Las Navas de Tolosa - Francisco García Fitz - E-Book

Las Navas de Tolosa E-Book

Francisco García Fitz

0,0

Beschreibung

El lunes 16 de julio de 1212, en un paraje de Sierra Morena, Las Navas de Tolosa, un ejército cruzado dirigido por el rey de Castilla, Alfonso VIII, y en el que figuraban otros dos reyes hispanos, Pedro II de Aragón y Sancho VII de Navarra, al frente de los contingentes reclutados en sus respectivos reinos, las huestes de las órdenes militares de Santiago, Calatrava, el Temple y el Hospital, así como multitud de voluntarios —leoneses y portugueses, pero sobre todo miles de cruzados «ultramontanos»—, buscó batalla contra un ejército musulmán reunido para dar guerra al infiel por el califa almohade Muhammad al-Násir, príncipe de los creyentes. «Nunca tantas y tales armas de hierro se habían visto en las Españas», escribió el coetáneo canciller castellano Juan de Soria. Lanzas y espadas se trabaron, sangre y sudor empaparon gambesones y cotas de malla, relinchos y gemidos de agonía resonaron en los riscos, en aquel tórrido día, hasta que la furiosa carga de la zaga cristiana decidió la jornada, arrasando el palenque almohade y quebrando a la guardia negra que, encadenada, defendía la tienda del Miramolín. La batalla de Las Navas de Tolosa, considerada como un hito decisivo en la expansión territorial castellana, finalizaba, marcando el definitivo retroceso de al-Ándalus, punto de inflexión en las relaciones entre musulmanes y cristianos en la península ibérica. Un enfrentamiento excepcional, pero que Francisco García Fitz, medievalista señero y, sin duda, el mejor conocedor de las Navas, analiza más allá del mero prisma militar, para explicarlo dentro del marco general de la época, integrando además los aspectos políticos, materiales, sociales e ideológicos. El libro Las Navas de Tolosa. La batalla del castigo no solo escruta al detalle el crucial choque —los objetivos de cada contendiente, las tácticas empleadas, sus consecuencias políticas y territoriales—, sino que también estudia los recursos bélicos, institucionales, organizativos e ideológicos puestos en liza, para explicarlo dentro del tablero estratégico peninsular y de su contexto histórico. Los cronistas cristianos no dudaron en presentar la firme voluntad de Alfonso VIII de enfrentarse en campo abierto al califa almohade como anhelo de venganza por su derrota en Alarcos, su manera de castigar a quienes le habían derrotado dieciséis años atrás. Y los cronistas árabes llamaron al choque la batalla de Al-Iqāb, una de cuyas posibles traducciones sería, precisamente, «la batalla del castigo». Si en el ámbito cristiano la carga de los tres reyes resonó como heraldo que anunciaba la derrota definitiva del islam, la batalla fue considerada por los musulmanes como la «causa de la ruina de al-Ándalus». Todavía hoy, en las páginas de este libro, seguimos escuchando los ecos de las Navas.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 1317

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



LAS NAVAS DE TOLOSA

LAS NAVAS DE TOLOSA

LA BATALLA DEL CASTIGO

Francisco García Fitz

Las Navas de Tolosa. La batalla del castigo

García Fitz, Francisco

Las Navas de Tolosa / García Fitz, Francisco

Madrid: Desperta Ferro Ediciones, 2024. – 664 p., 8 de lám.: il. ; 23,5 cm – (Historia Medieval) – 1.ª ed.

D.L.: M-3288-2024

ISBN: 978-84-128068-0-9

94(460) “04/14”

LAS NAVAS DE TOLOSA

La batalla del castigo

Francisco García Fitz

© de esta edición:

Las Navas de Tolosa. La batalla del castigo

Desperta Ferro Ediciones SLNE

Paseo del Prado, 12 - 1.º derecha

28014 Madrid

www.despertaferro-ediciones.com

ISBN: 978-84-128068-1-6

Diseño y maquetación: Raúl Clavijo Hernández

Cartografía: Desperta Ferro Ediciones

Coordinación editorial: Isabel López-Ayllón Martínez

Coordinación de ilustraciones: David Soria Molina

Primera edición: marzo 2024

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita reproducir algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).

Todos los derechos reservados © 2024 Desperta Ferro Ediciones. Queda expresamente prohibida la reproducción, adaptación o modificación total y/o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento ya sea físico o digital, sin autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo sanciones establecidas en las leyes.

Producción del ePub: booqlab

A mi hija Pilar,por todos los cuentos que hemos leído,por todas las olas que hemos saltado.

Índice

Prefacio

Introducción

Capítulo 1 Orto y ocaso de un mito historiográfico

Capítulo 2 La batalla en su contexto estratégico

Capítulo 3 La confluencia política hacia las Navas

Capítulo 4 La ordenación de los recursos militares (I). Castilla

Capítulo 5 La ordenación de los recursos militares (II). El Ejército almohade y su concreción en las Navas

Capítulo 6 Los recursos ideológicos: Reconquista, cruzada y yihad

Capítulo 7 Desarrollos tácticos

A modo de conclusión: las Navas, ¿una batalla decisiva?

Bibliografía

Imágenes

Prefacio

Sostienen quienes lo conocieron y escribieron sobre él, que desde la derrota de Alarcos Alfonso VIII no dejó de pensar en una venganza que le resarciese de aquella humillación: a duras penas soportaba la deshonra, que permanecía en lo profundo de su mente, y muchas veces rogaba a Dios que le permitiera vengarse. A tenor de los testimonios, dos personas muy cercanas al rey, el arzobispo de Toledo y el canciller de Castilla, el monarca sentía agudamente la necesidad imperiosa de castigar al califa almohade por el padecimiento que habían recibido, él y su reino, aquella infausta jornada. Cuando por fin alcanzó su objetivo en el campo de batalla de las Navas, y por mucho que el califa clamara que los almohades no habían sido dañados, todos los cronistas musulmanes acabaron reconociendo que aquel castigo había sido tan duro como irreversible para los «unitarios», para al-Ándalus e, incluso, para todo el islam occidental. No deja de ser llamativo que alguno de estos últimos designe a aquel enfrentamiento del 16 de julio de 1212 como «la batalla de al-Iqab», una de cuyas posibles traducciones sería, precisamente, «la batalla del castigo».

Hace ahora dos décadas la editorial Ariel nos dio la oportunidad de abordar en profundidad no solo el estudio de aquel choque campal, sino también el análisis y presentación de los contextos historiográfico, estratégico, político, organizativo, ideológico y táctico en los que tuvo lugar. La obra se publicó finalmente en 2005 y conoció otras dos ediciones, una en 2008 y otra en 2012.

El punto de partida de aquella monografía se sostenía sobre el convencimiento, avalado por el conocimiento de las fuentes y de la bibliografía entonces disponible, de que aquel suceso rompió los moldes de la cotidianidad para pasar a formar parte del «selecto club» de los acontecimientos extraordinarios. No obstante, también creíamos que, por muy excepcional que fuera, solo resultaba comprensible dentro del marco general en el que tuvo lugar. Partiendo de esta convicción, el objetivo que nos propusimos no fue otro que analizar esta importante batalla, por supuesto, pero también explicar las relaciones políticas entre diversos reinos en el momento en que ocurrió, aclarar los objetivos de los contendientes, estudiar los recursos que pusieron en liza y los movimientos tácticos que realizaron durante aquella jornada. Pero aspiraba a algo más. Aspiraba a poner en perspectiva lo que allí sucedió, a ampliar el foco para procurar una más amplia comprensión de aquel choque, a poner de manifiesto los diversos contextos en los que la batalla de las Navas de Tolosa se inserta y se explica.

Y es que lo sucedido aquel día de julio de 1212 fue verdaderamente extraordinario, pero los mecanismos políticos que se pusieron en marcha, los recursos institucionales, económicos, militares e ideológicos que se involucraron, e incluso la forma en que finalmente se enfrentaron los adversarios en el campo de batalla, no están fuera de tiempo y de lugar, sino que son los propios de una época determinada y de unas sociedades concretas. Precisamente por eso el estudio de una batalla no puede estar al margen de la historia, de las instituciones, de la economía, de la sociedad, de la ideología, de los desarrollos políticos de los que forma parte.

