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La Joya Suprema del Discernimiento, cuyo nombre en sánscrito es Vivekachûdâmani, es uno de los tratados más importantes escritos por el gran maestro Sri Sankaracharya. Este libro es verdaderamente una joya espiritual, y al mismo tiempo un profundo texto de filosofía espiritual, un manual práctico y una guía permanente para la vida divina. Además se halla pletórico de maravillosos y pedagógicos ejemplos y metáforas que hacen que la lectura se torne más agradable y la enseñanza más simple para comprender.
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Sri Sankaracharya
—Vivekachûdâmani—
Traducción al castellano y adaptación pedagógica de Claudio Dossetti, Prof. de la Fundación Hastinapura, siguiendo las enseñanzas de su Madre Espiritual Ada Albrecht, a partir de la versión inglesa de Swami Madhavananda, del año 1921.
2019
Editorial Hastinapura
Buenos Aires, Argentina
La Joya Suprema del Discernimiento
Sri Sankaracharya
Primera edición: 2019
Imagen de la portada: Representación del sagrado Om.
Todos aquellos que deseen profundizar sus estudios sobre los temas tratados en este libro pueden llamar o acercarse a cualquiera de las direcciones dadas al final del volumen.
El tipeo, diseño y corrección del presente libro ha sido realizado íntegramente por Miembros de la Fundación Hastinapura.
Dossetti, Claudio
La joya suprema del discernimiento : Vivekachûdâmani / Claudio Dossetti. - 1a ed adaptada. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Hastinapura, 2023.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga
ISBN 978-987-4038-55-5
1. Metafísica. I. Título.
CDD 110
Hecho el depósito que marca la ley 11.723
© by Editorial Hastinapura
Riobamba 1018 (C1116ABF)
Buenos Aires, República Argentina
Tel/Fax (0054-11) 4811-9342
E-mail: [email protected]
Internet: www.hastinapuralibros.com
Primera edición en formato digital: enero de 2023
Versión: 1.0
Digitalización: Proyecto 451
OM SRI GANESHAIA NAMAHA
Reverencia a Sri Ganesha
Deva de la Sabiduría Espiritual
en la Religión de la India y
Guía de los devotos de Dios
Sri Sankaracharya, autor del Vivekachûdâmani
DIOS ES LA ÚNICA REALIDAD, de Él nacen todos los seres y a Él han de regresar. El ser humano —al igual que todo el universo— es, en esencia, idéntico a ese Dios Absoluto, Bienaventurado y Eterno. La Realización Directa de esa sublime identidad entre el alma y Dios es la Meta de todos los caminos y disciplinas espirituales. Tal es, en resumen, la enseñanza central de la Vedânta Advaita, o No-dualismo, de las sagradas tierras de la India.
La Vedânta Advaita, como todo Conocimiento Sagrado, es atemporal y eterna, como lo son también todas las revelaciones espirituales de las Grandes Religiones de la Humanidad.
De acuerdo a la tradición sagrada, Dios Mismo ha revelado esta Sabiduría a los Sabios Iluminados de la antigüedad —llamados Rishis— a fin de guiar a todos aquellos que se hallan anhelosos de regresar a Él.
La Vedânta Advaita como sistema de filosofía mística o Darshana, se basamenta en las enseñanzas que se encuentran en tres Libros Sagrados fundamentales:
1) Los Upanishads, también llamados Shruti. Ellos conforman la parte esencial y más profunda de los Vedas —o Conocimiento Divino— entregado por Dios Mismo a los seres humanos.
2) Los Brahma Sûtras. Son un tratado atribuido al Sabio Badarayana, a quien se identifica con Vedavyasa.
3) El Bhagavad Gîtâ. Es el Libro Sagrado más célebre de la India.
Según nos enseñan los Maestros, para alcanzar la Sagrada Realización de Dios —o Unión con Dios— es necesario poseer diversas cualidades, tales como un corazón puro, una mente serena, gran entusiasmo, una profunda fe y un inconmovible Amor al Divino Señor. Si carecemos de esas elevadas cualidades, a veces nos resulta difícil comenzar a andar el camino que conduce hacia aquella Meta Divina que constituye la razón de ser de nuestra existencia.
Es por ello que los Maestros Espirituales de India han enseñado y explicado las verdades reveladas en los Libros Sagrados de diversos modos, con múltiples ejemplos y en diversas formas pedagógicas.
