Solo quiero que me quieran - Micaela Menárguez Carreño - E-Book

Solo quiero que me quieran E-Book

Micaela Menárguez Carreño

0,0

Beschreibung

La sexualidad humana es fuente de gozo, pero también de sufrimiento, por la fugacidad de las relaciones, las infecciones, las rupturas sentimentales y las disfunciones sexuales. Algo maravilloso se vuelve de pronto contra nosotros. El ser humano está hecho para querer y para que le quieran. Cuando solo busca sentirse querido, comienza a cometer errores y no logra ser feliz. La autora se dirige al lector joven, invitando a amar sin miedo, con todas sus consecuencias.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 117

Veröffentlichungsjahr: 2021

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



MICAELA MENÁRGUEZ

SOLO QUIERO QUE ME QUIERAN

Tesoros y trampas del sexo y del amor

EDICIONES RIALP

MADRID

© 2021 by MICAELA MENÁRGUEZ

© 2021 by EDICIONES RIALP S. A.,

Manuel Uribe 13-15, 28033 MADRID

(www.rialp.com)

© Ilustraciones: Carlos Martínez Menárguez

Realización ePub: produccioneditorial.com

ISBN (edición impresa): 978-84-321-5365-5

ISBN (edición digital): 978-84-321-5366-2

No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita reproducir, fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

A Jesús, mi marido, la otra mitad de mí.

A Laura, Pablo, Nacho y Carlos,

porque desde que existen,

el mundo es un sitio un poco mejor.

ÍNDICE

PORTADA

PORTADA INTERIOR

CRÉDITOS

DEDICATORIA

INTRODUCCIÓN

1. YO ELIJO MI DESTINO

2. ¿POR QUÉ NO SOY LIBRE?

3. ¿ME HAN ROBADO LA INFANCIA?

4. ¿POR QUÉ LAS CHICAS COMIENZAN TAN PRONTO?

5. EL AMOR SE TIENE QUE SENTIR

6. ¿DE VERDAD QUERÉIS HACERLO? [PARA LAS MUJERES]

7. LA QUÍMICA DEL SEXO

8. ¿CÓMO VOY A ESTAR ENFERMO? SI USÉ PRESERVATIVO...

9. ¿QUÉ ME PASA CUANDO TOMO LA PÍLDORA?

10. ¿SOY ADICTO AL PORNO?

11. SÓLO QUIERO QUE ME QUIERAN

12. LA FAMILIA, ESE LUGAR EN EL QUE CASI SIEMPRE TE QUIEREN

13. “SUS TEORÍAS SON IMPOSIBLES”

14. MI NOVIO NO TIENE “ATMÓSFERA”

15. EL HADA Y EL UNICORNIO

AUTORA

INTRODUCCIÓN

HACE AÑOS, EN UN SEMINARIO SOBRE sexualidad humana, al terminar el bloque de infecciones de transmisión sexual se me acercó un chico con gesto de preocupación. El fin de semana anterior había acudido a una fiesta de Halloween. «Y ¿qué tiene eso de malo?», le pregunté. «Pues que hoy he recibido este mensaje». Me lo enseñó: «No sé si eres tú, pero si eres tú, tengo el sida...». El chico estaba asustadísimo. Había tenido una relación sexual con una chica, no sabía quién pues todos llevaban antifaces, y no había usado preservativo pues estaba borracho...

Le dije lo que pude, pues poco se podía decir, además de recomendarle los correspondientes análisis. Afortunadamente, tras un cierto tiempo de angustia, no se había contagiado.

En otra ocasión, al terminar una clase, un alumno quiso hablar conmigo. Tras comentar diversas dudas que le inquietaban, añadió: «¿Puedo decirle algo? En su asignatura he descubierto que sentirse querido es mucho mejor que cualquier relación sexual...».

La sexualidad tiene algo de aventura misteriosa, de sensación de pisar propiedad privada, territorio sagrado.

Este libro reúne mi experiencia como profesora universitaria, y mis conclusiones al dirigirme a alumnos adolescentes y a sus padres, en numerosos colegios. Tal vez quien más ha aprendido he sido yo, por las preguntas difíciles y la necesidad de respuestas sólidas, sin fisuras. Un adolescente no permite una grieta, exige coherencia, y hemos de ser capaces de mostrarle la salida del laberinto. Y que sea él quien salga.

El ser humano está hecho para querer y para que le quieran. En lo más profundo subyace un anhelo de felicidad, y una nostalgia de eternidad. Estamos hechos para lo uno y para lo otro, para la felicidad y para la eternidad, y sólo cuando descubrimos ambas realidades y ajustamos a ellas nuestra conducta, vivimos contentos y felices.

