de siglo. Como continuación del libro Después del movimiento moderno. Arquitectura de la segunda mitad del siglo XX (1993),1 se repiensa la arquitectura en el período 1990-2015 revisando las corrientes hegemónicas en las décadas de 1970 y 1980 para comprobar qué aspectos han perdido vigencia, cuáles se han renovado y qué conceptos y movimientos han aparecido.

Poco queda ya del debate sobre la arquitectura posmoderna como lenguaje formal. Para ello fue muy fructífera la diferenciación entre un posmodernismo filosófico, moral y social, como crítica humanista y feminista al modernismo universalista, argumentada especialmente por el postestructuralismo y aún vigente; y un posmodernismo estético, más estilístico y epidérmico, coyuntural y efímero.2 Además, hoy se comprueba cómo el momento posmoderno coincidió con el delirio final del sistema analógico de representación de la arquitectura, justo cuando empezaba a eclosionar la representación digital.

La mezcla ecléctica e historicista que dominó la arquitectura más comercial y emblemática del período posmoderno ha ido decreciendo. Aunque los defensores del New Urbanism en Estados Unidos han seguido argumentando una arquitectura retroactiva, hoy es menos relevante la influencia de personajes como Rob Krier o Philippe Stark, y cierta arquitectura ecléctica se ha convertido en icónica. Tal como se ve en el primer capítulo, en el desarrollo de la arquitectura corporativa y comercial predomina una retórica “metarracionalista” de la que también adolecen proyectos internacionales reconocidos y donde se mezclan comercialmente elementos de lenguajes contemporáneos procedentes de diversas arquitecturas cultas.3

Denominaciones como “arquitectura deconstructivista” —que visibilizó el surgimiento de experimentos a partir de los nuevos medios de representación— o “regionalismo crítico” —una invención paternalista desde la crítica dominante para apropiarse del avance de la arquitectura en los continentes americano y asiático— han quedado obsoletos para interpretar las condiciones contemporáneas.

A lo largo del período que analiza este libro se ha producido un auge y una crisis de la arquitectura entendida como objeto aislado y monumental de costes excesivos. La ausencia en este estudio de ciertos arquitectos de grandes firmas comerciales, que carecen de principios éticos, no es un olvido casual sino intencionado. Los excesos de esta arquitectura del despilfarro y la ostentación han provocado que surjan alternativas como las que se analizan en los dos últimos capítulos, reaccionando contra la falta de contexto y la ausencia de valores: el renacer de la crítica radical y activista, relacionado con el desarrollo de nuevos métodos pedagógicos; la defensa del urbanismo y la arquitectura informal, y la intensificación de la arquitectura ecológica y sostenible entendida como buen uso de los recursos.4

Las líneas que se mantienen, y en algunos casos se refuerzan, son la continuidad de los principios y objetivos modernos en la arquitectura high-tech y en la teoría de los soportes. Esta línea racionalista tuvo una intensa manifestación en la eclosión del minimalismo en arquitectura y diseño, especialmente en la museografía, durante la década de 1990.

También el organicismo, siguiendo distintas evoluciones o influencias, algunas del surrealismo, ha caracterizado obras emblemáticas de Enric Miralles Benedetta Tagliabue, Frank O. Gehry, Clorindo Testa y otros estudios que han buscado intervenciones extraordinarias.

La arquitectura basada en la memoria, los monumentos y el contexto urbano, prolongando los conceptos de la crítica tipológica, la han seguido arquitectos como Manuel de Solà-Morales, Rafael Moneo, Tuñón y Mansilla o Álvaro Siza.

También mantienen su vigor tanto la arquitectura experimental basada en la combinación de fragmentos, ejemplarizada por Rem Koolhaas, como la eclosión de los diagramas de fuerzas, energías y geometrías con raíces en la arquitectura moderna, que han encontrado su emblema en las obras de Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa (SANAA).

