5,99 €
PERIODISMO PARA PROFESIONALES, describe los problemas más apremiantes que enfrentan a diario los periodistas en sus distintas versiones (escrito, oral, televisivo, digital) y sugiere formas para ejercer, responsablemente, la profesión de periodista. Mientras presenciamos una influencia cada vez mayor de los medios y redes sociales en la sociedad, este libro contribuye a establecer las normas necesarias para ejercer responsablemente la profesión periodística, –sin poner en riesgo la Libertad de expresión y de prensa– reconociendo su responsabilidad ante el público. Contiene normas para mostrar respeto por la dignidad, la privacidad, los derechos y el bienestar de las personas contactadas en el proceso de recolección de datos y presentación de la noticia. Los periodistas y los medios de información necesitan más esfuerzos de reflexión sobre los conflictos de interés reales y aparentes. Trata este libro,las actividades extra periodísticas que afectan la credibilidad del profesional, el comportamiento de altos ejecutivos y la falta de protocolos. Además, contiene un Manual de Introducción a la práctica del periodismopara quienes deseen reforzar sus conocimientos, o desde su actividad profesional, deseen ingresar, –con responsabilidad y criterio– a este interesante mundo.Tambiénse expone la Ley 12.908 del Estatuto del Periodista Profesional. Cuando los hombres aspiran a ser Periodistas y no buscan por sí mismos los grandes derroteros capaces de dignificar su misión, se impone que los que están en ella, velen enérgicamente por la salud moral y la capacidad intelectual del grupo. La solución radica en ver el mal y procurar cortarlo para las próximas coberturas.
Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:
Seitenzahl: 523
Veröffentlichungsjahr: 2025
ERNESTO MARTINCHUK
Martinchuk, ErnestoPeriodismo para Pprofesionales / Ernesto Martinchuk. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2025.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-87-6486-3
1. Ensayo. I. Título.CDD A864
EDITORIAL AUTORES DE [email protected]
PRÓLOGO
CAPÍTULO 1
¿QUÉ ES EL PERIODISMO?
NORMAS ÉTICAS
CREDIBILIDAD – CURIOSIDAD - CONVICCIÓN
EL MODELO
ECUANIMIDAD
SINCERIDAD
LIBERTAD DE IDEAS
NORMAS EDUCATIVAS
GÉNEROS PERIODÍSTICOS
LA PALABRA “OBJETIVIDAD”
PRECISIÓN
LOS CÓDIGOS
CONFLICTO DE INTERESES
NEGOCIO O PROFESIÓN
OFICINAS DE PRENSA
PREMIOS
ACTIVIDAD EXTRA PERIODÍSTICA
AMISTADES
EL REPORTAJE ENCUBIERTO
CRITERIO
GRABACIÓN
LA ENTREVISTA
ESTAR PREPARADO
PARTIDA DE AJEDREZ
GESTOS Y PALABRAS
EL MOVIMIENTO
ENTREVISTA POR ASALTO
SELECCIÓN
IMÁGENES Y LENGUAJE OFENSIVO
PRIVACIDAD
NOTICIAS BASURA
OTROS TRABAJOS
CONFLICTOS CON FAMILIARES
LA PRIMICIA
FOTOPERIODISMO
PROTOCOLOS
PROCESOS LEGALES
OMBUDSMAN – CONSEJO DE NOTICIAS
RESUMEN
CAPÍTULO 2
LA FORMACIÓN DEL PERIODISTA
ACTUALIZAR LA FORMACIÓN DE LOS ESTUDIANTES DE PERIODISMO
AGENCIAS DE NOTICIAS UNIVERSITARIAS
EL TERRORISMO EN EL LENGUAJE
LAS PALABRAS NUNCA SON INOCENTES
EL USO DEL IDIOMA
CAPÍTULO 3
NUEVOS DESAFÍOS DEL PERIODISMO
LA CUARTA PANTALLA
NUEVA ETAPA
MARSHALL MCLUHAN: UN VISIONARIO DE LA ERA DIGITAL
EL USO DE INTERNET
INFORMACIÓN Y DELITOS
IMÁGENES DE INTERNET
CUIDADO CON EL FACILISMO
CONTAR HISTORIAS
PERIODISMO MOCHILERO
LOS BLOGS
CUÁNTO HEMOS CAMBIADO
NOTICIAS FALSAS
LA INFLUENCIA CONTINUADA
LA POSVERDAD
¿CÓMO DETECTAR NOTICIAS FALSAS?
CAPÍTULO 4
EL CUARTO PODER
LAS AGENCIAS
GEOPOLÍTICA
AGENDA SETTING
CALIDAD INFORMATIVA
EL DOBLE DISCURSO
VICIOS PROFESIONALES
LOS ANUNCIANTES
PRIVILEGIOS
LOS MONOPOLIOS PRIVADOS Y ESTATALES
CONSTRUCCIÓN DE DISCURSOS
PERIODISMO DE FOLLETÓN
AMBIGÜEDAD
EL PERIODISMO ENTRÓ EN CRISIS
LA JUSTICIA
EXISTE TU VERDAD, MI VERDAD Y... LA VERDAD
EL PODER DE LA IMPUNIDAD
LA VERGÜENZA DE NUESTRA ÉPOCA
CAPÍTULO 5
LA IMPORTANCIA DE LOS ARCHIVOS
UN POCO DE HISTORIA
LO QUE SUCEDE EN LA PROVINCIA DE SAN JUAN
DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS ARCHIVOS
CAPÍTULO 6
EL VALOR DE LA IMAGEN
EL REINADO DE LA IMAGEN
LA DECADENCIA
UNA SOCIEDAD EXTRAVIADA
LA IMAGEN EN MOVIMIENTO
GESTOS Y PALABRAS
TIEMPO Y ESPACIO
LOS DESPLAZADOS
NUEVAS VOCES
CAPÍTULO 7
EL DERECHO A SABER
BASE DE DATOS PARA LA INVESTIGACIÓN
RAZONES PARA UTILIZAR BASE DE DATOS
INVESTIGACIÓN: DECÁLOGO
EL RUMOR
EL MIEDO...
HOY COMO AYER
PARA PENSAR
¿DE DÓNDE PROVIENE ESTA CRISIS QUE ESTAMOS VIVIENDO?
MATERIAL IMPRESO
HAY MUCHO POR HACER
EL EFECTO DEL PENSAMIENTO EN LAS CIRCUNSTANCIAS
PENSAMIENTO Y CARÁCTER
EL FACTOR PENSAMIENTO EN EL ÉXITO
CAPÍTULO 8
¿QUÉ PAÍS DESEAMOS?
TESTIGOS SILENCIOSOS
ÉTICA, PERIODÍSTICA Y TAMBIÉN POLÍTICA
PERIODISMO Y REPÚBLICA
CADA DÍA PENSAMOS MENOS
CRÍTICA Y AUTOCRÍTICA
¿QUÉ FUTURO DEJAMOS?
UN HUMANO DECENTE
CAPÍTULO 9
EL PERIODISMO EN EL BANQUILLO
VOLVER A LAS FUENTES
SI EL PASADO CAMBIA, EL PRESENTE CAMBIARÁ
LA TRAMA
LOS POSIBLES CAMINOS
NO CAER EN LA TENTACIÓN
A MODO DE REFLEXIÓN...
LA IMPORTANCIA DEL DIÁLOGO
EL HILO ROJO
LA OBSERVACIÓN
CURIOSIDAD, CONOCIMIENTO E IMAGINACIÓN
CALIDAD INFORMATIVA
NO SE TRATA DE DURAR
UN PERIODISTA
CUANDO MUERE UN PERIODISTA
EPÍLOGO
APÉNDICE 1 - APUNTES SOBRE INTRODUCCIÓN AL PERIODISMO
PERIODISMO EN LA SOCIEDAD
INFORMACIÓN Y NOTICIA
OBJETIVIDAD Y SUBJETIVIDAD DEL PERIODISMO
LAS FUENTES INFORMATIVAS
PERIODISMO Y LITERATURA
EL COPETE
EL TÍTULO: CLAVE DE LA NOTICIA
EL SIDA
DESCUBREN UNA VACUNA CONTRA EL SIDA
LA INVESTIGACIÓN PERIODÍSTICA
LAS FUENTES
PERIODISMO ESPECIALIZADO
EL DIARIO DIGITAL
CONTENIDOS PARA LA RADIO
CONTENIDOS PARA LA TELEVISIÓN
REDACCIÓN
LA PRODUCCIÓN PERIODÍSTICA
ACTIVIDAD
APÉNDICE 2
ESTATUTO PROFESIONAL DEL PERIODISTA LEY 12.908
INSTITUYESE EL ESTATUTO PROFESIONAL DEL PERIODISTA
BIBLIOGRAFÍA Y MEDIOS CONSULTADOS
SOBRE EL AUTOR
A Susana, mi mujer, que desde 1980 me sostiene en casi todos mis proyectos.
