Órdenes del amor - Bert Hellinger - E-Book

Órdenes del amor E-Book

Bert Hellinger

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Beschreibung

En esta nueva edición revisada y actualizada, Bert Hellinger invita al lector a acompañarlo en el camino del conocimiento de los órdenes preestablecidos para el amor en toda relación humana, en el que la compresión liberadora y sanadora nace de la visión centrada. Dado que muchas crisis y enfermedades surgen allí donde se ama ciegamente, ignorando dichos órdenes, la compresión de los mismos se convierte en el punto de partida para obtener efectos benéficos y sanadores, tanto para nosotros mismos como para nuestro entorno. 'Órdenes del amor' es la obra fundamental de Bert Hellinger, que, más allá del campo de la psicoterapia, se ha convertido a lo largo de los últimos años en una ayuda esencial para la vida cotidiana de miles de personas.

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Bert Hellinger

Órdenes del amor

Traducción de Sylvia Kabelka

Herder

Título original: Ordnungen der Liebe. Ein Kursbuch

Traducción: Sylvia Kabelka

Diseño de la cubierta: Gabriel Nunes

Maquetación electrónica: José Luis Merino

© 2010, Bert Hellinger

© 2011, Herder Editorial, S. L.

1ª edición

ISBN: 978-84-254-2944-6

La reproducción total o parcial de esta obra sin el consentimiento expreso de los títulos del Copyright está prohibida al amparo de la legislación vigente.

Herder

INTRODUCCIÓN

Durante los últimos años, Órdenes del amor se ha convertido en una obra fundamental que, mucho más allá del mero campo de la psicoterapia, representa una ayuda para la vida cotidiana de muchas personas. El tema de este libro son los órdenes preestablecidos para el amor en toda relación humana. Así pues, el amor únicamente tiene posibilidades de lograrse donde nosotros conocemos estos órdenes. El amor ciego, sin conocimiento, ignora los órdenes y, en consecuencia, nos hace errar en nuestro camino. En cambio, donde el amor conoce y respeta estos órdenes, también puede traer el fruto que nosotros anhelamos. Así, el amor surte efectos benéficos y sanadores, tanto para nosotros como para nuestro entorno.

En este libro se reproducen textualmente, aunque de forma resumida, tres cursos terapéuticos.

El primer curso, sobre «Implicaciones y sus soluciones», saca a la luz aquello que nos implica en los destinos de otros miembros de la familia o de la red familiar, así como los efectos de tales implicaciones. El interés central, sin embargo, reside en demostrar según qué leyes se consigue encontrar la solución para la persona involucrada.

En todo momento queda patente que tanto en la familia nuclear como en la red familiar existe una necesidad común de vinculación y de compensación que no tolera la exclusión de ninguno de sus miembros. De lo contrario, aquellos que posteriormente nacen en el sistema inconscientemente retoman y prosiguen la suerte de los excluidos. Es lo que en este contexto definimos como «implicaciones sistémicas».

En cuanto los excluidos son reconocidos por los demás miembros de la familia, es decir, cuando se reconoce su derecho a formar parte del sistema familiar, el amor y el respeto compensan la injusticia cometida con ellos sin que su suerte tenga que ser repetida. Es lo que aquí llamamos «solución».

Las implicaciones obedecen a un orden mágico según el cual la fatalidad debe ser compensada por la fatalidad, y los «pequeños», inocentes, avalan a los «grandes», culpables, pagando por ellos. La solución, en cambio, sigue un orden de amor, que cumple la necesidad de compensación de una manera saludable.

El segundo curso, sobre «Órdenes de la pertenencia», muestra cuál es el lugar de los niños que perdieron a uno o a ambos padres y qué ocurre cuando unos padres dan a un hijo en adopción, o cuando personas ajenas a la familia adoptan a un niño sin ninguna necesidad apremiante.

El tercer curso, sobre «Salud y enfermedad», evidencia lo que, tanto en la familia como en la red familiar, vinculadas por el destino, lleva a enfermedades graves, a accidentes o al suicidio, y cómo tales fatalidades pueden tomar un giro favorable.

El presente volumen reproduce textualmente la búsqueda y la lucha por una solución.

De esta manera, el lector puede participar del proceso como si él mismo lo presenciara. Quizá esto le permita encontrar también una salida de su propia crisis o, en caso de enfermedades que tienen sus raíces en el alma, la sanación.

Por otra parte, se presentan y explican importantes procedimientos terapéuticos, en primer lugar, el trabajo con constelaciones familiares.

Para una constelación, el cliente elige, de entre los participantes de un grupo, a representantes para los miembros de su familia significativos para la demanda que presenta, por ejemplo, su padre, su madre, sus hermanos y él mismo. A continuación, los relaciona ubicándolos en el espacio. Espontáneamente, los representantes sienten como las personas a las que representan, sin saber nada de ellas. Posteriormente, cambiando las posiciones de los representantes, se puede encontrar el orden con el que todos los miembros de la familia se sienten a gusto. Por tanto, podemos decir que el trabajo con constelaciones familiares nos permite dilucidar las leyes ocultas de las relaciones y, al mismo tiempo, nos muestra cómo estas relaciones se logran.

Quien, además, pregunta por el camino epistemológico que lleva a la comprensión de los órdenes aquí descritos durante la lectura puede comprobar personalmente que la comprensión liberadora o sanadora únicamente surge de la mirada centrada, como un relámpago que destella y cae desde la oscuridad. Esta epistemología se describe más extensamente en el capítulo de «Órdenes del saber», al final de este libro.

Las constelaciones familiares en todas sus fases se documentan de manera que el lector pueda seguirlas paso a paso. Los capítulos intermedios explican los procedimientos terapéuticos y describen patrones repetitivos; asimismo, aportan alguna historia, resumiendo lo disperso.

Así, les deseo que, con la lectura, encuentren la alegría, la comprensión de los órdenes del amor y la confianza en que, conociendo estos órdenes, también pueda lograrse el amor y la vida.

BERT HELLINGER

IMPLICACIONES SISTÉMICAS Y SUS SOLUCIONES

PRIMER DÍA

Introducción

HELLINGER Bienvenidos a este curso. Comenzaremos con una ronda en la que pediría a cada uno de vosotros que brevemente nos dijera:

su nombre,

su profesión,

su situación familiar

y el asunto que quisiera trabajar en este seminario.

La búsqueda de soluciones comenzará en cuanto se dé la oportunidad. Los diversos pasos podrán ser experimentados, o bien realizándolos personalmente, o bien presenciando su realización por los demás. Siempre que haya preguntas respecto del procedimiento, de los resultados del trabajo o de los principios fundamentales del mismo, intentaré responderlas lo mejor posible.

La adopción es peligrosa

KARL Me llamo Karl y actualmente convivo con mi mujer y nuestro pequeño hijo adoptivo. Tenemos cuatro hijos propios de entre 26 y 33 años que ya hacen vida independiente. Anteriormente, también teníamos tres niñas en régimen de acogida, de la misma edad que nuestros hijos; el hijo adoptivo que ahora vive con nosotros es hijo de una de ellas. Soy pastor protestante y trabajo con niños y adolescentes discapacitados, y con sus familias. El año pasado, al conocerte, me di cuenta de que hasta ahora mi trabajo se quedaba corto, para decirlo de alguna manera, porque veía a los adolescentes discapacitados con los que trabajo y, en general, a las personas que viven relaciones difíciles únicamente como individuos. Ahora noto que prácticamente no tiene sentido querer ayudar a un niño sin que al mismo tiempo pueda trabajar también con su familia y que esta familia sea igualmente consciente del problema.

HELLINGER Tienes que anular la adopción.

KARL ¿Anular la adopción?

HELLINGER Sí, tienes que hacerlo.

KARL No puedo ni imaginármelo.

HELLINGER No tienes ningún derecho. La adopción es una empresa peligrosa, y el que se involucra en ella sin ningún motivo apremiante lo paga muy caro después, perdiendo a un hijo propio o a su pareja como compensación. ¿Quién quería la adopción?

KARL La adopción la quisimos nosotros dos, mi mujer y yo.

HELLINGER ¿Por qué el niño no está con su madre?