La sexualidad humana puede ser una maravillosa fuente de gozo, donde en «un mismo acto libre somos capaces de comunicar amor, dar placer y dar vida»[1]. Pero en los últimos tiempos se ha convertido también en una fuente de sufrimiento:

— por la fugacidad de las relaciones, que reduce el placer y bloquea la satisfacción, originando frustración;

— por las rupturas sentimentales, al desvincularse la entrega sexual y la entrega de la persona. Cuerpo por un lado, corazón por el otro;

— por las infecciones y enfermedades (que se contagian, con y sin preservativo), las cirugías innecesarias y las obsesiones, que lesionan la salud física y mental;

— por las disfunciones sexuales que se producen en las mujeres demasiado jóvenes, al haber más dolor físico que placer, y que permanecen con frecuencia toda la vida.

A veces el ser humano se plantea estas paradojas: algo bueno, hermoso, que es fuente de placer y gozo en su contexto, se vuelve contra nosotros si lo descontextualizamos. El desorden desordena.

Por eso, volvamos la mirada a esa hermosa realidad, para entenderla bien, para disfrutarla, para que sea fuente de gozo, para ser realmente felices.

[1] RUTLLANT, M. Manual Básico de Planificación Familiar Natural. Ed. Esin, 2001.

1.

YO ELIJO MI DESTINO

UNA DE LAS MEJORES COSAS QUE nos pasan a las personas es que podemos decidir acerca de nosotros mismos.

Decidimos quiénes queremos ser, y cómo vamos a serlo.

Decidimos si nos levantamos temprano o no, qué comemos, qué bebemos y a qué hora nos vamos a dormir.

Decidimos si queremos trabajar con rigor, o de un modo superficial.

En las relaciones humanas, decidimos cómo tratar a los demás:

a qué distancia emocional queremos a las personas de nuestro entorno: cerca, muy cerca, lejos o muy lejos; si seremos acogedores y simpáticos, o más bien bordes, tomándonos a mal todo lo que nos digan;si vamos a criticarlos, o preferimos hablar bien de ellos; si perdonamos una impertinencia, o no volvemos a dirigirle la palabra.

Mis alumnos reconocen que somos nosotros mismos quienes nos ganamos a pulso lo que nos pasa, porque somos nosotros solitos quienes nos metemos en los charcos. Y, naturalmente, los charcos nos salpican.

La libertad, esa cualidad que nos permite hacer una dieta, entrenar para encontrarnos bien, esforzarnos por agradar a una persona, nos permite también elegir si tenemos o no relaciones sexuales, cuándo, cuántas veces, dónde y con quién. Si el ser humano no fuera libre estaría determinado en su sexualidad, como ocurre con los animales, y no sería posible que alguien eligiera renunciar a las relaciones sexuales. Eso existe y se llama celibato, una palabra que empieza a sonar algo antigua, y muchos en mis clases no saben qué significa. Pero la verdad es que hay gente así, en nuestro siglo y en todos los anteriores, que deciden no tener relaciones sexuales nunca. «¿Nunca nunca? —preguntan—. Y eso, ¿cómo es posible?».

La libertad es esa cualidad tan propiamente humana, que le hace al hombre «ser el que decide su destino a través de sus acciones»[1].

Pero para tener éxito al elegir mi destino tengo que ser capaz de hacer lo que me propongo. Por ejemplo, si quiero sacar buenas notas, pero no soy capaz de estudiar más de quince minutos seguidos, entonces tengo un problema. Porque mi voluntad no está entrenada para hacer las cosas que me gustaría hacer y para elegir mi destino. Si quiero ayudar en una tarea de voluntariado un sábado a primera hora de la mañana pero no soy capaz de levantarme temprano y acudir al punto de reunión con el resto de los voluntarios, me perderé una experiencia que yo había elegido y que era buena para mí.

Por lo tanto, el primer paso es saber a dónde quiero ir realmente.

Y el segundo es saber si estoy preparado para ir allí, si dispongo de las herramientas para conseguirlo.

Si no tengo esas herramientas, debo saber qué he de hacer para adquirirlas. Porque el ser humano es tan genial, tan rematadamente genial y completo, que, si la meta es posible y él hace lo que está en su mano, lo más seguro es que tenga éxito.

[1] Karol WOJTYLA, Persona y acción. Palabra, 2011.

2.

¿POR QUÉ NO SOY LIBRE?

LOS SENTIMIENTOS SON BUENOS, muy buenos. Me enseñan a ser afectuoso con los demás, a hablar bien de las personas.

Pero a veces los sentimientos quieren gobernarnos. Quieren ocuparlo todo, y mandar en nuestra vida. Si estamos tristes, quieren que lo estemos todo el día, y así no hay quien trabaje, ni estudie ni atienda en clase. Si nos hemos enamorado, quieren que pensemos en eso y en nada más.

Los sentimientos son buenos porque nos ayudan a relacionarnos con el mundo, pero tenemos que ordenarlos. No podemos dejar que ocupen todo el espacio, pues entonces no iremos a donde queremos, sino a donde ellos nos lleven. Nuestra inteligencia, que ilumina nuestra vida, tiene que ser la que mande. Pero esto requiere entrenamiento.

La inteligencia es la que ordena nuestros sentimientos, y la voluntad la que hace que el cuerpo vaya a donde queremos.

