Mirar la escuela con otros ojos - Gabriela Gallardo - E-Book

Mirar la escuela con otros ojos E-Book

Gabriela Gallardo

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Beschreibung

Somos un grupo de docentes, ya jubiladas, que diez años después de haber participado en una experiencia pedagógica de Escuela No Graduada, en Quilmes, pudimos verla como un objeto de estudio, analizando sus debilidades y fortalezas, comprendiendo la importancia del trabajo realizado. Escribimos con el objetivo de transmitir una experiencia que para nosotras fue y es muy valiosa, y creemos que puede ser tomada como referencia para otras y otros docentes. Fue valiosa porque mejoró nuestra práctica docente, porque nos obligamos a estudiar y a repensar colectivamente, a ver la escuela como un espacio de compromiso transformador de la realidad de todos y todas, de los docentes, de los chicos y de la comunidad. También escribimos porque estamos felices de haber podido desarrollar el proyecto durante más de quince años, en una escuela primaria común, estatal, del conurbano profundo, donde la inclusión fue posible en el sentir cotidiano de los y las estudiantes, reforzando el "yo puedo" , y siendo capaces de afianzar sus fortalezas y desarrollar sus potencialidades. Un proyecto que fue capaz, desde la educación formal, de desarrollar prácticas de educación popular como parte fundante, sin contradecir los principios de la educación formal. Aún hoy tenemos la profunda convicción de que la educación formal debe ser popular. Desde la construcción colectiva, los y las docentes, las y los chicos y la comunidad toda, generamos un sentimiento de pertenencia a la escuela. Un pensar la escuela desde un lugar de desarrollo del conocimiento democrático, participativo y de libertad. No podemos dejar de hacer mención a los cambios políticos que se sucedieron durante el transcurrir de esta experiencia, modificaciones estructurales y curriculares. Estamos convencidas de que si pudimos sortearlas y sostener el proyecto, fue posible porque muchas voluntades se comprometieron en el quehacer cotidiano, con el presente y futuro de nuestros estudiantes y con el orgullo de ser trabajadores y trabajadoras de la educación.

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Sandra Cagni - Gabriela Gallardo - Patricia LorenteCatalina Palaia - Mónica Pérez - Silvia Veliez

MIRAR LA ESCUELA CON OTROS OJOS

Mirar la escuela con otros ojos / Sandra Cagni ... [et al.]. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2023.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-4372-1

1. Educación. I. Cagni, Sandra. CDD 371.001

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Tabla de Contenidos

Agradecimientos

Prólogo I - Los pibes son de todosRicardo Baquero

Prólogo II - Lic. Isabel Asquini

Haciendo camino al andar...

CAPÍTULO 1 - “Sentires comunes” o del sentido común

CAPÍTULO 2 - La escuela y la comunidad, una mirada diferente

CAPÍTULO 3 - Lo político, la educación:El docente como actor político

CAPÍTULO 4 - Retroalimentado princípios teóricos conceptuales básicos

CAPÍTULO 5 - Ciertos recorridos didácticos Aspectos Metodológicos

CAPÍTULO 6 - “Reflexiones dinámicas y recorridos en la progresión: Articulaciones entre teoría y práctica”

CAPÍTULO 7 - “Algunos datos”

CAPÍTULO 8 - “Tejiendo redes”

Anexo I - “Voces en el camino”

Anexo II - Imágenes que cuentan historias

Referencias bibliográficas

A Berta, Gladys y María, que fueron parte importante en el transcurrir del proyecto y ya no están entre nosotras

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Agradecimientos

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A los pibes y las pibas, a sus familias a los y las auxiliares y a toda la comunidad educativa del barrio los Eucaliptus de Solano.

A todas y todos los docentes que se comprometieron para que la utopía sea posible.

A quienes prologaron este libro: Licenciado Ricardo Baquero y su equipo, y Licenciada Isabel Asquini por su afecto, dedicación y asesoramiento durante la experiencia.

Y a todas y todos los que colaboraron compartiendo sus vivencias en el anexo de este libro.

X

Prólogo I

Los pibes son de todosRicardo Baquero

Licenciado en Psicopedagogía. Profesor de la UBA y la UNQ

X

Las primeras noticias de la “no graduada de Solano” las tuve a través de maestras y maestros que hacían sus estudios de licenciatura en educación en la UNQ, varios de ellos eran docentes de la escuela y otros conocían la experiencia en forma más o menos cercana. Un tema obligado que trabajábamos era el análisis del dispositivo escolar moderno, en su forma hegemónica, su organización graduada por edad y su forma simultánea de enseñanza. Y, claro, su vinculación con parte de las razones que juzgábamos explicaban el “fracaso escolar” masivo. Era esperable que surgieran comentarios de la experiencia vecina.

