Los 1000 días de Jesús en la Tierra - Pedro Donoso Brant - E-Book

Los 1000 días de Jesús en la Tierra E-Book

Pedro Donoso Brant

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Beschreibung

Este libro es un libro especial. En él se recogen, paso por paso, todos los días que Jesús de Nazaret pasó en la tierra

Aquí encontrarás sus enseñanzas, experiencias y milagros. Y todo ello con los sabios comentarios de Pedro Sergio Donoso Brant, uno de los máximos expertos mundiales en las Sagradas Escrituras.
Los comentarios son de tres tipos: en algunos casos se le da importancia a las situaciones históricas, esto sucede cuando en el relato no interviene el mensaje o la enseñanza directa de Jesús -en este caso el autor se dedica al estudio-; en otros casos, los evangelistas relatan hechos de la tradición y forma de vida del pueblo Judío y el comentario que se hace al respecto, en consecuencia, es el estudio de las tradiciones o de las referencias bíblicas y mesiánicas del Antiguo Testamento; y la más motivadora de todas es la intervención de Jesucristo, que invita a contemplar y atesorar cada palabra de Dios expresada en los Evangelios.
En definitiva, se presenta aquí una elaboradísima investigación sobre todos los momentos claves en la vida de Jesús, lo que ayudará al lector a hacerse una idea más global y completa de la biografía definitiva del Hijo del Hombre. También le ayudará a situar sus enseñanzas y metáforas en un contexto histórico real, y a disfrutar de la belleza y sapiencia de sus palabras.
Una oportunidad única para conocer los mil días que cambiaron nuestra historia personal para siempre.

Una visión de la vida de Jesús, con comentarios, estudios y reflexiones del Evangelio, realizado por uno de los mejores especialistas del tema

TESTIMONIO:
La mejor y más detallada biografía de El Hijo de Dios. Aquí encontrarás un espejo donde reflejarte, una luz que te guiará en tu vida.
Dr. Gutiérrez Peral

SOBRE EL AUTOR:
Pedro Donoso Brant, ocds, nacido en Viña del Mar, Chile, fue una de las primeras personas en el mundo en utilizar internet para divulgar la Palabra del Evangelio. Ya en el año 95 empezó a vislumbrar las posibilidades que ofrecía este medio para poder acercar a gente sencilla la verdadera dimensión de La Biblia. Actualmente publica a diario, en su web Caminando con Jesús, reflexiones, cuentos y testimonios, algunos de los cuales se pueden encontrar en importantes medios de información católicos.

SOBRE LA COLECCIÓN TEMAS DE HOY

Temas de Hoy es una colección de libros en los que encontrarás una muy variada selección de temáticas, que por su interés actual, aportan una visión particular del mundo en que vivimos. Es una colección abierta y espontánea que pretende reflejar los diferentes gustos y tendencias de la sociedad de hoy en día. De esta manera se irán publicando en esta sección libros de carácter religioso, político, psicológico, de jardinería, esoterismo, cocina, deportes, terapias alternativas… o cualquier otro apartado que pueda arrojar un poco de luz, aprendizaje, diversión a los más exigentes lectores del siglo XXI...

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PREFACIO

Contemplación de la vida de nuestro único Maestro, Jesucristo, con comentarios, estudios y reflexiones del Evangelio Contemplado.

Dentro del Plan del Señor para mi vida como uno de sus hijos, no estaba el sacerdocio ordenado, sí el ofrecimiento y el compromiso como laico enamorado de Jesucristo. Muchas personas me escriben y muchas me han dado el trato de Padre porque solo me conocen a través de la escritura religiosa; entonces se sorprenden cuando les aclaro, pero luego comprenden. Las cartas ya pasan el millar, son todas bellísimas.

Este es el segundo libro sobre las Sagradas Escrituras -de más de 200 páginas- que escribo, o mejor dicho que el Señor me inspira a escribir.

A diario, ya desde febrero de 2002, envío el comentario del evangelio del día a través de mi página de la Misa Diaria, la que al día de hoy tiene más de 23.000 suscriptores, y la publico en uno de mis sitios web: www.caminando-con-jesus.org, todo eso y este trabajo para honor y gloria de mi verdadero y único Maestro: Jesús.

Para este trabajo, los textos del Evangelio corresponden a la Biblia de Jerusalén, de la cual he tomado comentarios y referencias.

Los comentarios y reflexiones están basados en experiencias contemplativas y las meditaciones que he logrado hacer para las lecturas aquí incluidas; los estudios tienen su origen en la preparación teológica que el Señor me ha ayudado a llevar a cabo, apuntes que atesoro y comparto.

Los comentarios son de tres tipos: en algunos casos le doy importancia a las situaciones históricas, esto sucede cuando en el relato no interviene el mensaje o la enseñanza directa de Jesús -en este caso me dedico al estudio-; en otros casos, los evangelistas relatan hechos de la tradición y forma de vida del pueblo Judío y mi comentario es, en consecuencia, el estudio de las tradiciones o de las referencias bíblicas y mesiánicas del Antiguo Testamento; y la más motivadora es la intervención de Jesucristo, que invita a contemplar y atesorar cada palabra del Señor expresada en los Evangelios.

Algunos de los comentarios históricos tienen su origen y respaldo en el libro “La Guerra de los Judíos” del historiador judío de esa época, Flavio Josefo; en otros casos he incluido datos de apuntes y estudios teológicos que me ha correspondido realizar.

Autores que me ayudaron a inspirarme:

Catequesis de Juan Pablo II, la lectura, Textos de la Vida de Jesús del Papa Benedicto XVI, El Evangelio Comentado del Sacerdote Argentino y Claretiano Alfonso Milagros (†) del cual he recibo una bella inspiración, del mismo modo la lectura Ejercicios de Perfección y Virtudes Cristianas del Padre Jesuita Alonso Rodríguez (1538-1616), ha sido una buena ayuda. También me ha hecho bien el trabajar junto al Padre Jesús Marti Ballester, a quien ayude por varios años en sus tareas de escritor. Otras fuentes de inspiración, son la lectura clásica, san Agustín y san Juan Crisóstomo, y otros padres de la Iglesia, lo que hace muy bien. He consultado además el Diccionario Teología Bíblica de P. Rossano, G. Ravasi y A. Girlanda, y los Textos y comentarios de la Sagrada Biblia por Eloino Nácar F. y Alberto Colunga, O.P., Dr. Carlos Etchevarne, Bach. Teol., Manuel de Tuya, O. P y Lorenzo Turrado y Turrado de la Pontificia Universidad de Salamanca. He leído además, El camino Abierto de Jesús escrito por Jose Antonio Pagola, he reflexionado mucho con los textos de Lectio Divina preparados por Giorgio Zevini y Pier Giordano, Los textos sobre Jesucristo, La Realidad Humana del Señor y La Imagen de Jesus en el Nuevo Testamento de Romano Guardini y mucho otros textos con comentarios sobre la vida de Jesús. Es decir, diversidad de pensamientos, pero no complejidad, ya que todos han escrito por amor al Maestro.

Todo esto para Honor y Gloria de Jesucristo.

El Señor les Bendiga.