La gran novedad ha sido la fuerza que ha ido tomando la arquitectura relacionada con la fenomenología, el valor de la experiencia y la percepción de los sentidos, tal como puede verse en el capítulo cuarto.5

En definitiva, las obras seleccionadas y analizadas lo son por su influencia desde un punto de vista social, urbano y cultural, por sus valores positivos con relación a su contexto, no por su impacto mediático ni comercial.

1 Montaner, Josep Maria, Después del movimiento moderno. Arquitectura de la segunda mitad del siglo xx [1993], Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 2009, 2ª ed.

2 Véase: Harries, Karsten, The Ethical Function of Architecture, The MIT Press, Cambridge (Mass.), 1997.

3 Garza Cavazos, José Juan, Habitar y transformar la realidad, La Naranja Editores, Monterrey, 2013.

4 Véase: Tabb, Phillip James y Deviren, Senem, The Greening of Architecture: A Critical History and Survey of Contemporary Sustainable Architecture and Urban Design, Ashgate, Survey/Burlington, 2013.

5 El valor de los diagramas y la influencia de la fenomenología en la arquitectura contemporánea han sido estudiados en Montaner, Josep Maria, Del diagrama a las experiencias, hacia una arquitectura de la acción, Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 2014.

CONTINUIDAD

DEL

RACIONALISMO

Y DE LOS

PRINCIPIOS

MODERNOS

A pesar de las diversas crisis, algunas de las características del movimiento moderno —como la confianza en la tecnología y en el progreso que procede de la agenda definida por la Ilustración y la Revolución Industrial— siguen vigentes. Ello se expresa tanto en la pervivencia de la arquitectura high-tech y en la eclosión y continuidad del minimalismo en la década de 1990 como en la vitalidad de la teoría de los soportes iniciada por N. John Habraken en la década de 1960. La tradición del racionalismo se ha revisado, ajustado y puesto al día en su capacidad de análisis sistemático de la realidad y de hacer propuestas según las capacidades tecnológicas.

Evoluciones de la arquitectura high-tech

En la larga trayectoria de Renzo Piano (1937) se manifiestan posiciones muy diversas, siempre apoyadas en un uso pretendidamente humano y neoartesanal de las tecnologías avanzadas. Por una parte, Piano proyecta objetos high-tech autónomos: rascacielos de altura récord para la globalización, como The Shard (Londres, 2000-2012), un inmenso y puntiagudo rascacielos sobre el intercambiador ferroviario del London Bridge; o la sede del diario The New York Times (Nueva York, 2000-2007). Pero, por otra parte, también realiza obras discretas y semienterradas, como la ampliación de las instalaciones de la capilla de Ronchamp (2006-2011) de Le Corbusier; o integradas en el contexto urbano, como la nueva sede del Whitney Museum (Nueva York, 2015). En ocasiones realiza obra nueva claramente exclusivista, especulativa y servil al poder de las grandes compañías, como el plan director y los edificios en la Potsdamer Platz (Berlín, 1992-2000), donde se crean barreras, como el teatro y casino Marlene Dietrich, para proteger este enclave elitista del popular Kulturforum, controlando que ningún extraño entre en el recinto del consumo y el lujo. Pero también ha construido obras contextualistas y humanistas, como el centro cultural Jean-Marie Tjibaou en Noumea (Nueva Caledonia, 1991-1998), sutil interpretación de la arquitectura local que alcanza valores simbólicos; la intervención en el conjunto histórico industrial de la antigua fábrica FIAT Lingotto (Turín, 1985-2002); y el nuevo auditorio para la ciudad de L’Aquila (2012), con tres volúmenes de madera de colores. Piano también ha proyectado el nuevo centro cultural de la Fundación Stavros Niarchos (Atenas, 2008-2016) sobre una plataforma inclinada gigantesca y con una gran marquesina. En definitiva, Piano consigue un uso operativo de los avances tecnológicos alejado de las posiciones radicales de Cedric Price o Konrad Wachsmann y más cercano al espíritu incansablemente experimental y empírico de Jean Prouvé.1

Renzo Piano, centro cultural Jean-Marie Tjibaou, Noumea, Nueva Caledonia, 1991-1998.

