¡Somos Cuba! Cómo un pueblo revolucionario ha sobrevivido en un mundo postsoviético - Helen Yaffe - E-Book

¡Somos Cuba! Cómo un pueblo revolucionario ha sobrevivido en un mundo postsoviético E-Book

Helen Yaffe

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Beschreibung

La Revolución cubana ha existido, tras la caída de la URSS, por más tiempo que bajo su esfera de influencia. ¿Cómo se explica esto? Precisamente la autora de este libro comienza a contar esa historia: cómo el pueblo revolucionario de la isla caribeña ha sobrevivido en un mundo postsoviético. En su narración hilvana las raíces históricas de su desarrollo contemporáneo, examina cada área y muestra cómo las decisiones tomadas en períodos de crisis y aislamiento, desde finales de la década de los ochenta en adelante, han condicionado la Cuba que se adentra en el siglo XXI en los ámbitos de su estrategia de desarrollo, las ciencias médicas, la energía, la ecología y el medioambiente, la cultura y la educación.

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Título del original en inglés: We are Cuba! How a Revolutionary People Have Survive in a Post-Soviet World

Tomado de la edición publicada por Yale University Press en 2020

Traducción: Gerardo García Cabrera

Edición: María de los Ángeles Navarro González

Diseño: Seidel González Vázquez (6del)

Ilustración: Seidel González Vázquez, obra: Jardín de mariposas (técnica: fotografía digital), Primer Premio del I Salón Regional de Pequeño Formato (2006) y Premio de la AHS

Corrección: María Eugenia de la Vega

Composición: Idalmis Váldes Herrera e Irina Borrero Kindelán

© Helen Yaffe, 2020

© Sobre la presente edición:

Editorial de Ciencias Sociales, 2022

ISBN 9789590624568

Estimado lector, le estaremos muy agradecidos si nos hace llegar su opinión, por escrito, acerca de este libro y de nuestras ediciones.

INSTITUTO CUBANO DEL LIBRO

Editorial de Ciencias Sociales

Calle 14, n.o 4104, entre 41 y 43, Playa, La Habana, Cuba

[email protected]

www.nuevomilenio.cult.cu

Índice de contenido
AGRADECIMIENTOS
PRÓLOGO
I
II
III
INTRODUCCIÓN «¡SOMOS CUBA! ¡SOMOS CONTINUIDAD!»
Especulaciones sobre el socialismo cubano
1. DESAFÍO DEL DESARROLLO (SOCIALISTA)
Desarrollo del subdesarrollo en Cuba
Desafío del desarrollo socialista
Principios de los años sesenta: el Che Guevara se rebela contra el modelo soviético
Finales de la década de 1960: mala interpretación del sistema del Che
El abrazo cubano-soviético: 1970 a 1980
La tesis de la sovietización
Rectificación a mediados de los años ochenta: la Revolución cubana forja su propio camino
Problemas externos
Rectificando el socialismo cubano
Rectificación: ¿un paso hacia la supervivencia?
2. SOBREVIVIENDO LA CRISIS. EL PERÍODO ESPECIAL
Estado de la economía cubana en 1990
Impacto inmediato
«Resolviendo»
Mecanismos de mercado y desdolarización
Nuevas cooperativas agropecuarias
Mercados campesinos
Trabajo por cuenta propia (TCP)
Inversión extranjera
Restructuración económica
Empleo
Esfera social
Paliativos a la crisis social
Desigualdad e ilegalidad
Impacto cultural
De la agricultura industrializada a la agricultura orgánica urbana
Huertos urbanos y orgánicos
Participación política y movilización comunitaria
Las profundas cicatrices del Período Especial
3. EL EJÉRCITO CIUDADANO DE FIDEL CASTRO. LA BATALLA DE IDEAS
La batalla por Elián González
De la batalla por Elián a la Batalla de Ideas
Los jóvenes trabajadores sociales
Trabajadores sociales en la Revolución Energética
Maestros emergentes
Instructores de arte
La batalla en otros frentes
La última gran batalla de Fidel Castro
4. EL PODER DE LA ENERGÍA.LA REVOLUCIÓN ENERGÉTICA
Desarrollo sostenible
Desigualdad energética en la Cuba prerrevolucionaria
Cuba revolucionaria: los primeros días
Conveniencia del Período Especial: una crisis energética aguda
Las energías renovables alimentan la Batalla de Ideas
Año de la Revolución Energética: 2006
Generación descentralizada
Mejoramiento de la eficiencia energética en el hogar
Consolidación de la Revolución Energética
¿Una Cuba luminosa y renovable?
Papel de la inversión extranjera
Principios de la política energética cubana
5. EL CURIOSO CASO DE LA REVOLUCIÓN BIOTECNOLÓGICA EN CUBA
Trayectoria histórica de la ciencia médica cubana
La Cuba prerrevolucionaria: un lugar insalubre para ser pobre
Cambio revolucionario: el socialismo es bueno para la salud
Che Guevara promueve las ciencias médicas
Ampliar y mejorar la atención médica
Salvar y ampliar las expectativas de vida en el Período Especial
Medicina de alta tecnología en una Cuba de baja tecnología: historia de la biotecnología
El milagro de la respuesta a la meningitis en Cuba
Ciudad de la Ciencia
Encuentro de la oncología con la biotecnología
Período Especial: ¡exentas las ciencias médicas!
Biotecnología en el capitalismo
Biotecnología con características cubanas
La cura cubana
BioCubaFarma
La «diplomacia» de las ciencias médicas cubanas
Diplomacia del cáncer
Futuros desafíos
6. INTERNACIONALISMO MÉDICO CUBANO.UN EJÉRCITO DE BATAS BLANCAS
Década de 1960: la ayuda de un mendigo
Década de 1970: se intensifica la asistencia médica y militar
Década de 1980: más militares y médicos
Formación de estudiantes extranjeros para la provisión de atención médica sostenible
Niños de Chernóbil
Escuela Latinoamericana de Medicina: educación de «clase» mundial
Venezuela y Cuba: un sano abrazo
Contingente Henry Reeve: el combate contra desastres y epidemias
En las montañas de Cachemira
Catástrofe golpea a Haití… otra vez
Economía e internacionalismo médico
Inestabilidad en Venezuela
No Mais Médicos en Brasil
Deserción organizada
El efecto Fidel Castro
7. CUBA Y ESTADOS UNIDOS: PLUS ÇA CHANGE, PLUS C’EST LA MÊME CHOSE ?
La Agencia Central de Inteligencia siembra las semillas
Los «hijos de perra» de la CIA
«Buen trabajo si lo consigues…»
Conversaciones secretas
Las cambiantes relaciones internacionales de Cuba
Relaciones Cuba-Estados Unidos en la era postsoviética
Intensificación del bloqueo
Terrorismo y contraterrorismo
Después del año 2000: nuevos amigos y aliados en el nuevo milenio
El irresistible regreso de Posada Carriles
Guerra de Estados Unidos contra el terrorismo y su contrapartida en Cuba
Subversión desde dentro
Presidente Obama: ¿perro nuevo, trucos viejos?
¿Por fin, acercamiento?
Castillos de arena
Efecto demostración
8. REFORMAS DE RAÚL CASTRO.EFICIENCIA SOCIALISTA O APERTURA CAPITALISTA
Raúl Castro sube al podio
«Tormenta perfecta» impone reformas estructurales
Profundización del debate y de los cambios estructurales
El genio está en el pueblo: Lineamientos para actualizar la economía cubana
Cooperativas no agropecuarias
La Revolución cava hondo
Bienvenido a casa
Unificación monetaria: ¿imperativo inalcanzable?
Liquidación de la deuda de Cuba
Puerto de Mariel y Zona Especial de Desarrollo
Puesta al día de los Lineamientos para la actualización de la economía
Conceptualización del socialismo cubano: ¿adónde va y cómo llegará?
9. CUBA EN LA CUERDA FLOJA.ENTRE LA ECONOMÍA PLANIFICADA Y EL MERCADO
¿Quiénes son los cuentapropistas y para quién trabajan?
¿Sindicalismo en el trabajo por cuenta propia?
El «negocio» del cuentapropista
Mantener el genio en la botella
Pisar los frenos
Cooperativas no agropecuarias
La nueva Constitución de 2019
Retos del futuro
10. SOBREVIVIR AL PERÍODO POSTERIOR AL ACERCAMIENTO
Exención de las telecomunicaciones
Repudio internacional
Reformas internas: pagar más, producir más
Reformas económicas de mayor alcance
¿Sobrevivirá el pueblo revolucionario al período posterior al acercamiento?
ENTREVISTAS Y CHARLAS SELECCIONADAS
Bibliografía
De la autora

