Más que gloriosas II - Bárbara Potthast - E-Book

Más que gloriosas II E-Book

Barbara Potthast

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Beschreibung

¿Qué historias vienen a la mente al pensar en las mujeres en Paraguay? ¿Dónde han estado, qué hacían, qué roles desempeñaron a lo largo de la historia del Paraguay? Con esta obra esperamos incentivar reflexiones que desafíen aquellas ideas a veces muy fijas sobre ellas, otras veces borrosas o, incluso, inexistentes. Más que gloriosas II busca alentar la institucionalización y el desarrollo de la investigación histórica con perspectiva de género. El planteamiento no es agotar lo que se pueda escribir sobre historia de las mujeres en Paraguay, sino animar a conocer aquello que ya ha sido investigado, así como estimular a la realización de nuevas investigaciones sobre todos los temas explorados y aquellos que quedan aún por profundizar o conocer en este campo. Cada parte del tomo II es presentada con retratos de mujeres que hicieron historia en Paraguay. Con este humilde homenaje, queremos resaltar el rol activo de estas, sobre todo el de las mujeres campesinas e indígenas en la lucha por el goce pleno de sus derechos y de su autodeterminación. Si bien en este tomo no fue posible dar cuenta de todas las luchas, rostros y territorios, buscamos generar un aporte para el reconocimiento de estas, recordando que los esfuerzos por una vida libre e igualitaria de las mujeres continúan hasta nuestros días.

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Más que gloriosas

Jazmín Duarte Sckell

Anahí Soto Vera

Victoria Taboada Gómez

(Coords.)

El libro Más que gloriosas, Tomo 2, ha sido elaborado bajo la responsabilidad de las autoras y los autores.

Coordinación

Jazmín Duarte Sckell

Anahí Soto Vera

Victoria Taboada Gómez

Edición Giselle Caputo

Diseño y diagramación Mauricio Villamayor

Imagen de portada: Arte de tapa a partir de grabado «A Paraguay girl killing a snake», en Frank Leslie's Popular Monthly. Volúmen 6. Frank Leslie Publishing House: 1878. Colección Ana Barreto Valinotti.

Corrección Margarita Mendieta

Autoría

Bárbara Potthast

Carolina Alegre Benítez

Ana Barreto

David Velázquez Seiferheld

Noelia Navarro Villalba

Valeria Walder Pintos

Gloria Scappini

Ignacio Telesca

Roberto L. Céspedes R.

Gabriela Schvartzman Muñoz

María Clemencia Bareiro Gaona

Silvana Lezcano Bolla

Mirta Moragas Mereles

Liz Soto

Adriana Rodas

Roque Pignata

la mancha - Copyright © 2022

Derechos Reservados®. Esta publicación no puede ser reproducida total y/o parcialmente ni archivada o transmitida por ningún medio electrónico, mecánico, de grabación, de fotocopia, de microfilmación o en otra forma, sin permiso previo del editor.

isbn 978-99925-17-25-3

Agradecimientos

Expresamos nuestro profundo agradecimiento a las autoras y a los autores, quienes con su experticia y dedicación realizaron un aporte invaluable al conocimiento sobre la historia de las mujeres en Paraguay. De igual manera, agradecemos al equipo de edición, diagramación y diseño, el cual se ha involucrado y comprometido con este libro a través de su profesionalismo, sus aportes críticos y su constante apoyo.

También agradecemos por su colaboración con las imágenes presentes en esta obra a Ana Barreto y Claudio Fuentes Armadans, Gabriela Schvartzman, Mirtha Alfonso Monges, Fátima E. Rodríguez, el Centro de Documentación y Estudios, la Dirección de Memoria Histórica y Reparación, la Organización de Mujeres Campesinas e Indígenas - CONAMURI, y al Comité Paraguayo de Ciencias Históricas, el cual ejerció un papel clave en la materialización de este proyecto.

Índice de contenido

Agradecimientos

Introducción

Contexto, redacción y forma de la obra

Limitaciones del libro y temas pendientes

Rostros visibles para las mujeres del Paraguay

Más que gloriosas

Territorios y Acciones de las Mujeres

Introducción de Sección

Familias y hogares en Paraguay

Conceptos y definiciones de familia

Los inicios de «la familia paraguaya» en la Conquista

La consolidación durante la Colonia

La familia en la primera república paraguaya

La política del Dr. Francia y las familias de clase alta

Las guerras y sus trascendencias

Legislación familiar en el siglo XX

Migración

Bibliografía recomendada

Historia de la educación de las mujeres en el Paraguay contemporáneo

Posguerra y primeras décadas del siglo xx (1870-1930)

El proceso de escolarización de las niñas

Ascenso del autoritarismo y la pedagogía nacionalista (1931-1954)

Régimen dictatorial y consolidación del nacionalismo (1954-1989)

Transición democrática hasta nuestros días (1989-2019)

Representación de las mujeres en los libros de texto de Historia

Conclusión

Bibliografía recomendada

Mujer, familia y trabajo en las normas laborales del Paraguay (1938-1954)

El concepto de maternalismo político

El contexto social paraguayo: el trabajo femenino a mediados del siglo xx. La visibilidad de la mujer en la sociedad a través del trabajo

El contexto institucional

Familia, «legitimidad» e «ilegitimidad»

Maternalismo y natalismo político en el Decreto 2848/37

Mujer, economía y trabajo: del imaginario social al orden jurídico

Nuevos desafíos de investigación

Bibliografía recomendada

Migrantas: sin pertenencias pero con equipaje

Orígenes y contextos históricos

Migración económica: la feminización como consecuencia de la discriminación

Migración política: ni alhajas, ni flores; resistencia y protagonismo social

Migración calificada: el movimiento como medio hacia las metas

Discusión y conclusión

Bibliografía recomendada

Imaginarios Colectivos e Identidades Invisibilizadas

Introducción de Sección

Mujeres indígenas y campesinas: entre la violencia de la construcción nacional y el cambio social

La mujer en la historiografía paraguaya: imaginarios y roles históricos

La doble identidad femenina en el imaginario mestizo

La mujer aliada y madre del criollo

Las mujeres en la resistencia

El camino del mestizaje: aproximación a la mujer campesina

La mujer campesina: identidad enajenada y nuevas formas de subordinación

Migrando a la ciudad y más allá: mujeres en el centro de la reproducción de clases

Destino de las mujeres indígenas: la historia de las minorías

Marginadas y excluidas o el precio de la diferencia cultural

Nuevas resistencias, nuevas identidades

Conclusión

Bibliografía recomendada

Afrodescendientes en el Paraguay: una mirada hacia la mujer

Esclavitud en Paraguay

Comenzando por los números

Por detrás de los números, los eslavizados de los jesuitas

Las mujeres afrodescendientes en Paraguay y la justicia

La Ley de Libertad de Vientres

Tras la guerra

Bibliografía recomendada

Deseos y amores prohibidos. Memorias lésbicas y bisexuales en la historia del Paraguay

Fugitivas de un régimen político

In/visibilidad lésbica y resistencias en América Latina y el Caribe

Una relectura desde la disidencia lésbica y bisexual

Espacio privado y deseos prohibidos en la historia de las mujeres

Serafina Dávalos: desnaturalizar la heterosexualidad en la historia de las mujeres

Chana Coronel: la acción de una antiheroína

Memorias LTBGI: el lenguaje masculino y el espacio público

Vivencias de lesbianas y bisexuales bajo la dictadura stronista

Conclusiones

Bibliografía recomendada

Mujeres en la construcción histórica de la nación paraguaya

Mujer, nación y narración

Mujeres, género y nacionalismos

Las mujeres en el discurso nacionalista paraguayo

La imagen de las mujeres en la historiografía nacional

La imagen de las mujeres en el callejero de Asunción (1942-2007)

Las protagonistas en los diferentes regímenes políticos y tipos de nacionalismos

Conclusiones

Bibliografía recomendada

Luchas por la Igualidad y la Autodeterminación

Introducción de Sección

Pensamiento político de las mujeres en el Paraguay. Un breve recorrido histórico desde la Colonia hasta el periodo liberal