Uno de los arquitectos high-tech más representativos es Norman Foster (1935). Entre su prolífica obra, por su carácter simbólico y urbano que le otorga un valor paradigmático, emerge la intervención en las ruinas del viejo Reichstag (Berlín, 1992-1999), con su gran cúpula accesible de vidrio pensada para la ventilación natural y la iluminación natural y artificial. Foster ha construido diversos rascacielos representativos en Londres, como el 30 St Mary Axe (1999-2004), conocido popularmente como “el pepino” y anteriormente como el Swiss Re: tiene forma cilíndrico-cónica, de planta circular y geometría radial, cuyo grosor aumenta a medida que se eleva para luego disminuir hasta el vértice, y consigue con su forma una buena respuesta a la acción del viento, respetables resultados con relación a la sostenibilidad y unos accesos en la planta baja amigables y urbanos. En Francia ha realizado obras singulares, como la mediateca de Nimes (1994), junto a la Maison Carré, delicada y elegante interpretación contemporánea y high-tech del templo romano; y el viaducto de Millau (2004), que se caracteriza por su inserción en el paisaje, su color blanco, su ligera estructura de pilares y cables, y su percepción de ritmo y transparencia.

Norman Foster, edificio 30 St Mary Axe, Londres, Reino Unido, 1999-2004.

En la década de 1990, algunas líneas de la tradición racionalista y tecnológica entroncaron con la corriente ecológica, tal como se verá al final del libro. Se acuñó entonces el término ecotech, que plantea una posible alianza entre naturaleza y tecnología, tal como sucede en algunas obras de Renzo Piano o en el proyecto Eden (Cornwall, 2002), del equipo de Nicholas Grimshaw (1939), con sus grandes cúpulas de vidrio que cubren los espacios de experimentación ecológica y social.

La eclosión del minimalismo

La obra de Paulo Mendes da Rocha (1928), arquitecto desde 1954 y merecedor del Premio Pritzker en 2006, ha consolidado la posición minimalista, muy representativa de la década de 1990. Su obra se basa en la confianza en el uso racional de la materia dentro de una arquitectura en la que la estructura es el espacio, y donde se concilian hormigón armado y acero para repartir las fuerzas, la masa y las estructuras de cada edificio y generar envolventes e interiores. En el caso de la nueva Pinacoteca do Estado (São Paulo, 1993-1998), su intervención en el antiguo Liceu de Artes e Ofícios se convierte en una lección de restauración creativa. Con una fuerte vocación social y crítica, Mendes da Rocha otorga a cada obra una clara dimensión urbana y construye un espacio abierto, claro y democrático para la interacción humana. Dos de sus últimas grandes obras son la nueva sede del Museu Nacional dos Coches (Lisboa, 2008-2015, en colaboración con los arquitectos MMBB y Bak Gordon) y el conjunto de museo y teatro Cais das Artes (Vitória, 2007-2014, en colaboración con Metro), unos prismas elevados del suelo, por donde entra la luz y pasan las personas, relacionados entre ellos y con el contexto.2

Paulo Mendes da Rocha, Pinacoteca do Estado, São Paulo, Brasil, 1993-1998.

Mendes da Rocha es la más fuerte referencia para la obra de una nueva generación de arquitectos paulistas, como Álvaro Puntoni y Angelo Bucci; o el equipo MMBB, quienes a menudo han colaborado con él en diversos proyectos.

Entre otros autores que han expresado esta eclosión del minimalismo, además de clásicos como Tadao Ando y John Pawson,3 se encuentra Yoshio Taniguchi (1937), quien se hizo internacionalmente famoso al ganar el concurso de la remodelación y ampliación del Museum of Modern Art de Nueva York (MoMA) en 1997, reabierto en 2004. Entre sus numerosas obras destaca el espacio místico del museo dedicado al filósofo Daisetsu Teitaro Suzuki (Kanazawa, 2011). Con influencias de la arquitectura tradicional y en perfecta simbiosis con la naturaleza de los jardines circundantes, el museo refleja influencias de Mies van der Rohe y Luis Barragán.

