La Habana. Maravilla patrimonial - Gilberto Norberto Ayes Ametller - E-Book

La Habana. Maravilla patrimonial E-Book

Gilberto Norberto Ayes Ametller

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Beschreibung

En esta obra el autor expone los elementos del surgimiento y desarrollo del patrimonio cultural no solo con un enfoque nacional sino también internacional. Nos ofrece apuntes sobre la historia de la ciudad de La Habana.

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Seitenzahl: 409

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España. Este y otros libros puede encontrarlos en ruthtienda.com

Edición y Corrección

Laura E. Herrera Caseiro

Edición para e-book

Marianela Ramón Corría

 

Diseño de perfil de la colección

Alexis Manuel Rodríguez Diezcabezas de Armada

 

Fotografías / ilustraciones

Gilberto N. Ayes Ametller

 

Composición

Madeline Martí del Sol y

Laura E. Herrera Caseiro

Composición para e-book

Belkis Alfonso García

 

 

Sobre la presente edición:

© Gilberto N. Ayes Ametller, 2017

© Sobre la presente edición:

Editorial Científico-Técnica, 2018

 

ISBN

9789590510809

 

Instituto Cubano del Libro

Editorial Científico-Técnica

Calle 14 no. 4104, entre 41 y 43

Playa, La Habana

[email protected]

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público.

Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) o entre la web www.conlicencia.com

EDHASA

Avda. Diagonal, 519-52 08029 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España

E-mail:[email protected] 

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Índice de contenido
Página Legal
Dedicatoria
Introducción
Capítulo 1
Marco jurídico legal
Elementos del marco jurídico legal cubano
Ley no. 1. Ley de Protección al Patrimonio Cultural
(Aprobada el 4 de agosto de 1977)
Ley no. 2. Ley de los monumentos nacionales y locales
(Aprobada el 4 de agosto de 1977)
Constitución de la República de Cuba
(Aprobada el 24 de febrero de 1976. Ratificada en las adecuaciones de 2002)
Ley 23. De Museos municipales
Ley 62. Código Penal
(Aprobada el 29 de diciembre de 1987)
Decreto-ley no. 106
(Promulgado el 5 de agosto de 1988)
Ley no. 81. Del Medio Ambiente
(Aprobada el 11 de julio de 1997)
Decreto-ley no. 216
(Promulgado el 30 de enero de 2001)
Enfoque patrimonial
Retos del patrimonio
Capítulo 2
Apuntes patrimoniales
¿Qué se entiende por patrimonio?
Elementos del patrimonio mundial
Política cultural cubana
La Habana, apuntes generales de la ciudad
Bienes patrimoniales de la capital
Patrimonio mundial de La Habana
Monumentos nacionales de La Habana
Idioma
Patrimonio inmaterial
Capítulo 3
Patrimonio cultural
Música
Repentismo
Agrupaciones escénicas
Teatro
Danza
Escuela Cubana de Ballet
Artes plásticas
Escultura
Pintura
Muralismo
Museos
Literatura
Capítulo 4
Patrimonio natural
Reserva de la Biosfera, elementos del surgimiento
Ecosistema urbano
Red vial de la ciudad
Urbanización
Red hidrográfica de la ciudad
Residuos de la ciudad
Industrialización
Áreas verdes
Bienes patrimoniales naturales de la nación
Preservación y perspectivas
Capítulo 5
Patrimonio construido
Concepciones y elementos teóricos
Obras y su función
Maravillas de la ingeniería cubana
Capítulo 6
Patrimonio e identidad
Ética y ciudadanía
Patrimonio e identidad
Influencias aborigen, hispánica, africana y cubana
Aborigen
Hispana
Africana
Cubana
Capítulo 7
Patrimonio religioso
Elementos de la relación del Estado con la religión
Religiosidad de los aborígenes de Cuba
Cristianismo
Iglesia Católica
Iglesias protestantes y evangélicas
Iglesia Ortodoxa Griega
Catedral ortodoxa Nuestra Señora de Kazán
Religiones de origen africano
Santería o Regla de Ocha
Algunos de los principales orishas
Vudú
Regla de Palo Monte o Palo Congo
Sociedad Secreta Abakuá
Otras denominaciones
Espiritismo
Capítulo 8
Patrimonio alimentario
Alimentos típicos y su elaboración
Platos típicos cubanos
Arroces
Carnes
Viandas
Caldos
Postres
Otras comidas
Bebidas
Capítulo 9
Tradiciones
Tradiciones
Actividades festivas con arraigo popular
Costumbres y tradiciones en La Habana
Vehículos ligeros: “almendrones”
Jardines de patios y parques
Barrio Chino
Béisbol
Espíritu de resistencia
Fechas patrióticas y conmemorativas
Personajes típicos
Expresiones populares: refranes, mitos y leyendas
Refranes
Mitos y leyendas
Algunos mitos y leyendas aborígenes
Algunos mitos y leyendas cubanas
Bibliografía
Anexos
Anexo 1
Anexo 2
Anexo 3
Anexo 4
Anexo 5
Anexo 6
Anexo 7
Sobre el autor

A todos aquellos que luchan

por preservar las costumbres y tradiciones

que caracterizan lo mejor de la ciudad.

Introducción

Qué difícil ha sido titular este acercamiento a los valores patrimoniales de la nación, en especial a los de la ciudad de La Habana. Varios fueron los nombres propuestos, algunos tan abarcadores que su sola lectura dejaba atónito a cualquiera, porque aunque variasen los títulos muchas veces, al final, se quedaba muy por debajo y solo se trataba de un intento lejano por aproximarse a lo que se quería.

Para abordar la temática del patrimonio de La Habana no basta un solo enfoque, sino que se hace necesaria una visión amplia sobre las diferentes aristas que el término patrimonio puede abarcar; por mucho que se desee, todo lo que se escriba solo alcanzaría la categoría de apuntes, puesto que, dada la riqueza de contenidos que encierra, ahondar en cada arista requeriría varios tomos. Cada capítulo posee contenidos para un análisis mucho más profundo y contundente; por ello, cada tema de esos capítulos tiene la posibilidad de producir volúmenes considerables de materiales para diversos libros.