Una de esas formas pedagógicas es la composición de tratados espirituales que sirven como introducción a la Sabiduría más elevada, presentándola de un modo sencillo y ameno. Esos tratados reciben el nombre de Prakaranagrantas o tratados preliminares al estudio de la Vedânta.
Sin embargo, hemos de aclarar que el hecho de que sean llamados “preliminares” no significa que sean poco profundos, sino que la Sabiduría Eterna se halla presente en ellos de un modo más simple y comprensible para todas aquellas almas que posean tendencias espirituales.
Por la Gracia de Dios, existen muchos Prakaranagrantas, los cuales han sido compuestos por almas elevadas, motivadas por el amor a sus discípulos y a la Humanidad toda.
Entre ellos hay uno que es considerado particularmente importante, y que goza de una especial estima entre aspirantes y Sannyâsines (1). Nos referimos al libro que aquí presentamos: el Vivekachûdâmani o La Joya Suprema del Discernimiento.
El valor especial de La Joya Suprema del Discernimiento se debe a su considerable extensión, a sus contenidos profundos e imágenes poéticas vívidas y precisas, a que es un tratado muy práctico, y fundamentalmente a que fue compuesto por Sri Sankaracharya, el principal exponente de la Vedânta Advaita.
Sankaracharya, místico, poeta y filósofo de la India del S. VII dC., ha enseñado el No-dualismo a sus discípulos de un modo directo y también mediante extensos tratados y comentarios, entre los que se destacan sus comentarios a los once Upanishads Mayores, a los Brahma Sûtras y al Sagrado Bhagavad Gîtâ. Él es venerado como un santo y un sabio iluminado, y sus enseñanzas tenidas como referencia fundamental por los aspirantes espirituales.
De allí que el Vivekachûdâmani haya pasado a ser parte esencial de la doctrina de la Vedânta.
La presente traducción al castellano ha sido realizada gracias a la guía y las enseñanzas de mi Madre Espiritual, Ada Albrecht, quien compasivamente nos ha traído la esencia de la Vedânta Advaita directamente de India, donde la recibió de monjes peregrinos en sus dos prolongados viajes realizados durante los años 1973 y 1977. Siguiendo su ejemplo e indicaciones, en el texto se ha dado primacía a la sencillez y al espíritu pedagógico, sin descuidar por ello el significado correcto de cada verso o Sloka. Asimismo, muchos términos sánscritos han sido sustituidos por palabras castellanas de significado aproximado, indicando entre paréntesis o en una nota al pie de página el término sánscrito correspondiente.
La traducción se halla basada en la ya clásica, bella, sencilla y precisa versión en inglés de Swami Madhavananda, del año 1921, perteneciente a la Orden de Sri Ramakrishna (2).
Es nuestro deseo que este libro sirva para clarificar las mentes, dulcificar los corazones y aumentar el anhelo de estar más cerca de Dios en todos los aspirantes espirituales de espíritu simple y buena voluntad.
¡Quiera Dios, Nuestro Señor, que podamos dedicar nuestras obras a Él para bien de nuestros semejantes!
¡Que Su constante presencia y Su luz nos guíe e ilumine en todo momento!
Om. Paz, Paz, Paz.
Claudio Dossetti
Buenos Aires
18 de Diciembre de 2018
1. Monjes renunciantes.
2. Muchos de los comentarios originales a las Slokas han sido puestos en forma de notas al pie de página, al igual que las aclaraciones correspondientes a la presente versión en castellano; éstas últimas se hallan señaladas con la indicación T. al final de cada párrafo. Algunos de los subtítulos —que no forman parte del texto original— se hallan basados en los del libro The Message of Vivekachûdâmani, de Swami Ranganathananda, también de la Orden Ramakrishna.
1. Con plena devoción reverencio al Divino Señor (4), cuya naturaleza es la Suprema Bienaventuranza, quien es nuestro amado y más elevado Maestro (5), que puede ser conocido cuando se toma conciencia del verdadero significado de las enseñanzas de la Vedânta (6), y que se encuentra más allá del alcance de la palabra y de la mente.