AGRADECIMIENTOS

Este libro debe su existencia al pueblo cubano, cuya intransigencia de principios y resiliencia revolucionaria sostienen su sistema en un mundo posterior a la caída de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Mi agradecimiento a los cubanos que me concedieron sus entrevistas y respondieron a mis preguntas con paciencia y franqueza; a todos los que ofrecieron conversatorios e hicieron presentaciones y me permitieron grabarlas, así como a los que compartieron sus análisis y sus materiales. Mi gratitud a las personas e instituciones en Cuba que facilitaron esta investigación: Vilma Hidalgo, vicerrectora de Investigaciones de la Universidad de La Habana (UH); Raúl Rodríguez y Ernesto Domínguez López del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU), adjunto a la UH; Jesús Pastor García Brigos y el Instituto de Filosofía del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) y a Kenia Serrano, expresidenta del Instituto de Amistad con los Pueblos (ICAP). Mi estancia en Cuba se ha beneficiado siempre del apoyo de mi familia y de mis amigos en la Isla, que aumentan cada vez que regreso.

La investigación realizada en Cuba contó con apoyo de particulares y el financiamiento de instituciones académicas británicas. En la Escuela de Economía de Londres (LSE, por sus siglas en inglés), Nick Kitchen colaboró en el financiamiento inicial de los fondos del Instituto de Asuntos Globales/Rockefeller, los cuales me permitieron viajar a La Habana para realizar la primera serie de entrevistas en diciembre de 2016 y a Nueva York en marzo de 2017. Como profesora visitante del Centro de Estudios de Latinoamérica y el Caribe (LACC, por sus siglas en inglés) de la LSE, dos seminarios académicos acogidos por la UH durante el verano de 2017 y diciembre de 2018, me proporcionaron oportunidades adicionales para la investigación y la ampliación de mis contactos en Cuba. Les estoy agradecida al director de LACC, Gareth Jones y a Álvaro Méndez, codirector de la Unidad Sur Global de la LSE, por haber facilitado mi participación. A Michel Maise, quien antes de cursar la maestría en la LSE trabajó para la coalición Engage Cuba en Estados Unidos y me invitó a integrar su excelente programa de conversatorios organizados en La Habana por los estudiantes de la LSE en la primavera de 2018.

Mis agradecimientos, además, a Ray Stokes y a todos mis colegas en Historia Económica y Social (ESH, por sus siglas en inglés) en la Universidad de Glasgow, donde comencé como profesora en enero de 2018. El financiamiento de ESH me llevó a Cuba en la primavera de 2018 y me liberó de otras responsabilidades para poder completar el manuscrito en 2019. Todos los académicos saben cuán valiosas y raras son estas ventanas de tiempo concentrado para la investigación. Especial gratitud a Malcolm Nicholson, profesor de Historia de la Medicina en la ESH, jubilado recientemente, por sus comentarios sobre los borradores de los dos capítulos relacionados con la medicina, y al profesor Reinaldo Funes Monzote, historiador ambientalista cubano y presidente de la Sociedad Cubana de Historia de Ciencia y Tecnología, por hacer lo mismo con el capítulo sobre la Revolución Energética. Ann Yaffe me acompañó durante todo el proceso con entusiasmo, paciencia y profunda compasión por el tema, mientras David Yaffe y Paul Bullock revisaban el manuscrito con mirada crítica.

Mi agradecimiento a John Kirk, experto sobre Cuba y profesor de la Universidad de Dalhousie, por compartir sus publicaciones y fuentes; Kirk forma parte de un grupo de académicos no cubanos con la integridad de ir a contracorriente y generar un discurso más equilibrado en los estudios sobre Cuba. El debido reconocimiento a los revisores del manuscrito cuyos comentarios me condujeron a profundizar mis argumentos. Mi deuda de gratitud con Taiba Batool por involucrarme en este proyecto para escribir un libro, antes de su partida de Yale University Press, dejándome en las competentes manos de Julian Loose y el gran equipo de trabajo que existe allí: un placer trabajar con ellos.

Ha sido un largo viaje, agotador y estimulante, y me siento agradecida por el apoyo que he recibido de amigos y compañeros en Gran Bretaña y alrededor del mundo y, sobre todo, por el amor, la inteligencia y el aliento de mi familia que me ha ayudado a superarlo.

PRÓLOGO

I

Cuando Helen Yaffe llegó a Cuba por primera vez en 1995, siendo prácticamente una adolescente, su único conocimiento de la mayor de las Antillas era el que le aportaba su conciencia solidaria con Cuba, lo que la llevó —junto a su hermana— a viajar para conocer de primera mano la naturaleza de aquel pueblo que enfrentaba sin doblegarse al imperialismo estadounidense, ya entonces por más de cuatro décadas.

Como ella misma apunta en su libro, las vivencias compartidas en esos momentos con los cubanos —que enfrentaban entonces con un heroísmo sin límites la dureza del Período Especial— “…puso de cabeza todo cuanto sabíamos, conocimos nuevos preceptos y conceptos, valores y prioridades, relaciones y jerarquías sociales, aspiraciones y normas culturales, medios y fines”.

Lejos estaba aquella joven entonces de imaginar que 25 años más tarde sería la autora de uno de los libros más significativos escritos sobre Cuba revolucionaria fuera de nuestro país.

Resulta así que, a pesar de la notable trascendencia histórica del objeto de análisis abordado en este libro, a lo largo de los últimos 63 años son contados los estudios publicados por autores foráneos con una visión personal sólidamente documentada y, por tanto, objetiva, sobre la Revolución cubana, basado en las características de la economía política e historia económica de este proceso.

