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Este libro trata sobre las negociaciones por la inclusión de los afrocolombianos al multiculturalismo, comprendido como una forma de gobierno de las poblaciones basada en la diferencia cultural, pero donde los límites de esa diferencia que se reconoce y gestiona políticamente están en permanente reconfiguración. Empleando el enfoque etnográfico (como método de investigación y descripción textual) sigo los diversos sentidos sobre la diferencia cultural afrocolombiana, y cómo son resignificados y movilizados en tres universos donde es posible aproximarse a las particularidades del proyecto multicultural en Colombia: las negociaciones por la visibilidad estadística afrocolombiana, las negociaciones en la política de reparación a las víctimas afrocolombianas, y las negociaciones sonoras de la música afropacífica. En cada universo identifico los actores sociales que convergen, las articulaciones, tensiones y sonoridades que surgen de esas interacciones, para así identificar los sentidos sobre la etnicidad afrocolombiana que son (re)configurados y las dinámicas sociopolíticas asociadas. El análisis de los tres universos etnográficos me permite concluir con una mirada crítica sobre el proyecto multicultural colombiano y los desafíos que se proyectan en el escenario actual de postconflicto.
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Seitenzahl: 342
Veröffentlichungsjahr: 2025
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Para los pequeños maravillosos, por la fuerza
ACNUR - Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados
AFRODES - Asociación de Afrocolombianos Desplazados
BID - Banco Interamericano de Desarrollo
CELADE – Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía
CIDH – Corte Interamericana de Derechos Humanos
CIMARRÓN - Movimiento Nacional Afrocolombiano CIMARRON
CNMH – Centro Nacional de Memoria Histórica
CNA – Censo Nacional Agropecuario
CNOA – Conferencia Nacional de Organizaciones Afrocolombianas
DAE – Dirección de Asuntos Étnicos de la UARIV
DANE – Departamento Administrativo Nacional de Estadística
DNP – Departamento Nacional de Planeación
FARC – Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
OIM – Organización Internacional para las Migraciones
OIT – Organización Internacional del Trabajo
ONIC – Organización Nacional Indígena de Colombia
ONU – Organización de las Naciones Unidas
PAARI - Plan de Atención, Asistencia y Reparación Integral
PCN – Proceso de Comunidades Negras
PES – Plan Especial de Salvaguardia
PIRC - Plan Integral de Reparación Colectiva
RUV – Registro Único de Víctimas
UARIV - Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas
UNESCO – Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura
USAID – Agencia Internacional de Desarrollo de Estados Unidos
WOLA – Oficina en Washington para América Latina
INTRODUCCIÓN AFROCOLOMBIANOS Y LAS NEGOCIACIONES DEL MULTICULTURALISMO
LUGARES TRANSITADOS (IDAS Y VUELTAS)
NEGOCIANDO EL MULTICULTURALISMO (LA TEORÍA)
OJOS DE ETNÓGRAFO (EL CAMPO)
PRIMERA PARTE NEGOCIACIONES POR LA VISIBILIDAD ESTADÍSTICA AFROCOLOMBIANA
CAPÍTULO 1 ¿NEGRO O AFROCOLOMBIANO? DISPUTAS POR LAS CLASIFICACIONES RACIALES/ÉTNICAS EN LOS CENSOS COLOMBIANOS
1.1. CONTANDO HISTORIAS. CENSOS Y NARRATIVAS SOBRE RAZA Y NACIÓN
La República: primeros censos
Tres historias: blanqueamiento, mestizaje y multiculturalismo
1.2. CENSOS Y MULTICULTURALISMO. DISPUTAS POR LAS CLASIFICACIONES RACIALES/ÉTNICAS
Definiendo la pregunta
Promoviendo el autorreconocimiento
Volviendo al inicio
1.3. CENSOS Y AFROCOLOMBIANOS EN EL CONTEXTO CONTEMPORÁNEO
CAPÍTULO 2 LAS DIFICULTADES “TÉCNICAS” DE LA DIVERSIDAD. AFROCOLOMBIANOS Y EL CENSO AGROPECUARIO 2014
2.1. ¿CONSULTA PREVIA?