Consideraciones epistemológicas

Matriz de poder y pensamiento político en el Paraguay

El pensamiento político de las mujeres. Una propuesta de línea de tiempo en clave feminista

Los diversos feminismos en el Paraguay en el periodo liberal: 1870-1940

Conclusión

Bibliografía recomendada

Derechos de las mujeres en Paraguay: cambios en las discriminaciones históricas desde la Constitución Nacional de 1992 hasta nuestros días

Derechos de las mujeres en el contexto internacional

Derechos políticos y civiles

Derecho penal

Derechos económicos, sociales y culturales

Derecho a una vida libre de violencia

Conclusiones. Desafíos para la evolución de los derechos de las mujeres en la actualidad

Bibliografía recomendada

Movimientos sociales y mujeres en Paraguay 1870-1989

Abordajes para un análisis de la participación femenina en los movimientos sociales

Movimiento obrero

Participación sindical femenina en el periodo de consolidación del autoritarismo y la dictadura (1940-1954)

Movimiento Feminista

Movimiento de lucha contra la dictadura de Stroessner (1954-1989)

¿Entre el protagonismo y la resistencia o protagonistas de las resistencias?

Bibliografía recomendada

Acceso a métodos anticonceptivos modernos y planificación familiar en Paraguay. Apuntes para una introducción al tema

Los inicios de la planificación familiar en América Latina y Paraguay

Acceso, venta y distribución

Anticonceptivos más utilizados

Conclusiones

Bibliografía recomendada

Referencias bibliográficas

Coordinadoras

Autoras/es

Introducción

¿Qué historias vienen a la mente al pensar en las mujeres en Paraguay? ¿Dónde han estado, qué hacían, qué roles desempeñaron a lo largo de la historia del Paraguay? Con esta obra esperamos incentivar reflexiones que desafíen aquellas ideas a veces muy fijas sobre ellas, otras veces borrosas o, incluso, inexistentes.

Consideramos necesario que este ejercicio se vuelva colectivo y que recorra diferentes realidades sociales, permitiendo fortalecer espacios y narraciones, para alcanzar un entendimiento de la historia desde el cuestionamiento, la investigación científica y la urgente necesidad de comprender estructuralmente e históricamente el presente de las mujeres en Paraguay, quienes, en su diversidad, siguen viviendo situaciones de violencia y discriminación.

Con todo, gracias a los avances que han logrado las mismas mujeres dentro de la ciencia histórica, es posible abordar hoy aquellas otras historias. Algunas pioneras en la temática son Olinda Massare de Kostianovsky con La mujer paraguaya y su contribución a la Guerra Grande (1970); Idalia Flores de Zarza con La mujer paraguaya, protagonista de la historia, 1537-1870/1870-1932 (1987/1993) y Beatriz Rodríguez Alcalá con Residenta: una palabra exclusiva del léxico paraguayo (1974). Debemos a estas historiadoras la introducción de la mujer como sujeto histórico.

Pero, sin duda, con las investigaciones de Bárbara Potthast en Paraíso de Mahoma o País de las Mujeres. El rol de la mujer y la familia en la sociedad paraguaya durante el siglo xix (1996), de Line Bareiro, Clyde Soto & Mary Monte con Alquimistas. Documentos para otra historia de las mujeres (1993) y de Marilyn Godoy Ziogas con Indias, vasallas y campesinas. La mujer rural en las colectividades tribales, en la colonia y en la República (1987); dimos un salto cualitativo para romper mitos y conocer más sobre los roles sociales y la lucha de las mujeres en el siglo xix y xx. En los últimos tiempos, la historiadora Ana Barreto Valinotti, desde Mujeres que hicieron historia en el Paraguay (2011), también ha dado un nuevo impulso a la historia de las mujeres.

Del mismo modo, pero con un nuevo aporte, esta obra, que posee un amplio espectro temático y temporal, busca alentar la institucionalización y el desarrollo de la investigación histórica con perspectiva de género. El planteamiento no es agotar lo que se pueda escribir sobre historia de las mujeres en Paraguay, sino animar a conocer aquello que ya ha sido investigado, así como estimular a la realización de nuevas investigaciones sobre todos los temas explorados y aquellos que quedan aún por profundizar o conocer en este campo.

A través del desarrollo de temáticas ya examinadas anteriormente en la historia paraguaya en cuanto a las mujeres, como a través de la exploración de nuevas temáticas, se busca entonces romper estereotipos acerca del rol de las mujeres en la historia, que en ocasiones se reducen a versiones/imágenes muy arraigadas en nuestra cultura por la tradición de una historia más concentrada en modelos relacionados con lo heroico y lo bélico.

Por otra parte, la historia de las mujeres o women’s history es un campo dentro de la historia de género aún poco cultivado en Paraguay. Aunque existen varias obras antecedentes que marcan un hito en la investigación histórica y en el conocimiento que tenemos hoy sobre el pasado y la situación de las mujeres en nuestro país, insistimos en que en la actualidad la investigación histórica profesional con perspectiva de género y la institucionalización de esta disciplina dentro de la academia y las universidades requiere más aportes y discusiones. En este sentido, ¿cuál es la diferencia entre hablar de historia «de las mujeres» y de historia «con perspectiva de género»? Si bien la mayoría de las veces estas clasificaciones pueden superponerse, es igualmente importante poder diferenciarlas. Así, la historia de género contiene implicancias teóricas que han permitido «pasar de una historia de los sujetos a una historia de las relaciones» (Morgan, 2006, p. 11). El género se refiere a todos los roles asignados social e históricamente a las personas según el sexo con el cual han nacido. Estudios históricos con este enfoque analizan cómo y por qué se crean y se reproducen estos roles, así como la forma en que van cambiando en el tiempo. De este modo, se entiende que los roles asignados a un sexo biológico no son naturales, sino más bien construidos por la sociedad, y esto se puede visualizar claramente revisando la historia.

Enmarcamos, por lo tanto, esta obra en una historia de género porque entendemos el sujeto histórico «mujeres» como un sujeto implicado en relaciones de poder definidas por el género asignado social y culturalmente en una sociedad concreta. Sin embargo, no ignoramos que hablar de una historia de género sobrepasa al sujeto femenino como protagonista exclusiva. Nos enfocamos en las mujeres para visibilizarlas en la historia que tradicionalmente no las ha considerado protagonistas. Este enfoque nos ha permitido describir la diversa participación de las mujeres en la historia y también explicar la invisibilidad (o la visibilidad limitada) de las mujeres en la historia paraguaya, es decir, analizar la manera en que ambas cuestiones han sido estudiadas y narradas.

En este sentido, cada capítulo busca trabajar con una perspectiva interseccional, lo que implica que se consideran las diversas características que hacen a la posición social de una persona y la forma en que esas variables se entrecruzan permitiendo determinadas capacidades de acción y consideración social: clase social, raza, etnia, culturas políticas, creencias, orientación sexual, entre otras. La perspectiva interseccional permite realizar un análisis crítico de las diferentes dinámicas de poder y las desigualdades que operan sobre el rol de las mujeres en la historia.

Contexto, redacción y forma de la obra

Al igual que varias autoras y autores de este libro, observamos críticamente la imagen dominante que se ha construido acerca de la mujer y que se ha difundido a través de la narración, sobre todo tradicional, de la historia del Paraguay. Al enfocarse en las caracterizaciones de «víctima» o de «heroína», se ha difuminado la diversidad de roles que las mujeres han ocupado y se han «olvidado» los contextos y las relaciones de poder que podrían complejizar su figura más allá de los papeles de género más conocidos, e incluso más allá de prejuicios sobre sus aspiraciones.

Estos discursos hegemónicos sobre la mujer no se limitan al ámbito historiográfico: los vemos reflejados y en circulación en los medios de comunicación, en las relaciones sociales y en las representaciones simbólicas.