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

1.

EL PRÓLOGO DE LUCAS

El Prólogo de Lucas 1:1-4

1 Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre nosotros, 2 tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y servidores de la Palabra, 3 he decidido yo también, después de haber investigado diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelo por su orden, ilustre Teófilo 4, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.

1.1. SAN LUCAS, DISCÍPULO DE PABLO

Lucas nació en Antioquía de Siria, como explícitamente lo dicen Eusebio de Cesárea y San Jerónimo. No procede, pues, del judaísmo, sino de la gentilidad. Vienen a confirmarlo los Hechos de los Apóstoles, al verse a Lucas tan versado en las cosas de la Iglesia de Antioquía. San Pablo lo menciona como médico (Colosenses 4:14).

No parece ser uno de los setenta y dos discípulos de Jesús por lo que dice el mismo Lucas en el “prólogo” de su evangelio, al distinguirse de los que fueron “testigos oculares” de la vida del Señor. Tampoco consta ni el lugar ni el tiempo de su conversión.

Lucas se hace discípulo de Pablo probablemente en Antioquía, lugar donde, por primera vez, los discípulos recibieron el nombre de cristianos (Hechos 11:26). Le acompaña en casi todos los viajes. Lucas, desde primera hora, ha sido uno de los principales colaboradores de Pablo. Después de la muerte de éste, no se sabe dónde fue Lucas, ya que son muchas las tradiciones o leyendas que le hacen predicar en sitios muy diversos.

1.2. LUCAS SE PRESENTA COMO UN HISTORIADOR ESCRUPULOSO

Reconoce que muchos intentaron escribir la vida de Jesús. Esta palabra “muchos” debe tener el valor de “algunos”, pues no se comprende fácilmente que un gran número hubiese intentado, ya entonces, escribir la vida del Señor, y el florecimiento de los libros apócrifos es posterior, aparte de que estaría contra lo que dice luego: que esas historias escritas tuvieron por fuente los “testigos oculares y servidores de la Palabra.” Fueron los apóstoles y los primeros discípulos (“Conviene, pues, que de entre los hombres que anduvieron con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús convivió con nosotros”; Hechos 1:21). Como ministros de “la Palabra”, término técnico de la Iglesia primitiva para expresar el Evangelio (“Sin embargo, muchos de los que oyeron la Palabra creyeron”; Hechos 4:4), narraron enseñanzas y obras de Jesús. El término significa todo esto. Estos testigos lo fueron “desde el principio”, desde “atrás.” Se refiere manifiestamente a los testigos de la vida pública de Jesús (“Conviene, pues, que de entre los hombres que anduvieron con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús convivió con nosotros, a partir del bautismo de Juan hasta el día en que nos fue llevado, uno de ellos sea constituido testigo con nosotros de su resurrección.”; Hechos 1:21-22) y de los orígenes mismos de la infancia del Señor. Lo que nos ha sido “transmitido” por estos ministros, tanto por el contexto como por la filología, se refiere preferentemente a la transmisión oral.

Lucas quiere también referir lo que ha sucedido “entre nosotros” conforme a la tradición de esos testigos. Aunque los hechos sucedieron en el pueblo judío, afectan a todos; aparte que la expresión es usada con esta extensión por otros autores.

Lucas aclara su lealtad de historiador escrupuloso, garantizando la “muy cuidadosa” investigación de las fuentes escritas, y de esas otras orales. Y además, pretende escribir esto “ordenadamente”. Posiblemente habría narraciones sueltas, sea escritas, la infancia de Jesús, sea, en la predicación, ciertos esquemas muy concretos, como se ve en los Hechos de los Apóstoles.

Es así como Lucas quiere poner “ordenadamente” toda la vida de Jesús, incluyendo el período de su infancia. Aunque es historiador, no siempre utiliza el orden cronológico; mezcla el histórico y el lógico. Pero da una vida de Jesús más o menos “ordenada,” en función de su intento y conforme al concepto ambiental de la historia.

1.3. LUCAS DEDICA EL LIBRO A UN TAL TEÓFILO

Por otra parte, Lucas dedica el libro a un tal Teófilo, que debía ser persona de relieve, dado el título que le prefija, óptimo, noble, clarísimo, y que es el título que se da a los procuradores de Judea en los Hechos. Debe ser una persona histórica. La razón es que era costumbre dedicar los libros a personas ilustres, buscando su valimiento. Lucas busca aquí darle una mayor ilustración de la verdad cristiana, cuya fe ya posee. Si no le da el título de “hermano”, acaso se deba a la forma prescrita por el uso, en un escrito dirigido a la publicidad. Si falta este título en Hechos (“El primer libro lo escribí, Teófilo, sobre todo lo que Jesús hizo y enseñó desde un principio”; Hechos 1:1), puede ser debido a que es la segunda parte de su evangelio. En las Recogniliones clementinae (romance de final del siglo II), se cita un tal Teófilo, persona noble de Antioquía, patria de Lucas, que transformó su gran palacio en Iglesia, y luego fue obispo de allí.

2.

MARÍA, MADRE DE JESÚS

La anunciación de Jesús, Lucas 1:26-38

26 Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. 28 Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» 29 Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. 30 El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; 31 vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. 32 El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; 33 reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.» 34 María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» 35 El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. 36 Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, 37 porque ninguna cosa es imposible para Dios.» 38 Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue.

2.1. AL SEXTO MES FUE ENVIADO POR DIOS EL ÁNGEL GABRIEL

El ángel fue enviado a María en el sexto mes de la concepción de Juan Bautista. Este corresponde, según la cristiandad antigua, al mes de Marzo, y se ha fijado como fecha el 25 de ese mes. Nueve meses más tarde, el 25 de Diciembre, es la fecha de nacimiento de Jesús. El porqué de esa fecha, es algo de la divina sabiduría.

El Ángel Gabriel “fue enviado por Dios”. Digno principio de la restauración humana ha sido lo que hizo Dios al enviar a un Ángel a la Virgen, que sería consagrada con un parto divino. Porque la primera causa de la perdición humana fue que la serpiente fuese enviada a la mujer por el espíritu de la soberbia y la maldad.

A María Virgen no se envía un ángel cualquiera, sino el ángel Gabriel y Lucas lo designa por su propio nombre. Gabriel, viene por una parte de Gabri, que es “mi hombre”, el que se entiende como hombre fuerte o protector, y El, que es Dios, entonces se considera que Gabriel es “mi protector es Dios”, también se le traduce como “fortaleza de Dios”. Por la fortaleza de Dios había de ser anunciado el que, siendo Dios de las virtudes, venía a salvar a los hombres.

“Enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret” donde vivían José y María (Lucas 2:39). Nazareo, significa coronado, de la corona de la flor, y se entiende también como consagrado, así se denominaban a los hombres o mujeres que eran puestos aparte para Dios.

