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Este libro es el producto del trabajo realizado en el año 2021, en una serie de tres noches abiertas en la Escuela de la Orientación Lacaniana (EOL), en las que nos propusimos estudiar el texto de Jacques-Alain Miller "Leer un síntoma", promoviendo una conversación a su alrededor. En ese texto, se interroga la operación analítica que impulsa la práctica de Jacques Lacan interrogando esa misma práctica. Tomando apoyo en la pregunta ¿dónde está lo real?, esta conferencia es una brújula que nos orienta en nuestra práctica en los tiempos que corren para el psicoanálisis. En estas noches, pudimos explorar –entre varios– algunas de las preciosas puntuaciones de J.-A. Miller. Por sus consecuencias, estas puntuaciones –que son claves de lectura de Lacan y de su propia enseñanza– son también la apertura a escrituras inéditas del psicoanálisis hoy.
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Seitenzahl: 282
Veröffentlichungsjahr: 2022
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LEER Y ESCRIBIR EN PSICOANÁLISIS
Puntuaciones millerianas
Leer y escribir en psicoanálisis
Puntuaciones millerianas
© Grama ediciones, 2022
Manuel Ugarte 2548 4° B (1428) CABA
Tel.: 4781–5034 • [email protected]
http://www.gramaediciones.com.ar
© Silvia Salman y Mauricio Tarrab, 2022
Tarrab, Mauricio
Leer y escribir en psicoanálisis : puntuaciones millerianas / Mauricio Tarrab ; Silvia Salman.- 1a ed.- Olivos : Grama Ediciones, 2022.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-8941-47-9
1. Interpretación Psicoanalítica. I. Salman, Silvia. II. Título.
CDD 150.195
Primera edición en formato digital: diciembre de 2022
Versión: 1.0
Digitalización: Proyecto 451
Diseño de tapa: Gustavo Macri
Hecho el depósito que determina la ley 11.723
Queda prohibida la reproducción total o parcial de este libro por medios gráficos, fotostáticos, electrónico o cualquier otro sin permiso del editor.
Presentación
Silvia SalmanMauricio Tarrab
Este libro es el producto del trabajo realizado en el año 2021 en una serie de tres noches abiertas en la Escuela de la Orientación Lacaniana (EOL), en las que nos propusimos estudiar el texto de Jacques-Alain Miller, “Leer un síntoma”, para promover una conversación a su alrededor. En ese texto, J.-A. Miller interroga la operación analítica que la práctica de Lacan impulsa, e interroga esa misma práctica. Tomando apoyo en la pregunta “¿Dónde está lo real?”, esta conferencia dictada en Londres al concluir el Congreso de la New Lacanian School (NLS) en el año 2011, es una brújula que nos orienta en nuestra práctica en los tiempos que corren para el psicoanálisis.
En estas noches, pudimos explorar entre varios algunas de las preciosas puntuaciones que J.-A. Miller realiza. Por sus consecuencias, estas puntuaciones –que son claves de lectura de Lacan y de su propia enseñanza– son también la apertura a escrituras inéditas del psicoanálisis de hoy.
Para un estudio más profundo de algunos temas de nuestro interés, hemos extraído del texto tres puntuaciones que fueron retomadas en cada una de las tres noches abiertas en la Escuela. Con ellas intentamos poner a prueba cómo abordamos nuestra práctica y en qué porvenir haremos que el psicoanálisis exista.
Encontrarán en estas páginas el resultado de ese trabajo. Nuestras presentaciones y las de los colegas que invitamos, así como la fecunda conversación que se generó, y provocó un intercambio original y una elaboración colectiva.
En la primera noche, conversamos con Leonardo Gorostiza y Aníbal Leserre sobre la frase:
[…] me explico con Lacan y la práctica del psicoanálisis hoy, esta práctica que no es más completamente, o quizás de ningún modo, la de Freud.(1)
En la segunda noche, conversamos con Florencia Dassen y Fabián Naparstek sobre
[…] la persistencia del síntoma […] La paradoja aquí es la del resto. Hay una x que resta más allá de la interpretación.(2)
Y en la tercera noche, conversamos con Mónica Torres y Graciela Brodsky sobre
[…] bien decir y saber leer están del lado del analista, es propiedad del analista, pero en el curso de la experiencia, se trata que bien decir y saber leer se transfieran al analizante.(3)
Incluimos también fragmentos de la conversación que se produjo con los asistentes.