Yoshio Taniguchi, museo D. T. Suzuki, Kanazawa, Japón, 2011.

La actualidad del Open Building y los soportes de N. John Habraken

Otra de las aportaciones que ha continuado y ampliado su influencia ha sido la teoría de los soportes de N. John Habraken,4 basada en una arquitectura urbana compartida e intemporal.

Si el primer ejemplo realizado siguiendo la teoría de los soportes fue el proyecto Molenvliet (Papendrecht, 1969-1976) de Frans van der Werf, una de las experiencias contemporáneas más destacables es las viviendas experimentales Next21 (Osaka, 1989-1993), dirigido por el arquitecto Yoshitika Utida, autor de la megaestructura tridimensional libre. Se trata de una obra de ingeniería a escala urbana que permite que otros técnicos intervengan en dos escalas más —la del sistema prefabricado de los módulos intercambiables de las fachadas, de franjas de colores y con capas aislantes; y la de la distribución de los interiores—, potenciando la diversidad de tipologías de viviendas para familias o distintas unidades de convivencia. Promovido por la empresa Osaka Gas y dirigido a sus trabajadores, permite acomodar dieciocho unidades residenciales de la máxima heterogeneidad en un único soporte estructural y espacial. Cada cinco años cambiaban los usuarios, convirtiéndose en un experimento social sobre la diversidad de modos de vida en sintonía con la naturaleza. En 2015 vivían los inquilinos de la cuarta generación y en cada operación de transformación, que dura un año de obras, se implementa todo el sistema de aislamiento y ahorro energético. Responde a los principios del sistema de aprovisionamiento de viviendas en dos pasos, afín al modelo del Open Building, heredero de las propuestas de Habraken y teorizado por Katsuo Tatsumi y Mitsuo Takada, que hace hincapié en la máxima eficacia energética del edificio y en su voluntad de disponer de una proliferación de vegetación, con el jardín en planta baja y la cubierta verde comunitaria, alentando a los usuarios en el ahorro energético, el cuidado de animales y plantas, y fomentando la biodiversidad y la convivencia.

Yoshitika Utida, viviendas experimentales Next21, Osaka, Japón, 1989-1993.

Otro ejemplo realizado desde la teoría de los soportes es el conjunto Solid 11, en Oud West (Ámsterdam, 2010), de Tony Fretton, que se basa en dos grandes bloques con acceso por el centro resueltos como si fueran edificios de oficinas. Con estructura de acero, fachadas de ladrillo con grandes aberturas acristaladas, además del sistema de fachada, la estructura y los núcleos de comunicación, lo que se define son los patinejos para instalaciones, y el resto queda libre, de modo que cada inquilino puede alquilar los metros cuadrados que quiera. De esta manera se realiza el edificio en dos fases: el soporte, que aporta el promotor, y el relleno, iniciativa del inquilino. Para el promotor, la inversión inicial es rentable por la reducción de los costes de mantenimiento y transformaciones, y el inquilino puede elegir entre recurrir a sistemas de catálogo de los proveedores o encargar los interiores a algún diseñador.

En 1992 se creó una nueva organización llamada Open Building que, mientras continúa la labor de investigación, pretende convertirse en una red de relaciones entre diversas iniciativas en los países donde se sigue aplicando el sistema de los soportes, especialmente los Países Bajos, Estados Unidos, Japón y China. Actualmente, Stephen Kendall lidera la red Open Building.

Lacaton y Vassal: economía y conveniencia en el siglo XXI

En las propuestas de Anne Lacaton (1955) y Jean-Philippe Vassal (1954) se produce una continuidad con la eficiencia y economía reclamada por el cartesianismo francés. Por su posición ética y radical, que sigue siendo fiel a los aspectos sociales de la modernidad, se han convertido en un referente de la arquitectura actual.