Desde luego que ¡Somos Cuba! ha requerido de la autora el estudio del fenómeno revolucionario cubano durante más de 20 años a través de un esfuerzo sostenido y sistemático, que demandó la lectura de múltiples trabajos, investigaciones en Cuba y en el exterior, además de entrevistas, cuyos resultados han sido expuestos con rigor académico por la autora en eventos internacionales dentro y fuera de la Isla a lo largo de su vida profesional.

En este sentido, parte significativa del resultado de sus investigaciones —que anticipan el contenido del presente libro— se concretaron en su tesis doctoral defendida en el año 2007 y publicada en forma de libro con el título de Che Guevara. The Economic of Revolution (Palgrave Macmillan, 2009) cuya versión en español también fue publicada en Cuba bajo el título Che Guevara. Economía en Revolución (Editorial José Martí, La Habana, 2012), la que considero el estudio del pensamiento económico del Che más integral elaborado por un autor extranjero hasta el presente.

Por otra parte, tuve el honor de presentar la versión inglesa original de este libro en la ciudad de Glasgow, en marzo de 2020, lo que me puso en contacto directo con la obra de la autora y me permitió valorar los elementos más importantes de esta, que ahora paso a compartir con el lector cubano.

II

Ante todo es preciso señalar que si bien se trata de un libro académicamente muy bien sustentado, no es un libro escrito para especialistas, por lo que su lectura es amena y no está sujeta a la rigurosidad de un estudio en el que de manera obligada hay que reflejar los antecedentes y analizar las diferentes teorías que explican el objeto de estudio. Sin embargo, esto no significa que —en aspectos esenciales y de forma sintética— la autora no caracterice con brevedad múltiples obras que se han escrito, bien sea desde un punto de vista crítico, o con un enfoque más objetivo sobre la Revolución cubana.

De este modo, resulta muy importante la Introducción del libro, donde se destaca la caracterización de la llamada cubanología, la que, según la autora, niega el valor de las fuentes cubanas tildándolas de ideológicas o poco confiables, mientras que los disidentes reciben un tratamiento especial. A lo anterior Helen añade textualmente: “Los principios claves que sustentan la cubanología plantean que la Revolución cubana fue una ruptura; que Fidel y Raúl Castro, personalmente, han ejercido su dominio sobre la política interna y externa desde entonces, obstaculizando la democracia y reprimiendo la sociedad civil, y que, gracias al mal manejo que han hecho de la economía, su crecimiento desde 1959 es insignificante. (…) Estas ideas han condicionado el discurso político internacional y de los medios de comunicación sobre Cuba”. A esta visión sesgada se añade —entre otros elementos— que se enfatiza en las políticas económicas por encima de las restricciones, con lo que se ignora el efecto paralizante de factores como el bloqueo económico de Estados Unidos sobre todos los sectores de la sociedad cubana, dejando caer sobre el Gobierno de Cuba la explicación de la supuesta pobreza que sufre el pueblo producto de su mala gestión.

También en la Introducción del libro la autora se detiene para examinar aspectos políticos referidos a conceptos como los derechos humanos, la democracia y la libertad, los que —al ser enfocados por diversos autores desde la lógica de la democracia burguesa— excluyen otras formas de participación popular desarrolladas en Cuba.

III

El desarrollo de los 10 capítulos que integran el libro permite destacar cómo su autora no persigue el objetivo de totalizar todo el progreso socioeconómico del país, sino que se enfoca a partir de una selección de aspectos esenciales que explican —tal y como señala el subtítulo del libro— la sobrevivencia del país en la era postsoviética.

Para cumplir esos objetivos, la doctora Yaffe no se ciñe a un esquema rígido. Más bien conduce al lector a través de una lectura que le permita identificar las características esenciales del proceso más reciente de transformaciones que ocurren en Cuba.

Esa visión se aprecia ya en los primeros párrafos de la Introducción —subtitulada “Somos Cuba, somos continuidad”—, donde hay una caracterización de primera mano del nuevo presidente cubano desde 2018, Miguel Díaz-Canel, lo que nos refiere de inmediato a quien dirige el país en la actualidad como continuador de la dirección histórica de la Revolución.

Luego de la Introducción, el desarrollo del libro propiamente dicho parte del análisis de lo que la autora ha identificado como aspectos esenciales para entender cómo Cuba ha logrado sobrevivir y perfeccionarse a pesar de todas las agresiones del imperialismo estadounidense, sin dejar de lado —en su justa dimensión— las principales insuficiencias internas.

De tal modo, se desarrolla una lógica expositiva que se enfoca en tres planos fundamentales. En primer lugar, está presente —como columna vertebral del análisis— el progreso económico del país, visto a través de la historia y de la política económica y social aplicada en cada etapa. En segundo lugar, se presenta el contenido sociopolítico del proceso de desarrollo en Cuba. Por último, se examinan las relaciones entre Cuba y Estados Unidos como elemento esencial para entender el contexto de hostilidad en el cual se ha desenvuelto nuestro país por más de 60 años, a través de su política exterior.

La primera dimensión del análisis parte de exponer la base económica del desarrollo en el caso de Cuba, desde la etapa anterior a la Revolución, hasta finales de los años ochenta del pasado siglo, síntesis que Helen Yaffe expone en el capítulo 1, bajo el título de “Desafío del desarrollo (socialista)”.

En este capítulo se destaca la comprensión y originalidad presentes en la exposición de la estrategia de desarrollo del país, frente a las teorías clásicas burguesas sobre el desarrollo y de cara al modelo puesto en práctica en la URSS y Europa Oriental, lo que adicionalmente se compara con la política económica propugnada por el Che en Cuba y su interpretación posterior, más de 20 años después, enfoque que sirve de base a la autora para entender la esencia del proceso de Rectificación de Errores y Tendencias Negativas que se implementa en Cuba en la segunda mitad de los años ochenta.

A continuación se avanza a través del capítulo 2 —“Sobreviviendo la crisis. El Período Especial”— para evaluar la crisis multidimensional de los años noventa, etapa donde se identifica la participación popular consciente y el apoyo al Gobierno Revolucionario como el elemento más importante que posibilita comprender la capacidad de resistencia e innovación que permitieron superar la crisis desatada en Cuba con la desaparición del socialismo en Europa.

No menos importante en este sentido ha sido la tesis que permite explicar la superación de los principales problemas que provocó el Período Especial, sin la llamada ayuda soviética y sin la colaboración de Venezuela, lo que demuestra las bases intrínsecamente endógenas del proceso revolucionario cubano frente a las teorías que pretenden sujetar este a la dependencia externa, en especial, en uno de los momentos más críticos del proceso revolucionario cubano.

La lógica del análisis económico se retoma —una vez superado el Período Especial— con la recuperación del producto interno bruto (PIB) de 1989 en el año 2004 y con los cambios en la política económica que se introducen bajo la dirección del presidente Raúl Castro, quien sustituye a Fidel cuando este enferma en julio de 2006, dando inicio a una nueva etapa que se va a caracterizar por la búsqueda de la sostenibilidad del modelo cubano de socialismo, mediante una gestión económica que asegure la eficiencia y la satisfacción creciente de las necesidades de la población.

