Manifiesto por la oscuridad - Johan Eklöf - E-Book

Manifiesto por la oscuridad E-Book

Johan Eklöf

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Beschreibung

La bombilla, durante mucho tiempo símbolo del progreso, debe apagarse. Es necesario abrazar la oscuridad para asegurar un futuro brillante. ¿Cuánta luz es demasiada? La flora y la fauna del mundo han evolucionado para operar en el ciclo natural del día y la noche. Sin embargo, la iluminación permanente ha hecho que la contaminación lumínica sea un grave problema. Desde el espacio, nuestro planeta brilla intensamente 24 horas al día, los 7 días de la semana. Al extender nuestras horas de luz, hemos expulsado a los habitantes de la noche e interrumpido los ritmos circadianos necesarios para el sustento de todos los seres vivos. Las farolas y los letreros de neón de nuestras ciudades están alterando ecosistemas enteros. Johan Eklöf nos anima a apreciar la oscuridad natural y sus beneficios únicos con un apasionante relato sobre el efecto dominó del daño que infligimos al mantener las luces encendidas: insectos que no logran reproducirse, aves cegadas y desconcertadas, murciélagos hambrientos mientras esperan en vano a insectos que solo salen en la oscuridad... Y nosotros, los humanos, podemos encontrar que nuestras hormonas, peso y salud mental se ven afectados.

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Derechos exclusivos de la presente edición en español

© 2023, editorial Rosamerón, sello de Utopías Literarias, S.L.

Los muchos callan y los pocos gritan

Primera edición: septiembre de 2023

© 2023, Gregorio Luri, por la selección de textos

Imagen de cubierta: © Retrato de Jaime Balmes, GeorgiosArt/iStock

Imagen de interior: collage a partir de imágenes de dominio público.

ISBN (papel): 978-84-127383-0-8

ISBN (ebook): 978-84-127383-1-5

Diseño de la colección y del interior: J. Mauricio Restrepo

Todos los derechos reservados. Queda prohibida, salvo excepción prevista por la ley, cualquier forma de reproducción, distribución y transformación total o parcial de esta obra por cualquier medio mecánico o electrónico, actual o futuro, sin contar con la autorización de los titulares del copyright. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y sigs., Código Penal).

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www.rosameron.com

Índice

Los muchos callan y los pocos gritan

Nota del editor

La vida política y el arte de gobernarla

La vida política, sus entusiasmos y sus fanatismos

La libertad y su falta

España

El arte de pensar bien

La búsqueda de la verdad

La atención al cuidado de sí

La fragilidad de las cosas humanas

Para vivir en la frágil comunidad de los humanos

La intimidad con nosotros mismos

El escepticismo del conocedor de las cosas humanas

El valor del débil: prudencia e imprudencia

Nombres propios

Balmes por Balmes

Balmes. Vindicación personal

Epílogo. Jaume Balmes, el destino de un hombre libre

Fuentes

Notas

Nota del editor

«LOS MUCHOS CALLAN Y LOS POCOS GRITAN», escribía Jaime Balmes y Urpiá con voz serena a finales del mes de agosto de 1846[1]. Y dado que mucho nos tememos que tal afirmación siga siendo verdad, hemos elegido estas palabras para dar título a esta selección de textos del original filósofo de Vic.

Nos interesa la figura de Balmes —especialmente su pensamiento sociológico y su actividad periodística— por muchas e importantes razones que al mismo lector, estamos convencidos de ello, se le irán descubriendo a lo largo de la lectura de estas páginas. No en vano dejó escrito: «No hallo asuntos que más me plazcan que el examen de las grandes cuestiones sociales».

Al repasar los 32 tomos de sus obras completas (un total de 11.200 páginas) nos ha sido inevitable encontrarnos continuamente con una sociología, sin duda fragmentaria, pero relevante, que hemos querido traer a esta edición. Por supuesto, Balmes es muchas cosas más, pero también, y no desde luego en último lugar, un pensador social.

Permítasenos aventurar que en el fondo de la sociología balmesiana del sentido común lo que se encuentra es, ni más, ni menos, una de las primeras reivindicaciones filosóficas del mundo de la vida. Y aquí es donde reside su frescura.