2. En verdad es muy difícil nacer en este mundo con un cuerpo humano; y todavía más lo es nacer en una familia consagrada a la religión (7); sin embargo, más difícil aún es tener inclinación hacia el sendero espiritual; y más todavía tener un claro conocimiento del significado real de los Libros Sagrados; más difícil aún es saber discriminar entre lo Real y lo irreal; y más arduo todavía es alcanzar la Realización Espiritual. Tan sólo entonces es posible llegar a la Meta Suprema, esto es, permanecer en el santo estado de absoluta identidad con Dios. Esta clase de Liberación puede ser alcanzada únicamente si se han realizado buenas obras (8) durante miles y miles de vidas (9).
3. Existen tres cosas muy difíciles de obtener y que son otorgadas tan sólo por la Gracia de Dios. Ellas son: el nacimiento con un cuerpo humano, el ferviente anhelo de Liberación, y la compasiva protección de un Maestro Espiritual.
4. Así, una persona que ha logrado un nacimiento humano y ha recibido enseñanzas acerca de los Libros Sagrados debería abocarse fervorosamente a la búsqueda de la Unión con Dios. Pero si dicha persona resulta ser tan distraída que no se esfuerza por alcanzar la Realización Espiritual, en verdad, se da muerte a sí misma, porque al inclinarse a los objetos materiales olvida su propio Ser (10).
5. ¿Existe acaso alguien más extraviado que aquel que, habiendo recibido la gracia de tener un cuerpo humano, no se esfuerza por alcanzar el Fin Real de la vida (11)?
6. Una persona puede citar continuamente las Escrituras Sagradas, puede también hacer ofrendas a las Divinidades, realizar rituales y adorar a las Deidades (12), pero, has de saber que no habrá Liberación para ella hasta que tome conciencia de la absoluta identidad de su propio ser con el Divino Espíritu (13). No, no logrará la Liberación ni siquiera en un período de tiempo tan vasto como el de la duración de cien ciclos cósmicos sumados (14).
7. No existe ninguna posibilidad de alcanzar la Eternidad por medio de las riquezas (15), tal es la declaración de los Sagrados Vedas (16). Es por ello que los Maestros enseñan que la realización de acciones jamás nos conducirá a la Liberación.
8. Por lo tanto el discípulo debería hacer todo lo posible para alcanzar la Unión con Dios (la Liberación). Luego de haber renunciado al deseo por el placer que nace de los objetos externos, debe aproximarse debidamente (17) a un Maestro bueno y generoso, y fijar con devoción su mente en la Verdad enseñada por él.
9. Habiendo alcanzado el estado de comunión con Dios (18), el aspirante —que se halla inmerso en el terrible océano de muertes y nacimientos— debería tratar de alcanzar la Iluminación Espiritual consagrándose al cultivo del recto discernimiento entre lo Real y lo ilusorio.
10. El discípulo de mente serena y claro discernimiento, debería dedicarse a la realización de prácticas espirituales a fin de descubrir en sí mismo al Espíritu Divino; para ello ha de abandonar todas las acciones egoístas (19), y tratar de cortar las ataduras del nacimiento y de la muerte.
11. Las buenas acciones sirven para purificar la mente, pero no son la causa de la revelación de Dios (20). La realización de la Verdad —es decir, de Dios— es lograda a través de la luz del discernimiento, pero no puede ser alcanzada ni siquiera por la realización de diez millones de acciones.
12. En el célebre ejemplo de la soga y la serpiente, es posible llegar a la convicción de la realidad de la soga mediante un adecuado razonamiento. Dicha convicción pone fin al gran temor y angustia causados por la serpiente ilusoria nacida de la mente obnubilada (21).
13. Del mismo modo, la convicción acerca de la Realidad de Dios surge de la serena reflexión sobre las santas enseñanzas de los Devotos y los Sabios (22), y no por el sólo hecho de bañarse en las aguas sagradas, ni por las ofrendas (23), ni por la realización de cientos de Prânayâmas (24).
14. El avance en el sendero espiritual depende principalmente de que el discípulo se encuentre calificado (25) para ello. El momento auspicioso, el lugar adecuado, etc., no son más que accesorios para la realización espiritual.
15. Por lo tanto el discípulo que anhela conocer la Realidad de Dios debería entregarse a la devota reflexión sobre las enseñanzas sagradas luego de haberse aproximado humildemente hacia su Guru, quien debe ser un Conocedor de Dios y un vasto océano de misericordia.
16. Un discípulo bien instruido que sabe explicar correctamente las enseñanzas de los Libros Sagrados (26) es una cristalina vasija digna de recibir el sublime Conocimiento de Dios.