Todo este proceso será evaluado en el capítulo 8, titulado “Reformas de Raúl Castro. Eficiencia socialista o apertura capitalista”, en el que se aprecia toda la complejidad que supone la presencia del mercado y su regulación en las condiciones del socialismo, fenómeno que se manifestará en el documento “Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista”, aprobado en 2016.

Las contradicciones que emergen en estos años desatarán extensas polémicas dentro y fuera de Cuba, y en estas últimas de manera particular es donde se aboga con más fuerza por avanzar hacia una economía de mercado, que se evalúa críticamente por la autora como una supuesta solución definitiva para una mayor eficiencia económica en el país y donde se comparan por muchos estudiosos las reformas en la Isla con lo ocurrido en China y Vietnam.

Este enfoque no deja fuera la percepción de las dificultades que emergen al tratar de combinar adecuadamente los objetivos sociales y políticos del socialismo cubano, con mecanismos que —haciendo uso de una regulación de las relaciones monetario-mercantiles— permitan lograr un nivel de eficiencia y sostenibilidad del desarrollo, aunque no exenta de enormes riesgos y complejidades.

Por último, este plano de análisis en el libro cierra con el estudio de un debate esencial en base a la experiencia de la construcción del socialismo, aspecto que se aborda en el capítulo 9, “Cuba en la cuerda floja. Entre la economía planificada y el mercado”.

En este caso, la autora decidió examinar las contradicciones entre la planificación y el mercado a través del debate que se focaliza sobre la política en relación al sector privado y a los trabajadores por cuenta propia, en el caso de Cuba durante los últimos años. No obstante, tratándose de un tema no resuelto en todas las experiencias de construcción socialista hasta el presente, una reflexión —breve, pero indispensable— hubiera sido necesaria para ubicar en contexto el papel del mercado en una economía socialista, que si bien se aborda de alguna manera en diferentes capítulos, hubiera sido conveniente sintetizar aquí, incluso si se tiene en cuenta el subtítulo del capítulo.

En efecto, vale la pena recordar que la presencia de las relaciones monetario-mercantiles en el socialismo ha sido objeto de múltiples debates1 desde el triunfo mismo de la Revolución de Octubre en la URSS en 1917, cuando —a diferencia del escenario previsto por Marx y Engels— la revolución socialista triunfó en el país de mayor atraso de la Europa de entonces y donde no desaparecieron las leyes del mercado.

1Ver José Luis Rodríguez: “El debate entre el plan y el mercado en el socialismo. Su importancia y actualidad”, Cuba Socialista, 15 de mayo de 2018, http://www.cubasocialista.cu/2018/05/15/el-debate-entre-el-plan-y-el-mercado-en-el-socialismo-su-importancia-y-actualidad/

Durante los años veinte del pasado siglo emergió una primera explicación que vinculaba la existencia del mercado a la presencia de diferentes formas de propiedad en el proceso de construcción del socialismo. Sin embargo, quedó entonces sin explicación la presencia de esas relaciones en el seno de la propiedad estatal, atribuyéndoseles un carácter formal, pero que no identificaba en toda su dimensión las complejidades que emergerían en el llamado socialismo de mercado tiempo después.

Esta interpretación solo sería gradualmente superada muchos años más tarde, en el transcurso de los debates que se efectuaron en el contexto de la reforma económica de la URSS, a mediados de los años sesenta.

Solo entonces se logró una explicación acerca de la permanencia de las relaciones monetario-mercantiles en el socialismo a partir de la persistencia de la división social del trabajo, del insuficiente nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y, por tanto, de la imposibilidad de lograr una expresión directa del carácter social del trabajo, lo que ocasionaba la presencia de un aislamiento económico relativo entre los productores que, aún sin que existiera la propiedad privada sobre los medios de producción, debían confrontar a través del mercado la utilidad social del producto de su trabajo, que aparecía así como un trabajo indirectamente social.

Como se explica en el capítulo 9, en Cuba también tuvieron lugar esos debates, tanto en el plano teórico como en lo relativo a la implementación de la política económica. En este caso solo se reconocería en años más recientes la existencia objetiva del mercado en el socialismo y la de la propiedad privada como un elemento a tomar en cuenta efectivamente en la economía de nuestro país. No obstante, persisten muchas preocupaciones sobre la presencia de estos actores económicos no estatales en la construcción del socialismo y cómo el Estado será capaz de regularlos.

A la autora no escapan esas dificultades, cuando señala: “En la vida real, ¿cómo fomentar las fuerzas del mercado como un medio para aumentar empleo y emprendimiento y al mismo tiempo tenerlas bajo control, lo cual resulta imperativo si se quiere mantener el predominio de unas relaciones sociales no explotadoras? Estos son los grandes desafíos que enfrenta el socialismo cubano”.2

2 Elementos de ese debate se reflejan en muchos trabajos publicados por diferentes académicos cubanos. En ese sentido pueden verse, de Fidel Vascó: Socialismo y Mercado, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2009; de Alfredo González: “Socialismo y Mercado”, Temas, 30, jul.-sept., 2002; de Jesús Pastor García Brigos et al.: Cuba: Propiedad social y construcción socialista, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2012 y el trabajo ya citado de José Luis Rodríguez sobre este tema.

Un segundo plano de análisis en el libro corresponde al examen de los avances y dificultades del desarrollo social —aspecto sin dudas más conocido como parte de la obra revolucionaria—, lo que se enfoca en el capítulo 3, “El Ejército Ciudadano de Fidel Castro. La Batalla de Ideas”, el capítulo 4, que es complementario al capítulo anterior, titulado “El poder de la energía. La Revolución Energética”, y el capítulo 5, “El curioso caso de la revolución biotecnológica en Cuba”.

En este punto cabe señalar que el capítulo 3 presenta una descripción detallada de cómo se fue estructurando el proceso de recuperación de los impactos que sufrieron los servicios sociales básicos en los duros años del Período Especial, proceso que concluye en el capítulo 4 del libro.

No obstante, ese proceso no se dio solo por la recuperación de la base material para restaurar esos servicios, sino que se dio unido a campañas que relanzaron las consignas de solidaridad y enfrentamiento integral a los obstáculos presentes para el desarrollo de la Revolución. Fue así que la Batalla de Ideas comenzó precisamente con la lucha de todo el pueblo por la devolución del pequeño Elián González, que estaba retenido por una parte de sus familiares en Estados Unidos,3 en contra de la voluntad de su padre, quien permanecía en Cuba. Esa batalla fue ganada y el pequeño regresó al cuidado de este en territorio cubano.

3 El niño Elián González había salido ilegalmente de Cuba junto a su madre en una embarcación que naufragó y fue uno de los tres sobrevivientes rescatados en alta mar y llevados a territorio estadounidense.

Posteriormente, la batalla ideológica se enfocó en la liberación de cinco agentes cubanos infiltrados en Estados Unidos con el objetivo de impedir ataques terroristas contra nuestro país. Esos cubanos fueron descubiertos en septiembre de 1998 por las autoridades estadounidenses y condenados a duras penas de cárcel. Su liberación culminó a finales de 2014 y las campañas para lograrla llevaron a una comprensión masiva de los motivos de su lucha en toda la población cubana y en movimientos de solidaridad con Cuba en todo el mundo.