KARL La madre vino con el niño de cuatro meses y nos lo dejó en régimen de acogida, porque ella quería vivir con un grupo de amigos.

HELLINGER El régimen de acogida está bien, pero la adopción va demasiado lejos. Sobrepasa aquello que el niño necesita. De esta manera se corta el vínculo con sus padres.

KARL De momento aún no lo entiendo muy bien, porque la relación con su madre biológica sigue siendo exactamente la misma de antes.

HELLINGER La relación del niño con su madre biológica ya no es la misma de antes; eso es lo grave. Les quitaste sus derechos y su responsabilidad, tanto a la madre como al padre. ¿Qué pasa con este, por cierto?

KARL El padre es turco y está casado en segundas nupcias con una mujer turca. Tiene más hijos con ella y ha abandonado la relación con este niño.

HELLINGER ¿Por qué el hijo no puede ir con su padre? ¿Tienes miedo de que se haga musulmán? ¡Debería hacerlo!

KARL No habría ningún problema si lo hiciera.

HELLINGER Ese es el mejor lugar para él. Tiene que ir con su padre, está clarísimo.

KARL Tengo que pensármelo.

HELLINGER ¿Sabes lo que ocurre con eso de «pensármelo»? Es como lo de aquel cura que, después de unos ejercicios espirituales, decía: «¡Maldita sea! Después de los ejercicios siempre necesito unas seis semanas para volver a ser el mismo de antes».

Afrontar el riesgo

BRIGITTE Me llamo Brigitte, soy psicóloga y tengo una consulta propia. Tengo cuatro hijas de mi primer matrimonio; me divorcié de mi primer marido, que, más tarde, se murió. Después volví a casarme y tengo dos hijastras de este matrimonio. Vivo muy distanciada de mi marido para conservar mis energías. Estoy aquí para aprender algo sin esforzarme demasiado.

HELLINGER Eso no tiene lugar aquí. ¿Qué quieres realmente?

BRIGITTE No quiero involucrarme más de lo que por el momento pueda asumir interiormente.

HELLINGER Me parece demasiado arriesgado admitir a alguien que no esté dispuesto a asumir el riesgo de un compromiso personal, ya que esa actitud cohíbe lo íntimo. Por tanto, quisiera advertirte de que lo que aquí hacemos no es solamente para observar.

BRIGITTE Tampoco quería decir eso. Pero, como algunos de los participantes de este grupo son estudiantes míos y el grupo es tan grande, quisiera contenerme un poco. Sin embargo, estoy dispuesta a hacer lo que se me exija para poder participar.

HELLINGER Te he dicho las reglas y las has captado. Así que, por mí, el asunto está arreglado. Pero de todos modos te contaré una historia.

Más o menos

En Estados Unidos, un profesor de psicología llamó a uno de sus estudiantes, le dio un billete de un dólar y otro de cien dólares y le dijo:

–Ve a la sala de espera. Allí hay dos hombres: a uno le das el billete de un dólar; al otro, el de cien dólares.

El estudiante pensó: «¡Ya está otra vez con sus manías!» Después, cogió el dinero, fue a la sala de espera y le dio a uno de los hombres el billete de un dólar, y al otro, el de cien dólares. Sin embargo, no sabía que el profesor, antes, le había dicho al primero:

–Después te darán un dólar.

Y al otro:

–Después te darán cien dólares.

Por casualidad, el estudiante le dio el dólar a aquel que esperaba un dólar y al otro, que esperaba los cien dólares, le dio el billete de cien.

HELLINGER(Sonríe) Curioso, ahora me pregunto qué pinta esta historia aquí.

La doble transferencia

CLAUDIA Me llamo Claudia. Soy psicóloga y no solo trabajo de psicoterapeuta, sino también de perito judicial en asuntos de derecho de familia. Además, doy cursos de psicología a personas a las que retiraron el permiso de conducir. Mi estado: estoy divorciada, lo cual es algo embarazoso para mí, porque tan solo estuve casada durante medio año, y me pregunto si se podrá considerar realmente un matrimonio, o un divorcio.

HELLINGER Estuviste casada y eso ya no se puede borrar. ¿Tienes hijos?

CLAUDIA No, no tengo hijos.

HELLINGER ¿Por qué os separasteis?

CLAUDIA Porque fue horrible. Es decir, nos casamos poco tiempo después de conocernos, nos decidimos relativamente rápido, y después lo encontraba todo horrible.

HELLINGER Tú lo encontrabas horrible; ¿él también?

CLAUDIA Me esforcé por hacerlo horrible también para él.

HELLINGER ¿Y quién fue la mujer mala de tu sistema, a la que imitaste?

CLAUDIA En todo caso, la madre.

HELLINGER Busquemos aún a otra más. La pregunta es: ¿qué mujer de tu sistema de origen tenía motivos para estar enojada con un hombre? Cuando ocurre algo como lo que acabas de describir, la dinámica de fondo frecuentemente es una doble transferencia. ¿Sabes lo que es eso?

CLAUDIA No.

HELLINGER Te pondré un ejemplo. En un curso de Jirina Prekop, en el que demostraba su terapia de sujeción, animó a una pareja a que se sujetaran mutuamente. De repente, la cara de la mujer se transformó y se puso furiosa con su marido sin que hubiese ningún motivo aparente. Al verlo, le dije a Jirina:

–Mira cómo va cambiando su cara. Eso te indica con quién está identificada.

En esos momentos, la cara de la mujer parecía la de una persona de 80 años, aunque ella misma no tenía más de 35. Le dije:

–¡Fíjate en tu cara! ¿Quién tenía una cara así?

Ella respondió:

–Mi abuela.

Le pregunté:

–¿Qué pasó con esa abuela?

Me dijo:

–La abuela era una tabernera, y el abuelo a veces la arrastraba por los pelos a través del comedor, delante de todo el mundo; y ella lo aguantó.

¿Puedes imaginarte lo que esa abuela debió de sentir realmente? Estaba furiosa con su marido, pero no lo expresaba. Así pues, esa rabia reprimida fue adoptada por su nieta. Esta es la transferencia en el sujeto, es decir, de la abuela a la nieta. Ahora bien, no fue el abuelo quien recibió esa rabia, sino el marido de la nieta. Esta es la transferencia en el objeto: del abuelo al marido. Para la mujer resulta menos arriesgada, ya que su marido la quiere y lo tolera. Esta sería, pues, la dinámica de la doble transferencia. Pero nadie es consciente de ella. La cuestión es si hubo algo así en tu caso.

CLAUDIA Que yo sepa, no.

HELLINGER Si hubiera sido así, aún le deberías mucho a tu marido.

CLAUDIA Hm.

HELLINGER Exacto. (Claudia se ríe) ¿Te he pillado?

CLAUDIA No. Pero estaba pensando que estoy contenta de que le vaya bien.

HELLINGER Eso sucede porque uno se siente culpable. Pero no podremos comprobarlo si no seguimos trabajando. De momento, no es más que una hipótesis.

La primera mujer

GERTRUD Me llamo Gertrud. Soy médica de medicina general y tengo mi propia consulta. Estoy soltera y tengo un hijo que pronto cumplirá 19 años.

HELLINGER ¿Qué pasa con su padre?

GERTRUD No lo he visto desde hace unos cinco años.

HELLINGER ¿Qué pasa con él?

GERTRUD Está casado y tiene tres hijos de ese matrimonio. Desde hace aproximadamente cinco años tiene otra hija más con otra mujer. Pero eso es asunto suyo; como ya dije, no he hablado con él desde hace cinco años.

HELLINGER ¿Ya estaba casado cuando lo conociste?

GERTRUD De hecho, este ya es su tercer matrimonio. En aquel entonces también estaba casado, me parece que por segunda vez, pero se encontraba en vías de divorcio. Lo conozco desde la escuela y ya entonces fuimos novios. Después nos separamos. Él se fue a Hamburgo y se casó. Se casó por segunda vez para hacerle un favor a una mujer, para que ella pudiera salir de Hungría. Después se divorciaron y él se casó nuevamente.

HELLINGER Eso no se puede hacer; uno no puede casarse para hacer un favor a otro. ¿Tuviste una relación íntima con él ya antes de que se casara por primera vez?

GERTRUD Sí.

