Morir para aprender - Falco Tarassaco - E-Book

Morir para aprender E-Book

Falco Tarassaco

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Beschreibung

Este libro es un mensaje de esperanza y de fuerza.






En un mundo en el cual se ha acabado la ilusión del consumismo y las ideologías están en crisis, un misterioso enviado, Krishna, habla cada tarde de valores profundos, de recuerdos de un pasado antiguo, de sueños sobre los cuales construir el despertar personal y el de la humanidad.






Algunos le escuchan, y extraen de sus palabras el deseo de encontrar nuevos caminos para ir hacia el futuro. Otros le ignoran, porque no tienen ganas de hacerse demasiadas preguntas.






Krishna no se inmuta y sigue adelante por su camino, porque sabe que el tiempo le dará la razón a quien tiene más coraje.






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Falco Tarassaco

MORIR PARA APRENDER

ISBN: 978-88-943270-1-4

Primera edición española: DEVODAMA srl, Vidraco (TO), Italia

(1. versión italiana Morire per imparare - Edizioni Horus, 1979)

Traductor: Susana Martínez López

Cubierta. Dibujo sélfico de Falco Tarassaco

Copyright 2018 FRANCA NANIA

Todos los derechos reservados. Queda rigurosamente prohibida la reproducción total o parcial de esta obra sin la autorización escrita del editor, a excepción de citas breves a modo de reseñas.

Impreso en el mes de abril de 2018

Morir para aprender

Introducción

La filosofía de Falco Tarassaco se basa en el pensamiento positivo. Cada ser humano aloja dentro de sí un principio divino a despertar. Para hacerlo, es necesario vivir intensamente las experiencias que la vida propone, vencer los hábitos, actuar sin depositar en los demás las propias responsabilidades. De esta manera, cada uno desarrolla su propia sensibilidad y retoma el contacto con las energías espirituales del planeta, para alcanzar a través de ellas la consciencia de su naturaleza.

Es un camino que hace de la felicidad, entendida como plena y serena participación en todos los aspectos de la propia vida, un objetivo.

Este es, de forma muy resumida, el mensaje que Falco envía a través de Morir para aprender y los sucesivos capítulos de la Trilogía del Iniciado, que comprende además de este libro (publicado en 1979), también Renacer para vivir (1983) y Siete puertas escarlatas (1988). Es un camino que puede inspirar, sugerir reflexiones y meditaciones a todo lector atento y sensible a las voces que llegan desde lo más profundo de sí mismo.

La Trilogía del Iniciado representa las bases de la escuela de pensamiento y de vida damanhuriana. A través de ella, Falco, en diferentes momentos, ha sentado las bases filosóficas y escatológicas de una “civilización de sensibilidad y de concreción”, que concilia el pragmatismo, gracias al cual se ha desarrollado a lo largo de más de cuarenta años de historia, con el sueño a través del cual se proyecta constantemente en el futuro.

Muchos de los conocimientos y los estímulos portados por Falco en el curso de los años, en su rol de guía espiritual de Damanhur (federación de comunidades) se encuentran precisamente en estos libros. Podrán quizás asombrar ciertos pasajes, algunas elegías al dolor y a la soledad, por ejemplo, en contraste con el sentido general de su mensaje, hecho de sueño y de optimismo, pero el asombro dura hasta que nos damos cuenta que desde Morir para aprender, incluso a través de diferentes imágenes, Falco ha trazado un camino hacia el sereno, solidario intercambio con los demás de nuestras experiencias más auténticas.

La espiritualidad damanhuriana se caracteriza por ser extremadamente práctica y por proponer un pensamiento complejo que se realiza en la acción, cabal y responsable. El mejor resumen de la filosofía de Falco está en el desarrollo de Damanhur: Federación de comunidades con sedes en todo el mundo, pueblo espiritual con millares de integrantes, escuela de pensamiento que une a la disciplina espiritual la profundización y el estudio de la cultura esotérica, elaborando una propia, original forma de ritualidad. Damanhur reúne el mensaje de Falco y lo vuelve no solo una palestra filosófica sino también una forma de investigar y conseguir objetivos “en las formas”. Los damanhurianos son místicos con manos que amasan profundamente la materia y con el corazón ardiente por el deseo de investigar constantemente nuevos caminos.