En este sentido, el título Más que gloriosas propone cuestionamientos sobre los discursos que reproducen e imaginan a las mujeres de una forma fija/estática y pretende compararlos con realidades tanto del pasado como actuales que interpelan aquella imagen gloriosa, que muchas veces propició el ocultamiento de la diversidad y la falta de derechos humanos para las mujeres paraguayas.

Siguiendo este espíritu, el libro nació de un esfuerzo colaborativo e interdisciplinario de varias investigadoras e investigadores. Como coordinadoras, buscamos abrir el abanico de voces presentes en el libro, y, basándonos en un proceso de revisión riguroso, apoyamos a las autoras y a los autores en sus trabajos, incluso sin coincidir completamente con todo lo planteado. Las autoras y los autores buscaron en cada artículo, desde sus áreas de especialización, dar un panorama general e introductorio del tema, para luego enfocarse en plantear una problemática específica y original, en la mayoría de los casos, sobre áreas en las que se encuentran investigando actualmente. De esta manera, nuestro objetivo es que las personas lectoras logren ubicarse temporal o temáticamente y que, además, puedan adentrarse en los contenidos a través de una problematización particular.

Cabe recordar, que el nivel de profundización se encuentra limitado por la cantidad de páginas disponibles para el desarrollo de cada capítulo; sin embargo, la bibliografía recomendada al final de cada trabajo ofrece la posibilidad de seguir los hilos de investigación propuestos por cada autora o autor y leer más sobre los diversos contenidos.

Por razones de organización, comprensión, y respondiendo a fines didácticos, existen dos tomos, uno organizado cronológicamente y el otro temáticamente. Sin embargo, debemos considerar ambos tomos como partes de una misma obra puestas en diálogo: las temáticas del tomo ii se encuentran conectadas entre sí y son, en su mayoría, transversales a todos los periodos históricos abordados en la primera parte.

Por esta razón, motivamos a leer ambos tomos de forma paralela o intercalada, cruzando temas y periodos históricos, formulando hipótesis propias o siguiendo alguna propuesta de la autora o autor que haya llamado la atención, y luego consultar las bibliografías recomendadas para seguir investigando.

Por último, dado que reflexionamos en términos de qué investigamos y cómo lo hacemos, la apariencia del libro no puede quedar fuera. Junto con el equipo de edición, diagramación y diseño discutimos sobre la estética: ¿por qué temas referidos a las mujeres se representan mayoritariamente con una estética determinada? ¿Qué imágenes validamos usando cierto tipo de tipografías para hablar sobre las mujeres? Siguiendo estos debates, tomamos la decisión de utilizar fuentes tipográficas diseñadas por mujeres, Edita, de Pilar Cano, para texto corrido y Elido, de Sibylle Hagmann, para complementarla, haciendo eco también a los juegos de (in)visibilización en el campo tipográfico.

Limitaciones del libro y temas pendientes

Quedan temas pendientes de exploración y/o profundización. Tanto en los capítulos del tomo cronológico como del tomo temático, cada autora y autor aporta una visión general pero introductoria, puntualizando en aspectos que consideró más relevantes para construir un relato panorámico de su contenido, pero no único, por lo que insistimos en seguir investigando.

Asimismo, quedan aún muchos ámbitos de la historia de las mujeres por explorar, entre los cuales nombramos algunos: pueblos indígenas, literatura, artes plásticas, música, teatro, ciencia, salud, niñez, economía y violencia. Este último tema nos ocupó particularmente, debido a que la tarea de reducirlo a un solo capítulo es compleja. Es así que múltiples formas de expresión de la violencia contra las mujeres se ven reflejadas en la mayoría de los capítulos, a veces latente y otras explícitamente.

Es necesario repensar también la delimitación temática «el Paraguay». Si bien la historia del Paraguay es el objeto de investigación, esto no implica que los límites nacionales conlleven a un desentendimiento del contexto regional y global de los procesos históricos. Además, a modo de evitar los vicios del «nacionalismo metodológico» (Wimmer & Glick, 2002), es necesario recordar que los procesos sociales e históricos no se restringen a los límites actuales de los Estados nación, los cuales han sido establecidos política e históricamente: las realidades varían dentro de los límites nacionales, al mismo tiempo que se extienden más allá de sus fronteras.

Esperamos que estas limitaciones incentiven al avance de la investigación sobre la historia de las mujeres en Paraguay y que los temas planteados en esta obra se constituyan en herramientas para seguir descubriendo y cuestionando nuestra historia y nuestro presente.

Rostros visibles para las mujeres del Paraguay

Cada parte del tomo ii es presentada con retratos de mujeres que hicieron historia en Paraguay. Con este humilde homenaje, queremos resaltar el rol activo de estas, sobre todo el de las mujeres campesinas e indígenas en la lucha por el goce pleno de sus derechos y de su autodeterminación. Si bien en este tomo no fue posible dar cuenta de todas las luchas, rostros y territorios, buscamos generar un aporte para el reconocimiento de estas, recordando que los esfuerzos por una vida libre e igualitaria de las mujeres continúan hasta nuestros días.

Más que gloriosas

tomo ii

Parte i

Territorios y Accionesde las Mujeres

Eugenia Rossetti. Llegó al país en 1884. Fue probablemente una de las primeras bioquímicas que ejerció la profesión en Paraguay. Sus conocimientos y labor fueron fundamentales para el desarrollo de la empresa científica y productiva encabezada por Moisés Bertoni, su esposo. Fue madre de trece hijos e hijas.

Nota: Reproducida de «Fotografía Suiza» por E. Nessi, en «L'arca di Mosè. Biografia epistolare di Mosè Bertoni» de Danilo Baratti & Patrizia Gandolfi (1994), Edizioni Casagrande SA, Bellinzona. Imagen gentileza de Mirtha Alfonso Monges.

Introducción de Sección

En este primer tramo del tomo se intenta resaltar y describir algunos de los territorios donde las mujeres en Paraguay desarrollaron sus acciones, muchas veces invisibilizadas o solo aprehendidas de forma parcial, sin poner de relieve las dinámicas más complejas y en muchos casos contradictorias. Territorio “es un concepto teórico y metodológico que explica y describe el desenvolvimiento espacial de las relaciones sociales que establecen los seres humanos en los ámbitos cultural, social, político o económico; es un referente empírico, pero también representa un concepto” (Llanos-Hernández, 2010, p. 207-220)

En el primer capítulo Barbara Potthast analiza uno de los territorios más característicamente adscripto a la feminidad: la familia y el ámbito doméstico. El capítulo narra la evolución histórica de la estructura familiar en Paraguay, señalando cómo el modelo “tradicional” de familia liberal-europea es en realidad reproducido con mayor fuerza solo en la primera mitad del siglo xx. Posteriormente, y en oposición a lo que se podría suponer, las familias en Paraguay se caracterizaron por la dinámica de uniones informales, un alto número de “ilegitimidad” y mujeres cabeza de hogar, como constantes en el país en todos los niveles sociales, incluso desde antes de la guerra grande.

El segundo capítulo, «Historia de la educación de las mujeres en el Paraguay contemporáneo», Carolina Alegre señala el desarrollo de la inclusión y acción femenina en un territorio primero vedado y luego rápidamente feminizado en el Paraguay como lo fue el de la educación. Las mujeres en su gran mayoría no tuvieron acceso al sistema educativo hasta la postguerra de la Triple Alianza, hito desde el cual paulatinamente fueron conquistando espacio, hasta que más adelante conformaron incluso la mayor parte del gremio

docente, de donde salieron las primeras defensoras de los derechos de las mujeres en Paraguay. No obstante, la inclusión masiva de las mujeres dentro de niveles superiores de educación y el establecimiento de contenido menos sexista en los materiales escolares solo se logrará ya entrada la transición democrática.

En el tercer capítulo, «Mujer, familia y trabajo en las normas laborales del Paraguay (1938 - 1954)», David Velázquez Seiferheld historiza el momento concreto en el desarrollo del trabajo femenino en que se establecieron las leyes de protección a la mujer trabajadora desde una perspectiva de protección de la maternidad. Paradójicamente, debido a las limitaciones que el código civil establecía a la mujer casada, era conveniente permanecer soltera para trabajar libremente. Aunque las mujeres siempre fueron componentes claves del sistema productivo, a partir del fin de la Guerra del Chaco se insertaron en profesiones anteriormente consideradas masculinas, lo cual visibilizó y valorizó su trabajo, suscitando polémicas al respecto.