Al enfrentar la tarea de introducirse en el rico y maravilloso mundo de los valores patrimoniales de la capital cubana, queda claro que si se tiene una concepción amplia sobre estos valores, y saliéndose del marco de lo estipulado sobre la temática, no basta con mirar en una sola dirección, sino que se hace necesario abordar lo más amplio posible toda la gama de riquezas que caracterizan y prestigian al laborioso pueblo habanero. Aun así, no bastaría, debido a la dinámica de los procesos que constantemente generan nuevos valores.

Cada uno de los capítulos que se presentan puedetener contenidos para un análisis mucho más profundoy contundente, por ello, cada tema por sí solo tiene las posibilidades de producir volúmenes considerables de materiales para varios libros.

El patrimonio es un ente vivo porque nace, se desarrolla y convive con los medios social y natural con que interactúan los hombres; por eso, está en constante evolución y se enriquece con cada nueva acción que enardece las culturas de los pueblos, que valoriza los productos del intelecto humano y que preserva el entorno o lo restablece en su justa dimensión. Todos juntos engrosan los bienes patrimoniales de las personas e instituciones, los ciudadanos y el pueblo en general.

De ahí, el título seleccionado: La Habana, maravilla patrimonial, porque a pesar de ser solo apuntes de diferentes aristas, y de ser tan amplios sus contenidos, no es posible abarcarlo todo en un solo tomo.

Desde el inicio, el objetivo de la presente obra fue siempre recoger en un único material una gama amplia de contenidos y conceptos que permitan al lector refrescar sus conocimientos o, en general, brindarle información sobre los valores habaneros, de tal manera que, sin caer en tecnicismos, estuviesen al alcance de una gran mayoría, y así poder adentrarse y abordar someramente las temáticas que representan algunos de los bienes patrimoniales de La Habana, que también son valores patrimoniales de la nación cubana, incluso, muchos de estos lo son de la humanidad.

Si el desarrollo de los pueblos se midiera solo por la tenencia de bienes culturales patrimoniales, de forma integral, sería posible que Cuba —y muy en específico La Habana— estuviera en un lugar destacado, por su diversidad y la amplitud que alcanzan sus temáticas, por el colorido y la simpatía de sus ciudadanos, y por otras cualidades, por ejemplo, la música y la danza. Es probable que estos y otros aspectos influyeran en la declaración de La Habana como una de las siete ciudades maravilla del mundo.

En la obra se exponen nueve temáticas: el marco jurídico legal, que aborda no solo aspectos nacionales, sino también internacionales, con criterios sobre el enfoque patrimonial; los apuntespatrimoniales exponen elementos del surgimiento y el desarrollo del concepto patrimonio mundial, la política cultural cubana, los apuntes generales sobre la historia de la ciudad, los bienes patrimoniales de la capital, el patrimonio mundial de La Habana, los aspectos de las expresiones idiomáticas en La Habana y el patrimonio inmaterial; el patrimonio cultural resalta los valores de la nación, tales como la música, el repentismo, las artes escénicas, la danza, el teatro, las artes plásticas (entre estas, la escultura, la pintura, el muralismo y la literatura); el patrimonio natural aborda la reserva de la biosfera, los elementos del surgimiento, el ecosistema urbano, los bienes patrimoniales de la nación, su preservación y sus perspectivas; el patrimonio construido presenta algunas concepciones y elementos teóricos sobre las obras y su función, así como las maravillas de la ingeniería cubana, donde se resalta la labor de los ejecutores ubicados en La Habana; el patrimonio e identidad aborda la ética y la identidad, el patrimonio y su identidad, la influencia de lo aborigen, lo hispánico, lo africano y lo cubano en la formación cultural de la nación; el patrimonio religioso aporta elementos de la relación Estado-religión, la religiosidad de los aborígenes cubanos, el cristianismo (católico, protestante y evangélico), las iglesias ortodoxas rusas y griega existentes en La Habana, la influencia de la religión africana (la santería, los principales orishas, la regla de Palo Monte, el vudú, la sociedad Abakuá y otras denominaciones), destacando su influjo sobre el pensamiento y el sentir de los habaneros; el patrimonio alimentario aúna lo típico de algunos platos y bebidas en la ciudad, y su generalización en la Isla; las tradiciones destacan las actividades festivas con arraigo popular, las costumbres en La Habana, las fechas patrióticas y conmemorativas, los personajes típicos, las expresiones populares (refranes, mitos y leyendas, algunos mitos y leyendas aborígenes y cubanos).

En general, se propone un recorrido por nueve aspectos diferentes que singularizan a la ciudad; con toda intención, no se incluyen la educación, la salud y el deporte, puesto que estos son en sí mismos contenidos que han de abordarse en libros independientes y su sola mención alargaría considerablemente la presente obra.

Capítulo 1

Marco jurídico legal

Al analizar el desarrollo de la protección de los sitios con valores para la humanidad, se pueden tomardiferentes elementos que favorecen el inicio del desarrollo de una conciencia acerca de la necesidad de la identificación, la protección y la preservación de los patrimonios cultural y natural. Las guerras mundiales, su alto nivel de destrucción y las consecuentespérdidasde bienes materiales y humanos asociadas con estas, son elementos que propician un despertar sobre la importancia de los tópicos que abordan los valores patrimoniales.

La concreción que propició un verdadero inicio en el análisis de la temática se puede encontrar en el hecho de la conciencia que se generó en el planeta, por parte de los científicos, las organizaciones internacionales, las individualidades, los estados y gobiernos, por la construcción de la gran presa de Asuán, la cual provocaría la inundación del valle donde se encontraban los templos de Abú Simbel y Filae, en Egipto, y su lago causaría la desaparición —bajo sus aguas— de grandes extensiones de terreno con valores arqueológicos.

En 1959, a través de la Unesco, se lanzó una campaña internacional en la cual se exhortaba a los gobiernos de Egipto y Sudán, y a la comunidad internacional, a apoyar material y económicamente el rescate de los templos mencionados. La respuesta fue amplia. Se estima que el movimiento por los desmantelamientos, trasladados y montajes en una nuevaubicación de los monumentos costó aproximadamente ochenta millones de dólares, cuya mitad fue donada por cincuenta países.