HELLINGER Entonces tú eres su primera mujer. Tú tienes prioridad ante todas las demás. Una buena sensación, ¿verdad?

GERTRUD Sí, sí, pero es difícil.

HELLINGER ¿Qué es tan difícil?

GERTRUD Pues ahora no tengo la necesidad de tener esa sensación. Ahora ya no.

HELLINGER La prioridad no depende de lo que uno sienta.

GERTRUD ¿No?

HELLINGER Son realidades que existen independientemente de los sentimientos.

La felicidad da miedo

HELLINGER Te diré algo de la felicidad: la felicidad se experimenta como peligrosa, porque nos convierte en solitarios. Lo mismo se aplica a la solución: se experimenta como peligrosa porque nos convierte en solitarios. Con los problemas y con la desdicha, sin embargo, nos encontramos acompañados. Los problemas y la desdicha van unidos a una sensación de inocencia y de felicidad. La solución y la felicidad, en cambio, van unidas a una sensación de traición y de culpa. Por eso, la solución únicamente es posible cuando la persona afronta esta culpa. Si bien no se trata de una culpa razonable, se experimenta como tal. Por este motivo, el paso del problema a la solución es tan difícil. Significa que tendrías que dar un cambio total si fuera cierto lo que te he dicho, y si tú lo aceptaras así.

El hijo representa al hermano de la madre

HARTMUT Aún necesito tiempo para acostumbrarme a esta concentración en las relaciones familiares. Me llamo Hartmut y soy asesor de empresas. Al mismo tiempo trabajo científicamente en mi rama, es decir, en el campo de la filosofía de la religión. Tengo tres hijas de dos matrimonios. Desde hace siete años estoy separado y vivo solo, pero seguimos casados y me encuentro con mi mujer una vez al año. Las hijas de mi primer matrimonio tienen 30 y 27 años, la del segundo tiene ocho años.

HELLINGER ¿Y qué quieres hacer aquí?

HARTMUT Quiero ver con claridad hasta qué punto debería entregarme en cualquier tipo de relación humana. He desarrollado una fuerte tendencia a la vida solitaria y tengo la sensación de que salgo perdiendo. Tengo un gran potencial de amor, pero no sé adónde dirigirlo.

HELLINGER Configuraremos a tu familia de origen. ¿Has hecho una constelación familiar alguna vez? ¿Sabes cómo funciona?

HARTMUT Sin seguir determinadas reglas, pero me he montado algún esquema.

HELLINGER Ese esquema es falso con toda seguridad. No sirve más que para defenderte. Todo lo que una persona idea anteriormente sirve para la defensa. También lo que le cuenta al terapeuta acerca de sus problemas sirve para la defensa. Solo cuando la persona actúa, el asunto va en serio. De acuerdo, ¿quién podría representar a tu padre?

HARTMUT Robert podría hacerlo, porque...

HELLINGER No tienes que dar razones. ¿Cuántos hermanos tienes?

HARTMUT Tengo dos hermanos y una hermanastra. Por eso dudaba. Pero no me crié con esa hermanastra.

HELLINGER ¿De quién es hija esa hermanastra?

HARTMUT De mi padre.

HELLINGER ¿Estaba casado anteriormente?

HARTMUT No. Después del divorcio se volvió a casar, y más tarde nació mi hermanastra. Mi madre no volvió a casarse.

HELLINGER ¿Hubo algún matrimonio, compromiso o relación seria de uno de tus padres antes de su matrimonio?

HARTMUT No. Pero mi madre hubiera querido casarse con otro hombre que, más tarde, fue mi padrino.

HELLINGER Este nos interesa. ¿Alguien más que pudiera ser importante?

HARTMUT El hermano de mi madre es extremadamente importante.

HELLINGER ¿Qué pasa con él?

HARTMUT Mi madre siempre quería vivir con él; también quería formarme siguiendo su modelo.

HELLINGER ¿Es sacerdote o algo así?

HARTMUT No, era un actor famoso.

HELLINGER ¿Ella quería vivir con él?

HARTMUT Sí, en el fondo lo prefería a mi padre.

HELLINGER Esto lo miraremos más tarde. Primeramente haremos la constelación con el padre, la madre, los hermanos, la segunda mujer del padre, tu hermanastra y el amigo de la madre. Para cada uno de ellos elige a alguien del grupo que lo represente: hombres para hombres o niños, mujeres para mujeres o niñas. Después, ponlos en relación unos con otros, únicamente siguiendo la intuición del momento; por ejemplo: ¿qué distancia hay entre la madre y el padre, y en qué dirección miran? Coloca a cada uno en su lugar sin decir ni explicar nada. Y hazlo centrado y con seriedad; si no, no funciona. (Hartmut elige a los representantes y los relaciona en el espacio: coloca a la madre detrás de su propio representante, y al compañero de ella, detrás de ella, un poco hacia la izquierda. A su hermana y a su hermano los coloca juntos, hacia la derecha de su madre, pero a una cierta distancia de ella. A su padre y a la segunda mujer de este los posiciona a una cierta distancia, enfrente de los demás. La hija de la segunda relación del padre se encuentra entre él y su madre. A Hartmut) Ahora da una vuelta alrededor y corrige lo que haga falta. (A continuación, Hellinger se dirige a los representantes) ¿Cómo se encuentra el padre?

PADRE Me encuentro muy aislado aquí. Mi familia anterior está lejos, y hay algo a mis espaldas que ni siquiera veo.

HELLINGER ¿Cómo se encuentra la madre?

MADRE Tengo contacto con mi ex marido. Antes estaba paralizada y ensimismada.

HELLINGER ¿Cómo te sientes?

MADRE Impotente. Incapaz de actuar.

HELLINGER ¿Y qué sientes hacia el amante, el padrino de Hartmut?

MADRE Me respalda, pero al mismo tiempo también me persigue. Mis sentimientos son más bien ambiguos.

HELLINGER ¿Cómo se encuentra el amante, el amigo?

AMIGO DE LA MADRE Ambiguo, también lo diría así. Encuentro atractiva y también simpática a la mujer, y también noto una relación con ella. Pero en este marco no me gusta. Me siento inmovilizado y bloqueado.

HELLINGER ¿Cómo se encuentra el hijo mayor?

PRIMER HIJO Cuando me han puesto aquí, he pensado «¡Uf!», y tuve la sensación de que en seguida alguien intentaría atraparme, curiosamente, en las pantorrillas. Las tengo calientes y siento como si un perro intentara morderme. Más bien parece algo cálido, pero también peligroso. Hacia el padre siento una cierta calidez, aunque parece que se escape hacia este lado. Con los hermanos detrás de mí, la relación es prácticamente nula. La segunda mujer del padre y la hermanastra no tienen ninguna importancia para mí.

HELLINGER ¿Cómo se encuentra la segunda hija?

SEGUNDA HIJA Me encontraba muy bien cuando la madre aún se encontraba a mi lado, mientras se configuraba la constelación. Ahora no me encuentro tan bien.

HELLINGER ¿Cómo se encuentra el tercer hijo?

TERCER HIJO Mi vista alcanza a mis padres, pero no puedo decidirme. Me siento atraído por mi padre, pero no puedo salir de aquí.

HELLINGER ¿Cómo se encuentra la segunda mujer?

SEGUNDA MUJER Me pregunto por qué mi marido no puede darse la vuelta hacia mí.

HELLINGER ¿Cómo se encuentra la hermanastra?

CUARTA HIJA En un principio me sentía excluida y también encontraba amenazante al padre. Desde que la madre está detrás de mí, me encuentro mejor. Pero el padre me corta el paso.

PRIMER HIJO Desde que me encuentro aquí, cada vez noto más calor aquí delante y quisiera coger algo.

HELLINGER(A Hartmut) Ahora pon también al hermano de tu madre. (Hartmut posiciona al hermano de la madre delante de ella, hacia la izquierda, mirándola) ¿Qué cambia para el hijo mayor?

PRIMER HIJO El lado izquierdo me tira y me pregunto qué quiere este aquí.

HELLINGER ¿Es mejor o peor?

PRIMER HIJO La fuerza que antes tenía ahora se desvía hacia la izquierda. Siento que aquí me desgarran. Así no va. Aún hay un poco de fuerza que va hacia el padre. Detrás está todo cargado, y hacia la izquierda hay algo que se escapa.

