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¿Y si la humanidad no fuera obra de un Dios creador, sino de extraterrestres que manipularon nuestros genes? ¿Qué ocurriría si supiéramos que sus descendientes perduran hasta hoy en seres de apariencia humana, pero pertenecientes a aquella raza? Las tablillas sumerias halladas en diferentes descubrimientos arqueológicos han sido distribuidas en bibliotecas, museos y archivos, a lo largo de todo el planeta, para ocultar una verdad que resulta tan extraña como terrorífica. Si fuera cierto que descendieron a la Tierra para mejorar a la humanidad; ahora parecen haber cambiado de idea.
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Seitenzahl: 31
Veröffentlichungsjahr: 2021
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¿Y si la humanidad fuera obra de extraterrestres?
Una de las así llamadas teorías conspirativas de la actualidad tiene como protagonistas a los reptilianos. Como sucede con este tipo de teorías, hay muchas variantes y ramificaciones, se mezclan datos históricos reales e irrefutables con historias difíciles de comprobar. Se trata de una teoría cuanto menos interesante, pues implica una revisión de los mitos de la creación del hombre en distintas civilizaciones de la antigüedad, y también hace foco en aquello que la Historia como disciplina no puede explicar de manera convincente.
Al tratarse de una “teoría conspirativa” recibe la inmediata desacreditación por parte de la narrativa dominante, y su lugar en Internet y en los medios obedece a este mismo estatus: es necesario indagar mucho para encontrar las ideas que sustentan esta información, pues lo primero que salta es que se trata de otro delirio de los “conspiracionistas”.
La teoría del origen reptiliano (y extraterrestre) de la casta dominante suele fundirse con otras teorías que hablan de grupos de élite que han conspirado a lo largo de siglos para mantener el poder y el dominio económicos, y para mantener a buena parte de la humanidad subyugada. Suelen mezclarse las teorías de los reptilianos con las historias de Iluminattis, de la Agenda Globalista y el Grupo de Bilderberg. Se habla de reptilianos entre nosotros, camuflados entre los humanos: seres con una inteligencia y un poder escalofriante, entre los que se encuentran miembros de la realeza, presidentes y banqueros.
Pero hacer referencia a los reptilianos implica abordar la que se considera la primera civilización de la historia, inventores de la escritura y de la rueda, que legaron además conocimientos de astronomía, matemática y las bases del derecho en forma de normas escritas. La existencia de esta civilización supone una ruptura con lo que hasta entonces habían sido grupos nómades: un salto evolutivo de enormes proporciones.
Parte del legado sumerio son las tablillas de arcilla en las que, además de dejar registros de comercio, por ejemplo, escribieron la historia acerca de cómo había empezado todo. En la Mesopotamia formada por los ríos Éufrates y Tigris, en una zona que hoy ocupa Irak, al menos 3.500 años antes de Cristo, los Sumerios escribieron la historia de los Anunnakis, seres con forma reptil que habían bajado del cielo, los habían dotado de conocimiento y los habían esclavizado.
Muchas otras civilizaciones, distantes en tiempo y espacio, comparten mitos de creación similares, con seres de distintas formas reptiles, en relatos similares. Esta coincidencia es cuanto menos inquietante, y plantea la duda acerca del origen de las civilizaciones.
También resulta llamativo que la civilización Sumeria siga teniendo un papel relativo en la historia escolar, por ejemplo, y que aún se siga hablando tanto de la biblia: en los textos sumerios, escritos muchísimo antes, ya se contaban las historias de Adán y Eva, el diluvio universal, y la torre de Babel.
La Historia es una narración basada en archivos, textos y objetos. Como narración, es una fragmentación y edición, no una “verdad”. ¿Y si la humanidad no fuera obra de un Dios creador, sino obra de seres extraterrestres que manipularon nuestros genes para dominarnos? ¿Y si aquella casta perdurase hasta la actualidad en seres con apariencia humana, pero pertenecientes a esta raza? La teoría de los reptilianos nos permite hacernos esas y muchas otras preguntas.
Sumeria, “la tierra de los vigilantes”