La Revolución Rusa - Rosa Luxemburgo - E-Book

La Revolución Rusa E-Book

Rosa Luxemburgo

0,0

Beschreibung

La Revolución Rusa, escrita por Rosa Luxemburgo durante su estancia en la cárcel de Breslau, en Alemania, es una reflexión sobre las primeras medidas tomadas por la dirección bolchevique, en principio destinada a ser publicada en la revista de la Liga Espartaquista. Sin embargo, no vio la luz hasta 1922, tres años después del asesinato de su autora, debido al posicionamiento que esta había tomado con respecto al bolchevismo. En el escrito, Rosa mostraba su solidaridad con La Revolución Rusa al tiempo que hacía una ardorosa defensa de la democracia que refleja fielmente la triple e inseparable dimensión de su pensamiento y su obra: socialista, demócrata y revolucionaria. El texto, muchas veces criticado y ocultado, merece hoy nuevos debates, pues su implacable lucha contra la guerra y el radicalismo con el que defendía la relación entre la libertad política y la igualdad social siguen teniendo, hoy como ayer, el mismo interés que cuando fue redactado.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 77

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Akal / Básica de Bolsillo / 330

Rosa Luxemburgo

LA REVOLUCIÓN RUSA

La Revolución rusa, escrita por Rosa Luxemburgo durante su estancia en la cárcel de Breslau, en Alemania, es una reflexión sobre las primeras medidas tomadas por la dirección bolchevique, en principio destinada a ser publicada en la revista de la Liga Espartaquista. Sin embargo, no vio la luz hasta 1922, tres años después del asesinato de su autora, debido al posicionamiento que esta había tomado con respecto al bolchevismo. En el escrito, Rosa mostraba su solidaridad con la Revolución rusa al tiempo que hacía una ardorosa defensa de la democracia que refleja fielmente la triple e inseparable dimensión de su pensamiento y su obra: socialista, demócrata y revolucionaria. El texto, muchas veces criticado y ocultado, merece hoy nuevos debates, pues su implacable lucha contra la guerra y el radicalismo con el que defendía la relación entre la libertad política y la igualdad social sigue suscitando, hoy como ayer, el mismo interés que cuando fue redactado.

Diseño de portada

Sergio Ramírez

Reservados todos los derechos. De acuerdo a lo dispuesto en el art. 270 del Código Penal, podrán ser castigados con penas de multa y privación de libertad quienes sin la preceptiva autorización reproduzcan, plagien, distribuyan o comuniquen públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, fijada en cualquier tipo de soporte.

Nota editorial:

Para la correcta visualización de este ebook se recomienda no cambiar la tipografía original.

Nota a la edición digital:

Es posible que, por la propia naturaleza de la red, algunos de los vínculos a páginas web contenidos en el libro ya no sean accesibles en el momento de su consulta. No obstante, se mantienen las referencias por fidelidad a la edición original.

© Ediciones Akal, S. A., 2017

para lengua española

Sector Foresta, 1

28760 Tres Cantos

Madrid - España

Tel.: 918 061 996

Fax: 918 044 028

www.akal.com

ISBN: 978-84-460-4416-1

Introducción

La vida de Rosa Luxemburgo (1871-1919) fue muy difícil. Formó parte de minorías a menudo perseguidas y discriminadas, debido a su nacimiento y a su destino: era judía y, aunque no era religiosa, no pudo escapar a la discriminación antisemita. Era una izquierdista revolucionaria, un delito castigado con la muerte en su tierra natal, Polonia, ocupada en esos momentos por Rusia, y en Alemania, la tierra que eligió como su nuevo hogar, un motivo continuo de persecución. Otro condicionante radicaba en su voluntad de determinar su propio camino, en contra de la mentalidad de su tiempo. Tenía un título académico de doctora, en una época en la que apenas había mujeres con estudios superiores. Fue una de las pocas activistas políticas: los prejuicios contra las mujeres que eran personalidades públicas destacadas estaban muy extendidos incluso en los partidos de izquierda. Su destino estaba unido indivisiblemente a la evolución del movimiento proletario alemán, a las luchas entre sus distintas corrientes y su escisión final. Fue cofundadora de la Liga Espartaquista y posteriormente del Partido Comunista Alemán (KPD, en sus siglas alemanas). Según su criterio, el socialismo no podía construirse en congresos o en círculos del Partido; para ella, la prioridad política de este debía consistir en proporcionar a las masas seguridad en ellas mismas y confianza en su capacidad de actuar en el plano político.

Cuando triunfó la Revolución de Octubre, Rosa se encontraba encerrada en una celda de Breslau, en Alemania. En estas condiciones escribió sus famosas notas inconclusas sobre el triunfo revolucionario, con reflexiones sobre las primeras medidas tomadas por la dirección bolchevique, las cuales llevaron por título La revolución rusa. Más allá de la cantidad de información con que Rosa contara en la cárcel, sus palabras se defienden por ellas mismas y más que una limitación, la terrible situación en la que las escribió puede explicar su agudeza política y su inquebrantable fe revolucionaria. Al parecer Rosa quería escribir un artículo crítico sobre la política bolchevique, expresamente para la revista de la Liga Espartaquista. El artículo fue rechazado por los editores, pues consideraron que no debía haber ambigüedad en el estricto apoyo de la Liga a los revolucionarios rusos. Paul Levi, editor y amigo de Rosa, la convenció de la necesidad de ser extremadamente cautelosos en este sentido, pues la información con que contaban era bastante distorsionada. Quizá por eso aquellos apuntes sobre la Revolución no fueron en principio escritos para la publicación, sino para el propio Levi. Rosa nunca terminó ni pulió el trabajo, pues el comienzo de la revolución alemana le abrió las puertas de la prisión. Después de la expulsión de Levi del Partido Comunista en 1922, este los publicó por su cuenta, casi tres años después del asesinato de su autora, la noche del 15 de enero de 1919. Lenin respondió desde Pravda: «Paul Levi quiere hacer buenas migas con la burguesía publicando los artículos en que Luxemburgo se equivocó»[1]. Podía decirse que la obra en cuestión tuvo un nacimiento polémico y así ha continuado hasta hoy, pues aún es difícil encontrar el texto íntegro.

