La radio. Arte, técnica, magia, experiencias - Silvio J. Blanco Hernández - E-Book

La radio. Arte, técnica, magia, experiencias E-Book

Silvio J. Blanco Hernández

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Beschreibung

El autor, en este libro, vuelve a la carga obsesionado con la radio a la que ha dedicado más de cuarenta años de labor. En el siguiente volumen ha logrado, utilizando un lenguaje sencillo y directo, transmitir al lector un valioso grupo de conocimientos acerca del medio, conocimientos que ofrece con gran interés a los más jóvenes. Se trata, como afirma, de un material sin vuelo académico, porque no se considera un teórico, aunque sí un hombre de la radio empeñado en servir, mediante la entrega de su experiencia, a todo el que pretenda entrar —como él lo califica— "al mágico mundo" de este medio.

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Seitenzahl: 199

Veröffentlichungsjahr: 2025

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La Radio

Arte, técnica, magia, experiencias

Silvio J. Blanco Hernández

La Habana, 2024

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España. Este y otros libros puede encontrarlos en ruthtienda.com

Título: La radio. Arte, técnica, magia, experiencias

© Silvio J. Blanco Hernández, 2024

© Sobre la presente edición:

Ediciones enVivo, 2024

ISBN: 9789597279068

Tomado del libro impreso en 2019 – Edición: Yoel Manuel L. Vázquez/ Diagramación y diseño interior: Erick Ávila Rodríguez / Diseño de cubierta: Lisvette Monnar Bolaños

E.-Book – Edición: Yoel Manuel L. Vázquez / Diagramación pdf interactivo y conversión a ePub: Damaris Rodríguez Cárdenas / Diseño interior: DamarisRC

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Ediciones enVivo

Instituto Cubano de Radio y Televisión

Edificio N, Calle N, entre 23 y 21, Vedado,

Plaza de la Revolución, La Habana

CP 10400

Teléfono: +53 78384070

Correo electrónico: [email protected] / www.envivo.icrt.cu

Table of Contents
Introducción
CAPÍTULO I
Personalidades que han enaltecido la radio
Félix B Caignet
Aníbal de Mar
Oscar Luis López
Pablo Quevedo y Rico
Fernando Collazo
Miguel Buendía
Laureano Suarez (Suarito)
Amado Trinidad
Goar Mestre Espinosa
CAPÍTULO II
Definiciones / Características
Programas informativos
Características comunes
Características específicas
Radio revista informativa
Noticiero o noticiario
Boletín
Resumen de informaciones (diario)
Resumen semanal informativo
Programa de facilitación social
Montaje de un noticiero
El guion técnico
Acerca del lenguaje radiofónico
Monitoreo imprescindible
El colectivo de programa
Cómo funciona la Comisión de Calidad
Respecto a los talleres de programación (incluye periodísticos)
El trabajo de mesa
Para elaborar un proyecto de programación
Estrategias y técnicas de manipulación utilizadas por el imperialismo
Breves sobre música
Los programas, según la forma
Valores de la información
Acerca de las funciones de la programación
Acerca de los géneros periodísticos
Sobre las variantes de propaganda directa
Acerca de las funciones de la comunicación
Niveles de la comunicación
Ruido en la comunicación
La intensidad de la información
La propaganda
Algunos términos radiofónicos
CAPÍTULO III
Collage de temas
Ventajas y desventajas de la radio
Varias deficiencias en la labor informativa
Vicios que lesionan el mensaje radiofónico
Frases y palabras acuñadas
Sugerencias / recomendaciones
¿Quieres saber algo sobre la autoevaluación del trabajo informativo en la radio? Te presento algunos de los posibles indicadores
Del libro Programas de radio. Selección de textos. Raúl Garcés
Del pensamiento martiano
Circuito CMQ
El anuncio comercial en la radio
La corte suprema del arte
Cómo era la vida de los artistas cubanos, allá por los años 30 del siglo pasado
La emisora Mil Diez
Para tu propio dictamen
(en ocasión del lamentable accidente ocurrido en una escuela de Connecticut, Estados Unidos, donde murieron niños)
(para los niños desvalidos de Haití)
(fábula)
CAPÍTULO IV
Otras temáticas sugerentes
Notas de interés
Algunas pinceladas sobre el Cuartel Moncada
La tristemente célebre Enmienda Platt
La palabra “guerrillero”
Otras notas de interés
De la vieja prensa (breve para refrescar)
De aquella época que no volverá (también para refrescar)
Clavelito (Miguel Alfonso Pozo)
Mi querido Clavelito, me perdonarás seguro,
Un memorable discurso
BIBLIOGRAFÍA
Blanco Hernández, Silvio J.: Documentos metodológicos. Dirección de Información y Propaganda de la Radio Cubana. ICRT, La Habana, 1994-2001.
Sinopsis

A ese aire fresco, renovador y prometedor que llamamos Juventud,

la que se propone continuar prestigiando la radio cubana.

