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Este ensayo profundo e íntimo parte de una experiencia en terapia escénica, donde la figura de Pinocho emerge como espejo del niño interior herido. A través del análisis junguiano, el autor reinterpreta la historia de la marioneta de madera como un símbolo del proceso de individuación y sanación emocional. Explorando temas como el arquetipo del niño, la ausencia materna, el complejo de Edipo y el deseo de pertenencia, este libro invita a los lectores a mirarse a sí mismos con compasión, integrando sombras y luz en la búsqueda de convertirse en humanos "de verdad".
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Seitenzahl: 123
Veröffentlichungsjahr: 2025
WALTER ENRIQUE EMBON
Embon, Walter Enrique Pinocho, imagen arquetípica del niño roto / Walter Enrique Embon. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2025.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-87-6523-5
1. Ensayo. I. Título. CDD A864
EDITORIAL AUTORES DE [email protected]
Introducción
Terapia Escénica: un punto de giro
El simbolismo de la marioneta en diferentes contextos
Representación del espíritu
Conexión con el mundo invisible
Influencia externa y destino
El alma encarnada
El uso de la marioneta en diferentes tradiciones
Rituales religiosos
Terapia
Arte y literatura
La consigna del Grupo “visualizar a Pinocho”, para verme reflejado en él y ver qué me comunica esa imagen
Características del Niño Interior
Niño Interior – heridas emocionales
¿Cómo reconectarse con el niño interior?
¿Qué es el arquetipo del niño? ¿Cómo se plasmó esa imagen arquetípica en el tiempo?
¿Por qué hablamos de imagen arquetípica del niño interior o de Pinocho y no de arquetipo?
El arquetipo
La imagen arquetípica
Claves para detectarlo
Ausencia presencia de la madre de Pinocho
Definición
Características del Puer Aeternus
El síndrome de Peter Pan
Importancia de la integración
El material donde es creado Pinocho es la madera
Aspectos de la madera como material sagrado
Uso en rituales y ceremonias
Simbolismo
Relación con la vida y la muerte
Origen de la vida
Estructuras religiosas
Propiedades curativas
El desarrollo del alma de Pinocho
El regalo del Hada Azul
El Grillo Parlante
La capacidad de aprender
Sentimientos
La recompensa final
Consideraciones adicionales
La importancia de la verdad
La influencia de los padres
La naturaleza del alma
Interpretación psicoanalítica de Pinocho
La búsqueda de la identidad
El conflicto entre el impulso y la realidad
El papel del Hada y Pepito Grillo
La importancia de la verdad
La influencia del contexto social
La paradoja de Pinocho
La transformación y la madurez
El “yo” y la integración
El cuento como metáfora. El deseo colectivo
La influencia de la conciencia
La transformación como meta
La búsqueda de la identidad
El proceso de individuación
Significado
Propósito de la vida
Meditación
En el gnosticismo
Inspiración en la historia
Simbolismo y mensaje
Perspectiva de crecimiento personal
Ejemplos de cartas y su interpretación
Geppetto
El Hada Azul
Pepito Grillo
El Cuervo
Por qué mentimos
¿Qué es el complejo de Edipo?
Pinocho y el complejo de Edipo
La relación con Geppetto
La búsqueda de una identidad
La figura de la Ballena
La figura de la Muerte
La figura del Gato y el Zorro
El niño herido. Las cinco heridas de la infancia
Las cinco heridas de la infancia y cómo sanarlas
¿Por qué es importante sanar las heridas de la infancia?
Sanar las heridas de la infancia permite
La transformación de Pinocho
El Lapis Philosophorum
La Lapis Lazuli
El azul representa la paz y la armonía
Significados del tronco del árbol
Características de Groot
Significado de su muerte
Explicación
Explicación
Conexiones con la espiritualidad
Explicación
El monomito de Pinocho
Veamos a algunas de las etapas del monomito
Mundo ordinario
Llamada a la aventura
Rechazo de la llamada
Conociendo al Mentor
Cruzando el umbral
Pruebas, aliados, enemigos
Aproximación a la cueva más profunda
Ordalías
Recompensa (Apoderarse de la espada)
El camino de regreso
Resurrección
La salida
La llamada de la aventura
El rechazo de la llamada
La ayuda sobrenatural
El cruce del primer umbral
El vientre de la ballena
La Iniciación – ritos de iniciación
Las distintas pruebas
El encuentro con la diosa
La reconciliación con el padre
La apoteosis
El don final
Resultado de imagen para Estrella de Salomón
El simbolismo del muñeco Pinocho
Pinocho. El cuento original. (Adaptación - Mundo Primaria)
La pregunta que un niño puede hacerse es: ¿Pinocho, es bueno o malo?