Nos resulta muy atractiva su faceta como periodista político en especial porque hoy es, posiblemente, la más ignorada. Su ambición y su curiosidad no tuvieron parangón en la España de su tiempo. Tampoco su libertad. Por eso tuvo el honor de ser tachado de liberal por los reaccionarios y de reaccionario por los liberales[2]. Él se limitó a seguir adelante, dando ejemplo de una actitud conciliadora, que es el testimonio más claro de su independencia.

Al final de esta obra, el lector encontrará un listado con las referencias de las diversas citas, el texto «Vindicación» del propio Balmes y un análisis de la vida y obra balmesiana: «Jaume Balmes, el destino de un hombre libre», escrito con la idea de acercar a las nuevas generaciones al filósofo que tanto nos animaba a hacernos con el rigor de un criterio. Y que sea su voluntad, no su ignorancia, la que decida sobre la vigencia o no del pensamiento balmesiano.

Sostenía nuestro autor que a un escritor político «se le juzga con más tino cuando las circunstancias han cambiado» y añadía que «los faltos de verdad ganan con el olvido»[3]. Quien acuda a estos fragmentos con una mirada desarmada, encontrará en Balmes, sin duda, un incansable buscador de la verdad.

La vida política

y el arte de gobernarla

—————

EL MUNDO MARCHA; quien se quiera parar será aplastado, y el mundo continuará marchando. PN

¡Ay de las instituciones cuyos custodios no vigilen para irlas acomodando a las necesidades de la época! PN

Cuando las pasiones rugen con feroz bravura, cuando los partidos se disputan la arena con tanto encarnizamiento, difícil es que puedan hacerse escuchar, ni siquiera oír, los templados acentos de la razón e imparcialidad. CPE

Para que los hombres se reúnan es menester un punto de reunión, una enseña que los guíe, un nombre que les sirva de seña, una cabeza inteligente que plantee y dirija la organización y una mano robusta capaz de empuñar la bandera, de enarbolarla y de marchar con resolución a su destino. Todo esto lo han tenido los partidos, pero no la nación. CPE

Las transiciones repentinas son peligrosas; la habilidad de los gobiernos consiste en hacer transformaciones para evitar trastornos. PN

¿Queréis evitar revoluciones? Haced evoluciones.

PN

Recorred la historia y encontraréis escrito por doquier con letras de sangre esta importante verdad: ¡Ay de los pueblos gobernados por un poder que ha de pensar en la conservación propia! CPE

La fuerza del poder consiste, primero, en la seguridad de su existencia. CPE

Tiempos y circunstancias hay en que las mismas instituciones guían a los hombres; pero también hay tiempos y circunstancias en que los hombres han de guiar las instituciones. CPE

No creemos que el poder civil sea flaco porque el militar sea fuerte, sino que, por el contrario, el poder militar es fuerte porque el civil es flaco. CP

«No quiero pensar en política», así hablan algunos; pero la dificultad está en que los sucesos os forzarán a ello. Si el edificio arde, no vale el permanecer tranquilo en un departamento imitando al literato, a quien avisaron de que había fuego en la casa, y respondió muy sereno: «¡Decídselo a mi mujer, ella es la que cuida de los asuntos caseros!». EPP

No ignoro que los partidos echan mano del primer objeto que se ofrece, con tal que puedan herir a sus adversarios. CPE

La nave ha de hacerse a la vela, los rumbos que pueden seguirse son muy diferentes; ¿qué extraño, pues, que cada partido quiera ser el piloto? CPE

No lo dudemos: el arte de gobernar no es más que la razón y la moral aplicadas al gobierno de las naciones; el arte de conducirse bien en la vida privada no es más que el Evangelio en práctica. EC

En momentos de cansancio y disgusto todos condenan el hablar de política, pero nadie habla de otra cosa; y es que la política nos interesa a todos porque se roza con todo. EPP

Los fabricantes de constituciones se han creído capaces de fabricar también monarquía. RF

Se trata de lamentarse, para esto son los rincones, pero entonces abdicar las pretensiones políticas; se trata de influir, de tomar parte de los negocios públicos, entonces es necesario vivir a la luz del día, respirar el aire que impregna la atmósfera y aceptar las condiciones y medios de lucha establecidos por las ideas y las costumbres de la sociedad moderna. RF