Con mis mejores deseos de éxito.

A mis queridos compañeros de siempre Néstor Santamarina,

Remaldo Infante, Juan Hernández y Félix Díaz.

Mi gratitud también a todas las emisoras

con las cuales tuve el privilegio de compartir faena

en este maravilloso mundo de la radio.

A María Salomé, por su valiosa cooperación para la publicación de este libro. Y a la editorial enVivo por su esmerada atención.

Introducción

Pretendo con este nuevo texto —mucho más abarcador que el primero de título Los programas informativos de la radio… y algo más (Edit Pablo de la Torriente, 1999)— continuar el trayecto emprendido en aquel, insistiendo en muy variados temas con el único objetivo de contribuir, modestamente, a perfeccionar cada vez más la efectividad del mensaje radiofónico.

No se trata de una obra de alto vuelo académico; es, sencillamente, un texto que constituye una recopilación de más de cuatro décadas de experiencia en el retador, inquietante y mágico mundo de la radio, dirigido principalmente a los jóvenes que recién han ingresado al medio o a aquellos que aspiren a pertenecer a su gran familia.

Como podrán apreciar, se han agrupado múltiples aspectos vinculados a las actividades fundamentales de la programación general, la informativa y la propaganda, sin excluir datos e informaciones que pueden resultar de interés. En primer lugar, hay algunas descripciones de figuras muy notables de la radio cubana que, en su momento, mucho la prestigiaron; siguen en orden definiciones que de seguro serán útiles en tu bregar; continúa una especie de collage de muy diversos temas; y, al final, muchas notas de interés general.

En este texto comprobarán que los materiales son muy diversos. Unos proceden de metodologías elaboradas por este autor; otros han sido tomados en préstamo de reconocidos profesionales; y el resto son ideas propias atrapadas al vuelo en el momento de la redacción de este material.

Ojalá que el contenido del presente sea lo suficientemente útil como para que puedas enriquecer, con tu inteligencia y sabiduría, lo que planteo aquí; pero además —es lo más importante— para prestigiar a nuestro medio con aportes valiosos que repercutan en beneficio del pueblo.

No debo concluir sin expresar mi profunda gratitud a todas las emisoras del Sistema Nacional de la Radio, con las que he tenido el privilegio de compartir mi labor e, incluso, bebiendo sabiduría de muchos abnegados compañeros y compañeras. En suma, porque han contribuido, significativamente, a mi modesta trayectoria en la radio cubana.

CAPÍTULO I

Personalidades que han enaltecido la radio

Félix B Caignet

Es imposible hablar de la historia de la radio cubana si no se menciona a Félix Benjamín Caignet Salomón (su verdadero nombre), ya que, indudablemente, fue una figura excepcional del medio. Nació un 31 de marzo de 1892, en las postrimerías del siglo XIX. Oriundo de San Luis de la Enramada, hoy municipio de San Luis, provincia de Santiago de Cuba, fue hijo de una acaudalada familia de origen franco-haitiano, mulatos todos que se asentaron en el siglo XIX en una zona agrícola llamada Santa Rita de Burense, del hoy territorio de Palma Soriano. Al contar Félix con 7 años, su familia se establece en Santiago de Cuba.

Es impresionante conocer la larga lista de actividades culturales que desarrolló. Baste mencionar: escritor, autor musical, contribuyente con la pintura y la literatura, periodista, mecanógrafo, cantante y hasta ventrílocuo. Independientemente de estas actividades, fue también Oficial de Sala del Tribunal de Santiago de Cuba. Ya para 1920 llegó a La Habana, por vez primera, al ser invitado por el célebre tenor Enrico Caruso, y en el propio año comienza a crear narraciones infantiles, deliciosas historias al estilo de los viejos cuenteros, muy populares en el Santiago del siglo XIX.