2.2. A UNA VIRGEN DESPOSADA

Algunas opiniones de los Padres de la Iglesia. San Agustín dice: “Sólo la virginidad pudo decentemente dar a luz a Aquel que en su nacimiento no pudo tener igual. Convenía, pues, que nuestro Redentor naciese, según la carne, de una Virgen por medio de un milagro insigne para dar a entender que sus miembros debían nacer de la Iglesia virgen, según el espíritu.” San Jerónimo afirma: “Con razón se envía un ángel a la Virgen, porque la virginidad es afín de los ángeles. Y ciertamente, vivir en carne fuera de la carne, no es una vida terrestre, sino celestial.” San Juan Crisóstomo agrega: “No anuncia el Ángel a la Virgen después del parto, para que entonces no se turbe en demasía, sino que le habla antes de la concepción. No en sueños, sino presentándose de una manera visible. Porque como había de recibir una gran revelación, necesitaba de una visión solemne antes del cumplimiento.” (Catena aurea).

Lucas utiliza dos palabras muy exactas en su referencia: “virgen” y “desposada”. La primera denominación, “virgen”, para que conste y no quede la menor duda que ella no conocía ninguna unión con un varón, esto es, pura y sin mancha; y la segunda, “desposada”, para que conste que desconocía la unión marital y para que quedase ilesa de la infamia de una virginidad manchada, cuando su fecundidad pareciese signo de corrupción.

Quiso Dios la posibilidad que algunos dudasen de su nacimiento, pero no de la pureza de su Madre. Sabía que el honor de una virgen es delicado y la reputación del pudor es frágil. Entonces, no estimó conveniente que la fe de su nacimiento se demostrase con las injurias de su Madre. Es entonces como tenemos la más amplia convicción de que la Santísima Virgen fue íntegra por su pudor, así su virginidad es inviolable en toda opinión.

San Ambrosio nos comenta: “No convenía dejar a las vírgenes que viven en mala reputación esa apariencia de excusa, es decir, que la Madre misma del Señor pareciese difamada. ¿Qué se hubiera podido reprochar a los judíos y a Herodes si hubiese parecido que perseguían el fruto de un adulterio? ¿Cómo hubiera podido decir Él mismo: “No vine a destruir la ley, sino a cumplirla” (Mateo 5:17), si hubiese parecido comenzar por una violación de la ley, que condena el parto de la que no está casada? ¿Qué, por otra parte, da más fe a las palabras de la Virgen y remueve todo pretexto de mentira? Madre, sin estar casada, hubiera querido ocultar su falta con una mentira. Pero casada, no tenía motivo para mentir, puesto que la fecundidad es el premio y la gracia de las bodas. Tampoco es pequeña causa que la virginidad de María engañase al príncipe del mundo, el cual, viéndola desposada con un hombre, nada pudo sospechar respecto de su parto.”

2.3. CON UN HOMBRE LLAMADO JOSÉ, DE LA CASA DE DAVID

Está claro que si María no hubiera tenido esposo, la habladuría hubiese sido mayúscula. Conocemos la debilidad de los hombres, el comentario malicioso, la mala fe, la incredulidad, entonces Dios, se sirve del marido, como un seguro testigo del pudor de su desposada. He ahí un hombre justo.

“De la casa de David; el nombre de la virgen era María”. Se refiere directamente a los dos como miembros de la misma familia o tribu, así era como estaba mandado por la ley Judía.

María en sirio, significa Señora. Sin embargo, la definición del significado de la palabra María en hebreo que más me agrada, es la que quiere decir “estrella del mar”, referido a la luz del astro, y con razón, porque mereció llevar en sus entrañas al Señor del mundo y a la luz constante por los siglos.

2.4. Y ENTRANDO, LE DIJO: «ALÉGRATE, LLENA DE GRACIA, EL SEÑOR ESTÁ CONTIGO.»

“Entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»” Allí estaba María. No estaba en el bosque, ni en el campo, ni en la montaña, estaba en su habitación, sola y sólo un ángel sabía dónde encontrarla, donde están las mujeres como ella, donde ningún hombre llega. Aquí no se produce una conversación animada y distendida, entre dos o más personas, es algo muy digno, es un ángel que viene a anunciar.

“Alégrate, llena de gracia”. No vino -como en el caso de Eva- a señalar un castigo como los dolores del parto a causa del pecado, viene a desterrar la tristeza, viene a anunciar la alegría, viene con gozo, sus palabras son una composición poética que alaba a la Virgen María. Así, el ángel anuncia con razón la alegría a la Virgen, diciendo: “Alégrate” y para ratificar que es digna de ser desposada, dice: “llena de gracia”.

San Jerónimo nos comenta: “Y en verdad que es llena de gracia, porque a los demás se distribuye con medida, pero en María se derramó al mismo tiempo toda la plenitud de la gracia. Verdaderamente es llena de gracia aquella por la cual toda criatura fue inundada con la lluvia abundante del Espíritu Santo. Ya estaba con la Virgen quien le enviaba su ángel y el Señor se anticipó a su enviado. No pudo ser contenido en un lugar, Aquel que está en todas partes”; de donde sigue: “El Señor es contigo”. San Agustín declara: “Más que contigo, Él está en tu corazón, se forma en tu seno, llena tu espíritu, llena tu vientre.” Este es el complemento de todo el mensaje: el Verbo de Dios como Esposo que se une de una manera superior a la razón, como engendrando Él mismo y siendo engendrado, adaptó a sí mismo toda la naturaleza humana.

“Bendita tú entre las mujeres”. A saber, una sola entre todas las mujeres, pero también para que sean bendecidas en ella todas las mujeres que imitaran por siempre su santidad y su ejemplo de madre, como los hombres serán bendecidos en su Hijo, que seguirán sus enseñanzas y lo imitarán. Todo un cambio nos trae Dios, porque así como por medio de una mujer y un hombre entraron en el mundo el pecado y la tristeza, así ahora por una mujer y por un hombre vuelven la bendición y la alegría, y se derraman sobre todos.

2.5. ELLA SE CONTURBÓ POR ESTAS PALABRAS, Y DISCURRÍA QUÉ SIGNIFICARÍA AQUEL SALUDO

Normal en toda mujer inocente y pura, turbarse, esto es una pequeña alteración por la sorpresa, alguien entró sin aviso en su habitación, como dijo San Ambrosio: “Temblar es propio de las vírgenes, y el sobresaltarse cuando se acerca un hombre y temer todo trato de los hombres. Aprended, vírgenes, a evitar toda licencia de palabras. María se conturbaba hasta de la salutación del ángel.”

Comprendamos la situación de María, ella sabía de las apariciones de los ángeles, por eso no se turbó por su presencia -en los apócrifos se dice que de niña fue alimentada por los ángeles-, ella se turbó “con las palabras de él”, como dice el Evangelio. Por tanto, me inclino a considerar que fue por el pudor y la prudencia de la Virgen y su alma.

Entonces, oída la alegre noticia, examinó lo que se le había dicho y no se resiste abiertamente por incredulidad, tampoco se somete al punto por ligereza. Por esto, continúa Lucas diciendo: “y discurría qué significaría aquel saludo”, un saludo que nunca hasta ese minuto había oído nadie jamás, pues estaba reservado solamente para María.

2.6. NO TEMAS, MARÍA, PORQUE HAS HALLADO GRACIA DELANTE DE DIOS

Y el Ángel le dijo: “No temas, María”, como había visto que la Virgen se había turbado con aquella salutación no acostumbrada, la llama por su nombre, como si la conociese más familiarmente, y le dice que no debe temer.