Sin embargo, la obra de Luxemburgo, muchas veces malsanamente criticada y sepultada, necesita y merece hoy nuevos debates. Rosa ejerce su autorizado criterio en interrogantes vigentes en el pensamiento marxista. ¿Es la revolución sólo posible para los países a la vanguardia del desarrollo? ¿Cuáles son y deben ser las prácticas de un poder no burgués? ¿Cuál es el papel de un partido de la clase obrera? ¿Dictadura o democracia? ¿Espontaneidad o vanguardia? En ese sentido, el triunfo de Octubre es para Rosa un tema obligado de reflexión. Rechazaba que Rusia, como afirmaban Kautsky[2] y los mencheviques, no pudiera asumir tal reto, por ser un país atrasado y predominantemente agrario. Para ella, la revolución era legítima y madura a pesar de sus lógicas limitaciones. Pero para que la revolución triunfara era imprescindible que acudiera en su ayuda el movimiento obrero internacional, no sólo en apoyo de Rusia, sino llevando a cabo su propia revolución. Estas consideraciones no sólo obedecen a la justa valoración de la política bolchevique, sino que es otro de sus golpes a la socialdemocracia alemana, a Kautsky, al oportunismo, al reformismo y a todas las manifestaciones «centristas» consideradas por ella traidoras a la causa de la revolución. «La revolución avanza [...] o pronto retrocede»[3], es una frase recurrente en su pensamiento; no hay punto medio, no hay concesiones, la política revolucionaria no permite la indecisión. «Los bolcheviques representaron todo el honor y la capacidad revolucionaria de que carecía la social democracia occidental. Su Insurrección de Octubre no sólo salvó realmente la Revolución rusa; también salvó el honor del socialismo internacional»[4].

Como confirmamos por estas palabras, fue una entusiasta partidaria de la Revolución de Octubre y del partido bolchevique, y aunque alababa la Revolución en los términos más encomiables, Rosa Luxemburgo creía que una aceptación acrítica de todo lo que los bolcheviques hicieran no sería de utilidad al movimiento obrero. Según ella, el método de análisis marxista no debía aceptar nada que no hubiera sido sometido a la crítica revolucionaria, pero comprendió y valoró la transformación económica y social fundamental como consecuencia de dicha Revolución. Sin embargo, sus detractores, muchos de ellos procedentes de la izquierda, trataron de convertirla en enemiga de la Revolución rusa, situándola como cabecilla de una corriente de socialismo «democrático» en contra de otro socialismo, el que denominaban como «tiránico, dictatorial» de Lenin.

Rosa Luxemburgo no deja a nadie indiferente. Defendía sus convicciones con voz potente y no se contentaba con compromisos. Su calidez humana y su arrebatador temperamento le hacían ganarse a todo aquel dispuesto a entablar con ella un diálogo sin prejuicios. No obstante, quienes no estaban preparados para entenderla reaccionaban más bien horrorizados. Su implacable lucha contra la guerra y el radicalismo con el que defendía la relación entre la libertad política y la igualdad social siguen teniendo, hoy como ayer, la misma capacidad de atracción. Y el texto que publicamos expresa simultáneamente su solidaridad con la Revolución rusa y una ardorosa defensa de la democracia que refleja fielmente la triple e inseparable dimensión del pensamiento y la obra de Rosa Luxemburgo: socialista, demócrata y revolucionaria.

[1] Publicado en Pravda n,° 86, del 16 de abril de 1924.

[2] Karl Johann Kautsky (1854-1938) fue uno de los más importantes e influyentes teóricos del socialismo y de la Segunda Internacional. Fue fundador de la revista Die Neue Zeit. Abandonó el ala izquierda del SPD en 1914 para integrarse en el Partido Socialdemócrata Independiente, pero en 1922 volvió a unirse al partido de Rosa Luxemburgo. Lenin fue uno de los mayores críticos de Kautsky, a quien llamó «oportunista» y «renegado».

[3] Véase el apartado «Importancia fundamental de la Revolución rusa», p. 23.

[4]Ibidem, p. 27.

LA REVOLUCIÓN RUSA

Importancia fundamental de la Revolución rusa

La Revolución rusa constituye el acontecimiento más poderoso de la Guerra Mundial. Su estallido, su radicalismo sin precedentes, sus consecuencias perdurables, son la condena más evidente a las mentiras que con tanto celo propagó la socialdemocracia oficial a comienzos de la guerra como cobertura ideológica de la campaña de conquista del imperialismo alemán. Me refiero a lo que se dijo respecto a la misión de las bayonetas alemanas, que iban a derrocar al zarismo ruso y liberar a sus pueblos oprimidos.