A tenor de su difusión y de la buena acogida que aquella propuesta tuvo en los medios académicos, reflejada en más de media docena de reseñas en revistas especializadas y en otros muchos medios de comunicación, parecía razonable y oportuno volver sobre ella y ponerla de nuevo a disposición de los interesados. Solo que una nueva edición no podía limitarse a editar el texto ya conocido, sino que necesariamente debía dar cuenta de los avances que la investigación histórica había producido sobre la batalla y sobre sus contextos durante los últimos veinte años.

La editorial Desperta Ferro, a quien me gustaría personalizar en la figura de Alberto Pérez Rubio, ha recogido con generosidad y profesionalidad el reto de volver a editar la obra, pero enriqueciéndola con una amplia introducción dedicada a presentar la producción historiográfica más reciente, con la amplificación de las notas a pie de página, con una selecta colección de imágenes y con unos excelentes mapas históricos, tan característicos de esta editorial.

La obra publicada en 2005 fue posible gracias al apoyo de muchos amigos y colegas que me prestaron su ayuda y su consejo. Al cabo dos décadas, no he olvidado a ninguno de ellos: de una manera particular he de dar las gracias otra vez a nuestros maestros y amigos de la Universidad de Sevilla, Manuel González Jiménez, Mercedes Borrero Fernández, Isabel Montes Romero-Camacho y Manuel García Fernández, de cuya disponibilidad abusé en más de una ocasión. A Jon Andoni Fernández de Larrea, siempre dispuesto a localizar navarros. A Alejandro García Sanjuán, profesor de la Universidad de Huelva, que nunca se cansó de atender mis dudas y de suplir, con una prodigalidad que no podré compensar, mis muchas carencias con las fuentes árabes. A Francisco Javier Tovar, latinista de la Universidad de Extremadura, por sus siempre atinadas indicaciones y sugerencias sobre los textos latinos. A M.ª Jesús Merinero, profesora de Historia Contemporánea de esta misma universidad, a quien perdimos durante el amargo trago de la pandemia, cuyo conocimiento del medio islámico me permitió, en más de una ocasión, no caer en tópicos demasiado establecidos.

Mi agradecimiento también a todos aquellos que en su momento me facilitaron sus trabajos o que me permitieron que utilizara sus textos todavía inéditos, como Maribel Fierro, Emilio Mitre, Victoria Aguilar, Antonio Sánchez de Mora, Damian Smith, Mayte Penelas o David Porrinas. Pero necesariamente he de tener una consideración especial para con Martín Alvira Cabrer, sin duda la persona que más sabe sobre la batalla de las Navas de Tolosa. Hace veinte años estuvo a mi disposición leyendo todos los capítulos, haciéndome sugerencias, facilitándome información, mejorando este libro, y todo ello con una generosidad a la que difícilmente seré capaz de corresponder. Mi deuda con él es enorme. Veinte años después, a la hora de actualizar aquel texto, no ha dejado de ayudarme en este nuevo empeño. El tiempo pasa, pero la admiración académica y el aprecio personal se mantienen y acrecientan.

Por último, quiero expresar mi agradecimiento y reconocimiento a Esther Kirschberg, cuyo trabajo y dedicación me resultaron tan indispensables como impagables. Bajo su techo y el de Javier Muñoz pude ver la luz al final de este túnel. A su hospitalidad y afecto se lo debo. Por último, mi agradecimiento singularmente sentido hacia Deborah, que leyó con paciencia desde la primera a la última página, que corrigió sin piedad el texto, que me obligó a pensar con sentido común y a trabajar con disciplina, que sugirió con atino y que, sobre todo, me soportó con un estoicismo envidiable. A mi hija Pilar, que entonces saltaba olas de mi mano y escuchaba mis cuentos y ahora vuela libre y se empeña en cuidar y mejorar la vida de las personas.

Y a Esther, que llegó para regalarme risas y cambiarme la vida.

Introducción

Unos veinticinco años después de que tuviera lugar la batalla de las Navas de Tolosa, el obispo Lucas de Tuy, un estricto contemporáneo de aquel acontecimiento que, por su labor como cronista, tenía a la vista toda la historia de España, sentenciaba: «tuvo lugar esta felicísima guerra en el lugar que llaman Navas de Tolosa. Nunca en España hubo una guerra igual».1

De sus palabras se desprende la gran impresión que debió sentir por las noticias que le llegaron y la enorme trascendencia que le concedió a aquel episodio. Sin duda el Tudense consideraba que la batalla había sido un hecho de guerra extraordinario, sin comparación posible con ningún otro de la historia hispánica. Varias décadas más tarde, ya a finales del siglo XIII o quizá a principios del XIV, los compiladores de la Estoria de España alfonsí no solo ratificaban la magnitud histórica de aquel acontecimiento, sino que no dudaban en colocar a la batalla de las Navas entre los más grandes hechos que habían acontecido en la historia del mundo desde su creación: «uno de los más grandes hechos que en el mundo acontecieran desde que el mundo fuera creado hasta ahora, fue la batalla que llaman de Úbeda».2

Siguiendo la lógica de trabajo de los cronistas medievales, un acontecimiento bélico excepcional, marcado por la intervención providencial de Dios y protagonizado, además, por un rey, era un asunto digno de ser conocido y recordado por los contemporáneos y por las generaciones venideras, digno, en fin, de ser historiado (García Fitz, F., 2019, 197-198). Y lo ocurrido en las Navas lo fue, con creces: el arzobispo de Toledo, Jiménez de Rada, le dedicó casi tanta atención, medida en número de páginas, a los tres meses que duró la campaña de las Navas, que a los 348 que transcurren entre 1213 y 1241, un tiempo del que el autor también tenía abundante información, no solo porque fue contemporáneo, sino además muchas veces fue testigo y aún protagonista de los principales acontecimientos de esta última etapa (García Fitz, F., 2013, 173-174).

La trascendencia que le confirieron los contemporáneos explica que, de forma inmediata, se generasen diversos testimonios, unos aportados por testigos directos, otros por aquellos que, sin estar presentes, recibieron noticias de primera mano sobre lo allí ocurrido, y tanto unos como otros se encargaron de difundirlos por toda Europa. El resultado de todo ello fue la gestación de un número de fuentes anormalmente alto en comparación con los relativos a cualquier otro acontecimiento militar de la época.

Obviamente, tanto la importancia conferida a la batalla como la abundancia de fuentes ha condicionado la labor de los historiadores actuales: no es una casualidad que las Navas de Tolosa sea, posiblemente, el acontecimiento bélico medieval que más estudios académicos ha recibido en la historiografía hispánica a lo largo del siglo XX y, sobre todo, de lo que llevamos del XXI.

Cuando en 1998 publicamos un estudio panorámico sobre la guerra entre el reino de Castilla y de León contra sus vecinos musulmanes entre los siglos XI y XIII (García Fitz, F., 1998) se contaba ya, además de con algunos artículos monográficos sobre la batalla, con un gran estudio de referencia: el que publicó Ambrosio Huici Miranda en 1916, reproducido en 1956 en Las grandes batallas de la Reconquista durante las invasiones africanas (almorávides, almohades y benimerines). Pero en los cuatro años siguientes se publicaron otras tres importantes monografías, la de C. Vara (1999), la de M.ª D. Rosado y M. G. López Páyer (2001) y la de M. G. López Payer y M.ª D. Rosado (2002).

En 2005 apareció el libro sobre la batalla que ahora es objeto de esta nueva edición y, desde entonces, el interés sobre aquel acontecimiento y sobre su contexto no ha dejado de crecer. En consecuencia, al cabo de casi veinte años de aquella primera edición, resulta imprescindible ofrecer al lector una actualización bibliográfica que le permita ponerse al día sobre los avances que se han producido no solo en el conocimiento de la batalla, sino también de otros muchos aspectos –el debate historiográfico sobre las batallas medievales, el contexto histórico y político de las Navas, la organización de los recursos bélicos, las formas de hacer la guerra, las ideologías que sirvieron para justificarla…– que son absolutamente necesarios para entender aquel acontecimiento extraordinario.