A mis hijos, Georgina, Nicolás y Alejandro que aprendieron a ser consecuentes en su pensamiento y su acción.
A las reflexiones, críticas de amigos y colegas que han sido invalorables para la redacción de este libro, me gustaría agradecer a todos los que, de una forma u otra, trascendieron a lo largo de mis 50 años de vida profesional.
Existen sujetos que pasan su vida lamentándose de cuánto les rodea, de su patria, de su familia, de sus amigos, de su profesión y hasta del siglo que les vio nacer, del tiempo y del espacio. El ser humano es un ser que quisiera estar siempre en otra parte. Padres, deudos, vecinos, amigos, colegas han sido genios propicios para mí. He hallado en mi camino hermosas almas de las cuales soy deudor del corto talento que he podido desplegar en este mundo. Mis días se han deslizado dulces, serenos, perfumados por el amor y la amistad, turbados sólo por la huida de seres muy queridos a otra región más alta. Ignoro lo que la suerte me reserva. Aunque me resta corta vida, el dolor puede ser muy largo. Pero si Dios me invitase a repetir la que hasta ahora he llevado, no vacilaría en aceptarla nuevamente.
In Memoriam de mis maestros:
Elías González, Rodolfo Perri, Augusto Compagno, Alejandro Rossiglione, Daniel Mendoza, Carlos Martínez Sarasola, Evangelina Solari, Jorge Iglesias, Alberto Toomey, Manuel Romero, Carlos Torres, Laly Cobas, Jorge Riú, Horacio Larrosa, Carlos Besanson, Tomás Eloy Martínez, Juan Carlos Pérez Loizeau, Carlos Fayt, Jorge Jacobson, Tito Biondi, Felix Laiño, Jorge Pineda, Oscar Raúl Cardoso, Jorge Gaetano, Horacio Medina, Alejandro Romay, Mario Gavilán, Héctor Ricardo García, Carlos Clavel, Néstor Piñeiro, “Palito” Pérez Miranda, Oscar Landi, Claudio Díaz, Julio Nudler, Ryszard Kapuscinski, Gregorio Badeni, Mario Podestá, Juan Castro...
Por mucho tiempo me he sentido fastidiado por situaciones que hacen tanto a los periodistas como a los propietarios de medios. Generalmente no existe un fuerte sentido de la moralidad, sobre lo que está bien y lo que está mal. Si bien a muchos colegas, los considero honestos y decentes, hacen cosas incorrectas para conseguir una noticia o lograr una “primicia”. Mis sentimientos acerca de los deslices morales de los periodistas y del negocio de las noticias en general, comenzaron a definirse en estos últimos años, cuando advertí la enorme división en la que se cayó cuando se comenzó a definir la profesión entre “periodismo militante” y “periodismo de corporaciones” o “periodismo independiente”
Con la llegada de las computadoras y la digitalización, las redacciones de los medios no se diferencian de las oficinas bancarias: alfombradas, sin máquinas de escribir ruidosas o teletipos (F. 1) repiqueteando y alguien que, con un papel (cable) salga corriendo gritando URGENTE.... URGENTE... Las redacciones de televisión están rodeadas de monitores y computadoras, con camarines de maquillajes para sus figurones que suelen tener salarios desfasados de la realidad, porque las “estrellas” presentadoras tienen que ser “respetables”. He llegado a trabajar con gerentes que cuando llegaban a la redacción, saludaban al personal a través de su computadora.
Santos o sinvergüenzas, muchos cuentan historias interesantes, otros degradantes donde la ofuscación y el irse por las ramas diciendo palabrotas e insultando, parecen lograr más reconocimiento que el trabajo serio y constante.
A medida que organizaba mis archivos, y mis pensamientos, me sumergía en los distintos aciertos y flaquezas del periodismo en general, llegando a evaluar el estado de la ética del gremio para presentarla de manera tal que contribuya a que los periodistas reflexionen sobre los problemas morales que desvirtúan su finalidad.
Escribí este libro trabajando por mi cuenta y preguntando a mis colegas, con los que me siento agradecido. No es un informe sobre la ética de los comunicadores. Contiene criterios importantes que provienen de motivaciones que tienen que ver con nuestros principios profesionales que, en muchos casos, comenzaron a desvirtuarse cuando muchos periodistas se convirtieron en empresarios.
Cuando se estudia la ética de una profesión, es necesario estudiar a la gente que lo desempeña porque los canales y las tecnologías en los que las desarrollan pasan a ser secundarios. La Ética es la moral de la conciencia.
La regla de oro es entrenar a los periodistas sobre los distintos aspectos de la ética y no permitir que este tema sea relegado a un lugar ínfimo dentro de las prioridades establecidas para la preparación profesional.
Es crucial asegurar la protección de las voces disidentes, no sólo porque pueden aportarnos toda o parte de una verdad que no poseemos, sino porque en el caso de que se trate de una opinión distinta, esa voz va a impedir que sostengamos nuestras creencias dogmáticamente. Es saludable sospechar de todos los “oficialismos” (nacionales o provinciales, municipales, incluso empresariales) y repudiar de modo tajante el uso discrecional de la propaganda y las pautas publicitarias gubernamentales, como también de los grandes grupos de todo tipo, sean auspiciados por el Estado o empresas privadas.
Mis archivos datan de 1965, cuando comencé a dar mis primeros pasos en la profesión de periodista, como cadete de la revista “Diana”, decana de las publicaciones de caza y pesca de esa época y donde más tarde comenzaría con mis primeras colaboraciones.
Fue en esa revista donde, mientras estudiaba, comencé a corregir, junto a Elías González (jefe de Redacción que por la tarde trabajaba en el diario Clarín) las “galeras” (F.3), que eran las copias impresas de las columnas donde se corregían los errores tipográficos (F. 4), ortográficos y de estilo de los redactores, antes de ir a la impresión definitiva. La composición en caliente se hacía, línea por línea, en linotipos. También en esa revista comencé a realizar mis primeras colaboraciones. Una vez, de vacaciones, me fui a la Isla del Cerrito, Chaco (una isla situada en la confluencia del río Paraguay con el río Paraná, -que alguna vez funcionó como leprosario- para cubrir la famosa fiesta de la pesca del dorado para la revista.
En esa época las imágenes se hacían en fotograbados blanco y negro, luego la litografía color dónde el registro de cada color debía ser perfecto, dado que cada color representaba una pasada de máquina. Más tarde comenzaron a utilizarse películas offset y después todo el proceso pasó a realizarse en forma digital.
Mientras realizaba mis estudios, junto con algunos de mis colegas de cursada, lanzamos la agencia O.DI.PE. (Organización Difusora Periodística) con contenidos sobre espectáculos, deportes y política para los diarios de las distintas provincias. Luego con A.N.D.A. (Agencia Noticiosa de Actualidades) agregamos a los contenidos, reportajes especiales a pedido de cada medio.
Más tarde, recuerdo haber estado en las oficinas del Dr. CarlosBesanson-agencia CIDy Diario del Viajero Av. De Mayo 666- donde edité El Contribuyente (F. 5). Un periódico con problemáticas del Municipio de 3 de Febrero que tuvieron repercusión en distintos medios nacionales. Lamentablemente las distintas crisis económicas que se vivieron en el país impidieron continuar con esos proyectos.
Durante muchos años, a partir de 1974, recorrí distintas redacciones de revistas, periódicos, radios, e ingresé, a Nuevediario, -Canal 9 de televisión- cuando este se emitía en blanco y negro. Los camarógrafos tenían que resolver cualquier acontecimiento en un minuto porque sólo contaban con 16 mts de película 16 mm. sin audio, que después pasaba al laboratorio para su revelado, redacción y compaginación. Más tarde se incorporó la película con audio (Auricon), la película color, la cinta y por último, lo vigente, el sistema digital.