También podemos opinar que trató de decirle: No he venido a engañarte, sino más bien, a dar la absolución del engaño. No he venido a robarte tu virginidad inviolable, sino a preparar tu seno para el autor y el defensor de la pureza. No soy ministro de la serpiente, sino enviado del que aplasta la serpiente. Vengo a contratar esponsales, no a maquinar asechanzas. Así, pues, no la dejó atormentarse con alarmantes consideraciones, a fin de no ser juzgado como ministro infiel de su negociación.

“Porque has hallado gracia delante de Dios”. Quien merece gracia delante de Dios, nada tiene que temer. ¿Cómo puede encontrar esta gracia cualquiera que sea, sino por medio de la humildad? “Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes.” (1 Pedro 5:5). La Virgen encontró gracia delante de Dios porque, adornando su propia alma con el brillo de la pureza, preparó al Señor una habitación agradable. Y no sólo conservó inviolable la virginidad, sino que también custodió su conciencia inmaculada.

Y sigue el ángel: “vas a concebir en el seno”. Muchos habían encontrado gracia antes que ella; y por lo mismo, añade lo que es propio de este caso. La palabra “vas a” denota la prontitud y la presencia, insinuando con dicha palabra que la concepción se había celebrado al instante. Severo de Antioquía señala: “Concebirás en tu seno” para demostrar que el Señor toma carne del mismo seno virginal y de nuestra sustancia. Vino, pues, el Verbo Divino a limpiar la naturaleza humana, el parto y el origen de nuestra generación. Por eso, sin pecado y sin concurso de hombre, es concebido en carne y llevado en el vientre nueve meses como nosotros.”

2.7. Y VAS A DAR A LUZ UN HIJO, A QUIEN PONDRÁS POR NOMBRE JESÚS

Luego, el ángel prosigue: “Y vas a dar a luz un hijo”. Y acontece especialmente que es concebido el Divino Espíritu y ella da a luz al Espíritu de salvación, según anunciara el profeta. No todos son como María, que cuando conciben al Verbo del Espíritu Santo, lo dan a luz. Ay de aquellos que abortan al Verbo antes de dar a luz (Lucas 22:22), y ay de aquellos que tienen a Jesús en su seno pero que todavía no lo han formado.

“A quien pondrás por nombre Jesús”. Somos testigos que la expectación del parto infunde un cierto temor a las mujeres, en este caso, el anuncio de un parto dulce apaga esa aprehensión de temor cuando se dice: “A quien pondrás por nombre Jesús”. La palabra Jesús quiere decir Salvador. La venida del Salvador es el alejamiento de todo temor. “A quien pondrás”, dice el ángel, porque no lo hará el padre, porque carece de padre en cuanto a la generación humana, así como carece de madre respecto de la generación divina. Este nombre fue impuesto de nuevo al Verbo Divino, y convenía a la natividad de su carne, según aquello del Profeta: “y te llamarán con un nombre nuevo que la boca de Yahveh declarará.” (Isaías 62:2).

2.8. EL SERÁ GRANDE Y SERÁ LLAMADO HIJO DEL ALTÍSIMO

“Él será grande”. Seguro, porque no se asemejará a nadie. Y será grande como Dios, por tanto, consideremos entonces la grandeza de nuestro Salvador, como el más grande.

No somos nosotros los indicados a poner un nombre, es el Padre, quien conoce a su Hijo, quien lo hace. Él sabe muy bien quien será Jesús, como cuando nos dice: “Este es mi Hijo amado” (Mateo 17:5). Existe desde la eternidad, aunque ahora, para nuestra inteligencia, se manifiesta su nombre. Y por esto dice “será llamado”, no “será hecho” ni “será engendrado”, porque ya antes de los siglos era consustancial -esto es, de la misma naturaleza o esencia- al Padre. Concebirás, pues, a Éste, serás su Madre. Tu vientre virginal contendrá a Aquel que vendrá a enseñarnos el mayor acto de amor y generosidad, el darlo todo por nosotros.

“Y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin”. Para que se sepa con claridad que el que había de nacer de Virgen era el mismo Jesús que los profetas prometieron que nacería de la descendencia de David.

Sin embargo, el cuerpo purísimo de Jesucristo no procede de José, aunque descendía de la misma línea de parentesco que la Virgen, de la cual el Unigénito del Padre tomó la forma humana.

“Y su reino no tendrá fin”. Sólo Dios puede reinar eternamente. Por esto sucede que aunque se diga que toma el trono de David por la encarnación, en cuanto Dios es reconocido como Rey eterno, así como hoy reina sobre muchos y finalmente reinará sobre todos, porque todas las cosas le están sometidas (1 Corintios 15).

2.9. ¿CÓMO SERÁ ESTO, PUESTO QUE NO CONOZCO VARÓN?

San Ambrosio nos comenta que: Ni María debió rehusar de creer al ángel, ni usurpar temerariamente las cosas divinas. Por eso se dice: “Dijo María al ángel: ¿Cómo será esto?” Esta respuesta fue más oportuna que la del sacerdote. Esta dice: “¿Cómo será esto?” y aquél dijo: “¿Cómo podré saber esto?”. Aquél se niega a creer y parece como que busca otro motivo que confirme su fe, ésta no duda que debe hacerse, puesto que pregunta cómo se hará. María había leído (Isaías 7:14): “He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo” y, por tanto, creyó que iba a suceder. Pero no había oído antes el cómo había de suceder. No se había revelado -ni aun al Profeta- cómo aquello se había de llevar a cabo. Tan gran misterio debía ser proclamado, no por la boca de un hombre, sino por la de un ángel.

Consideremos también las palabras de la purísima Virgen María. El ángel le anuncia el parto; pero ella insiste en su virginidad creyendo que ésta podría mancharse con sólo el aspecto de un ángel. Por eso dice: “puesto que no conozco varón”.

El conocimiento se entiende de muchas maneras. Se llama conocimiento la sabiduría de nuestro Señor, también la noticia de su grandeza, el cumplimiento de sus mandatos, los caminos que conducen a Él y la unión nupcial, como aquí se entiende.

San Gregorio Niseno dice que estas palabras de la Virgen son indicio de aquellas que encerraba en el secreto de su inteligencia. Porque si hubiese querido desposarse con José a fin de tener cópula, ¿por qué razón había de admirarse cuando se le hablase de concepción, puesto que esperaría ser madre un día según la ley de la naturaleza? Más como su cuerpo, ofrecido a Dios como una hostia sagrada, debía conservarse inviolable, dice: “puesto que no conozco varón”. Como diciendo: Aun cuando tú seas un ángel, sin embargo, como no conozco varón, esto parece imposible. ¿Cómo, pues, seré madre si no tengo marido? A José sólo lo conozco como esposo.