En la arena parlamentaria, ¿vemos acaso otra cosa que dos a tres cuerpos de combatientes que hacen sus evoluciones a las órdenes del respectivo caudillo con la mayor regularidad y disciplina? PC

Concretándonos a la política, es y será siempre una idea sin aplicaciones la de no intervención; pues no se ha visto jamás que cada cual no procure intervenir en todos los negocios que le interesan. PC

Ésta es una de las diferencias más capitales entre nuestra revolución y la de otros países; ésta es la clave para explicar chocantes anomalías: allí las ideas de revolución se apoderaron de la sociedad, y se arrojaron en seguida sobre la esfera política; aquí se apoderaron primero de la esfera política, y trataron en seguida de bajar a la esfera social; la sociedad estaba muy distante de hallarse preparada para semejantes innovaciones, y por esto han sido indispensables tan rudos y repetidos choques. PC

El Gobierno en España ejerce sobre los pueblos muy escasa influencia, entendiendo por influencia aquel ascendiente moral que no necesita andar acompañado de la idea de la fuerza. No hay duda que esto es un mal, porque tiende a debilitar el poder, necesidad imprescindible para toda sociedad; pero no han faltado ocasiones en que ha sido un gran bien: porque no es poca fortuna cuando un gobierno es liviano e insensato, el que se encuentre con una sociedad mesurada y cuerda, que mientras aquél corre a precipitarse desatentado, vaya ésta marchando con paso sosegado y majestuoso. PC

No, los pueblos no son para los reyes: los reyes son para el bien de los pueblos, porque en faltando este objeto, el gobierno de nada sirve, es inútil; y en esta parte no cabe diferencia entre la república y la monarquía. PC

Cuando la historia nos muestra las revoluciones de ideas, de costumbres, de instituciones que nos han precedido; cuando la experiencia de todos los días nos hace palpar el cambio profundo que en todas partes se está realizando, la mente se abruma y anonada al pensar en los inmensos acontecimientos que se amontonan en el porvenir. PN

En las sociedades modernas, ¿no es el talento, no es el saber, no es el genio quien levanta su erguida frente, quien exige consideración y respeto, quien pretende elevarse a los altos puestos, dirigir los negocios públicos, o ejercer sobre ellos influencia? PC

Las épocas de revolución llevan todas ese carácter que las distingue: el predominio de los intereses del Poder público sobre los intereses privados. Nunca es más flaco ese poder, nunca es menos duradero; pero nunca es más violento, más frenético; todo lo sacrifica a su seguridad o a su venganza... La debilidad de su organización y la movilidad de su asiento le advierten la proximidad de su caída, y en su impotente desesperación se agita y se revuelve convulsivo, como un moribundo que aspira entre padecimientos atroces. ¿Qué es entonces la vida de los ciudadanos, si esta vida puede inspirarle la más leve, la más remota sospecha? Si con la sangre de millares de víctimas puede alcanzar algunos momentos de seguridad; si puede prolongar por algunos días más su existencia, «perezcan —dice—, perezcan mis enemigos; así lo exige la seguridad del Estado, es decir, la mía». PC

No hablemos de política; sea en buena hora; mas ha de ser con la condición de encontrar materias exentas. EPP

Si bien las innovaciones han perdido a muchos gobiernos, también los han perdido la tenacidad en la inacción, que contenta con lo presente no se cuida del porvenir; de la inacción, que por no sufrir hoy la molestia de una brisa, se expone a sufrir mañana los horrores de una tormenta. PN

En política es peligrosa toda concesión que viene en pos de exigencias; aunque en sí misma fuera buena.

PN

El conceder previniendo la exigencia, obrando con espontaneidad y con absoluta libertad, es ejercer uno de los actos más propios de un gobierno sabio, es satisfacer una necesidad antes de que se convierta en exigencia. PN

Considero como una empresa, peligrosa, sí, pero noble, digna de un alma grande, el hacer a su tiempo las debidas reformas, manifestando que no se teme el movimiento de la época. PN

Desgraciadamente, los males del mundo no se remedian con un papel, ni los gobiernos renuncian a sus instintos con firmar un tratado. PN

Las formas políticas, para ser fuertes y subsistentes, han de hallarse en harmonía con los intereses de la sociedad, y estos intereses se apoyan en el fondo de sus hábitos, de sus costumbres y de sus ideas. SCP