Fue una grata sorpresa conocer la existencia de esta escuela que, entre las tantas cosas en las que había ensayado y las que había logrado, me enteraba de algo nada menor, como que la hostilidad -en ocasiones violenta- hacia la escuela, tan frecuente en muchos niños y jóvenes, la habían trocado en alumnos que cebaban mate con sus maestros en el espacio de la misma escuela, más allá de las horas de sus clases. Espero que el lector no ignore o sepa apreciar el enorme efecto de sentido que tal retrato anunciaba. Y que lejos de resignar la centralidad de la enseñanza y de los aprendizajes, generaba, en verdad, experiencias que las harían posibles.

Como las autoras relatan, es probable que al conocernos hayamos señalado nuestra grata sorpresa al ver el tipo de lazos que se tejían entre los propios maestros, los directivos, los equipos, las familias y, claro, los alumnos. Seguramente el tema excedía en mucho la idea de un buen “vínculo”, iba, como dicen, mucho más allá, habían forjado formas de organización del trabajo docente alternativas. Nótese, que se consideraba la flexibilización del muchas veces cruel formato graduado, no solo como la necesaria atención a los procesos variados y singulares de construcción de conocimientos de los alumnos, sino, también, como una manera de desatar las manos de los maestros, de no encasillarlos tampoco a ellos, de dar oportunidad de ensayar maneras de aprender y nuevos modos de organizar la enseñanza.

No era ni es tan frecuente tener contacto con experiencias escolares cuyos impulsores tuvieran tanta modestia y capacidad de escucha, como confianza en sus convicciones y fuerza y creatividad para organizar desórdenes vitales dentro del desorden cotidiano habitual de las escuelas. Un genuino colectivo docente con lazos de enorme empatía, respeto y solidaridad con los pibes y sus familias. Cuánta añoranza produce en estos tiempos de fragilidad y pesadilla.

Hemos aprendido poco a poco -y en mucho tiempo- que el análisis cuidadoso de una experiencia escolar requiere una extremada prudencia, una empatía con sus miembros, generosidad de su parte para abrir sus puertas y regalar sus palabras, confianza mutua para confesar las que se perciben como fortalezas o debilidades, tanto del anfitrión como del visitante. Espero que en su recuerdo sintieran que no “bajábamos” desde el templo de la teoría a la realidad de una escuela, sino simplemente del colectivo que nos dejara en la Monteverde o del transporte que supieramos conseguir

Cuando la escuela nos ofrece visitarla se encontraba en un momento crítico, importante. Era consciente de que, como se encontrará relatado, había surgido como un ensayo de alternativas para mitigar la sobreedad y la deserción de su población de alumnos y lo había logrado…la pregunta que recorre este libro y a la que se ensayan respuestas es, al fin, si debía tratarse de una experiencia transitoria, temporal, “ad hoc”, “especial” o “compensatoria” de las que llamaríamos hoy de atención a trayectorias complejas o si se trataba, en verdad, de una alternativa posible al formato escolar hegemónico común. La conclusión a que arribaron es evidente en este libro.

Repito que el análisis respetuoso y cuidadoso de una experiencia requiere prudencia y valorar con cuidado los escenarios complejos y épocas en los que transcurre. Un lector no advertido, estaría tentado de juzgar ciertos supuestos teóricos psicoeducativos de partida, varios tópicos didácticos, etc. pero la fuerza de la experiencia, como dijera el colega chileno Rodrigo Vera, está en sus efectos mostrativos. Es interesante notar que, en tal caso, nuestros análisis pueden explorar o hipotetizar si las condiciones y razones que hicieron posible los logros de la experiencia coinciden, o no, con los que la fundamentaron explícitamente.

Como nos sucedió con muchas experiencias previas o coetáneas a ésta, basadas, por poner un ejemplo, en el uso de la perspectiva psicogenética para intentar oxigenar las prácticas de alfabetización, se nos hizo difícil -y tal vez ni siquiera fuera posible o deseable- distinguir si los logros eran motivados por la innovación estrictamente “didáctica”, o la movilización producida por el proyecto en curso, o el compromiso de los docentes, el restablecimiento de la confianza en las posibilidades de aprender, el trabajo con las familias, etc. aún cuando cada uno de estos aspectos pudiera ser mirado con algo de sospecha, su efecto de conjunto daba pie en muchas ocasiones a experiencias valiosas.

Volviendo a nuestra escuela, puede el lector sospechar si las razones de los logros obedecen a lo arriba enumerado o, más específicamente, a la variación del formato graduado, a los criterios utilizados para reagrupar a los alumnos, a la drástica variación que ya señalamos en las formas de trabajo docente, al trabajo con la comunidad, a la sindicalización relativa de los maestros, a las delicadas decisiones sobre priorización de contenidos del currículo.