A la radio llega a través de la emisora CMKC de su ciudad natal, a principios de la década del 30. Su primer programa fue Buenas tardes, muchachitos que contenía cuentos de su autoría, y con estos introduce el ingrediente de la radio-comedia infantil de continuidad. También sale a la luz el primer serial dramático y policíaco de América Latina, dando inicio así al espectáculo radial episódico, al poner en antena, en 1934, al famoso personaje Chan Li Po, con el título de La serpiente roja y la actuación protagónica de Aníbal de Mar (otro grande de la radio); surge, además, el narrador radial que en aquella ocasión fue Matías Vega Aguilera.

Su Chan Li Po recorre emisoras tales como O Shea, la COCO, donde utiliza a otro prestigioso de la radio, Oscar Luis López, quien precisamente se inició como actor en ese programa. Otras obras de Caignet se presentaron en la RHC Cadena Azul, como Aladino y su lámpara maravillosa, y en la CMQ, El precio de una vida. Pueden adicionarse otras obras relevantes como El ladrón de Bagdad, con Consuelito Vidal y Raúl Selis, y Peor que las víboras, con Carmen Ignarra, Mercedes Díaz y Santiago García. En definitiva, fue asombrosa la cantidad de obras que escribió —baste decir que fueron unas 200 comedias, además de sones, guarachas, boleros, guajiras, música infantil; todas de honda raigambre cubana.

La fecha del 1 de abril de 1948 marca para Caignet digamos que su consagración, y para el público cubano la profunda admiración hacia él. Surge, por las ondas de la CMQ, el suceso dramático más importante de entonces: la novela El derecho de nacer, con María Valero, Minin Bujones, y Carlos Badías, secundados por un elenco excelente, entre ellos Xiomara Fernández, Enrique Santiesteban, Carlos Paulín, y el estilo de narración de Luis López Puente, hombre presente en todas las obras de Félix B. Caignet —es decir, “hablar en metáfora”, como aseguraba el autor, lo que se impone también en el quehacer radial de América Latina.

Es de suma importancia decir que con la novela, El derecho de nacer, Félix B. Caignet llega a la fama primigenia en Cuba, América Latina y el mundo. Se convierte así en un verdadero paradigma de las radionovelas. Esta obra resultó de tal impacto que llegó a suspender sesiones del Congreso de la República, y hasta cambiar horarios en las iglesias, alcanzando gran resonancia internacional en películas y versiones para la radio y la televisión. Algo también curioso es que en los cines se llegó a interrumpir películas para, a la hora de la novela, transmitir el capítulo correspondiente, porque pudo comprobarse que antes de adoptarse tal medida la afluencia al cine había descendido significativamente.

Félix B. Caignet une a sus grandes méritos el de ser un genuino innovador de la radio. Con él surge para Cuba y América toda, el espectáculo radial de continuidad, el género detectivesco, el suspenso, el falso suspenso y el narrador, que antes no se concebía, y que constituye un factor vital de una estructura novelística. Con el narrador se abren nuevas fuentes a la locución en dimensiones de mayor rigor estético; a esto hay que añadir la redundancia y la reiteración, fundamentales en la difusión radial de los libretos de este escritor tan sagaz como creativo en grado mayor. Una simple prueba de sus excepcionales dotes es conocer que escribía los libretos de El derecho de nacer diariamente, para la audición de la jornada en que salía al aire. Este hecho cierto va más allá de su dominio técnico y creativo; también demuestra su entrega y devoción por la radio.

Como expresé anteriormente, la novela El derecho de nacer resultó la obra cumbre de Félix B. Caignet. Al efecto, me parece necesario hablarte un poquito más sobre ella, ya que es un modo, aunque breve, de conocer con mayor amplitud el talento de Caignet.

Te reitero que fue un 1 de abril de 1948 cuando se produce el suceso radial más importante de aquella década: la transmisión de la novela. Desde los primeros momentos la obra suscitó en Cuba, y más tarde en el extranjero, un enorme interés en toda la población. A tal punto, que la inmensa mayoría de sus personajes se habían adentrado en el alma de los radioyentes. Don Rafael de Junco fue uno de ellos. Y un detalle curioso fue el siguiente: el actor que lo personificaba decidió solicitarle a Mestre, dueño del circuito CMQ, un aumento de salario por considerar que su labor lo merecía, o simplemente, para aprovechar la enorme aceptación popular de la novela; sin embargo, rápidamente aquel le rechazó su aspiración.