La respuesta de las naciones y organizaciones internacionales fue un ejemplo de “la responsabilidad compartida entre las naciones para la preservación de sitios culturales excepcionales”. El nivel del éxito logrado alcanzó tales dimensiones que propició el lanzamiento de otras campañas para la preservación de otros lugares, por ejemplo: Venecia (Italia), Mohenjo Daro (Pakistán) y Borobudur (Indonesia).

En 1965, a partir de un evento celebrado en Washington, se acordó solicitar la creación de una Fundación por el Patrimonio Mundial que estimulase la cooperación internacional, a fin de proteger los sitios naturales y los paisajes maravillosos del mundo, así como los sitios históricos, para el presente y el futuro de la humanidad.

En 1968, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y sus Recursos (UICN) elaboró propuestas similares para sus miembros, las cuales fueron presentadas en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano, celebrada en Estocolmo (Suecia) en 1972. Sobre la base de los acuerdos tomados durante este evento, se propició que la Conferencia General de la Unesco, el 16 de noviembre de 1972, aprobara la “Convención sobre la protección del patrimonio mundial cultural y natural”.

Elementos del marco jurídico legal cubano

La nación cubana también ha evolucionado a la par de las transformaciones y los enfoques generados en los últimos lustros; por ello, no se ha quedado rezagada en las concepciones fundamentales que se valoran a escala internacional.

Ley no. 1. Ley de Protección al Patrimonio Cultural

(Aprobada el 4 de agosto de 1977)

El artículo 1 especifica su objeto: “la determinación de los bienes que, por su especial relevancia en relación con la arqueología, la prehistoria, la historia, la literatura, la educación, el arte, la ciencia y la cultura en general, integran el Patrimonio Cultural de la Nación”. Además, se establece la necesidad de su protección.

El artículo 2 especifica que el Ministerio de Cultura es el organismo encargado de precisar y declarar los bienes que deben formar parte del Patrimonio Cultural de la Nación.

El artículo 3 aborda el registro de los bienes; a tales efectos se crea “el Registro Nacional de Bienes Culturales de la República de Cuba adscrito al Ministerio de Cultura”. En el registro se identifica el bien y el lugar en que está situado, la persona natural o jurídica que sea tenedora de este por cualquier título, y la razón del interés cultural de ese bien.

El artículo 4 especifica que el Registro Nacional de Bienes Culturales cuenta con un cuerpo de delegados, asesores, designados por los organismos: “Comité Estatal de Finanzas, Banco Nacional de Cuba, Ministerio de la Informática y las Comunicaciones, Ministerio de Educación, Ministerio de Educación Superior, Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, Ministerio del Interior, Ministerio de Justicia, Ministerio de Relaciones Exteriores, Academia de Ciencias de Cuba, Instituto Cubano de Radio y Televisión, Instituto Nacional de Turismo, Dirección General de Aduanas del Comité Estatal de Finanzas y el Instituto de Historia del Movimiento Comunista y de la Revolución Socialista de Cuba”.

El artículo 5 especifica la obligatoriedad de declaración de la tenencia de un bien que constituya un Patrimonio Cultural de la Nación, ante el Registro Nacional de Bienes Culturales de la República de Cuba, sin que ello implique modificación del título por el que se posee.

El artículo 6 establece que los declarantes de un bien del Patrimonio Cultural de la Nación quedarán obligados a garantizar su conservación y su absoluta integridad.

En varios artículos se explicita que la extracción de un bien será autorizada por el Ministerio de Cultura, por el tiempo que este determine, y la trasmisión del dominio o posesión de un bien protegido solo se puede llevar a efecto con la autorización del Ministerio de Cultura. El Estado cubano se reserva el derecho preferencial de adquirir cierto bien cultural al precio declarado por el vendedor o quien lo ceda, o por el criterio de los peritos designados al efecto.

Se destaca la preocupación del Estado por preservar los bienes patrimoniales del país, como valores intransferibles de la nación cubana.

Ley no. 2. Ley de los monumentos nacionales y locales

(Aprobada el 4 de agosto de 1977)

El artículo 1 especifica qué se entiende por monumento nacional; en este sentido, se define lo siguiente:

todo centro histórico urbano y toda construcción, sitio u objeto que, por su carácter excepcional, merezca ser conservado por su significación cultural, histórica o social para el país y que, como tal, sea declarado por la Comisión Nacional de Monumentos.

Se señala como monumento local:

toda construcción, sitio u objeto que, no reuniendo las condiciones necesarias para ser declarado Monumento Nacional, merezca ser conservado por su interés cultural, histórico o social para una localidad determinada y que, como tal, sea declarado por la Comisión Nacional de Monumentos.

Se especifica como centro histórico urbano:

el conjunto formado por las construcciones, espacios públicos y privados, calles, plazas y las particularidades geográficas o topográficas que lo conforman y ambientan y que en determinado momento histórico tuvo una clara fisonomía unitaria, expresión de una comunidad social, individualizada y organizada.

Igualmente, se definen los sitios como:

todos los espacios, lugares o áreas donde se haya desarrollado un significativo hecho o proceso de carácter histórico, científico, etnográfico, legendario, o que posean características de homogeneidad arquitectónica o una singular morfología del trazado urbano, y también aquellos donde la naturaleza presenta aspectos que justifiquen su conservación y protección.

Y se extiende su carácter a lo arqueológico, histórico, natural o urbano.

Se describe como objetos:

aquellos elementos que, por su excepcional significado histórico, artístico o científico, merezcan ser conservados y protegidos independientemente de que se encuentren en una institución oficial o en poder de una persona particular.

Se notan las especificaciones para cada caso y cómo se definen en función de su valor en el contexto donde se desarrollaron; su acción se extiende al carácter civil, conmemorativo, doméstico, industrial, militar o religioso del bien que se ha de resguardar.

Elartículo2 especifica los valores históricos, artísticos y ambientales con que puede declararse un monumento nacional o local:

1.Valorhistórico: “aquellas construcciones, sitios y objetos dignos de ser preservados por su relación con un acontecimiento relevante de nuestra historia política, social, científica o cultural”.

2.Valor artístico: “aquellas construcciones, esculturas monumentales y objetos que presenten por su estilo o detalles decorativos, valores dignos de ser preservados”.

