Pasión sin agotamiento - Christopher Ash - E-Book

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Christopher Ash

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Beschreibung

Miles de personas abandonan el ministerio cristiano todos los meses. No es que hayan perdido su amor por Cristo ni su deseo de servirle. Pero, por una razón o por otra, están exhaustos y sencillamente no pueden seguir adelante. Christopher Ash conoce demasiado bien esta experiencia. Como pastor de una iglesia en crecimiento, además de su trabajo formando a personas para el ministerio, en varias ocasiones se ha encontrado al borde del colapso, y ha cuidado pastoralmente a muchos ministros jóvenes que han llegado al límite de sus fuerzas.  Su sabiduría se condensa en este libro breve y accesible, en el cual revela una verdad bíblica muy descuidada y siete claves que surgen de ella. Bien entendidas, e incorporadas a nuestras vidas como cristianos apasionados por servir al Señor, estas claves nos ayudarán a protegernos del agotamiento y a seguir trabajando por el reino y la gloria de Dios.

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Christopher Ash

Pasión sin agotamiento

Siete claves para un ministerio de sacrificio sostenible durante toda la vida

“Es un placer recomendar este poderoso librito. En su aproximación a este importante asunto, Christopher no solo aporta la experiencia personal de su propio agotamiento, sino también una mirada aguda a la Biblia y una sabia comprensión pastoral de las presiones que muchos de nosotros enfrentamos en el ministerio”.

Prólogo de Alistair Begg.

“Este libro es para todos, no solo para aquellos que están en la obra, porque todos tenemos vidas muy ocupadas y somos vulnerables al agotamiento. Cristopher Ash habla de forma llana, sabia y alentadora. A medida que leía este libro, me descubrí evaluando mi propia vida, y encontré consuelo al reconocer mis limitaciones y al tomarme en serio sus consejos”.

Timothy S. Lane, presidente de Institute for Pastoral Care.

“Con claridad, sabiduría y honestidad, Christopher nos recuerda que necesitamos dormir, descansar, pasar tiempo con los amigos y renovarnos cada día. Pero Dios no precisa ninguna de estas cosas, ¡y por eso podemos (y, de hecho, debemos) apagar nuestros portátiles, tablets y teléfonos del trabajo, y salir del estudio! Nuestra fragilidad y debilidad son parte de lo que nos hace humanos, y deberían llevarnos a depender más del Señor que nos creó”.

Carrie Sandom, directora de un ministerio de mujeres, The Proclamation Trust.

“En este maravilloso y necesario libro, Christopher Ash consigue en igual medida advertir, alentar, exponer y consolar. Todas las páginas son humanas, penetrantes, ricas, sabias y, por encima de todo, están llenas del evangelio. Este libro vino a mí como una palabra en el momento preciso de parte de un humilde hermano, y estoy seguro de que Dios lo usará de la misma forma para muchos, muchos otros”.

Gary Millar, director, Queensland Theological College, Australia.

“Hay demasiadas víctimas del desgaste en el ministerio pastoral. Yo estuve muy cerca de ser una de ellas y a punto de retirarme después de solo cuatro años. Los sabios consejos de Christopher Ash, aprendidos mediante las Escrituras y una experiencia amplia y a veces amarga, me habrían ayudado muchísimo en aquellos primeros años, y siguen siendo lo que necesito hoy en día”.

Vaughan Roberts, rector de St Ebbe’s Church, Oxford, y director de The Proclamation Trust.

“Leer Pasión sin agotamiento es como sentarse frente a un padre y un amigo divino que te ama lo bastante como para mirarte a los ojos y decirte: “El mundo no se va a romper en pedazos si te tomas un respiro para cuidar de ti mismo”. Este libro ayudará a aquellos que adoran al dios de la productividad y que, por lo tanto, han olvidado cómo tomarse un descanso”.

Nancy Guthrie, maestra bíblica y autora de la serie Seeing Jesus in the Old Testament [Ver a Jesús en el Antiguo Testamento].

“La exposición que hace Christopher de una verdad tan simple como “Dios es Dios y nosotros somos polvo” libera, humilla y fortalece con una sabiduría práctica y pastoral. Lee esto si te sientes fatigado, y refréscate en la gracia de Dios. Léelo, aunque te sientas con fuerzas. ¡Es mejor prevenir que curar!”.

Denesh Divyanathan, pastor fundador de The Crossing Church, Singapur.