Ante tal circunstancia, el actor le hizo saber al propietario que, desde ese momento, dejaba de interpretar el personaje. Es entonces cuando Mestre llama a Caignet y le comunica que se deshiciera inmediatamente de él. El escritor trata de convencerlo de lo que significaba aquella decisión, pero no logra que cambie de idea y, por supuesto, Caignet queda sumamente preocupado. Sin embargo, producto de su gran inteligencia y talento, se le ocurrió producir un trauma a Don Rafael de Junco que le hiciera perder el habla y eliminarlo provisionalmente, mientras él trataba de ganar tiempo para convencer a Mestre de acceder al aumento salarial que pedía el actor; aquel accedió al fin, y es entonces que, con la intervención de “la ciencia” habla Don Rafael.

En el capítulo 199 la protagonista, María Valero, falleció a causa de un accidente de tránsito, al cruzar la Avenida del Puerto, el 26 de noviembre de 1948, sustituyéndola la también destacada actriz Minin Bujones, la que protagonizó la novela hasta su culminación en el capítulo 314. Cuando se refería en general a su obra, Caignet solía decir: “Yo lo que hice fue aprovechar la emoción popular para sembrar algo de moral, algo de bien: en Chan Li Po combatí la marihuana; en Ángeles de la calle protesté por la niñez desvalida; y en El derecho de nacer, contra la discriminación racial. O sea, escribí cosas que la Revolución, después, llevaría adelante”.

Nuestro Caignet falleció en La Habana, el 25 de mayo de 1976. A su memoria, y frente al féretro que desciende a la tierra amada en el cementerio de Colón, se dejaron escuchar, como un susurro, las notas de Te odio, su canción más popular; y seguidamente, Sin lágrimas, cantadas a capella por el dúo de las Hermanas Martí. Despidieron sus honras fúnebres Germán Pinelli y Raúl Selis. Y el 25 de diciembre de 1992, sus restos fueron trasladados a la ciudad de Santiago de Cuba, atendiendo a su deseo de “descansar junto a mis padres, frente a las lomas de El Caney”.

Había dejado de existir un excepcional y prolífico hombre de la radio, que mucho prestigió al medio. Tanto fue así que aún hoy muchos recuerdan con gran placer su portentosa novela El derecho de nacer, obra cumbre, sin dudas, de la radionovela en Cuba.

Aníbal de Mar

Este formidable artista de la radio, llegó a causar en la audiencia una alta expectativa con su singular interpretación del personaje Chan Li Po. Todos en aquella época estaban empeñados en conocer cuál sería el nuevo crimen, robo o cualquier otro acto delictivo que el chinito detective trataría de esclarecer, siempre de manera asombrosa por sus curiosos métodos para descubrir al o los culpables.

De 8 a 8 y 30 de la noche se producía una especie de tregua sagrada en el ajetreo de los hogares cubanos. Los familiares se reunían para escuchar con la mayor atención el desarrollo de la trama en que Chan Li Po jugaba el papel protagónico. En una primera parte se dramatizaba el hecho delictivo; intervenía el chino súper dotado para producir el esclarecimiento ante el asombro de personajes secundarios y, por supuesto, de la propia audiencia. Chan, ante el apremio que le hacían los perjudicados por el delito, siempre pronunciaba la frase “Paciencia, mucha paciencia”, y lo afirmaba tal como si estuviera arrastrando las palabras, lentamente, muy lentamente. Esa frase llegó a convertirse en una especie de eslogan popular.

Oscar Luis López

Este hombre fue otro de los que prestigiaron a la radio. Director de programas, escritor, actor, investigador e historiador de nuestro medio de comunicación. Nació en 1913, en La Habana, barriada de Luyanó, lugar donde descubre sus cualidades de imitador de voces y sonidos. Durante su adolescencia y juventud incursiona como músico y comediante, y ya para finales de la década del 30 del pasado siglo, dirige y actúa en el serial Chan Li Po, espacio que lo encumbra en la radiodifusión cubana.

