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La novela es una sucesión sin sentido de inventos que vienen a la cabeza del autor sin ton ni son, no busca que la historia sea coherente sino simplemente introducir lo que para él va a ser el futuro y el desarrollo científico. La novela va transcurriendo como un verdadero aburrimiento simplemente con el anhelo de que cada vez quedan menos páginas para finalizar y esperando siempre algo que haga que valga la pena haberse leído la novela, pero por desgracia ni eso consigue.Los personajes son simples, sin ningún desarrollo, no tienen nada que ofrecer sino solamente servir como nexo para poder ir desarrollando la mal llamada historia, y poder recorrer junto a ellos lugares en los que falta de todo, no tenemos una sola descripción interesante que sirva para que nos podamos situar.
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Emilio Salgari
LAS MARAVILLAS DEL 2000
PRIMERA PARTE
LA FLOR DE LA RESURRECCIÓN
SEGUNDA PARTE
I UNA RESURRECCIÓN MILAGROSA
II
III LA LUZ Y EL CALOR FUTUROS
IV A BORDO DEL CONDOR
V LOS MARCIANOS
VI LAS CATARATAS DEL NIÁGARA
VII LOS FERROCARRILES DEL 2000
VIII EL BARCO-TRANVÍA
IX EL TÚNEL POLAR
X LA COLONIA POLAR
XI HACIA EUROPA
XIII LOS MOLINOS DEL GULF STREAM
XIV LA CIUDAD SUBMARINA
XV A TRAVÉS DEL ATLÁNTICO
XVI ENTRE LOS SARGAZOS
XVII LA ISLA DE LAS BESTIAS FEROCES
El pequeño vapor que una vez a la semana hace el servicio postal entre Nueva York, la ciudad más populosa de los Estados Unidos de Norteamérica, y la minúscula población de la isla de Nantucket, había entrado aquella mañana en el pequeño puerto con un solo pasajero. Durante el otoño, terminada la estación balnearia, eran rarísimas las personas que llegaban a esa isla, habitada sólo por unas mil familias de pescadores que no se ocupaban de otra cosa que de arrojar sus redes en las aguas del Atlántico.
-Señor Brandok -había gritado el piloto cuando el vapor estuvo anclado junto al desembarcadero de madera-, ya hemos llegado.
El pasajero, que durante toda la travesía había permanecido sentado en la proa sin intercambiar una palabra con nadie, se levantó con cierto aire de aburrimiento, que no pasó inadvertido ni para el piloto ni para los cuatro marineros.
-Las diversiones de Nueva York no le han curado su spleen -murmuró el timonel dirigiéndose a sus hombres-. Y, sin embargo, ¿qué le falta? Es bello, joven y rico... ¡si yo estuviese en su lugar!
El pasajero era, en efecto, un hermoso joven, tenía entre veinticinco y veintiocho años, era alto y bien conformado, como lo son ordinariamente todos los norteamericanos, esos hermanos gemelos de los ingleses, de líneas regulares, ojos azules y cabello rubio.
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