HELLINGER ¿Cómo se encuentra el hermano de la madre?

HERMANO DE LA MADRE No sé muy bien para qué me habrán puesto aquí.

HELLINGER ¿Cómo se encuentra la madre ahora?

MADRE Me siento muy apretada.

HELLINGER ¡Y tanto!

MADRE Sí. (Se ríe).

HELLINGER(A Hartmut) ¿Estaba casado el actor?

HARTMUT No; y hace mucho que murió.

(Hellinger modifica la constelación. Posiciona a los hijos del primer matrimonio del padre a la izquierda de este. A la madre y al hermano de esta los coloca enfrente de ellos, a una cierta distancia y hacia la izquierda. Al compañero de la madre lo posiciona aparte).

HELLINGER ¿Qué tal ahora para la segunda mujer?

SEGUNDA MUJER Noto que me resulta agradable tener a todos estos aquí. Tengo la sensación de que así está bien.

HELLINGER ¿Qué tal para el hijo mayor? ¿Mejor o peor?

PRIMER HIJO De repente hay claridad aquí. Este es un buen lugar.

HELLINGER ¿Qué tal el padre?

PADRE Ahora puedo dirigirme también a mi familia actual.

(Hellinger modifica nuevamente la imagen. Coloca a los hijos del primer matrimonio del padre a la derecha de este. A la segunda mujer la posiciona a la izquierda del padre y a la hija que tienen en común, a la derecha de la segunda mujer. Posteriormente, indica a la madre y a su hermano que se giren y aparten la mirada de los demás. El compañero de la madre puede sentarse, ya que obviamente ya no tiene ninguna importancia).

HELLINGER ¿Qué tal así para el padre?

PADRE Así me encuentro muy bien. Puedo mirar tranquilamente a mi primera mujer; mi matrimonio con ella fue un intento fracasado. La nueva relación me parece correcta, y me gusta tener a mis hijos tan cerca.

HELLINGER ¿Cómo se encuentra el tercer hijo?

TERCER HIJO Me gustaría tener más contacto con mi madre.

HELLINGER ¿Cómo se encuentra la hija?

SEGUNDA HIJA Aquí, en este círculo, me parece bien.

HELLINGER ¿Cómo se encuentra el hijo mayor?

PRIMER HIJO Muy bien. De repente, también mi hermanastra y su madre forman parte. Que mi madre se vaya me parece correcto.

HELLINGER ¿Y cómo se encuentra la madre ahora?

MADRE Me gustaría mirar hacia mis hijos.

HELLINGER ¿Cómo se encuentra su hermano?

HERMANO DE LA MADRE Me encuentro bastante bien aquí. Espontáneamente, siento el deseo de hacer algo.

HELLINGER(A Hartmut) ¿Qué te parece esta constelación?

HARTMUT Naturalmente, no puedo reconocer la situación real en todo esto; pero tampoco sería este el objetivo. Esto habría sido una solución viable si también los hijos hubieran accedido a ella. Pero es justamente la solución que no se dio nunca; por tanto, tiene un aire utópico para mí.

HELLINGER Los comentarios frecuentemente no sirven más que para cuestionar y evitar la solución. Simplemente quería saber cómo te encuentras cuando ves todo esto.

HARTMUT No muy entusiasta. Pero sí que pienso: «¡Qué pena que no haya sido así!» En el fondo, debería callarme.

(Hellinger da la vuelta a la madre y a su hermano, de manera que miren otra vez a la familia. Al mismo tiempo coloca a la madre a la izquierda de su hermano para que se encuentre más cerca de sus hijos).

HELLINGER(A los representantes) ¿Es mejor o peor así?

PRIMER HIJO Noto más calor.

SEGUNDA HIJA Peor.

HELLINGER ¿Para la madre?

MADRE Para mí, mejor.

HERMANO DE LA MADRE Para mí, también.

HELLINGER(Al grupo) Esta mujer engañó a su marido, porque no lo quiso. Por tanto, en el fondo debería darse la vuelta. Ha perdido el derecho de mirar en esta dirección. (Gira tanto a la madre como a su hermano, colocando luego a la madre detrás de su hermano. A los representantes) ¿Qué tal esto?

MADRE Es correcto así.

HELLINGER Exacto. Ahora podéis ver con quién está identificado Hartmut. Ahora la madre se encuentra exactamente en la misma posición respecto de su hermano de la que antes tenía respecto de su hijo mayor. Hartmut está identificado con este hermano.

PRIMER HIJO Me pasan escalofríos por la espalda y me viene a la mente la frase «¡Pobre madre!»

HELLINGER(Al grupo) En esta familia se desarrolla un drama en el que ni el padre ni los hijos pueden influir. Tampoco sabemos por qué ocurre así. No podemos intervenir; tenemos que dejar que tome su curso. Para Hartmut, la única solución es ponerse al lado de su padre.

HELLINGER(A Hartmut) ¿Quieres ponerte tú mismo en tu lugar?

HARTMUT Sí.

(Hartmut ocupa su lugar en el cuadro familiar).

HELLINGER Este es el orden. Aún quisiera decirte cómo manejar todo esto. En tu interior tenías una imagen trastornada de tu familia, en el sentido literal de la palabra. Y así de trastornada la has configurado también en un principio. Después, la hemos modificado y configurado un orden, de modo que ahora tienes la posibilidad de dejar que esta nueva imagen llegue a tu interior y que la imagen antigua sea superada por la nueva. Entonces serás un hombre transformado sin que tenga que cambiar ninguna persona más, ni tampoco la situación. Tú cambias porque en tu interior llevas una imagen del orden. Así, también puedes relacionarte de manera muy distinta con tu familia actual, ya que, en la posición que ocupabas, identificado con otra persona a quien tu madre amaba más que a tu padre, ninguna mujer podía sostenerte, ni tú podías sostener a ninguna mujer. ¿Te ha quedado claro? De acuerdo, ya está.

La diferencia entre estar identificado y seguir un modelo

IDA ¿Cómo pudo desarrollarse la identificación de Hartmut con su tío en este sistema?

HELLINGER De manera inconsciente, su madre buscaba a alguien que en el sistema actual representara a su hermano, a quien tuvo que dejar en su sistema de origen. Por tanto, el hijo mayor adoptó el papel de hermano para ella sin que ni él mismo ni su madre ni nadie más lo advirtiera.

HARTMUT Pero hay una diferencia entre el hecho de que mi madre me induzca a adoptar el papel de su hermano, que perdió de joven y que yo conocí, y el hecho de que yo tome a este hombre como modelo, cosa que no hice. Serían dos tipos de identificación diferentes, ¿verdad?

HELLINGER No. Un modelo no es ninguna identificación. Un modelo se tiene presente. Por tanto, estoy separado del modelo; puedo seguirlo o no; es decir, soy libre. Estando identificado, sin embargo, no soy libre. Muchas veces ni siquiera sé que estoy identificado. Por este motivo, al estar identificado, me siento enajenado de mí mismo. En cambio, siguiendo un modelo no me siento enajenado.

HARTMUT ¡Eso da en el clavo! Es decir, empleas la palabra identificación para describir objetivamente un proceso que nadie inició conscientemente.

HELLINGER Sí. Tampoco hay ningún culpable. La madre no te eligió para la identificación; no se le puede reprochar nada. Es una dinámica que resulta de una constelación determinada sin que nadie lo pretenda conscientemente, y sin que el hijo pueda defenderse.

HARTMUT Es decir, todos son víctimas.

HELLINGER Sí. Todos se encuentran involucrados en implicaciones sistémicas, cada uno a su manera. Por tanto, es ocioso preguntar por culpas o culpables en este contexto.

El principio minimalista

DAGMAR ¿Quiere decir que no es necesario configurar también a la familia materna para averiguar lo que pasó allí?