En 1938 se da a conocer con la interpretación del personaje protagónico de la serie protagonizada por Chan Li Po, escrita por Félix B. Caignet, transmitida por la CMQ y con patrocinio de la firma jabonera Sabatés. Curiosamente, logró el papel principal por casualidad, cuando Caignet escuchó una grabación en la que imitaba el popular personaje; a partir de tal suceso le propuso el protagónico, hecho este que le cambió la vida radicalmente. Pero aquí no termina su trayectoria ascendente, porque en 1948 dirige el espacio de mayor repercusión en la radioaudiencia nacional, la novela El derecho de nacer, también escrita por Félix B. Caignet, obra que marcó pauta en el quehacer dramático de la radio en Cuba y que llegó a trascender las fronteras nacionales.

Entre los aportes más significativos de Oscar Luis López, hay que destacar la introducción de la narración simultánea y el movimiento audio-escénico. Otro importante legado lo es su libro La Radio en Cuba, texto que ha servido no solo como documento historiográfico, sino también para desmentir el inicio de las transmisiones radiales en Cuba a la Cuban Telephone Company, cuando realmente su verdadero antecedente le corresponde a Luis Casas Romero e hijo. Debo informarte, finalmente, que Oscar recibió varios premios y distinciones; entre ellos, la Orden Félix Varela, el Premio Nacional de Radio por la Obra de la Vida, y Artista de Mérito de la Radio y la Televisión. Falleció en el año 2007 en La Habana, dejando viva su muy valiosa obra al servicio de la radio en Cuba.

Pablo Quevedo y Rico

Reviso documentos de archivo; entre muchos de ellos, me encuentro algunos relacionados con uno de los más populares cantantes de conjuntos típicos, aquellos que estaban muy de moda en la década del treinta del pasado siglo. Así que decido compartir algunos elementos de la vida de este hombre que dejó huellas imborrables para la música cubana en aquellos tiempos. Él se lo merece, o mejor decir, con su vida y obra se ganó ese derecho.

En primer lugar, es imperativo decir que las canciones de Pablo Quevedo despertaban una emoción sin igual, sobre todo en las mujeres, aunque también en muchos hombres; su voz, al decir de Eduardo Robreño, era pequeña pero afinada cual ninguna; su vida siempre fue modesta, discreta y apacible como su voz.

Nació el 6 de septiembre de 1907, en la casa de la calle Rey no.4 de Unión de Reyes, provincia de Matanzas. De origen humilde, en sus primeros años de vida laboró en varios lugares, tales como una tabaquería, barbería, panadería y otros modestos oficios, aunque vale decir que en todos esos centros su estancia resultó breve. Ya al iniciar sus primeros pasos en la música, llegó a formar parte del quinteto más famoso de Unión de Reyes y de un trío en La Habana. Disfrutaba compartiendo sus gustos musicales con buenos amigos de su tierra; gustaba de cantar tangos que estaban de moda, aunque también las canciones criollas gozaban de la preferencia de Pablo; sus coterráneos aseguraban que gustaba mucho del ajedrez y era el campeón de Damas de Unión de Reyes.

Compañeros de la época de la panadería en que laboró recordaban a Pablito en las madrugadas de trabajo rutinario, con su carácter afable y sencillo, y mucho más, su canto maravilloso como ninguno. En su ciudad natal ofreció un recital junto a los muchachos de Cheo Belén Puig en el Hotel Unión. Su pueblo, exaltado, gritaba que Pablo era de allí, de Unión de Reyes, el mismo que había conquistado el honor de ser uno de los cantantes más populares de aquellos tiempos. Se vio un día ídolo de miles de corazones femeninos que le escribían cartas de amor o le encomiaban sus dotes, aunque los hombres también reconocían sus virtudes artísticas. Pasó por la orquesta de Antonio María Romeu, y por el conjunto Los Caciques de Ciro Llerena, pero su verdadera consagración, sin duda, la alcanza en la orquesta típica y charanguera de Cheo Belén Puig.

A Pablo lo distinguía la modestia; era tanta que rehusaba en todo lo posible el contacto con el público, a pesar de ser su ídolo. Fue de los primeros cantantes de la radio desde 1928 en los estudios de la CMCJ y en la CMQ con la orquesta de Cheo Belén Puig. En su repertorio también habían composiciones propias, tales como No puedo olvidarte, Mi tesorito, Por eso yo te amo y otras. Pero la vida de este sencillo y humilde artista le jugó un cruel desenlace, porque un triste 10 de noviembre de 1936, a las 9 de la noche, fallecía en La Habana con solo 28 años de edad.