3.Valor ambiental: “aquellos centros históricos urbanos y construcciones que, debido a su forma o carácter arquitectónico, han llegado por el uso y la costumbre a representar un ambiente propio de una época o región”.

4.Valor natural o social: “aquellos sitios que presenten características científicas o culturales en sío que, por sus formaciones geológicas o fisiográficas, constituyan el hábitat de especies animales o vegetales, de gran valor o amenazadas de extinción”.

Por la ley, queda bien clara la magnitud y el alcance de los bienes que se declaren como patrimoniales, los cuales deben ser protegidos por el Estado y las personas naturales.

En la ley, se constituye la Comisión Nacional de Monumentos, adscrita al Ministerio de Cultura, para la cual se especifican las funciones siguientes:

1.“Preparar estudios y planes para la localización, conservación y restauración de construcciones, sitios y objetosdeclarados o que se declaren monumentos nacionales o locales.

2.Autorizar, inspeccionar y supervisar toda obra que deba realizarse en una construcción, sitio u objeto declarado monumento nacional o local, así como declarar la necesidad de realizar en ellos cualquier tipo de obra.

3.Declarar cuáles construcciones, sitios y objetos son monumentos nacionales o locales de acuerdo con las disposiciones de la presente ley. La Comisión Nacional será el único órgano facultado para hacer esta declaración.

4.Revisar las obras, objetos, instalaciones, edificaciones y construcciones y disponer cuando fuere necesario, que se les hagan las modificaciones requeridas para restaurarles su más rigurosa autenticidad y su verdadero sentido histórico en relación con los orígenes y hechos de nuestra nacionalidad.

5.Custodiar los archivos y la documentación correspondientes a los monumentos nacionales y locales.

6.Orientar y supervisar el trabajo de las comisiones provinciales de monumentos.

7.Cumplir cualesquiera otras disposiciones u orientaciones que, sobre esta materia, dicte o trasmita el Ministerio de Cultura”.

Como se aprecia, es el Ministerio de Cultura, por mediación de su Comisión Nacional de Monumentos, el garante del cumplimiento de la detección, el resguardo y la fiscalización de las atribuciones que le confiere la legislación expuesta.

Constitución de la República de Cuba

(Aprobada el 24 de febrero de 1976. Ratificada en las adecuaciones de 2002)

La Constitución estableció la soberanía nacional sobre el medio ambiente y los recursos naturales del país, así como la necesidad de su protección.

Elartículo9 especifica que el Estado: “realiza la voluntad del pueblo trabajador y […] —asegura el avance educacional, científico, técnico y cultural del país”. Como se aprecia, el Estado garantiza el avance en los cuatro rubros principales del desarrollo de una nación.

Elartículo11 especifica que el Estado ejerce su soberanía: “sobre todo el territorio nacional[…]; sobre el medio ambiente y los recursos naturales del país; sobre los recursos naturales, tanto vivos, como no vivos […]”. El hecho de que el Estado sea el soberano sobre los valores señalados, se puede interpretar e implicar que asume la responsabilidad de cuidarlos y mantenerlos como valores de la nación. Ello se corrobora cuando en el artículo 27 se declara que “El Estado protege el medio ambiente y los recursos naturales del país […]”, y acto seguido se especifica que “Es deber de los ciudadanos contribuir a la protección […]”.

El artículo 35 sentencia que “El Estado reconoce en la familia la célula fundamental de la sociedad…”. Se desprende que el Estado se basa en la unión de familias conformadas por seres humanos y que, por tanto, requiere de su existencia para su desarrollo y con miras a alcanzar los objetivos más nobles a que se puede aspirar.

El artículo 39 aborda lo concerniente a las acciones del Estado en relación con la educación, la cultura y las ciencias, y se especifica que se extiende en todas sus manifestaciones, las cuales se enfatizan en determinados postulados. Entre estos fundamentos puede citarse: “El Estado defiende la identidad de la cultura cubana y vela por la conservación del patrimonio cultural y la riqueza artística e histórica de la nación. Protege los monumentos nacionales y los lugares notables por su belleza natural o por su reconocido valor artístico o histórico”. Con ello, la identidad de la cultura cubana y la conservación del patrimonio alcanzan un rango constitucional, aspecto de importancia vital para las acciones de cualquier marco jurídico legal de una nación.

Los aspectos analizados se han mantenido en la constitución ratificada en junio de 2002.

Ley 23. De Museos municipales

(Promulgada el 19 de mayo de 1979)

Elartículo1 establece que: “En cada uno de los municipios […] se creará un museo en el que se conserven y muestren, para su conocimiento y estudio, documentos, fotografías u otros objetos referentes a la historia nacional y local que reflejen las tradiciones del pueblo, los episodios sobresalientes de sus luchas, los hechos y la vida de sus personalidades destacadas en las diversas épocas y lo referente al desarrollo de su economía, su cultura y sus instituciones”. Como se aprecia, es el resguardo de los valores materiales e inmateriales de los territorios.

El artículo 3 precisa que: “Los museos municipales funcionarán bajo la atención, dirección y control de la Dirección de Cultura de la Asamblea Municipal del Poder Popular correspondiente […]”. En este caso se especifica que metodológicamente todos los museos se subordinan al Ministerio de Cultura.

Ley 62. Código Penal

(Aprobada el 29 de diciembre de 1987)

La ley contempla delitos contra el patrimonio cultural y los daños a bienes del patrimonio cultural; para ello, se especifica lo siguiente:

El artículo 243 sanciona a quien “intencionalmente destruya, deteriore o inutilice un bien declarado parte integrante del patrimonio cultural o un monumento nacional o local”. En estos casos, impone la privación de libertad de dos a cinco años o multa de trescientas a mil cuotas.

Con este artículo se pretende resguardar la integridad de bienes culturales patrimoniales locales como nacionales, un aspecto poco divulgado, pero vigente.

El artículo 244 sanciona a quien “extraiga o intente extraer del país bienes integrantes del patrimonio cultural, sin cumplir las formalidades legales”. Estos casos se sancionan con la privación de libertad de dos a cinco años o multa de trescientas a mil cuotas. Acto seguido, se especifica que si los valores son: “de considerable valor para el patrimonio cultural del país la sanción es de privación de libertad de tres a ocho años”.