HELLINGER ¡Por Dios, dónde irías a parar! Hartmut no lo necesita; ya ha visto con toda claridad la solución. Ya no es posible reconstruir lo demás. Intentándolo, nos moveríamos a un nivel de imaginaciones. Por eso, las grandes reconstrucciones familiares frecuentemente acaban siendo confusas y aportan poco a la solución. Hartmut tiene todo lo que necesita para actuar, y, una vez encontrados estos elementos, doy por acabado el trabajo. Lo importante es no hacer más de lo que la persona necesita para hallar la solución. Nunca busco soluciones para personas que no están presentes, es decir, me atengo al principio minimalista limitándome a encontrar la solución para la persona afectada en este caso concreto, y ahí se acaba. En seguida paso a lo siguiente. Tampoco me gusta hacer largos análisis posteriores. Esto es una excepción por tratarse de un curso de formación para terapeutas. En circunstancias normales no habría que hacerlo así, ni tampoco comprobar el efecto de una terapia. Todo eso resta fuerza.

La individuación merma la unión estrecha en una relación

IDA ¿No es cierto que los hijos en este sistema, tal como se ha configurado aquí, también recibieron algo importante, precisamente por existir este sistema de esta forma?

HELLINGER Sí, naturalmente. A través de esta constelación, aunque fuera una carga, los hijos recibieron la vida. Pero una constelación de este tipo también frena su desarrollo. Aquí, por ejemplo, el hijo ha tomado sobre sí algo que lo frenó en su desarrollo. Ahora tiene la posibilidad de superarlo. El desarrollo en la familia de origen y en nuestras relaciones actuales tiende a la individuación. Es decir, cada persona se va desprendiendo progresivamente de sus relaciones. Al mismo tiempo, este desprendimiento aspira a la integración en un contexto mayor en el que la persona se encuentra vinculada y, a la vez, desprendida. Algo semejante sucede cuando una persona, en una aldea en la montaña, donde todo es estrecho y apretado, empieza a subir una cuesta, cada vez más alto, y poco a poco llega a tener una vista más amplia. Sin embargo, cuanto más alto sube, tanto más solo se encuentra. A pesar de todo, se encuentra en un contexto mayor que antes. El desprendimiento de lo más próximo, por tanto, nos relaciona con algo mayor, aunque nos cueste el precio de una mayor soledad. Por eso, a muchos les parece tan difícil dar el paso del vínculo estrecho a algo nuevo y amplio. Pero toda relación estrecha tiende a desarrollarse hacia algo más grande y amplio. Por eso, la relación de pareja, al alcanzar su punto culminante con el nacimiento del primer hijo, pierde algo de su intensidad y comienza a desarrollarse hacia la amplitud. La relación se enriquece, pero la unión estrecha disminuye, tiene que disminuir. Al comenzar una relación, algunos piensan que siempre permanecerán estrechamente unidos. Una relación, sin embargo, también es una parte del proceso de morir. Toda crisis en una relación se vive como un morir, y realmente es parte de nuestro morir. Se pierde algo de la unión estrecha y a otro nivel se da una nueva calidad en la relación. No es como antes, es más serena y desprendida, y más amplia también.

IDA ¿No es el amor, entonces, el que se pierde?

HELLINGER No, no, el amor puede ser más grande, mucho más grande, pero tiene otra calidad.

Amor y orden

HELLINGER Muchos problemas se desarrollan porque las personas piensan que a través del razonamiento, del esfuerzo o del amor –tal como nos lo exige, por ejemplo, el Sermón de la Montaña– podrían superar el orden. El orden, sin embargo, nos viene dado y no es posible sustituirlo por el amor. Sería ilusorio. Hay que volver al orden, al punto de la verdad: solo ahí encontramos la solución.

HARTMUT Antes, de pasada, has dicho una frase cruel: que el amor no servía de nada, ni solucionaba nada en un caso así. Es decir, no es posible solucionar un problema así con amor. De hecho, lo intenté, de muchas maneras diferentes, y fracasé. Pero es terrible comprenderlo así.

HELLINGER El amor es una parte del orden. El orden precede al amor, y el amor únicamente puede desarrollarse en el marco del orden. El orden nos viene dado. Pretendiendo invertir esta relación, queriendo cambiar el orden a través del amor, se fracasa forzosamente. Es imposible. El amor se subordina a un orden y después puede prosperar, de la misma manera que una semilla se hunde en la tierra para crecer y florecer ahí.

HARTMUT Entonces estoy realmente «trastornado» o me comporté como si lo estuviera.

HELLINGER Sí. Pero ahora tienes la posibilidad de arreglarlo. Algunas personas son capaces de recuperar mucho en poco tiempo –si actúan. Confesar tus culpas y quejarte, sin embargo, no es más que aplazar la acción. Así se impide el actuar y se fomenta la debilidad.

El orden de origen

DAGMAR Has configurado el sistema de Hartmut con un cierto orden jerárquico. ¿De qué tipo de orden se trata?

HELLINGER Existe una jerarquía en función del comienzo de la pertenencia a un sistema. Este sería el orden de origen, que depende de la sucesión temporal de la pertenencia. Por eso, en el sistema de Hartmut, la primera mujer tiene prioridad sobre la segunda, y el hijo mayor, sobre los hermanos menores. Cuando se configura a una familia de acuerdo con este orden, por ejemplo, formando un círculo, las personas de rango inferior se encuentran siempre a la izquierda de las personas de rango superior, siguiendo el sentido de las agujas del reloj. El ser se define y obtiene su rango gracias al tiempo. El tiempo le confiere su estructura. El que estuvo primero en un sistema tiene prioridad sobre aquel que vino después. Por tanto, el primogénito tiene prioridad sobre el segundogénito, y la relación de pareja sobre la paternidad. Lo mismo se aplica al sistema familiar. Pero también los sistemas entre sí conocen una jerarquía, esta vez organizada a la inversa. El nuevo sistema tiene prioridad sobre el antiguo. Así, por ejemplo, la familia actual tiene prioridad sobre la de origen. Siempre que este principio se invierte, se fracasa. Para la madre de Hartmut, por ejemplo, el sistema de origen tenía prioridad sobre el sistema actual; por eso fracasó.

DAGMAR Es decir, existe una prioridad temporal, y después existe la prioridad de lo actual; ¿te he entendido bien?

HELLINGER En el seno de un sistema existe la prioridad en función del comienzo de la pertenencia a ese sistema. En la sucesión de los sistemas, sin embargo, la nueva familia tiene prioridad sobre la antigua.

La prioridad de la primera relación íntima

FRANK Así, también tendría que haber una prioridad entre sistemas en función de su calidad, es decir, entre un sistema natural, o sano, y otro no natural, o enfermizo.

HELLINGER No, ese tipo de distinción no es admisible. El primer vínculo íntimo que una persona establece tiene prioridad sobre el segundo, independientemente de la calidad del primero. Esto significa que la segunda relación establece un vínculo menos fuerte que la primera. La profundidad del vínculo disminuye con cada relación. Pero «vínculo» no es equivalente a «amor». Es posible que el amor en una segunda relación sea más grande, pero el vínculo es menor. La profundidad de un vínculo puede deducirse del grado de culpa que una persona siente al abandonar una relación: al tratarse de una segunda relación, se siente menos culpa que con la primera.

HARTMUT Me siento muy fresco y cargado de energías, como si siguiese el lema «La verdad os hará libres», como al principio de una liberación.

Jerarquías

HELLINGER Quisiera decir algo acerca de las diversas jerarquías, sobre todo, respecto del orden de origen. Todo grupo dispone de una jerarquía que resulta del momento en que cada uno inicia su pertenencia al grupo. Es decir, quien entró en un grupo antes tiene prioridad sobre aquel que vino después. Esto se aplica tanto a la familia como a las organizaciones.

La jerarquía en el seno de la familia

TODOS los procesos trágicos en las familias se deben a que un miembro pospuesto atenta contra el orden de origen. Es decir, se arroga un derecho que propiamente sería de un integrante antepuesto, aunque en muchos casos se trate de una arrogación objetiva, no subjetiva.

Este sería el caso de un hijo que intenta expiar una culpa en lugar de sus padres, o que asume, en otro contexto, las consecuencias de una culpa de los padres; eso sería una arrogación. Pero el hijo no se da cuenta de esta arrogación, ya que actúa por amor. No escucha ninguna voz en su conciencia que le advierta del peligro. Por eso, todos los héroes trágicos están ciegos al pensar que hacen algo bueno y grande. A pesar de todo, esta convicción no los protege de su ruina. Alegar la buena intención o la buena conciencia –lo cual, en la mayoría de los casos, ocurre posteriormente– no varía ni el resultado ni las consecuencias.