NUEVAS FUENTES DE CONOCIMIENTO SOBRE LA BATALLA

Desde la perspectiva documental y cronística, sin duda la mayor y más importante aportación de estos últimos veinte años ha sido la publicación en 2010, por parte de la Institución Fernando el Católico, del monumental trabajo de Martín Alvira Cabrer dedicado a la edición de los documentos, testimonios y la memoria histórica de Pedro II de Aragón (Alvira, M., 2010). Para los investigadores de la batalla, la extraordinaria labor de recopilación y edición de fuentes escritas realizada por Alvira es de obligada consulta y facilita enormemente nuestra labor, por cuanto que entre los más de 1650 documentos regestados o editados relacionados con Pedro el Católico y los más de 340 testimonios cronísticos y literarios, de la más variada procedencia, igualmente editados, aparecen todos los relacionados con las Navas de Tolosa. La obra está disponible en red y es, por tanto, accesible a todos los interesados.3

No hemos podido constatar la aparición de nuevas fuentes cronísticas que hayan proporcionado más información sobre la batalla, pero sí es destacable la identificación de una primera versión de los capítulos que Jiménez de Rada le dedicó a la confrontación campal en De rebus Hispaniae. Se trata de un oficio litúrgico para conmemorar la batalla («la fiesta de la Santa Cruz»), incluido en el Leccionario cisterciense del monasterio de Las Huelgas. El texto presenta algunas variantes interesantes respecto a la Historia que conocíamos y también ha sido estudiado y editado por Martín Alvira (2016).4

Desde el punto de vista documental, una interesante novedad, ha sido el estudio y edición, por parte de Miguel D. Gómez, de una breve carta escrita por un caballero templario poco después de la batalla. Como subraya el autor, aunque el documento no aporta demasiada información, su inclusión en un manuscrito que contiene diversas historias sobre la primera cruzada no solo sirve para demostrar la conexión, en la mente de los contemporáneos, entre las cruzadas de Oriente y las peninsulares, sino también para poner de manifiesto las diversas formas de difusión de las noticias sobre la batalla (Gómez, M. D., 2021).

En los últimos años se han puesto en valor algunas de las cartas que ya se conocían escritas por mujeres, pero a las que en general se ha prestado menos atención que a las crónicas redactadas por hombres. Sendos artículos de Anaïs Waag (2019) y de Amaia Arizaleta (2020) han puesto de relieve tanto la existencia de una «memoria femenina» sobre la campaña –en el caso de la segunda–5 como una nueva atribución de autoría a la carta que tradicionalmente se consideraba de Blanca de Castilla, en el caso de la primera.

Seguramente sea en el ámbito del registro arqueológico donde se han llevado a cabo las iniciativas más prometedoras. Es un hecho conocido que el campo de batalla de las Navas «ha surtido» habitualmente a colecciones privadas y al mercado ilegal de armas y otro tipo de restos pero, a pesar de algunos intentos parciales, nunca se habían llevado a cabo trabajos sistemáticos de prospección y excavación. En 2022 se pusieron en marcha dos proyectos de investigación promovidos por la Universidad de Jaén, en los que participa una docena de investigadores de dicho centro, de la Universidad Complutense de Madrid, de Patrimonio Nacional y del Parque Natural Despeñaperros, liderados por Irene Montilla y Juan Carlos Castillo Armenteros.6

El objetivo de ambos, planteados en el marco de la denominada «arqueología de los conflictos» o «arqueología de los campos de batalla», es el de abordar el estudio de la batalla de las Navas «con una metodología arqueológica basada en la georreferenciación de cada objeto registrado y en el volcado de la información aportada en un Sistema de Información Geográfica (SIG)», al objeto de «reunir y analizar distintos tipos de información con una perspectiva espacial». Los resultados de esta primera campaña son muy esperanzadores: se ha prospectado la Mesa del Rey, el lugar de asentamiento del campamento cristiano, y el entorno de la fortaleza de Castro Ferral, incluyendo la excavación y estudio estratigráfico de este, y los indicios que han aparecido y su localización pueden ser relevantes para el estudio de la batalla (Montilla Torres, I., Castillo Armenteros, J. C. et al, 2023; Montilla Torres, I., Castillo Armenteros, J. C. et al, en prensa). Resulta de todo punto necesario que se garantice la continuidad del proyecto, que podrá confirmar, rectificar y ampliar lo que sabemos a través de las fuentes escritas.

LOS RESULTADOS DE LA CONMEMORACIÓN DEL OCTAVO CENTENARIO DE LA BATALLA (2012)

Sin duda, muchas de las aportaciones que han ido apareciendo a lo largo de estas dos últimas décadas tuvieron su origen en los diversos actos y publicaciones académicos que sirvieron para conmemorar el octavo centenario de la batalla en el año 2012: conferencias, seminarios, jornadas, congresos, reuniones científicas de diverso formato se organizaron tanto en España como fuera de ella, siendo así que los resultados de algunas de aquellas acabaron publicándose y difundiendo un amplio número de estudios sobre la batalla o sobre su contexto.

De entre todas ellas, es necesario destacar cuatro grandes aportaciones: adelantándose a la conmemoración de Las Navas, la XXXVII Semana de Estudios Medievales de Estella, celebrada en julio de 2010, centró su interés en algunos de los acontecimientos que marcaron la historia del Occidente medieval entre 1212 y 1214, en el entendimiento de que aquel fue «el trienio que hizo a Europa», lo que otorgaba una especial relevancia a tres grandes batallas campales: las Navas, Muret y Bouvines. Al año siguiente, la Institución Príncipe de Viana y el Gobierno de Navarra publicaban el volumen correspondiente (VV. AA., 2011).7

Ya en pleno «año de las Navas», en el mes de abril y bajo la dirección de Patrice Cressier y de Vicente Salvatierra, la Universidad y la Diputación Provincial de Jaén organizaron en esta ciudad un congreso internacional que proponía el análisis de la batalla bajo el prisma de «miradas cruzadas», esto es, desde las diversas perspectivas –cristiana y almohade, guerra e intercambio, cultura material…– donde resulta posible abordar la batalla y su contexto, cuyos resultados fueron publicados por la Universidad de Jaén en 2014 (Cressier, P. y Salvatierra, V. [eds.], 2014).

Durante el verano de 2012, fue la Asociación de Amigos de la Historia Najerillense la que dedicó la vigesimotercera edición de la clásica Semana de Estudios Medievales de Nájera a estudiar los fenómenos que contextualizan los acontecimientos no solo del año 1212, sino también del reinado de Alfonso VIII en el marco general de «un tiempo de despegue». Los estudios presentados fueron editados al año siguiente por el Instituto de Estudios Riojanos bajo la coordinación de Esther López Ojeda (López Ojeda, E. [coord.], 2013).

Por último, la Sociedad Española de Estudios Medievales dedicó las VII Jornadas hispanoportuguesas de Historia Medieval al estudio de la península ibérica en tiempo de las Navas de Tolosa, una reunión científica que se celebró en Baeza en el mes de septiembre de 2012 bajo la dirección de Carlos Estepa y María Antonia Carmona, quienes también se encargarían de coordinar los trabajos de edición que aparecieron en 2014 (Estepa, C. y Carmona, M.ª A., 2014).8

También con motivo del octavo centenario de la batalla algunas revistas científicas le consagraron números o secciones monográficas. Así lo hizo el Anuario de Historia de la Iglesia, que en el volumen 20 (2011) dedicó, bajo el título «Cristianismo e Islam en el siglo de las Navas de Tolosa (1212)», media docena de artículos, firmados por especialistas internacionales de primer nivel, al papado, la Iglesia, la cruzada, los musulmanes, las conversiones y a los procesos de transferencias y encuentros entre el islam y la cristiandad en los tiempos de las Navas.9

Al año siguiente fue el Journal of Medieval Iberian Studies, el que dedicó un número monográfico, el volumen 4, n.º 1 de 2012 a «repensar la batalla de las Navas» y a plantear si realmente fue un punto de inflexión en la historia medieval ibérica. Editado por Simon Doubleday y por Miguel Gómez, el monográfico recogió una veintena de artículos que, además de reflexionar sobre la batalla, su contexto político y sus consecuencias, su memoria o el armamento empleado, abordaron también aspectos más panorámicos, como los cambios detectables a partir de la arqueología, las transformaciones urbanas y socioeconómicas de al-Ándalus y el Magreb en la época en que tuvo lugar la batalla, los avances económicos y tecnológicos, el papel de la mujer, la situación de los judíos, las relaciones interconfesionales o determinadas aportaciones literarias, artísticas y filosóficas.10

Por su parte, en 2013 la revista Romance Quarterly, n.º 60-2, destinó una sección monográfica a «The 800th Anniversary of the Battle of Las Navas de Tolosa», en la que se incluyeron cinco aportaciones centradas fundamentalmente en el tratamiento de la batalla en distintas fuentes cronísticas cercanas al acontecimiento.11

Igualmente en un ámbito más local la revista Alcazaba también publicó una sección monográfica en el número 12-13 (2012-2013), en la que se editaron estudios sobre Alfonso VIII, los contendientes enfrentados en la batalla y los itinerarios seguidos por los mismos.12 Por último, la Nueva revista de política, cultura y arte dio a conocer un texto, a cargo de Ladero Quesada, en una sección dedicada a conmemorar la efeméride (Ladero Quesada, M. A., 2012).