Mis alumnos suelen preguntar cómo conseguir eso, pues parece muy difícil, en especial cuando te enamoras. Están de acuerdo en que hay que sobreponerse a un estado de ánimo, a una mala noticia, o a un enamoramiento tóxico, pero la mayoría no sabe cómo.

El caso es que, si estoy acostumbrado a obtener todas las cosas que me gustan de manera inmediata, si no sé esperar, cuando no las consigo me lleno de tristeza; una tristeza insuperable, que no puedo controlar. En ese caso, mi deseo me gobierna y no voy a donde quiero, sino a donde mi deseo me lleva.

Si me enamoro locamente de un chico que sólo me quiere para usarme y después dejarme, ese enamoramiento puede llevarme a acceder a lo que pida, aunque yo realmente no lo quiera, porque sé que me hace daño y luego me sentiré fatal. Pero como no tengo ordenados los sentimientos y las emociones, accedo. En estos casos, los sentimientos se han convertido en tiranos, que me obligan a hacer lo que no quiero, y a sufrir luego por ello y por no haber sido fuerte.

Pero puedo elegir mi destino. Puedo hacer lo que yo quiero y puedo ir a donde decida ir. Lo único que se requiere es entrenar la voluntad. Y eso, poco a poco. Por ejemplo, si normalmente me levanto a las diez y quiero madrugar, no puedo proponerme levantarme a las siete; tengo que empezar por levantarme a las nueve y media durante un tiempo, y cuando lo consiga, a las nueve, y así, hasta llegar a la hora deseada.

Si quiero estudiar cuatro horas al día, antes tengo que estudiar una, con aprovechamiento. Y después una y media, o dos. Y así, hasta llegar a mi meta.

Y si me quiero comprar un nuevo móvil, y quiero adiestrar mi voluntad para ser bien fuerte, aunque tenga el dinero necesario puedo esperar un mes y seguir usando el viejo. Será mejor, entrenaré mi voluntad y luego lo disfrutaré mucho más.

La elección de la persona adecuada para compartir la vida es la más importante de todas. Es más importante que la elección de carrera, o de trabajo, o de amigos. Es lo que en gran medida va a determinar la felicidad del ser humano sobre la tierra. Si esa elección está determinada únicamente por los sentimientos, lo más seguro es que nos equivoquemos.

Eso no significa que los sentimientos no sean importantes.

No significa que el enamoramiento no sea importante; significa que no garantizan el éxito de una relación.

Mucha gente se casa por amor, pero no tienen en cuenta las afinidades necesarias para alcanzar una relación estable, y por eso se tambalean. Las afinidades proceden de asomarse a la vida de forma parecida, de compartir una cultura y un nivel educativo similar, de compartir quizá la misma religión...

Se sufre mucho en una relación sin afinidades, y casi siempre se termina en ruptura.

3.

¿ME HAN ROBADO LA INFANCIA?

DESDE HACE AÑOS ME REÚNO con grupos de chicos y chicas de los últimos cursos de educación secundaria o bachillerato. A veces son todos de la misma escuela. Otras, el grupo procede de escuelas distintas, con formación y educación diferentes. En todas esas sesiones, al final surgen las mismas preguntas:

«¿Por qué no son buenas las relaciones sexuales a mi edad?».

«¿Por qué no puedo hacer lo mismo que todo el mundo?».

Y, aunque no lo pregunten, muchas de las chicas se cuestionan las mismas cosas:

«¿Por qué no acabo de sentirme cómoda, a mi edad, ante una relación sexual?».

«¿Qué es lo que hace que, a pesar de sentirme moderna y actual con ese comportamiento, no termine de sentirme bien conmigo misma?».

En algunos casos, se habla de una especie de infancia robada, ya que, a muy temprana edad, adoptan actitudes que tienen más que ver con el mundo adulto. “Se pierden” la infancia, como quien deja de ver tres capítulos de una serie y le faltan elementos para entender la trama y disfrutar de ella.

No hace mucho, los medios de comunicación contaban la dramática historia de una niña de doce años fallecida por coma etílico tras un botellón con unos amigos. Los mismos amigos que, cuando se desmayó, en vez de llamar a emergencias la transportaron en un carrito de supermercado hasta el centro de salud más próximo. Al llegar, ya era tarde para salvarla.

No son pocos los negocios altamente lucrativos que atentan contra la salud y la vida de los jóvenes. Véase, por ejemplo, la agresividad ambiental para consumir sexo a esas edades. Se invierten sumas astronómicas en pornografía, en moda sexy o supuestamente sexy, en publicidad para promover esa moda mediante anuncios, revistas, televisión, redes sociales… Son rentables.

El poder de lo visual en el varón. Conocerse para controlarse

Los varones gastan todos los años billones de dólares en ver mujeres sin ropa, comparado con lo que las mujeres gastan en ver varones sin ropa. ¿Por qué?

Muchas parejas se rompen por el elevado número de horas que el varón pasa viendo porno en internet. A ella le resulta desconcertante. ¿Por qué les pasa esto a los hombres, y no al revés? ¿Por qué hay tantos sitios para ver mujeres en topless, comparado con los sitios para ver hombres en topless