Ejemplos de dragones terribles en la cultura popular
Otros significados de los dragones
Sentido de las alegorías simbólicas
El itinerario del pequeño héroe
Conclusión abierta
En circunstancia, de estar atravesando, una crisis existencial; y con motivo de haber ido a buscar alivio o algún bálsamo para el alma, concurrí a un grupo de terapia escénica, que me abrió una ventana inesperada, la que expandió mi visión y mi punto de vista, y por, sobre todo, me dio una nueva perspectiva, de lo que me estaba sucediendo.
Cabe aclarar, que la elección de esa forma de terapia para encontrar una salida al conflicto que me aquejaba, fue porque conocía a la coordinadora del grupo de terapia escénica, quien había sido mi psicóloga hacía muchos años, con ella era muy joven (en su primera etapa de ortodoxia psicoanalítica, ella estaba recién recibida de la UBA; y que luego, por las vicisitudes de su vida y de sus experiencias, fue deviniendo en una psicóloga “open mind”; que –según ella comentó– sucedió, cuando entendió de que iba la cosa, más amor y menos ciencia des-humanizada) pero por sobre todo porque era una profesional muy competente y muy contenedora.
En ese entonces, y sin buscarlo ni advertirlo, imprevistamente irrumpió el personaje de Pinocho subrepticiamente, para dar luz en el intersticio oculto de mis conflictos (sin advertirlo ni imaginarlo, se introdujo por esa ventana que hable más arriba), con toda su viva realidad psicológica y desparpajo de reminiscencias infantiles.
Volviendo a la terapia escénica, en el desarrollo de la sesión de ese día, llegó mi turno de presentación al grupo e hice una breve reseña de quien era y mi problemática, y una vez terminado y escuchado por todos los concurrentes, una participante espontáneamente sugirió como una devolución grupal, que tal vez, el personaje giro, del que estaba buscando y producirá un destrabe en mi psiquismo, podría ser Pinocho.
Los demás participantes habrían asentido a esa sugerencia que resultaba ser más intuitiva que racional fue aprobada por todos, lo que me produjo cierto azoramiento por esa propuesta ilógica. No entendía, por qué tenía que ser ese personaje infantil sugerido para desempantanar mis conflictos. Por supuesto, que, en principio al escuchar a mis compañeros de análisis la sugerencia de ese personaje de cuento infantil, despertó cierta resistencia para aceptarlo. No entendía por qué Pinocho y no otro personaje, que fuese más real o más cercano a mis características personales.
Ante todo, para aquellos lectores, que desconocen que es una terapia escénica, les doy una explicación rápida y sintética, diría que es una vertiente del arte escénico o teatro con fines terapéuticos. Se trata de un tipo de psicoterapia integrada en el concepto genérico de Terapia artística, ya que utiliza una de las diferentes disciplinas artísticas para llevarse a cabo.
Específicamente, se puede comprender esa terapia como la aplicación de una estructura dramática, con un fin terapéutico. Esta estructura no es otra cosa que la ordenación de los acontecimientos a través de la representación de un conflicto, una trama que ordena los acontecimientos, y personajes que luchan por conseguir sus metas en medio de la tensión que genera este conflicto planteado. A partir de estos elementos, se produce una interacción entre los personajes (actuados por los participantes), que, en el desarrollo de la trama, para resolver el conflicto, deben ir transformándose.
El principio básico de esas terapias escénicas (o psicodramáticas) es la acción. Se considera una terapia alternativa o complemento a las terapias llamadas “conversacionales”, partiendo del supuesto de que, mejorando la creatividad y la capacidad expresiva del consultante, se permite la expresión y simbolización de emociones y experiencias, logrando así el cambio terapéutico necesario.
Cuando uno está estancado, empantanado en un problema no puede salir de ahí. Por eso, cuando uno logra salir de ese estado estático, de reposo y se pone en marcha, aparecen las soluciones, y muchas parecieran ser mágicas, pero no lo son, siempre estuvieron ahí, solo que al andar uno la ve en la acción y no en su especulación. Hay un poder “cuasi milagroso” en la acción, ya que la cabeza, por sí solo y encerrada en sus intelecciones no puede producirlo, y más cuando esa acción, está bien intencionado en el amor, y en una sanación terapéutica.
En el caso específico, de la terapia escénica, según la escuela de Graciela Piperno, la coordinadora amorosa, de quien les hablaba al principio, era encontrar el personaje giro, que es quien nos va a dar la llave para destrabar el conflicto.
La Terapia Escénica es uno de los “Cuatro Modos de Hacer Psicodrama”. Para entender su especificidad recurrimos habitualmente a la metáfora de los cuatro elementos de naturaleza. Sus postulados son los siguientes:
Sostiene que el psicodrama clásico, ortodoxo o Moreniano corresponde al elemento Tierra porque focaliza su atención en la catarsis liberadora que es la catarsis de acción y a la catarsis de integración que es la grupal por excelencia.
El Psicodrama Psicoanalítico se lo vincula al elemento Agua, porque bucea en las profundidades del inconsciente, en lo oscuro de lo emocional y en los orígenes, las causas, la matriz. Busca el “insight” o el darse cuenta de por qué nos pasa lo que nos pasa.