17. El aspirante que sabe discernir entre lo Real y lo irreal, cuya mente se aparta de lo irreal, que posee serenidad y todas las virtudes discipulares, y que siente un ferviente anhelo de Liberación, un aspirante tal se halla calificado para adentrarse en el Conocimiento de Dios.
18. Con respecto a ello los Sabios nos han hablado de cuatro disciplinas fundamentales (27). Cuando ellas están presentes, la devoción a Dios se desarrolla, pero si se encuentran ausentes, la devoción no puede prosperar.
19. Antes que nada es necesario el discernimiento entre lo Real y lo irreal (Viveka); luego sigue la renuncia al goce de los frutos de nuestras acciones (Vairâgya); después se halla el conjunto de seis cualidades, tales como serenidad, etc., (Satsampati); y finalmente es necesario tener un ferviente anhelo de Liberación (Mumukshutva).
20. Viveka o discernimiento entre lo Real y lo irreal es la firme convicción de que sólo Dios es Real y el universo es irreal.
21. Vairâgya o renunciación es el deseo de abandonar todos los goces transitorios, desde los que son propios de un simple cuerpo viviente hasta los que pertenecen a la condición del Divino Señor Brahmâ (28). Dicha renunciación nace como resultado de la instrucción y de la atenta observación de la naturaleza pasajera de todas las cosas manifiestas.
22. Shâma o serenidad es fijar la mente continuamente en Dios, luego de haberla desapegado de los múltiples objetos de los sentidos mediante la atenta observación del carácter transitorio y efímero de los mismos.
23. Dama o auto-control es retirar los órganos de los sentidos (29) de sus objetos y posarlos en sus respectivos centros dentro del propio cuerpo. Uparati o recogimiento consiste en que la mente deje de estar afectada por los objetos externos.
24. Titikshâ o paciencia es sobrellevar todas las aflicciones sin preocuparse por librarse de ellas, y al mismo tiempo, hallarse totalmente libre de ansiedad y de pena.
25. Shraddhâ o fe es aceptar sabiamente (30) como verdadero aquello que enseñan las Escrituras y el Guru o Maestro Espiritual; es sólo a través de la fe que puede ser percibida la Divina Realidad.
26. Samâdhâna o establecimiento en Dios, es evitar sumergirse en los pensamientos nacidos de la curiosidad (31), y mantener una constante concentración del intelecto sobre el Espíritu, el cual es eternamente puro y luminoso.
27. Mumukshutva o ferviente anhelo de Liberación es la aspiración a tornarse libre —mediante la realización de la propia naturaleza espiritual— de todas las ataduras del egoísmo y del cuerpo, las cuales han sido sobreimpuestas al alma debido a la Ignorancia (32).
28. Aunque este anhelo por la Liberación sea incipiente, puede ser desarrollado mediante la práctica de Vairâgya (renunciación), Shâma (serenidad) y las otras disciplinas espirituales, siempre y cuando el discípulo sea cuidadosamente guiado por su Guru.
29. Cuando el anhelo de Liberación es intenso, la serenidad y las otras disciplinas espirituales nacen en el corazón, se desarrollan y brindan sus divinos frutos.
30. Pero cuando el anhelo de Liberación es débil y aletargado, la serenidad y las otras disciplinas espirituales son meras apariencias (33), como la ilusoria visión del agua en medio de un desierto.
31. Entre todas las disciplinas que conducen hacia la Liberación, Bhakti (la devoción a Dios) es la que ocupa el lugar más elevado. Bhakti es la búsqueda de nuestra Real Naturaleza Divina (34).
32. Otros sabios sostienen que Bhakti es la indagación acerca de la Verdad de nuestro propio Ser (35). Si el aspirante que busca la verdad acerca del Divino Espíritu posee las virtudes anteriormente mencionadas (36), debería aproximarse, con gran devoción, a un Guru, quien podrá guiarlo para así conferirle la liberación de las ataduras de la ignorancia.
33. El Guru es aquel bendito ser bien versado en los Libros Sagrados, que es puro de corazón, que no está mancillado por los deseos, y que es un profundo devoto y conocedor de Dios. El Guru es aquel que se ha sumergido en Dios (37), que es calmo como un fuego que ha consumido todo el aceite, que es un ilimitado océano de misericordia, y que se guía sólo por el amor. El Guru es el mejor amigo de toda la gente buena que con sincera devoción se acerca a él.