El artículo 245 sanciona a quien incumpla “con formalidades legales para trasladar del dominio o posesión de un bien integrante del patrimonio cultural”. En estos casos, la sanción es de “privación de libertad de uno a tres años o multa de trescientas a mil cuotas, o ambas”.

En este instrumento legal resulta interesante que no se contempla de forma clara la alteración, cambio, o destrucción del patrimonio natural de la nación. Igualmente, el patrimonio inmaterial no está contemplado. Pudiera considerarse este aspecto como una fisura que debería ser abordada después del estudio pertinente por el órgano correspondiente, aspecto que dejaría en mejor situación y de forma más integral la defensa del patrimonio nacional.

Decreto-ley no. 106

(Promulgado el 5 de agosto de 1988)

La legislación reconoce la condición del creador de artes plásticas y aplicadas —en adelante, se denominará elcreador artístico—quien realiza su labor independiente y sin afectar su labor en una entidad. Además, se definen las vías para su protección y apoyo, así como las normas básicas que regularán la comercialización de sus obras.

Ley no. 81. Del Medio Ambiente

(Aprobada el 11 de julio de 1997)

Elartículo2 especifica que: “El medio ambiente es patrimonio e interés fundamental de la nación la cual ejerce su soberanía en todo el territorio nacional”.

Elartículo89 detalla la competencia del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), y lo define como: “el encargado de dirigir y controlar las actividades relacionadas con el Sistema Nacional de Áreas Protegidas, de su gestión ambiental integral a nivel nacional”.

Elartículo90 declara los objetivos del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, algunos de los cuales comprenden: “Mantener muestras representativas de las regiones biogeográficas y las bellezas escénicas más importantes del país […]; conservarin situla flora, la fauna y, en general, la diversidad biológica; lograr que las producciones locales se ajusten a formas racionales y dinámicas de rendimientos sostenibles, con el fin de elevar el nivel socioeconómico de las poblaciones locales […]; mantener y manejar los recursos bióticos, tanto terrestres como acuáticos […]; conservar los valores históricos y culturales que se encuentran ligados a un entorno natural; conservar y rehabilitar los paisajes, tanto naturales como culturales”.

Se destaca la amplitud de los objetivos propuestos y lascomplejidades que se generan en el desarrollo de tamaña empresa en el entorno socioeconómico de un país en desarrollo, en el cual el turismo es un elemento importante.

Decreto-ley no. 216

(Promulgado el 30 de enero de 2001)

En este se modifican los límites de la Zona Priorizadapara la conservación de las zonas de expansión y establece: “zona priorizada para la conservación: Comprende el Patrimonio Mundial, más las zonas de expansión de las murallas hasta el Paseo del Prado, inclusive en sus dos aceras y el Parque de la Fraternidad, y por el norte, la franja costera del Malecón habanero por sus dos aceras, desde el Castillo de la Punta hasta el Parque Maceo, inclusive desde este, por el sur, por la calle San Lázaro, en ambas aceras, hasta interceptar de nuevo con el Castillo de la Punta”. Se amplía considerablemente el área de acción para la protección del patrimonio construido de la ciudad de La Habana.

Estos son algunos elementos que conforman un marco jurídico legal que permite afirmar que en la nación, desde hace más de seis lustros, se aborda la problemática de sus bienes culturales.

Enfoque patrimonial

A pesar de los cambios que se han venido produciendo enmuchos países desde la celebración, en 1992, del Congresode Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD) de Río de Janeiro, Brasil, también conocido comoCumbre de la Tierra, en Cuba se han cumplido y desarrolladoacciones que responden a los principios asumidos en ese evento internacional. En atención a los acuerdos internacionales allí asumidos, se creó el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (1994), y se aprobaron la Ley 81 de Medio ambiente (1997) y la Estrategia Ambiental Nacional, ambas expresadas en varias versiones; la actual corresponde a la del período 2010-2015.

Al analizar el valor de las acciones legisladas, se puede afirmar que estas aún no son suficientes y que las carencias son significativas por la dinámica de los procesos de transformaciones que se han desarrollado y algunos reajustes en losprocesos constructivos, lo cual provoca que la influencia sobre el medio ambiente urbano y el confort de la ciudadanía se haya visto afectada a partir del no cumplimiento de lo legislado o por carencias y brechas en el sistema.

Por ejemplo, la agresión sonora que persiste en muchas regiones del país por parte de instituciones y personas aisladas, el evidente descuido del entorno urbano en cuanto al deterioro o la falta de mantenimiento de bienes patrimoniales naturales y culturales. Estos hechos ocurren a pesar del esfuerzo que se realiza en la educación ambiental de la población.

En las ciudades protegidas o en proceso de reconocimiento se detectan las alteraciones provocadas al entorno urbano por la existencia de las “telarañas urbanas”, formadas por las instalaciones eléctricas, sus postes y tendidos con cables eléctricos o telefónicos, además de las antenas de televisión, los tableros publicitarios, las edificaciones fuera de contextos dados los materiales usados, las formas y colores que se utilizan, etc., que rompen con la armonía del paisaje urbanístico. Estos son aspectos inevitables, causados por las limitaciones en el desarrollo sociocultural-económico de las ciudades y sus pobladores.

Los nuevos escenarios creados gracias a las transformaciones en la educación, así como los cambios económicos que se avizoran, propician la evaluación del patrimonio como una vía para incrementar la cultura ambiental urbana, y mediante la divulgación contribuirán a sensibilizar a los profesionales, los estudiantes y el pueblo.

Se intenta posibilitar una valoración más integral del patrimonio edificado o en proceso de ejecución o de otros bienes históricos, religiosos, materiales, etc., logrados con el desarrollo cultural de la nación, de tal manera que se propicie el estudio de los valores que puedan tener las obras y que se ahonde en la historia de los procesos. Por ejemplo, las edificaciones deben ser analizadas y valoradas no solo por los aspectos constructivos, sino también por los hechos de valorhistórico, patriótico o político que en estas o en sus áreas se produjeron, con miras a complementar la formación integral técnica, ambiental, histórica, política e ideológica, con elprecepto fundamental del enfoque patrimonial por el desarrollo sostenible de los bienes patrimoniales:

El estudio y la comprensión de la obra patrimonial en el territorio incrementa los conocimientos histórico, técnico, político, estético, ambiental y, en general, cultural de los profesionales, los estudiantes y la población, como una vía para el fortalecimiento de las identidades local y nacional.