“El curioso caso de la revolución biotecnológica en Cuba” es el también curioso título del capítulo 5, que parte de una explicación sintética de la salud pública en Cuba a lo largo de su historia. En esta parte del libro la autora incursiona en una interesante explicación —con múltiples testimonios de sus protagonistas— sobre como un país con las condiciones de Cuba pudo avanzar hasta mostrar logros de nivel mundial en el desarrollo de la biotecnología y su impacto en la medicina cubana e internacional. Entre los elementos que ilustran ese avance se encuentran vacunas originales creadas en Cuba, entre las que destacan la producida contra la meningitis B, la vacuna contra el cáncer del pulmón CIMAvax-EGF, y más recientemente, las vacunas contra la covid-19, Abdala, Soberana 01 y 02, que han permitido inmunizar 90 % de la población del país.

El papel de las ciencias médicas en el modelo cubano de desarrollo se complementa con su proyección internacional en el capítulo 6, titulado “Internacionalismo médico cubano. Un ejército de batas blancas”, en el que la doctora Yaffe explica cómo los resultados de la salud en Cuba han tenido un reflejo notable en la solidaridad médica desarrollada por la mayor de las Antillas. En este caso se habla de más de 400 000 especialistas, que han salvado la vida de cerca de 6 millones de personas en 164 países y cuyos servicios se ha calculado que, solo entre 1999 y 2015, alcanzaron un valor de 58 460 millones de dólares.4

4Ver Henry Morales: “Ayuda Oficial al Desarrollo de Cuba en el mundo”, Guatemala, 2017, www.httptzukimpop.org

La última dimensión del presente libro se ocupa de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos en el capítulo 7, titulado “Cuba y Estados Unidos: ¿A más cambios, más de lo mismo?”,5 y en el 10, “Sobrevivir al período posterior al acercamiento”.

5En el original del libro aparece el título del capítulo 7 con la frase en francés: Plus ça change, plus c’est la même chose ? (N. de la E.).

En el capítulo 7 se desarrolla un análisis centrado en la historia de desencuentros y tensiones entre Estados Unidos y Cuba después de 1959, pero donde existe un tratamiento del tema desde el punto de vista de los actores del Gobierno estadounidense que resulta de mucho interés.

Finalmente, el último capítulo del libro se enfoca primero en analizar la política de Donald Trump hacia Cuba, sus motivaciones y su impacto en un análisis que llega hasta alrededor de septiembre de 2019. A continuación la autora incluye en una segunda parte del capítulo una suerte de conclusiones de los principales aspectos que han sido el centro de los capítulos anteriores del libro.

No obstante, el momento en que cierra la información en el libro deja fuera un espacio en el que ocurren dramáticos cambios en el mundo y también en Cuba, por lo que muchas de sus conclusiones han sido superadas por el tiempo, especialmente en lo referido a la política económica y social que ha debido desarrollar Cuba ante las consecuencias de la pandemia y el recrudecimiento del bloqueo impuesto por la administración de Trump, pero que se mantiene —y refuerza en muchos aspectos— por el gobierno demócrata de Joe Biden.

A estas circunstancias no controlables por Cuba, e imposibles de ser previstas por Helen Yaffe, las cuales el costo del bloqueo se eleva a los 150 410 millones de dólares hasta el primer semestre de 2021 y el PIB del país cae 13,1 % entre 2019 y la primera mitad de 2021, se le añade un proceso muy complejo de reunificación monetaria y cambiaria, que se inicia en 2021, pero que no alcanza a cumplir sus objetivos plenamente, lo que obliga a enfrentar una inflación en ese año calculada de manera oficial con un aumento de 77,33 % de los precios, situación que todavía en 2022 no se logra revertir.

Desde luego, el obligado comentario de actualización de un conjunto de temas que se abordan en esta obra no resta un ápice a su calidad. Invitamos así al lector a que lea este magnífico análisis de la realidad cubana en la llamada época postsoviética. Estamos seguros de que resultará no solo en la adquisición de un conocimiento superior de nuestra realidad económica y social, sino también en un placer, al leer un libro tan importante, en particular, para los cubanos.

José Luis Rodríguez García,

mayo de 2022

INTRODUCCIÓN «¡SOMOS CUBA! ¡SOMOS CONTINUIDAD!»

Una multitud se reúne bajo un sol radiante frente a las columnatas multicolores de una calle principal de Pinar del Río, capital de la provincia más occidental de Cuba. Reina un aire de emoción, algunos cantan y decenas de brazos extendidos sostienen teléfonos inteligentes con el fin de capturar la ocasión para las redes sociales. Lo que les llama la atención no es una de las tantas celebridades internacionales que han visitado la Isla recientemente. No es Fidel ni Raúl ni otro veterano de la Revolución cubana: se reúnen con su nuevo presidente, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, quien camina confiado por el medio de la calle, estrechando manos y besando a las personas en las mejillas, ligeramente flanqueado por guardias de seguridad en guayaberas de manga corta. «Sigue los pasos de nuestro Comandante», le dice una mujer a la reportera de la cadena de televisión latinoamericana Telesur. «Reunirse con el pueblo, saber qué piensa, saber cómo vive el pueblo. Fue una experiencia maravillosa, le di la mano. Me siento muy feliz y muy afortunada».6 Por encima del hombro, otra mujer asiente enfáticamente en señal de aprobación. La comparación está pensada: «¡Somos Cuba! ¡Somos continuidad!» es la consigna adoptada por Díaz-Canel y otros en la Cuba contemporánea para demostrar su firme compromiso con la revolución socialista.7

6Telesur: «Cubanos reconocen cercanía del presidente Miguel Díaz-Canel», 14 de septiembre de 2018, https://www.youtube.com/watch?v=BfslhCNj5Hm

7 Ver, por ejemplo, el discurso de Díaz-Canel en la sesión de clausura del IX Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), en el Centro de Convenciones de La Habana, 30 de junio de 2019, Granma International, 1.O de julio 2019, http://www.granma.cu/cuba/2019-07-01/. En Twitter, el hashtag #SomosCuba y #SomosContinuidad se ha convertido en una consigna de uso común entre los revolucionarios cubanos, incluyendo miembros del Gobierno.

Estamos a mediados de septiembre de 2018 y desde que llegó a la presidencia en la primavera, se ha sumergido en el pueblo cubano a lo largo y ancho de la Isla, visitando centros de trabajo, comunidades, escuelas y otras instituciones. Ha exhortado a todos los dirigentes cubanos a acercarse a las masas y asegurar que las estrategias de desarrollo local estén en relación con la cultura e historia de cada comunidad, con las aspiraciones, motivaciones y opiniones de la población local. La implementación, ha señalado, dependerá de su apoyo y participación.8 En Pinar del Río, provincia famosa por su producción de tabaco, el presidente visitó una fábrica de conservas de frutas, un instituto politécnico agrícola, una tienda de materiales de la construcción y sostuvo reuniones en la Asamblea Provincial del Poder Popular, donde se le informó sobre los problemas que entorpecen el progreso económico y los programas sociales. «Está demostrando que es uno más del pueblo», concuerda otro joven en la calle, «que es alguien que está enfrentando los problemas, la situación, las cosas que más preocupan a la sociedad cubana. Creo que eso es lo más importante». Díaz-Canel, alto y canoso, se inclina para dirigirse a un círculo de mujeres cubanas: «Hay cosas que se pueden solucionar rápidamente y hay otras cosas que vamos a proponer en nuestro plan económico a partir del año que viene», explica.