“Vivimos cada momento como seres frágiles a quienes nuestro Padre soberano ha dado salud y fuerza. Que este libro nos ayude a acabar con la conspiración de las iglesias corporativas para aparentar que somos más fuertes que en la realidad, incluso omnipotentes; que nos contentemos con ser débiles de forma sabia, y con ser dependientes cada día hasta que Jesús vuelva”.

Dr. Andrew Nicholls, doctor en medicina y pastor de iglesia.

Miles de personas abandonan el ministerio cristiano todos los meses. No es que hayan perdido su amor por Cristo ni su deseo de servirle. Pero, por una razón o por otra, están exhaustos y sencillamente no pueden seguir adelante.

Christopher Ash conoce demasiado bien esta experiencia. Como pastor de una iglesia en crecimiento, además de su trabajo formando a personas para el ministerio, en varias ocasiones se ha encontrado al borde del colapso, y ha cuidado pastoralmente a muchos ministros jóvenes que han llegado al límite de sus fuerzas.

Su sabiduría se condensa en este libro breve y accesible, en el cual revela una verdad bíblica muy descuidada y siete claves que surgen de ella. Bien entendidas, e incorporadas a nuestras vidas como cristianos apasionados por servir al Señor, estas claves nos ayudarán a protegernos del agotamiento y a seguir trabajando por el reino y la gloria de Dios.

Índice

Prólogo a la serie

Prefacio por Alistair Begg

Introducción - Historias desde el borde del abismo

Una distinción crucial - El sacrificio no es lo mismo que el agotamiento

Una verdad pasada por alto - Somos criaturas de barro

SIETE CLAVES

PRIMERA CLAVE - Nosotros necesitamos dormir y Dios no

SEGUNDA CLAVE - Nosotros necesitamos el día de reposo y Dios no

TERCERA CLAVE - Nosotros necesitamos amigos y Dios no

CUARTA CLAVE - Nosotros necesitamos renovación interna y Dios no

QUINTA CLAVE - Una advertencia: ¡Cuidado con el reconocimiento!

Sexta CLAVE - Una palabra de aliento: ¡Vale la pena!

SÉPTIMA CLAVE - Una alegría: ¡Regocíjate en la gracia, no en los dones!

Conclusión - Yo serviré al Señor

¿Qué es exactamente el agotamiento?Dr. Steve Midgley

Iglesias y entidades colaboradoras en la publicación de esta serie

Otros libros de la serie Ágora

Reconocimientos

Mi mayor deuda humana la tengo con mi esposa Carolyn, que camina conmigo por todas estas experiencias con amor paciente y sabiduría constante. ¡Quien encuentra a una esposa así encuentra una gran bendición!

Asimismo, le doy las gracias a nuestro hijo mayor, John, también en el ministerio pastoral, cuyos sabios comentarios (muchos de ellos no reconocidos) sazonan y dan vida a este libro. Y a varios amigos personales, tanto en el ministerio pastoral cristiano como en la obra “secular”, por su sabiduría, oraciones y apoyo afectivo. Agradezco a Peter Adam y a Alain Palacci, en concreto, sus sabios y bondadosos consejos. También doy gracias a mis antiguos compañeros en Proclamation Trust (especialmente a mi antigua asistente personal, Beckie Hollands) por su sabiduría y su apoyo fiel.

Alistair Begg me invitó amablemente a formar parte del equipo en la conferencia The Basics para pastores en Parkside Church, Cleveland, Ohio, en mayo de 2014, en la cual impartí por primera vez un seminario sobre el que se basa este material. Le doy las gracias a él y a los pastores que me animaron con su buena respuesta al material.

Por encima de todo, le doy las gracias al Dios y Padre del Señor Jesús, cuyo amor del pacto es grande y cuya fidelidad permanece para siempre, por cuya gracia y misericordia mi nombre está escrito en los cielos.

Christopher Ash

Junio de 2015

Prólogo a la serie

Un sermón hay que prepararlo con la Biblia en una mano y el periódico en la otra.

Esta frase, atribuida al teólogo suizo Karl Barth, describe muy gráficamente una condición importante para la proclamación del mensaje cristiano: nuestra comunicación ha de ser relevante. Ya sea desde el púlpito o en la conversación personal hemos de buscar llegar al auditorio, conectar con la persona que tenemos delante. Sin duda, la Palabra de Dios tiene poder en sí misma (Hebreos 4:12) y el Espíritu Santo es el que produce convicción de pecado (Juan 16:8), pero ello no nos exime de nuestra responsabilidad que es transmitir el mensaje de Cristo de la forma más adecuada según el momento, el lugar y las circunstancias.