Este libro contiene, además, textos de otros autores que nos acompañaron en el trabajo previo a cada noche, lo que resultó fundamental y desembocó en un deseo de escritura de esa elaboración singular.
En su conjunto, el libro transmite el espíritu de una conversación permanente que queremos sostener sobre temas de nuestra práctica, sobre las preguntas que nos interpelan, y sobre los actos de los que debemos dar prueba.
1. Miller, J.-A., “Leer un síntoma”, Revista Lacaniana de Psicoanálisis 12, EOL-Grama ediciones, Buenos Aires, abril 2012, p. 9.
2. Ibíd., p. 14.
3. Ibíd., p. 10.
PRIMERA NOCHE*“Una práctica que ya no es la de Freud”
…me explico con Lacan y la práctica del psicoanálisis hoy, esta práctica que no es más completamente, o quizás de ningún modo, la de Freud.
SILVIA SALMAN: Buenas noches a todos. Junto con Mauricio Tarrab queremos agradecerles su presencia esta noche y el interés por la convocatoria. Hemos elegido el dispositivo de Noches abiertas que ofrece la Escuela, y la presencia de ustedes nos confirma que el trabajo de Escuela es posible y que hay diferentes medios para hacerlo existir. Para nosotros, el trabajo de Escuela es una brújula borromea –es decir que permite anudamientos distintos–, al igual que el texto que nos proponemos estudiar en estos encuentros, que es “Leer un síntoma”,(4) de Jacques-Alain Miller.
En esta conferencia, dictada en abril del 2011 en Londres, Miller hace de la pregunta por lo real, una pregunta clínica: “¿Dónde está lo real en todo esto?” Nos hacemos eco de esta pregunta, porque en principio ella nos sugiere que para tener una idea de cómo operan los análisis que conducimos para tener una idea de cómo operan los análisis que conducimos, o alcanza con decir que en tanto analistas nos orientamos por lo real. Aún hace falta despejar en dónde está ese real para cada uno. Por eso, consideramos que de esta pregunta, que es clínica, se deduce una práctica, y esperamos que estos encuentros sean una ocasión para esclarecer de qué modo cada uno de nosotros concebimos esta práctica y consentimos a ella. Esto, para quienes hoy participamos de este encuentro, por cierto, pero también es una pregunta que extendemos para provocar una elaboración colectiva sobre aquello que nos surge.
Con el título de estas Noches, “Leer y escribir”, queremos hacer resonar las puntuaciones millerianas sobre un momento de la enseñanza de Lacan, en el que lectura y escritura conforman una economía que atañe al corazón mismo de la operación analítica. Pero, ¿a qué método se refieren estas operaciones, si es que podemos hablar de método? Alguna vez, en El lugar y el lazo,(5) Jaqcues-Alain Miller se refirió a que el método en cuestión es el de buscar en todo lo real, pero se trata de ver qué uso hacemos de estas operaciones en la experiencia de un análisis que está hecho de palabras y de afectos que se hablan y se escriben.
La dimensión de lo escrito surge en Lacan para designar aquello que resiste a la comprensión. Por ello, en el Seminario De un discurso que no fuera del semblante,(6) dice que una escritura puede trastornar una lengua. Allí se refiere a la lengua japonesa, pero agregaría que una escritura puede trastornar también la lengua analítica. Esta operación de escritura en el análisis, precisa de un saber leer ahí para atrapar esos trozos o fragmentos de real que se van precipitando y escribiendo en el devenir de la experiencia.
Me pregunto, y les pregunto, leer y escribir, ¿van juntos?, ¿se separan?, ¿se superponen? Es una pregunta que trabajando este texto y armando la Noche me surgió fuertemente. El texto de Jacques-Alain Miller está para ser interrogado sobre estos puntos clínicos de nuestra práctica.
Estudiar este texto y extraer sus consecuencias sería imposible en tres Noches, por ello hemos elegido tres fragmentos, que son tres puntuaciones de Miller, las cuales serán retomadas en cada una de estas Noches abiertas de la Escuela, para poner a prueba cómo abordamos nuestra práctica y en qué porvenir haremos que el psicoanálisis exista, tal como lo proponemos en el argumento que ustedes recibieron. A tal efecto, decidimos invitar a algunos colegas con quienes compartir nuestras preguntas y un interés común por el trabajo de Escuela y la producción del discurso analítico, que por supuesto extendemos a todos los aquí presentes.