Al fin como transmite sentidamente el libro, la “no gradualidad”, condensó el impulso de proyectos siempre renovados, bajo el norte innegociable de que los pibes podían y la escuela también, y siempre podrían, si potenciaban sus formas de trabajo con empatía, flexibilidad y en forma colectiva y solidaria. Porque al pisar la escuela se aclaraba: “los pibes son de todos”, nunca se dejará solo, librado a su suerte, ni a un pibe ni a un compañero de trabajo. Fue una escuela de todos y tejida por todos. Siempre agradeceré el haberlos conocido y lo que aprendí al verlos y escucharlos.

X

Prólogo II

Lic. Isabel Asquini

Inspectora de Psicología y Asistencia Social (Año 2002)

A

Gentili, Pablo: Pedagogía de la Igualdad- Siglo XXI. CLACSO. Buenos Aires, 2011

“Sostendremos en este conjunto de ensayos que el valor de la educación es, en una sociedad democrática, fundamentalmente político y cultural: la acción educativa cambia a los seres humanos y son ellos los que pueden cambiar el mundo...” He ahí que la Educación tiene un enorme potencial democrático.

“Revertir el abandono de la infancia, la negación de derechos fundamentales a millones de niños y niñas de todo el mundo y particularmente en esta región, sigue siendo un imperativo ético y político”.

En este sentido se enmarca esta experiencia de “escuela no graduada”, en tanto, “experimentación social en la intenperie, al decir de Silvia Duschatzky en “Maestros errantes”. Paidos, Buenos Aires . 2007.

En esta linea es que podríamos enmarcar esta experiencia de escuela no graduada como el deambular errante de un grupo de maestres, que se dispusieron a la tarea de construir igualdad, animándose a disputar sentidos, interpalando el histórico y rígido, formato escolar, en cada acto educativo en la Escuela N°57 de Quilmes, armando un diálogo inconcluso que en este libro, ofrecen generosamente para ser continuado. Uno de los aspectos mas valiosos de esta experiencia, ha sido la inmersión de la institución toda en esta aventura, rompiendo así el aislamiento del maestre/aula, embarcándose en una tarea colectiva, un “entre todes”, solidario pensante y valiente.

Me entusiasma pensar en un libro como viaje, camino a recorrer, como experiencia que iniciamos con una hipótesis, pero abierto a la novedad, a lo imponderable, a lo inesperado. Y así es este proyecto colectivo, formal y popular en el que en un deambular “errante”, al decir Silvia Dutchasky, de un grupo de maestros que se dispusieron a la tarea de construir igualdad en la

Escuela 57 de los confines del distrito de Quilmes, en los albores del nuevo siglo. Esos maestres que armaron un diálogo inconcluso que ofrecen generosamente para ser continuado, animándose a interpelar el “duro formato escolar”, tal como lo define Flavia Terigi, en un marco de disputas y debates a cerca de la función de la escuela, los sentidos de enseñar y aprender y la construcción de igualdad.

Es decir, que esos mismos movimientos al interior de la escuela, interpelaron fuertemente mi posición de

Inspectora de Psicología y Asistencia Social Escolar, tal la denominación del momento.

Me iniciaba en el cargo y en el distrito, allá por 2002 y conociendo que la escuela estaba embarcada en este desafío de no graduación, decido que una de mis primeras intervenciones allí sería.

Conocía pocas, aunque muy significativas cuestiones:

• Que en la escuela había un equipo docente comprometido con la escuela pública y dispuesto a dar batalla a la cuestión del fracaso escolar.

• Que la escuela estaba en un barrio muy pobre, Los Eucaliptus, en los confines del distrito y más empobrecido aún por la crisis social, política y económica que nos arrasó en el 2001 y que por ello, no casualmente, los maestros ponían las manos en la masa, para pensar que hacer, frente a esas realidades, para sostener a los pibes y las pibas en la escuela, aprendiendo.

Por mi parte tenía muchas preguntas y muchas ganas de conocer que sucedía ahí.

Desde mi llegada a la escuela, siento que es ésta una escuela diferente. ¿Por qué? Todo estaba en movimiento, mucho movimiento, nada era estanco, nadie estaba en su lugar, aunque todos estaban trabajando, reuniéndose, hablando, discutiendo... El equipo de orientación (EOE) no estaba en el gabinete, el equipo de conducción no estaba en la Dirección, estaban en las aulas, en el patio, en los pasillos hablando de Paola, Leandro, Florencia, Paquito y tantos nombres que ellos conocían y yo no.

En el patio, pibes en un juego de pelotas y un señor en silla de ruedas que los conducía, era el profesor de

Educación Física. Muchas mamás colaborando en lo que hiciera falta. Anticipé que allí todo era diferente.

Todo el clima era de ruptura, rupturas de los tiempos, los espacios, de los roles instituídos, de las estrategias de enseñanza, de herramientas, todo estaba en discusión, en desarmar para rearmar, en construcción, todo eran preguntas y algunas respuestas basadas en las trayectorias escolares, familiares, barriales. Todo se estaba haciendo y como las autoras dicen, parafraseando al catalán: “se hace camino al andar”.