Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
Añeja, perdida en el azul del mar, a través de la niebla de años, se alza La Habana de piedras con su carga de historias. Recorrerla despacio, con mente atenta, nos lleva de vuelta a un tiempo de luces y sombras, de pasiones desbordadas, de ensueños... Maritza y Serguei han creado un mundo fantástico y a la vez real, y nos invitan a descubrirlo: innegable e inexistente, rancio y fresco, siempre subyugador… De la mano de sus creadores, esta obra nos impulsa a descubrir los secretos ocultos entre las piedras y sombras de las plazas habaneras, de lo que un día fue el centro vibrante de una poderosa ciudad.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 108
Veröffentlichungsjahr: 2017
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Título original: Piedras y sombras. Plazas de la Habana Vieja
Edición y corrección: José Quesada Pantoja y Pilar Sa
Diseño interior: José Quesada Pantoja, Pilar Sa y Maritza Verdaguer Pubillones
Diseño de cubierta y emplane: José Quesada Pantoja
Conversión a ebook, ajuste de imágenes y revisión: Ana Molina G.
Fotografía y dibujos: Maritza Verdaguer Pubillones
© Maritza Verdaguer Pubillones, 2015
© Serguei Svoboda Verdaguer, 2015
© Sobre la presente edición:
Ediciones Cubanas, 2016
ISBN 978-959-7230-88-5
Sin la autorización de la Editorial queda prohibido todo tipo de reproducción o distribución del contenido.
Ediciones Cubanas, Artex
5ta. Ave. No. 9210. Esquina a 94
Miramar. Playa, La Habana
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público.
Distribuidores para esta edición:
EDHASA
Avda. Diagonal, 519-52 08029 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España
E-mail:[email protected]
En nuestra página web: http://www.edhasa.es encontrará el catálogo completo de Edhasa comentado
RUTH CASA EDITORIAL
Calle 38 y ave. Cuba, Edif. Los Cristales, oficina no. 6 Apartado 2235, zona 9A, Panamá
www.ruthcasaeditorial.org
www.ruthtienda.com
Más libros digitales cubanos en: www.ruthtienda.com
Síganos en:https://www.facebook.com/ruthservices/
Primero que todo agradezco a Pilar Sa Leal, que ha sido la editora de la versión original de este libro y que ha estado siempre a mi lado compartiendo el diseño de los formatos que imaginé y que ella materializó digitalmente. Además hizo suya la idea y aportó importantes y creativas soluciones.
A Raúl Torricella Morales, por su entusiasmo y por haber publicado esta obra en la editorial Universitaria comoe-book, acción que permitió que ganara el premio de diseño del libro digital en la Feria del Libro de La Habana 2015.
También a mi esposo, Vladimir Svoboda y a nuestro hijo Serguei, por la paciencia, así como por el apoyo emocional y material que me han brindado.
Muy especialmente reconozco la labor constante y observadora de mi nuera Carolina Arteaga, que ha realizado la revisión de este libro en sus diferentes fases.
A Carlos Venegas Fornias, por permitirme utilizar la valiosa información de su libroPlazas de Intramuro, junto a otras publicaciones personales. Agradezco también la corrección rigurosa de cada uno de los resúmenes históricos.
A Felicia Chateloin, que hizo el primer análisis de mis dibujos y efectuó críticas muy certeras.
Por último, quiero agregar a José Quesada Pantoja, que es el editor de esta versión impresa, para la cual ha realizado un excelente trabajo de revisión y adaptación del libro a los requerimientos de Ediciones Cubanas, así como a Susana García Amorós, editora principal y a Tania Vargas, gerente general, por su paciencia y dedicación para complacerme en mi deseo de que el libro quedara lo más parecido posible a su versión original.
Bajo el novelesco rótulo de Piedras y Sombras. Plazas de La Habana Vieja, las Ediciones Cubanas de ARTEX nos ofrecen un título que, a primera vista, podría parecer algo ya conocido. Pero en realidad estamos en presencia de un libro diferente. Su argumento se sumerge en el contorno de las plazas habaneras, esos espacios públicos primigenios que, arrancando de la Plaza de Armas y continuando en la Plaza Nueva (hoy Vieja), de San Francisco, y la de la Ciénaga (hoy de la Catedral), fueron conformando y consolidando el tejido urbano de la ciudad antigua, otorgándole además una especial condición policéntrica, sin paralelo en las urbes españolas en América.