En la Noche de hoy conversaremos con Aníbal Leserre y Leonardo Gorostiza sobre el siguiente fragmento:
[…] me explico con Lacan y la práctica del psicoanálisis hoy, esta práctica que no es más completamente o quizás de ningún modo la de Freud.(7)
Con esta puntuación, nos hacemos eco de una invitación de Jacques-Alain Miller a explorar el límite freudiano del análisis y el forzamiento lacaniano, que animó la invención del pase.
Es un hecho –dice Miller–, que la experiencia analítica se prolonga de una manera por completo impracticada por Freud. De ahora en más, nuestra experiencia pone al analizante en lucha con aquello que de su goce, no produce sentido.(8)
Veremos lo que hoy podemos esclarecer de esta puntuación.
La Noche del 5 de mayo, que será la próxima, vamos a conversar con Florencia Dassen y Fabián Naparstek sobre “…la persistencia del síntoma. La paradoja aquí es la del resto, hay una x que resta más allá de la interpretación”.(9) Tal vez, luego del trabajo de hoy, podremos retomar la problemática del resto en la perspectiva de lo que permanece del síntoma, más allá de la interpretación freudiana, o –lo diría así, es una idea que tengo–, después de la interpretación freudiana. Después de la interpretación freudiana, Miller nos habla de la confrontación directa con los restos sintomáticos.(10) Y por último, en la Noche del 2 de junio, que es la tercera, vamos a conversar con Graciela Brodsky y Mónica Torres sobre:
Bien decir y saber leer están del lado del analista, es propiedad del analista, pero en el curso de la experiencia se trata de que bien decir y saber leer se transfieran al analizante.(11)
Esa será la oportunidad de intercambiar sobre cómo concebimos el fenómeno clínico de la transferencia en nuestra práctica contemporánea, siguiendo lo que consideramos son las coordenadas que Miller propone para actualizarlas en el texto: bien decir y saber leer. Concebir la posición del analista como un sujeto supuesto saber leer de otro modo,(12) es un punto de apoyo que tomamos de Lacan del Seminario 25, “El momento de concluir”.(13)
Este es nuestro programa de lectura, que requiere de nuestro decir y del de ustedes, y también, de una escucha atenta e interesada en lo que cada uno desea transmitir. Supone una cierta sensibilidad a dejarse interpelar por la lengua del otro, sin renunciar a la singularidad de la lengua propia. Es decir, un buen encuentro, que espero que sea el que podamos tener hoy. Le voy a dar la palabra a Mauricio, que también va a presentar estas Noches desde su perspectiva, y luego van a intervenir Leonardo Gorostiza primero y Aníbal Leserre después. Posteriormente, abriremos una conversación entre nosotros y luego con aquellos que quieran participar con alguna pregunta a través del correo electrónico.
MAURICIO TARRAB: Lo que hemos planteado como actividad tiene, como decía Silvia, un horizonte un poco incierto, porque no estamos muy seguros o no estábamos muy seguros de qué es lo que estábamos haciendo cuando hicimos esta propuesta. Implica cierta improvisación. Olvidamos agradecer en el comienzo al Directorio, a su Secretaria Mónica Gurevicz, quien tuvo una enorme paciencia con nuestra inquietud de cómo se hacían las cosas en una Noche Abierta. No teníamos mucha idea y ella nos fue guiando para que las cosas se encaminaran. A la gente de EOL Postal, que es la vía por la cual se transmite todo esto, y lo hicieron muy eficazmente. También a Eugenia Serrano, quien hizo el diseño precioso del afiche de estas Noches, que nos sorprendió un poco a todos. Cuando alguien me preguntó por qué esas alas tan delicadas en el afiche, como yo no tenía la menor idea por qué Eugenia había puesto esas alas delicadas, se me ocurrió contestar con esa frase de Muhammad Alí, que decía que en el ring “bailaba como una mariposa y picaba como una abeja”. De alguna manera esa es también la idea que tenemos para la noche hoy.