Al Esquizo (psico)drama o Esquizodrama se lo puede relacionar con el elemento Aire porque básicamente es una filosofía, un nuevo universo de ideas, una revolución en las lógicas de pensar las cosas lo que establece las diferencias y permite los desbloqueos.
Y por último la Terapia Escénica, fundada en el 2002, propone la integración de los tres modelos que antes mencionados, pero a su vez la superación de los mismos. ¿Cómo se hace? La metodología específica es la creación de personajes–giro que nos liberen de las escenas detenidas (antes llamadas de captura) o empantanamientos existenciales.
¿Por qué vincula a la Terapia Escénica con el elemento Fuego? Porque vuelve a poner en el centro de la escena el tema de “chispa divina”, es decir, la Creatividad como pulsión fundamental que nos permite no solo “analizar lo que está” sino dar existencia a lo que no está. El abordaje clínico cotidiano, se refiere a aquel aspecto de nuestra personalidad que “nos está haciendo falta fundar” para expandir nuestra potencia vital.
Y como todo debe evolucionar para hallar nuevos equilibrios superadores, cada expansión nos introduce en nuevos territorios escénicos, nuevas vidas para nuestra querida alma tal vez cansada de repetir siempre más de lo mismo.
Unas de las ideas del grupo, era que conectase con mi niño interior a partir de Pinocho, no lo habían sugerido como el lugar común de asociar Pinocho a la mentira y al tamaño de la nariz, sino al deseo de Pinocho de ser un niño de verdad, en toda su amplitud y vicisitud. Lo que metafóricamente, podría asociarse con el niño interior “y de volverse sano, libre feliz” o el re-nacimiento del niño interior reprimido, a partir de la aceptación del adulto que lo alberga, lo cobija y lo llena de amor.
La idea que subyacía en Pinocho, era en principio, que todos somos unos Pinochos rotos, o, mejor dicho, unos niños heridos, que vamos por la vida como marionetas averiadas con ropas de adultos, y que, para ser auténticos, tenemos que arreglar ese mecanismo defensivo que nos atrofió el corazón de carne y que nos des-humanizó, para lograr ser adultos plenos,
Al principio la idea de que había un vínculo entre Pinocho y yo, no me resultó muy agradable.
Pero era indudable que el conmovedor relato de Pinocho, tenía una verdad psicología que no atisbaba a ver y que lo validaba el hecho de que había superado la prueba del tiempo. ¿Pero entonces, qué me dice entre líneas ese relato de Pinocho? Nace un niño. Sin embargo, no es un niño, sino una marioneta. Y no nace de una madre, como todos los niños, sino de un tronco de madera. ¿Dónde está su madre? ¿Cómo puede un niño nacer sin madre? Cuando nace, ya es un niño grande, en edad escolar y más allá. Se saltan todas las etapas más importantes de la evolución infantil. Pinocho nunca ha sentido el calor maternal, nunca ha sido besado, acariciado ni persuadido por una mamá, y solo era un trozo de madera necesitado de amor maternal. Lo primero que hace es portarse mal y decir mentiras.
Un niño que recibe el cariño que necesita no miente. Se miente cuando la realidad es inaceptable; son un sustituto fantasioso de ella. La realidad inaceptable para Pinocho era no tener madre. Sin embargo, ¿es verdad? ¿Es la historia real o el cuento oculta tras una cortina una realidad que ha sido cubierta por el velo de la represión? Así como en el mito bíblico la cortina se abre con un dios-padre que se inclina sobre la tierra para crear de ella al primer hombre, de la misma manera la historia de Pinocho comienza con un padre que se inclina sobre un trozo de madera para crear a su hijo. En cuanto Pinocho empieza a moverse y a decir mentiras, le crece la nariz. Sabemos por la investigación psicoanalítica que la nariz es un sustituto fálico masculino. Si a Pinocho le crece la nariz, significa que tiene una erección. Los emperadores bizantinos, cuando querían impedir que un pariente o competidor ascendiera al trono, le cortaban la nariz, es decir, lo castraban. De esta manera, lo excluían definitivamente de ser un competidor potencial. Más abajo, se analizará con más detalle ese complejo de castración.
¡Qué historia tan extraña! Un recién nacido, que no es un niño sino una marioneta, nacido de un trozo de madera por la mano de un padre carpintero (quizás ahí esté una reminiscencia de José, el padre de Jesús). Un hijo sin madre y sin un corazón humano.
Vemos en esa marioneta, una representación de un niño incompleto, un niño carenciado del amor materno. Un niño herido o roto.
Esa imagen del niño herido o roto, me pone en alerta. Está hablando del niño que habita dentro de nosotros, y cuando nos deprimimos, nos frustramos o entramos en cólera, es cuando debemos prestar atención a ese pinocho incompleto que llevamos, y tomar conciencia y observar la herida o la carencia, con la mirada de un adulto amoroso y comprensivo, y así curar los diversos aspectos que no han cicatrizado de nuestra infancia.