El último capítulo de esta primera parte de la obra, «migrantas: sin pertenencias, pero con equipaje», de Noelia Navarro Villalba y Valeria Walder Pintos, analiza y desarrolla el fenómeno ya revisado parcialmente en los capítulos precedentes: la constante histórica de migración femenina dentro, fuera y hacia el Paraguay. Sea del campo a la ciudad, desde o hacia el exterior del país, el capítulo parte de las categorías de migración económica, política o calificada, para describir el proceso migratorio femenino en el país ocurrido en diferentes periodos históricos. Resalta asimismo algunos nombres de mujeres migrantes que se asentaron y florecieron en Paraguay.

Familias y hogares en Paraguay

Por Bárbara Potthast

La formación de las familias en Paraguay está estrechamente ligada a las relaciones de género, de clase y de etnicidad. Por esto, no es posible tratarla sin considerar esas categorías. Tal como las relaciones interétnicas y las relaciones de género, el tema de la familia forma parte del discurso sobre mestizaje como identidad nacional. Sin embargo, no podremos tocar aquí todos esos extensos asuntos y algunos serán profundizados en otros capítulos de este libro. Nos concentraremos, por ello, en los puntos centrales que han marcado a la familia paraguaya. Estos son, en primer lugar, las transformaciones de los paradigmas indígenas y europeos como consecuencia de la Conquista y, en segundo, los cambios y continuidades durante la primera república en relación con las clases sociales. Discutiremos también, brevemente, las repercusiones que trajeron las dos guerras grandes que sufrió el país para las familias y sus respectivos roles de género. Terminaremos este artículo desplegando un tema que ha signado las relaciones familiares desde hace muchos siglos, pero que ha adquirido una importancia especial en los últimos años: la migración. Aunque el fenómeno es tratado en otro capítulo, nos parece importante tematizarlo brevemente aquí por sus consecuencias para las familias.

Conceptos y definiciones de familia

Hablamos tanto de hogares como de familias, una equivalencia que se hace comúnmente, debido al modelo cristiano y burgués, para el cual la familia consiste en padres e hijos, a veces abuelos, que viven bajo un mismo techo.

Sin embargo, la realidad histórica y actual, especialmente en Paraguay, es más variada. Precisamos entonces primero los conceptos: un hogar puede incluir personas que no pertenecen a la familia, como criados u otras personas que por alguna razón u otra viven juntos. La familia, sin embargo, es definida en términos de consanguinidad y afiliación ritual, como por ejemplo el matrimonio. Distinguimos la familia nuclear, integrada por personas relacionadas por consanguinidad directa (abuelos, padres, hijos) y la familia extendida que incluye tíos, sobrinos, a veces ahijados, etc. No todos los miembros de la familia, ni siquiera de la nuclear, viven necesariamente en un mismo hogar. Y, como hemos dicho arriba, en un hogar muchas veces viven personas que en el sentido estricto y clásico católico no forman una familia. Por esto, es importante diferenciar ambos conceptos y tener en mente que un censo de población y vivienda nos habla precisamente de estas variables, pero no necesariamente de lazos familiares. Para tomar contacto con esta última categoría, hay que consultar padrones eclesiásticos, libros de matrimonio y bautismos y fuentes narrativas.

Las nociones sobre la familia varían, además, según tiempo y cultura. Para América Latina el modelo católico ha sido dominante desde la Conquista, aunque matizado con prácticas prehispánicas. No obstante, la idea de lo que es una familia ha estado sujeta a cambios en el curso de estos siglos, sobre todo desde el siglo xix con el auge del pensamiento liberal y la separación de Estado e Iglesia, fortaleciéndose la familia nuclear. Sin embargo, desde finales del siglo xx, vivimos de nuevo un tiempo de transición. Las normas católico-burguesas pierden su poder hegemónico y, en consecuencia, cambian los roles de género y las formas de familia. Parejas del mismo sexo han ganado aceptación, en algunos estados pueden formar familias reconocidas formalmente y adoptar niños. Estas leyes reflejan profundos cambios sociales y culturales, a la vez que los refuerzan. Pero, precisamente por esto, cualquier cambio en la legislación civil referente a la familia ha sido y sigue siendo controvertida, como fue, por ejemplo, la introducción del divorcio o la discusión sobre el derecho al aborto.

La formación de la familia paraguaya ha transcurrido en gran parte a través de las fases mencionadas para América Latina, aunque con algunas particularidades. Las primeras a citar son: una mayor influencia de la cultura indígena y un grado menor de formalidad al interior de las familias.

Para el siglo xix, el gobierno del Dr. Francia había significado un cambio importante por su política respecto a la Iglesia y a la clase alta de origen europea. Otra cesura importante fue la Guerra contra la Triple Alianza, mientras que en el siglo xx las transiciones son menos marcadas, pero igualmente sustanciales. Destacan aquí la dictadura prolongada de la segunda mitad del siglo xx y la migración hacía el extranjero.

Los inicios de «la familia paraguaya» en la Conquista

Los españoles no se encontraron con una población sedentaria ni jerárquicamente estructurada en la región del Río de la Plata, sino con diversos grupos indígenas de vida nómada o seminómada. En la región del actual Paraguay, un grupo de conquistadores españoles dio con los indígenas guaraníes, quienes después de una breve confrontación concertaron una alianza con los españoles. Este pacto fue sellado mediante la entrega (en este caso unilateral) de mujeres guaraníes a los nuevos aliados españoles —el medio tradicional para consolidar alianzas mediante lazos de sangre en sociedades «primitivas», según el antropólogo Pierre Clastres—.

Los guaraníes tenían una visión más extensa y simbólica de lazos de sangre que los europeos. Vivían en unidades pequeñas, normalmente de familia extensa. Coresidencia y cercanía familiar eran tan importantes como descendencia genealógica para formar un linaje. Por esto, los guaraníes pensaban incluir a los españoles en su sistema político-social al establecer relaciones de parentesco con ellos.

Un elemento importante para establecer nuevas redes políticas y extender las relaciones de poder para los hombres era la poligamia (Susnik, 1982; Clastres, 1976). Aunque, paradójicamente, esto implicaba la importancia de la uxorilocalidad: regla por la cual la pareja vive con el grupo familiar de la esposa. El que quería ser jefe de un grupo o de una familia extensa tenía que atraer un gran número de yernos y mantener algunos de sus hijos en el grupo. De esta manera se formaron nuevos grupos familiares, cuyos jefes practicaban la virilocalidad y la poligamia. Es decir, la familia guaranítica era regulada por normas de uxolocalidad y virilocalidad a la vez, y la poligamia era constitutiva para establecer la jefatura del grupo.

Aunque nuevos trabajos cuestionaron la tesis de Clastres (1976) sobre la existencia de una sociedad jerarquizada con un cacicazgo fuerte en el momento de la Conquista, lo hicieron con la supuesta existencia general de la poligamia, que fue exagerada por los conquistadores y misioneros. Otros explicaron que las complejas relaciones familiares de los guaraníes estaban en un proceso de transición sociopolítica en el momento de la Conquista, el cual fue acelerado por la colonización. La sociedad de los cazadores y colectores, en la cual las mujeres-madres tenían un rol decisivo, se transformó en una sociedad más sedentaria que cultivaba la tierra. Esta nueva forma de vida promovía una estructura política más jerarquizada y una sociabilidad masculina, que a su vez llegó a crear nuevas formas de jefatura masculina, con las consecuencias indicadas.

