Plan de vuelo - Antonio Esquinca - E-Book

Plan de vuelo E-Book

Antonio Esquinca

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Beschreibung

"La altura del vuelo del espíritu es directamente proporcional al alcance de nuestros anhelos." Antonio Esquinca Antonio Esquinca presenta una obra clara e inspiradora en la que te propone conocer tu cuerpo, mente y espíritu, y dedicarlos a entender mejor la vida, fortalecer tus deseos y valores, ampliar tu conciencia y hacer de la espiritualidad uno de los pilares del desarrollo. Desde emprender una exploración interna y plantearnos las preguntas clave sobre nuestro sitio en el universo, hasta reconocer la importancia de concentrarnos en nuestras metas con humildad y honestidad, Plan de vuelo es una invitación a vivir la vida como un viaje emocionante, variado y lleno de posibilidades.

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Este pequeño libro está dedicado a todos ustedes: las almas que se han dejado tocar y que me han tocado.

Pues en ese intercambio de cotidianidad nos hemos construido, y han hecho crecer en mí el sentimiento más puro que cualquier humano pueda llegar a entregar y sentir por otro de la misma especie, en un anonimato tan insignificante que me atrevo a decirte: INFINITAS GRACIAS. Te amo por elegirme.

Este libro es para mis guardianes: para mis ángeles y para mi guía, amigo, protector y proveedor: San Antonio. Pero sobre todo para esos hermosos seres que siempre están ahí, incluso más cercanos, más tangibles que cuando pude abrazarlos: mi mami, Tito, Chipa, Samuel, Teorim, Elías.

A mi amado roble, inmenso en sabiduría y vencedor de cualquier estadística, pronóstico, carrera o teoría, que me dio la buena fortuna de ser su hijo: mi papi.

A mi amado clan con el que he caminado realidad tras realidad, MI TESORO MÁS GRANDE: MI AMADA FAMILIA. Mis hermanos, hermana, sobrinas, sobrinos, cuñadas y cuñados.

También está dedicado con inmensa admiración y gratitud a quien me ha tendido la mano, cuidado e impulsado con enorme cariño y respeto en una década: Francisco Aguirre Gómez.

Está dedicado enteramente a quien enteramente ha estado. Mi flanco izquierdo, mi inquebrantable y entrañable “best mate”, mi mejor curador: Juan Carlos.

Y está dedicado, con el más profundo GRACIAS, a mi amiga, amor, cómplice, terapeuta, despertador, inspiración, compañera, mujer, pareja:

Mi Clodia.

Prólogo

Imaginar es ver. Es una forma de ver. La diferencia entre lo que imaginas y ves es la creencia de que lo que crees que imaginas es lo que realmente es y ves.

DRUNVALO MELCHIZEDEK

Cuántas veces nos hemos sorprendido soñando con un vuelo. Ya sea que volemos en un artefacto o que flotemos. La sensación de vuelo para el ser humano es por sí misma una ventana a la libertad, un breve asomo a la incomparable experiencia de estar desprendidos del suelo y romper el espacio de los límites para literalmente despegar.

Cuando éramos niños gozábamos de un permiso intrínseco para volar con nuestra imaginación comandados por el llamado del alma, con su inconfundible brújula y diseño de vuelo. Muchos o la mayoría rebasábamos las fronteras de lo imposible para hacerlo posible. Al parecer teníamos fresca una memoria que nos otorgaba la certeza de que volar era parte de lo nuestro. Cuando veíamos las caricaturas, a pesar de ser advertidos de que aquello era puro cuento, una parte nuestra guardaba con recelo la posibilidad de que eso, que parecía ajeno, de alguna forma seguía perteneciéndonos. No es fortuito que la mayoría de los niños soñaran con ser pilotos, y las niñas, aeromozas (término que se usaba en épocas pasadas).

Toño Esquinca no es la excepción. En alguna de nuestras pláticas me contó que siempre soñó con ser piloto y que más allá del uniforme elegante y atrayente, era la sensación liberadora de volar comandando una nave que lo llevara al cielo, a las nubes, incluso al espacio para tocar, aunque sea un poco, las increíbles trayectorias que forman las aves, lo que le resultaba tan incitante.

Los caminos lo condujeron por otros rumbos, sin embargo, como en muchos, el anhelo del vuelo permaneció en el cofre del tesoro escondido de los sueños del alma.