En el terreno editorial la conmemoración del octavo centenario también dio lugar a diversos proyectos que se plasmaron en la publicación de libros monográficos de diferente naturaleza: de una parte, en 2011, Roldán Jimeno tuvo la feliz iniciativa de reeditar el estudio que en 1912 Ambrosio Huici Miranda presentó al concurso convocado por la Diputación Foral de Navarra con motivo del séptimo centenario de la batalla de las Navas. La reedición de este estudio seminal de Huici no solo permitió al público general acceder a un texto de lectura obligada que, en su versión original publicada en 1916, era difícil de encontrar, sino que también vino acompañada de un excelente estudio introductorio, a cargo de Jimeno, que permite conocer la intrahistoria de aquel texto, que en 1912 no fue premiado y que acabaría convirtiéndose en la base del conocimiento moderno sobre la batalla (Huici Miranda, A., 2011). No fue el único estudio reeditado: en 2012 y con el mismo motivo conmemorativo el Centro de Estudios Mohammed VI para el Diálogo de Civilizaciones volvió a publicar algunos trabajos de García Fitz y de Vidal Castro que habían aparecido en años anteriores (García Fitz, F. y Vidal Castro, F., 2012).

Desde el punto de vista de la divulgación de alta calidad, el año 2012 fue testigo de la aparición de una interesante síntesis a cargo de Julia Pavón y de Iñigo Arzoz, que ofrece una visión global del contexto histórico de la batalla, un perfil de los protagonistas, el desarrollo de la campaña, su argumentario ideológico y algunas de las leyendas surgidas en torno a ella (Pavón, J. y Ardoz, I., 2012).

ESTUDIOS GENERALES SOBRE LA CAMPAÑA DE LAS NAVAS

Sin relación directa con los actos de conmemoración de la batalla, pero coincidiendo en el tiempo con ellos, Martín Alvira Cabrer publicó, debidamente actualizada y revisada, la parte de su tesis doctoral dedicada a las Navas, una monografía que, a nuestro juicio, representa la más importante aportación científica de las últimas décadas al conocimiento de esta confrontación (Alvira, M., 2012).13 El profesor Alvira Cabrer comenzó a estudiar la batalla de las Navas en la década de los años noventa del siglo XX, época en la que publicó varios artículos muy renovadores sobre el tema, pero fue en el año 2000 cuando aquellos estudios culminaron con la defensa de su tesis doctoral sobre Guerra e ideología en la España medieval: cultura y actitudes históricas ante el giro de principios del siglo XIII. Batallas de las Navas (1212) y Muret (1213) (Alvira, M., 2000).14

Esta magistral tesis doctoral vino a aplicar al ámbito ibérico y a dos batallas de enorme resonancia, la metodología de análisis de las fuentes, plenamente inserta en la llamada historia de las mentalidades, que unos años antes había desarrollado Georges Duby en su estudio sobre la batalla de Bouvines (Duby, G., 1985). El resultado fue excelente, si bien su suerte editorial fue desigual: mientras que en 2002 el estudio sobre Muret ya había sido publicado por la Universidad de Barcelona (Alvira, M., 2002), la parte de la tesis correspondiente a la batalla de Las Navas aún tuvo que esperar una década para ser editada (Alvira, M., 2012). Pero la espera mereció la pena, no solo porque supuso un avance muy importante en el conocimiento de algunos aspectos de la batalla que nunca antes habían sido tratados con tanta extensión y profundidad, sino también porque abrió nuevos horizontes para el análisis de los acontecimientos bélicos, en particular en lo que respecta a las mentalidades e ideologías que impregnan los relatos sobre la guerra medieval y la memoria creada por tales acontecimientos, y ello sin olvidar los aspectos organizativos y tácticos de la batalla que también fueron abordados.

Si bien las aportaciones que se fueron publicando entre 2011 y 2014 en el contexto de la conmemoración del octavo centenario de la batalla o coincidiendo concentran, con mucho, a la mayoría de los estudios sobre las Navas publicados en los últimos veinte años, después de aquellas fechas el interés por la contienda ha continuado y no han dejado de aparecer otros análisis o estudios generales sobre el enfrentamiento que merecen ser tenidos en cuenta. Normalmente se trata de trabajos académicos que ofrecen visiones sintéticas sobre el propio acontecimiento y sus consecuencias (De la Rosa Morena, A., 2017; Besga Marroquín, A., 2019; Gómez, M. D., 2019) o en el marco de contextos históricos más amplios (Rodríguez-Peña Sainz de la Maza, D., 2015; García-Guijarro, L., 2022).

Por supuesto, las revistas de divulgación general, e incluso la prensa diaria, también han dedicado artículos a lo largo de estos años a la batalla, pero precisamente por su naturaleza divulgativa suelen ser resúmenes de lo ya conocido, de ahí que, salvo alguna excepción destacada que veremos más adelante, no se hayan reseñado en esta actualización bibliográfica.

En fin, el conjunto de trabajos académicos que hemos mencionado, así como otros de contenido más específico que iremos detallando en las siguientes páginas, han venido a significar un avance en diversos aspectos de nuestro conocimiento sobre la batalla en comparación con lo que sabíamos sobre ella en 2005.

LA BATALLA CAMPAL COMO MITO HISTORIOGRÁFICO

Los especialistas no han dejado de reflexionar sobre el papel de la batalla como objeto de estudio historiográfico, sobre su importancia en los usos militares de la época medieval y sobre el tratamiento que se merecen en el marco general de las operaciones bélicas (Rodríguez Casillas, C. J., 2018).

En los primeros años del siglo XXI existía un cierto consenso entre los historiadores que con más profundidad habían abordado el panorama de la guerra medieval a la hora de indicar que, frente a otro tipo de operaciones mucho más frecuentes y determinantes para el curso de los conflictos –los asedios y las cabalgadas–, las batallas campales eran escasas y sus resultados no siempre eran relevantes. El enorme riesgo implícito en cada choque frontal entre dos fuerzas en campo abierto, la incertidumbre que rodeaba al desarrollo y a la conclusión de estos combates, la imposibilidad de controlar los movimientos una vez lanzados los contingentes explicaban que, en muchas ocasiones, los dirigentes militares eludieran la batalla, de ahí su rareza.

Esta consideración sobre las batallas llegó a ser calificada como una «ortodoxia» historiográfica que sustituyó a la «ortodoxia» historiográfica decimonónica la cual, por el contrario, había puesto todo el interés del historiador de la guerra medieval en el estudio de la batalla.

El resultado de este giro historiográfico es lo que ha venido a denominarse como «paradigma Smail» o «paradigma Gillingham». Fue Clifford Rogers quien, en el año 2002, puso por primera vez en cuestión el nuevo «paradigma», demostrando que muchos comandantes no solo no evitaban las batallas, sino que las buscaban como herramienta para acabar con un conflicto (Rogers, C., 2002). Esta nueva perspectiva abrió inmediatamente un debate en torno a los comportamientos de los líderes y su relación con las batallas campales (Morillo, S., 2002; Gillingham, J., 2004).

La discusión historiográfica es interesante en sí, por cuanto obliga a replantear visiones demasiado rígidas o absolutas sobre la actividad militar en la Edad Media, pero también porque a ella han aportado datos e interpretaciones interesantes algunos especialistas que han analizado determinadas batallas y campañas en el contexto ibérico. Así lo hizo João Gouveia Monteiro a propósito de Aljubarrota (2009), Andrew Villalon al estudiar el comportamiento de Enrique II de Castilla (2010), Donald Kagay al estudiar el de Pedro III de Aragón durante la Guerra de los Dos Pedros (Kagay, D. J., 2013) y Ekaitz Gallastegui al abordar la batalla de Toro (2022).