8Miguel Díaz-Canel: «Cubanos reconocen». Citado por Telesur.

«El año que viene» es 2019: se cumple el aniversario 60 del Gobierno Revolucionario de Cuba. La Revolución tiene más edad que el nuevo jefe de Estado. El presidente Díaz-Canel es producto íntegro del socialismo cubano. Es hijo de un mecánico y de una maestra de escuela, nacido en abril de 1960, oriundo de la ciudad de Placetas, en la antigua provincia de Las Villas (hoy Villa Clara).

Miguel Díaz-Canel es beneficiario de la política de educación universal y gratuita de Cuba; en 1982 se graduó de ingeniero en la Universidad Central de Las Villas, donde, en 1959, el Che Guevara había declarado la necesidad de que la universidad «se pinte de obrero y de campesino, que se pinte de pueblo, porque la universidad no es el patrimonio de nadie y pertenece al pueblo de Cuba».9 Después de tres años de servicio militar activo en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba (FAR) regresó a su alma mater para enseñar. En 1987, cumplió misión internacionalista en la Nicaragua sandinista y ese mismo año pasó a ser cuadro profesional de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC). Pronto llegaría a ser segundo secretario del Comité Nacional de la UJC en La Habana y en 1993 —el año más duro de la crisis económica postsoviética en Cuba— integró el buró provincial del Partido Comunista de Cuba (PCC) en Villa Clara. Un año después ocupó el cargo de primer secretario del Partido en su provincia natal. Luego fue transferido y elegido para ocupar la misma responsabilidad en la provincia de Holguín. Con posterioridad, nombrado ministro de Educación Superior del Gobierno, vicepresidente del Consejo de Ministros y, más tarde, primer vicepresidente en 2013: la primera persona nacida después de la Revolución elegida para ese cargo.

9https://www.marxists.org/espanol/guevara/59-honor.htm

En abril de 2018, fue elegido por mayoría en la Asamblea Nacional del Poder Popular para reemplazar a Raúl Castro como presidente del Consejo de Estado, cargo que fue redenominado como presidente de la República en la Constitución aprobada en febrero de 2019.10 Su ascenso es uno de los enigmas resueltos de la historia: el fin del reinado de los Castro no marcó el fin de la Revolución cubana.11

10Miguel Díaz-Canel recibió 603 votos de 604 posibles: 99, 83 %.

11 En abril de 2021, Miguel Díaz-Canel fue electo primer secretario del Partido Comunista de Cuba en el VIII Congreso del Partido, cargo que hasta entonces ocupaba Raúl Castro, https://www.presidencia.gob.cu/es/noticias/tag/pcc/, 19 de abril de 2021.

Durante años, los estudiosos sobre Cuba estuvieron condicionados a creer que la trayectoria de la Revolución solo podía entenderse teniendo como referencia la figura biológica y psicológica Fidel Castro. Luego Fidel enfermó, renunció y falleció, pero la Revolución continuó viva. Raúl Castro asumió el cargo. Se le llamaba el «hermano», como si eso explicara su ejercicio de gobierno; el «reformista», como si estuviera asegurada una transición pacífica al capitalismo. Llegó Raúl, reformó, renunció, y prevaleció el sistema socialista. Entonces, si no son los «hermanos Castro» lo que explica la perdurabilidad del sistema, qué otros factores pueden explicar su sobrevivencia en un mundo postsoviético. ¿Es que hemos estado demasiado distraídos por cuanto se dice que la Revolución estaba haciendo mal, que no nos preguntamos qué estaba haciendo bien y cómo?

Durante 60 años, Cuba ha desafiado las expectativas y ha burlado las reglas. Es un país de contradicciones: un país pobre con índices de desarrollo humano de primer nivel mundial; una pequeña isla que moviliza la mayor asistencia humanitaria internacional; una economía débil y dependiente que ha sobrevivido a las crisis económicas y al bloqueo de Estados Unidos; un sistema anacrónico, pero innovador; formalmente condenado al ostracismo, pero con millones de ardientes defensores alrededor del mundo. A pesar de haber cumplido con la mayoría de los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por Naciones Unidas en 2015, la estrategia de desarrollo de Cuba no puede considerarse como un ejemplo.12 Estas contradicciones requieren explicación. «Cuba es un misterio», me dijo Isabel Allende Karam, directora del Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI) en La Habana, «es cierto, pero hay que intentar comprender ese misterio».13

12 En 2006, el Fondo Mundial para la Naturaleza identificó a Cuba como el único país del mundo en lograr un desarrollo sostenible, como se analiza en el capítulo 5 sobre la Revolución Energética.

13 Isabel Allende Karam: «Entrevista en La Habana», 4 de enero de 2017.

A los historiadores les gustan los aniversarios: ayudan a marcar el paso del tiempo y dan una perspectiva de su paso. En 2019 se cumplieron 60 años desde que el Ejército Rebelde le arrebatara el poder a la dictadura de Fulgencio Batista; pero su punto medio marca otro hito importante: 30 años desde que Fidel Castro declaró públicamente que, si la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) se desintegraba, la Revolución cubana resistiría. Lo dijo el 26 de Julio de 1989, 18 meses antes del colapso de la URSS y cuatro meses antes de la caída del Muro de Berlín.14 Durante tres décadas, la supervivencia del socialismo cubano se atribuyó a la ayuda soviética. Hoy, la Revolución ha existido en el mundo postsoviético por más tiempo que bajo su esfera de influencia. ¿Cómo se explica que el socialismo cubano haya sobrevivido?

14 “Discurso pronunciado por Fidel Castro Ruz, presidente de la República de Cuba, en el acto conmemorativo por el XXXVI aniversario del asalto al cuartel Moncada”, celebrado en la Plaza Mayor General Ignacio Agramonte, Camagüey, el día 26 de julio de 1989, «Año 31 de la Revolución», http://lanic.utexas.edu/project/castro/db/1989/19890726-1.html

Este libro comienza a contar esa historia: cómo el pueblo revolucionario de Cuba ha sobrevivido en un mundo postsoviético. En él se hilvanan las raíces históricas de su desarrollo contemporáneo, ampliando el enfoque de mi libro anterior, Che Guevara: The Economics of Revolution, sobre la contribución de Guevara a la transformación económica de Cuba y a los debates de economía política socialista a principios de la década de los sesenta.15 Cada área examinada aquí muestra cómo las decisiones tomadas en períodos de crisis y aislamiento, desde finales de la década de los ochenta en adelante, han condicionado la Cuba que se adentra en el siglo xxi en los ámbitos de su estrategia de desarrollo, las ciencias médicas, la energía, la ecología y el medio ambiente, la cultura y la educación. Muchos de estos avances han tenido lugar «bajo el radar», para asombro de extranjeros como el doctor Kelvin Lee, jefe de Inmunología de un centro oncológico de Nueva York, quien describe los logros de la biotecnología cubana como «inesperados y muy emocionantes».16

15Helen Yaffe: Che Guevara:The Economics of Revolution, Palgrave Macmillan, 2009.