Los noticieros salían al aire en “tortas” de película. No existían, aún, las fotocopiadoras. Las noticias eran redactadas con las legendarias máquinas de escribir Lexicon 80 de Olivetti (F.2), o Remington. El guión se redactaba a 40 espacios sobre el margen derecho. Sobre la izquierda se anotaban las características de lo que ilustraría la nota. Dos líneas de 40 espacios representaban 5 segundos. O sea que para redactar un minuto se necesitaban 24 líneas. (F.6). Hoy mis alumnos del curso de TV en la Sociedad Argentina de Periodismo Médico (SAPEM) utilizan este método para realizar sus prácticas y medir el tiempo en sus disertaciones y sus documentales.
Volviendo al pasado. Una vez redactada la noticia la sección Compaginación armaba la secuencia correspondiente, con las indicaciones del texto. No existía, aún, la fotocopiadora. Se utilizaba papel carbónico, para realizar las copias, -llamadas “empanadas”- donde el redactor desarrollaba las noticias que luego serían distribuidas como guion entre locutores, productores, sonidistas y directores. Luego se armaba “la torta” con el orden de las distintas filmaciones que saldrían al aire. En algunas oportunidades, cuando se registraban acontecimientos que se producían momentos antes o durante la salida al aire del noticiero, se armaban en tortas distintas.
Las imágenes de los acontecimientos del exterior, primero llegaban en radiofotos en blanco y negro distribuidas por las agencias internacionales. (F.7)
La Televisión Española, -creó a partir de 1970- el Servicio Iberoamericano de Noticias(SIN), que fue la primera experiencia informativa que involucró a los países europeos, agencias internacionales y canales de televisión latinoamericanos con las noticias filmadas, que se emitirán vía satélite a todos los integrantes del pool. Tuve la oportunidad de trabajar, enviado por Canal 9, como Coordinador General en 1982.
También fui docente en distintas Universidades y en la Escuela de Periodismo del Círculo de la Prensa, primera del país y Latinoamérica- donde fui su Rector. Fue la primera Escuela que comenzó, a principios de la década de 1980, con prácticas profesionalizantes y pasantías rentadas de alumnos en distintos medios gráficos, radiales y televisivos. La Escuela poseía una amplia redacción, un estudio de radio y otro de televisión donde los alumnos realizaban sus prácticas junto a docentes que, en su mayoría, eran profesionales que se desempeñaban en distintos medios. Por presiones de distintos funcionarios, y un inevitable ahogo financiero, se pretendió que fuera parte del proyecto político gobernante, manejado por la agrupación La Cámpora, ante el silencio y la complicidad de toda la clase política. A pesar de las innumerables gestiones realizadas junto con el Representante Legal, Dr. Alberto San Martín, y para no perder la libertad de cátedra, -que caracterizó sus claustros- el cuerpo directivo decidió su cierre definitivo en 2014.
Se apagó así, un testigo de la historia del país que nació en 1891. En los primeros Tribunales de Honor del Círculo de la Prensa, fiscalizaron, entre otras personalidades de la generación del ´80, Roque Sáenz Peña, Bernardo de Irigoyen, Leandro N. Alem, Lucio V. López, Carlos Guido Spano, y Joaquín V. González.
Recordemos que en 1931, el Círculo de la Prensa continuó, su campaña por la jubilación de periodistas, que recién viera triunfar en 1939, con la sanción de la Ley 12.581.
En 1933 convierte en realidad el motivo de una de sus grandes preocupaciones: la Ley de Propiedad Intelectual. En 1938, durante el Primer Congreso Nacional de Periodistas celebrado en la provincia de Córdoba se estableció el 7 de junio, fecha especial para conmemorar el Día del Periodista. En su primera sede de Rodríguez Peña 80, (hoy es la sede del Instituto Patria) se daban talleres de redacción para aspirantes becados por los principales diarios del país. Sus salones fueron sede de numerosas actividades culturales, académicas, artísticas, y principalmente, el ámbito de encuentro social e institucional de los periodistas argentinos durante décadas. También en esos salones se velaron a Roberto Arlt, el domingo 26 de julio de 1942.
Se creó, además, el Instituto de Estudios del Periodismo Argentino y en 1969 un grupo de soñadores y pioneros, conocedores de la profesión, socios del Círculo, vislumbraron la posibilidad de ser ellos mismos los que formarán a las nuevas generaciones de periodistas y crean la Escuela de Periodismo, de nivel terciario que a partir de 1991, expedía a sus egresados el Título Oficial, al depender de la Dirección General de Enseñanza de Gestión Privada del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. También, fue reconocida por el Ministerio de Cultura y Educación.Todos los años ofrecía Becas entre sus alumnos y mediante un convenio con el Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires llegó a brindar 10 Becas Meritorias a los mejores alumnos de las Escuelas Públicas porteñas.
En el año 1999, ante una gran Crisis Ética, Institucional y Económica, la entonces propietaria Mutual Círculo de la Prensa, entró en Cesación de Pagosy ante el inminente desenlace, un grupo de periodistas/profesores y administrativos, conformaron la Cooperativa (ICEI) Círculo de la Prensa, como último recurso para salir al rescate de la Escuela de Periodismo.
Ya en su segunda etapa, con un comodato en la calle Perú 358, donde trabajaban 55 docentes, se dictaron talleres de Redacción, Investigación Periodística, Prensa Institucional, Periodismo Económico, Producción en radio y T.V., Periodismo Científico, Edición, Periodismo Digital, inglés, y Locución entre otros, abiertos también a la comunidad en general. Se firmaron Convenios de Colaboración con la Asociación de Periodistas Parlamentarios para dictar cursos y talleres sobre la labor parlamentaria.
Se reunían en sus instalaciones Corresponsales de Guerra y en Situación de Conflicto. Tambiénse dictaron clases para profesionales de la salud, a través de la SAPEM yla Asociación Médica Argentina (AMA), y convenios con el IUNA (Instituto Universitario Nacional de Arte), con la Unsam (Universidad Nacional de San Martín) para hacer la licenciatura.
Se llevaron a cabo, además, centenares de reuniones académicas para desarrollar temas relacionados con la cultura, la historia y el deporte. Además, en sus claustros también se debatió, con decenas de invitados, docentes y alumnos la Ley de Medios, impulsada por el kirchnerismo y se elaboró un documento que cuestionó su finalidad e intereses encubiertos.
El Círculo de la Prensaha sido un vínculo de unión para generaciones de periodistas, que contribuyeron con su esfuerzo, a consolidar a la institución como decana del periodismo argentino y latinoamericano, donde se le garantizaba a los estudiantes una base de conocimientos, habilidades y una trayectoria profesional, orientadas a lograr una mejor inserción y desarrollo en un campo profesional determinado del mundo del trabajo. Sus egresados hacían al recibir sus Títulos un Juramento de Honor (F.8). Asimismo, posibilitaba a sus ex alumnos la continuidad del aprendizaje y actualización durante toda su vida activa.
Sus conflictos y posterior desaparición no fueron motivo de interés por parte de la clase política, ni la solidaridad de muchos medios que cubrían sus protestas, pero no las publicaban, como una forma de silenciar los reclamos. El Círculo de la Prensa, representó la lucha en pro de la libertad de prensa que en todos los climas y en todos los tiempos, ha tenido enemigos ancestrales entre los dirigentes políticos sin mayor discernimiento, que creen posible dirigir el curso del pensamiento humano...
A todo esto, en más de 50 años de trabajo profesional, -hoy continúo haciendo colaboraciones en distintos medios y mantengo mi blog Perlitas Periodísticas- he estado en contacto con destacados periodistas del país y del exterior, que me han aportado sus conocimientos, experiencias y datos que pasarán, a formar parte de este libro. Que espero sea de utilidad para muchos estudiantes de periodismo y profesionales de otras áreas que deseen ingresar a las filas de esta profesión.