El niño no puede defenderse contra esta arrogación, dado que se siente impulsado por su amor y por las mejores intenciones. Es tan solo de adulto que llega a comprender la situación real, pudiendo así librarse de las ataduras y retirarse al lugar que le corresponde. Sin embargo, le resulta difícil retirarse de la posición arrogada, porque de repente se ha de sostener sobre sus propios dos pies. Así tiene que volver a empezar desde abajo y apoyarse exclusivamente en los propios recursos y méritos. Por otra parte, este es el único lugar que le permite estar en contacto con su interior, con su centro. En la posición arrogada se encuentra enajenado de sí mismo y de su centro.

Por tanto, en terapia familiar el interés se centra sobre todo en descubrir dónde la persona se arroga un derecho que no le corresponde. Es esto lo que se arregla en un primer lugar.

La intimidad es exclusiva

Un hijo no debe nunca conocer detalles que pertenecen a la relación de pareja de los padres. Es algo que no le interesa a un hijo, ni tampoco a nadie más. El revelar detalles de la relación íntima constituye un abuso de confianza de graves consecuencias, ya que rompe la relación. Lo íntimo siempre debe ser un secreto para terceros. Solo debe ser compartido por las dos personas que mantienen esa relación. Así, por ejemplo, un hombre no debe contarle a su segunda mujer nada de la relación íntima con su primera mujer. Todo lo que pertenece a la relación de pareja se mantiene como un secreto bien guardado entre el hombre y la mujer. El hecho de que los padres cuenten detalles de este tipo a sus hijos afecta muy negativamente a estos. Así, por ejemplo, en caso de un aborto voluntario, los hijos no deberían saber nada, por tratarse de un hecho que pertenece a la relación íntima de los padres. Ante un terapeuta también hay que hablar de este tema de forma que el cónyuge permanezca protegido; de lo contrario, la relación se rompe.

La prioridad en un divorcio

UNA PARTICIPANTE Qué ocurre cuando unos padres se separan y los hijos preguntan: «¿Por qué os separáis?»

HELLINGER Se les dice: «Eso no es asunto vuestro. Nos separamos, pero seguimos siendo padre y madre para vosotros». No es la relación entre padres e hijos la que se divorcia. Pero frecuentemente, en un divorcio los hijos son adjudicados a uno de los cónyuges, con lo cual, implícitamente, se le retiran al otro. Sin embargo, no es posible quitarles los hijos a los padres. Estos conservan todos sus derechos y todas sus obligaciones, también después del divorcio. Es tan solo la pareja la que se separa. Tampoco hay que preguntarles a los hijos con quién quieren ir. De lo contrario, ellos se encuentran en la situación de tener que decidirse entre sus padres, a favor de uno y en contra del otro. No es lícito exigirles eso. Los padres aclaran entre ellos dónde irán los hijos y después se lo dicen. Aunque los hijos protesten, se encuentran interiormente libres y contentos de no tener que decidirse entre los padres.

PARTICIPANTE ¿Acaso no hay también muchos padres que intentan justificarse ante los hijos contándoles lo que no fue bien entre ellos como pareja?

HELLINGER Tenéis que partir de la base de que en la mayoría de los casos las separaciones se dan sin que haya culpa alguna por ninguna de las partes; por regla general, son inevitables. El que busca culpables o culpas, bien en sí mismo, bien en el otro, se niega a afrontar lo ineludible. Implícitamente se hace ver que habría podido llegarse a otra solución, si tan solo... Pero eso no es cierto. Las separaciones son el resultado de implicaciones sistémicas; cada uno de los cónyuges se encuentra involucrado de una manera especial. Por tanto, yo como terapeuta no miro nunca quién o qué podría tener la culpa. Les digo: «Vuestra relación se acabó, y ahora afrontad el dolor de que todo terminó, aunque en un principio teníais las mejores intenciones». Si realmente afrontan el dolor, pueden separarse en paz y arreglar tranquilamente los asuntos pendientes. Después, cada uno de ellos está libre para el futuro. Este es mi proceder, que alivia a todos los afectados.

PARTICIPANTE Colaboré en un estudio sobre las consecuencias del divorcio para los hijos, y me interesaría conocer tu opinión al respecto. Siempre que las parejas informaban a los hijos de que tenían la intención de divorciarse, el primer impulso de los niños era pensar que ellos habían hecho algo mal y que los padres querían divorciarse por ese motivo.

HELLINGER Siempre que algo no funciona bien entre los padres, los hijos buscan la culpa en ellos mismos. Prefieren tener la culpa ellos en lugar de atribuírsela a sus padres. Por tanto, es un gran alivio para los hijos si los padres les dicen: «Nosotros, como pareja, hemos decidido separarnos; pero seguimos siendo vuestros padres, y vosotros seguís siendo nuestros queridos hijos».

PARTICIPANTE Puedo aceptar este planteamiento. Pero muchas veces he tenido que ver cómo los hijos cuestionaban estas palabras porque al mismo tiempo veían la gran desilusión de sus padres. ¿Qué puedo hacer en un caso así?

HELLINGER Ya te he dado la solución. Sin embargo, aún hay otro aspecto importante en un divorcio: después del divorcio, los hijos deben ir con aquel de los padres que más respete al otro cónyuge en los hijos. Por regla general, este es el marido. El hombre tiende más a respetar a la mujer en los hijos, y no a la inversa. No sé por qué es así, pero se puede ver. Al asesorar a una pareja que desea divorciarse, hay que decirles que, para el bien de sus hijos, lo mejor es que cada uno de ellos continúe en los hijos el amor original al otro cónyuge, tal como fue en un principio e independientemente de lo que ocurriera más adelante. Es decir, se vuelve al principio, a los tiempos más entrañables para la mayoría de las parejas. Recordando estos sentimientos entrañables pueden mirar luego a sus hijos, incluso después del divorcio.

La jerarquía en las organizaciones

HELLINGER En las organizaciones, aparte del orden de origen, existe también una jerarquía que depende de la función que se desempeña y de la aportación hecha al conjunto de la empresa. Así, por ejemplo, la administración tiene prioridad sobre los demás departamentos, ya que su función consiste en crear la base para el funcionamiento de todos ellos, lo cual puede compararse con lo que sucede en una familia, donde el hombre tiene prioridad sobre la mujer. Pongamos por ejemplo una clínica: en este caso, el administrador se encuentra al lado del jefe, es su mano derecha. Las funciones del jefe y de la administración forman la base para todo lo demás en esta organización; solo después vienen los médicos, aunque, por el cometido mismo de toda clínica, parezcan el grupo más importante. (Algo similar ocurre en la familia, donde la mujer, en lo que a los fines de la familia se refiere, parece más importante que el marido.) Los médicos, por tanto, son el segundo grupo importante. Después siguen las enfermeras, también como grupo propio, después el personal auxiliar, por ejemplo, de cocina, a su vez como grupo propio. Es decir, entre todos estos grupos existe una jerarquía según sus funciones. Por otra parte, cada grupo cuenta tanto con una jerarquía según las funciones de sus miembros como con otra según el orden de origen. Es decir, el médico que entró antes en el grupo tiene prioridad sobre los que vinieron más tarde. El que entró en el grupo segundo ocupa el siguiente lugar, etcétera. Esta jerarquía no tiene nada que ver con las funciones de los diferentes miembros, únicamente depende del tiempo de pertenencia al grupo. Ahora bien, cuando a uno de estos grupos se le designa un jefe nuevo que antes no formaba parte del grupo, este, de acuerdo con el orden de origen, ocupa el último rango en este sistema, aunque sea el jefe. Por tanto, tiene que dirigir el grupo como si por su rango fuera el último, lo cual le será fácil si considera su función un servicio para el grupo. Dirigir un grupo desde la última posición es especialmente efectivo, suponiendo que el jefe sepa cómo hacerlo. El que dirige desde la posición del último se gana a todos los demás, dado que respeta la jerarquía. Es decir, debe estar en primera fila y dirigir como si fuera el último. A veces existe una jerarquía según el orden de origen también entre los diversos departamentos y grupos. Así, por ejemplo, cuando en una clínica se crea un nuevo departamento, este ocupa el último rango después de todos los demás, a no ser que gane tal importancia que los demás departamentos dependan de él.