16Kelvin Lee: “Entrevista vía Skype”, 3 de octubre de 2017.

Al enfatizar en los aspectos políticos, muchos estudiosos sobre Cuba se han centrado de manera inevitable en Fidel y Raúl Castro, o en «disidentes», «emprendedores» u otros intereses sectoriales. Este libro sitúa la discusión en el marco de la Cuba contemporánea en relación con su economía política y su historia económica. Se concentra no solo en la política sino, además, en las limitaciones y circunstancias que condicionaron cada curso de acción y las motivaciones, planes y objetivos que las sustentan. Destaca un elemento esencial que ha sido subestimado en la mayoría de los análisis sobre Cuba: el nivel de comprometimiento del pueblo en la evaluación, crítica y rectificación de las políticas y reformas propuestas, mediante canales representativos, foros públicos, consultas nacionales y referendos. Ahí está la voz del pueblo revolucionario. En la Cuba socialista, la relación entre el «Gobierno» y el «pueblo», a través de sus organizaciones, es sumamente permeable. El socialismo cubano ha sobrevivido con el respaldo del pueblo revolucionario y no reconocerlo conduce a distorsiones y malentendidos sobre la legitimidad del Gobierno Revolucionario y su equilibrio de poder.

No se trata de negar la tenacidad, el liderazgo y la autoridad de Fidel Castro ni el dominio posterior en el ejercicio de gobierno de Raúl Castro, lo cual se dilucida en los capítulos siguientes.

Pero como ha señalado el historiador militar Hal Klepak, «ni las FAR ni recursos policiales de importancia han sido necesarios en función de la seguridad interna» para contener disturbios civiles.17 Los proyectos iniciados por los Castro dependían de su capacidad para lograr el apoyo del pueblo cubano. De ahí la necesidad de acudir constantemente a las masas para explicar, instar, debatir y lograr el consenso para movilizar al pueblo y ponerlo en acción.

17Hal Klepak: Raúl Castro and Cuba: A Military Story, p. 61, Palgrave Macmillan, 2012.

El calificativo de «pueblo revolucionario» que forma parte del título de este libro no alude solo a militantes comunistas, dirigentes gubernamentales y administradores estatales. Incluye las comunidades y los cubanos «ordinarios» que continuaron con el arte de vivir, unidos, halando parejo durante el Período Especial de crisis económica: citadinos devenidos agricultores para su alimentación y la de sus vecinos; jóvenes «desvinculados» que se convirtieron en el Ejército Ciudadano de la Batalla de Ideas; ambientalistas en busca del desarrollo sostenible y las energías renovables; trabajadores de la salud que dejaron detrás sus casas y familiares para ayudar a los más pobres en las comunidades más desamparadas del mundo; científicos que en las áreas de las ciencias médicas trabajaron incansablemente para producir los medicamentos que la Isla no puede importar por el bloqueo de Estados Unidos o por su precio en el mercado mundial; científicos sociales que alertaron a los decisores políticos de que, en el esfuerzo por impulsar la eficiencia, había cubanos que se estaban quedando atrás y, además, los millones de cubanos que debatieron, cuantas veces fue necesario, las políticas y reformas que les afectarían. Pero el calificativo de «pueblo revolucionario» también puede incluir a los descontentos y críticos de las políticas gubernamentales, a aquellos que «lucran» con los recursos del Estado, trabajan de manera ilegal o viven de los extranjeros, a los cuentapropistas y campesinos privados, a la juventud marginal que no estudia ni trabaja. Como muestra este libro, en el ciclo de la regeneración revolucionaria cualquiera de estos grupos puede ser y ha sido reincorporado al proyecto socialista.

El politólogo cubano Rafael Hernández se lamenta: «Cuba no es la transfiguración de una Doctrina ni la cosificación de la filosofía del totalitarismo. Es un país. Poco se escribe y mucho menos se publica sobre la realidad de este país» (sic).18 Mi empeño es escribir sobre la «realidad del país» sin el cinismo ni la condescendencia que tanto caracteriza los escritos de los extranjeros sobre la Isla y destacar acontecimientos y procesos sobre los cuales se conoce muy poco fuera de Cuba, exceptuando, quizás, a los activistas de solidaridad que suelen estar bien informados y a los especialistas en esas áreas.19 Los principales acontecimientos incluyen la Batalla de Ideas del año 2000, la Revolución Energética de 2005, la celeridad en el desarrollo del sector biotecnológico y del internacionalismo de salud en Cuba. Analizo, además, la política económica en diferentes etapas: el proceso de «Rectificación» a finales de los ochenta; la crisis económica de los noventa, conocida como Período Especial; las reformas que tuvieron lugar a partir de 2008 durante el mandato de Raúl Castro; y los debates recientes sobre eficiencia económica y justicia social. Actualmente, la senda del desarrollo socialista está por ver y, aunque debemos desconfiar de los intentos por predecir el futuro, la historia nos puede ayudar a evaluar los factores internos y externos que determinarán su curso.

18Rafael Hernández: «Looking at Cuba: Notes towards a Discussion», Boundary 2, 29(3): 125, 2002.

19 Por ejemplo, el libro What Everyone Needs to Know about Cubade Julia Sweig, Oxford University Press, 2009, útil desde otra perspectiva, pasa por alto la mayoría de los acontecimientos que son objeto de este libro.

La información ha sido tomada de discursos y artículos, documentos, informes técnicos, financieros y científicos, bancos de datos, y libros y artículos sobre Cuba leídos durante muchos años, en inglés y en español.20

20 Todas las traducciones del español al inglés fueron realizadas por la autora.

Como el libro ha sido escrito para una audiencia más amplia, se evitan algunas convencionalidades académicas. No aparece un amplio examen de la literatura existente sobre el tema ni de los debates que en ella tienen lugar. Se hace referencia específica a los textos de los cuales he tomado información directamente, pero sin incluir extensas listas sobre publicaciones anteriores de los académicos citados. Sin duda, se ha consultado una cantidad mucho mayor de textos durante los años dedicados al estudio de Cuba, donde se incluyen obras clásicas en este campo que han contribuido al conocimiento y conformación del análisis, aun cuando no hayan sido citadas.

