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En general, la obra de Emilio Lledó se caracteriza por el uso jugoso y rico de palabras claras, consistentes, por una pasión expresiva y muy rigurosa, por el empeño de que el pensamiento antiguo o moderno tenga peso ante ciertos desgarros del presente que pone siempre en evidencia y más en el siglo XXI. Este volumen reúne tres textos sobre la literatura, la libertad de expresión y la importancia de la cultura ilustrados por Eugenia Ábalos.
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Seitenzahl: 20
Veröffentlichungsjahr: 2025
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Emilio Lledó
NECESIDAD DE LA LITERATURA
Ilustraciones de
Eugenia Ábalos
NECESIDAD DE LA LITERATURA
Si nos acostumbramos a ser inconformistas con las palabras, acabaremos siendo inconformistas con los hechos. Ambas actitudes son, sin embargo, formas de libertad. Y la libertad no admite conformismo alguno. Vivir, para los humanos, sobre todo en nuestros tiempos, ha sido siempre una sucesión de conformidades, de aceptaciones y sumisiones. Aceptamos el lenguaje; aceptamos, con él, sentidos, referencias y todo ese monótono universo de ecos que los medios de transmisión de imágenes, sonidos y letras codifican y propagan. Esta abundancia de comunicaciones ofrece, sin duda, una extraordinaria posibilidad de enriquecimiento, de amplitud y libertad; pero también, por los intereses políticos que las dominan y orientan, pueden hacer que la inteligencia resbale por significaciones y perspectivas, para embotarse y enajenarse. Porque los cauces por los que confluyen las imágenes y las palabras nos conforman a sus semejanzas —a las determinadas semejanzas que nos agobian— y nos hacen conformistas. Ser conformista supongo que debe querer decir algo así como conformarse con lo que hay e, incluso, aceptar que «no hay quien dé más». Pero conformarse añade también otro matiz. Conformarse es perder, en parte, la forma propia, para sumirse, liquidarse, en la ajena. Y esa pérdida de la propia forma, si es que la tenemos, si es que, como decía el filósofo, «hemos llegado a construir nuestra propia estatua», es pérdida de ser, pérdida de la sustancia que nos pertenece o nos debiera pertenecer, para derramarla hacia cauces ajenos.
La lectura, los libros, son el más asombroso principio de libertad y fraternidad.
A veces esta pérdida de sustancia tiene origen en la opacidad de cada consciencia individual, donde solo el lenguaje interior con el que acompañamos a cada uno de los instantes de la vida presta la suficiente luz para reconocernos y explicarnos. Pero este lenguaje que nos constituye y nos conforma, en una época tan abundante de monótonos mensajes y tan retumbante de comunicaciones, puede, efectivamente, conformarnos con desvirtuadas virtualidades que colaboran al creciente oscurecimiento de la consciencia. Y esa falta de luz es, al mismo tiempo, falta de libertad. Tal vez por las resonancias marxistas —hoy tan olvidadas—, apenas utilizamos el concepto de «alienación» (Entfremdung) para expresar un constante fenómeno de la cultura contemporánea.