Este proceso de sedentarización del poder fue intensificado por los conquistadores, que aportaron otra mentalidad, patriarcal y jerárquica. Las mujeres guaraníes, que fueron distribuidas entre los conquistadores según sus rangos, no solamente eran constitutivas para establecer lazos de parentesco entre los dos grupos, sino que también aseguraban la producción de alimentos para los invasores medio muertos de hambre. Ellas, además, satisfacían las necesidades sexuales de los conquistadores y de los caciques que extendieron sus redes políticas. Como mostró Austin (2015) recientemente, las relaciones entre guaraníes y españoles se basaban, hasta las primeras décadas del siglo xvii, sobre todo en el parentesco, y seguían las lógicas indígenas más que las europeas. Además de ser mano de obra importante, el rol de las mujeres guaraníes se basaba también en su capacidad reproductora. El número de colonos españoles, especialmente de mujeres españolas, era extremadamente pequeño, de manera que no les quedaba otra opción que unirse a una mujer indígena y, en algunos casos, formar una familia con ella. En otros, los frutos de estas uniones o de violaciones quedaban a cargo de las mujeres nativas, con lazos dudosos con sus padres españoles. Son estas las relaciones que forman la base de la gran difusión de mujeres jefas de hogares en Paraguay. Pero también de aquellos que conformaron una familia en el sentido europeo, aunque no la formalizaran según las normas eclesiásticas porque el matrimonio con una mujer indígena no traía ningún prestigio social.

Es muy conocido el testamento del conquistador Domingo Martínez de Irala, en el cual nombra a sus nueve hijos y a sus madres indígenas, y se toma como un ejemplo de la estimación de los españoles hacia sus compañeras indígenas. Pero, ¿cuál otra solución le quedaba a un conquistador paraguayo que no tenía posibilidades de casarse con una mujer española y procrear hijos legítimos con ella? Los hijos de los conquistadores paraguayos eran, por tanto, «ilegítimos» o «naturales» y las familias informales. Así, los conquistadores establecieron una forma de convivencia europeo-indígena que impregnó el carácter de las normas familiares paraguayas por mucho tiempo.

El ejemplo de Martínez de Irala no solamente habla de la necesidad de establecer una descendencia mestiza, sino también de legitimar la poligamia (simultánea o consecutiva) practicada por los conquistadores y caciques indígenas.

La consolidación durante la Colonia

Si quedaba algo de la situación de convivencia y reciprocidad española-guaraní, basada en lazos de familia, esto empezó a cambiar con la introducción de la encomienda y algunas transformaciones en la agricultura. Aunque Austin (2015) cuestiona la idea de que las relaciones de parentesco terminaron de dominar las relaciones entre guaraníes y españoles con la introducción de la encomienda, sino que esto fue posterior, con el tiempo las relaciones de reciprocidad y equidad pasaron a operar impregnadas del uso del poder —y en muchos casos de la violencia—. Los hijos concebidos con las mujeres encomendadas en las casas de los españoles rara vez se reconocían, porque no hubo más necesidad. Ya se había formado un nuevo grupo dirigente, compuesto por mestizos frutos de las primeras uniones entre mujeres guaraníes y conquistadores españoles, reconocidos por sus padres. En lo posible, estos se casaron con mujeres de su grupo o con las pocas criollas. Se sintieron más españoles y seguían, hasta donde podían, sus cuadros culturales. Sin embargo, habían crecido con el idioma de sus madres indígenas y lo mantenían. Se difundió así la norma del matrimonio cristiano y de la familia patriarcal en Paraguay, aunque solamente en el grupo dominante. Además, es de suponer, que los hombres de este grupo seguían la costumbre de sus padres de mantener relaciones sexuales (y tal vez afectivas) con mujeres indígenas fuera del matrimonio.

Sabemos poco de las relaciones familiares guaraníes y de las mujeres guaraníes con hijos habidos con españoles. En los pueblos de indios y en las reducciones jesuitas, los religiosos insistían en predicar las nuevas normas católicas y procuraron que se acepte el modelo familiar cristiano. Uno de los obstáculos más importantes para la cristianización era, sin embargo, la poligamia. Por un lado, los misioneros tenían que convencer a los jefes de bautizarse, para que todo el grupo le siguiera, pero si insistían en conformarse con solamente una mujer (¿y con cuál de ellas?) era casi seguro que el cacique se negara. Incluso si los relatos de los misioneros son algo exagerados, el problema debe haber sido grave (Rípodas, 1977; Wilde, 2009). A largo plazo lograron su fin, no solamente por los efectos de la cristianización, sino también porque en el sistema de gobierno colonial, las alianzas matrimoniales de los caciques perdieron su importancia política. En las reducciones y en los pueblos misioneros, el control social y el poder de la Iglesia hicieron lo suyo para imponer la norma de la familia nuclear que, en lo posible, debería vivir en su mismo rancho.

En los pueblos y villas de los españoles y mestizos, el control era menos estricto. La encomienda yanacona favoreció la continuación de los servicios de mujeres indígenas en las casas de los españoles. En los pueblos, migraciones masculinas asociadas a la cosecha de la yerba y su comercialización fragmentaron parejas y familias, y el rol central de las mujeres para la familia volvió a surgir, aunque ahora en términos diferentes que en las familias extendidas de los guaraníes. Un análisis del primer censo relativamente completo de finales de la época colonial muestra que los hogares coresidenciales de los guaraníes habían desaparecido. El número de personas por hogar de los «blancos» era de 3,4 y de los indígenas de 4,4. Esta diferencia se explica en parte por la continuación de la práctica indígena de incluir mano de obra de afuera en el hogar, sobre todo en hogares rurales. Agregados, es decir, personas que vivían por una temporada en un hogar, aumentaban en importancia en la medida en que uno se alejaba de la capital (Vives, 1976).

Más significativo para nuestro tema es la cantidad de hogares encabezados por mujeres, que Garavaglia (1987) calcula para la región fronteriza en 18 %. Nuestras investigaciones para principios del siglo xix muestran cifras incluso más altas y una marcada tendencia de aumento de hogares encabezados por mujeres en las villas. Estos datos concuerdan con los de hijos nacidos fuera del matrimonio (Garavaglia, 1987; Potthast, 1997).

La familia en la primera república paraguaya

Las estructuras de las familias paraguayas cambiaron poco con el cambio de régimen político. Las estructuras socioeconómicas no fueron modificadas fundamentalmente, aunque la restricción del comercio exterior fomentaba la economía de subsistencia y la producción artesanal. Siguió, sin embargo, la extracción de la yerba mate como producto de exportación. Por esto, la tendencia descrita por Garavaglia (1987) para fines de la Colonia, vale también para las primeras décadas del siglo xix. Él afirma que las formas de vida de los pobladores blancos pobres, los mestizos y los guaraníes se asemejaban cada vez más. La familia dependía del trabajo de las mujeres (y de los niños), mientras que los hombres trabajaban para ganar un dinero extra. Se concentraban en producir bienes que fueran comercializables o en realizar trabajo asalariado, una tendencia que se fortaleció con la paulatina generalización de la economía monetaria en Paraguay durante el siglo xviii. Correspondió a las mujeres y a los niños trabajar en aquellos cultivos necesarios para la supervivencia, como el de maíz, mandioca y algodón, además de las labores de costura y tejido. La alimentación de la familia estaba cada vez más en manos de las mujeres y muchos hombres no regresaron a sus aldeas después de haber buscado un «conchabo» en otro lugar. En esta situación, la continuidad y estabilidad de la familia se convirtió cada vez más en una responsabilidad de las mujeres. La educación de los hijos quedó exclusivamente en sus manos o en las de su familia, mientras que el papel del padre a menudo se reducía a una función biológica. Lo reemplazaron, sin embargo, abuelos, tíos y otros familiares.

La situación no era muy diferente en los asentamientos urbanos, aunque debe decirse que era muy difícil establecer una diferencia entre lo rural y lo urbano en un Paraguay que era esencialmente agrario. El primer mercado en Asunción fue construido en 1768; hasta entonces, en las casas de la ciudad tenía que producirse el pan, velas, frutas garapiñadas y otros objetos de uso cotidiano. Este trabajo fue hecho por mujeres, muchas de ellas vivían en sus propios ranchos en las afueras de la ciudad. El censo de Asunción de 1848, el primer censo nacional, muestra un exceso de mujeres entre la población urbana, y otras fuentes certifican la importancia de ellas en la producción de alimentos, el servicio a domicilio y el comercio de menudeo, sobre todo en el mercado urbano (Potthast, 2011a).