La idea que se desprende de todo ello es que, en determinadas circunstancias, la batalla era buscada o deseada y en absoluto evitada a toda costa, lo que desmonta el principio de que el temor a la colisión campal fuera una de las claves de la estrategia medieval. Se sabía que, a pesar de todos los riesgos e incertidumbres, la batalla podía llegar a tener enormes repercusiones político-militares y podía llegar a ser decisiva para alcanzar los objetivos propuestos. A la luz de este debate también puede abordarse lo ocurrido en las Navas, donde un dirigente, Alfonso VIII de Castilla, se mostrará como un «buscador» de la batalla desde el comienzo de la planificación de la campaña, mientras que sería el califa almohade el que, siguiendo los preceptos más asentados y prudentes de la época, intentará evitarla hasta que las circunstancias lo pusieran en una situación en la que, simplemente, era imposible eludirla (García Fitz, F., 2014).

Sobre otro nivel de análisis historiográfico, el de la perspectiva de los cronistas medievales, el impacto, el peso y la centralidad de las batallas en sus relatos y su contribución a la formación de un mito historiográfico, también han seguido apareciendo estudios.

Centrándonos en el caso de las Navas, ha sido posible comprobar la amplísima acogida que en su momento tuvo la noticia de la victoria cristiana no solo en las crónicas y anales de los distintos reinos ibéricos, sino también en las del resto de Europa y en el Magreb. Así se ha demostrado al estudiar los acontecimientos referidos al año 1212 en una muestra significativa de composiciones de contenido histórico repartidas por todo el Occidente cristiano y por el Mediterráneo musulmán (García Fitz, F., 2013). Todas ellas aparecen publicadas en la referida obra de Martín Alvira dedicada a la documentación de Pedro II (Alvira, M., 2010, vol. IV).

En concreto para el ámbito cristiano, la profusión de alusiones a las Navas en fuentes no peninsulares, superior en número a las recogidas en fuentes ibéricas, ha llevado a Martín Alvira a afirmar que deberíamos «abandonar la tradicional idea según la cual la jornada de 1212 fue un acontecimiento exclusivo de la historia de España. No es cierto. Las Navas fue un episodio de la cristiandad con unas dimensiones plenamente europeas. Así fue sentido en el Occidente cristiano de principios del siglo XIII» (Alvira, M., 2012, 27). Sin duda alguna, para la cronística europea 1212 fue «el año de las Navas».

Como en varias ocasiones se ha subrayado, la percepción de la realidad por parte de los cronistas se veía fuertemente condicionada por el impacto de una batalla campal, y ello es particularmente cierto en el caso de las Navas: no hay más que acercarse a la enorme extensión que algunos cronistas, sobre todo, Jiménez de Rada, le dedican, hasta el punto de convertir a la batalla en un elemento central en sus relatos (García Fitz, F., 2014b; García Fitz, F., 2022), aunque igualmente se ha abordado el tratamiento de la batalla en la obra de Lucas de Tuy (Bailey, M., 2013), Juan de Osma (Cantor-Echols, D., 2013) o en los textos derivados del scriptorium alfonsí (Zaderenko, I., 2013). Este extenso tratamiento cronístico, unido al eco de la victoria en las datas históricas de los documentos cancillerescos acabarían convertidos en útiles fórmulas para el reforzamiento de la imagen regia y de la ideología del poder (Estepa, C., 2012; Rodríguez López, A., 2012).

LA BATALLA EN SU CONTEXTO ESTRATÉGICO

El debate en torno al «paradigma Gillingham», al que acabamos de referirnos, ha cuestionado y obligado a matizar la idea de que, como principio estratégico, los comandantes medievales evitaban sistemáticamente la batalla campal. Lo que no se ha cuestionado es que las batallas siempre fueron acontecimientos extraordinarios en un marco general en el que las incursiones, las cabalgadas y los asedios representaban la cotidianidad de los conflictos armados.

Un análisis comparativo entre las prácticas guerreras predominantes en ambos extremos del Mediterráneo –Tierra Santa y la península ibérica-entre los siglos XI y XIII no solo ha puesto de manifiesto que, en los dos contextos, las operaciones de desgaste y la lucha por el control de los puntos fuertes dominaron el escenario bélico, sino también que las batallas campales no respondían habitualmente a un planteamiento estratégico destinado a acabar con el potencial militar del adversario en una sola jornada, sino que cuando aquellos choques tenían lugar se desarrollaban de manera sobrevenida –no planificada expresamente desde el momento inicial de la campaña– en el marco de un asedio o de una incursión (García Fitz, F., 2006).

En cualquier contexto expansivo, de fronteras impugnadas por alguna de las partes en conflicto, las fortificaciones desplegaban un amplio conjunto de funciones destinadas a garantizar el control económico, político y militar del territorio circundante, de ahí el papel central que tenían en una guerra de posiciones. Precisamente para el contexto de las Navas se han publicado algunos trabajos sobre estas cuestiones (Palacios Ontalva, J. S, 2006 y 2014).

Esta centralidad de la guerra por el control de las posiciones fortificadas es uno de los factores que explica la rareza de las batallas, pero sin duda también los enormes riesgos que corrían no solo los comandantes militares, sino el conjunto de la fuerza armada de un reino, sometidos a la incertidumbre de una batalla y la presión de factores no controlables, pesaban a la hora de evitar el encuentro o de buscar alternativas al choque frontal entre dos fuerzas (Rojas Gabriel, M., 2007).

A pesar de la vigencia de este esquema general de comportamiento, el caso de la batalla de las Navas de Tolosa presenta una doble excepcionalidad: de una parte, al tratarse de una colisión entre dos grandes fuerzas en campo abierto, resulta inusual dentro de un panorama bélico dominado por las cabalgadas y los asedios; de otra parte, al contrario de lo que ocurre con la mayoría de las batallas, la de 1212 fue una batalla buscada por una de las partes, la encabezada por Alfonso VIII (García Fitz, F., 2014 y 2014b). Tanto los testimonios de los contemporáneos como los movimientos seguidos por los contendientes así lo demuestran y los recientes trabajos arqueológicos, en particular los efectuados en torno al castillo de Ferral, están poniendo de manifiesto la magnitud de los enfrentamientos habidos para llevar a la práctica los planes de cada una de las partes (Montilla Torres, I., Castillo Armenteros, J. C. et al, 2023; Montilla Torres, I., Castillo Armenteros, J. C. et al, en prensa).

La bibliografía aparecida en los últimos años no ha variado su punto de vista a este respecto, pero por el contrario sí ha cuestionado la trascendencia histórica y política que tradicionalmente, y sobre la base de los testimonios de los contemporáneos y de los cronistas de las décadas siguientes, se le venía adjudicando a las consecuencias derivadas de la batalla: el fin del Imperio almohade, el principio del fin de al-Ándalus, la crisis en el Magreb, la salvación de la cristiandad…

Los análisis publicados en los últimos años han puesto de relieve el deslumbramiento que sintieron quienes participaron en la batalla y quienes más tarde se hicieron eco de ella ante la magnitud de la victoria o de la derrota, según el caso, pero también han llevado a cabo evaluaciones más sosegadas que se han preguntado hasta qué punto las Navas representa una inflexión en las dinámicas históricas peninsulares y cuáles fueron los efectos reales, en el plano territorial y político, de aquella (García Fitz, F., 2011).

Precisamente, algunas de las aportaciones que se publicaron en el volumen monográfico que el Journal of Medieval Iberian Studies le dedicó a la batalla en 2012 vienen a incidir en esta idea preguntándose –y respondiendo de forma negativa o muy matizada– si en realidad las Navas fue una batalla decisiva y, en todo caso, en qué sentido lo fue (García Fitz, F., 2012b), si puede considerarse que fue el principio del fin de la «Reconquista» (Alvira, M., 2012b), si la conquista cristiana fue un hecho irreversible (Torró, J., 2012) o si desempeñó algún papel en la idea de «restauración de España» (Smith, D. J., 2012). Igualmente, se ha recalcado la necesidad de insertar la batalla en el marco de las dinámicas políticas y sociales de largo alcance (Reilly, B. F., 2012) y de tener en cuenta que el interés de los cronistas por centrarse en las «grandes batallas» no radica solo en la importancia real de las mismas, sino también en el hecho de que, desde el punto de vista del político, no tardaban en convertirse en símbolos útiles para definir y unificar a las comunidades enfrentadas, ya fueran estas las victoriosas, ya las derrotadas.