Todas las bayonetas del mundo no son capaces de consolidar un gobierno si él no se consolida por sí mismo. BR

La monarquía [...] ha pasado del corazón a la cabeza. Afortunadamente [...] esta mudanza no ha cundido todavía bastante en la sociedad; y ¡ay de los tronos el día en que esto se verifique! El día en que el trono sea para los pueblos como para los filósofos, solo una institución necesaria, sostenida por las convicciones, no por el sentimiento; el día en que los jefes de las familias dinásticas no sean mirados de otra suerte que como simples jefes de Estado [...] ¡ay de los tronos aquel día! IA

Cuando las sociedades se gobiernan tradicionalmente, cuando lo que en ellas prevalece no es la reflexión y la razón, sino el tino y el sentido común que continúan conservando lo que hallan establecido, entonces pueden pasar sin explícito conocimiento de la verdadera situación y de las condiciones de su existencia; cuando, destruido lo antiguo, es menester edificar de nuevo [...], entonces se han condenado ellas mismas a una vida de continua reflexión sobre sí propias. SE

No es muy difícil atacar las posiciones ajenas, pero sí el sustentar las propias. MS2

La razón humana es tan débil para edificar como formidable ariete para destruir. Esto se verifica en todos los ramos del saber humano, y particularmente en política; porque sus problemas, a más de la muchedumbre de datos que han menester, adolecen del inconveniente de cambiarlos a cada paso. MS2

Quien pretenda haber descubierto en política soluciones generales, llanas y sencillas, es o un alucinado o un impostor. MS2

No se curan los males de una nación con golpes de Estado, no se cierra la sima de las revoluciones con reacciones violentas, no se conquistan los corazones con la fuerza de las armas [...]. El mal que tiene causas profundas necesita duraderos y eficaces remedios. SC

Comprendemos que los partidos están en batalla, y que dominados del pensamiento de ataque, cuidan principalmente de asestar bien los tiros, y esgrimir sus armas con destreza y valentía. MS2

Lo que está en las costumbres no ha menester que le comuniquen vigor las proclamas de la ley. MS2

Entre tantos gobernantes [...] ninguno que al presentarse ante el gran jurado de la nación, cargado con inmensa responsabilidad, pudiera decir: «Señores, la política era un caos, yo la he desembrollado; para ello he quebrantado la ley, es verdad; si queréis mi cabeza, tomadla, que ahora ya no es necesaria, ni para salvar la patria, ni para afirmar la ley; pero antes mirad mi obra, destruidla si os atrevéis; yo marcharé contento a la muerte si vuestro corazón no os dicta que en vez de un cadalso debéis levantarme una estatua». MS2

¿Queréis un poder suspicaz? Asentadle sobre un terreno minado, donde oiga a cada instante el golpe de la zapa que prepara la ruina. FP

Los hombres políticos no deben confiar en esas reconciliaciones de teatro que se ejecutan entre los aplausos de una entusiasmada asamblea, los brindis de un banquete y las orquestas de un festín. YD

La falta de los medios necesarios para cumplir el poder su misión, tarde o temprano le acarrea la falta de la propia seguridad, amenazando su misma existencia. FP

La mayor calamidad que sobre un país puede venir es un gobierno mal seguro que esté en continuo acecho contra los conspiradores reales o aparentes. FP

Criticar es muy fácil, el ejecutar, no tanto.

YD

El lenguaje y las obras de los partidos son muy diferentes según se hallen en la oposición o en el gobierno; en el primer caso halagan cuanto puede auxiliarlos para subir al poder, en el segundo recuerdan sus doctrinas y siguen más o menos abiertamente sus instintos. SC

Se dirá que no es lo mismo la guerra que la política: ciertamente; pero así como en aquella el secreto de la victoria está, muchas veces en las piernas, así en esta consiste a menudo en el talento de aprovechar oportunidades que pasan con la velocidad del relámpago. NM

Consejeros hay excelentes para ayudar a subir al poder, pues para esto basta intrigar; logrado el objeto es necesario gobernar: cosas por cierto muy diferentes. YD

El pandillaje es una compañía de seguros mutuos: la fórmula del contrato es: «Apóyame, y te dejaré hacer». Pacto sencillo, pero peligroso. YD