Debo haber escrito y editado el equivalente a varios libros. Éste pretende ser un llamado de atención para combatir los monopolios, -tanto estatales como privados- y en especial los “vicios” de la prensa, que resultan ser perjudiciales para la sociedad toda. Los políticos en nuestro país, fueron condescendientes y generosos con los monopolios de prensa, facilitandoles gestiones y leyes, fruto de la tentación inevitable en que deriva todo monopolio: dominar el poder y luego condicionarlo.
Gran parte de esta problemática la tienen muchos empresarios que creen que es un problema circunscrito sólo a los editores que compiten entre sí, o cuando no, dando directivas sobre cómo hacer el trabajo periodístico y no advierten que, el mantener ciertas deformaciones, terminan por contaminarlo todo. Calumniar la honra de las personas con la difusión de opiniones en favor o en contra, antes que la justicia se expida, es condenar por la prensa anticipadamente. El periodista tiene opiniones y enfoques personales y está sujeto a caer en errores o inequidades con los cuales existe la reparación por medio de la Justicia.
No denunciar, no investigar o simplemente callar también debe ser considerado un delito por las implicancias que pueden tener en el futuro.
Existen monopolios de información (televisión, radio, gráfica, medios digitales) en muchas ciudades del país que afectan a miles de ciudadanos. Además, quienes se han iniciado trabajando en medios monopólicos, aunque sean zonales, tienden a expandirse con la misma práctica en distintas áreas. El poder compra impunidad en lo comercial, lo jurídico y lo moral, hasta qué esa complicidad, por algún motivo se corta y la verdad, -tarde o temprano- aflora y es imposible pararla.
Ejercer el periodismo con libertad, sin sumisión a una sola empresa hegemónica, que sea la encargada de informar a la sociedad qué es bueno y qué es malo, qué se debe publicar y qué se debe ignorar, son incompatibles con la democracia y los derechos del hombre. Esta situación ha sido debatida en distintos países, donde las legislaciones, han resguardado la libertad de expresión cuya base es asegurar la pluralidad de medios, y el sistema democrático.
Es un tema de debate que se debe, desde hace mucho tiempo, el periodismo en general. El cerrojo que se da a la prensa día a día es grave y el debate debe ser iniciativa del Parlamento para que cualquier medida se sustente en la Ley.
Existen colegas que no han visto, ni ven el peligro o se imaginan inmunes a las consecuencias de los monopolios, porque se sienten alejados o “protegidos”. Pero, más allá, muchos políticos, gobernantes y la sociedad han comprendido la magnitud del problema y cómo las nuevas tecnologías de la comunicación han creado otra forma de expresión y cuestionamiento de la gente.
El ciudadano común es el más perjudicado, el más desprotegido, porque puede ser inducido políticamente y ser privado de leer, ver o escuchar lo que desee y sufrir malformaciones morales, porque los monopolios de prensa pueden alterar la información y, además, tienden a hacer desaparecer a los medios de difusión alternativos, necesarios para que exista un estado democrático.
(F.7) Radiofotos: dos soldados de la Royal Marine haciendo prácticas en el portaaviones Hermes 17-4-1982 – Y vuelo sobre Puerto Argentino el 21-6-1982. Ambas son de la Agencia Associated Press (AP) y tienen un epígrafe descriptivo en inglés.
Juramento de Honor realizado por los egresados del Círculo de la Prensa
“Los más grandes sucesos, las más grandes ideas, (las más grandes ideas son los más grandes sucesos) se comprenden muy tarde; las generaciones contemporáneas no los viven, aunque viven cerca. Acontece en la vida como en el reino de los astros. La luz de las estrellas más lejanas llega tarde a nosotros y entre tanto, el hombre niega que tales estrellas existan. ¿Cuántos siglos necesita un espíritu para ser comprendido?” Federico Nietzche.
Entre las transformaciones a que estamos asistiendo en la vida moderna, las más hondas y radicales se operan en la profesión periodística. Desde hace muy pocos años, el profesar en la caballería andante del periodismo es cosa fácil. A nadie le preguntan en una redacción, cualquiera, sí conoce la profesión o qué sabe de ella. Una influencia, una recomendación basta y con sólo eso recibe un espaldarazo periodístico cualquier improvisado. De ahí que tantos naufragan en los mares del periodismo. Hace muchos años cuando el autodidactismo era el único método posible, todo quedaba librado a la iniciativa y el entusiasmo individuales. A lo sumo, las tareas periodísticas se aprendían ni más ni menos que el trabajo del herrero, como dice el viejo refrán “...herrando, herrando se aprende a herrar...”
El periodista, es el analista crítico de la sociedad y su cultura, testigo presencial de los hechos que construyen y deconstruyen la realidad ante nuestros ojos. Investigador agudo, suscitador e informador social de la verdad de los problemas económicos, políticos, jurídicos, estéticos, sociológicos, tecnológicos, deportivos. Cronista ético de su tiempo, historiador en vivo, relator del drama, la comedia, la tragedia y la gloria humana, ha pretendido ser sustituido en las últimas décadas por una sola de sus partes “el comunicador”. Reducido a su vez al papel de un especialista en empaquetar contenidos de conformidad a las necesidades del mercado noticioso sometido a los requerimientos del poder –económico y político- y a la reproducción de su hegemonía -un ser humano que ejercía “el mejor oficio del mundo”, como lo definió Gabriel García Márquez, a ser una tipología nueva de cosa, una especie de micrófono o pantalla, cuya función se limita a transmitir datos “precisos, oportunos”, y “veraces” -por verificados no por verdaderos-, innovación lingüística que esconde la sutil pretensión de ignorar cuando no de asesinar o sepultar la verdad-
Hoy ya no es igual. Para ingresar a una redacción y para dar los primeros pasos en ella se exigen requisitos de los nadie se cuidaba años atrás. En algunas redacciones es necesario llegar documentado en el orden de los conocimientos. Por ese motivo, han surgido entre nosotros las Escuelas y Universidades que nos introducen en los distintos aspectos de la profesión. En otras redacciones, con la filiación política vasta.
Tiene esta profesión mucho de sacerdocio y es indispensable que los ministros de este culto popular mundial en aras de la actualidad y la cultura, oficien sus ritos con mayor perfección y en las mejores condiciones posibles. Esa es la finalidad de las enseñanzas para periodistas, interesante obra de mejoramiento social que representa en estos momentos una de las disciplinas más dignas de atención. Y que esas enseñanzas son muy necesarias, nadie con más conocimiento de causa que los del oficio lo podemos atestiguar.
El periodista ¿nace o se hace? Los maestros de periodismo no suscriben de modo exclusivo una de las dos partes del dilema, pero es evidente que nacen en el periodista, son congénitos en él, entusiasmo por la profesión, espíritu de sacrificio en el grado que ella exige, golpe de vista certero y rápido indispensable, ductilidad de criterio, con exquisita sensibilidad para ponerse a tono con las inquietudes que en cada momento vive el pueblo, la opinión. Se hacen en el periodista: la cultura, tan sólida y amplia como pueda lograse dadas la vastedad y amplitud característica de esa cultura profesional: la técnica de la exposición y el modo de cada género del trabajo periodístico. La formación del gusto o instinto para la invención, para el hallazgo de los temas y toda la serie innumerable de reglas, medios y recursos para sortear los millares de escollos del trabajo diario.
Nadie quiera engañarse creyendo que con sólo las enseñanzas de estas páginas puede ya cualquiera ser periodista. Este trabajo supone conocimientos que representan bases absolutamente indispensables. Cuanto mayor es y más completos sean éstos, mejores serán los frutos de la tarea. Proporcionar esa cultura no puede ser obra de las enseñanzas del periodismo, ni de estas, elementales, ni de otras más superiores, aunque tal superioridad se eleve al grado más superlativo que pueda pensarse.
Este manual se compone de unas pocas páginas para un estudio más profundo de estas materias que no debe desconocer ningún periodista y anotaremos las indicaciones y aspectos de mayor relieve en toda esta disciplina, tan digna de tratarse con más detención.
Periodismo es la profesión de periodista. Y el periodista es un escritor, pero de tal clase que conoce la manera de escribir interesando la atención pública acerca de los más diversos asuntos de actualidad. Para ello se vale de hojas impresas, digitales, revistas, blogs, radio, televisión, y también de las redes sociales, donde trata una infinidad de cuestiones o temas de los más diversos.