PARTICIPANTE En un caso así, ¿es posible que un jefe despida a una persona que ocupa un rango más alto porque entró primero en el grupo?

HELLINGER Si el jefe lo despide injustamente, el grupo se sentirá desconcertado y, al cabo de un cierto tiempo, se disolverá. Ahora bien, si la persona en cuestión cometió una falta, el despido es correcto. Es decir, si no cumplió sus obligaciones o si mostró ser incompetente, también puede ser remitido a un rango inferior. Sin embargo, no pierde su rango según el orden de origen; aquí se trata de dos ámbitos diferentes: por un lado, la función de la persona; por otro lado, el orden de origen. Una organización se desintegra cuando un grupo pospuesto se arroga un derecho que correspondería a un grupo antepuesto, por ejemplo, cuando la administración pretende dominar al jefe en vez de estar a su servicio, o cuando, en un subgrupo, una persona pospuesta se arroga un derecho que sería de una persona antepuesta. Naturalmente, entre los miembros de los diversos grupos existe la lucha por la posición más alta, la posición de dirigente. Eso no importa, siempre que su pretensión se fundamente en la competencia y en el rendimiento a favor del grupo, respetando al mismo tiempo la jerarquía del orden de origen. En un caso así, sería comparable a la lucha de los ciervos por las ciervas. Ahora bien, aunque el primer ciervo se retire, desplazado por otro, las ciervas se quedan. Lo mismo ocurre en cualquier organismo: cuando el primer ciervo se retira, desplazado por su sucesor, las ciervas se quedan. No quiero entrar en más detalle, pero cualquiera que observe este proceso con atención sabrá a lo que me refiero.

Objeciones

GERTRUD Naturalmente, esta jerarquía suscitó mi interés, y en seguida me asaltó una sensación, que ahora ya no puedo reconstruir: la sensación de que el padre de mi hijo quizá sí que se hubiera casado conmigo en aquel entonces. Esa idea me sacudió y me pareció muy bien. Pero en seguida tuve que destruir esa buena sensación.

HELLINGER Hubo una vez un hombre que tenía mucha hambre. Cuando finalmente lo invitaron a sentarse a una mesa exuberante, dijo: «¡No puede ser, no me lo puedo creer!» Y siguió pasando hambre.

La decisión de no tener hijos

SOPHIE Me llamo Sophie. Tengo 37 años. Soy psicóloga y, desde hace medio año, tengo una consulta propia. En lo que a mi vida privada se refiere, estoy casada desde hace diez años.

HELLINGER ¿Tenéis hijos?

SOPHIE No, ahora mismo quería decirlo. Es un asunto que va cobrando importancia últimamente, ya que por nuestra edad hemos llegado a un punto que nos exige una decisión.

HELLINGER Ya está decidido.

SOPHIE ¿Ya está decidido? ¿Quieres decir que no tendremos hijos?

HELLINGER Sí.

SOPHIE Hm. ¿Cómo llegas a esta conclusión?

HELLINGER Se ve.

SOPHIE Sí, ya llevaba tiempo pensándolo.

HELLINGER Os habéis decidido de esta manera, y ahora asumid la decisión. Y ya está. De lo contrario, os quedaréis clavados en este punto.

Ser y no-ser

HELLINGER Quisiera decir algo fundamental al respecto. La persona que se decide a favor de algo, por regla general, tiene que renunciar a otra cosa a cambio. Aquello por lo que se decide es aquello que es, aquello que se realiza. En relación con lo que es y se realiza, lo otro, es decir, aquello a lo que la persona renuncia, es como un no-ser. Por tanto, todo ser, que existe y se realiza, está rodeado de un no-ser, de una existencia no realizada, sin la cual no sería concebible. Y este no-ser actúa. No se trata de una nada, sino solo de un no-ser. Por tanto, si menosprecio aquello que constituye el no-ser para mi ser, este no-ser merma mi ser. Si, por ejemplo, una mujer se decide a favor de seguir una carrera profesional en lugar de formar una familia y tener hijos, y considera inferior a la familia, es decir, al hecho de casarse y tener hijos, entonces esta parte de su existencia que permanece sin realizar disminuye aquello que ella eligió; se va reduciendo. Pero, por otro lado, si ella valora la parte no realizada de su existencia, sacrificada por el bien de su carrera, entonces este no-ser incluso añade algo a aquello que ella eligió, permitiendo que crezca y aumente. ¿Comprendes?

SOPHIE Sí.

HELLINGER Bien. Así, si quieres, puedes aplicarlo a tu situación.

Las consecuencias para una relación de pareja

SOPHIE Pienso que no me decidí a favor de una carrera profesional, sino a favor de la relación, ya que, por lo visto, tengo la idea de que la relación se rompería si tuviéramos un hijo. Y, cuando has dicho que ya nos habíamos decidido en contra de tener un hijo, de repente me he dado cuenta de que era yo la que había tomado esa decisión, pero creo que no tengo el derecho de exigirle a mi marido que renuncie a tener hijos.

HELLINGER Si tu marido quiere tener hijos, pero tú no, significa que la relación se termina. Has de tenerlo en cuenta como consecuencia de tu decisión; de lo contrario, te engañas.Si tu marido, a pesar de todo, se decidiera por quedarse contigo, tendrías que valorarlo expresamente.

En pie de guerra

IDA Me llamo Ida y estoy aquí con Wilhelm, mi marido. Tenemos mucho trabajo en nuestro negocio, donde ocupo un cargo de mucha responsabilidad. Al mismo tiempo soy madre y ama de casa y me gustaría trabajar como psicóloga, pues es la profesión que estudié; pero aún no parece haber llegado el momento. La última vez que participé en uno de tus seminarios, me di cuenta de que estaba en pie de guerra contigo.

HELLINGER Siempre lo estuviste un poco.

IDA Un poco. Pero de momento echo de menos algo concreto. De alguna manera te había interiorizado y, siempre que me encontraba ante un problema acuciante, me decía «Escribiré a Bert», y empezaba a redactar una carta; la corregía una y otra vez, y, en algún momento, por la noche o durante el día, encontraba la solución sin molestarte. Pero desde hace dos años esto ya no me funciona.

HELLINGER Hay algo que no está solucionado aquí. Tú quieres algo de mí; eso es lo que expresas cuando dices que estás en pie de guerra.

IDA Quisiera recuperar aquello, porque era algo bueno para mí.

HELLINGER Cuando hay algo que no funciona, hay que sustituirlo por algo mejor.

IDA ¡Ay, Bert, no lo encuentro!

HELLINGER Podemos buscar juntos, a ver si encontramos algo o a alguien mejor.

IDA Bueno, yo personalmente siento mucho que...

HELLINGER Te acabo de hacer una propuesta. ¿De acuerdo?

IDA Sí. Aún quería decir otra cosa más: ayer cogí las tijeras y me corté el flequillo.

HELLINGER Pero aún no lo suficiente. (Risas en el grupo. En otra ocasión se había observado que las mujeres que llevaban el pelo de manera que les tapaba los ojos estaban confusas; y cuanto más largo estaba el pelo tanto mayor era la confusión) ¿Algo más?

IDA Sí. A pesar de todo el jaleo que me rodea, me encuentro bien.

Malas notas de los hijos

WOLFGANG Me llamo Wolfgang. Trabajo en la Universidad y también me dedico a psicoterapia, un número reducido de horas. Ignoraba que aquí hubiera tantas posibilidades de trabajar asuntos personales. Estoy casado y tengo dos hijos. Desde hace tiempo me doy cuenta de que me afecta muchísimo cuando mis hijos sacan malas calificaciones en el colegio. Actualmente, ese es el caso de mi hijo.

HELLINGER ¿Cómo fue en tu caso, cuando eras pequeño? ¿Sacabas buenas notas en el colegio?

WOLFGANG Era extremadamente bueno en primaria, pero después, al cambiar a secundaria, tuve un bache del que nunca me recuperé del todo.