2.2. NEGOCIACIONES DEL CENSO AGROPECUARIO
La planeación
¡Aquí todo es no, no y no! La concertación
2.3. LAS DIFICULTADES “TÉCNICAS” DE LA DIVERSIDAD
Ancestralidad en el norte del Cauca
El territorio étnico raizal
2.4. RESULTADOS, REACCIONES Y LECCIONES
SEGUNDA PARTE NEGOCIACIONES EN LA POLÍTICA DE REPARACIÓN A LAS VÍCTIMAS AFROCOLOMBIANAS
CAPÍTULO 3 LA NEGOCIACIÓN DE LA LEY DE REPARACIÓN A LAS VÍCTIMAS AFROCOLOMBIANAS. DISPUTAS POR LA REPRESENTACIÓN
3.1. DERECHOS HUMANOS Y MULTICULTURALISMO: ASPIRACIONES UNIVERSALES, RESPUESTAS LOCALES
3.2. LA NEGOCIACIÓN DE LA LEY. DISPUTAS POR LA REPRESENTACIÓN DE LAS VÍCTIMAS
La consulta previa
Un proceso polémico
3.3. ACTORES, TENSIONES Y ARTICULACIONES
3.4. LA VÍCTIMA AFROCOLOMBIANA
CAPÍTULO 4 LA GESTIÓN ESTATAL DE LA DIVERSIDAD. ENFOQUE DIFERENCIAL EN LA POLÍTICA DE REPARACIÓN A LAS VÍCTIMAS AFROCOLOMBIANAS
4.1. EL ENFOQUE DIFERENCIAL
4.2. DISEÑO INSTITUCIONAL. LA DIRECCIÓN DE ASUNTOS ÉTNICOS
Expectativas versus realidad
Articulaciones
4.3. ENFOQUE DIFERENCIAL EN ESCENA. LA ATENCIÓN A VÍCTIMAS EN QUIBDÓ
La atención
Sistemas
Materialidad
4.4. DERECHOS Y BUROCRACIA MULTICULTURAL
TERCERA PARTE NEGOCIACIONES SONORAS EN LA MÚSICA AFROPACÍFICA
CAPÍTULO 5 ARRULLANDO A LA VIRGEN. NEGOCIACIONES SONORAS DURANTE LA CELEBRACIÓN DE LAS BALSADAS EN GUAPI (PACÍFICO COLOMBIANO)
5.1. PRÁCTICAS SONORAS AFROPACÍFICAS
5.2. BALSADAS A LA VIRGEN INMACULADA EN GUAPI
Llegó la inmaculada (7 de diciembre)
Arrullando a la inmaculada (8 de diciembre)
5.3. NEGOCIACIONES SONORAS
CAPÍTULO 6 MARIMBA EN “LA NEVERA”. TRÁNSITOS SONOROS DE LA MÚSICA AFROPACÍFICA COLOMBIANA
6.1. TRADICIÓN Y GLOBALIZACIÓN
Tradición nacional
Tradición global
6.2. TRÁNSITOS SONOROS: ENTRE CALI Y BOGOTÁ
El Petronio
La noche bogotana
6.3. PATRIMONIO Y MERCADO
REFLEXIÓN FINAL MULTICULTURALISMO Y CONSTRUCCIÓN DE PAZ
REFERENCIAS
Mapa de Colombia. Fuente: www.igac.gov.co Acceso: 20/08/2020
AFROCOLOMBIANOS Y LAS NEGOCIACIONES DEL MULTICULTURALISMO
Durante las sesiones previas a la aprobación de la Constitución Política de 1991, varias controversias surgieron en torno al reconocimiento de la diferencia cultural de las poblaciones afrocolombianas y cómo definirla jurídicamente para ser incorporada al marco político-normativo colombiano. Uno los debates relevantes en ese entonces, fue el sostuvieron dos conocidos académicos colombianos: de una parte, el antropólogo Jaime Arocha denunciaba que los constituyentes venían invisibilizando sistemáticamente la existencia de culturas afrocolombianas, desconociendo lo que sería una etnicidad afrocolombiana y demandando la necesidad de su reconocimiento constitucional. Orlando Fals Borda, sociólogo y miembro de la Asamblea Constituyente, respondía así las críticas: “como es obvio, Muelas1 y yo no podíamos ignorar la etnicidad de los grupos negros, pero nosotros y todos los abogados, consejeros y académicos preocupados como el Dr. Arocha, tuvimos muchos obstáculos para definir, desde el punto de vista jurídico, qué es un grupo étnico o la etnicidad, con el objeto de inscribirlo en la constitución nacional” (Arocha, 1992). En medio de esta controversia, Fals Borda destacó que el reconocimiento de la diversidad étnica y cultural de la nación colombiana y la titulación colectiva de los territorios de las comunidades negras del Pacífico fueron logros importantes en el reconocimiento de la diferencia cultural en Colombia en medio de las dificultades presentadas, enfatizando en el compromiso de los delegados, quienes como él, habían sido elegidos por la Alianza Democrática M-19, un antiguo grupo guerrillero desmovilizado en 1990 después de las negociaciones de paz que antecedieron y posibilitaron la asamblea constituyente.
Arocha le interpeló a Fals Borda su incomprensión del argumento respecto a las asimetrías étnicas entre indígenas y afrocolombianos durante el proceso constituyente; para él, este tipo de prácticas estatales no era nuevo, sino que reiteraba ese proceso histórico que permitió imaginar una nación biétnica compuesta por mestizos e indígenas, invisibilizando la población afrocolombiana y negando la existencia de su diferencia cultural. Estas asimetrías étnicas las ejemplifica en un proceso constituyente que no tuvo representación afrocolombiana pero sí indígena, y durante el cual no hubo demasiadas dificultades para el reconocimiento de la etnicidad de los indígenas, sus territorios e instancias políticas; por el contrario, para los afrocolombianos los debates no pasaban del reconocimiento de algunas poblaciones específicas como los raizales de San Andrés y Providencia2. En este tenso contexto, las organizaciones y líderes afrocolombianos implementaron procesos de incidencia, y una de las estrategias fue poner en escena su diferencia cultural directamente en el marco de la constituyente; “llevamos la cultura a la sesión”, menciona uno de los líderes afrocolombianos que participó de esa forma de protesta. “Cantamos Alabados3, echamos décimas, otro compañero habló en lengua palenquera4, y eso paró el debate. Estaban ahí todos con las bocas abiertas porque habíamos demostrado que sí tenemos una identidad cultural, que hacemos cosas que no hacen los demás colombianos” (citado en Pulido, 2005). Destaco estas historias porque las comprendo como algunas de las primeras negociaciones por la inclusión de los afrocolombianos al multiculturalismo que se reconoce a partir de la Constitución de 1991; negociaciones entre diversos actores sociales que tienen que ver con la manera como se define legalmente la diferencia cultural y las posibilidades de gestionarla estatalmente, pero también respecto a la manera como se resignifican sentidos sobre los afrocolombianos en los imaginarios sociales y las narrativas de la nación colombiana. Este libro trata sobre las negociaciones por la inclusión de los afrocolombianos al multiculturalismo en el contexto contemporáneo.