Al estudio de las plazas del Centro Histórico se han consagrado volúmenes esenciales, desde los estudios pioneros de Emilio Roig, pasando por las minuciosas revisiones de Joaquin Weiss, hasta los eruditos ensayos contemporáneos de Carlos Venegas. Sin embargo, el libro que hoy presentamos, si bien toma elementos informativos de aquellos que he mencionado, es un texto diferente. Se trata de un libro especial por variadas razones, y lo es desde su misma creación, pues su origen se debe a una pareja autoral infrecuente: una madre y su hijo. Arquitecta ella, dramaturgo él. Santiaguera ella, habanero él. Dibujante ella, narrador él.
Ambos nos proponen un recorrido de múltiples dimensiones espirituales por las plazas del Centro Histórico. Es un panorama ondulado que se vislumbra y se disfruta en diversos planos de lectura: el histórico, el urbano, el artístico y el narrativo. Cada uno de ellos complementa al otro, y entre todos van bordando una fina urdimbre que, cual fría llovizna invernal, nos va penetrando por todos los sentidos, para devolvernos una imagen personalísima y fantástica de la ciudad.
Los elegantes dibujos de Maritza Verdaguer Pubillones son parte ya del imaginario visual urbano de La Habana. Y lo son precisamente por eso, porque no pretenden ser realistas en un sentido estricto, sino que, al contemplarlas, estas hermosas plumillas nos evocan los siglos precedentes y despiertan en nosotros esa nostalgia que solo se siente por aquello que alguna vez se tuvo y hoy se ha perdido. Lo que más me atrae de estos apuntes es justamente su enigma, la mirada subjetiva y oblicua que nos ofrece de lugares mil veces visitados, pero que aquí aparecen desde un ángulo imprevisto o una zona secreta, con fulgores de aquellos inquietantes grabados renacentistas que nos dejó el italiano Piranesi.
Tal es el caso del interior de la torre campanario de la Catedral, la pequeña escalinata de acceso al templo desde la calle San Ignacio, el escondido callejón de Teneza, la eficaz escalera interior del Palacio de los Capitanes Generales, la espléndida sucesión de arcos barrocos del Palacio del Segundo Cabo, la altiva verja del Templete, la misteriosa torre de la Giraldilla o los renovados portales y sorprendentes vitrales de la Plaza Vieja. En este último espacio, un restituido Hotel Palacio Cueto nos recrea, y al mismo tiempo nos anticipa, la extraordinaria fachada art nouveau que recuperará una vez terminada su restauración.
Acompañando los dibujos de su madre, las narraciones breves de Serguei son una sucesión de historias minimalistas que pudieron ocurrir en estos misteriosos ámbitos, una exquisita y reveladora muestra de las obsesiones y angustias, temores y esperanzas, certidumbres y flaquezas de quienes los habitaron o caminaron sus calles. En muchos casos son piezas de tono intimista y de una extraña ternura, con finales inesperados y un lirismo conmovedor. Si hubiera que seleccionar un tema que las reúne a todas, ese asunto sería invariablemente la pasión.
Esa pasión que salva la honra de Aquilino Morazen y Bernardo Montero, que nos revela el secreto del secular guardián Clodomiro, que nos muestra el ardor lujurioso de Don Miguel Tacón y Rosique o que conduce a la locura de Aníbal al pie de la Giraldilla. Son relatos de una gran intensidad dramática, no exentos de humor, erotismo y fina sensibilidad. Quizás la narración final, donde el fantasma del escritor corre por caminos y plazas en pos de un perro callejero, y en el que todas las historias confluyen, sea el mejor ejemplo de esta comunión de plenitud humanista y destreza literaria.
Estamos en presencia de un libro fascinante y lleno de amor. De amor por la ciudad, sus rincones, sus atmósferas, sus rituales citadinos, sus imaginarios urbanos y sus ocultas pasiones. De amor también por su belleza, su perseverante y cuidadosa recuperación; y por todos esos atributos, tangibles o etéreos, que nos hacen apreciarla y servirla, que nos duela su deterioro y que nos conmueva su espléndido linaje de ciudad puerto, ciudad plaza, ciudad mujer, ciudad épica, ciudad mística, ciudad mágica…
Este es un libro para ser disfrutado como un objeto de rara belleza, para guardarlo entre los tesoros de la biblioteca, para no prestarlo a nadie o para obsequiarlo delicadamente a una persona inolvidable. Desde sus páginas, Maritza y Serguei nos invitan a un viaje invisible por las plazas habaneras, entre sus apretadas callejuelas y esquinas rumorosas, como quien sueña un sueño. De ese estupendo recorrido volverán siendo mejores seres humanos y queriendo más a esta esplendorosa ciudad.