2.10. EL ÁNGEL LE RESPONDIÓ: “EL ESPÍRITU SANTO VENDRÁ SOBRE TI”

El ángel le aclara a María que no tenga dudas, entonces le explica su misión inmaculada y el parto inefable, porque no se puede explicar con palabras, como si le dijese: No te fijes en el orden natural cuando se trata de cosas que traspa32san y superan el orden de la naturaleza. Tú dices: “¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?” Pues, por lo mismo que no conoces varón, sucederá esto, porque si hubieras conocido varón, no serías considerada digna de este misterio. No porque el matrimonio sea malo, sino porque la virginidad es más perfecta.

Este era el Plan de Dios, Él quiso que Jesús participase con nosotros en el nacimiento y se distinguiese en él. Tuvo de común con nosotros el nacer del vientre de una mujer y nos superó naciendo sin que aquélla se uniese a un hombre.

San Gregorio Niseno dice: “¡Cuán bienaventurado aquel cuerpo que por la exuberante pureza de la Virgen María se vinculó a sí mismo el don del alma!

En cada uno de los demás, apenas el alma sincera conseguirá la presencia del Espíritu Santo; más ahora, la carne resulta ser la mansión del Divino Espíritu.”

“El poder del Altísimo te cubrirá con su sombra”. La virtud del Rey altísimo es Jesús, formado en la Virgen por la venida del Espíritu Santo y por las palabras: “te cubrirá con su sombra”, significan las dos naturalezas de Dios encarnado. Pues la sombra se hace con la luz y con el cuerpo. El Señor es la luz por su divinidad. Y como la luz incorpórea había de tomar cuerpo en las entrañas de la Virgen, oportunamente se dice que la virtud del Altísimo le haría sombra, esto es, en ti el cuerpo de la humanidad recibirá la luz incorpórea de la divinidad. Se dice también esto a María por el dulce consuelo dado por el cielo.

2.11. POR ESO EL QUE HA DE NACER SERÁ SANTO Y SERÁ LLAMADO HIJO DE DIOS

Aquí tenemos una gran diferencia con nosotros los hombres, porque a diferencia de nuestra santidad, que la conseguimos con nuestra vida, Jesucristo nace Santo. Así es como, aunque nos hagamos santos, no nacemos santos. Jesús es Aquél que verdaderamente ha nacido Santo, que no ha sido concebido de unión carnal alguna.

El ángel ha mencionado en estas frases a toda la Santa Trinidad, ha nombrado al Espíritu Santo, al Hijo y al Altísimo, ciertamente el Dios Padre.

2.12. MIRA, TAMBIÉN ISABEL, TU PARIENTE

Como lo que se ha dicho superaba lo que la Virgen podía comprender, el ángel habló de cosas humildes, para persuadirla por medio de cosas sensibles, y por ello le dice: “Mira, también Isabel, tu pariente”. También ella “ha concebido un hijo en su vejez”, dando a entender su incapacidad natural. Prosigue: “y este es ya el sexto mes”. No anunció desde el principio el embarazo de Isabel, sino después de transcurridos seis meses, a fin de que el embarazo sirviese de prueba.

“Porque ninguna cosa es imposible para Dios”. Así pues, recibe el ejemplo de la anciana estéril, no porque haya desconfiado de que una virgen pueda dar a luz, sino para que comprenda que para Dios todo es posible, aun cuando parezca contrario al orden de la naturaleza.

2.13. “HE AQUÍ LA ESCLAVA DEL SEÑOR; HÁGASE EN MÍ SEGÚN TU PALABRA”

Y dijo María: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. Estamos ante la gran humildad de María, mujer de gran devoción. El Señor sabía que elegía muy bien, ella va ser la madre del Redentor del Mundo, la madre del Salvador, la madre del Príncipe de la Paz; entonces dijo: “He aquí la esclava del Señor”. También se traduce: “He aquí la sierva del Señor”. Se llama sierva la que es elegida como Madre, y no se enorgullece con una promesa tan inesperada. Porque la que había de dar a luz al manso y al humilde de corazón, debió ella misma manifestarse humilde. Llamándose también a sí misma sierva, no se apropió la prerrogativa de una gracia tan especial, porque hacía lo que se le mandaba. Es así como dice: “hágase en mí según tu palabra”, “he aquí la sierva del Señor”, es su disposición a cumplir con su oficio. “Hágase en mí según tu palabra”, es el deseo que concibe. “Y el ángel dejándola se fue”.

Cada cual puede admirar las palabras de Nuestra Madre, la Virgen María, de distinta forma, unos la prontitud de su obediencia, otros su disposición a cumplir, otros la humildad, otros el gran amor por Dios, yo admiro y aprendí de ella el deseo de que se cumpla la voluntad de Dios.

La visitación de María a Isabel, Lucas 1:39-45.56

39 En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; 40 entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. 41 Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; 42 y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; 43 y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? 44 Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. 45 ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!»

56 María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa.

2.14. MARÍA VISITA A SU PRIMA ISABEL

Durante su embarazo, “se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.”

Poco después de los días de la encarnación -como ya sabemos, por el sexto mes de Isabel-, se puso en camino sin demora a la casa de su prima. No eran motivos de curiosidad los que llevan a María a visitar a su pariente, lo hace por amor y por atender a su familiar, que es más anciana. Pero, sobre todo, era por el entusiasmo de felicitarla y la alegría de verla.

El evangelista nos relata que Isabel vivía en “la región montañosa”, en “una ciudad de Judá”. No cita el pueblo, pero por la tradición, sabemos que es cercano a Jerusalén, en el actual Ain Karem, a siete kilómetros al oeste, aunque esto no es muy seguro. En todo caso, para llegar hasta allí desde Galilea, se empleaban de tres a cuatro días.

El fragmento del Evangelio nos muestra que a la llegada de María a casa de Isabel, la saludó primero. Podemos imaginar que por el parentesco debían saludarse muy cordialmente, esto es, con muestras de afecto y de mutuo cariño. Por el modo como hace el relato San Lucas, nos hacemos la idea de cómo es María, por eso podemos decir que con un gesto de delicadeza, ella se daría por enterada del hecho de su gozosa maternidad. Es en este bello ambiente, con una agradable y dulce exquisitez espiritual, como se suceden las escenas de la visitación.

“Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María”, ocurren dos bellísimos hechos: el niño (Bautista) “saltó de gozo... en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo”, y bendice a María y al Niño que guardaba en su seno.

Isabel, iluminada por el Espíritu Santo, se convierte en profetisa al descubrir el misterio de María y conocer que en su seno estaba el que era esperado a través de toda la historia del pueblo de Israel, el esperado por los patriarcas y vaticinado por los profetas.

2.15. BENDITA TÚ ENTRE LAS MUJERES

“Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno”. Lucas nos hace comprender que la bendición a María la hace con emoción y con una fuerte voz y la proclama “bendita entre las mujeres”, en otras palabras, quiere decir que es la más bendita de todas. Isabel, por revelación del Espíritu Santo, sabe que se halla ante “la madre de mi Señor”. Es la proclamación de hallarse ante el Mesías: “¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?

2.16. SALTÓ DE GOZO EN EL SENO DE ISABEL

Exclama luego Isabel: “Apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno”, saltó de gozo en su vientre, como indicando el privilegio de hallarse el Precursor ante el Mesías. Algunos teólogos han pensado que en este momento fue la santificación del Bautista, y se plantearon problemas sutiles y gratuitos relativos a su libertad y conocimiento por razón del gozo.