Más de 6 000 personas se movían de un lado a otro por las calles de la necrópolis bajo un silencio sepulcral, representando así el gran cariño y admiración sincera de todo un pueblo. No faltaron flores solidarias del Septeto Habanero, de la orquesta de Belisario López, del conjunto Gloria Matancera y otras personalidades del arte. Los propios dueños de la CMQ patentizaron su duelo dejando de transmitir desde las 6 de la tarde del día 11 hasta las 7 de la noche del jueves 12.

Fue una vida sencilla y apacible como su voz, pero grandiosa por todo el placer que brindó a sus admiradores. Y también algo tan importante como dejar huellas imprescindibles en el arte verdadero, acuñadas con su bien ganado título de “El Divo de la Voz de Cristal”.

Fernando Collazo

Allá, por la década del 20 del pasado siglo, se hace presente Fernando Collazo, un cantante muy popular en la radio de entonces; habían transcurrido pocos años de la fundación oficial de tan importante medio de comunicación. Collazo nació en San Antonio de los Baños, actual provincia de Artemisa, el 21 de agosto de 1902, y como otros artistas, antes de cantar fue tabaquero, empezando su carrera a dúo con otro cantante. Él mismo lo refería: “En 1921 todavía los cancioneros se presentaban en dúos. Eran famosos los de Floro, de Corona, de María Teresa Vera, de Rosendo Ruíz, etcétera. El dúo iba a fiestas y cantaba en teatros capitalinos”.

Para 1927, recién nacida la radio, cantó en la Columbus Sycle de Gil y Casas Romero. Collazo relataba: “…había que oírnos con radios de galena”. Inmediatamente después, pasa a cantar en las emisoras 2PC y la CMC de la entonces Cuban Telephone Company, precisamente cuando comenzaba a escucharse el danzonete. El propio Collazo refería que en la estación de Columbus había que cantar frente a una bocina como la de los fonógrafos, y el público lo escuchaba en sus auriculares de los primeros aparatos de galena.

Fernando Collazo tiene el mérito de ser el primer cantante que interpretó el danzonete con la orquesta de Antonio María Romeu. También hace gran amistad con Belisario López, director de la orquesta con su nombre, embullándolo para formar otra agrupación para bailables. Aquel no se hizo rogar, y de ese modo Collazo cantaba por las tardes en la nueva orquesta y, por la noche, con Romeu, en la Casa Salas, y en la Cuban Telephone Company. Pero además, organiza otras, como la de Armando Valdespí, La Habana y La maravilla del siglo —esta última considerada por él como el resumen de toda una tradición llevada a cabo para mejorar el movimiento musical al tipo criollo tradicional.

Te brindo otros datos de este talentoso cantante de la radio. No solo fue popular como intérprete; también lo fue como autor, llegando a ser electo, en 1934, como Presidente de Músicos Autores. Entre sus composiciones pueden mencionarse Mi último canto, El príncipe marino, Alma loca, Acorina, Por fin y Maledicencia. También participó en las primeras coordinaciones para fundar la Sociedad General de Autores de Cuba, a pesar de que existían empresas norteamericanas que trataban de explotar al autor cubano y de sobornar a muchos pobres creadores con engaños, haciéndoles firmar contratos leoninos redactados en inglés; Collazo trataba de evitarlo haciendo conciencia a esos humildes del arte que otros cubanos sin escrúpulos engañaban para favorecer a una compañía extranjera. Este artista que hizo época en Cuba, llevó su privilegiada voz a varios países; entre ellos, España, Francia, Alemania, Holanda, Inglaterra, México y Estados Unidos.

Me gusta acudir a uno de los más brillantes intelectuales de Cuba, Alejo Carpentier. ¿Quién mejor que él para caracterizar a Fernando Collazo? Así expresó: “Para mí Fernando Collazo ha constituido una verdadera revelación (…) era un mozo inteligente y bien plantado de una voz potente y bien timbrada que no se perdía en alardes de virtuosismo estéril (…) cierta noche vi a Fernando Collazo arrancando aclamaciones de entusiasmo a un público francés que no lo podía entender si no fuese cubano; es un verdadero artista, y no dudo que su triunfo en París sea ya, desde ahora, un hecho seguro”.