“El periodismo, en las tramas de las sociedades, es como el sistema nervioso por donde circulan las ideas, así como las vías férreas son los canales por donde circula la sangre de la producción, como el telégrafo es otra red nerviosa del gran organismo, pero menos espiritual que esas hojas impresas que la rotativa lanza por millares en todas direcciones”, manifestó alguna vez José Echegaray.
El criterio, la vista, el olfato y el tacto para elegir bien un tema forman el don precioso que acredita a los linces y sabuesos del periodismo. No es prudente en cada periodista la presunción de saberlo todo y entenderlo todo. Menos aún lo es, en quien haya de dirigir el trabajo periodístico, encargarlo todo a todos. Cada cual sirve más y aprovecha mejor en un género o en una materia determinada y el talento de quien dirija ha de estar cabalmente en esa elección. La ley de la división del trabajo y por consiguiente de su selección es una de las más aplicables en las tareas del periodismo.
Reflexión serena; conciencia de la responsabilidad que pesa sobre la propia pluma, honestidad para huir del insano afán de hablar de lo que no se sabe, y más honestidad todavía para medir el alcance de las ideas y de las palabras, todas estas reflexiones, según la natural variación de las circunstancias de cada momento, deben aplicarse lo mismo a los asuntos y géneros de mayor categoría que a los temas y secciones que parecen de menor responsabilidad. El buen periodista cuida con idéntico esmero y unge igual con el óleo sapiente de la prudencia el artículo doctrinal y la simple noticia o gacetilla que salen de sus manos. Hay que documentarse bien y recomendar cautela: no cesar un momento de pensar con toda diligencia en huir de aparentar que sabe más de lo que en realidad conoce. Mantenga la modestia, que esa virtud es la gran aureola de cuantos avanzan derecho hacia el triunfo.
Adivinamos el reparo que opondrán a esta demora en la documentación periodística algunos de los que cantan la lozanía de los trabajos hechos de corrido, a la primera impresión, redactados sin releer casi lo que en una primera ebullición salió de la pluma. Efectivamente, hoy apenas si hay tiempo para esa documentación y es cierto que ella está en razón inversa, muchas veces, del frescor de un trabajo. Pero no todos ni a cada instante pueden permitirse el lujo de hallarse dispuestos en cualquier sazón para escribir o hablar sobre cualquier tema. Ése debe ser el ideal y por eso la necesidad de una sólida cultura, cuanto más amplia mejor, para el lúcido desempeño de la función periodística.
Tampoco debe tolerarse escribir o hablar contra el diccionario. O lo que es igual, usando las palabras con notoria impropiedad y empleando giros proscritos por la sana sintaxis y por los cultores del buen estilo. Al periodismo actual y sobre todo al periodismo cotidiano le alcanza mucha culpa en la deformación del idioma y en el uso de frases y formas chabacanas e inadmisibles. Cuando la selección exagerada y el achicamiento excesivo invaden un idioma, lo confinan, aíslan y llegan a convertirlo en lengua muerta.
El estilo periodístico ha de ser llano, fácil y accesible a todo público. Un medio muy simple para lograr esa llaneza es evitar, cuanto sea posible, la extensión desmesurada de las frases. Es aquí donde se pierde la atención del lector... y también de quien escribe. El signo ortográfico del punto es una de las instituciones gramaticales más admirables.
En el periodismo, es necesario dar un salto evolutivo para abrir rutinas profesionales a la complejidad del fenómeno comunicacional actual. Los periodistas se están reconvirtiendo No es que los medios tradicionales vayan a desaparecer, pero es una verdad evidente que las nuevas generaciones apuestan por el uso y lectura a través de otros soportes, con el acceso directo a información y a las fuentes, que terminará generando un cambio tanto en los profesionales como en los consumidores.
¿Cómo contar la pobreza, el hambre, las guerras? No se puede escribir sobre algo o alguien con quien no se ha compartido, al menos un tramo de la vida. Éste es un trabajo que ocupa toda nuestra vida, no existe otra forma de ejercitarlo. Nuestro trabajo consiste en investigar y describir el mundo contemporáneo, que está en un cambio profundo y revolucionario.
Hace cuarenta años un periodista, que recién se iniciaba, podía plantearle a su jefe, que era mayor que él, como escribir o cómo encarar un reportaje porque éste le hablaba desde su propia experiencia.
Hoy muchos gerentes de noticias, ni siquiera han ejercido el periodismo por lo que no podrán dar un consejo, porque no tienen la más mínima idea de cómo se realiza este trabajo. Su misión no es cómo mejorar nuestra profesión, sino como ganar dinero, o mantener el rating. Existen buenos directores, pero no buenos periodistas.
Estamos sobreinformados y no podemos llegar a almacenar, procesar y comunicar ese aluvión. Esta hipótesis, vale aclarar, sólo cuadra para los bienintencionados, porque para los perjudicados por la difusión de esa información no se trató de un impedimento causado por el fenómeno comunicacional, sino de un estudiado acto de ocultamiento.
El 65% de la población conectada a Internet de América Latina lo componen jóvenes de entre 15 y 35 años, porcentaje que ubica a la región por encima de Europa donde este grupo etario alcanza el 53%, según un estudio realizado por la consultora internacional ComScore, que también determinó en la misma zona un incremento del 15% de los usuarios que se conectan a la red y que ya alcanzan los 112,7 millones.
En Argentina, las conexiones aumentaron al 90% de la población, aunque enfrenta grandes desafíos para garantizar el acceso, la equidad y los derechos digitales de todos los ciudadanos. Los “internautas” de la Argentina aparecen en el podio de los tres países mejor rankeados tanto para el uso de redes sociales (Facebook y X (Twitter), TikTok, como para las nuevas modalidades de compras grupales. Hoy casi nada, ni nadie, resulta ajeno al mundo de Internet. Esta revolución está modificando códigos y formas de relacionarse, de expresarse y de acceder al conocimiento.
A partir del ascenso meteórico de la web 2.0, aún quienes no poseen los medios, ni los conocimientos técnicos, pueden producir información y publicar en la red de manera simple. El desarrollo de los blogs está a la cabeza de esta transformación, que permite mostrar nuevas ideas al mundo.
El blog y la red proliferaron como herramientas y dejaron de ser sólo un espacio de publicación personal, fuertemente criticado en el pasado reciente. Hoy aportan opiniones y cuestionan en el mismo plano que los medios masivos de comunicación, y esto constituye una situación inédita en el mundo de la información. Aparecieron especialistas ocultos que sabían mucho más que los periodistas: manejaban audiencias, le contestaban a los medios y daban su opinión. Esto fue un golpe tanto para los comunicadores como para las empresas, que no sabían cómo monetizar los nuevos soportes.
En este contexto los medios tradicionales han tenido que adoptar otras formas para ingresar al mundo donde millones de personas crean información y entretenimiento. Los blogs introducen nuevos conocimientos en tanto que los periodistas deben adquirir otras habilidades.
Hoy los medios masivos de comunicación están aprendiendo a convivir con los blogger. Los medios aprovechan los recursos y contenidos que aportan las nuevas audiencias. Falta analizar cómo convivirá su línea editorial con la diversidad de opiniones y los intereses de los usuarios.
El periodismo cambia. La web social constituye un fenómeno cultural que cuesta digerir en los ámbitos tradicionales de la educación, la comunicación y la literatura. Las voces proliferan, el acceso es potencialmente más democrático, y las nuevas tecnologías indican el futuro de las comunicaciones y marcan tendencia en los consumos de información.
Hay 6000 millones de habitantes en el mundo y 5000 millones de celulares, casi uno por persona. Los móviles van a transformar el acceso a internet. En los próximos años, nadie se preguntará cuál es el principal medio de información.
Poco importa que las civilizaciones se hayan desarrollado en la escritura y que haya sido el lenguaje oral el primer modo de comunicación entre los hombres, hoy la información es fundamentalmente imagen.
Desde la prehistoria el hombre ha sido hacedor de imágenes. Ahí está el célebre bisonte grabado en las paredes de las cuevas de Altamira. Pero hubo que esperar hasta el advenimiento de la fotografía para conocer las primeras imágenes creadas por la máquina.
Luego, el cine les otorgaría movimiento. En la salida de los obreros de los talleres de los hermanos Lumière, filmada en el año 1895 puede verse como un noticiero pre anunciaba el futuro poder de la televisión.