Isabel está inspirada por el Espíritu Santo, ella ve en María el instrumento providencial de la salvación que vendrá a través del fruto de su vientre, el Salvador y Redentor de Israel, al que no se puede aclamar menos que bendito.

2.17. FELIZ LA QUE HA CREÍDO

“¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!” Nuevamente beatifica Isabel a María. En efecto, Isabel, elogia a María, que creyó, por lo que se realizarán en ella los misterios anunciados de parte de Dios. Con ello se exalta la fe de María.

Porque María creyó, ésta fue su grandeza, este es el fundamento de toda su alegría y felicidad, su fe, es decir, María es la Maestra de la fe. María, sin poder explicarse el modo como se iba a realizar el Plan de Dios, lo acepta cuando se le anuncia. María, con su fe, hizo que la obra de Dios fuera una realidad.

María es la que ha creído y el acto de fe en el ángel, constituye a María en Madre de todos los creyentes en Jesús, nuestro Salvador. Esto no fue oculto a Isabel, por eso llama a María: “¿De dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?” como queriendo decir ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? En otras palabras, reconoce a María como la Madre de Dios.

Bella enseñanza la de María, ella es feliz, es dichosa, porque ha creído, porque ha aceptado la Palabra de Dios que llegó a su corazón.

Ojalá la palabra de Dios llegue a los corazones de todos los hombres y sea aceptada con amor, para así poder recibir las bendiciones del Señor.

El “magníficat”, Lucas 1:36-55

Estando de visita donde su prima Isabel:

46 Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor 47 y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador 48 porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, 49 porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre 50 y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. 51 Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. 52 Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. 53 A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada. 54 Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia 55 -como había anunciado a nuestros padres - en favor de Abraham y de su linaje por los siglos.»

2.18. EL MAGNÍFICAT

María dijo: “Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava.”

María: a una virgen, la hace madre milagrosamente; y a una esclava, madre del Mesías.

El fragmento del evangelio nos presenta el cántico de María, El

Magníficat, responde a una explosión de júbilo en Dios, incubada desde que se había realizado en ella el misterio de la encarnación. El himno de María no es ni una respuesta a Isabel ni propiamente una plegaria a Dios; es una elevación y un éxtasis y una profecía.

María dijo entonces: “Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador”. Este canto es una expresión elevadísima del alma de María, donde las lágrimas de alegría, gozo y esperanzas, se encierran en el Corazón de la Virgen María.

Podemos observar, en este cántico, la alabanza de María a Dios por la elección que hizo de ella, el reconocimiento de la providencia de Dios en el mundo y como con esta obra se cumplen las promesas hechas.

Porque Él miró con bondad la pequeñez de su servidora. La humildad de la Virgen María es la causa de su grandeza: como ella se humilla hasta lo más ínfimo, Dios la eleva a lo más alto de la dignidad.

Es la alabanza que hace María a Dios por la elección que hizo en ella, engrandeciendo a Dios. Ella está profundamente agradecida, así es como le bendice y le celebra. Este gozo de María es “en Dios mi salvador”. Nunca como aquí cobra esta expresión el sentido mesiánico más profundo. Ese Dios Salvador es el Dios que ella lleva en su vientre, y que se llamará Jesús, Yehoshúa, es decir, el Señor salva. Y ella se goza y alaba a Dios, su Salvador.

María atribuye esta obra a la pura bondad de Dios, que miró la humanidad de su esclava. Fue pura elección de Dios, que se fijó en una mujer de condición social desapercibida, aunque de la casa de David. Por esa mirada de elección de Dios, María exclama: “por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada”, es decir, todas las generaciones la llamarán feliz, por esa dignidad tan grande a la cual María fue elevada. Como vemos hoy, todas las generaciones cristianas de todos los siglos, han cantado las glorias de esta Virgen humilde y amorosa, que fue hecha la Madre de Dios. Es la eterna bendición a la Madre del Mesías. Profecía cumplida ya por veinte siglos. Y todo es debido a eso: a que hizo en ella maravillas, cosas grandes —la maternidad mesiánica y divina en ella—, el único que puede hacerlas, Dios.

“Porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso”. Esta obra sólo podía ser obra de la omnipotencia de Dios. Y cuyo nombre es Santo. Es, pues, obra de la santidad de Dios. “Santo es su nombre y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen.” El pensamiento progresa, haciendo ver que todo este poder es ejercido por efecto de su misericordia. Esta es una de las constantes de Dios en el Antiguo Testamento. Ya al descubrir su nombre a Moisés se revela como el Misericordioso (Éxodo 34:6).

Y ninguna obra era de mayor misericordia que la obra de la redención. Pero se añade que esta obra de misericordia de Dios, que “alcanza de generación en generación”, es precisamente sobre los que le temen. Era el temor reverencial a Dios. Así, en el A.T., cuando el pueblo pecaba, Dios lo castigaba; pero, vuelto a Él, Dios lo perdonaba.

“Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón”. Con esta metáfora, se expresa el poder de Dios, que aplasta a los soberbios y exalta a los humildes.

“Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes”, como enseñándonos a todos, que si queremos ser grandes a los ojos de Dios y ser amados por Él, debemos ser humildes ante los hombres, reconociendo nuestra pequeñez y miseria. Esta imagen celebra cómo Dios quita a los poderosos de sus tronos y ensalza a los que no son socialmente poderosos.

“A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada”. Así, María se coloca en la línea de todos los que son pequeños y humildes, los hambrientos de Israel, los que están vacíos de sí mismos, pero llenos de Dios.

“Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como había anunciado a nuestros padres- en favor de Abraham y de su linaje por los siglos.”

A María la elige para enriquecerla mesiánicamente. Es lo mismo que canta luego: los bienes prometidos a Abraham, que eran las promesas mesiánicas. Al fin, todo el Antiguo Testamento giraba en torno a estas promesas. Con esta Obra, cumple Dios las Promesas hechas a los Padres.

Con este hermoso himno, María, alaba a Dios por la elección que hizo en ella, reconoce la Providencia de Dios en el gobierno del mundo y nos recuerda como Dios cumplió las promesas hechas a los Patriarcas.

Nada será más agradable a Dios, que lo alabemos como lo hizo María, con las hermosas palabras que el Espíritu divino la inspiró.

3.

NACIMIENTO DEL BAUTISTA

Nacimiento del Bautista, Lucas 1:57-66

57 Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz, y tuvo un hijo. 58 Oyeron sus vecinos y parientes que el Señor le había hecho gran misericordia, y se congratulaban con ella. 59 Y sucedió que al octavo día fueron a circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías, 60 pero su madre, tomando la palabra, dijo: «No; se ha de llamar Juan.» 61 Le decían: «No hay nadie en tu parentela que tenga ese nombre.» 62 Y preguntaban por señas a su padre cómo quería que se le llamase. 63 El pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Y todos quedaron admirados. 64 Y al punto se abrió su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios. 65 Invadió el temor a todos sus vecinos, y en toda la montaña de Judea se comentaban todas estas cosas; 66 todos los que las oían las grababan en su corazón, diciendo: «Pues ¿qué será este niño?» Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él.