Imagínanse algunos que el medio de prevenir los levantamientos y perpetuarse en el poder es lisonjear a los pueblos con palabras blandas [...]. Grave error: los pueblos no sufren ser reprimidos; pero tampoco quieren un gobierno que les hable de rodillas: las humillaciones rastreras les hacen creer que hay traición y perfidia; y, cuando no, piensan con razón que es incapaz de mandar quien no abriga el sentimiento de la dignidad propia. YD

Todas las reputaciones se gastan, exclaman ciertos hombres, es imposible gobernar; la capacidad más aventajada, la probidad más incorruptible sin inútiles; porque, a poco tiempo de figurar, caen en el mayor descrédito. Esas revoluciones son monstruos que se tragan todo: en no sabiendo qué devorar, consumen reputaciones. MI

Los pueblos salieran sin duda más gananciosos si en gobernarlos se empleara menos ciencia y más buen sentido, menos teoría y más observación práctica. ¡Cuántos y cuántos asertos pasan por indudables en un congreso de legisladores que un hombre sencillo, pero experimentado, miraría como solemnes despropósitos! CFP

Una verdad enseñada por la razón y las lecciones de la historia, a saber: que ningún poder será fuerte en el orden político si no tiene una fuerza propia en el orden social. ESS

Los hombres que, no acertando a dirigir bien el país, se encuentran embarazados en su acción por mil obstáculos que las más de las veces ellos propios suscitan, apelan al fácil medio de calumniar a la nación, diciendo que aquí no se conoce la obediencia, que todos están acostumbrados al desorden, que todos ignoran lo que es la observancia de la ley. PPE

El talento de los hombres de Estado consiste principalmente en un tacto que decide instintivamente de las cosas y que conduce a un juicio acertado sin necesidad de mucho discutir. DG

La infecundidad de la discusión para todo lo que sea gobernar es un hecho enseñado por la razón, probado por la historia y confirmado por la experiencia. DG

La obstinación en el error ocasionada por un amor propio pueril, que se avergüenza de apartarse del dictamen que ha llegado a sostener; el predominio que alcanzan con frecuencia el ingenio sobre el juicio, las palabras brillantes sobre las reflexiones sólidas, el sofisma sobre la razón, la impetuosa audacia del tribuno sobre la recatada prudencia del sabio, producen que las grandes asambleas sean de todo punto inútiles para gobernar. DG

No siempre se ha de buscar lo mejor, sino lo aplicable.

OCF2

Se cree comúnmente que las pasiones son la causa principal de que en las grandes asambleas sea muy difícil alcanzar la verdad [...]. No negaremos que en tales casos contribuya mucho a ofuscar la razón la niebla que levantan las pasiones, de suyo inclinadas a alterar los objetos y a presentarlos bajo el aspecto que les interesa; pero es preciso confesar que hay otra causa quizás más influyente que ellas: la extrema debilidad de nuestra razón. DG

¿Qué importa una teoría mecánica si con ella no se puede construir una máquina? ¿Qué vale un sistema social o político si no es realizable? OCF2

Aceptar todas las arenas donde se establezca la lucha, emplear todas las armas legítimas, aun cuando sean forjadas por los adversarios; oponer la razón a la razón, la voluntad a la voluntad, la energía a la energía, la constancia a la constancia; no cegarse con la prosperidad, no abatirse con los contratiempos, no desmayar por las repulsas, no callar por las negativas, continuar hoy en el empeño de ayer y mañana en el de hoy, y anunciar en voz alta que no se desfallecerá hasta haber alcanzado la victoria. OCF2

Nadie se avergüenza ni indigna por estar bajo el mando de un poder a quien reconoce por superior, pero no hay quien tolere con calma el vivir bajo la dominación de un igual. IM

Vuestros aduladores pueden abandonaros, que algunos hay que saben volver las espaldas, y es seguro que os abandonarán cuando no esperen ni honores ni oro. NM

¿Cuál es la mejor forma de gobierno? Muchos son los que contestan rotundamente a semejante pregunta; mas no creemos que esto sea lo más acertado. Parécenos que la respuesta debiera ser otra pregunta: ¿De qué país se trata? RC1