La Constitución de 1991 reconoció la diversidad étnica y cultural en la sociedad colombiana. Sin embargo, para las poblaciones afrocolombianas el reconocimiento formal debió esperar hasta la conformación de una comisión especial que desarrollaría el marco de derechos a reconocer; las asimetrías étnicas denunciadas por Arocha se evidencian una vez más cuando para los pueblos indígenas se incorporan derechos específicos en el texto constitucional, mientras para los afrocolombianos se establece un mecanismo transitorio para su posterior reconocimiento. La Constitución fue sancionada en julio de 1991; algunos meses después fue conformada la comisión especial, y fue hasta agosto de 1993 que se sancionó la Ley 70, en la cual se establece el marco político-normativo de la etnicidad afrocolombiana. La controversia sobre la comprensión jurídica de los afrocolombianos fue resuelta definiéndola como “el conjunto de familias de ascendencia afrocolombiana que poseen una cultura propia, comparten una historia y tienen sus propias tradiciones y costumbres dentro de la relación campo-poblado, que revelan y conservan conciencia de identidad que las distinguen de otros grupos étnicos” (Ley 70 de 1993, artículo 2). Otros derechos reconocidos se relacionan con la titulación colectiva de los territorios habitados ancestralmente y su gobierno comunitario, representación en instancias estatales, políticas de fortalecimiento de la identidad cultural, entre otros. La etnicidad será en adelante el marco en el que se desarrollarán las relaciones entre afrocolombianos, Estado y sociedad; pero más allá de la existencia de las definiciones legales, los contenidos de esa diferencia cultural afrocolombiana son objeto de permanente de negociación en los procesos estatales y en diversos ámbitos de la vida social.
El objetivo que me propuse con la investigación fue analizar cómo los diversos sentidos sobre la diferencia cultural afrocolombiana son negociados, resignificados y movilizados en universos etnográficos que tienen en común el vínculo con el proyecto multicultural en Colombia. Rastreo negociaciones en donde la inclusión de los afrocolombianos al multiculturalismo está en juego, identifico los actores sociales que participan, las tensiones y articulaciones que surgen de esas interacciones, y analizo la construcción social de los sentidos que surgen en torno a la diferencia cultural afrocolombiana. Etnografiar esas negociaciones es una manera de aproximarme al sistema de relaciones sociales y significados que se configuran en ámbitos específicos del sistema multicultural en Colombia, así como las relaciones de poder que surgen entre los diversos actores sociales. Desde esta perspectiva, exploro tres universos etnográficos para analizar cómo se negocian esos sentidos de la diferencia cultural afrocolombiana, y cómo esas negociaciones inciden en la (re)configuración de las dinámicas sociopolíticas del multiculturalismo en Colombia.
(i) En el primer universo etnográfico analizo negociaciones por la visibilidad estadística afrocolombiana. Los censos han sido mecanismos eficaces en la construcción del Estado republicano, dando soporte estadístico a las narrativas sobre la nación colombiana que históricamente invisibilizaron la presencia de los afrocolombianos en la sociedad nacional. En décadas recientes, los censos abandonan el ámbito exclusivo del Estado, para convertirse en un campo de disputa entre diversos actores sociales que los entienden como un instrumento político para orientar las políticas multiculturales a favor de los afrocolombianos y construir nuevas narrativas sobre la nación colombiana. Desde esta perspectiva, en primer lugar analizo las negociaciones y debates frente a las clasificaciones étnicas/raciales en los censos multiculturales como un universo que permite describir las tensiones frente al reconocimiento de la etnicidad afrocolombiana y la redistribución a través de políticas públicas. Posteriormente me aproximo a la negociación de categorías en el censo agropecuario 2014 para analizar las transformaciones frente al multiculturalismo y el reconocimiento de los afrocolombianos, identificando las dificultades frente a la adecuación de instrumentos técnicos a la diversidad cultural y las estrategias de uso político de las categorías censales por parte de comunidades locales.
(ii) En el segundo universo etnográfico analizo negociaciones en la política de reparación a las víctimas afrocolombianas. Paralelo a la reforma multicultural, en las décadas de 1990 y 2000 se incrementó el conflicto armado en Colombia a niveles nunca antes vistos: millones de personas fueron desplazadas de sus territorios, líderes sociales asesinados, masacres, secuestros y otros hechos violentos se volvieron cotidianos. El conflicto ha dejado a la fecha más de 9 millones de víctimas (18% de la población colombiana), de las cuales 1.2 millones son afrocolombianos que representa el 26% del total de población afrocolombiana. En medio de esta dramática situación humanitaria, en 2011 fue sancionada la ley para la reparación a las víctimas del conflicto armado en Colombia. También se sancionaron leyes específicas para la reparación a las víctimas de los grupos étnicos (afrocolombianos, indígenas y gitanos) en el marco de la normatividad multicultural, aunque en realidad más asociados a la dinámica política nacional. Analizo la negociación de la ley entre funcionarios y representantes afrocolombianos, y posteriormente su puesta en marcha por las instituciones en cargadas, como una forma de profundizar en las dinámicas de gestión estatal de la diferencia cultural en el contexto del conflicto armado en Colombia.
(iii) En el tercer universo etnográfico analizo negociaciones sonoras en la música afropacífica. Las sonoridades tradicionales de las comunidades afrocolombianas del Pacífico y sus transformaciones recientes en el contexto multicultural constituyen una manera de aproximarme a la manera como se negocian sentidos sobre la diferencia cultural afrocolombiana, y la manera como esos sentidos expresados en las nuevas sonoridades –que muchas veces corresponden a viejas narrativas actualizadas- se articulan a los relatos de la nación multicultural colombiana. Primero analizo el contexto tradicional en el cual se desarrollan las prácticas sonoras tradicionales afrocolombianas durante una celebración religiosa en la ciudad de Guapi en el Pacífico colombiano, y sigo las trasformaciones sonoras y de sentidos en el marco del Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez en Cali, y luego en el contexto de fiestas y eventos con música del Pacífico en Bogotá.