El vuelo, pues, es vuelo como tal cuando podemos realizarlo de una manera literal. Sin embargo, se abre como un abanico de infinitas posibilidades al remontarnos a nuestros sueños infantiles, cuando nos permitíamos verdaderamente volar. El vuelo se levanta al ser inocentes, al tirar nuestras cargas, al liberar el peso que verdaderamente nos mantiene atados con una fuerza mucho mayor a la de la gravedad: nuestros propios límites.

A lo largo de su trayecto y a pesar de nunca haberse graduado como piloto, Toño ha descubierto que la verdadera forma de volar puede encontrarse en el andar de nuestras vidas.

Este libro explora los componentes que todos como humanos tenemos ya como nuestro propio artefacto de vuelo: nuestra tecnología interna, que está diseñada para mucho más de lo que ahora, como adultos, creemos que sabemos.

Con un tono suave y ameno, Toño describe el plano de nuestro propio instrumental de vuelo recopilado a través de enseñanzas de distintas tradiciones espirituales y experiencias personales, que deriva en una propuesta inspiradora de un Plan de Vuelo que podemos tomar como herramienta para comenzar a arrancar motores, abrirle las puertas al incalculable poder de nuestro espíritu y emprender el vuelo de nuestro Ser hasta llegar, ¿por qué no?, al vuelo perfecto: volar con nuestro cuerpo de carne y hueso.

CLAUPATRA

Prefacio a la nueva edición

Las personas que NO saben lo que quieren, en ocasiones lastiman a las personas que SÍ lo saben.

No por maldad, sino porque la energía y vibración de incertidumbre que emanan se transfiere a todo lo que hacen, lo que dicen, lo que tienen, lo que sienten, lo que tocan y a quienes conviven con ellos. La llevan consigo en cada inhalación y exhalación.

No somos perfectos, de ninguna manera, pero siempre debemos de saber que somos suficientes. Y trabajando en nosotros mismos, podemos acercarnos lo más posible a nuestra propia perfección alimentándonos sanamente de todo aquello que nos edifica y nos hace mejores, desde la comida hasta lo que vemos, lo que escuchamos, lo que decimos… y lo que compartimos.

Elige no aferrarte a las malas noticias, a las desgracias, al caos, a los chismes, a las traiciones, a la escasez, al miedo y al odio.

Aliméntate de risas, de naturaleza, de buena música, de arte, de poesía, de gratitud, de limpieza, de buenas compañías, de aire fresco, de riqueza, de amor, de sol y de todo lo bueno y maravilloso que la vida nos ofrece. Acostumbra a tu cerebro a pensar en positivo; acostumbra a tu energía a recibir sólo cosas buenas. Eleva tu vibración para que sólo eso recibas. Y no lo digo como el típico cliché de motivación: esto es UNA LEY energética que funciona, lo quieras o no, lo sepas o no. Abundante es como Dios te quiere, y eso está en las Sagradas Escrituras.

También sé que no se pueden tomar atajos ni caminar en línea recta. Sanar es un proceso largo y un camino empedrado, lleno de curvas y baches. Pero son esas curvas y baches lo que le da sabor a la vida, lo que nos hace valorar lo que de verdad importa, lo que nos hace aprender lo que en nuestro interior siempre hemos sabido, lo que nos hace sentir empatía y compasión por el prójimo y lo que nos hace ser como Dios nos ha soñado.

Claro que en tu proceso de crecimiento tendrás momentos de retroceso. Puede que sientas la tentación de retomar viejos hábitos dañinos (¡y que hasta los retomes!), puedes romper algunas cosas o relaciones, puedes jugar a las escondidas con eso que sabes que necesitas para liberarte y crecer, puedes incluso creer que el ego es quien manda en ti. Todo esto puede ser necesario y parte del proceso, siempre y cuando sea temporal y en algún momento, finalmente, te des cuenta y salgas avante.

Disfruta del proceso, es algo muy personal.

Siempre he dicho algo que creo firmemente: “lo mejor está por venir”. En su momento puedes pensar que las cosas no salieron como las planeaste o como las mereces, pero créeme: LO MEJOR ESTÁ POR VENIR.

Para sentirte libre, antes debes sentirte un poco atrapado.

Para encontrar tu camino, te debes haber perdido antes.

Para valorar la luz, debes haber estado en la oscuridad.