¿Por fortuna podemos formar a los hombres como nosotros los deseamos? Preciso es tomar las cosas como son en sí; de otra suerte, dígase que se trata de dar rienda suelta a la fantasía, no de excogitar formas de gobierno aplicables y útiles. RC1

Encontrar la mejor forma de gobierno para un país es un problema complicadísimo, y ningún problema puede resolverse sin tener a la vista los datos necesarios. RC1

Determinar la forma de gobierno más conveniente para un país es encontrar el medio de hacer concurrir en un punto todas las fuerzas sociales; es hallar el centro de gravedad de una gran masa para ponerla en equilibrio. RC1

Los candidatos [se muestran en las elecciones] más compungidos y humildes que hereje en auto de fe. RC2

¿Cuándo cesaron las discordias civiles de la Grecia? Cuando la Grecia dejó de existir. SYN

En política conviene saber esperar. OSS

El corazón de un hombre de Estado debe estar en la cabeza. EMR

La verdadera fuerza de un gobierno consiste en el asentimiento de la sociedad a las ideas del gobierno. RSS

Una de las primeras cualidades de un hombre de Estado es una gran firmeza de carácter, pero esta firmeza no consiste en hacer alarde de valor, en tratar con dureza a cuantos se le oponen, y que, antes al contrario, nunca el hombre muestra más firmeza que cuando se sobrepone a las inspiraciones de la vanidad, al deslumbramiento de una elevada posición, a los ímpetus de la cólera. Para dominar a los demás es necesario dominarse a sí mismo. RVP

Hacer la oposición por el solo gusto de hacerla es indigno de hombres bienintencionados.

DAA

Refórmese lo que se haya de reformar; pero cuidando siempre de no dejar el edificio en descubierto, construyendo por un lado mientras se derriba por otro y sobre todo guardándose con suma escrupulosidad de no tocar a los cimientos. DE

La fuerza la sacan los gobiernos de la misma sociedad gobernada y no la tienen nunca suficiente para sujetar a la misma sociedad a las ideas del gobierno, si no es por brevísimo tiempo. RSS

El gobierno que solo pensase en sofocar insurrecciones y desbaratar conspiraciones no sería más que un brazo que lucha y un ojo que acecha; el gobierno ha de ser algo más que un soldado y un comisario de policía. NO

No merece el título de hombre de gobierno, ni siquiera de recto juicio, quien desconozca que una de las primeras miras de una sana política interior es el procurar que desaparezcan los motivos de discordia entre los hijos de una misma patria. ECR1

Sea cual fuere la doctrina que profese, sistema que se defienda o partido a que pertenezca, es necesario resignarse a discutir en la prensa periódica. LP

Una institución política se organiza por la ley; pero no vive de la ley. Lo que no tiene más existencia que la puramente legal es una estatua inanimada. EES

¡Ay de lo que no tiene más apoyo que el texto de la ley! EES

Una asociación política está incompleta, mejor dicho desarmada, si no cuenta con un periódico que la defienda. LP

La verdadera flexibilidad, digna de un hombre de Estado, es el saber plegarse a las grandes cosas. PI

La vida política, sus entusiasmos

y sus fanatismos

—————

HAY EN LA HISTORIA DEL ESPÍRITU HUMANO un hecho universal y constante, y es su vehemente inclinación a imaginar sistemas que, prescindiendo completamente de la realidad de las cosas, ofrezcan tan sólo la obra de un ingenio, que se ha propuesto apartarse del camino común, y abandonarse libremente al impulso de sus propias inspiraciones. PC

Fingid una ilusión cualquiera, contad la visión más extravagante, forjad el sistema más desvariado; pero tened cuidado de bañarlo todo con un tinte religioso, y estad seguros de que no os faltarán prosélitos entusiastas que tomarán a pecho el sostener vuestros dogmas, el propagarlos, y que se entregarán a vuestra causa con una mente ciega y un corazón de fuego; es decir, tendréis bajo vuestra bandera una porción de fanáticos. PC

Concebida una idea singular, mírala el entendimiento con aquella predilección exclusiva y ciega, con que suele un padre distinguir a sus hijos; y desenvolviéndola con esta preocupación, amolda en ella todos los hechos y le ajusta todas las reflexiones. Lo que en un principio no era más que un pensamiento ingenioso y extravagante, pasa luego a ser un germen del cual nacen vastos cuerpos de doctrina. PC