John Stott, predicador y teólogo inglés, describe esta misma necesidad con el concepto de la doble escucha. En su libro El Cristiano contemporáneodice:Somos llamados a la difícil e incluso dolorosa tarea de la doble escucha. Es decir, hemos de escuchar con cuidado (aunque por supuesto con grados distintos de respeto) tanto a la antigua Palabra como al mundo moderno. (…). Es mi convicción firme que solo en la medida en que sepamos desarrollar esta doble escucha podremos evitar los errores contrapuestos de la falta de fidelidad a la Palabra o la irrelevancia.

La necesidad de la “doble escucha” no es, por tanto, un asunto menor. De hecho tiene una clara base bíblica. Podríamos citar numerosos ejemplos, desde el relevante mensaje de los profetas en el Antiguo Testamento -siempre encarnado en la vida real- hasta nuestro gran modelo el Señor Jesús, maestro supremo en llegar al fondo del corazón humano. Jesús podía responder a los problemas, las preguntas y las necesidades de la gente porque antes sabía lo que había en su interior. Por supuesto, nosotros no poseemos este grado divino de discernimiento, pero somos llamados a imitarle en el principio de fondo: cuanto más conozcamos a nuestro interlocutor, más relevante será la comunicación de nuestro mensaje.

La predicación del apóstol Pablo en el Areópago (Hechos 17) constituye en este sentido un ejemplo formidable de relevancia cultural y de interacción con “la plaza pública”. Su discurso no es solo una obra maestra de evangelización a un auditorio culto, sino que refleja esta preocupación por llegar a los oyentes de la forma más adecuada posible. Esta es precisamente la razón por la que esta serie lleva por nombre Ágora, en alusión a la plaza pública de Atenas donde Pablo nos legó un modelo y un reto a la vez.

¿Cómo podemos ser relevantes hoy? El modelo de Pablo en el ágora revela dos actitudes que fueron una constante en su ministerio: la disposición a conocer y a escuchar. Desde un punto de vista humano (aparte del papel indispensable del E.S.), estas dos cualidades jugaron un papel clave en los éxitos misioneros del apóstol. ¿Por qué? Hay una forma de identificación con el mundo que es buena y necesaria por cuanto nos permite tender puentes. El mismo Pablo lo expresa de forma inequívoca precisamente en un contexto de testimonio y predicación: A todos me he hecho todo, para que de todos modos salve a algunos. Y esto hago por causa del Evangelio (1 Corintios 9:22-23). Es una identificación que busca ahondar en el mundo del otro, conocer qué piensa y por qué, cómo ha llegado hasta aquí tanto en lo personal (su biografía) como en lo cultural (su cosmovisión). Pablo era un profundo conocedor de los valores, las creencias, los ídolos, la historia, la literatura, en una palabra, la cultura de los atenienses. Sabía cómo pensaban y sentían, entendía su forma de ser (Romanos 12:2). Tal conocimiento le permitía evitar la dimensión negativa de la identificación como es el conformarse (amoldarse), el hacerse como ellos (en palabras de Jesús, Mateo 6:8); pero a la vez tender puentes de contacto con aquel auditorio tan intelectual como pagano.

Un análisis cuidadoso del discurso en el Areópago nos muestra cómo Pablo practica la “doble escucha” de forma admirable en cuatro aspectos. Son pasos progresivos e interdependientes: habla su lenguaje, vence sus prejuicios, atrae su atención y tiende puentes de diálogo. Luego, una vez ha logrado encontrar un terreno común, les confronta con la luz del Evangelio con tanta claridad como antes se ha referido a sus poetas y a sus creencias. Finalmente provoca una reacción, ya sea positiva o de rechazo, reacción que es respuesta natural a una predicación relevante.

Pablo era, además, un buen escuchador, como se desprende de su intensa actividad apologética en Corinto (Hechos 18:4) o en Éfeso (Hechos 19:8-9). Para “discutir” y “persuadir” se requiere saber escuchar. La escucha es una capacidad profundamente humana. De hecho es el rasgo distintivo que diferencia al ser humano de los animales en la comunicación. Un animal puede oír, pero no escuchar; puede comunicarse a través de sonidos más o menos elaborados, pero no tiene la reflexión que requiere la escucha. El escuchar nos hace humanos, genuinamente humanos, porque potencia lo más singular en la comunicación entre las personas. Por ello hablamos de la “doble escucha” como una actitud imprescindible en una presentación relevante del Evangelio.