La elección de estos tres universos etnográficos no es casual. Se relaciona con mi trayectoria profesional, intereses académicos y con mi experiencia vital como ciudadano colombiano. Como profesional de las ciencias sociales he estado vinculado durante más de una década con instituciones del Estado, organizaciones privadas y agencias internacionales, trabajando diversos temas relacionados con políticas multiculturales para poblaciones afrocolombianas: (i) Entre 2004 y 2006 trabajé en el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) vinculado al equipo encargado de acompañar el desarrollo del censo de población 2005 en los territorios colectivos de los grupos étnicos (resguardos indígenas y consejos comunitarios afrocolombianos); Desde esos años también he venido apoyando al Proceso de Comunidades Negras (PCN), una de las organizaciones del movimiento social afrocolombiano que implementa estrategias de incidencia a nivel nacional e internacional en torno a lo que han denominado la visibilidad estadística de la población afrocolombiana. Esta experiencia me llevó a investigar sobre la relación de los censos y clasificaciones raciales/étnicas con las políticas multiculturales en Colombia y en Brasil, resultado en la disertación defendida en la Universidade Federal da Bahia5. En el primer capítulo de este libro profundizo y actualizo algunas de las reflexiones propuestas en esa investigación.
(ii) En 2010 me vinculé a Acción Social, una agencia de la Presidencia de la República que entre otras funciones, tenía bajo su responsabilidad la atención a la población víctima del desplazamiento forzado. Hice parte de un equipo multidisciplinario encargado de los programas con “enfoque diferencial”, una categoría de la política pública en Colombia orientada a gestionar la diferencia existente entre la población (grupos étnicos, mujeres, población LGBTIQ+, niños y adolescentes, personas con discapacidads, adultos mayores), y en ese momento me correspondió apoyar el diálogo con representantes afrocolombianos para adecuar los programas de atención a población desplazada. A partir del 2012 comencé a trabajar en agencias internacionales como la Agencia de Cooperación de Estados Unidos (USAID-Colombia) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM-Colombia) apoyando técnicamente a las instituciones encargadas de implementar la ley reparación a víctimas (Unidad para la Reparación a las Víctimas (UARIV) y Ministerio del Interior), y trabajando directamente con Alcaldías locales y las organizaciones de víctimas en temas de fortalecimiento institucional y planificación local de la ley. Desde 2016 he venido apoyando la implementación del acuerdo de paz desde agencias internacionales y asesorando instituciones como la Agencia de Renovación del Territorio.
(iii) Finalmente menciono mi experiencia trabajando con el Ministerio de Cultura: primero, en el año 2011 con el Grupo de Emprendimiento Cultural en un proyecto piloto orientado a conocer el potencial en regiones específicas para el desarrollo de industrias culturales, al tiempo que se desarrollaba un acompañamiento a organizaciones y gestores culturales para el desarrollo de proyectos culturales. En esa ocasión tuve la oportunidad conocer experiencias e intercambiar ideas sobre cómo vincular el patrimonio cultural de las comunidades Caribe colombiano a las redes comerciales. Posteriormente, durante el año 2017 estuve vinculado con la Dirección de Patrimonio apoyando la estructuración del proyecto “Diáspora Africana en Colombia”, una ambiciosa iniciativa orientada a fomentar emprendimientos culturales basados en el Patrimonio Cultural Inmaterial de las comunidades afrocolombianas.
Destaco estas experiencias para enfatizar que las preguntas que orientan esta investigación surgen de esas intersecciones como profesional, académico y ciudadano solidario con el movimiento social afrocolombiano, experiencias que atraviesan la narrativa etnográfica del texto y en algunos momentos toman protagonismo como aporte para el análisis propuesto.
La investigación se encuadra teóricamente en los estudios sobre las dinámicas y efectos de las políticas multiculturales para poblaciones afrodescendientes que se vienen implementan do en Colombia y otros países de América Latina, posterior a las reformas constitucionales realizadas en la década 1990. De manera específica, se relaciona con las dinámicas sociopolíticas de vinculación de los afrocolombianos al multiculturalismo en los ámbitos de la gestión político-normativa de la diferencia y de las representaciones sociales. Las negociaciones del multiculturalismo con afrocolombianos las entiendo como escenarios de disputa por los sentidos sobre la diferencia cultural afrocolombiana son objeto de resignificaciones entre diversos actores sociales que convergen en universos etnográficos específicos, incidiendo en la manera como se configura el multiculturalismo colombiano. Para comprender como opera teóricamente ese multiculturalismo negociado, destaco tres dimensiones de análisis: el multiculturalismo como una forma de gobierno, el giro multicultural en Colombia, y la tensión del multiculturalismo entre reconocimiento y redistribución.
Gobierno multicultural. Hall (2006) plantea la importancia de comprender la diferencia entre la “multiculturalidad” entendida como el hecho social e histórico de la heterogeneidad constitutiva de cualquier formación social, y el “multiculturalismo” como las formas adoptadas por las sociedades para gestionar políticamente esa heterogeneidad social. En ese sentido, no existe un único tipo de multiculturalismo, y de hecho han existido multiculturalismos conservadores, neoliberales, radicales, comunitaristas, entre otros (Kymlicka, 2003; Taylor, 2009; Appiah, 2007). En todos los casos se define como una forma de gobierno cuya especificidad radica en la articulación de las poblaciones al Estado a partir de su diferencia cultural, con la consecuente constitución de nuevos sujetos políticos con demandas específicas asociadas a esa diferencia que es reconocida. El multiculturalismo se configura como una forma de gobierno que radica en la producción, el manejo y la disputa de las poblaciones desde su diferencia cultural; no solo se trata del gobierno de la vida de las poblaciones (la biopolítica), también se refiere al gobierno de las poblaciones desde una diferencia culturalizada que fundamenta nociones como bienestar y desarrollo en las formas de gestión política de esa diferencia cultural (Escobar, 1997; Restrepo y Bocarejo, 2011).