FÉLIX JULIO ALFONSO LÓPEZ
22 de diciembre de 2015
Las cuatro principales plazas de la Habana Vieja constituyen el tema de este libro, que no solo tiene el fin de recrear su arquitectura. Las peculiares características de estos espacios, alcanzadas en el devenir de una secular y compleja trayectoria merecen una mirada más abarcadora, y sobre todo más humana al grupo de importantes edificios públicos, mansiones e iglesias que los componen. Por esto hemos reunido en esta obra una colección de dibujos, cuentos y resúmenes históricos vinculados a la parte más antigua de la capital.
En el momento en que se construyeron estas edificaciones, estuvieron repelladas y pintadas de vivos colores. Era un tiempo en que la artesanía en la albañilería florecía y todos los detalles de columnas, molduras y balcones, quedaban marcados y coloreados. Algunas mantuvieron esas terminaciones, otras perdieron su revestimiento en sucesivas remodelaciones y de este modo las vemos actualmente, mostrando las piedras con que fueron construidas, acentuando su aspecto de vejez. Los edificios cambiaron de personalidad, como cambia un ser humano de la niñez a la ancianidad. Y así, sin piel, han llegado con nosotros al siglo xxi.
Las puertas y ventanas con sus rejas también fueron teñidas en colores contrastantes, que realzaban los detalles de su manufactura. Primero se realizaron de madera, y luego fueron sustituidas por el hierro.
Al perder el revestimiento, el derroche de color ha cambiado y se ha convertido en juegos impresionantes de luces y sombras. Su personalidad ha disminuido en energía de color, pero ha ganado en profundidad y fuerza emotiva. Como si la historia de todas las generaciones anteriores que las vieron en sus diferentes etapas estuvieran latentes en cada una de sus piedras.
Así las he visto yo, y así he querido plasmarlas en mis dibujos: como son actualmente, con toda su carga de historia. Son mis reinterpretaciones de los espacios. Algunos son exactos, otros se han adaptado al movimiento de quien observa, pero siempre tratando de conservar la escala de los objetos. Todos fueron dibujados a tinta. Las fotos de las informaciones históricas son el fruto de mis largos andares por La Habana.
Los cuentos, escritos por mi hijo, quien comparte conmigo su amor por esta vetusta imagen de la ciudad, tratan de apresar los distintos ambientes que pudieron haber existido en estas localizaciones durante épocas diferentes y aunque manejen en su trasfondo algunos hechos y personajes reales reconocidos por la historia, las anécdotas son total producto de la ficción.
Los resúmenes históricos que aparecen complementando los dibujos, han sido realizados por mí, tomando como referencia la información del libro Plazas de Intramuro de Carlos Venegas Fornias y de La Arquitectura Colonial Cubana de Joaquín Weiss.
Maritza Verdaguer Pubillones
Se ha afirmado, con bastante acierto, que una ciudad hispanoamericana es una plaza mayor rodeada de calles y casas, en lugar de ser un conjunto de casas y calles alrededor de una plaza mayor. Dejando a un lado la probable exageración que pueda existir en esta imagen, el contenido es válido para trasmitir la significación que este espacio central llegó a alcanzar en nuestras ciudades.
Carlos Venegas Fornias
Una plaza no es más que un espacio abierto donde se centran diferentes actividades urbanas, sus características son el resultado de las acciones que en ella se generan.
Las plazas de los poblados fundados por España no fueron una excepción. La mayoría tuvo en su seno entidades de administración, militares, religiosas y mercantiles. Entre estas, la función religiosa fue la que hizo que uno u otro lugar destacara más, al ser la iglesia un punto focal físico relevante.
El poblado de San Cristóbal de La Habana fue fundado en la costa sur de la isla, entre 1514 y 1515, pero con posterioridad se trasladó hacia el norte, primeramente a la desembocadura del actual río Almendares y en la década siguiente al sitio definitivo donde se encuentra en la actualidad, en la entrada de la bahía, aproximadamente en la zona que actualmente ocupa la plaza de Armas.