Por otra parte, una visión de conjunto del reinado de Alfonso VIII revela que, en el marco general de su reinado, marcado profundamente por la actividad militar, las dos grandes batallas en las que participó, Alarcos y las Navas, no dejan de ser acontecimientos extraordinarios (Martínez Díez, G., 2007; Ruiz Gómez, F., 2013; Estepa Díez, C., 2014; Ruiz, 2019).

LA CONFLUENCIA POLÍTICA HACIA LAS NAVAS

Las líneas generales del desarrollo de las relaciones políticas y militares entre los distintos reinos cristianos de la península ibérica y entre estos y el Imperio almohade, su frecuente conflictividad y la difícil y nunca bien consolidada unidad de acción frente a los musulmanes en las décadas anteriores a su confluencia, también parcial, en las Navas estaban bien establecidas desde hace un par de décadas y no han experimentado grandes cambios en los últimos años.

No obstante, sí es de destacar la aparición de diversos estudios que han permitido conocer con mayor profundidad la actuación de algunos personajes que tuvieron un protagonismo indiscutible durante la campaña de las Navas. Entre ellos, es necesario destacar las contribuciones de Damian Smith sobre el papa Inocencio III y sus relaciones con el mundo hispánico, con Alfonso VIII y con la campaña de las Navas (Smith, D. J., 2011, 2016 y 2019); los trabajos de Martín Alvira sobre Pedro II de Aragón, que han venido a poner de manifiesto el importantísimo papel desempeñado por el monarca aragonés tanto apoyando a Alfonso VIII en sus enfrentamientos con otros reyes peninsulares –en especial tras el desastre de Alarcos– como en los inicios de los movimientos políticos y militares que acabarían conduciendo hasta la batalla de las Navas (Alvira, M., 2014; Alvira, M. 2019); el otro gran monarca peninsular que estuvo presente junto a Alfonso VIII, Sancho VII de Navarra, también ha merecido la atención de los especialistas que han tratado de poner de manifiesto tanto sus «intereses cruzados» como sus siempre inquietantes y sinuosas relaciones con los almohades (Miranda García, F., 2012; Katarzyna Dulska, A., 2014).

Al margen de estos grandes dirigentes, también se ha profundizado en la identificación, naturaleza y número de aquellos cruzados «ultrapirenaicos» que se sumaron a la campaña atendiendo a las predicaciones, que siguieron a los líderes procedentes del sur de Francia y que en su mayoría –aunque no todos– acabaron retirándose antes de llegar al campo de batalla (García Fitz, F. y Novoa Portela, F., 2014).

LA ORDENACIÓN DE LOS RECURSOS MILITARES

Visto en su conjunto, el estudio de las obligaciones militares del ejército reunido en torno a Castilla en la época de las Navas, de las fórmulas de reclutamiento, de la composición del ejército, de su organización y jerarquía interna, de su financiación y de su abastecimiento no ha avanzado sustancialmente. Sin embargo, hay dos temas específicos que han recibido un número muy importante de estudios y ambos están relacionados con algunos de los contingentes que se dieron cita en la batalla.

El primero de ellos tiene que ver con las motivaciones que pudieran estar en la base de la participación en la guerra de algunos contingentes que se involucraban en la guerra de forma voluntaria y al calor de la expectativas religiosas o espirituales. Lógicamente, ello está en relación con la incidencia de la ideología cruzadista en el ámbito peninsular.

A este respecto, se ha analizado no solo la presencia de los cruzados «ultrapirenaicos que se unieron a la campaña de 1212 (García Fitz, F. y Novoa Portela, F., 2014), sino también la aparición del término «cruzada» en las fuentes documentales castellanas (Ayala Martínez, C. de, 2013), los mecanismos de su predicación (Rodríguez García, J. M. 2011), los discursos sobre la cruzada y su relación con la legitimación del poder real (Rodríguez López, A., 2004), su reflejo en el arte eclesiástico (Gómez, M. D., 2011), en la literatura (Porrinas, D., 2016), en las fuentes cronísticas (Ríos Saloma, M., 2018) y en la cancillería (Ayala Martínez, C. de, 2016), la frecuente presencia, en fin, del componente cruzado en la justificación de la guerra en las fronteras ibéricas (Álvarez Palenzuela, V., 2012) y su estrecha vinculación con las órdenes militares (Ayala Martínez, C. de, 2005). Pero también se ha cuestionado la adecuación del concepto de cruzada a las realidades ibéricas, en particular a lo ocurrido en torno a la campaña de las Navas (Rodríguez-Peña Sainz de la Maza, D., 2015).

Del interés suscitado por estos temas y, de forma específica, del interés suscitado por la cruzada de las Navas y sus implicaciones ideológicas, religiosas y culturales, da idea el hecho de que se le hayan dedicado en la última década y media dos tesis doctorales que estudian, de un lado, las diversas «voces» que configuran la ideología de cruzada en torno a las Navas (Holt, E. L., 2010),15 y de otro la cultura y la práctica de la cruzada en este mismo contexto (Gómez, M. D., 2011).16

El otro gran tema de investigación que ha seguido manteniendo el interés de los investigadores ha sido el de las órdenes militares. Como ya ocurría en la historiografía española de finales del siglo XX, el autor de referencia sobre estas materias sigue siendo el profesor Carlos de Ayala, quien además de profundizar en la presencia y función de estas instituciones en las fronteras (Ayala Martínez, C. de, 2006 y 2009) y en la guerra de conquista en general (Ibid., 2008), ha estudiado específicamente su papel durante el reinado de Alfonso VIII (Ibid., 2014).

Algunas órdenes, como es el caso de los templarios (Josserand, Ph., 2009) y los hospitalarios (Barquero Goñi, C., 2014), han merecido estudios monográficos sobre sus respectivas aportaciones militares. A estos estudios deben añadirse los de Santiago Palacios sobre el volumen numérico de estos contingentes (Palacios Ontalva, J. S, 2018) y de João Gouveia Monteiro sobre la forma de combatir de estos ejércitos en una perspectiva comparada entre Tierra Santa y la península ibérica (Monteiro, J. G., 2010). Por último, no puede dejar se citarse la monografía sobre las órdenes militares en la península ibérica que publicó Enrique Rodríguez Picavea en 2008.

Ni el resto de los contingentes que formaron ejército cruzado ni otros aspectos organizativos o logísticos ha merecido mayor atención, aunque ha de destacarse el estudio de José Luis Costa sobre las milicias concejiles en la batalla de las Navas (Costa, J. L., 2020) y de Carlos Estepa sobre la fonsadera y otras prestaciones y tributaciones públicas de origen o con finalidad militar (Estepa, C., 2012).

Al otro lado de la línea, el conocimiento de los recursos militares almohades durante estas últimas dos décadas ha experimentado algunos avances dignos de ser señalados, en particular por lo que se refiere a su organización militar en el marco más general de su estructura política.

En este sentido, caben destacar dos importantes iniciativas académicas: de una parte, la publicación en 2005 de los trabajos académicos realizados en el marco de un proyecto de investigación sobre los almohades en el que participaron la Casa de Velázquez, el Departamento de Estudios Árabes del CSIC, la Université Lumiére-Lyon 2 y la Université de Toulouse-Le Mirail. Los resultados de este proyecto se plasmaron en la organización de varios seminarios cuyas actas fueron finalmente editadas por P. Cressier, M. Fierro y L. Molina en dos volúmenes bajo el título Los almohades: problemas y perspectivas.

Entre los muchos aspectos del almohadismo que fueron tratados, fueron varios los que abordaron asuntos relacionados directamente con su organización política y militar, bien presentando una visión global, bien abordando algunas cuestiones específicas relacionadas con diversos elementos de su entramado bélico. Entre los primeros, es de destacar la perspectiva de conjunto ofrecida por Molénat (Molénat, J. P., 2005); entre las segundas, el proyecto permitió profundizar en el papel de los talaba (Fricaud, E., 2005) y en el conocimiento de la política naval almohade (Picard, Ch., 2005).