El enfoque patrimonial de los valores de un territorio es la base para la comprensión de los fenómenos y procesos que en ellos se han producido, y que permiten conocer la sinergia del desarrollo de una localidad, zona o región. Existe una unidad entre lo local, lo territorial y lo nacional; se complementan y enriquecen mutuamente. Por tanto, cuanto más se potencien los valores locales, más se estará actuando en la potenciación de la identidad nacional. El pueblo se identifica con lo que reconoce como suyo.

El enfoque patrimonial se fundamenta en la necesidad de entender los procesos y fenómenos como un todo, y analizar cada arista que los constituye en lo cultural, histórico, ambiental, técnico, religioso, costumbres, tradiciones, experiencias, etc., que van formando una idiosincrasia única que permite diferenciar una persona de una región de otra que pertenece a otra. Sin embargo, todas guardan una unidad intrínseca, inherente a un valor mayor que los une y los caracteriza.

Dentro de ese contexto, por ejemplo, una persona del oriente cubano se expresa y actúa en modo desigual a otra de la parte occidental, de tal manera que se pueden caracterizar y diferenciar entre sí; no obstante, ambos mantienen una unidad y esa unidad hace que se reconozcan, dentro y fuera de la nación, como cubanos, con valores y características únicas e intrínsecas del pueblo cubano. Si se extrapola este ejemplo a otras regiones, entonces, puede diferenciarse un caribeño de un mexicano o de un argentino, y todos se reconocen como latinoamericanos, aunque dentro de esas regiones existen y perduran ciertas diferencias que los caracterizan de tal forma que se les puede diferenciar, entre sí, de otras localidades o regiones en sus propias naciones.

¿Cuál es launidady cuál es ladiferencia? En este aspecto se basa el enfoque patrimonial, en la necesidad de no ver las cuestiones aisladas, sino de valorar los fenómenos y procesos como un todo, que se unen, tienen puntos de contactos y responden a diferentes contextos locales, históricos, geográficos, lingüísticos, tradicionales, religiosos y, en general, culturales, que permiten diferenciarlos, pero, a su vez, los unen en un todo. Esa unidad dentro de la diversidad admite el desarrollo de una cultura más amplia, que necesita ser más potenciada por las riquezas que contiene y que son fundamentos para entender hacia dónde puede orientarse el desarrollo cultural.

Se hace necesario incluir, promover, propiciar la inserción de las comunidades locales como parte de los procesos que necesariamente conllevan a la concepción del enfoque patrimonial. Y es que la participación de las poblaciones es un elemento primordial dentro de los procesos culturales, auxiliados por el espíritu emprendedor.

Es necesario reconocer y promulgar la importancia de los bienes locales, su importancia histórica, cultural, religiosa, ambiental y hasta sentimental para los ciudadanos de un territorio, y luchar por su custodia y su preservación con un espíritu emprendedor. Esto es una vía, aunque no es la solución de las problemáticas generadas, pero vale la pena divulgar la necesidad de la preservación de los bienes patrimoniales como parte de la supervivencia del legado que ha dejado el pueblo, sobre el cual nadie tiene derecho a ignorarlo, menospreciarlo ni mucho menos destruirlo.

El enfoque patrimonial requiere considerar que todos los bienes materiales y espirituales son valores que se heredan y son parte del hombre o la naturaleza. Además, los bienes contienen valores que son susceptibles de alteraciones con el tiempo.

Se hace necesario que las direcciones de las acciones por el enfoque patrimonial se dirijan en varias direcciones con un carácter más abarcador: la historia del proceso, con sus características culturales; la tecnología, que implica las características técnicas, tecnológicas, arquitectónicas de los procesos; los hechos ocurridos en el área o en la obra; las personalidades implicadas en las obras o áreas; los mitos y(o) anécdotas que se generaron o subyacen en la memoria histórica de las poblaciones; y, al final, deberá hacerse la evaluación de los valores que existen, de forma integral.

La globalización, que sigue desarrollándose en todas las expresiones del progreso de la humanidad, ha provocado la tendencia a la uniformidad en detrimento de la diversidad, un aspecto reductor dentro de la concepción del enfoque patrimonial. Se sabe que en el intento por obtener ganancias en el turismo, se extrapolan valores internacionales reconocidos en detrimento de lo nacional, de tal manera que en unos y otros lugares turísticos, frecuentemente, no se reconocen variaciones que permitan diferenciar un producto turístico de otros, ni ciertos elementos que indiquen la vitalidad de expresiones típicas locales.

La divulgación de las propuestas autóctonas, en ocasiones, posibilita que los valores culturales locales rebasen el marco territorial pequeño para proyectarse fuera de las fronteras. Por ejemplo, la canción cubana La Guantanamera, de Joseíto Fernández, fue popularizada por el cantante estadounidense Pete Seeger, la cual se convirtió en una carta de presentación musical internacional de los cubanos; algo similar ocurrió con la melodía boliviana El cóndor pasa, popularizada por los cantantes estadounidenses Paul Simon y Arthur Garfunkel. De una forma rápida e inesperada se convirtieron en parte del repertorio de la música internacional.

Entonces, ¿qué falta?, ¿qué impide el desarrollo cultural de las localidades?, ¿qué limita la divulgación de los valores autóctonos de las localidades? ¿Faltará el carácter emprendedor que requiere un enfoque patrimonial por el desarrollo sostenible?

Retos del patrimonio

En el siglo xxi, uno de los principales retos que tiene la humanidad es reconocer la vulnerabilidad de los valores patrimoniales que ha donado la naturaleza a los seres humanos o los creados por el hombre como ciudades, esculturas, obras de arte, arquitectónicas, etc., lo cual constituye un problema, de ahí la necesidad, como muchos autores plantean, de lo siguiente:

1.“Hallar formas de conciliar las exigencias del desarrollo humano y la capacidad de tolerancia de la naturaleza.

2.Integrar, armónicamente, el urbanismo al esquema de la naturaleza, propiciando un mínimo de alteración.