Por eso, espero que este libro te ayude, aunque sea un poco, a ser una persona que sí sabe lo que quiere. Que sabe lo que merece y que está dispuesta a recibirlo en su vida con los brazos muy abiertos.

Que tiene un PLAN DE VUELO para su vida y que volará MUY ALTO.

Este libro lo escribí hace un poco más de diez años. En su momento pasó un tanto desapercibido: estaba justamente cambiándome de trabajo, transitando de una estación de radio a otra, y el volumen no recibió la atención debida. Pero creo que sus letras son atemporales y que sigue vigente, sobre todo en un momento tan significativo como el que vivimos ahora. Espero que este Plan de vuelo te ayude en el momento de la vida en el que te encuentres. ¡Disfrútalo!

Con todo mi cariño y admiración.

ANTONIO ESQUINCAMayo de 2020

Introducción (leer, por favor)

Debido a la sorpresiva aceptación de Transforma tu realidad, mi primer libro, la idea de escribir otro me aterraba constantemente; tanta gente esperando resultados, tratando de ver si era capaz de superar sus expectativas, tanta gente en espera de encontrar algo que le ayudara, tanta gente que confíaba en mí y que no quisiera desilusionar, tanta gente esperando criticarme, tanta gente apoyándome, tanta gente… Éste nunca ha intentado ser un libro de motivación. De hecho, es un libro antimotivación, antidesarrollo humano o cualquier otra cosa que quepa dentro de esas etiquetas que nunca han servido ni servirán. Quizá te sorprendas al leer esto que acabo de mencionar, pero la verdad es que nunca he creído en eso de la motivación. Conforme avances en la lectura sabrás por qué estoy en contra de la supuesta motivación y de muchos otros temas y conceptos que iré mencionando a lo largo de las páginas que me estás haciendo el honor de leer.

Como siempre le he dicho a todas las personas que me he encontrado en mi vida, y al igual que en mi libro anterior, hoy te digo que yo no pretendo enseñarte nada, absolutamente nada; es más, no tengo el más mínimo conocimiento de nada como para enseñarte algo. Lo único que espero es poder compartir cosas importantes contigo, cosas que, eso sí, he vivido y comprobado, por eso me atrevo a platicártelas. Son cosas que yo no inventé, son algo que durante todos los siglos ha estado ahí… esperando y dándose a todos los seres humanos de este planeta.

Los tiempos que estamos viviendo son en verdad importantes y sobre todo emocionantes. Los cambios que estamos presenciando en cualquier aspecto de nuestra vida son únicos y están sucediendo en todos niveles, en todos los terrenos, en todo. ¿Acaso no te has dado cuenta? A ti te han sucedido.

Estoy seguro de que sí. La magia está presente en cada instante de tu vida. Las bendiciones llegan como ríos a tu vida y a la de todos los seres humanos de este planeta; llegan para ser tomadas.

Lo que seguramente te estás preguntando al leer esto último debe ser: ¿entonces por qué hay tanta miseria, tanta hambre, tanta violencia, tanta injusticia?, ¿por qué me ha ido tan mal?, ¿por qué me pasa esto a mí? Te has de preguntar esas y mil cosas más. Yo también me las pregunto. Sin embargo, tú y yo tenemos que saber que hay sólo una respuesta, una clave, una verdadera puerta, un solo camino que absolutamente todos buscamos; hasta los más ricos, los más afortunados, los más suertudos, por decirlo así (aunque si me conoces sabes que no creo en la suerte). Lo que todos buscamos es la plenitud.

Precisamente de eso se trata la vida. Yo te apuesto a que cualquier persona que conozcas en este mundo está en busca de algo… de algo que la conecte con la plenitud. Las personas que la encontraron están a punto de dejar este planeta, o ya lo dejaron.

Pero la búsqueda de aquello que nos llenará por completo, que nos traiga la paz que tanto anhelamos y la buena fortuna en nuestra vida, en nuestras finanzas, en nuestra salud, en nuestras relaciones, es innecesaria. Esas cosas ya nos están dadas.

Todos tenemos en nuestro corazón la magia que nos hace únicos, incomparables, pero al mismo tiempo, iguales uno al otro. Todos tenemos una exclusiva chispa divina, que será descubierta y explotada a su debido tiempo. No antes ni después, sino en el instante exacto, en el momento correcto. Si estas palabras no las entiendes, no te preocupes ni me juzgues mal. Ya llegará el tiempo en que me entiendas y en que te entiendas tú mismo. Todo llega a su debido tiempo.