La política del Dr. Francia y las familias de clase alta

El grupo más afectado por la política del nuevo gobierno republicano fue la clase alta, tanto en su posición económica y política como en su manera de formar familias. La mayoría de las familias de la élite era comercial y terrateniente, muchos de ellos inmigrantes provenientes de España y Buenos Aires. Ya por estos motivos eran adversarios de la política de aislamiento político-económica del país; además, veían afectada su influencia política por la nueva soberanía popular. Después de un intento fracasado de expulsarlos del país, Francia promulgó un decreto que permitió confiscar los bienes de extranjeros fallecidos en el Paraguay, sin importar si hubieran dejado o no herederos. Más tarde, puso en prisión por algunos meses a casi todos los varones españoles residentes en el país e impuso contribuciones monetarias, con las cuales se arruinaron económicamente. Es fácil imaginar el efecto que esto produjo en las familias de la clase alta. Temporalmente, por lo menos, privó de sus cabezas a familias organizadas patriarcalmente, y a estos del ejercicio de la función de proveedor de sus familias. A menudo fueron las mujeres las que, en adelante, intentaron asegurar, en la medida en que podían, la subsistencia de tales familias (Potthast, 2019a).

Sin embargo, otra disposición de Francia, originada también en el año 1814, golpeó a las familias y sobre todo a las mujeres de la clase alta, en forma por lo menos tan profunda como las medidas económicas y la marginalización social de sus cabezas de familia. Ya que prácticamente toda la población paraguaya, salvo los indígenas y afrodescendientes, era considerada «española» a finales de la época colonial; el cónsul dispuso que los españoles ya no se podían casar con personas de origen europeo. Solamente se les otorgaba entonces el matrimonio con «indias de los pueblos, mulatas conocidas y negras». Estas disposiciones, que al principio solo rigieron para los europeos, fueron extendidas en 1828 a todos los extranjeros. Muchos historiadores han sostenido que este decreto quería fomentar la mezcla étnica en Paraguay para formar una población homogénea. En contra de ello habla, entre otras cosas, el hecho de que Francia no derogó el estatus especial de los pueblos de indios, que les asignaba pueblos específicos para vivir, ni derogó las pragmáticas coloniales de 1776 sobre los matrimonios «desiguales» que prohibía el casamiento de blancos e indígenas con afrodescendientes. Si hubiese querido fomentar la homogenización étnica-racial de la población paraguaya, la abolición del sistema de castas habría sido la medida adecuada.

Durante el gobierno del Dr. Francia la supremacía económica de la élite «extranjera» y hasta cierto punto de la paraguaya se derrumbó, pero la élite (ya sea de origen peninsular o americana) mantenía su esprit de corps. Para ellos, fue impensable unirse en matrimonio con los indígenas ni mucho menos con los afrodescendientes. En lugar de casarse con aquellos, los miembros de la clase alta preferían vivir en concubinato con personas de su propio grupo social. La mayor parte de las familias de clase alta continuó uniéndose entre ellos, pero sin matrimoniarse formalmente. A partir de 1814, los hijos de la élite eran, al igual que en los grupos populares, «ilegítimos». Los porcentajes de nacimiento de hijos naturales, ya muy alto a fines de la Colonia, aumentó considerablemente. En la capital, los ilegítimos subieron de más de la mitad de los nacimientos a un 80 %, y en los pueblos de un tercio (y algo menos en las antiguas reducciones jesuitas) a más de la mitad a finales de la época de Francia. Después de bajar un poco por ciertas medidas «moralizadoras» de Carlos Antonio López, las cifras volvieron a aumentar. A su muerte, las cifras habían alcanzado 56 % en las antiguas misiones, más de 60 % en las otras regiones y 83 % en Asunción.

El número de matrimonios siguió el mismo ritmo (Potthast, 2011a). Apenas había llegado al poder Carlos Antonio López, se suprimió la prohibición de matrimonios con «extranjeros» y muchas parejas de la clase alta pidieron inmediatamente permiso para casarse. El número de matrimonios muestra un rápido ascenso, ante todo, en Asunción y Villa Rica. Podemos concluir que, en lugar de fomentar el mestizaje, el decreto de Francia contribuyó a una mayor propagación del concubinato y a la aceptación social de este tipo de convivencia en una clase que hasta ese momento había sido la representante de las normas del catolicismo europeo. Además, el debilitamiento de la Iglesia y la reducción del número de clérigos tuvo como consecuencia la disminución considerable de los controles morales, por lo menos respecto del comportamiento sexual (Potthast, 1994).

Números tan altos de hijos «naturales», como eran llamados más apropiadamente los hijos de parejas no casadas, nos hablan de relaciones de género más relajadas y un concepto de honor femenino que difería del estricto código colonial-católico, basado en la virginidad de mujeres no casadas como elemento más importante de su honor y el de la familia. Los pocos viajeros europeos que llegaron al Paraguay bajo el gobierno de Francia, unánimemente se mostraron sorprendidos por la actitud relajada de las mujeres de la clase alta respecto a embarazos fuera del matrimonio (Potthast, 2019b) y las costumbres campestres paraguayas, como el andar desnudos de los niños hasta los diez años de edad o la de vestirse ligeramente en el verano tropical.

En los umbrales de la Gran Guerra, que afectó otra vez las relaciones de género, nos encontrábamos, entonces, en un escenario en que el concepto popular arraigado era la familia informal y las relaciones sexuales fuera del matrimonio estaban afianzadas y se difundían fuertemente en la mentalidad paraguaya, incluso en las familias de la élite. Con el gobierno de Carlos Antonio López, esto entraba en un conflicto, por los intentos de volver a las normas católico-coloniales o burguesas, tanto de parte del Estado como de algunos miembros de la clase alta y los nuevos inmigrantes europeos que fueron contratados para modernizar y «civilizar» el país. Tal vez por esto, el hecho de que el hijo del presidente, Francisco Solano López, haya vivido en concubinato abierto con una mujer culta europea, Elisa Alicia Lynch, y haya tenido varios hijos con ella, fuera tan conflictivo.

Las guerras y sus trascendencias

La Guerra de la Triple Alianza y sus consecuencias llevaron, por un lado, a una nueva revuelta en las relaciones de género y, por otro, a una temporal desarticulación de todas las estructuras de familia.

Durante la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870) los roles de género se transformaron en la medida en que la guerra se tornó una contienda totalizadora e involucró a toda la población civil. Estas transformaciones se vieron en el campo económico, donde las mujeres asumieron tareas típicamente masculinas y en cierta militarización de las mujeres que mantenían la provisión y la logística del ejército. A partir de 1866, prácticamente toda la producción agrícola estaba en manos de las mujeres (y niñas), que además empezaron a asumir tareas pesadas, tradicionalmente masculinas. La logística del ejército paraguayo también se basaba cada vez más en el trabajo de las mujeres. Muchas de estas actividades pueden ser entendidas como una extensión e intensificación de los roles tradicionales de las mujeres porque seguían siendo roles reproductivos, de cuidado y de provisión. Sin embargo, el trabajo de las mujeres en los campamentos no solo significaba su entrada en un espacio masculino, sino su organización militar en «sargentas», que llevó además a una militarización de las mujeres transformando los roles de género (Capdevila, 2010; Potthast, 2011a).