Es desde esta perspectiva que comprendo el multiculturalismo, como una forma de gobierno de la diferencia cultural, donde los sentidos de esa diferencia cultural que se reconoce son permanentemente negociados y resignificados, y en ese sentido el multiculturalismo se analiza como un fenómeno dinámico en constante reconfiguración. Una forma de gobierno que surge en un contexto social e histórico específico (norte de Europa), universalizada en las narrativas difundidas por actores globales (agencias de cooperación, agencias de Naciones Unidas, banca multilateral) que trasfieren esas experiencias y categorías a países como Colombia, configurando distintos tipos de arreglos sociales, normativos e institucionales en las sociedades multiculturales (Bourdieu y Wacquant, 2002). En este sentido, analizar las negociaciones del multiculturalismo también implica reconocer esas narrativas difundidas por agentes globales que se vuelven universales (como el multiculturalismo o los derechos humanos) y cómo son incorporadas y adaptadas a la experiencia colombiana.
Giro multicultural. Al iniciar la década de 1990, varios países latinoamericanos6 adoptaron el multiculturalismo a partir de nuevas constituciones políticas, que a su vez renovaron las instituciones políticas buscando un nuevo orden político, social y cultural más incluyente y participativo, poniéndole fin al proyecto de nación mestiza y homogenizante característico de los países latinoamericanos. Estas reformas se caracterizaron por aspectos como el reconocimiento de la diferencia cultural de las naciones, los derechos de propiedad colectiva de los territorios ocupados ancestralmente por indígenas y afrodescendientes, el reconocimiento del derecho consuetudinario como derecho público oficial en sus territorios, el reconocimiento de sus lenguas, y el derecho a una educación diferenciada y bilingüe (Van Cott, 2000; Hooker, 2005). Varios autores han analizado el contexto de adopción de las reformas multiculturales en la región, e identifican la existencia de elementos comunes en los distintos países. Un primer aspecto es que las reformas constitucionales se realizaron dentro de una apuesta por reconstituir las relaciones entre el Estado y la sociedad, las cuales a su vez hicieron parte de un proyecto democrático más amplio para descentralizar el Estado y abrir nuevas esferas a la participación popular. El deseo de las elites en presentar una cara “más democrática” en un escenario internacional cada vez más respetuoso de los derechos humanos, se relaciona también con la progresiva importancia que adquieren las agencias internacionales de desarrollo y banca multilateral, y su interés en la inclusión social de poblaciones marginales en general, y de los indígenas y afrodescendientes en particular (Gros, 2002; Van Cott, 2000; Wade, 2006).
Otros argumentos vinculan las reformas multiculturales con los procesos de apertura económica y la adopción de modelos neoliberales, un escenario que favoreció la intervención de territorios y comunidades a partir de políticas de la diferencia. El multiculturalismo permitió a los Estados latinoamericanos formas de gobierno mediante las cuales podía obtenerse indirectamente el control de áreas históricamente periféricas, creando o cooptando organizaciones étnicas e involucrándolas al diálogo formal con el Estado (Gros; 2002; Escobar, 1997). Escobar (1997) plantea que en la actual fase del capitalismo, estas formas neoliberales de intervención ocurren principalmente en territorios con un alto valor por su biodiversidad, y en este contexto explica la visibilidad que adquiere el Pacífico para el país y para el capital trasnacional, y los procesos de titulación colectiva como forma de regular y controlar territorios en el marco del reconocimiento político de la etnicidad afrocolombiana.
Reconocimiento/redistribución. El desarrollo normativo del multiculturalismo en América Latina y la promoción de la diferencia étnica y cultural en el marco de las sociedades nacionales, constituye una de las principales fortalezas del modelo latinoamericano, pero al mismo la principal crítica, en razón a que las reformas multiculturales se han quedado en lo normativo, sin representar avances en la profundización de la democracia, la equidad social o la disminución de la pobreza. Diversos investigadores han planteado desde la teoría multicultural (Kymlicka, 2003; Taylor, 2009), así como desde el análisis del caso latinoamericano (Gros, 2002; Hokker, 2005, Wade, 2006,) y colombiano (Wills, 1999; Restrepo, 2003; Agier y Quintin, 2004; Agudelo, 2005, Wade, 2006), la tensión existente entre el reconocimiento de indígenas y afrodescendientes en las políticas públicas y las nuevas narrativas sobre las naciones multiculturales, y la inclusión social efectiva entendida como la resolución de asuntos de justicia fundamental a partir de una adecuada redistribución de la riqueza y oportunidades sociales.
Esta paradoja entre las nuevas formas de reconocimiento social de la diversidad cultural en Colombia y la baja capacidad de las políticas multiculturales para mejorar la vida de aquellos que encarnan y producen esa diversidad, constituye una de las principales tensiones en las negociaciones para la inclusión de los afrocolombianos en el multiculturalismo. A partir del reconocimiento legal de la etnicidad afrocolombiana, se configuró una amplia legislación que protege derechos asociados a la diferencia cultural, se titularon territorios colectivos, se fortalecieron los procesos organizativos, se configuró un escenario de diálogo y concertación con el gobierno para la definición políticas públicas, entre otros temas. A pesar de estos avances en el campo político-normativo -los cuales siguen en ampliación en nuevos arreglos multiculturales como el concepto de “enfoque diferencial”-, pasadas dos décadas de multiculturalismo, la situación de los afrocolombianos no ha mejorado visiblemente, como lo revelan los indicadores de educación, salud, pobreza, que siguen por debajo del promedio nacional y además con un alto impacto de las diversas formas de violencia derivadas del conflicto armado.
