Sandokan el rey del mar - Emilio Salgari - E-Book

Sandokan el rey del mar E-Book

Emilio Salgari

0,0
2,99 €

oder
-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.
Mehr erfahren.
Beschreibung

La historia se ambienta en 1868, y relata episodios que transcurren después de lo narrado en Le due tigri y antes de Alla conquista di un impero. Se sitúa, pues, en un momento decisivo en la vida de Sandokán y sus compañeros: cuando el poderío colonial inglés se expande y los piratas malayos comprenden que el suyo es un mundo que se desvanece sin remedio.

Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:

EPUB

Veröffentlichungsjahr: 2017

Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



EMILIO SALGARI

SANDOKAN - EL REY DEL MAR

CAPÍTULO PRIMERO

UNA EXPEDICIÓN NOCTURNA

—¡Señor Yáñez, por aquel agujero de allí abajo veo brillar una luz!

—Ya la he visto, Sambigliong.

—¿Será algún prao que esté anclado en la rada?

—No; más bien creo que se trata de una chalupa de vapor. Probablemente, la que ha conducido hasta aquí a Tremal-Naik y a Damna.

—¿Acaso vigilarán la entrada de la rada?

—Es muy posible, amigo mío —respondió tranquilamente el portugués, tirando el cigarrillo que estaba fumando.

—¿Podremos pasar sin ser vistos?

—¿Crees que van a temer un ataque por nuestra parte? Redjang está demasiado lejos de Labuán, y lo más probable es que en Sarawak no sepan todavía que nos hemos reunido. A no ser que ya tengan noticia de nuestra declaración de guerra. Además, ¿no vamos vestidos corno los cipayos del Indostán? ¿Y no van vestidas ahora lo mismo que nosotros las tropas del rajá?

—Sin embargo, señor Yáñez, preferiría que esa chalupa o ese prao no estuviera aquí.

—Querido Sambigliong, no dudes que a bordo estarán todos durmiendo. Les sorpren-deremos.

—¡Cómo! ¿Vamos a asaltar a esos marineros? —preguntó Sambigliong.

—¡Naturalmente!. No quiero que queden a nuestras espaldas enemigos que luego podrí-

an molestarnos en nuestra retirada. Dejaremos libre el camino para que el Rey del Mar no se vea precisado a venir en nuestro socorro, teniendo, como tendría, que arrimarse a la costa. Podría dar un encontronazo con al-gún escollo. Supongo que no habrá mucha gente en esa chalupa, prao o lo que sea, y nosotros somos bastante ligeros de manos.

No hay que hacer uso de las armas de fuego: solamente deben funcionar los kriss y los parangs. ¿Me habéis entendido?

—Sí, señor Yáñez —contestaron varias voces.

—Pues entonces, ¡adelante y en silencio!

Esta conversación se sostenía a bordo de una gran chalupa que avanzaba al impulso de doce remos y que iba ocupada por catorce hombres, los cuales vestían el pintoresco traje de los cipayos de Sarawak: un jubón de paño rojo, pantalón de tela blanca, un pequeño turbante, también blanco, y zapatos de punta vuelta.

Doce de dichos hombres tenían un color de tez muy oscuro, asemejándose mucho a los malayos, o, por lo menos, a los dayakos; En cambio, los otros dos eran de raza caucásica, y vestían uniformes de oficiales.

Todos ellos eran gente robusta, altos y musculosos; cerca de sus respectivos asientos llevaban carabinas de fabricación india, pesados sables de hoja muy larga y puñales ondulados, los famosos y temibles kriss malayos.

La chalupa, que avanzaba silenciosa y velozmente, dirigida por Yáñez, que iba al ti-món, se encaminaba hacia una bahía muy amplia que se divisaba en la costa occidental de la isla grande de Borneo, por la parte que la bañan las aguas del golfo de Sarawak.

Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!