Dice Falco que la verdad es un cristal de innumerables caras y obstinarse en encontrar un punto de observación para verlas todas es un acto vano. O mejor: tal punto existe y es el centro del cristal; para alcanzarlo, hace falta creer tan fuerte en una de las caras externas como para hacer una puerta a través de la cual llegar al interior. Creer, por ejemplo, en el ser humano como criatura compleja, capaz de contener fragmentos de todas las demás criaturas del universo: por ello también de Dios, de un dios de los innumerables rostros que hay fuera y dentro de nosotros. Creer en la vida, como evento no casual sino, al contrario, fruto de leyes universales y al mismo tiempo la raíz de sucesivas transformaciones, iluminaciones que hacen mutar al individuo hasta su metamorfosis en un ser divino. Creer, en otras palabras, en la magia (magia entendida como encanto, porque es importante creer, lúcida y emocionalmente), en la criatura humana y en el escenario de la vida. Magia como fusión de los conocimientos, de las experiencias, de todas las facetas que enriquecen y hacen que sea accesible el cristal-verdad. Magia, finalmente, como sueño, porque nosotros sabemos crear un mundo mejor, solidario, puro, sano, a través de nuestros actos.

El camino para crecer y sacar las partes mejores de uno mismo, es un camino colectivo: los individuos pueden refinarse a través de la confrontación y el intercambio de experiencias.

El crecimiento de los demás está en función del nuestro, incluso cuando parece ralentizarnos; no por casualidad, Damanhur se expresa ante todo como comunidad.

Hace falta ensuciarse constantemente las manos con acciones, cometiendo errores si es necesario, pero permaneciendo siempre activos: estamos en el mundo de la forma, no en el abstracto de los números o el de las ideas, y para honrarlo debemos llegar a pactos con la materia. Del mismo modo, vivimos inmersos en la gran familia de la humanidad y crecemos íntimamente cuando aceptamos todos los límites y las características, no cuando ponemos distancia entre nosotros y los defectos de los demás.

La disciplina mejor para cumplir todo ello está en la disponibilidad a la transformación continua de las ideas propias, de uno mismo, y a la renuncia de las certezas en las cuales nos afianzamos. Transformación continua, disponibilidad al cambio y capacidad de estupor: en estos poderes está el secreto para aprender a distinguir lo que realmente cuenta y lo que es efímero, para discernir entre real y maya.

¿Es necesario morir para aprender? ¿Se puede “aprender” sin “morir”? Se puede. Pero puesto que toda muerte es un renacimiento y todo aprendizaje es la apertura hacia una dimensión nueva, no debemos tener miedo de las palabras. Mejor dicho, dice Falco Tarassaco, no debemos tener miedo de nada.

Stambecco Pesco

Premisa

Krishna es un enviado; su deber es la purificación y la liberación del género humano. Desciende un día, después de un fuerte temporal, destrozando las nubes negras y alejando el granizo, en medio de los desesperados componentes de una comunidad surgida tras el colapso de la civilización industrial. Las ciudades han sido abandonadas hace algunos años, y la contaminación aún sigue produciendo daños.

Los automóviles son ya rarísimos, y muchos hombres que creyeron en el mito del consumismo han desaparecido.

La actual sociedad está en un período de trabajo, el regreso a la tierra es fatigoso pero también el único modo para sobrevivir. El gran, loco sueño del derroche se ha acabado y muchos se encuentran perdidos, desilusionados y sin ideales.

Es en este clima cuando los grandes señores del tiempo, los señores de la luz, los “compañeros del universo” que velan sobre la evolución del género humano envían al mundo a una criatura con memoria.

Sí, el poder extraordinario de este ser no es tanto la telekinesia, la telepatía, la capacidad de curar, como, sobre todo, la de recordar. Aquella parte de la realidad que el hombre común olvida, los sueños, los poderes de todos encerrados en el inconsciente son, para el hombre enviado, conscientes. Él sabe, y enseña.

Se cuentan muchas leyendas sobre su aparición, tal como ya ocurrió con Buda, con Cristo, con Mahoma y con otros maestros.

Más sencillamente, quizás, es un normal nacido de mujer al cual lo Alto le ha permitido recordar, y narrar a los hombres “de buena voluntad” que la vida es eterna, que el fin es la purificación y la evolución y el conocimiento, que el hombre puede, si lo quiere, todavía salvarse y salvar armoniosamente su mundo.

Como antes los antiguos filósofos, él se sienta, por la tarde, después del duro trabajo en los campos, entre sus semejantes “que no recuerdan aún”, alrededor del fuego, y les cuenta lo que todos, en lo profundo de sí mismos, ya conocen.

Nos acercamos y escuchamos también nosotros.

Quien sabe si llegaremos a ser iniciados...Él nos espera y habla, y escribe, también para ti.

Falco Tarassaco

Parte I - Discurso para meditación

He nacido tantas veces que he perdido la cuenta; también mi despertar ha pasado por vidas de preparación, en todos los continentes; y a mi manera, continúa todavía. América 1812, Europa un poco antes, Asia, África antigua, otra vez Europa, etc.

Me he aburrido ya de nacer.

Conozco las estrellas y las épocas.

He visto nacer encinas, y morir viejísimas.

He sido hoja y fruto.

Me he alimentado de mí.

He visto cielos y soles impensables.