Es cierto que sobre “leer y escribir”, solo vamos a poder deletrear algunas cosas en estas tres Noches. Lo que esto ya produjo entre personas cercanas que se han interesado, nos da la idea de que entramos en un campo enorme al que solo podremos asomarnos durante estas Noches y vamos a abordar el tema, como corresponde, fragmentariamente. Es un campo enorme y de ninguna manera es solo el del último Lacan. Alguien(14) que trabajó con nosotros en lo que llamamos La previa,(15) para hacernos los jóvenes, nos trajo la referencia siguiente:
En la concepción misma de Freud, arribamos a la idea de que se trata de la lectura, de la traducción calificada, experimentada, del criptograma […].(16)
y un poco más adelante,
[…] para Freud, se trata menos de recordar que de reescribir la historia. […] fórmula que permite situar diversas indicaciones que brinda a propósito depequeños detalles presentes en los relatos en análisis.(17)
Es una referencia de Lacan del Seminario 1.
Por el tremendo trabajo que Lacan ha hecho sobre ambos términos, leer y escribir(18) han tomado desde entonces, nuevas perspectivas, nuevos sentidos y nuevos usos. Pero esa referencia del Seminario 1 que mencioné recién, muestra que la enseñanza de Lacan no progresa como la flecha del tiempo y que no es una orientación que se sigue como se sigue la dirección de una flecha. A menos de considerarla como una flecha zen, esas que terminan acertando en el propio arquero y en aquel que sigue su trayectoria. Y se puede decir que sin eso, no hay transmisión del psicoanálisis. Como decía Silvia hace un momento, tomamos el texto “Leer un síntoma” no solo por el valor que tiene por sí mismo, sino porque está situado en un momento especial de la lectura que Miller hace de la ultimísima enseñanza de Lacan. Un momento especial, un período que, a grandes rasgos, va entre los cursos Piezas sueltas(19) y “El ser y el Uno”.(20) Pero en especial porque es un texto que está centrado en las consecuencias que tiene esa enseñanza y su lectura –la de Miller– en la práctica analítica, en la práctica que hacemos.
Poner como subtítulo “Puntuaciones millerianas” creo que no requiere ser justificado y menos aún explicado. Solo resaltar que nos orientamos en Lacan por puntuaciones de Jacques-Alain Miller, que él ha convertido en referencias ineludibles para nosotros, pero que no solo son claves de lectura, sino que permiten escribir algo nuevo en el psicoanálisis. Miller no solo hace puntuaciones al texto, sino que le saca a eso consecuencias perdurables. Basta mencionar –menciono solo dos–, “el atravesamiento del fantasma”, o el esp de un laps, para percibir que no son solo un subrayado de un texto, sino que han producido consecuencias. Veremos si las tres frases que extrajimos para estas tres Noches y que ponemos a discusión, pueden ser tomadas como clave de lectura para entrar en la ultimísima enseñanza de Lacan.
A mi juicio, el método –Silvia habló del método de Miller, no sé si hablamos exactamente de lo mismo y no sé si es un método, pero lo llamaré así–, el método de Miller es implacable. Primero no descarta nada ni en Freud ni en Lacan, segundo, considera que todo es bueno en Lacan; lo dice en una entrevista que mencionamos en el texto de presentación de estas Noches. Es una entrevista que le hace el equipo de la Revue de la Cause Freudianne(21) (ECF), en París, en donde él dice que ese “todo es bueno en Lacan” vale a condición de ser puesto a prueba. Y sabemos que ese poner a prueba(22) es algo que Miller ha hecho con los conceptos de la enseñanza, con la práctica del psicoanálisis, con el pase y con la Escuela de Lacan. Creo que se puede decir que ese es su antidogmatismo, un antidogmatismo difícil de seguir para quienes muchas veces lo seguimos dogmáticamente. Y en tercer lugar, no considera que un concepto, por más asegurado que esté, sea algo cerrado. Al contrario, dice que un concepto es un saco, pero es un saco agujereado, como el famoso tonel de las Danaides.(23)
Para estas tres Noches, extraemos tres frases de “Leer un síntoma”, y las traemos a esta conversación esperando que podamos situar en conjunto algunas de sus consecuencias. Como una de nuestras preocupaciones es la práctica, la práctica del psicoanálisis, preferimos pensar que la práctica, la nuestra, la de ustedes, la de todos los días, más allá de qué referencias toma cada uno para orientarse, para no perderse, para no deslizarse fatalmente al oficio del psicoanalista, esa práctica debe tomarse como un tonel agujereado. Es, como marco, la pregunta que me hago y que extiendo a todos ustedes –que somos en este momento en el zoom 850, lo cual es una especie de locura que permite esta tecnología. A pesar de la insoportable levedad del zoom, tenemos esta posibilidad. Digo entonces, la pregunta que me hago y que les hago a ustedes es: ¿está agujereado el tonel de nuestra práctica?