3.Valorar adecuadamente los productos del ingenio humano acumulado en el desarrollo de su historia como bienes culturales”.

Estos elementos se constatan en los problemas que golpean al planeta. En este sentido, muchos autores los ejemplifican de la manera siguiente:

1. La tasa actual de disminución de la capacidad productiva de los ecosistemas naturales y urbanos podría tener implicaciones devastadoras para el desarrollo humano y el bienestar de todas las especies a largo plazo.

2. En los ecosistemas, la actividad humana implica trastornos ambientales que pueden provocar decadencias y afectaciones de diferentes órdenes. Por ejemplo, en Mesopotamia, la sobresaturación y la salinización de los suelos áridos de Sumeria, por la irrigación excesiva y los fenómenos climáticos, provocó la pérdida de la capacidad de alimentación de ese pueblo y, a la postre, su derrumbe. En India, la tala comercial excesiva y no planificada ha socavado el sistema tradicional de manejo comunitario de los bosques locales, y ha ocasionado la escasez de leña y materiales de construcción para los pobladores rurales.

3. La no valoración adecuada de edificaciones y entornos urbanos afecta los ecosistemas urbanos en detrimento de la cultura urbana y el confort térmico, sonoro y paisajístico de las ciudades.

Como se constata, tanto a nivel internacional como nacional existe un interés bien definido sobre la preservación de los bienes culturales, naturales y mixtos de la humanidad, con expresiones territoriales y locales que valoran la preocupación de los gobiernos por la preservación de su patrimonio para las presentes y futuras generaciones.

Capítulo 2

Apuntes patrimoniales

A continuación, se exponen algunos apuntes sobre el patrimonio nacional y cómo se refleja este en La Habana, así como algunos elementos específicos de la capital.

Sobre el patrimonio pueden formularse las interrogantes siguientes: ¿Qué es el patrimonio? ¿El conocimiento de la obra patrimonial de las construcciones ayuda a incrementar el acervo técnico y, por consiguiente, fortalecer las identidades territorial y nacional? Los hechos, acontecimientos y personajes históricos de una localidad, ¿son valores que requieren ser rescatados y preservados? Las obras de los hombres y la naturaleza, ¿son bienes de la nación? Las respuestas a estas incógnitas se abordan en este capítulo, tratando siempre de buscar un enfoque integrador.

El objetivo es despertar la conciencia de que todo desempeña un papel importante cuando se trata de bienes patrimoniales, puesto que su rescate, su resguardo y su preservación son elementos importantes para la cultura y las identidades local, territorial y de la nación.

¿Qué se entiende por patrimonio?

El surgimiento del concepto de patrimonio, y más específico de patrimonio mundial, ha mostrado un desarrollo bastante rápido y responde al interés generalizado de los hombres por preservar su memoria, sus obras, sus huellas, el paisaje y el entorno donde se desarrollaron, como componentes únicos e irrepetibles.

Seguidamente, se realiza una rápida incursión a los acuerdos fundamentales que propiciaron el surgimiento y el desarrollo de los bienes de la humanidad.

Elementos del patrimonio mundial

Durante décadas de historia de la humanidad se desarrollaron conflictos armados que provocaron la afectación, la destrucción y la erradicación de los bienes culturales de las regiones o países donde se desarrollaron esos terribles sucesos. De modo que se fue formando un criterio acerca de la inutilidad y el desperdicio que significaban estas destrucciones y pérdidas acaecidas; fue creándose una concepción que propició la concreción en un evento en el que se analizaron las problemáticas y se lograron acuerdos no solo sobre cómo actuar en cada caso, sino también en la definición de qué podía considerarse como un bien para la humanidad.

De una u otra forma, diferentes civilizaciones saquearon los valores patrimoniales de muchos pueblos antiguos, los cuales eran asumidos como trofeos de guerra. Además, con el tiempo, la búsqueda de tesoros ocultos se convirtió en una atracción que se hacía intensa y despiadada en la medida en que se encontraban algunas riquezas.

Fue largo el camino, y no estuvo exento de avances y retrocesos. Finalmente, en la Convención sobre la Protección de los Bienes Culturales en caso de Conflicto Armado, durante la Conferencia Intergubernamental (La Haya, 14 de mayo de 1954), se define como bien cultural a todo aquello que reviste importancia para los pueblos.

La aparición de inescrupulosos buscadores de riquezas, quienes realizaban excavaciones y levantamientos inadecuados que provocaban la destrucción del entorno, entorpecía el estudio y el trabajo de interpretación de los arqueólogos, esto propició el consenso para acordar el Registro Internacional de Bienes Culturales, en la Conferencia General de la Unesco (Nueva Delhi, 5 de diciembre de 1956), con el fin de registrar los valores existentes y perdidos de la humanidad.

El logro del entendimiento entre un grupo de naciones permitió que se promoviera, además, el abordaje del bien natural y que este se fuera introduciendo por mediación de la belleza y del carácter de los lugares y paisajes, con lo cual se logra que se reconozca la necesidad de observar determinadas recomendaciones con miras a preservar los entornos naturales.

En la Conferencia General de la Unesco (París, 11 de diciembre de 1962) se asumen algunas recomendaciones relativas a la “protección de la belleza y del carácter de los lugares y paisajes”. Se definen las acciones que pueden causar daños a los bienes señalados; por ejemplo: la construcción de todo tipo edificaciones, carreteras, obras hidráulicas, las líneas de alta y de baja tensiones, los aeródromos, estaciones de radio y televisión, autoservicios, carteles publicitarios y lumínicos, talas de árboles. Asimismo, como medidas de protección se tienen en cuenta los planes de urbanización y ordenación de áreas, la clasificación de zonas de paisajes externos, etcétera.

Con el desarrollo tecnológico de las comunicaciones, se crea una red de información y comunicaciones, la cual permite que las noticias aborden a escala planetaria aspectos sobre la destrucción, los robos, saqueos y pérdidas de valores culturales, y esto, entre otras muchas situaciones, conlleva a la toma de una postura política por parte de diferentes naciones, lo que posibilita que en la Conferencia General de la Unesco (París, 1972) se asuma la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural, en la cual se adoptan los principios y el procedimiento establecidos para cada caso. De este modo, se intenta frenar, detener o al menos disminuir los actos vandálicos y la destrucción de los valores patrimoniales.