34. El discípulo debe adorar a su Guru con devoción y aproximarse debidamente (38) a Él. Cuando el Guru se halla feliz con la reverencia, humildad y servicio del discípulo, éste debería preguntarle lo que desea conocer con las siguientes palabras:
35. “¡Oh Maestro! ¡Oh buen amigo de aquellos que se acercan hasta ti! ¡Océano de misericordia y amor! Me prosterno ante ti con humildad. Me encuentro inmerso en este terrible mar de muertes y nacimientos. Sálvame con una simple mirada de tus dulces ojos, de los cuales mana incesantemente el néctar de la vivificante Gracia Divina.”
36. “Me encuentro afligido por el quemante fuego que nace del terrible bosque en llamas que es este mundo (39), y además soy violentamente golpeado por los vientos de mi desafortunado destino (40). Me encuentro lleno de temor, y por ello busco refugio en ti; sólo tú puedes protegerme. ¡Sálvame de este mundo de muerte!”
37. “Existen almas buenas, serenas y generosas que hacen el bien a los otros seres (41), del mismo modo en que la primavera brinda sus glorias a todas las criaturas. Esas almas, habiendo cruzado el terrible océano de muerte y nacimiento, ayudan a otros a cruzarlo; y lo hacen tan sólo por amor.”
38. “La naturaleza propia de un alma bondadosa es proteger a los demás. Por ejemplo, como todos sabemos, la Luna, por su propia buena voluntad evita que los abrasadores rayos del Sol sequen en demasía a la Madre Tierra.”
39. “¡Oh Señor!, yo busco refugio en ti. Tu palabra es semejante al néctar, siendo que se halla endulzada por el elixir de la Bienaventuranza de Dios. Tus enseñanzas son puras y refrescantes; ellas fluyen de tus labios como de un cántaro y son un bálsamo para los oídos. Permíteme beber de ellas, a mí, que me encuentro atormentado por las aflicciones mundanas, las cuales son como las quemantes lenguas de fuego de un bosque en llamas. Bienaventurados son aquellos seres sobre quienes posas la mirada, aceptándolos como parte de tu ser.” (42)
40. “Señor, yo nada sé acerca de cómo cruzar este océano de la existencia mundanal en el cual me hallo inmerso, y tampoco sé cuáles son los medios que debería adoptar para cruzarlo (43). Señor, humildemente te pido que aceptes salvarme, y que me describas en detalle cómo poner fin a esta dolorosa existencia relativa.”
41. Habiendo el discípulo expresado de este modo los sinceros sentimientos de su corazón, y habiendo buscado refugio en su Santo Guru con gran devoción, entonces éste lo contempla con una mirada plena de dulzura y compasión, y lo libra de todo temor.
42. Al discípulo que ha buscado1 la protección de su Guru, que se encuentra anheloso de Liberación, que diligentemente cumple con los mandamientos de las Escrituras, que posee una mente serena y paz en su interior, a un discípulo tal (44), el Guru puede comenzar a enseñarle la Verdad acerca de Dios (45).
43. Entonces el Guru compasivamente le dice: No temas, ¡oh discípulo!, no habrá muerte (46) para ti. Existe un medio para cruzar este océano de la existencia relativa; ahora te enseñaré cuál es ese sendero por medio del cual los Sabios lo han cruzado.
44. En verdad, existe un medio supremo que pone fin al temor de la existencia relativa; a través de él tú podrás cruzar el mundo de la existencia relativa o Samsâra (47), y alcanzar la Bienaventuranza Suprema.
45. La continua reflexión acerca de las enseñanzas sagradas conduce al Conocimiento de Dios (48), el cual es seguido inmediatamente por la extinción total de los sufrimientos que nacen de la existencia relativa.
46. Los Libros Sagrados (49) enseñan que la fe (Shraddhâ), la devoción (Bhakti) (50) y la meditación (Dhyâna Yoga) son los principales medios de Liberación para el aspirante espiritual; quienquiera que los practique obtendrá la liberación de las ataduras del cuerpo (51), el cual no es más que una manifestación nacida de la ignorancia (52).