La frase “[…] me explico con Lacan y la práctica del psicoanálisis hoy, esta práctica que no es más completamente, o quizás de ningún modo la de Freud”,(24) es una frase potente que nos hará trabajar, y verán enseguida que Leonardo y Aníbal han tomado un poco la misma idea que me hacía yo como para presentarla. La frase dice entonces: “no es más completamente o quizás de ningún modo”. En ese matiz, en ese “no es más completamente o quizás de ningún modo”, que no llega a ser una duda, pero en cuya formulación hay una cierta vacilación de Miller, ahí es donde me parece que podemos poner a pruebaesa frase, y leerla por ejemplo de manera interrogativa, para lanzar nuestra conversación. Digo, en el caso en que pudiéramos saber cuál era la práctica de Freud, ¿es la nuestra una práctica que ya no es la de Freud?
Por supuesto que les agradecemos a Leonardo y a Aníbal haber aceptado la propuesta, aunque en el momento en que la hicimos, no sabíamos muy bien a dónde los estábamos invitando… me acaba de llegar un mensaje que me dice que ya somos casi 1000 los que estamos acá. Antes de imaginar la repercusión que esto ha tenido, sabíamos que seríamos muchos los que queremos todavía conversar sobre el psicoanálisis. Bueno, vamos a escuchar ahora a Aníbal y a Leonardo, y luego, como dijo Silvia, vamos a conversar a partir de sus puntuaciones y de algunas nuestras.
LEONARDO GOROSTIZA: Quiero agradecerles a Silvia y a Mauricio la invitación, por supuesto, y también la decisión de haber organizado esta perspectiva de trabajo de la que ustedes ya han mencionado el valor que puede tener como trabajo de Escuela. Creo que es importante y que otros espacios equivalentes podrán ir abriéndose también en el ámbito de la EOL, para conversar a fondo lo más que podamos y en serio.
Antes de comenzar a leer el texto, pensaba en esa referencia que traía Mauricio del Seminario 1, porque en ese contexto Lacan dice que Freud no fue Cristóbal Colón, sino Champollion. O sea, no descubrió un continente que estaba escondido, sino que descifró, porque supo leer los jeroglíficos que estaban escritos. Eso por un lado, y por otro, la mención que hizo a lo que sería la posición antidogmática y esto de la práctica agujereada. Creo que en el contexto de esa misma entrevista,(25) Miller dice que los conceptos psicoanalíticos –tanto en Freud como en Lacan–, son inestables, porque precisamente lo real los agujerea, y de allí la constante transformación que cada uno de ellos fue haciendo de los conceptos, los conceptos que son de la clínica, de la elaboración de saber sobre la práctica. Así que acuerdo a pie juntillas, con esta orientación. Abro el texto y paso entonces a leerlo. Tiene cinco puntos.
Intervención
Hace muchos años, Miller destacó la diferencia que puede haber entre una puntuación y una intervención. Esto ocurre cuando las puntuaciones no consisten solamente en hablar o charlar a propósito de Lacan. Esto lo dijo en el año 1984, en el contexto de un Encuentro Internacional del Campo freudiano que se llamó precisamente “¿Cómo se analiza hoy?” Es decir que creo que estamos nuevamente preguntándonos eso. Una intervención –señalaba– es algo muy peligroso, porque una intervención implica –lo cito– “una decisión para que se pueda trabajar con la enseñanza de Lacan y no solo repetirla fascinándose con su complejidad”.(26) Creo que es el espíritu precisamente de este espacio. Y ubicaba allí su propuesta de ordenar su lectura, como lo hizo muchas veces, de forma binaria; esto es súper conocido, el binarismo milleriano.
Su conferencia, la que hoy nos sirve de referencia, se sitúa en dicha perspectiva. Porque plantea el binario entre el ser y lo real, entre la dimensión ontológica y la de la existencia,(27) y lo que de dicho binarismo se puede deducir; es el trabajo que evidentemente nos proponemos para la orientación de nuestra práctica hoy. Es decir, un binario que tenga consecuencias.