He pensado en pensamientos inimaginables, no he respirado, he pescado en los ríos y he sido pescado.

He sido el tiempo, he olvidado mis nombres y cambiado caras y voces. He tenido heridas, he muerto con compañeros de lucha, por mil banderas.

He sido carta y bolígrafo, espada y costado, diamante y carbón.

He aprendido a morir en cientos de escuelas diferentes, y he muerto para aprender de nuevo a morir.

Morir para aprender.

Las espirales se han abierto, y vuelto a cerrar.

Los soles se han enfriado y los cabellos han cambiado de color.

Mis tumbas han sido diversas, el agua, la tierra, el fuego y el abandono.

Yo he sido mi reluciente prisión.

Mis sentidos han sido mutilados y ampliados, he tenido ceguera y vista de halcón.

Creo que soy un pentagrama, y cada vida es una nota.

Estoy aprendiendo, pero todavía la pereza lima mis dedos.

He hecho todos los trabajos y hablado todas las lenguas.

He olvidado y reencontrado, he amado más allá del tiempo y reencontrado a mis amores. Me he buscado, me he amado, vengado y he sido agradecido.

He dejado huellas indelebles en cada historia del mundo, hasta que también la historia ha sido olvidada.

La cadena de mis corazones es larga como para la araña su tela.

He tenido todos los miedos; yo soy uno que recuerda.

He visto las estrellas fijas desplazarse en el cielo, y he escuchado la respiración de Dios muchas veces.

¿Nunca estoy contento? Oh, ahora no puedo olvidar que he estado enfermo muchas veces.

Los bosques y los mares son mi morada.

He vivido en millones de recovecos, he visto crecer arrecifes y desaparecer cordilleras.

He reencontrado de nuevo amigos y amores.

He sido mi playa y el río mi tiempo.

He comido de todo. He deshecho roca y me he nutrido de tierra y de luz; he matado y devorado, capturado y perseguido, he sido atrapado y torturado.

Tu silenciosa mirada me dice una infinidad de cosas. Tus ojos sobre estas líneas me hablan de ti, mientras yo te digo como soy y como eres.

Mi eternidad ha sido inútilmente devorada por el tiempo.

La luz y la oscuridad han relampagueado veloces sobre mi cabeza y debajo de mí.

Las más preciosas joyas he poseído, y perdido jugando a los dados o a la guerra. He vencido y de nuevo perdido.

He masticado por inanición mis miembros para sentir menos dolor.

Soy cada vez más viejo; pero aprendiendo, rejuvenezco.

Cuando soy sabio soy pobre, y rico para los demás.

Cuando estoy ebrio y distorsionada mi mente no recuerda, egoísta.

Siempre he vuelto a aprender a leer y escribir, y he cometido los mismos errores para recordar que ya los había cometido.

He comprado y vendido mi vida hasta que he comprendido que soy eterno; entonces he regalado mi alma, sin pedir nada más.

He pintado sobre vasos, escondido y descubierto tesoros.

He aprendido a pensar dando cada vez un valor diferente al pensamiento.

He sentido reír a Dios y me he reído con él sin entender. He deseado ser su risa, y he sido acogido. He querido ser Dios, y he aprendido a reír.

He bajado a los infiernos, he sido todos los demonios y amigo de ellos, si es que un demonio puede tener amigos.

He sido un collar, y cada perla nacía de mi vientre de ostra, y mío era el cuello que lo llevaba puesto.

Se piensa que el cielo es una cubierta de encaje y cada estrella un agujero; detrás de las estrellas hay un dios resplandeciente, y la luz de las estrellas es su luz. Para algunos cada vida es una mujer bella que te porta escalofríos y pensamientos; lo que harías con ella lo has hecho ya muchas veces, pero cada vez es una renovación de lo antiguo.

El placer es un estado de conciencia y una palabra clave abre las ventanas, ora al Norte, ora al Sur, ora al Este, ora al Oeste. El paisaje siempre cambia aunque siga siendo eternamente el mismo.

A menudo volví a ver las tumbas donde se conservan inútiles huellas de mí; y si miro un calendario, quizás alguno de esos santos puedo ser yo. Pero no festejo mi nombre.

Quizás supe cantar, a pesar de ahora desafinar tanto, y los pájaros venían a escuchar encantados. Y los niños decían: “de mayor cantaré así“.

Ya no necesito notas ni sonidos, si repito mi canción contándola en las mentes y en los corazones.

Fue el coraje lo que hizo levantar el velo y descubrir la divinidad; ¿quién tuvo por primera vez este coraje?

Una obra fija en el tiempo, un monumento entre las estrellas y hecho de estrellas recuerda y hace olvidar la hazaña; ahora el mismo monumento se confunde con la divinidad.

¿Es Dios un simulacro? ¿O el velo? ¿O quien lo levanta?