En Colombia, las políticas multiculturales han tenido como uno de sus principales efectos la expansión del dominio político del Estado a partir de la promoción de la diferencia como forma de integración social. Los movimientos sociales las comunidades étnicas se han visto inscritos en lo que Chaves (2011) denomina una “burocratización de la cotidianidad” en un sistema multicultural altamente mediado por el aparato estatal, y en el cual el centro de la política es la cultura y el territorio. Esas mediaciones estatales se configuran como uno de los escenarios para rastrear las tensiones del multiculturalismo y etnografiar sus mecanismos, actores y articulaciones, como forma de comprender las particularidades del multiculturalismo colombiano. Otro efecto de las políticas multiculturales con relación a los afrocolombianos es lo que Arocha (2006) ha denunciado como el etnoboom, en cual el Estado y sector privado se han volcado, a través de diversos medios, a la exaltación del patrimonio cultural como estrategia para comercializar diversos bienes y servicios. La exaltación del patrimonio cultural ha llevado a un proceso de exotización y cosificación que vuelve la cultura un objeto de consumo articulado a las dinámicas de industrias como el turismo o la música, renglones de la economía colombiana en crecimiento, y configurándose nuevos sentidos sobre la cultura afrocolombiana articuladas a las pautas de consumo.
En 2014 comencé la investigación como estudiante del doctorado en Antropologia Social de la Universidade Federal do Rio Grande do Sul-UFRGS. En ese momento tenía claridad que quería profundizar en las dinámicas estatales del multiculturalismo colombiano, en buena medida debido a mi formación inicial como politólogo y experiencia de trabajo en el campo de políticas para afrocolombianos. La idea de las “negociaciones multiculturales” ya venía rondando en mi cabeza y progresivamente fui comprendiendo las posibilidades de esta noción para analizar el caso colombiano desde mi propia experiencia. Otra idea que surgió durante el proceso del doctorado fue la de “ojos de etnógrafo” como una manera de abordar esos lugares transitados que constituyen el objeto de reflexión de la investigación; pero también para dejarme sorprender de nuevas situaciones en otros universos etnográficos, ya que la política va más allá del Estado y sus instituciones, y además cultura y política no se pueden entender desligadas en el contexto multicultural. Esto último son aspectos tratados durante las conversaciones con mi orientador y que me ayudaron a pensar nuevas conexiones y posibilidades de investigación. Finalmente concreté la propuesta de etnografiar tres universos de negociaciones con afrocolombianos, en cada uno analizando una dimensión específica del multiculturalismo colombiano:
(i) En la primera parte de la tesis exploro las negociaciones por las categorías en los censos multiculturales como una manera de profundizar el contexto del giro multicultural en Colombia. Describo los actores sociales que surgen, sus articulaciones y narrativas sobre la etnicidad afrocolombiana, y analizo cómo en torno a las disputas por los sentidos de las categorías censales es posible comprender esa tensión entre reconocimiento social y redistribución, así como nuevas demandas en el contexto más reciente que caracteriza el multiculturalismo colombiano.
(ii) La segunda parte presenta la etnografía sobre las negociaciones en torno a la definición e implementación de la política de reparación a víctimas afrocolombianas, como una manera de profundizar en la comprensión de los procesos de inclusión político-normativa de la diferencia cultural en el multiculturalismo colombiano, y la manera como se viene gestionando estatalmente esa diferencia en un contexto de conflicto armado.
(iii) Por último, me aproximo a los procesos sociales de reconocimiento de la diferencia cultural en el contexto actual del multiculturalismo, y cómo se configuran nuevas –o se actualizan viejas- narrativas sobre los afrocolombianos en el marco de la nación multicultural. Las negociaciones sonoras en la música afropacífica constituye el universo etnográfico para identificar como a partir de las transformaciones sonoras se crean nuevas maneras de imaginar y consumir la diferencia cultural en los escenarios multiculturales.
La etnografía fue la herramienta metodológica que orientó el desarrollo del trabajo de campo y la escritura de la tesis. Entiendo la etnografía desde una doble dimensión: i) como un enfoque y método de investigación orientado a la comprensión de los fenómenos sociales desde la perspectiva de sus miembros (entendidos como “actores”, “agentes” o “sujetos sociales”); y ii) como la descripción textual de los hechos sociales observados en campo, que constituyen la fuente para la interpretación problematizada de los fenómenos sociales a partir por los datos etnográficos (Guber, 2001). Complemento la comprensión teórica-metodológica de la etnografía a partir de la propuesta de Marcus (2001) de una etnografía multilocal (o multisituada) orientada a rastrear la circulación de significados, objetos e identidades culturales en un tiempo-espacio difuso. La etnografía se traslada de su convencional ubicación limitada a un solo lugar, para desarrollarse en lugares múltiples de observación y participación que atraviesan o disuelven la dicotomía local/global. Se trata de una etnografía móvil, que se realiza en diferentes lugares, siguiendo el movimiento, planificado o espontaneo, y trazando la relación entre los diversos eventos de un fenómeno cultural complejo como el multiculturalismo y el reconocimiento político y social de la diferencia.