Sin embargo, por aquellos años nadie pensaba en eso. La gente consideraba al cine como un mero proveedor de fantasías. Todo lo que se proyectaba sobre la pantalla era ficción, incluso los noticieros cinematográficos.
En aquellos tiempos la verdadera información se leía en los periódicos o se oía por radio. Hoy la TV y la web son las principales fuentes de noticias. Pero para que haya noticias es imprescindible que haya imagen. Es esencial mostrar lo que se está contando. Es indeclinable, el código televisivo se ha trasladado a la prensa gráfica, tal como lo señala Giovanni Sartori, está transformando al homo sapiens en homo videns.
El hombre contemporáneo sólo cree en lo que ve. Pero hay una esencial diferencia entre ver y entender. Para entender es necesario leer; para ver, sólo basta con mirar. Hay muchas imágenes, pero poco contenido. La televisión es un espectáculo, y los espectáculos no se piensan: se miran. Leer, por el contrario, es un puro ejercicio del pensamiento.
Una de las materias preferidas de la prensa es la corrupción, pero pocas veces se interrogan públicamente sobre qué sucede dentro de la profesión.
No siempre el producto que recibe el público es el esperado, porque los medios no funcionan en ambientes de laboratorio. La posición política de la empresa, su inserción en un conglomerado multimedia y el peso de sus avisadores -con gritos o susurros- ponen trabas a su línea periodística. En estas circunstancias -presentes en la mayoría de los medios latinoamericanos- el profesionalismo retrocede hasta refugiarse en lo oficial y en aquello que afirman las fuentes interesadas.
La investigación propia se transforma en una rareza y, cuando existe, muchas veces no está comprometida con el público, sino que suele ser funcional a los intereses de determinados grupos de poder.
¿Es corrupto el periodista que trabaja dentro de este esquema? No lo es necesariamente, pero sin dudas podría desarrollar su profesión en un medio que le proporcione mayores libertades. Aun con las limitaciones que la empresa impone, se debe aspirar a un ejercicio honesto de la profesión; a que el periodista refleje la verdad, que actúe con equilibrio en los reportajes y en los espacios de opinión, en lugar de plegarse a los intereses del medio periodístico para el que trabaja.
La formación profesional no debe ser moldeada por las tendencias culturales o políticas. Debe formarse en el campo de la verdad y el autosacrificio. Un Periodista no está llamado a afirmar lo que no pueda comprobar y sostener a los que delinquen o están fuera de la Ley.
Existen asimismo otras formas menores de corrupción periodística, como la nota pautada, la venta de tapas de revistas y suplementos para mejorar la cotización de algún jugador de fútbol o aumentar la de una actriz, o un político. En este proceso intervienen inevitablemente los periodistas. Los citados son subproductos periodísticos donde la calidad de redactor, se une a la de productor publicitario, con un claro predominio de esta última condición, de modo que la nota que se publica es la que aporta publicidad, o dinero en distintas formas.
En muchos países se utiliza también la venta de impunidad: en posesión de una noticia se negocia su no publicación a cambio de fuertes sumas de dinero. Claro que en estos casos la corrupción del empresario periodístico no tiñe necesariamente al periodista que obtuvo la información.
La vinculación entre propaganda y periodismo se advierte igualmente en la radio, detrás de reportajes a empresarios en espacios que no se definen como “de negocios” o “de empresa”, sino que parecen formar parte de los programas periodísticos.
En una importante cantidad de medios la crítica de libros, asociada a los intereses de las grandes editoriales, es un “clásico” del mismo calibre que la cinematográfica. El favoritismo de los cronistas se traduce luego en elogios para los libros, películas o vídeos. En estos casos el sobre de fin de mes, proveniente de los elogiados, y llega a ser más voluminoso que el del medio para el que trabajan.
El periodista deportivo tiene el mismo deber de informar con la verdad que quien se ocupa de asuntos políticos. Entre los que se desempeñan en este ámbito pocos se sustraen a la tentación de “inflar” a equipos y jugadores e ingresan así en una zona bastarda de la profesión. De esta manera, una aislada actuación destacada de un jugador es juzgada como “consagración definitiva” y las especulaciones sobre su cotización millonaria en dólares están a la orden del día. En estos casos se considera que el equipo es capaz de ganar “siempre que sus individualidades logren conjuntarse” o aparece el uso de alguna frase por el estilo.
En las valoraciones posteriores se explican las malas actuaciones por el fallo individual de algún jugador que se hizo expulsar, la malignidad del árbitro, el fixture que favoreció al adversario, el estado de la cancha o el error del técnico.
Ello no implica que no existan quienes encaren este trabajo con profesionalismo, que atiendan el lado humano de los deportistas y juzguen con ecuanimidad las actuaciones de los equipos y jugadores.
La corrupción en la profesión periodística -fenómeno con el que convivimos habitualmente en América Latina- es el producto de democracias débiles. Son las propias empresas quienes alientan la corrupción profesional y ésta se transforma, muy a menudo, en condición para el ingreso y el progreso laboral.
La corrupción de los periodistas es un fenómeno que no podrá erradicarse sin el establecimiento legal del fuero periodístico y la consagración del habeas data. Es justamente la ausencia del fuero periodístico -unida a una débil o nula presión moral del gremio y la sociedad- quien permite que, impunemente, la corrupción se instale en la profesión.
Mientras la función de la prensa en la sociedad no sea estatuida legalmente y el rol de empresarios y periodistas no esté definido, la elevación del profesionalismo no será posible; menos aún la defensa de los periodistas que son perseguidos por cumplir con su deber.
En ningún tiempo como el actual, tumultuoso y lleno de incertidumbre, que va perdiendo la fe en los grandes hechos, santos y heroicos, se necesita recalcar las normas éticas del verdadero periodista que enciende su antorcha para alumbrar senderos de moral, oscurecidos por vicios populares, tortuosos por la falta de sanción. Si la prensa es vehículo de cultura, garantía de orden y reflejo de renovada civilización, ha de proceder hidalga y honradamente, proponiendo a que se eleven los corazones, cuál si entonasen un himno de esperanza, trabajando por la unidad nacional, por la grandeza de la patria y el generoso acercamiento de la familia humana.
Si la historia, que recoge las acciones terrenas, ha de entrar en la psicología del medio, palpará que su ética rechaza la noticia dudosa y le aconseja conducirse tan solo sintiendo las palpitaciones de la moral social y del espíritu público.
Todo magisterio necesita esmerada preparación y el de la prensa –más universal, complejo y de mayor responsabilidad- debería exigir en los periodistas honradez a toda prueba y una sólida formación científica y literaria.
La cultura exige del periodista mucho tacto social que se traduzca en verdadera oportunidad respetuosa y suma delicadeza cuando se hayan de tratar asuntos que contrarían opiniones o costumbres establecidas.
El fin no justifica los medios, no debe intentar esgrimir armas prohibidas para sostener los fueros de la verdad. En lugar de acreditarlas, se comprometen torpemente con las mejores causas.
En toda polémica es preciso revestirse de hidalguía con los contenedores, evitando lo que pueda herirlos. Los periodistas tienen derecho a esclarecer la verdad, pero no para desahogar pasiones rastreras, ni para exhibir o fomentar odios personales.
Algunos periodistas olvidan que, cuando las maneras son incultas o el estilo es apasionado o hiriente, las polémicas encasillan al adversario y le hacen irreductible. Alguien con criterio, me dijo alguna vez, que aún para cazar moscas, era más eficaz una gota de miel que muchos cántaros de hiel.
La correspondencia epistolar y los escritos privados no pueden publicarse sin autorización de sus dueños o firmantes. El periodista a quien van dirigidos cartas o escritos de carácter privado, no pueden ser reproducidos sin violación de la ley.
El estilo de un periodista debe ser correcto, su lenguaje debe respirar elevación, dignidad y modestia. “Dime cómo hablas y te diré quién eres” nos decía siempre un profesor de la escuela secundaria. Hace un par de décadas, un periodista se manejaba con un vocabulario estimado en 6.000 palabras. Hoy notamos, en casi todos los medios, como esa cantidad bajó a no más de –con suerte- 800, sin mencionar a los estudiantes terciarios y universitarios, que no pasan de usar un vocabulario de menos de 200 palabras, muchas de las cuales son términos soeces.