Contexto
Esta conferencia, “Leer un síntoma”, fue pronunciada en el IX Congreso de la NLS en Londres, en abril de 2011, bajo el título –nuevamente en el centro de lo que trabajamos hoy–, “Cómo opera el psicoanálisis”, y en el cual tuve el gusto de estar presente. Como Miller mismo lo destaca, “Leer un síntoma”, en realidad, fue su conferencia de orientación y, al mismo tiempo, la que dio el título para el siguiente Congreso de la NLS, realizado en 2012 en Tel Aviv. Era la conferencia preparatoria para el Congreso de la NLS. Pero además, hay otro concepto, algo a lo que Mauricio se refirió y que Miller menciona explícitamente. Esta conferencia se intercala en el desarrollo de su Curso “El ser y el Uno”, más precisamente entre las clases del 30 de marzo y del 6 de abril de 2011. Menciono eso no por una cuestión de precisión en sí misma, sino porque el párrafo sobre el cual hoy vamos a trabajar, puede ser esclarecido si nos referimos también a algunas consideraciones que hace en dichas clases, es decir, antes de la conferencia, e inmediatamente luego de la conferencia.
Preguntas y respuestas
Podemos entonces transformar la frase que nos han propuesto en una pregunta; es de algún modo lo que dijo Mauricio: la práctica del psicoanálisis hoy y que nos explicamos con Lacan, esta práctica –y ahí sería la pregunta–, ¿no es más completamente la de Freud, o quizás de ningún modo –en absoluto–, la de Freud?
Hay allí una delicada indicación. Que no sea “más completamente la de Freud” puede indicar que hay algo de la práctica freudiana que en parte se mantiene en la práctica lacaniana. Mientras que decir que “de ningún modo es la de Freud”, supone un corte definitivo. Hay entonces una discreta oscilación en la afirmación, que introduce una pregunta suplementaria. Sobre esta base propongo entonces, primero, intentar hacer responder al texto las preguntas que el mismo texto nos plantea. Saben que es una consigna para la disciplina del comentario de textos, porque en cierto modo, Miller mismo da las respuestas dentro de la conferencia y en las clases del curso “El ser y el Uno”.
Así, en una exploración ya realizada mucho tiempo atrás en un breve texto, que deben conocer muchos de ustedes y que se llama “∑(x)”,(28) del año 1987, retoma algo muy similar. Aquel texto y esta conferencia tienen la misma estructura y en ese punto valdría la pena hacer una lectura comparativa. ¿Por qué? Lo que Miller retoma en la conferencia es la oposición entre las fugaces formaciones del inconsciente, tributarias de los efectos de verdad, que sería la dimensión ontológica, y la permanencia, la duración del síntoma, que es una dimensión de existencia. Y allí señala:
Hoy nuestra práctica se ha prolongado mucho más allá del punto freudiano, mucho más allá del punto en que para Freud encontraba su fin […] nuestra práctica va más allá del punto que Freud consideraba como fin del análisis. En nuestra práctica asistimos entonces a la confrontación del sujeto con los restos sintomáticos […].(29)
Es decir, no nos detenemos como Freud ante los restos sintomáticos, sino que intentamos acompañar al sujeto a confrontarse con ellos. Cito nuevamente a Miller: “Pasamos por supuesto por el momento del desciframiento de la verdad del síntoma –importante esto, es la perspectiva freudiana–, pero llegamos hasta los restos sintomáticos y allí no decimos stop”.(30) Podemos concluir entonces que la práctica de hoy implicaría entonces acompañar al sujeto para que pueda reconocerse allí, en lo real del síntoma que itera(31) fuera de sentido, ya que en esa iteración testimonia de un acontecimiento que marcó su goce en el cuerpo.
Para Freud, en la medida en que él partía del sentido, eso se presentaba como un resto, era lo que restaba del desciframiento de sentido. Pero ese “resto” –destaca Miller– es lo que está en los orígenes mismos del sujeto; Miller dice sujeto pero uno puede decir parlêtre, para ser congruente con el momento de elaboración. Es el acontecimiento originario y al mismo tiempo permanente que se reitera; en “El ser y el Uno”, dirá “itera”; es decir que se reitera sin cesar; es la raíz del síntoma que está hecho de la iteración inextinguible del mismo Uno,(32) de una pura repetición. Y esto lo menciona en la lección del 30 de marzo de 2011 del curso “El ser y el Uno”. Hay todo un tema para trabajar, la noción de iteración, repetición y pura repetición.