Así que comenzaré este libro con el único propósito de compartir contigo lo más valioso que tengo y por lo que estoy dispuesto a morir: mis creencias. Lo que comparto aquí es desde el más humilde punto de vista; lo que yo diga no vale por sí mismo, sólo es una propuesta más de entre miles de millones que existen.

Dios te bendice. Te agradezco infinitamente tu presencia aquí y ahora, mientras lees estas palabras.

...

Antes de emprender cualquier vuelo, cualquier aventura, cualquier viaje, debes conocer en qué te estás transportando, en qué tipo de vehículo vas a viajar. Bueno… pues resulta que en esta vida estás equipado con un vehículo que te llevará a todos lados y te servirá para transitar por todo aquello que desees enfrentar en tu paso por el planeta. Ese vehículo es tu ser, pero tu ser no se limita a tu cuerpo, a lo que sientes físicamente y que ocupa un lugar en el espacio, sino que va más allá. En verdad es sorprendente todo el equipo que llevamos con nosotros y con el que hemos venido a caer en la experiencia llamada vida.

Lo que me gustaría que comprendieras es que no sólo cuentas con piel, pelo, dientes, ojos, oídos, cerebro, sangre, órganos y demás partes del cuerpo que puedes tocar o sentir. No cuentas solamente con eso que la ciencia médica estudia. ¡Cuentas con un sinfín de factores más, que están contigo! Cosas, por así decirlo, que te ayudan y te hablan constantemente. El problema está en que, la mayoría de las veces, no reconocemos estas “cosas”. Y digo problema, porque estamos usando nuestro ser a un tercio de su verdadero potencial; una tercera parte de lo que en realidad podríamos experimentar.

Nuestro ser se compone de tres “realidades”, que a su vez son tres cuerpos en uno. El primero, el que todos conocemos, es el físico; el que ves en el espejo y sientes a nivel de esta realidad física, formado de carne y hueso, de órganos, sangre y demás; el que percibes cuando se enferma, el que siente dolor; tú bien lo conoces… Ese cuerpo es el que te viste, es tu fuselaje, haciendo la analogía con un avión.

El segundo es el cuerpo mental; es el que ocupa la mayor parte de nuestra existencia, ya que está dominado por nuestros pensamientos. Es al que más caso le hacemos debido a que interpreta todo lo que vemos, escuchamos, probamos, olemos y experimentamos; es el que dicta lo que es “real”. Este cuerpo es denominado por el hinduismo como manas, que significa principio pensante; es el vehículo que el ego utiliza para su manifestación.

El tercer cuerpo es al que me gusta llamar etéreo, aunque muchos autores o escuelas filosóficas y religiones lo designan espiritual. El cuerpo entérico es el que le da sentido a nuestra existencia; es el que carga de energía a toda la maquinaria y la mantiene en esta realidad que llamamos vida en el planeta Tierra. Cuando el cuerpo físico se enferma, en realidad es el cuerpo entérico el que se encuentra debilitado; por lo general, es a causa del cuerpo mental que gobierna todo dentro de nuestro ser.

Muchas filosofías y escuelas dicen que son cuatro cuerpos o más, ya que toman el de los sentimientos como un cuerpo aparte. Y prefiero incluir ese cuerpo, el de los sentimientos, en el cuerpo etéreo, porque está relacionado con el alma y con el espíritu. De hecho, en mi primer libro también hablo de cuatro cuerpos, pero he entendido, y lo explicaré a lo largo de este capítulo, que en realidad son tres, ya que los sentimientos o emociones que te engrandecen o, mejor dicho, que sacan de ti los principales valores como ser humano, vienen del corazón, el cual está íntimamente relacionado y conectado con el Yo superior (otro concepto del que te hablaré más adelante). Ese Yo superior está conectado a su vez con la más pura sabiduría del universo… es decir, con Dios.

Los tres cuerpos constituyen toda tu existencia e igualmente conforman la de absolutamente toda la creación: animales, plantas, piedras, océanos… ¡Todo! Todo contiene vida. Esa vida está sustentada para que pueda existir, es decir, para que se pueda ver, tocar, oler, saborear y escuchar, por dos fuerzas principalmente (hay muchas más, pero para lo que me gustaría platicarte sólo voy a mencionar dos), que he entendido y comprobado (te lo repito: yo no soy maestro, simplemente comparto contigo lo que he vivido): el magnetismo y la electricidad.