HELLINGER Cuando los niños sacan malas notas tienes que decirles: «A mí me pasó igual, tuve un bache del que nunca me recuperé del todo».

WOLFGANG Tengo que pensármelo.

HELLINGER Tienes que decírselo, no pensar. Simplemente decirlo. (Al grupo) ¿Se lo dirá? No se lo dirá. Evita la solución. (A Wolfgang) Una vez, una mujer me contó que estaba muy preocupada por su hija. Estaba enamorada de un tal Michael Jackson. Le había hecho un altar ante el que rezaba cada mañana, y cuando Michael Jackson tenía tos, ella tosía también. ¿Qué podía hacer? Le contesté:

–Dile: «Yo también era así».

¿Sabes cuál es el problema con una medicina buena? Uno puede tomarla y entonces surte efecto. Pero el que antes la desmenuza, ya no puede tragarla tan bien.

Dolor transferido

ROBERT Me llamo Robert y trabajo como asesor de empresas. Tengo tres hijos adultos y vivo con el menor de ellos.

HELLINGER ¿Estás divorciado?

ROBERT Separado.

HELLINGER ¿Desde cuándo? (Robert rompe a llorar) ¡Mantén los ojos abiertos! Estos sentimientos te debilitan. Esto no lleva a ninguna parte. ¡Mírame a mí! ¿Me ves realmente? El color de mis ojos, ¿lo ves? (Al grupo) Hay que intentar dirigir su atención a otra cosa, así sale de este sentimiento. (A Robert) ¿Desde cuándo estás separado?

ROBERT Desde hace medio año.

HELLINGER ¿Quién se fue?

ROBERT Ella.

HELLINGER ¿Y qué pasó?

ROBERT Ella no quería seguir.

HELLINGER Céntrate en esta sensación que ahora tienes. ¿A qué época de tu vida pertenece?

ROBERT Creo que es muy antigua.

HELLINGER ¿Qué edad tiene el niño que tiene este sentimiento? (Al grupo) Podéis observarlo si lo miráis. (A Robert) ¿Qué edad tiene este niño, más o menos?

ROBERT Tres años.

HELLINGER Exacto. ¿Qué pasó cuando tenías tres años?

ROBERT Entonces murió mi hermana pequeña.

HELLINGER Tu hermana. Eso es. (Al grupo) Aquí hay una transferencia de una situación y de sentimientos, del pasado al presente. Con estos sentimientos no se debe trabajar en el presente; deben permanecer allí donde pertenecen, y allí deben ser trabajados. (A Robert) Configuraremos a tu familia actual ahora.

ROBERT No, no ahora. Solloza.

HELLINGER Te doy una última oportunidad.

La hija representa a la hermana fallecida del padre

(Robert configura la constelación de su familia actual con la ayuda de representantes. A su derecha se encuentra su mujer, y entre ellos, el tercer hijo. Enfrente de ellos se encuentra la primera hija, a la derecha de esta, no muy cerca, el segundo hijo).

HELLINGER(A Robert) ¿Alguno de vosotros estuvo casado anteriormente o comprometido?

ROBERT No.

(A continuación, Hellinger se dirige a los representantes).

HELLINGER ¿Cómo se encuentra el marido?

MARIDO Me siento perdido aunque me encuentre en la fila.

HELLINGER ¿Cómo le va a la mujer?

MUJER Me siento torcida. Estoy mirando a mi hijo mayor y quisiera girarme.

HELLINGER ¿Y cómo te va emocionalmente?

MUJER No muy bien.

HELLINGER ¿Cómo se encuentra la hija?

PRIMERA HIJA Tengo un buen lugar, pero en el fondo solo veo a mi padre.

HELLINGER ¿Cómo le va al hijo mayor?

SEGUNDO HIJO Bien, porque los veo a todos, pero de alguna manera me falta el contacto.

HELLINGER ¿Qué tal se siente el hijo menor?

TERCER HIJO Me encuentro en un enfrentamiento muy fuerte aquí, con mi hermano mayor, y no me siento nada bien. Por otra parte, es una sensación agradable estar, al menos aparentemente, tan arropado por mis padres.

MARIDO Aún quisiera añadir que no percibo a mi mujer, sino únicamente a mi hija. La sensación de estar perdido más bien venía de abajo. Hacia el menor de mis hijos siento mucha proximidad.

HELLINGER(A Robert) ¿Qué pasó con tu hermana menor?

ROBERT Se murió cuando yo tenía tres años.

HELLINGER ¿De qué?

ROBERT De una pulmonía.

HELLINGER Ahora introduce también a la hermana. (Robert coloca a una representante de la hermana fallecida detrás de su hija. Al grupo) Se ve que la hija está identificada con la hermana menor. Para el padre, representa a la hermana muerta. ¿Qué ha cambiado para el marido?

MARIDO Sentía escalofríos en todas partes.

HELLINGER ¿Cómo se encuentra la hija ahora? ¿Mejor o peor?

PRIMERA HIJA Más excitada.

HELLINGER ¿Qué tal se siente la mujer?

MUJER Algo ha quedado claro para mí. Me encuentro diferente; en el fondo, mejor.

HELLINGER(Al grupo) La hermana es la persona más importante aquí. Un sistema queda trastornado si falta una persona importante, cualesquiera que sean los motivos. Frecuentemente se trata de un hermano o una hermana del padre o de la madre, fallecidos a temprana edad. En cuanto esta persona se introduce, el sistema recibe nuevas energías, y solo entonces se hace posible el cambio.

HELLINGER ¿Cómo le va a la hermana fallecida?

HERMANA FALLECIDA No puedo decirlo muy bien.

(Hellinger coloca a la hermana muerta al lado de su hermano, el representante de Robert).

HELLINGER ¿Cómo se encuentra la mujer ahora?

MUJER Es increíble, pero ahora puedo girarme hacia mi marido. (Hellinger modifica la imagen. Coloca a la mujer a la izquierda de su marido y a la hermana fallecida a su derecha. Los hijos se posicionan enfrente de los padres según el orden de edades, es decir, en primer lugar, la primera hija, a su izquierda, el segundo hijo, y a la izquierda de este, el tercero).

HELLINGER ¿Qué tal para el marido?

MARIDO Cuando se ha acercado mi hermana, ha sido muy bonito, y cuando ha venido mi mujer, también, pero tengo la sensación de que las dos deberían cambiar de lugar.

HELLINGER Es posible.

(La mujer y la hermana fallecida de Robert cambian de lugar: la mujer se encuentra ahora a la derecha del marido; la hermana fallecida, a su izquierda).

MARIDO Así está bien.

MUJER Es diferente y mejor.

HELLINGER ¿Cómo se encuentra la hermana fallecida?

HERMANA FALLECIDA Bien.

HELLINGER ¿Qué tal los hijos?

TODOS Bien.

HELLINGER(A la mujer) ¿Qué tal cuando los hijos se encuentran frente a ti?

MUJER Bien.

HELLINGER(A Robert) Ahora ocupa tú mismo este lugar.

ROBERT(Al ponerse en su lugar) No lo entiendo.

HELLINGER No necesitas entenderlo, únicamente tienes que ponerte en tu lugar. (Robert sacude la cabeza. Al grupo) ¿Veis lo difícil que es la solución? ¿Cómo se resiste a la solución? Pero así es. De acuerdo, ya está.

La recompensa negativa

HELLINGER La pregunta es: ¿qué puede hacer para que la hermana reciba el lugar que le corresponde, y qué hay que tener en cuenta? Primer punto: él vive y, por tanto, se siente culpable frente a su hermana menor, que está muerta. Él tiene la ventaja; la hermana, la desventaja. Esta es su idea. Cuando se da un desequilibrio tan grande, quien tiene la ventaja se niega a tomar aquello de lo que podría apropiarse, a fin de compensar ese desequilibrio. No toma su vida, ni tampoco a su mujer, porque quiere llegar a un equilibrio con su hermana menor. Esta es una reacción ciega que actúa como una necesidad compulsiva a la que nadie se puede resistir. Detrás de ella se halla también la creencia mágica de que su hermana estaría mejor si él estuviera mal, y que ella viviría si él muriera.

El orden del amor

HELLINGER