¿Cómo debe conducirse el periodista ético y de acción?
- Siguiendo la inflexible línea recta, proclamando siempre la verdad, mostrándose honrado y valiente, lo mismo en el infortunio que en la abundancia, trabajando sin descanso hasta que sobrevenga la noche eterna.
¿Qué afán es mejor que ser entendido y creído por el mayor número de personas?
La credibilidad es el mayor capital en el que invierte un periodista, todos los días, durante toda su vida.
Justa aspiración es querer ir a la vanguardia, sorprendiendo con la hermosura de las cosas. La sed de novedades debe ser insaciable. Pero honradamente. Ser sincero y transparente, de modo que el mayor número le admire, es la aspiración del artista supremo. Lo antiguo y lo moderno no parecen estar reñidos, si en el fondo coinciden en sinceridad y disipan sombras.
Leer y entender a los autores clásicos que están en la cima. Desde ella miran pasar a la humanidad. Saludan a sus hermanos de arte que se hacen comprender y consiguen emocionar. La serenidad les libra de participar de la locura general, sin que por esto dejen de aplaudir lo que auténticamente es bello,
Siempre nos agrada ver una vistosa y perfumada flor pero ¿nos ponemos a pensar en quién cuidó del jardín y en quién la cultivó? Sí, la curiosidad es santa, lo es más la realidad del arte que entra por los ojos y va directamente al corazón, sin tropezar en las tinieblas.
Los jóvenes están requiriendo sólidos entrenamientos. La sabiduría ha de ser la consejera, no el espíritu de novedad. Muchas veces, por la vanidad de la moda, existe la cobardía de admitir lo que en el fondo no nos gusta.
La actitud del análisis, la actitud del estudio conviene a los jóvenes, para que aprueben que, si acogen tal o cual corriente es con profunda convicción, después de haber recorrido y contemplado las distintas posibilidades. Pero, sobre todo, que no abandonen el ideal.
El poeta es el agitador de multitudes, mientras los problemas sociales han de hacer vibrar su lira. Los sueños ejecutan más que muchas realidades. La actitud de los jóvenes debe ser el acatamiento a los que nos enseñan a sentir y a soñar.
Viene a mi memoria un relato contado hace mucho tiempo, por un viejo amigo periodista: “Palito” Perez Miranda:
“Esto pasó en una gran ciudad. En una ciudad magnífica, poderosa y egoísta, como lo son todas las grandes ciudades del mundo.
“En una calle, que era el único camino a la necrópolis, desembarcaron dos cortejos fúnebres. El primero era suntuoso. Cuatro parejas de bellas bestias negras, con arneses blancos arrastraban un carroza monumental que tenía las iniciales del difunto en oro, prendidas a los crespones de las cortinas. De las cuatro esquinas y de la cruz de su cúpula colgaban grandes coronas y costosas flores.
“Detrás venía el cortejo de carruajes, que se esfumaba en la lejanía, como la cola de un gran gusano negro. Era un carro deslucido, chirriante, arrastrado por famélicos caballos. No tenía iniciales, ni cortina, ni coronas. Sobre cajón de ordinaria madera, alguna mano humilde había dejado caer un puñado de flores ...Tras el carro marchaba un grupo de hombres pálidos, de barbas crecidas, mejillas hundidas y ojos humedecidos por las lágrimas... en medio de ellos, sostenida amorosamente por todos, una hermosa mujer llorosa. Un circunstancial espectador preguntó:
- ¿Quién es el muerto que llevan en la primera carroza?
- Fue un general. Actuó en mil batallas. Un nuevo Atila. A su paso se levantan clamores de odio. Los pueblos le temían y le admiraban, la ciudad le levantará un gran monumento.
- ¿Y aquél otro?
- ¿Ese? Fue nada más que un poeta. Cantó al amor y a la paz. Fue amigo de los humildes, de los que sufren, hermano de los desheredados. ¡Un mendigo!...
Y el general y el poeta, el uno con muchos discursos, el otro con muchas lágrimas silenciosas, fueron dejados en la última morada,
Transcurrieron los años. El general tuvo su estatua, pero la multitud pasaba indiferente ante ella, sin mirar siquiera, sin tener para el terrible guerrero muerto un pensamiento tierno, ni una mirada cariñosa y en la necrópolis el soberbio mausoleo que contenía sus cenizas, por nadie era visitado, ni nadie iba a colocar flores frescas en los floreros de fino cristal.
En cambio, en el cenotafio de tierra donde descansaba el poeta, bajo una lápida de mármol, nunca faltaron los humildes claveles y aunque no tenía estatua en la ciudad, todas las madres hacían repetir a sus hijos sus bellas palabras de paz y todos los enamorados leían en voz queda, bajo la luz de la luna, sus dulces estrofas de amor”.
La juventud que combate en los campos de la prensa debe construir y no destruir. La legión macedónica que salvará a los pueblos del naufragio de sus creencias, buenas costumbres y tradiciones, tan sólo es esa juventud del periodismo nuevo, educada en la escuela del honor, que se encamina al santuario del estudio, abominando improvisaciones y ligerezas, ahondando las materias a conciencia, en el camino siempre de la verdad, hasta el sacrificio.
Para el periodista de vocación, guía de las multitudes, el insulto es un arma cobarde y la mentira una cosa ruin. Contradecirse sin razonamiento, contradecirse por capricho no es de acerados personajes que de la pluma fundieron una cruz de honor. Se puede cambiar de conceptos, enmendar opiniones, decir lo contrario de lo que ayer se afirmó; pero sólo cuando la noble rectificación es hija de profundo análisis, de convicción reformada por la lógica. Entonces, confesar el error es un deber: la declaratoria de este deber nos engrandece. Pero ahogar, por precipitación, por odio, por soberbia, la chispa de la justicia que no debiera morir en nuestras almas, sino fulgir como incendio para purificar, como luz bendecida, compañera del mortal.
Adular al poder, a los caudillos y colosos, no es labor edificante. El periodista se dirige a los humildes, recoge sus penas, enmienda sus dolores, enciende en ellos la luz de la esperanza.
El periodismo es una religión pura y sincera. Cuando la virtud surge en alguna de sus fases -en la de carácter sobre todo- nos ha de enamorar. El talento sin carácter, sin dignidad, sin pudor, es cristal que está pasando inadvertido.
Suposiciones y prejuicios, desechando están, no sólo la ciencia, sino la honradez. Tenga libertad de acción, armonía de ideales. Ideas dispersas, críticas de aquí y allá, opiniones encontradas, cabos sueltos no conducen a nada. El periodista debe mirarlo todo desde un punto de vista alto y noble. Tener el vuelo elegante y pausado del águila y no el andar sinuoso del reptil.
Muchos medios han conquistado lauros por la calidad de sus periodistas, encanecidos en el estudio del corazón humano, enciclopedias vivientes, rápidos forjadores del lenguaje pulcro que enseña al pueblo a expresarse correctamente, convencidos de que vigilar la pureza del idioma, es obra del patrimonio y de autonomía nacional.
El periodista debe constantemente adquirir y reforzar conocimientos sobre esmerada disciplina, un aprendizaje de fondo y forma: primero moral, honrado, decente; el segundo, de pulcritud de estilo, de frecuencia gramatical y de respeto al idioma nativo, para cuidarlo y propagarlo.
De época en época se ha sentido cierta regresión en cierta parte de la prensa. Las pasiones políticas han vencido al periodista ecuánime y no siempre supieron ajustarse a las normas de respeto mutuo o del espíritu caballeresco. Cuando no imperaron decencia, probidad, ni disciplina, los estragos causados al periodismo fueron infinitos. Cruzan el país tristes muestras de la decadencia mental, hojas enfermas, pobres de armonía y de ideas que han renunciado a la altura del pensamiento, prensa arrabalera que dispara a destajo, olvidándose de la misión de la cultura popular.
Existe un enjambre de medios dedicados al escándalo que se burlan cínicamente del prójimo, y sus “periodistas” andan muy campantes distribuyendo bombas de humo, mientras políticos que han delinquido no son señalados, es más, son protegidos por quienes manejan un puñal en vez de una pluma, son signos evidentes de la corrupción del medio, triste muestra de retorcimiento moral.
