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Como una pesadilla alucinante, la vida de los artistas parece un juego que no quiere revelarse de forma completa. A veces parece una desgarradora melodía que insiste en obturar un instante de la existencia, y otras veces una imagen que pasa de largo ante nuestros ojos. Paisajes de papel insiste en ese espacio de la vida de los artistas que constituye su memoria. A través de dos relatos, se exploran pasajes de la vida de uno de los grandes artistas de la historia. Se trata de un juego de relaciones a través de dos lenguajes —el textual y el visual—, en un homenaje al genio artístico —Leonardo Da Vinci—. Dos relatos de ficción y una serie de dibujos definen los signos que conducen al lector hacia un homenaje ecfrástico, es decir, hacia un juego de la imaginación en el que la palabra y la imagen configuran un mismo sentido.
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Seitenzahl: 77
Veröffentlichungsjahr: 2020
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Paisajes de papel
Paisajes de papel
Pedro Agudelo Rendón
Paisajes de papel
Paisajes de papel
Pedro Agudelo Rendón
Agudelo Rendón, Pedro
Paisajes de papel / Pedro Agudelo Rendón. – Envigado: Institución Universitaria de Envigado, 2020
96 páginas: ilustraciones.
ISBN Epub 978-958-52813-4-9
ISBN Pdf 978-958-52813-5-6
1. Ensayo colombiano – 2. Literatura colombiana
C864 (SCDD - edición 22)
Paisajes de papel
© Pedro Agudelo Rendón
© Institución Universitaria de Envigado, (IUE)
Edición: julio de 2020
Rectora
Blanca Libia Echeverri Londoño
Director de Publicaciones
Jorge Hernando Restrepo Quirós
Coordinadora de Publicaciones
Lina Marcela Patiño Olarte
Asistente editorial
Nube Úsuga Cifuentes
Ilustración carátula
Hombre de Vitruvio. Leonardo Da Vinci. 1490. Galería de la Academia de Venecia, Italia. Fuente: Wikimedia Commons (Leonardo da Vinci / Public domain): https://n9.cl/n4bd
Imagen interior: Autorretrato (atribuido). Leonardo Da Vinci. 1512. Biblioteca Real de Turín, Italia. Fuente: Wikimedia Commons (Leonardo da Vinci / Public domain): https://n9.cl/82l7
Diseño y diagramación
Leonardo Sánchez Perea
Corrección de texto
Erika Tatiana Agudelo Olarte
Edición
Sello Editorial Institución Universitaria de Envigado
Fondo Editorial IUE
Institución Universitaria de Envigado
Carrera 27 B # 39 A Sur 57 - Envigado Colombia
www.iue.edu.co
Tel: (+4)339 1010 ext. 1524
Los autores son moral y legalmente responsables de la información expresada en este libro, así como del respeto a los derechos de autor. Por lo tanto, no comprometen en ningún sentido a la Institución Universitaria de Envigado.
Prohibida la reproducción total o parcial del libro, en cualquier medio o para cualquier propósito, sin la autorización escrita del autor(es) o del Fondo Editorial IUE.
A L. L. G. G.,
porque sus ojos supieron el secreto de una mirada cuyo sentido no podía ser otro que un encuentro en el que ambos nos perderíamos en una ciudad sin nombre. En sus calles, el tiempo encapsulado recuerda nuestros pasos.
A C.,
quien supo comprender las letras que atraviesan el alma en la complicidad de una lágrima rodando por el abismo de las mejillas.
Prólogo
Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de provincias, de reinos, de montañas, de bahías, de naves, de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara.
Jorge Luis Borges
Escribir es un juego y una aventura que la mayoría de las veces abre espacios que no se habían pensado. Como lector, no había considerado leer algo nuevo sobre Leonardo da Vinci, algo inédito que fuera a la vez una aventura y un viaje por el Renacimiento y por la vida del artista, o un juego de palabras y poesía vislumbrada en cada imagen o en cada gesto del lenguaje. Si leer es un encuentro de mundos, en este libro se da esa comunión entre la imagen y la palabra poética, entre la imagen visual —el dibujo— y la palabra, entre el cuadro mudo y las letras ciegas, un encuentro que hace hablar a las imágenes y hace ver a la voz, no para crear una ilustración simple y llana, sino para activar un juego, un diálogo de voces, un encuentro cuya única motivación son las sensaciones, las percepciones y las emociones. Este es el otro gesto que guarda este libro de relatos, un gesto ecfrástico en cuyo regazo reposa el encuentro fraterno entre la imagen y la palabra. Hablamos de relato porque este término puede agrupar los cuentos y las narraciones que lo componen, así como los dibujos que acompañan sus páginas. Un relato activa acciones, genera conexiones, crea relaciones. Por eso una pintura o una fotografía son también relatos, como aquello que está detrás de una vida o aquello que teje una vida como la de Leonardo.