47. Es debido a la influencia de la ignorancia que tú —que en verdad eres uno con la Divinidad—, te hallas esclavizado por las ataduras de la ilusión, y te encuentras sujeto al ciclo de nacimientos y muertes. El fuego del Conocimiento Divino, encendido por la discriminación entre lo Real y lo irreal, reduce a cenizas los efectos de la ignorancia (53), e incluso la misma raíz de la ignorancia.
48. El discípulo, pleno de devoción, pregunta: ¡Oh Maestro!, te suplico que escuches las preguntas que te haré. Me sentiría muy feliz si recibo las respuestas directamente de tus propios labios (54).
49. Dime Maestro: ¿Qué es estar presos de la ilusión? ¿Cómo es que la ilusión ha velado al Espíritu? ¿Cómo es posible que ella continúe existiendo? ¿Cómo podemos liberarnos de esa ilusión del mundo? ¿Qué es lo irreal? ¿Qué es lo Real? ¿Cómo es posible discriminar entre ambos? Háblame acerca de todo esto (55).
50. El Guru responde: ¡Bendito seas! ¡Tú has alcanzado el meta real de la vida y has cubierto de bendiciones a toda tu familia, porque anhelas llegar a Dios (56), liberándote así de las ataduras de la ignorancia!
51. Los hijos pueden liberar a su padre de las deudas (57), pero nadie, sino uno mismo, puede liberarse de la prisión del mundo de la ilusión (58).
52. Si alguien tiene una molestia externa —como por ejemplo la que es causada por llevar una pesada carga sobre la cabeza—, ella puede ser removida por otra persona, pero nadie sino uno mismo puede poner fin al sufrimiento que es causado por el hambre y otros males similares.
53. Un enfermo puede curarse si observa la dieta adecuada y toma los remedios correctos, pero no puede curarse a través de las acciones realizadas por otras personas.
54. La verdadera naturaleza de las cosas debe ser conocida de un modo directo a través de los ojos del discernimiento y la iluminación espiritual; no puede ser conocida simplemente escuchando a otros hablar sobre ello. Tan sólo cuando vemos la luna con nuestros propios ojos podemos saber cómo es ella realmente. ¿Podría acaso otra persona hacer que la conozcamos sin que jamás la hayamos visto?
55. ¿Quién sino uno mismo puede ser capaz de librarse de las ataduras causadas por las cadenas de la ignorancia (59), el deseo, la acción y otras cosas similares? Si no es por la auto-purificación, ello sería imposible, ni aun en mil millones (60) de ciclos (61).
56. La Liberación no puede ser alcanzada ni por la práctica de Yoga (62), ni por el cultivo del Sânkhya (63), ni por la realización de innumerables acciones (64), ni por largos estudios. La Liberación puede ser lograda únicamente a través de la realización de nuestra absoluta identidad con Dios (65).
57. La belleza de una vina (66) y la maestría para pulsar sus cuerdas pueden servir para complacer a algunas personas, pero no son suficientes como para hacer que el ejecutante se convierta en un Rey o en un Soberano Emperador.
58. De modo similar, la oratoria grandilocuente —que es como una lluvia de palabras hueras (67)—, la habilidad para exponer las Escrituras y los vastos conocimientos simplemente brindan una cierta satisfacción personal a los oradores eruditos, pero de ningún modo sirven para alcanzar la Liberación (68).
59. El simple estudio de las Escrituras es algo estéril mientras la Suprema Verdad permanezca desconocida. Y cuando la Suprema Verdad es conocida, ese estudio pasa a ser algo superfluo (69).
60. Las Escrituras Sagradas —que se hallan compuestas por miles de palabras—, son como un bosque muy denso en el cual la mente deambula y se pierde. Por lo tanto, los hombres de sabiduría deberían buscar incansablemente, con fe y paciencia, la verdadera naturaleza de Dios.
61. Para alguien que ha sido mordido por la serpiente de la ignorancia, el único remedio es el Conocimiento de Dios. ¿De qué le sirven a una persona tal los Vedas, las Escrituras Sagradas, los Mantras (70) y las diversas medicinas?
62. Una enfermedad no es curada simplemente porque exclamemos la palabra “¡remedio!”, “¡remedio!”, sino que es necesario que éste sea ingerido. De modo similar, sin la Realización Directa de Dios, una persona no puede alcanzar la Liberación por la mera pronunciación de la palabra “Dios”.
63. Si no se logra que el universo ilusorio se desvanezca (71) y si no se conoce la Verdad acerca de Dios, ¿cómo podría alguien lograr la Liberación por la mera pronunciación de la palabra “Dios”? Ello serviría simplemente para fatigar la lengua.