3.1. SE LE CUMPLIÓ A ISABEL EL TIEMPO DE DAR A LUZ, Y TUVO UN HIJO

Observamos en este fragmento del Evangelio según San Lucas, una narración muy sencilla y sobria, resumida en una sola frase; “Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz, y tuvo un hijo”. Este nacimiento fue un acontecimiento, por esa razón los amigos y familiares de Isabel y Zacarías, se alegraban. Las congratulaciones eran por la bendición que recibió Isabel, quien de ser estéril, paso a ser madre.

3.2. Y SUCEDIÓ QUE AL OCTAVO DÍA FUERON A CIRCUNCIDAR AL NIÑO

Al octavo día, como era tradicional, se hacía la circuncisión, rito por el cual un judío se incorporaba a Israel. Además, en esta reunión familiar se le pondría nombre al recién nacido. La costumbre era poner el nombre de los abuelos, no era muy habitual ponerle el nombre del padre. Sin embargo, como Zacarías era de edad avanzada, le querían poner su nombre.

Isabel propone que el niño “se ha de llamar Juan”, sin embargo, a los familiares y amigos les parece extraño y “le decían: No hay nadie en tu parentela que tenga ese nombre.” Zacarías se encontraba mudo y sordo, y le preguntaron por señas qué nombre quería para su hijo. “El pidió una tablilla y escribió: Juan es su nombre. Y todos quedaron admirados”. Luego de escribir en una “tablilla”, Zacarías recuperó el habla. Este suceso causó un gran impacto. Entonces, por toda la región de Judea se comentaba sobre los destinos providenciales de este niño. Juan Bautista había sido concebido en una vejez estéril y acompañó su nacimiento con prodigios.

3.3. UNA VEZ ESCRITO ESTO, ZACARÍAS ROMPIÓ EL SILENCIO

Con razón se activó en seguida su lengua, era absurdo que siguiera así después, no era él quien le ponía el nombre, sino que ya lo había recibido de Dios. Sus labios estaban cerrados por la incredulidad, ahora debía ser abierto por la fe.

La sordera y la mudez espiritual, en muchas ocasiones van de la mano, esto es, cuando estamos incapacitados de oír a Dios, también nos incapacitamos para hablar con Él.

Ahora, la dormida lengua de Zacarías, se despierta y se activa, y abre sus labios para bendecir al Señor por el hijo que le dio. El nacimiento de Juan fue para ellos una gran bendición de Dios.

3.4. NOSOTROS TENEMOS TAMBIÉN MUCHOS MOTIVOS PARA BENDECIR AL SEÑOR

Y Zacarías “hablaba bendiciendo a Dios.” Él nos bendice con su gracia en todo instante, con gran cariño y mucha bondad. La mano de Dios es nuestra protección, allí estuvo con Zacarías, Isabel y Juan, hoy está con nosotros.

Dios, continuamente nos está hablando y está esperando nuestra respuesta, nuestra fe en Él. Es importante oírlo y responderle. Oímos la Palabra de Dios y respondemos con la oración.

Este fragmento del Evangelio de San Lucas, nos invita a no perder las esperanzas, nos estimula a tener fe también y nos enseña que nuestros labios no se deben enmudecer ante la incredulidad, tal como lo hizo Zacarías, para bendecir a Dios. Tenemos motivos suficientes para alabar al Señor: la mano de Él nos bendice con su gracia. Abramos los labios para cantar alabanzas y dar gracias al Señor.

3.5. ¿QUÉ SERÁ ESTE NIÑO?

San Lucas nos dice en este fragmento que todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: “Pues ¿qué será este niño? Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él”.

Zacarías, dirigiendo el pensamiento a su hijo, le anuncia lo que va a ser, conforme el ángel le dijo en el templo. Será llamado, con lo que se indicaba lo que se es y el reconocimiento en que todos le tendrán, profeta del Altísimo. El Bautista tan profeta fue del Altísimo -nombre con que los gentiles conocían al Dios de Israel-, que lo presentará a Israel. Por eso, irás delante del Señor. Esto hace ver que el evangelista presenta a Jesús como Dios.

El “benedictus”, Lucas 1:67-80

67 Zacarías, su padre, quedó lleno de Espíritu Santo, y profetizó diciendo:

68 «Bendito el Señor Dios de Israel porque ha visitado y redimido a su pueblo 69 y nos ha suscitado una fuerza salvadora en la casa de David, su siervo, 70 como había prometido desde tiempos antiguos, por boca de sus santos profetas, 71 que nos salvaría de nuestros enemigos

y de las manos de todos los que nos odiaban 72 haciendo misericordia a nuestros padres y recordando su santa alianza 73 y el juramento que juró a Abraham nuestro padre, de concedernos 74 que, libres de manos enemigas, podamos servirle sin temor 75 en santidad y justicia delante de él todos nuestros días.

76 Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo, pues irás delante del Señor para preparar sus caminos 77 y dar a su pueblo conocimiento de salvación por el perdón de sus pecados, 78 por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, que harán que nos visite una Luz de la altura, 79 a fin de iluminar a los que habitan en tinieblas y sombras de muerte y guiar nuestros pasos por el camino de la paz.» 80 El niño crecía y su espíritu se fortalecía; vivió en los desiertos hasta el día de su manifestación a Israel.

3.6. BENEDICTUS, BENDITO SEA EL SEÑOR

Este fragmento del evangelio de San Lucas nos presenta a Zacarías, padre de Juan Bautista “lleno de Espíritu Santo” y con palabras dichas “proféticamente”, es decir, Zacarías habla inspirado y movido por la acción divina. Zacarías es iluminado proféticamente y con la luz del Espíritu de Dios descubre la realidad, escondida en su hijo; esto le mueve a alabar a Dios, por la proximidad de la venida del Mesías, el que viene a libertar a los hijos de Dios.

En la primera parte, se nos habla que la obra de la redención ya está comenzada. Dice “Bendito el Señor Dios de Israel porque ha visitado y redimido a su pueblo.” Zacarías expresa que en esta oportunidad Dios le ha dado una gran visita a su pueblo y que esta visita de bendición, ha traído liberación. Estas obras de redención habían sido prometidas a Abraham y alcanzaban a todo el pueblo de Israel. Para ello levantó el gran poder salvador en la casa de David. Aquí evoca la promesa hecha por los profetas a través de toda la historia previa de Israel, con su promesa a Abraham, Isaac, Jacob, la que se concreta en la casa de David. Es decir, con este “poder” -el Mesías levantado en la casa de David-, se cumple la promesa hecha por Dios a Abraham y su “alianza” (Génesis 12:3).

3.7. LA ACCIÓN DE “REDENCIÓN” ESPIRITUAL DEL MESÍAS

Con esta obra mesiánica los salvará de los “enemigos” y del poder de los que aborrecen a Israel. Se piensa en los romanos y en la dinastía herodiana, que quitaba la libertad teocrática a Israel, lo cual era, conforme a la ley, castigo (2 Samuel 7:14). Por eso buscan esta “liberación” por obra del Mesías, para poder más libremente “servir” a Dios en “santidad”, es decir, con disposición interior del alma, y “justicia” con el cumplimiento de los preceptos legales, esto siempre “delante de él todos nuestros días.”