La guerra trajo asimismo cambios sociopolíticos. Las campesinas, cuyos trabajos en el campo y la defensa del hogar —que habían sido ya parte de sus vidas desde antes de la guerra—, salieron de la invisibilidad. La fuerza y el valor de estas mujeres fueron destacados, aunque más bien con un propósito ambiguo que quería exhortar a los hombres a seguir en el combate para vencer y volver al orden tradicional de género. Las mujeres y niños en Asunción, por su parte, empezaron a manifestar públicamente su apoyo a la guerra y al presidente. Estas manifestaciones públicas fueron objeto de muchos comentarios en los periódicos contemporáneos, sentaron un precedente y marcaron un cambio claro en el rol público de las mujeres. La aparición de ellas en la esfera pública, que había estado reservada hasta entonces a los hombres, fue reconocida y resaltada por el presidente F. S. López, aunque más bien para fines propios y propagandísticos. El hecho de llamar a las mujeres «el bello sexo nacional» y «conciudadanas» no significaba, sin embargo, que se les otorgara verdaderos derechos ciudadanos (como tampoco a los hombres). Fue, además, considerado como algo temporal, debido a la situación extraordinaria en la cual se situaba el país, el cual debía ser reordenado según el modelo patriarcal, cuanto antes, como en realidad ocurrió (Potthast 2011a).

La guerra afectó también a las niñas y sobre todo a los niños. La ausencia de los hombres, ya sean padres, abuelos o tíos, que luchaban en el frente, el abandono de los hogares y el trabajo junto con sus madres en los campamentos ya representaban, de por sí, trastornos de la vida familiar, a veces traumáticos. Paulatinamente, niños y jóvenes masculinos fueron incluidos en las filas del ejército paraguayo. Al inicio de la guerra, esta se compuso de hombres de entre dieciséis y 44 años de edad; en 1866 niños desde los catorce fueron mandados a tomar el lugar de los hombres ausentes en los pueblos en puestos administrativos y en trabajos pesados, y un año más tarde, López decretó el reclutamiento y adiestramiento en las armas de todos los jóvenes de entre trece y dieciséis años. Muchos de estos niños y jóvenes no sobrevivieron la guerra y los que lo lograban tenían dificultades de reencontrarse con sus familias, si es que habían sobrevivido (Potthast, 2011b).

Por la falta de hombres adultos, los primeros años de la posguerra estuvieron signados por un desbalance de sexos en la población. Las y los paraguayos, que habían sobrevivido la guerra, las epidemias y el hambre, estaban traumatizados, pero de alguna forma lograron volver a reconstruir un hogar y reconstituir, en lo posible, la familia. Esta era ahora más marcadamente femenina que antes.

Poco a poco, el desbalance demográfico se equilibró. En lo político-social, el nuevo orden se orientaba al modelo liberal-burgués y la paulatina recuperación atrajo inmigrantes de Europa y los países vecinos. En las clases altas y medias, las normas familiares burguesas con su tradicional división de roles de género desplazaron a las costumbres matrifocales y menos formales paraguayas. Por otro lado, nuevas instituciones educativas y culturales enriquecieron las posibilidades de hombres y mujeres jóvenes, niñas y niños de participar en la vida pública. No disponemos de un análisis de la composición de los hogares y familias detallado, pero podemos seguir este proceso a través de las fuentes narrativas. En el campo, parece que los cambios eran menos visibles, debido, sobre todo, a la marginalización y pobreza del campesinado (Potthast, 2011a).

Medio siglo más adelante, ya durante la Guerra del Chaco (1932-1935), veremos hasta qué punto las relaciones de género y familia se habían «normalizado» —según las normas burguesas—, en parte también por la hegemonía sociocultural del nuevo sector medio-alto. Esta guerra, aunque también muy sangrienta, no involucró a toda la población y, además, se desarrolló lejos de los hogares de la mayoría de los paraguayos. Otra vez los hombres fueron llamados al frente y tenían que abandonar sus familias, y las mujeres fueron llamadas a contribuir a la guerra produciendo alimentos, cosiendo uniformes o donando sus joyas. Tomaron además algunos puestos tradicionalmente ocupados por hombres, incluso a nivel superior, dentro del comercio y la administración, debido a la mejor educación formal que muchas mujeres habían recibido. Las únicas que siguieron al ejército en esta guerra eran enfermeras.

Los lazos familiares con los esposos, hijos y vecinos en el frente eran mantenidos por cartas y pequeñas encomiendas. Debido a la mayor alfabetización, surgió otra institución, la de las llamadas madrinas de guerra. Estas fueron mujeres, sobre todo jóvenes, de las clases altas urbanas, que mandaron cartas y regalos a sus «ahijados», soldados no relacionados familiarmente ni conocidos por ellas, para acompañarlos en sus sentimientos, exhortarlos para el combate y apoyarlos con alimentos (Chesterton, 2014). La institución es un indicador de relaciones de género y de clase marcadas, que se reforzaron a la vez con estas prácticas.

Queremos resaltar aquí que al mismo tiempo que durante esta contienda bélica, las mujeres tomaron otra vez un rol activo en la defensa de la nación, que fue concebida en términos de familia. La idea de la nación como una gran familia y el jefe del estado como patriarca benevolente se había propagado en las luchas de independencia latinoamericanas, en las que el rey fue descrito como un mal padre que no permite crecer e independizarse a sus hijos. En Paraguay, sobre todo el Dr. Francia y Carlos Antonio López, propagaron una imagen del jefe de estado como padre severo pero imparcial —en el caso de Francia—, y patriarca benevolente —en el de Carlos Antonio López—.

Legislación familiar en el siglo xx

Durante la primera mitad del siglo xx, el ideal de una familia nuclear con la mujer ama de casa y madre se consolidó, por lo menos en el ámbito urbano y de clase media-alta. Era sostenida por el paradigma católico con su culto a la madre de Dios y al mismo tiempo por el ideal de una cultura europeo-burguesa que era considerada como el modelo que llevaría a la modernidad y la «civilización». Los datos analizados sumariamente por Prieto (1943) todavía muestran tasas de ilegitimidad de más de la mitad de la población (alrededor de 57 a 62 % entre 1906 y 1930, con un ligero descenso a partir de los años 30 a 52 % y 58 % en Asunción para el año 1940). Es de suponer, entonces, que entre las clases populares el matrimonio formal no se arraigó. No había necesidad de transmitir bienes en herencia ni proteger el «nombre» de la familia. Además, un casamiento y la fiesta que le acompañaba era un evento demasiado costoso para muchos, sobre todo si uno no sabía si el lazo iba a mantenerse por mucho tiempo. «La mujer paraguaya acepta en principio hijos ilegítimos, no así de padres desconocidos; aunque el sostenimiento de sus hijos signifique para ella un supremo esfuerzo, se resigna siempre a que el progenitor lo reconozca como tal» (Prieto, 1943, p. 20).

Mientras que muchas de las parejas o mujeres solas de las clases populares vivían entonces con sus hijos sin matrimonio formal, en los años 20 y 30 entre las mujeres educadas, se desarrolló una intensa discusión sobre el Código Civil Paraguayo de 1876 y 1889 —en gran parte una adaptación del código argentino—, pues contenía muchas reglas discriminatorias contra las mujeres, sobre todo las casadas, y sus derechos referentes a la educación de sus hijos. Debido a la situación política en los años 30 y 40, intentos de modificar la legislación civil respecto a familia y género no progresaron; y recién en los 50 asociaciones políticas de mujeres lograron la revisión de la mayoría de los párrafos discriminatorios del Código Civil; en 1961 conquistaron la igualdad de derechos políticos de los géneros (Monte et al, 2011). Esto no significaba, sin embargo, que el carácter sumamente patriarcal y machista de las familias cambiara.

La dictadura stronista, que se había instalado en 1954, con su carácter militar reforzó estos valores considerados «tradicionales», aunque la opresión a adversarios políticos que tenían que exiliarse y la persecución de los grupos opositores y guerrilleros jóvenes fragmentaron otra vez muchas familias. Nuevas influencias culturales que cambiarían las relaciones de género y generacionales tampoco entraron al Paraguay por estas causas. Queda por investigar la familia y la cultura juvenil durante la Dictadura, pero parece que el estancamiento político no permitió que entrasen las nuevas ideas sobre relaciones familiares que habían surgido en Europa, EE. UU. y parte de Latinoamérica después de las revueltas del 68.