Este libro es bifronte, no solo porque crea una comunión entre palabra e imagen, sino también porque constituye un homenaje al genio renacentista, un homenaje al oficio mismo del dibujo, una distinción a Leonardo y un reconocimiento a Miguel Ángel. Estos relatos me dejan la sensación de un viaje a un espacio en el que solo pueden habitar las palabras y el arte, y me llevan a divagar en el gesto que resulta de ese vínculo amoroso entre lo que la palabra imagina y lo que la imagen dice. La composición del libro también tiene dos rostros: la primera parte, “Vidas cruzadas”, juega a la combinación binaria entre la agonía rigurosa del genio de la Sixtina y la dejadez serena del autor de LaGioconda. Hay más que un encuentro, ya que se mezcla el ingenio místico de Miguel Ángel con el genio exultante de Leonardo. Estos dos relatos socaban en la subjetividad de cada uno de los artistas.
La segunda parte, “Paisajes de papel”, es una aventura por el imaginario del arte leonardesco. Se combina el dibujo con la narración, y en cada gesto se activa un relato visual que pone en una relación de codependencia a la imagen de la palabra y a la palabra de la imagen. Hay un doble juego, también binario, en el que a la narración textual se insinúa un relato visual. Varios textos continúan lo que la imagen supone. Presumimos, como lectores, que las imágenes son fragmentos de los cuadernos de Leonardo, bocetos de sus pinturas o apuntes, pero también sabemos, como lectores, que se trata de un juego. Entonces, el autor, Pedro Agudelo Rendón, a diferencia de su homónimo evangelista, no niega, sino que reafirma la genialidad del artista en los dibujos que, realizados por él mismo, insinúan la delicada tesitura del artista homenajeado. De esta suerte, sin que el lector que pase las hojas del libro se entere, hay un doble homenaje, un homenaje que se multiplica de dos en dos y que juega con la ingenuidad o sagacidad de quien lee. Este es, también, un guiño a la participación, a imaginar algo que la imagen nunca da por sentado.
El libro que tiene el lector en sus manos es un homenaje delicado a uno de los más grandes artistas y genios de toda la historia. El mundo celebró en 2019 un centenario más de su muerte. Aquí hay otra celebración hecha de palabras y de gestos, una celebración que recurre al encuentro delicado para que la vida, como la del polímata nacido en Vinci, tenga un sentido poético. Por eso se abre aquí, se crea aquí, se instaura aquí, se dibuja aquí… una serie de Paisajes de papel.
Leonardo Gaviria
Jardín, Antioquia, abril de 2020
PRIMERA PARTE VIDAS CRUZADAS
Y yo me preguntaba de dónde procede este coraje, de dónde procede en Leonardo el impulso, el poder expresar este ideal, esta nueva necesidad. Deriva del hecho de que la ciencia para Leonardo no es un saber puro, la ciencia es obrar, es esencialmente obrar; y, como sabe que el obrar sin ciencia es vano, “es como emprender un viaje ―dice― sin brújulas” así sabe que la ciencia sin el obrar no tiene su verdadero, su profundo significado humano. La ciencia no tiene un sentido humano sin técnica. Y bajo el Leonardo que pide a la poesía el contacto con la realidad, y a la razón el descubrimiento de la estructura de lo real, hay otro Leonardo moderno, el Leonardo que piensa que sólo de ese modo el hombre puede actuar en la realidad, y crear en la realidad misma, finalmente, el reino del hombre.
Antonio Banfi
Un día en la vida de Leonardo
Leonardus Vincius: Quid plura? Divinum ingenium, divina manus, emori in sinu regio meruere. Virtus et fortuna hoc monumentum contingere gravissimis impensis curaverunt.
Giorgio Vasari
Siempre la llevaba consigo. A veces sentía en su espalda un peso que no soportaba. No eran los trastos viejos que llevaba colgados, ni la jaula con las pequeñas aves que había comprado en el mercado y que liberaría en la tarde después de comerse un pan con agua al lado del río, como solía hacerlo desde hacía unos meses. Lo acongojaba la lluvia triste que caía y la sombra de los recuerdos sembrados hace ya tantos años.
Tenía la imagen de su abuela en la cabeza; los momentos que pasaron juntos en su taller haciendo cerámica. Sus manos gordas y anchas se estrellaban contra la arcilla y mágicamente le daban forma a la greda espesa y húmeda. Recordaba cómo, en ese entonces, sus pequeños pies pisaban de forma rítmica el barro fresco que luego utilizaría su abuela para hacer un jarrón o una vasija en forma de jirafa o de ave del paraíso. Recordaba su insistencia por dibujar encima del barro húmedo con una tiza roja que había encontrado en el patio.