Así, el “saber leer” apunta a esa conmoción inicial y se diferencia, lo llama así, del “aparato de interpretar de Freud”(33) que está ligado al ternario edípico, generador por tanto de sentido y de significación fálica. Así se pasa de la “escucha”, que siempre es de sentido, a la “lectura” que apunta a la materialidad de la escritura y, por ende, a privar al síntoma de sentido que, en las neurosis, es edípico. Se trata así de un “psicoanálisis herético” que apunta –y esta es otra mención en “El ser y el Uno”–, a “destetar”, así lo dice, al analizante del sentido.(34)
Por lo tanto podemos afirmar que si bien para tratar al síntoma hay que pasar por la dialéctica del deseo, por los espejismos de la verdad mentirosa –esto sería lo que de la práctica freudiana aún tal vez se mantiene pero, añado, dejada ahora a cargo del analizante y no reforzada por la práctica interpretativa del analista–, resulta necesario no ceder a dichos espejismos y así poder apuntar a la fijeza; podemos tomar el término freudiano, fixierung del goce y a la opacidad de lo real, que a mi entender son dos opacidades que no hacen ninguna síntesis, surgidas estas opacidades del choque puro de lalangue y el cuerpo.
Dónde está lo real
Esta fórmula, destacada en el argumento para estas Noches Abiertas, que es a la vez la premisa central con la que Miller se propone interrogar al psicoanálisis en esta conferencia, creo es la divisa con la cual la práctica lacaniana de hoy, separándose de la de Freud, permite orientarnos, diría yo desde el inicio de las “curas”. Es decir, comenzar a leer, ya desde el inicio y no solo como un residuo final, aquello que itera, que permanece, que es “más fuerte que yo” y que “no puedo dejar de”. Se ve que son las fórmulas habituales de cuando alguien nombra o indica su síntoma. Esto sería orientarnos por lo real y no hacia lo real, y apuntar así, desde el vamos, a “localizar”, “señalizar”; el término que utiliza Lacan en el Seminario 24,(35) que yo muchas veces lo he reiterado es repérer; balizar se podría decir también. Apuntar así desde el vamos a localizar o constatar, que es como indicar la permanencia del síntoma más allá de los sentidos de la novela familiar edípica, que inexorablemente el analizante habrá de desplegar. Siempre se termina hablando de mamá, papá, el abuelo y el tío. Dicho de otro modo, orientarnos por algún sesgo, por algún borde –a través de aquello que aparece como una “constante”–; la pulsión también es lo que aparece como una constante, dentro de la “movilidad” del discurso analizante. ¿Cómo situar ese sesgo, ese borde? Tal vez concibiéndolo como lo que delimita el hiato que hay entre el inconsciente transferencial, el que se manifiesta como dimensión ontológica, por lo tanto ficcional, y como tal transparente al sentido, y el inconsciente real donde se aloja el goce opaco del síntoma,(36) dimensión ya no ontológica sino de la existencia, es decir, de lo real. Entre ambas dimensiones que son heterogéneas, y que solo están empalmadas por un hiato,(37) una abertura, es donde tal vez pueda situarse la presencia de un analista capaz de no pensar,(38) para poder así circular entre dos escuchas: la del sentido y la del fuera de sentido. Esta es una referencia en un cartel, y esto ya lo señalé en la conversación sobre el “Trauma∑” del año pasado. Lo tomo de allí, de nuestra colega Graciela Lucci, quien lo había destacado en el trabajo de un cartel, y que está en la clase del 25 de mayo de 2011 de “El ser y el Uno”. Me parece que es una referencia muy importante. Ven que aquí Miller habla de circular entre dos escuchas, no entre la escucha y la lectura; la del sentido y la del fuera del sentido. O mejor, y ahora lo corregimos desde “Leer un síntoma”, podríamos decir que se trata de una presencia que circule entre una escucha y una lectura, que poniéndose a distancia del sentido, pueda indicar –digo en el sentido fuerte de indicar, del índice– el traumatismo, sin dejar el campo del lenguaje, pero ajustándose a su parte material. Es decir, la letra que itera a distancia del ser. Hay toda una problemática aquí, que habría que trabajar y sobre la cual conversar.