En consecuencia, en este relato hecho con elementos tradicionales, se está enseñando la acción de “redención” espiritual del Mesías. Él liberará, conforme a las promesas bíblicas, del castigo enemigo, por el poder del Mesías: siempre por él y en función de él, como por él aún a siglos de distancia, las catástrofes de Israel, tenían que ser episodios. Entonces Israel será santo y libre, y podrá servir en plenitud a su Dios. Pero en esta formulación se está cantando, en su fondo, la providencia espiritual de esta obra mesiánica: liberación de castigos, por liberación espiritual de pecado y enemigos, según los planes de Dios hecha por el Mesías.

3.8. PROFETA DEL ALTÍSIMO

En la segunda parte de este fragmento, nos habla que su hijo será el Precursor del Mesías. Zacarías, dirigiendo el pensamiento a su hijo, le anuncia lo que va a ser, conforme el ángel le dijo en el templo. “Serás llamado”, con el que se indica lo que se es y el reconocimiento en que todos le tendrán, “profeta del Altísimo.” Juan Bautista tan “profeta” fue del Altísimo -nombre con que los gentiles conocían al Dios de Israel-, que lo presentará a Israel. Por eso, “irás delante del Señor.” Es la alusión ambiental a Malaquías. Este pasaje hace ver que el evangelista presenta a Jesús como Dios.

3.9. LA MISIÓN DE JUAN BAUTISTA

La misión de Juan Bautista era “preparar” la venida del Mesías, logrando un pueblo “dispuesto” a recibirle. Esto es lo que dirá en su predicación en el desierto: “convertíos”. Por eso, su misión es enseñar la “ciencia de la salud” a su pueblo, para “la remisión de sus pecados.” Es la preparación espiritual del pueblo para recibir al Mesías en su mesianismo espiritual.

Juan Bautista se preparó para cumplir su misión, pasando varios años en una vida austera de penitencia y soledad. Así es como, con el recogimiento y la oración, y en el ejercicio de la penitencia, podemos encontrarnos con Dios. Allí es donde podemos decir que hallamos la eficiencia de nuestro apostolado. Porque el apostolado se prepara con la lectura de la Palabra de Dios, con la meditación de su contenido, con la reflexión y luego, se acompaña de la oración y el sacrificio por las cosas de Dios.

3.10. EL NIÑO CRECÍA Y SU ESPÍRITU SE FORTALECÍA

“El niño crecía y su espíritu se fortalecía; vivió en los desiertos hasta el día de su manifestación a Israel.” Ya niño, no sólo crecía físicamente, sino que se fortalecía en la vida de austeridad y penitencia en los desiertos, hasta el día de su manifestación a Israel. El evangelista cierra el pasaje preparando la escena del Bautista en su acción de Precursor en el desierto o en lugares desiertos. Naturalmente, el niño no pudo ir al desierto hasta una edad oportuna, ni se lo presenta en él morando, de pastor, como Amós, sino que se lo sitúa en él como en lugar de preparación, para su misión. La frase “vivió en los desiertos hasta el día de su manifestación a Israel”, supone su ausencia del culto del Templo y sinagogas. El fortalecerse en espíritu en el desierto, ha de entenderse como una vida de tipo monacal/solitaria. En este contexto desértico puede haber llevado una vida cenobítica, donde la oración ocupa un lugar principal. Juan Bautista se preparó para cumplir su misión, pasando varios años de soledad, con una vida austera. En el recogimiento de la oración, es donde mejor nos encontramos con Dios.

4.

NACIMIENTO DE JESÚS

El modo sobrenatural de la concepción de Jesucristo, Mateo 1:18-25

18 La generación de Jesucristo fue de esta manera: su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. 19 Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. 20 Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. 21 Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.» 22 Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta:

23 Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: «Dios con nosotros.»

24 Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer. 25 Y no la conocía hasta que ella dio a luz un hijo, y le puso por nombre Jesús.

4.1. JESÚS COMO HIJO DE MARÍA, ES EL JESÚS

El relato de este fragmento del Evangelio, es parte del capítulo 1, comienzo del Evangelio de San Mateo. Con su Evangelio, Mateo busca como finalidad demostrar el origen humano de Jesucristo y luego, a través de todo el Evangelio, probará con las profecías y milagros realizados por Jesús, su naturaleza divina, pero era preciso demostrar previamente también su parentesco con los hombres a los que vino a salvar. Así también, el interés de San Mateo, al presentarnos a Jesús como hijo de María, es presentarnos el Mesías, profetizado en el Antiguo Testamento, venido al mundo para librar a los hombres de los pecados; es así como él dice “Jesucristo, hijo de David” (Mateo 1:1), que es una expresión para denominar al Mesías.

Cuando al final del versículo (Mateo 1:16) dice “y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo”, nos demuestra la generación virginal de Jesús y el papel de padre adoptivo que le compete a José, ya que de éste se desprende que es el esposo de María y que no tiene parte alguna en la concepción de Jesús; pero sí tiene una responsabilidad legal y jurídica sobre el hijo de su esposa.

Se debe destacar, a fin de entender de mejor forma este fragmento del evangelio, que la celebración del matrimonio entre los judíos se hace en dos etapas -o dos actos esponsales o desposorios-; estos suponen de antemano un compromiso real, de tal forma que al prometido desde ese momento ya lo llamaban esposo y no era factible quedar libre de este compromiso si no era por repudio.

4.2. JOSÉ, HIJO DE DAVID, NO TEMAS TOMAR CONTIGO A MARÍA TU MUJER

“La generación de Jesucristo fue de esta manera: su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto”.

El evangelista nos habla que José, esposo de María, es un hombre “justo” y es porque él está convencido de la virtud de María, aunque al principio se turbó porque no conocía el misterio de la Encarnación. Entonces, con el convencimiento de la santidad de María, se encuentra frente a un misterio que no le es fácil comprender “y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto”.

José no conocía el misterio obrado en María, pero Ella sí lo conocía, y dejó que Dios mismo saliera en defensa de su virtud y de esta forma luego sucedió.

Hoy para nosotros, José es un hombre santo, que fue razonable, sensato, prudente y confiado en la justicia de Dios, y este es el motivo de su santidad, en especial, porque el confió en Dios. Canta el salmista:

“Gustad y ved qué bueno es Yahveh, dichoso el hombre que se cobija en él.” (Salmos 34:8), y también canta: “¡Oh Yahveh Sebaot, dichoso el hombre que confía en ti!” (Salmos 84:12).

4.3. SU MARIDO JOSÉ, COMO ERA JUSTO Y NO QUERÍA PONERLA EN EVIDENCIA

El matrimonio de José con María tenía una misión importante: ser padre del hijo de María. Por eso decimos también que José es un “justo” elegido por Dios para esta misión.

La fiel María no le dice a José lo ocurrido en ella, no interfiere en los planes de Dios para con José y así espera que Dios envíe un ángel para revelarle su designio sobre ella, y sobre él.