Propone Marcus (2001) que en una etnografía multilocal se debe seguir a las personas, los objetos, las historias de vida, las metáforas y los conflictos, lo cual debe realizarse en diferentes lugares, identificando conexiones y asociaciones, y describiendo desde la propia etnografía el contexto más amplio que rodea el objeto de estudio y sus conexiones con el orden político y económico global. Esta fue lo que tuve en mente durante el desarrollo del trabajo de campo en diversos lugares de Colombia entre agosto de 2015 y octubre de 2017. Teniendo como base la ciudad de Bogotá, durante dos años pude acompañar diversos procesos sociales relacionados con el objeto de estudio (negociaciones multiculturales) y con los universos etnográficos definidos. En este tiempo estuve vinculado con el PCN apoyando la estrategia de visibilidad estadística para el censo 2018, y de esa manera pude acompañar escenarios de sus interacciones con instituciones estatales, con académicos y agencias multilaterales; también participé en algunos procesos internos de la organización con comunidades locales, y de ese modo pude entrevistar líderes afrocolombianos de lugares como San Andrés y Providencia, Cartagena, y la región del norte del Cauca. También pude convivir de cerca con los funcionarios de la Unidad para la Reparación a las Víctimas y del Ministerio de Cultura durante el desarrollo de cortos proyectos en los que participé como asesor técnico, un escenario clave para algunos de los temas tratados en la tesis. Durante la investigación sostuve conversaciones con funcionarios y exfuncionarios del Estado colombiano vinculados con temas étnicos, representantes de agencias globales, organizaciones no gubernamentales y académicos. Finalmente destaco que para el desarrollo de la tercera parte de la tesis, relacionada con negociaciones sonoras, el trabajo de campo se orientó hacia las experiencias sonoras que pude tener en los tres contextos geográficos en que seguí la música del Pacífico sur: Guapi, Cali y Bogotá.
En todos los espacios en los que participé siempre dejé clara mi posición como investigador a las personas que entrevisté, o con quienes conversé informalmente durante el trabajo de campo. La información recolectada en el diario de campo se complementó con el análisis de documentos de carácter oficial del Estado colombiano, documentos producidos por organizaciones afrocolombianas, publicaciones de agencias multilaterales, material audiovisual facilitado por el movimiento social afrocolombiano o de internet, y muchos recuerdos que constantemente surgieron de mi propia participación en esos universos etnográficos.
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Este libro fue posible gracias a muchas personas que contribuyeron con sus reflexiones sobre la realidad colombiana y afrocolombiana. Amigos y compañeros de trabajo y experiencias, líderes afrocolombianos, funcionarios y académicos de distintas regiones del país que he conocido en mi trayectoria profesional y durante el desarrollo de la investigación. Imposible nombrarlos a todos en este espacio; para ellos mi gratitud y admiración.
En el camino del doctorado siempre conté con el amor y apoyo incondicional de mi familia -la pequeña y la grande. Siempre los llevo en mi corazón. En Porto Alegre quiero agradecer a todos los profesores y personal del Programa de Pós-Graduação em Antropologia Social/UFRGS, especialmente a Ruben Oliven por una orientación basada en la amistad y la confianza. Por supuesto a todos los parceros (gaúchos y de por ahí) de la turma 2014. También a la familia Speroni por el apoyo y amistad.
Agradezco a la Coordenação de Aperfeiçoamento de Pessoal de Nivel Superior-CAPES por la bolsa de estudios que permitió el desarrollo de esta investigación.
1 Lorenzo Muelas fue uno de los dos representantes indígenas elegidos para la Asamblea Constituyente.
2 Los raizales son originarios de las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina en el Caribe colombiano. Se diferencian del resto de población afrocolombiana por su cultura y legua vinculadas con el Caribe anglófono.
3 Los Alabados son cantos fúnebres propios de las comunidades afrocolombianas del Pacífico.
4 El Palenquero es una lengua criolla hablada por la comunidad de San Basilio, un territorio colectivo de comunidades afrocolombianas cercano a Cartagena, que además de la lengua, tienen formas de organización social y ritos mortuorios particulares.
5Qual é a sua raça? Censos e classificações raciais na Colômbia e Brasil. Programa de Pós-Graduação em Estudos Étnicos e Africanos, Universidade Federal da Bahia, Salvador, 2010.
6 Los países donde se han adoptado constituciones que reconocen derechos diferenciados a poblaciones indígenas y/o afrodescendientes son: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú y Venezuela. En el caso de Nicaragua y Brasil, las constituciones multiculturales fueron adoptadas en los años 1987 y 1988 respectivamente.
NEGOCIACIONES POR LA VISIBILIDAD ESTADÍSTICA AFROCOLOMBIANA
¿NEGRO O AFROCOLOMBIANO? DISPUTAS POR LAS CLASIFICACIONES RACIALES/ÉTNICAS EN LOS CENSOS COLOMBIANOS7
A partir de la década de 1990, diversos actores sociales vienen desarrollando estrategias que buscan incidir en la manera como el instituto nacional de estadística de Colombia (DANE) define los diversos aspectos que implica la realización del censo, en particular la pregunta étnico-racial, las estrategias de divulgación del censo y el uso de la información censal. Estos temas ocupan un lugar importante en la agenda del DANE, así como de las organizaciones del movimiento social afrocolombiano, académicos, agencias multilaterales y otros actores sociales que, en el marco del reconocimiento del multiculturalismo en Colombia, demandan al Estado información estadística desagregada por raza/etnicidad. En este artículo me aproximo a los censos y las clasificaciones raciales/étnicas como campos de disputa entre diversos actores sociales que ven en la producción estadística una efectiva herramienta para fortalecer la participación política, orientar las políticas multiculturales, y transformar imaginarios históricamente construidos sobre la raza y las poblaciones afrocolombianas.