El momento de concluir
Me pregunté cuáles podrían ser algunas de las referencias centrales en la enseñanza de Lacan de esta nueva intervención de Miller. Es una puntuación que tiene valor de intervención y además introduce el término “iteración”, que no es de Lacan. Seguramente las referencias en Lacan son muchas, porque de lo que finalmente estamos hablando no es sino de una práctica, la lacaniana, que efectivamente se oriente más allá del Edipo. Y ya desde los Seminarios 10 y 11 –y tal vez hay indicios antes–, Lacan aborda decididamente esta perspectiva. Pero hay unas pocas líneas en uno de sus últimos Seminarios, el 25, “El momento de concluir”, que entiendo responden a la pregunta que nos formulamos, al menos desde cierto ángulo. La traducción es mía, así que vale lo que vale, lo leí del francés y dice así Lacan:
Quiero decir que uno se queda en los pensamientos, y actuar por medio del pensamiento, es algo que confina con la debilidad mental. Sería necesario que exista un acto que no fuera débil mental.(39)[…] Confinamos aquí –en la debilidad mental entiendo yo–, con la magia. El análisis es una magia que no tiene como soporte sino el hecho de que, ciertamente, no hay relación sexual, pero que los pensamientos se orientan, se cristalizan sobre lo que Freud imprudentemente –dice Lacan–, ha llamado el complejo de Edipo. […]Creo –prosigue Lacan– que esforzándome en el psicoanálisis, lo hice progresar. Pero en realidad –y aquí viene algo muy fuerte–, lo hundo. ¿Cómo dirigir un pensamiento –se pregunta Lacan– para que el análisis opere? Lo más cercano, lo más inmediato, es convencerse de que opera, hay que estar convencido de que opera. […] Elevar el psicoanálisis a la dignidad de la cirugía, por ejemplo, es lo que sería muy deseable. Pero –agrega– es un hecho que el hilo del pensamiento no alcanza.(40)
¿Cuáles podrían ser entonces algunas consecuencias –acá concluyo yo–, para una práctica de la interpretación como lectura, entendida como una práctica tributaria del corte del hilo de los pensamientos y no de la puntuación? –que siempre introduce un sentido a posteriori–. Lo resumo, aproximadamente a como lo hice en otra oportunidad en una jornada de la EOL: localizar, constatar, in-traducir y nominar.(41) Bien, y aquí me detengo.
ANÍBAL LESERRE: En principio quiero agradecerles a Silvia Salman y a Mauricio Tarrab por la invitación, pero más que por la invitación, por haber generado este espacio, que realmente me parece un espacio que nos posibilita un trabajo de Escuela. Creo que Silvia lo destacó en su presentación y lo presentó como un programa de lectura. Bueno, yo no voy a presentar un desarrollo tan preciso como lo ha hecho recién Leonardo, que nos indicó muy claramente su lectura de este párrafo y del texto en general y lo enmarcó muy bien en la enseñanza de cómo nos orienta Miller en relación a Lacan. Yo voy a presentar algunas impresiones en general sobre el texto, y voy a detenerme lo más posible en el párrafo que nos han señalado. Obviamente, no es tan obvio, pero señalamos –y tanto Mauricio como Silvia y también Leonardo lo han hecho– a la práctica como impulsora de la operación y como generadora de un campo de nuestra praxis. Este es un eje permanente en la enseñanza de Lacan, que fue subrayado también. Y ahí es donde es conveniente situar la pregunta sobre lo real, ¿dónde está lo real? y no ¿qué es lo real? Ahora bien, situarla, como decía también Leonardo, desde el inicio, aunque en verdad hay que situarla desde el inicio, durante el desarrollo y en el final. Pero pensemos que allí Miller nos da una orientación muy precisa, y es que nuestra práctica, nuestro hacer, no es el mismo al inicio que durante el desarrollo y en el final. Es decir, que hay un hacer del lado del practicante, del lado del que opera en el campo de la praxis, que es diferente en el curso de la cura. Ahora bien, si se trata entonces de esta perspectiva, de encontrar una brújula para los tiempos actuales –que me parece muy pertinente–, yo diría que en principio parte de esa brújula que nos orienta está ligada a la presencia del analista en esta operación, pero tomando la presencia del analista como real, que es algo que señala Lacan en varias oportunidades, como presencia real en la operación, más allá de las significaciones de deseo que hay que ocultar un poquito, y también de los signos de goce. Creo que en esta presencia del analista como real en la operación encontramos cierta apertura a lo que podría llamarse, como definen ustedes, las escrituras inéditas. Y esta apertura es siempre mantener a prueba el uso de los conceptos en la clínica, porque mantener a prueba el uso de los conceptos en la clínica es tener agujereado el concepto.