La segunda iniciativa a la que nos referimos fue la celebración en Jaén del congreso conmemorativo de la batalla de las Navas organizado por P. Cressier y V. Salvatierra. Desde el comienzo los organizadores tuvieron claro que su aproximación no solo debía superar el marco de la historia militar y de la propia batalla, sino que además era necesario reconstruir los contextos de los contendientes, lo que los llevaba a «cruzar las miradas», esto es, a mirar a uno y otro lado de la línea de combate. De esta forma el «proyecto almohade» estuvo muy presente y se le dedicó una sección, lo que nos ha permitido acercarnos con más detalle a algunos aspectos clave que interesan para un mayor conocimiento de lo ocurrido en las Navas, tales como la organización del poder político almohade (Buresi, P., 2014), la organización de la guerra y los mandos militares (Mellier, Ch., 2014) y el itinerario seguido por las tropas almohades desde Marrakech hasta las Navas (Gozalbes Cravioto, C. y Gozalbes Cravioto, C., 2014). Además, la publicación incluyó una amplia sección dedicada al estudio de fortificaciones almohades.

Al margen de estas iniciativas, se han publicado algunos estudios sobre determinados componentes del ejército almohade que siempre han llamado la atención de los especialistas, tales como los cuerpos de guerreros cristianos a su servicio (García Sanjuán, A., 2006; Henriet, P., 2006) o los voluntarios del yihad asentados en ribats (Franco Sánchez, F., 2010).

Sin duda, la centralidad de la actividad militar en el proyecto político almohade es indudable y así ha sido siempre reconocido por los especialistas, pero esta realidad ha llevado en ocasiones a dos consideraciones que han sido objeto de reevaluación en los últimos años: una tiene que ver con los prejuicios historiográficos que suelen acompañar las descripciones de sus actuaciones bélicas y políticas, habitualmente calificadas como fanáticas y bárbaras (García Sanjuán, A., 2020).

La otra tiene un calado profundo y afecta a la naturaleza misma de la sociedad andalusí y a su relación con la guerra. Hasta hace pocos años no pocos especialistas venían insistiendo en que, por distintas causas históricas, sociales e ideológicas, la población andalusí presentaba un bajo grado de militarización, puesto que los asuntos bélicos se habían convertido, desde la época de Almanzor, en un asunto propio y exclusivo del estado. Una razón de peso aducida para explicar este fenómeno era la escasa implicación de los andalusíes en el yihad. Pues bien, los estudios más recientes están matizando esta idea y señalando un compromiso mucho más fuerte de la sociedad andalusí con el yihad, un hecho que se comprueba ya tanto en época omeya y taifa, como en tiempos de los almohades (Suñé Arce, J., 2020; Albarrán, J., 2020). Más aún, esta actitud militante parece que tuvo su continuación durante el emirato nazarí (García Sanjuán, A., 2016; Villaverde-Moreno, J., 2023).

LOS RECURSOS IDEOLÓGICOS: RECONQUISTA, CRUZADA Y YIHAD

No creemos equivocarnos mucho si afirmamos que el estudio de la ideología de la guerra es el que más atención ha merecido durante las dos últimas décadas, y ello tanto en lo que respecta al ámbito cristiano como al musulmán. Sin duda se trata de cuestiones que siempre han sido muy atractivas para los especialistas a lo largo del siglo XX –piénsese en la ingente cantidad de trabajos sobre la guerra justa, la guerra santa, la cruzada, la reconquista o el yihad–, pero lo cierto es que el interés no ha decaído en absoluto. Ha de reconocerse que esta atracción no responde solo al afán de conocimiento académico, sino también a la presencia habitual de algunas de estas nociones en la vida política contemporánea o en los medios de comunicación de todo el mundo.

Ciñéndonos al ámbito hispánico, los estudios sobre guerra santa, cruzada y reconquista en el contexto cristiano medieval se han beneficiado de los trabajos desarrollados en el marco de los proyectos de investigación que, desde hace más de una década, lidera el profesor Ayala Martínez –algunos de ellos codirigidos por Santiago Palacios– y que han venido publicándose sistemáticamente entre 2015 y 2021. De momento, puesto que el proyecto sigue activo (Ayala Martínez, C. de y Fernandes, I. C., 2015; Ayala Martínez, C. de, Henriet, P. y Palacios Ontalva, J. S, 2016; Ayala Martínez, C. de, Palacios Ontalva, J. S y Ríos Saloma, M., 2106; Ayala Martínez, C. de, Fernandes, I. C. y Palacios Ontalva, J. S, 2019; Ayala Martínez, C. de, García Fitz, F. y Palacios Ontalva, J. S, 2021; Ayala Martínez, C. de y Palacios Ontalva, J. S, 2021).

Sobre el tema de la cruzada, ya tuvimos ocasión de referirnos anteriormente, al hablar de los contingentes cruzados en el ejército que se congregó en Toledo en 1212, de la extensa producción historiográfica sobre la cruzada hispánica y en particular, sobre la ideología cruzada en las Navas, así que nos remitimos a lo ya dicho. Baste quizá añadir que las fuentes hispánicas permiten constatar una evidente ampliación de los beneficios espirituales y penitenciales propios de la cruzada a contextos no cruzados, sino reconquistadores (García Fitz, F., 2016).

No menos profusa es la producción en torno a la reconquista, pero quizá no tanto sobre contenido ideológico, que es lo que aquí interesa (García Fitz, F., 2009 y 2010), como sobre el debate en torno a la pertinencia de su uso y a las implicaciones de su contenido (Ayala Martínez, C. de, Fernandes, I. C. y Palacios Ontalva, J. S, 2019; Porrinas, D., en prensa). Es de notar, no obstante, que el estudio en profundidad de la ideología reconquistadora que impregna a las fuentes medievales ha permitido apreciar matices interesantes que permiten hablar no de una, sino de varias propuestas distintas de legitimación de la guerra santa peninsular (Ayala Martínez, C. de, 2020).

En el plano de las percepciones del enemigo musulmán, los trabajos de John Tolan han permitido no solo analizar y contextualizar las imágenes sobre los musulmanes y sobre Mahoma en las fuentes occidentales, sino también insertar en ellas las que aparecen en el contexto ibérico (Tolan, J. V., 2007 y 2021).

El interés no ha sido menor en torno al argumentario legitimador de la guerra en el ámbito islámico. Por fortuna, contamos ya con una sólida obra de referencia sobre el yihad en la que García Sanjuán ha abordado en profundidad la regulación de la guerra en la doctrina islámica clásica (García Sanjuán, A., 2020), completando así su primera aproximación al estudio de las bases doctrinales y jurídicas del yihad que había publicado tiempo atrás y su novedoso estudio sobre la noción de fath (García Sanjuán, A., 2009 y 2016).

Dado el papel central que el yihad desempeña en la reforma almohade, no es de extrañar que haya merecido en los últimos años no poca atención. A nuestro juicio, son fundamentales las páginas que Javier Albarrán le ha dedicado al yihad almohade, contextualizado en el marco más general del yihad en al-Ándalus entre los siglos X y XIII (Albarrán, J., 2020). Pero, además, algunos de los grandes especialistas en la materia almohade o en la historia de al-Ándalus, como Maribel Fierro y Vicent Lagardère, han publicado trabajos monográficos sobre la cuestión (Lagardère, V., 2005; Fierro, M., 2014).

Desde perspectivas más específicas, se ha estudiado la relación entre hisba y yihad (Martínez Núñez, 2015), el papel del yihad en los orígenes del movimiento almohade (García Sanjuán, A., 2019) y la importancia de la actividad guerrera para el proceso de santificación del califa al-Mansur (Albarrán, J., 2018), al tiempo que algunas publicaciones han analizado la noción poniéndola en paralelo con la doctrina y la práctica de la paz (Ben Elhaj Soulami, J., 2012; Mohamed, Ch., 2014).

DESARROLLOS TÁCTICOS

Al contrario de lo que hemos podido observar al contemplar la actualización bibliográfica de otros aspectos relacionados con la batalla de las Navas, con los desarrollos historiográficos, con la organización de los ejércitos o con las ideologías de la guerra, los especialistas no han sido demasiado generosos en las últimas dos décadas a la hora de abordar los dispositivos y movimientos tácticos de los contendientes en el campo de batalla.