En todo nuestro sistema solar existen, al menos, esas dos fuerzas en todo ser u objeto, orgánico e inorgánico. Desde una simple piedra que encuentres a la orilla de un camino o una cucaracha hasta la luna y cualquier planeta. En la piedra, igual que en nuestro cuerpo físico, existen átomos y partículas más pequeñas, que constantemente chocan, rebotan y vibran gracias al magnetismo y la electricidad. Eso lo aprendimos en la secundaria bajo los principios básicos de la química y la física; sin embargo, también existen los cuantos o quantums, que son partículas aún más pequeñas que tienen vida, que se mueven, se atraen y se manifiestan. De ellos ya te hablé en mi primer libro; de cómo salen de nuestro cuerpo físico para flotar por el aire y atraer a su igual. También te mencioné que cada pensamiento produce miles de millones de quantums, cada vez que pensamos algo, y que por ley natural esos quantums van a atraer a su igual para el dueño, por así llamarlo, que los produjo con su pensamiento, o sea, tú.

Tanto nuestros tres cuerpos como la influencia del magnetismo y la electricidad están totalmente interrelacionados con todo en el universo; con los principales elementos que conforman la vida, el agua, el aire, el fuego y la tierra. Estos elementos también existen dentro de cada uno de nuestros cuerpos, ya que somos parte del todo y nuestra existencia está conectada con la existencia de todos y de todo en este planeta.

El estudio de los elementos que están íntimamente relacionados con nuestro cuerpo físico, de lo que me interesa platicarte, es de origen muy antiguo. Los conocían las grandes civilizaciones antiguas desde antes de los griegos, antes de Sócrates y Platón; antes de que existieran los Pumas en la primera división (mala broma). Aristóteles definió los principales elementos (agua, tierra, fuego y aire) como lo primero de lo cual todo se compone, no pudiendo descomponerse a su vez en otra materia distinta. Dicho en otras palabras, el fuego siempre será fuego, aunque lo encontremos en otras apariencias físicas. Aristóteles vinculó cada uno de estos elementos con las cualidades primitivas o básicas del planeta y del ser humano; es decir, calor, frío, humedad y sequedad.

Otro griego, Hipócrates, gracias a la teoría de Aristóteles, formuló la teoría de los humores, y un posible ordenamiento del temperamento de cada ser humano relacionado con las cuatro estaciones del año, donde explicaba que según la época de nacimiento de cada persona era un elemento el que más la dominaba y, por ende, sus emociones y carácter.

Por otro lado, los antiguos chinos postulaban cinco elementos: la tierra, el fuego, al aire, el agua y la madera; pero entendidos como estados de transformación de la energía YING-YANG. El ying y el yang son la representación de la dualidad en nuestro planeta, es el bien y el mal, el norte y el sur, lo femenino y lo masculino, el día y la noche, etcétera.

La astrología, que se cree comenzó a utilizarse hace miles de años por los sumerios, le da una importancia enorme a los elementos. Tú sabes que hay signos zodiacales que corresponden al agua, a la tierra, al fuego y al aire.

Los egipcios sabían que la relación que se establecía entre los cuatro elementos y los seres humanos era esencial en el poder de vida que se tenía en el plano físico de este planeta. También pensaban que aunado a esta relación había un quinto elemento que ellos llamaban éter; con él se podía trascender a otras realidades o a otros mundos, a otras dimensiones. La punta de su pirámide representaba este quinto elemento que dominaba las fuerzas de los cuatro elementos terrenales, y que se debía alcanzar con la conciencia del amor, para lograr el “despegue” a otras dimensiones.

Este quinto elemento, el éter, es muy importante, por lo que es primordial que sepas que es semimaterial; muchas de las tribus, civilizaciones y doctrinas se han referido a él como el elemento que se hará visible cuando la evolución del hombre en el amor y la conciencia sean más fuertes. Es la oleada de vida emanada del centro del universo. Es la energía antes de ser materia, idea, o cualquier otra cosa que puede ser tocada, pesada, medida o evaluada. Es el origen de toda materia, su composición es cuántica y es resguardada, para que exista en todo el universo, por el arcángel Metatrón. En los libros sagrados de los esenios, en la Cábala —el árbol de la vida en la tradición hebrea—, en el hinduismo, en la tradición de los egipcios, los chinos y los mayas se conoce este elemento bajo el mismo nombre.