En el campo legislativo, también se tuvo que esperar hasta la Transición, que inició en 1989 con la caída de la Dictadura, para que se den los cambios. A partir de 1992, se dieron varias modificaciones en el Código Civil que afectaron las relaciones familiares. Por un lado, finalmente se reconoció el estatus de una pareja en unión informal y se estableció el divorcio. Por otro lado, se promulgó una Ley Contra la Violencia Familiar y Doméstica, aunque este fenómeno sigue siendo una problemática grave en el país (Corvalán, 2013); lo que se refleja también en un número elevado de gravidez de muchachas adolescentes, no pocas de ellas como consecuencia de abuso familiar y vecinal.

Sin embargo, pese a la influencia todavía fuerte de la Iglesia católica, las ideas sobre comportamiento sexual y formas de familia están cambiando en Paraguay. Parejas del mismo sexo todavía no han logrado aceptación general y legal, pero se están manifestando en público y luchando por su lugar en la sociedad.

Respecto a la protección de niños, podemos constatar varios intentos de regular la situación laboral de mujeres embarazadas y madres lactantes, pero faltan más estudios sobre la situación legal y laboral de los niños y los adolescentes.

Migración

Pese a la situación aislada del Paraguay, durante un prolongado tiempo de su historia, migraciones internas y externas, temporales y permanentes, han afectado a muchas familias desde siglos. A veces las migraciones interrumpieron o debilitaron los lazos de familia, y otras veces no. Nuevos medios de comunicación, como el teléfono, primero, y la internet más tarde, han ayudado en gran medida a mantener la comunicación y compartir problemas y sentimientos con familiares distantes.

Esta temática juega un rol importante también en explicar el alto número de mujeres jefas de familia y del hogar desde el siglo xix. Por un lado, fue la migración de las mujeres hacia las ciudades y, por otro, el de los hombres a trabajar en los yerbales, las estancias o en el transporte. Estos movimientos dificultaban las relaciones entre padres e hijos migrantes y de parejas con o sin hijos. Muchas veces, fueron (y son) las abuelas las que tomaron el lugar de la madre migrante, alternando de esta forma el orden de las generaciones.

A la migración rural-urbana del siglo xix le siguió una primera ola de migración hacia los países limítrofes después de la Guerra de la Triple Alianza. Muchas paraguayas buscaron la supervivencia en las provincias vecinas de Mato Grosso o Formosa, a veces solas, a veces acompañando a un soldado de las fuerzas de ocupación o a un comerciante extranjero (Potthast, 2011a). Aunque la situación socioeconómica del país mejoró desde principios del siglo xx, la concentración de tierra y, en la segunda mitad del siglo xx, la extensión del agro-business, agravaron la ya difícil situación de los campesinos, de manera que el proceso migratorio seguía en aumento en las últimas décadas, y se «feminizó».

Hasta mediados del siglo xx, la migración hacia el extranjero fue, principalmente, masculina y estacionaria, es decir, los emigrantes se trasladaban para trabajar en las cosechas y luego volver a sus hogares. La guerra civil de 1947 y la represión política de la Dictadura, no obstante, dieron lugar a una emigración más duradera e incluso permanente, sobre todo hacia Argentina. De este movimiento migrante hacia el extranjero participaron las mujeres que se exiliaron con sus compañeros e hijos o se fueron solas para salvaguardar a sus familias. Además, la crisis del modo de producción minifundista de los años 60 aumentó la migración dentro del país. Esta migración, más individual que familiar, mostró claras diferencias de género: mientras los hombres continuaron en los desplazamientos temporales en el campo o se contrataron en el sector de construcción (en las ciudades y en las grandes represas de Itaipú y Yacyretá), las mujeres, por su parte, se marcharon hacia los centros urbanos paraguayos y de allí al exterior, sobre todo a Buenos Aires, para trabajar en el servicio doméstico.

En 2008, más de la mitad de los migrantes paraguayos en Argentina eran mujeres. La mayoría de las y los migrantes eran jóvenes, pero algunos sí tenían hijos que dejaban en custodia de sus madres u otros miembros de la familia. Maternidad y paternidad a distancia son posibles, sin embargo, con los nuevos medios de comunicación. Hoy en día, independientemente de si tienen niños o no, las remesas de estos y estas migrantes forman una parte importante del ingreso de las familias y pueden alterar de esta forma las jerarquías dentro del grupo, ya que los principales «ganadores del pan» en las familias son ahora mujeres jóvenes que mantienen con su trabajo a sus padres y, a veces, incluso a sus maridos o compañeros (Bruno 2011; Cerrutti y Parrado, 2006).

Bibliografía recomendada

Existen pocos estudios que se dedican explícitamente a la familia paraguaya y su historia. Se encuentran, sin embargo, informaciones y reflexiones al respecto en varias publicaciones, sobre todo en aquellas dedicadas a las mujeres. No podemos mencionarlas todas, por esto nos restringimos aquí a aquellas obras que enfocan especialmente las estructuras de hogares y familia.

Las raíces de la familia paraguaya en la sociedad de los guaraníes fue analizada a profundidad por Branislava Susnik, en su obra pionera de etnografía paraguaya en el año 1970. Existe una nueva edición de 2010. Las publicaciones de Branislava Susnik no son de lectura fácil, pero representan una gran labor de investigación de archivo. Es una imprescindible referencia y base de informaciones importantes. Se recomienda la lectura de El rol de los indígenas en la formación y en la vivencia del Paraguay (1982. Paraguay: Ed. Universo) y El indio colonial del Paraguay (1965-1970. Paraguay: Museo Etnográfico Andrés Barbero).

Recientemente, el libro de Graciela Chamorro Cuerpo social. Historia y etnografía de la organización social en los pueblos guaraníes nos brinda mucha información importante sobre familia y relaciones de género (2017. En Diccionario etnográfico histórico del Guaraní. Paraguay: Ed. Tiempo de Historia).

El artículo de Shawn Michael Austin «Guaraní Kinship and the Encomienda Community in Colonial Paraguay, Sixteenth and Early Seventeenth Centuries», publicado en el Colonial Latin American Review, Vol. 24, N.° 4 (2015), que se basa en el análisis de pleitos judiciales y otras fuentes de archivo hasta ahora poco exploradas, muestra que las relaciones entre españoles y guaraníes seguían, hasta las primeras décadas del siglo xvii, la lógica de parentesco y relaciones socio-políticas de los guaraníes. Para explicar las relaciones de trabajo y la encomienda paraguaya, el autor incluye un análisis de las relaciones de parentesco y del rol de los caciques guaraníes. Menciona, además, evidencias de que el rol de las mujeres para mantener relaciones de parentesco pudo haber sido más importante de lo que se ha asumido tradicionalmente.

Guillermo Wilde, por su parte, en su libro Religión y poder en las misiones de Guaraníes (2009. Argentina: Ed. SB), tiene otro enfoque pero discute las estructuras sociopolíticas de los pueblos de las misiones jesuitas durante la época colonial a la luz de las actuales discusiones historiográficas. Por esto, sus observaciones sobre parentesco y el rol del cacicazgo son de importancia para nuestro tema.

Para finales de la época colonial disponemos de algunas obras sobre temas de historia social y cotidiana que son importantes, como Economía, sociedad y regiones (1987. Argentina: Ediciones de la Flor) de Juan Carlos Garavaglia, que nos hablan de la vida cotidiana y de familia en el campo paraguayo a finales de la época colonial. Lo mismo vale para algunos artículos de Jerry Cooney, sobre todo en «Desigualdad, disensos y los españoles americanos del Paraguay: 1776-1845» (2011. En: Paraguay en la historia, la literatura y la memoria. Paraguay: Ed. Tiempo de Historia).

Desde finales de la época colonial y el siglo xix, disponemos de datos generales y a veces detallados sobre la población, que nos hablan de estructuras étnicas, distribución geográfica de la población y los tamaños de hogares; para el siglo xix, de Pedro Vives Azancot: «Demografía Paraguaya, 1782-1800. Bases Históricas y primera aproximación para su análisis, sobre datos aportados por Félix de Azara» (1980. En: Revista de Indias XL