64. Si un rey no vence a sus enemigos y no logra una soberanía absoluta sobre un vasto territorio no puede considerarse un emperador simplemente porque grite a viva voz: “¡Yo soy un emperador!, ¡Yo soy un emperador!”
65. Para extraer un tesoro que se encuentra bajo tierra es necesario primeramente saber dónde buscar, luego se debe realizar la excavación, después hay que remover cuidadosamente todas las piedras que impiden el acceso al lugar, y finalmente se podrá extraer el tesoro; pero ese tesoro jamás será obtenido por el solo hecho de repetir las palabras: “¡Que aparezca el tesoro!, ¡Que aparezca el tesoro!” (72) Del mismo modo, la resplandeciente Verdad acerca de Dios, la cual se halla oculta por el velo de la Ilusión (Mâyâ) y sus efectos, podrá ser descubierta tan sólo si primero se escucha (73) la instrucción por parte de un maestro conocedor de Dios, si luego se reflexiona (74) con devoción acerca de dichas enseñanzas, y si esa reflexión es seguida por una profunda meditación (75). Pero esa visión de Dios jamás podrá ser obtenida a través de vanos razonamientos y argumentaciones.
66. Esta es la razón por la cual el buscador de Dios debería —como en los ejemplos de la medicina, el emperador y el tesoro— tratar por todos los medios de liberarse del interminable ciclo de muertes y nacimientos.
67. Hijo mío, las preguntas que me has hecho hoy son excelentes (76). Ellas son elogiadas por los sabios versados en los Libros Sagrados. Son concisas, claras y muy precisas. Se hallan plenas de significado y sus respuestas deben ser bien conocidas por los verdaderos buscadores de la Unión con Dios, es decir, la Liberación.
68. Escucha con atención las palabras que te diré, mi querido buscador de Dios. Si las escuchas con todo el corazón quedarás inmediatamente libre de las ataduras del Samsâra (77).
69. El primer paso para lograr la Liberación es el desapego de todas las cosas perecederas (78), a ello le sigue la serenidad mental, el auto-control, la paciencia, y la completa renunciación de todas las acciones prescriptas por las Escrituras (79).
70. Entonces el Muni (80) estará capacitado para escuchar (81) las palabras de su Guru; luego debe reflexionar acerca de ellas; y finalmente ha de practicar una constante e ininterrumpida meditación (82) sobre la Divina Verdad. Entonces, el sabio y devoto buscador de Dios alcanza el supremo estado de Nirvikalpa (83) y realiza la bienaventuranza del Nirvâna (84) aún en esta misma vida.
71. Ahora te hablaré en detalle acerca de lo que deberías conocer: la discriminación entre lo Real y lo irreal. Escucha con atención y luego reflexiona acerca de ello.
72. Este cuerpo se halla compuesto por siete elementos: médula, huesos, grasa, carne, sangre, piel y cutícula. Y está conformado por los siguientes miembros y sus partes: piernas, muslos, pecho, brazos, espalda y cabeza.
73. Este cuerpo, que es considerado como la morada de la ilusión de “yo soy” y “yo tengo”, es llamado por los sabios: el cuerpo denso. El espacio, el aire, el fuego, el agua y la tierra (85) son los elementos sutiles.
74. Esos elementos sutiles, combinándose (86) los unos con los otros, y transformándose en elementos densos, conforman el cuerpo denso. Mientras que sus esencias sutiles (87) —al ser recibidas por los órganos de los sentidos—, conforman los objetos de los sentidos, es decir, el grupo de cinco, a saber: sonido, tacto, forma, sabor y olor (88). Éstos últimos producen felicidad y dolor en el alma individual que los experimenta.
75. Las personas que se hallan atadas a los objetos de los sentidos por el fuerte lazo del apego —el cual es muy difícil de cortar— vienen (89) y van, ascienden y descienden, arrastradas impetuosamente por la poderosa fuerza (90) de sus pasadas acciones.
76. El ciervo, el elefante, la polilla, el pez y la abeja negra hallan la muerte debido a que están ligados a uno u otro de los cinco sentidos, es decir, el oído, etc (91)., a causa de sus propios apegos (92). ¡Cuánto más terrible será el destino que le espera al ser humano que se halla apegado a los cinco sentidos!