Colombia cuenta con una larga tradición en la producción de información estadística, especialmente a través de los censos de población que regularmente se han realizado desde la fundación del país. Para la población afrocolombiana, es sólo a partir de la década de 1990 que comienza la producción de estadísticas oficiales de manera sistemática: en el censo de 1993 se incluyó una pregunta para afrocolombianos que no logró captar la realidad demográfica de esta población, de modo que la información resultante no fue útil para las necesidades generadas por el reconocimiento del multiculturalismo. En el censo realizado en el año 2005 nuevamente se incorporó una pregunta y clasificaciones específicas para afrocolombianos, esta vez definidas en el marco de una serie de negociaciones entre el DANE y representantes de las comunidades afrocolombianas. El resultado fue que los afrocolombianos representaban el 10% de la población nacional, un dato que no generó consenso entre organizaciones y académicos que argumentaban que los afrocolombianos representan entre el 20 y 30% del total nacional. El censo del 2018 se proyectaba como el escenario para cambiar la situación de invisibilidad estadística que ha dificultado en la profundización del proyecto multicultural en Colombia, sin embargo los resultados fueron decepcionantes reduciéndose la población auto declarada afrocolombiana en 30%, situando nuevamente el debate en los métodos y clasificaciones para contar estadísticamente a la población afrocolombiana.
En este artículo analizo la manera como las clasificaciones raciales/étnicas del censo, en el contexto multicultural, son objeto de disputa entre actores sociales que, con distintos grados de poder y articulaciones diversas entre sí, buscan incidir en la manera como se produce la información estadística para población afrocolombiana. Aproximarse al censo y los debates en torno a las clasificaciones raciales/étnicas, es una manera de explorar cómo se (re)configura el multiculturalismo en Colombia, los actores sociales involucrados, las articulaciones y tensiones que surgen, y de un modo general, el lugar de los afrocolombianos en el sistema multicultural. Estudiar los censos y clasificaciones raciales/étnicas remite a pensar la manera como las poblaciones afrocolombianas se vinculan al sistema multicultural en el ámbito político-normativo y del reconocimiento social, pero también con relación a las narrativas sobre raza y etnicidad que han sido construidas en la sociedad colombiana a través del tiempo, y cuyos sentidos hoy están siendo negociados.
El capítulo está dividido en tres partes: (i) en la primera parte expongo algunos elementos teóricos sobre la manera como los censos y las clasificaciones intervienen en la producción de narrativas sobre la raza y la nación, y realizo una revisión histórica de los censos en Colombia analizando su contribución en la definición de imaginarios y narrativas sobre la raza que desempeñaron un papel importante en la construcción cultural de la nación colombiana. (ii) En la segunda parte profundizo en la manera como se han desarrollado los censos a partir de 1990, explorando cómo en el escenario multicultural la construcción de clasificaciones raciales/étnicas deja de ser una actividad exclusiva del Estado y sus sentidos comienzan a ser disputados y negociados por diversos actores interesados en la información estadística desagregada por raza/etnicidad. Aquí centro el análisis en la definición de la pregunta para el censo 2005, las acciones del movimiento social afrocolombiano orientadas a fomentar el autorreconocimiento y cómo se actualiza el debate propuesto a partir de las repercusiones frente a los resultados del censo de 2018. (iii) En la última parte retomo algunos aspectos que la experiencia colombiana permite concluir sobre el tema estudiado y perfilo dimensiones de estudio que considero fundamentales para el análisis de los censos y las clasificaciones raciales/étnicas en el contexto actual.
Los censos son la principal fuente de información estadística de un Estado para conocer el tamaño y las características básicas de la población que gobierna. Las agencias nacionales de estadística han sido históricamente las encargadas de la definición de las variables, los métodos y demás aspectos asociados a la realización de censos, promoviendo la idea de su neutralidad política y carácter científico -la ciencia del Estado- siendo los censos un reflejo ‘objetivo’ de la realidad social. Desde una postura crítica a lo que denominan “realismo estadístico”, algunos investigadores (Nobles, 2000; Kertzel y Arel, 2002; Petrucelli, 2007) destacan la importancia de estudiar la dimensión política en la producción de información estadística, argumentando que esta actividad no es ajena a las relaciones de poder configuradas en una sociedad, siendo de hecho formas para su reproducción, y un medio para comprender su configuración y trasformación. Para estudiar la producción de estadística en este límite entre ciencia y política, proponen comprender los censos como “tecnologías de gobierno” que han contribuido a definir formas específicas de pensar la sociedad y cómo debe ser su organización en el marco del Estado moderno.
En esta sección analizo cómo a través de los censos colombianos fueron definidos estadísticamente determinados grupos de población e invisibilizados otros, las categorías empleadas, y las narrativas que las estadísticas reproducen acerca de la nación como una “comunidad imaginada” (Anderson, 1994), sobre los grupos humanos que la conforman y las fronteras que separan dichos grupos. Para gobernar es necesario hacer legible la sociedad (Scott, 1998) y en este proceso los censos, a través de las variables y categorías, han contribuido a volver comprensible y operable ese universo complejo que es la sociedad y el territorio. Anderson (1994) destaca la efectividad de los censos para hacer distinciones sociales y dibujar las fronteras nacionales; permitió a los gobernantes distinguir de manera clara entre poblaciones, regiones, religiones y lenguas, contribuyendo así definir los componentes de la sociedad y la manera como son incorporados a la organización estatal. Este esfuerzo por situar social, geográfica y temporalmente la población de un país está mediado por la construcción de categorías que permitan hacer operativa estadísticamente a la sociedad y el territorio. Sin embargo, estas categorías estadísticas no constituyen unidades naturales observables, no son realidades objetivas, sino una mirada mediada por categorías producidas en contextos históricos específicos, y en el marco de determinadas relaciones de poder que hacen que su existencia sea relevante. Entonces, más que un conteo objetivo de la realidad, los censos han contribuido a producir una codificación de la sociedad a partir de una serie de categorías que definen fronteras y configuran representaciones del mundo social situadas en la intersección de lo jurídico, lo político y el imaginario nacional (Petrucelli, 2006). Es desde esta perspectiva que analizo la inclusión, modificación o exclusión de categorías raciales/étnicas en los censos colombianos, asociadas con determinados imaginarios sobre la sociedad y el lugar de la raza en la producción cultural de la nación.