La moral es una fuerza misteriosa que actúa automáticamente, y a veces contra la propia reflexión. Representa un respeto instintivo hacia lo que está bien y mantiene el orden, empezando por guardar una correcta relación con los otros. Pero la moral no se tiene sólo para con los demás, sino incluso para uno mismo. No podríamos hacer algo que los demás aceptarían si va contra nuestras convicciones.
La moral de un pueblo es su reserva básica. Cuando, por cualquier razón, la moral pública se relaja –la de un gobierno o de un pueblo- asistimos al desmoronamiento del orden y la justicia, pudiendo sobrevenir el caos.
La moral de una población, al igual que sus otras virtudes, se conforma con la suma de moralidades individuales. Ello motiva que la formación moral del niño que se hará hombre, constituye una de las premisas de la educación, en el hogar y en la escuela.
La moral de cada uno lleva la impronta de su configuración espiritual. Es la suma de sus convicciones, por herencia y por adopción, y reflejan, también, el medio en que se crió o se desenvuelve. Por eso es tan necesario actuar en un nivel acorde a nuestra moral, eludiendo lugares y personas que no guarden la debida armonía con nuestro propio nivel moral, pues la experiencia demuestra que la relación que se desarrolla en planos morales desacordes, generan conflictos.
La moral es el resultado de toda la vida ceñida a determinados principios. Alguien dijo que, así como basta un minuto para hacer un héroe, se necesita toda una vida para hacer un hombre bueno.
Vale la pena recordar cómo vieron las cuestiones morales en su época distintos autores:
“Hacer depender la justicia de las conveniencias humanas es destruir la moral”. Cicerón.
“El interés aconseja, la moralidad ordena; nadie tiene la obligación de ser hábil, pero sí la de ser honrado”. Kant
“La moral eterna, la moral de todas las religiones, consiste en escuchar y obedecer la voz de la conciencia”. Alarcón.
Necesitamos en la prensa ideas fuertes, sugerencias saludables, arte puro, valores auténticos. Apartar la hojarasca para que aparezca el fruto renovador, es obra de conciencia para que no nos sature el mal gusto. Se diría que la verdad está velada, que se halla corrida ante el engrandecimiento de ídolos a quienes hacen servir para todo, siendo que están preparados para muy poco.
La lucha de los políticos arroja, como triste resultado, la división y el odio. Combate a dentelladas la acción periodística. Cuántos varones dignos de provecho pudieron ser estimulados y dignamente dirigidos, si la prensa les hubiera amparado, en un sentir con la justicia social.
Nos quejamos de la falta de valores, y nosotros mismos les hemos fatigado trayéndoles de acá para allá con riesgo de envanecerse y corromperles, ya con el aislamiento, la conspiración del silencio, con el adulo desmedido, la ausencia de equidad y el incondicional apego a la madera de balsa de que salen los supuestos protagonistas.
Es importante entender que la dicha terrena no consiste exclusivamente en obtener dinero, ya que abundan las superioridades de otro orden, pero, obteniéndolo honrada y metódicamente, se aligera la subida a las cumbres espirituales, porque sin la independencia económica, la esclavitud no logra, en la generalidad, esconder su máscara burlona. Pocos son los temperamentos que prescinden del dinero; la filosofía en ellos es alta como una montaña. Pero, en el común sentir de los mortales, pobreza es servidumbre, más o menos disfrazada, sobre todo cuando la voluntad no es de acero y la dignidad humana no ha encontrado lo íntimo del alma, cual religión que nadie profanara.
La ecuanimidad es una preciosa virtud que ayuda a la consecución de la victoria.
Ecuanimidad, no te llamare milagro de los dioses, porque ellos también, según la mitología, estuvieron de vez en cuando perdiendo los estribos, aun cuando volasen caballeros sobre Pegaso.
Ecuanimidad, eres don de los hombres perfectos que saben dominar sus pasiones, singularmente cuando escriben para el público.
Cuando la ecuanimidad no asiste, la ira transforma en fiera a los racionales. Es una batalla difícil vencerse a uno mismo, lidiando contra las bajezas del odio y la envidia.
Dicen que los artistas, aunque inspirados por el cielo, no suelen ser a veces modelo de ecuanimidad. Se habla del carácter insufrible de tantos semidioses a quienes marea la cima y vuelve chocantes la ciega fortuna. Vulgar es descubrir qué profundos rencores, rivalidades implacables arraiguen entre colegas. Si por un anverso brillan, cual si el oro de sus méritos nos deslumbrase, por el reverso dejan ver que son de barro.
Ecuanimidad y perseverancia, grandes factores de la filosofía del periodismo.
Cuando las comodidades de la vida entran en primera línea sobre otras consideraciones más nobles, cuando la corriente materialista es la única digna de estima y preferencia, triunfa el concepto de lo agradable sobre lo excelente.
Si en la marcha de los pueblos se extiende esta apreciación, quiere decir que se han aflojado los resortes morales, que las resistencias de la virtud son insignificantes y que la austeridad y el sacrificio agonizan.
Todo se falsifica: talento, civismo, desinterés, franqueza, merecimiento, cedieron el puesto a la conveniencia. El logro material, la existencia fácil, la utilidad alzan sus tiendas de campaña para cobijar a sus adeptos de prensa, que suelen feriar la pluma y hasta se van al chantaje.
Presenciamos deformaciones, atropellos al buen gusto, escándalos morales, desbordes, mientras las luchas por el ideal, abnegado y hermoso, se debilitan porque es de mayor mercantilismo la campaña de las componendas; porque el desinterés nos manipula en la sombra.
Justicia, comprobación ética, dejan de ser fundamentales, porque el aspecto débil conquista simpatías. La lógica se ofusca. Pocos aciertan a examinar el pro y contra de las cosas, la equidad de los problemas sociales, la pureza o el vicio de los procedimientos políticos. La parcialidad aconseja, la equidad se retira. Por esto, las infracciones legales son diaria comidilla.
¿Síntoma de la descomposición social que se prefieran las risas y las burlas a las serenas reflexiones y al reparo bien intencionado? Se multiplican las notas chabacanas, los chistes políticos, las sátiras. Con razón para estos períodos degenerativos la risa parece salvar un compromiso y la verdad es imprudencia. Alguien ha recordado que “la escuela de los retóricos, ante un silogismo de hierro, contestaba con un chiste”, que no es demostración de espiritualidad en este caso, sino de simulación de talento.
Van a menos los pueblos cuando sus buenas costumbres han descendido de su trono. Abnegación, sacrificio, desprendimiento y el principio santo de observancia del deber, cedieron su noble sitial y son víctimas de aleaciones, como las monedas falsas.
Sinceridad, virtud rarísima, clarifica las acciones humanas, quitando borras de engaño e impurezas psicológicas. Conviene la sinceridad en el periodismo para el triunfo de sus ideales.
En 1893 el educador francés Julio Payot, firmó el prólogo de su célebre libro “La educación de la voluntad”, que ha inspirado a muchos pedagogos, que señalaron orientaciones en bien de la juventud. En Payot está la fuente de muchas ideas saludables y sinceras. Hay que combatir a los formidables enemigos que tienen postrados el carácter de la prensa. Le cumple esforzarse para, en muchos casos, no ser moralmente floja, para no languidecer. “Apatía, inconstancia, desaplicación –dice- son otros tantos nombres adecuados para designar ese fondo de universal pereza que es la naturaleza humana lo que la gravedad a la materia”.
Viejos libros, consignan sugestiones de perenne actualidad para el periodismo. Muchos pensadores han aconsejado remedios contra la pereza, apatía y desidia reveladas en letras de molde y denunciadores de insinceridad.
Mientras más atrasados son los pueblos, se resisten más a curarse de estos males, que se retratan diariamente en los medios. Huyen del esfuerzo perseverante. El trabajo es en ellos cruel tortura y se acobardan de exponer la verdad clara y llana. Payot cita la escasa preparación y el ningún esfuerzo de sus compañeros de colegio. Alude a que los universitarios aspiran a ideales poco elevados, que sólo les proporcionan satisfacción inmediata. Por esto, reproduce las férreas palabras de Maneuvrier en “La educación de la Burguesía