La mencionada convención abrió las puertas a las propuestas y los reconocimientos de decenas de bienes culturales, de tal manera que hasta 2012 se inscribieron y registraron 812 bienes culturales, situados en 137 países. En la actualidad, esa cifra es mayor, o sea, por todo el planeta se extienden los compromisos de los estados con miras a la preservación del patrimonio mundial.

Con ello, se expresa un sentir válido y queda claro que el valor patrimonial responde a un legado histórico producido por el hombre o recibido por la naturaleza; además, se alcanza una dimensión más completa sobre el rescate, la preservación y el cuidado de las riquezas materiales y espirituales de la humanidad.

Política cultural cubana

El Ministerio de Cultura de la República de Cuba ha tenido en cuenta el desarrollo del modelo sociocultural implantado enel país; en este sentido, se contempla la cultura como “un insustituible instrumento de transmisión de valores éticos que actúan en el crecimiento humano”, la cual es una valoración justa y aceptable para un enfoque patrimonial.

La política cultural ha permitido crear un programa en elcual se plasman los principios fundamentales de la política cultural cubana. Estos principios tienen sus expresiones en las acciones culturales desde las instituciones culturales que agrupan a los artistas y escritores cubanos, tales como la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y la Asociación Hermanos Saiz (AHS), y con ello se propicia el progreso de una cultura que enaltece los valores más auténticos y que promueve el rescate y la preservación de la cultura en las localidades, como aspiración de un desarrollo más pleno del hombre.

En el programa se especifica que al predominar “una feroz globalización neoliberal”, esta intenta

imponer la hegemonía de una potencia, el monopolio de la información y las comunicaciones, con mensajes consumistas, banales y mediocres, dirigidos a influir sobre grandes segmentos de la población del planeta con un determinado modo de pensar y actuar, convirtiéndola así, en un destinatario pasivo y acrítico.

Frente a este reclamo de la política cultural, es inobjetable la necesidad de cultivar un nuevo enfoque que fortalezca y permita encauzar las acciones hacia el respeto y la consideración de los verdaderos valores culturales. Esta necesidad resulta mayor en La Habana, al converger el mayor número de influencias foráneas y, por tanto, producirse un contacto más amplio con los extranjeros.

La política cultural responde a una concepción martiana y humanista, en la cual el ser humano “no sea el objeto, sino el sujeto participante activo”, que en el intercambio, en el contacto cultural con lo foráneo, sea capaz de extraer lo mejor e incorporar lo que estimule la creatividad, las aspiraciones, los sentimientos solidarios, o sea, los valores que enaltecen al hombre, y sea capaz de rechazar lo que minimiza, lo que divide, lo que manipule los valores para fines egoístas y las culturas transnacionales que intentan unificar y propiciar el consumismo.

El programa estimula “una visión contemporánea de la razón de ser de una nación, con una proyección amplia que ayude a identificarse cada vez más con lo que es propio”, esto es, con la cultura oriunda de los territorios y los valores autóctonos que distinguen el valor patrimonial que debe ser preservado. Por ello, en La Habana se labora con estrategias y se ejecutan acciones por el desarrollo local: impulsar lo autóctono de los barrios y áreas de la capital.

En las condiciones históricas actuales, el reto planteado según la política cultural cubana a la cultura es:

[...] hacer del pueblo uno de los más cultos del mundo en los próximos años como alternativa revolucionaria, humanista y dialógica al empobrecimiento espiritual, al escepticismo globalizado y a una impuesta banalidad, sustentadas y difundidas por la más potente tecnología.

Esto requiere el desarrollo de las potencialidades territoriales e instituciones, los artistas, intelectuales, promotores, instructores, investigadores, académicos, formadores, o sea, la participación de todos.

La cultura general a que se aspira pasa por el fortalecimiento de la libertad, en su concepción más amplia, puesto que, como dijera Martí: “ser culto es el único modo de ser libre”,1 contiene una unidad que deberá fortalecerse por todos los medios posibles. En este sentido, se destacan las actividades de las casas de la cultura de La Habana en su vinculación con las escuelas y la comunidad territorial.

Los principios de la política cultural que se aplican en La Habana, los cuales se estipulan y responden a la esencia del modelo social cubano, recogen la historia, la cultura y el pensamiento local, y se ajustan al contexto socioeconómico-político-ideológico actual. Estos son los siguientes:

La reafirmación y el desarrollo de la identidad nacional, así como la vocación universal y profundamente latinoamericano-caribeña de la cultura nacional; la conservación y la difusión del patrimonio cultural; el reconocimiento a la diversidad cultural; el fomento y el estímulo a la creación artístico-literaria; el respeto y el apoyo al protagonismo y la creatividad de las comunidades en la conducción de sus procesos socioculturales[...]

Estosprincipiosson una expresión de las respuestas necesarias para el desarrollo integral de la ciudad, y sintetizan las aspiraciones válidas en las cuales pueden apreciarse elementos importantes para el enfoque patrimonial del desarrollo, puesto que van a la esencia de los aspectos culturales, que en los escenarios actuales pasan intrínsecamente por el análisis histórico de las localidades.

Lasestrategiasasumidas en el Programa Nacional de la Cultura permiten el desarrollo de las instituciones culturales de aquellos territorios en los cuales se aspira al vínculo de loscreadores locales con los centros culturales y las casas de lacultura en los consejos populares, donde los lugareños pueden expresar sus inquietudes, producciones, interpretaciones, y recibir la orientación y la sugerencia para encauzar mejor sus expectativas.

Dadas las carencias de instrumentos y otras causas, existen limitaciones de los movimientos culturales en los diferentes niveles; no obstante, se encaminan las acciones de los instructores, asesores, metodólogos y promotores, quienes, dentro de los territorios, cooperan con cursos para acercar la cultura a las poblaciones e intentar encauzar sus inquietudes, con lo cual, en muchos casos, se logran avances y se inculca el deseo por recibir más opciones y más variedades de estas. Por ejemplo, puede citarse, entre otros, los movimientos literarios y musicales, las artes plásticas y la danza de las localidades. Este esfuerzo ha permitido crear núcleos culturales con miras al rescate de las tradiciones descuidadas.

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