77. Los dañinos efectos del contacto con los objetos de los sentidos son aún más peligrosos que el veneno de una cobra. El veneno sólo da muerte a aquel que es mordido por la cobra, en cambio, los objetos de los sentidos pueden dar muerte a nuestra alma con sólo posar la vista (93) en ellos.
78. Tan sólo quien se halla libre del terrible lazo del deseo por los objetos de los sentidos está preparado para ir en pos de la Liberación. Nadie más puede hacerlo, aunque se halle profundamente versado en los seis Shastras (94).
79. Hay algunos buscadores de la Liberación que poseen un cierto desapego (Vairâgya) que es sólo aparente (95), y aún así, tratan de cruzar el océano del Samsâra (96). A tales personas, el tiburón del deseo las atrapa por el cuello y las arrastra violentamente (97) hacia el fondo del océano, terminando por ahogarlas en las aguas de la ilusión.
80. Pero quien ha dado muerte a ese tiburón conocido como “objeto de los deseos”, con la espada de un desapego verdadero, cruza el océano del Samsâra, ya libre de todos los obstáculos.
81. Ten presente que la muerte sorprende rápidamente al hombre necio que camina por el espantoso sendero de los placeres sensuales. Sin embargo, ten por cierto que aquel que avanza siguiendo con humildad las instrucciones de su bondadoso y sabio Guru, y también valiéndose de una serena y devota reflexión, alcanza la Meta Final.
82. Si tú en verdad posees un ferviente anhelo de Unión con Dios, entonces debes alejarte a una distancia prudencial de los objetos de los sentidos, como si ellos fuesen veneno, y atesorar en tu corazón el dulce néctar del contentamiento, la compasión, el perdón, la atención, la serenidad mental y el auto-control.
83. Hay seres humanos que dejan a un lado aquello que siempre deberían buscar, es decir, la liberación de las ataduras de la ignorancia, la cual carece de comienzo. Ellos se apartan del camino debido a que, cegados por las pasiones, sólo se ocupan de cuidar y alimentar el cuerpo, el cual es tan sólo un objeto más, que suele ser gozado por otras criaturas (98). Quienes así actúan, en verdad, cometen suicidio (99).
84. Todo aquel que busque realizar al Ser entregándose a los cuidados y la alimentación del propio cuerpo es como alguien que intenta cruzar un río sujetándose de la cola de un cocodrilo creyendo que es una inofensiva soga (100).
85. Es por ello que para el aspirante a la Liberación el deseo y el apego a cosas tales como el cuerpo conduce a una muerte segura. Tan sólo aquel que ha conquistado completamente tales apegos se torna digno del estado de Liberación.
86. ¡Oh buen discípulo!, conquista el mortal deseo de poseer un cuerpo, de tener familia e hijos, y de acumular bienes materiales. Los Sabios que conquistaron ese terrible deseo pudieron alcanzar el Supremo Estado de Vishnu (101).
87. No tengas en alta estima a este cuerpo denso (Sthula Sharîra), ya que él se halla compuesto por piel, carne, sangre, arterias, venas, grasa, médula y huesos, y además está lleno de muchas otras cosas desagradables.
88. Has de saber que el cuerpo denso es producido por nuestras propias acciones pasadas a partir de los elementos densos, los cuales a su vez resultan de la combinación (102) de los elementos sutiles. Este cuerpo denso es el medio a través del cual el alma individual toma experiencias en este mundo. De este modo, durante el estado de vigilia, ella percibe los objetos densos.
89. Identificándose a sí mismo con esta forma humana, el alma individual, aunque es independiente, experimenta los objetos densos —tales como guirnaldas y pasta de sándalo— por medio de los órganos de los sentidos. De este modo, el cuerpo alcanza su máxima expresión en el estado de vigilia.
90. Has de saber que este cuerpo físico es como una casa para su morador. El alma individual utiliza a su cuerpo como una base desde la cual se relaciona con el mundo exterior (103).
91. El nacimiento, el decaimiento y la muerte son algunas de las características del cuerpo denso, como también lo son el ser corpulento, pequeño, alto, bajo, etc. La niñez, la juventud, la madurez, etc., son las distintas condiciones por las cuales él pasa. Él también posee ciertas restricciones, las cuales se hallan en relación con las distintas posiciones en la sociedad (104) y los diversos estadios de la vida (105)