No obstante, la publicación de la monografía de Martín Alvira sobre las Navas (Alvira, M., 2012), en particular los capítulos que le dedica a la disposición de los combatientes y al desarrollo de los combates ofrecen un magnífico cuadro al que es necesario acudir. Por lo demás, solo algunos aspectos relacionados con el armamento pesado (Soler, 2012), sobre la percepción de la caballería (Jiménez Alcázar, 2012) y sobre los cambios técnicos y sociológicos que experimentó esta arma hasta convertirse en una fuerza predominante en los campos de batalla (García Fitz, F., 2023) han recibido alguna atención.

Hemos centrado esta actualización historiográfica en el ámbito de la producción investigadora, de ahí que hayamos dejado de mencionar un buen número de artículos de divulgación sobre la batalla que han venido publicándose en diversas revistas de difusión histórica. No obstante, por su rigor y por su nivel, no podemos dejar de recordar el número monográfico que en julio de 2023 le dedicó la revista Desperta Ferro. En ella no solo publicaron algunos especialistas de bagaje historiográfico reconocido, sino que también apareció el primer informe publicado sobre los resultados de las recientes excavaciones llevadas a cabo en el entorno del campo de batalla (Desperta Ferro. Antigua y Medieval, 2023, n.º 78). Y tampoco queremos dejar de mencionar el cómic sobre la batalla que en 2016 publicó Jesús Cano de la Iglesia en la editorial Ponent Mon. El trabajo de documentación realizado por el autor es digno de consideración, pero sobre todo destaca la contundencia de algunas de las imágenes que, en ocasiones, resultan más expresivas y clarificadoras que algunos testimonios de los cronistas (Cano, J., 2016). Por supuesto, por razones obvias, lo que no hemos tenido en cuenta es la profusión de novelas históricas cuyos argumentos giran en torno a la batalla.

Al cabo de dos décadas y de más de un centenar y medio de investigaciones que han aparecido desde que en 2005 se publicó la primera edición de esta monografía, es evidente que nuestros conocimientos han avanzado mucho en algunos campos: se ha facilitado nuestro acceso a las fuentes gracias a una extraordinaria labor de edición, la realizada por Martín Alvira, y la actividad arqueológica ha comenzado a aplicarse de forma rigurosa y sistemática; la reflexión historiográfica sobre el papel e importancia de las batallas en el marco de la guerra medieval ha obligado a matizar algunos esquemas de interpretación demasiado rígidos; se ha enriquecido nuestra perspectiva en torno al marco estratégico en el que aquellas tenían lugar; conocemos mejor la actuación de algunos protagonistas esenciales de este drama, como Alfonso VIII, Pedro II, Sancho VII, Inocencio III o Jiménez de Rada; contamos con abundantes estudios sobre algunos componentes del ejército cristiano, en particular sobre los cruzados ultramontanos y sobre las órdenes militares, pero sobre todo se ha iluminado de forma sustancial lo que sabemos sobre la organización política y militar almohade; y el estudio de los recursos ideológicos utilizados por las partes implicadas para justificar y legitimar la guerra y para movilizar sus fuerzas han experimentado un crecimiento abrumador.

Por supuesto, a ello no han sido ajenas las distintas publicaciones y reuniones científicas que aparecieron o se celebraron al calor de las conmemoraciones del octavo centenario de la batalla en 2012, pero es evidente que el interés por lo ocurrido en torno a las Navas no se deriva solo de esta circunstancia: para los contemporáneos aquel acontecimiento marcó un hito que quedó consagrado en la memoria de las generaciones siguientes. Y los historiadores, por supuesto, no podemos ser ajenos ni a la consiguiente explosión de testimonios, que a la postre es la materia prima de nuestro conocimiento, ni al interés intrínseco de lo que ocurrió en Sierra Morena en el verano de 1212.

Con todo, a pesar de la apertura de nuevos horizontes, creemos que lo que no han cambiado son algunas consideraciones de fondo en torno a la batalla de las Navas de Tolosa que ya sostuvimos en 2005: aquel fue un acontecimiento militar extraordinario, y lo fue porque, objetivamente, se concentraron en él cantidades de recursos humanos, económicos, logísticos e ideológicos que sobrepasaron los cauces de la guerra ordinaria, pero también lo fue porque así lo quisieron los contemporáneos y se encargaron de difundirlo. No obstante, por muy extraordinaria que fuera, solo en cierto sentido se convirtió en una batalla decisiva: lo fue en tanto que dirimió para siempre el pleito territorial que durante siglo y medio había enfrentado a cristianos y musulmanes en torno al eje central de los caminos que unían el Tajo y Sierra Morena. No lo fue en tanto que ni acabó con el Imperio almohade ni con al-Ándalus. Ratificamos, pues, lo que concluíamos entonces:

No creemos estar cayendo en un supuesto de historia-ficción si afirmamos que los desarrollos históricos que le sucedieron eran perfectamente posibles y probables sin necesidad de que aquella se librara o si su resultado hubiera sido distinto. Las Navas no decidió la Historia de los estados peninsulares en la Edad Media, pero ratificó procesos de largo alcance y tendencias de fondo. De ahí que haya quedado como expresión simbólica de todo ello.

Notas

1 «Actum est hoc felicissimum bellum in loco qui dicitur Nauas de Tolosa, cui in Yspania simile bellum nunquam fuit», en Lucae Tvdensis, Chronicon Mundi, Lib. IV, 90, 330.

2 «uno de los mas grandes fechos que en el mundo contesçieran de quando el mundo fuera criado fasta en aquella sazon, la batalla que dizen de Hubeda fue», en Primera Crónica General, cap. 1011, 689.

3Pedro el Católico, Rey de Aragón y Conde de Barcelona (1196-1213). Documentos, testimonios y memoria histórica de M. Alvira, disponible en <https://ifc.dpz.es/publicaciones/ebooks/id/3003>.

4Antes de De rebus Hispaniae. La primera versión de la batalla de Las Navas de Tolosa de Rodrigo Jiménez de Rada de M. Alvira, disponible en <http://journals.openedition.org/e-spania/26168>.

5Relatos cruzados: sobre algunas esquivas letras de princesas en el primer Doscientos de A. Arizaleta, disponible en <http://books.openedition.org/esb/2628>.

6Patrimonio histórico, naturaleza y turismo en el Parque Natural de Despeñaperros: análisis arqueológico del campo de batalla de las Navas de Tolosa: escenarios, rutas, materiales y paisaje natural, dirigido por Irene Montilla y financiado por la Junta de Andalucía y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional; La batalla de las Navas de Tolosa. Investigación Arqueológica en el campamento cristiano (Mesa del Rey), dirigido por Juan Carlos Castillo Armenteros y promovido por la Diputación de Jaén con el apoyo del ayuntamiento de Sta. Elena. Agradecemos a los investigadores implicados en ambos proyectos que nos hayan adelantado los resultados de las excavaciones, en particular el texto de la conferencia «Una mirada arqueológica a la Batalla de Las Navas de Tolosa» impartida por los miembros del Proyecto Navas de Tolosa en el Museo Arqueológico Nacional, de próxima publicación.

7 1212-1214. El trienio que hizo a Europa. Actas de la XXXVII Semana de Estudios Medievales, Estella, 19 al 23 de julio de 2010, disponible en <https://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=708024>.

8La Península Ibérica en tiempos de las Navas de Tolosa de C. Estepa Díaz y M.ª A. Carmona Ruiz 2014, disponible en <https://www.medievalistas.es/seem/pdf/publicaciones/007.pdf>.

9 Disponible en <https://revistas.unav.edu/index.php/anuario-de-historia-iglesia/issue/view/89>.

10 Disponible en <https://www.tandfonline.com/toc/ribs20/4/1>.

11 Disponible en <https://www.tandfonline.com/toc/vroq20/60/2>.

12 Disponible en <https://dialnet.unirioja.es/revista/23944/A/2012>.

13 Alvira Cabrer, M., 2012.

14 Disponible en <https://docta.ucm.es/entities/publication/2f3976f7-2c14-4fbf-bbdf-4bf683ab0082>.

15 Disponible en <https://www.academia.edu/32630067/Out_of_Many_One_the_voice_s_in_the_crusade_ideology_of_Las_Navas_de_Tolosa>.

16 Disponible en <https://trace.tennessee.edu/cgi/viewcontent.cgi?referer=&httpsredir=1&article=2268&context=utk_graddiss>.