Además, para cada capítulo realicé entrevistas a dirigentes cubanos, pensadores y activistas: personas que pudieran brindar una perspectiva interna sobre cada tema. Por ejemplo, obtuve el punto de vista, desde dentro, sobre la Batalla de Ideas de cubanos que eran jóvenes dirigentes muy identificados con su tiempo: Hassan Pérez, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU); Kenia Serrano, otra dirigente nacional de la FEU, y Enrique Gómez, primer secretario de la UJC de La Habana. En relación con la Revolución Energética, me entrevisté con destacados científicos defensores de las energías renovables y el desarrollo sostenible: Luis Bérriz, presidente de Cubasolar, y Alfredo Curbelo Alonso, de Cubaenergía. Sobre el internacionalismo médico cubano hablé con Jorge Pérez Ávila, exdirector del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), que ha sido fundamental para las intervenciones médicas de Cuba en el exterior: preparó a los médicos cubanos para su misión de combatir el ébola en África occidental entre 2014 y 2015. Con respecto a la biotecnología cubana, consulté a Agustín Lage Dávila, entonces director del Centro de Inmunología Molecular (CIM), un personaje clave en la historia de la biotecnología cubana, y al doctor Kelvin Lee, el científico médico estadounidense anteriormente citado.

Con respecto a las relaciones Cuba-Estados Unidos entrevisté en La Habana a dos importantes negociadores cubanos, quienes estuvieron al frente de las conversaciones oficiales y secretas con Estados Unidos: Ricardo Alarcón, destacado protagonista de la política de Cuba haciaEstados Unidos desde 1962, ocupó altos cargos en el Gobierno cubano, fue embajador y representante de Cuba ante Naciones Unidas, e incluso, a partir de 1993, presidente durante 20 años, de la Asamblea Nacional del Poder Popular; y Josefina Vidal, directora general de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex) desde 2013, quien presidió la delegación cubana durante las rondas de conversaciones secretas entre Cuba y la administración Obama, para abrir el camino a la breve reconciliación anunciada por los presidentes de Cuba y de Estados Unidos el 17 de diciembre de 2014. Vidal es la actual embajadora de Cuba en Canadá.21 En Nueva York, me reuní con la embajadora de Cuba ante lasNaciones Unidas, Anayansi Rodríguez Camejo, quien regresó a La Habana en enero de 2019 para desempeñarse como viceministra de Relaciones Exteriores. Para un espectro más amplio de las relaciones internacionales de Cuba, dialogué con Isabel Allende Karam, antes citada, y Alberto Navarro, alto representante (embajador) de la Unión Europea (UE) en La Habana.

21 Con posterioridad, Josefina Vidal ha sido nombrada viceministra de Relaciones Exteriores de Cuba, https://www.telesurenglish.net/news/Chief-Negotiator-of-US-Cuba-Opening-Named-MINREX-Vice-Minister-20211026-0013.html

Para los capítulos sobre historia económica y economía política que abordan los desafíos del desarrollo y de la «Rectificación», el Período Especial, las reformas introducidas por Raúl Castro y Cuba en la cuerda floja contemporánea, consulté a economistas, sociólogos, politólogos y otros especialistas cubanos, incluyendo a José Luis Rodríguez, ministro de Economía entre 1998 y 2009, exvicepresidente del Consejo de Ministros y miembro del Consejo de Estado.22

22 Otros científicos entrevistados son: Blanca Munster, Ernesto Domínguez López, Geydis Fundora, Humberto Blanco y José Luis Martín. Sobre el desarrollo de Cuba también grabé conferencias, presentaciones y charlas con Raúl Rodríguez, Miguel Coyula, Ricardo Torres, Ricardo González, Anicia García, Juan Triana Cordoví, Olivia Álvarez Méndez, Lázaro Peña y Luis René Fernández. Acerca del internacionalismo cubano en el área de la salud y la seguridad médica global me fueron muy útiles los aportes del seminario académico realizado por Jorge Pérez Ávila, Jorge Alfredo Carballo Concepción, Alejandro Lage, Luisa Íñiguez Rojas y Olga Rosa González Martín.

Objetar que los entrevistados, debido a los vínculos con el Gobierno de Cuba, son de alguna manera diferentes al «ciudadano común» es imponer una falsa dicotomía.23 Los representantes políticos, directores de instituciones científicas, dirigentes juveniles y otros cuyas voces se reflejan en este libro, no provienen de una élite ni de una aristocracia como tampoco lo hace Díaz-Canel. He visitado en Cuba, a lo largo de los años, los hogares de exministros, diplomáticos, dirigentes políticos, intelectuales y otros profesionales que viven en hogares «comunes», sin lujos y compartiendo las privaciones cotidianas de sus vecinos. Como empleados del sector estatal muchos de mis entrevistados reciben bajos salarios, incluso para los estándares cubanos, sin importar el nivel de sus calificaciones ni las responsabilidades de su cargo. En el verano de 2019, empleados del poder popular y un grupo de trabajadores y funcionarios de la administración pública recibieron su primer aumento de salario desde 2005.24

23 Esta aclaración se hace en respuesta a un comentario emitido sobre el manuscrito recibido de un revisor académico.

24 Para más información sobre el aumento de salarios en el verano de 2019 véase Helen Yaffe: «Cuban Workers Celebrate Salary Rise from New Economic Measures», Counterpunch, 19 de julio de 2019, https://www.counterpunch.org/

Antes de la Revolución, me dijo Isabel Allende Karam, el «gran sueño» de su familia era que trabajara como secretaria en la empresa cubana de electricidad, propiedad estadounidense. Pero cursó la universidad, se hizo embajadora y rectora de una importante institución que forma académicos y diplomáticos. «No soy millonaria, no tengo nada de eso, pero desde el punto de vista de lo que he hecho en mi vida… ¿podría haber sido eso antes? No. Eso se debe exclusivamente a la Revolución.25 Asimismo, Pérez Ávila, hijo de un chofer de guagua, se convirtió en el director de una institución médica de renombre mundial. Se trata de gente «común y corriente» a quienes el sistema cubano ha dado la oportunidad de hacer cosas extraordinarias. Partiendo del hecho de que el Estado controla la mayoría de las instituciones y organizaciones en Cuba, sería realmente difícil encontrar personas en roles significativos y que trabajen en función del desarrollo del país, que no tengan vínculos con el Gobierno.

25 Isabel Allende Karam: “Entrevista en La Habana”, 4 de enero de 2017.

Del mismo modo he usado como fuente entrevistas realizadas con anterioridad a destacados veteranos de la Revolución cubana, compañeros del Che Guevara en el sector de la industria, así como al expresidente de Ecuador, Rafael Correa. Entrevisté, además, a extranjeros con distintos intereses que tienen relaciones con Cuba.26 También me han resultado de gran utilidad los conocimientos sobre el país de especialistas no cubanos, particularmente para el capítulo final sobre la política de la administración Trump hacia Cuba.27

26 Exceptuando al doctor Kelvin Lee, anteriormente citado, los demás solicitaron mantener su anonimato.

27 Muchas reflexiones útiles proceden de las presentaciones hechas durante el congreso anual de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA, por sus siglas en inglés) que tuvo lugar en Boston en mayo de 2019, según se refiere en el texto. Desafortunadamente, a la mayoría de los participantes cubanos se les negó la visa y no pudieron viajar a Estados Unidos, de manera que no les fue posible realizar sus presentaciones.

El análisis también parte de mis propias experiencias; he visitado y vivido en Cuba con frecuencia desde mediados de la década de 1990: mi primera estancia en la Isla, aún adolescente, fue con mi hermana, dos años mayor que yo. Eran los tiempos austeros del Período Especial; vimos cómo los cubanos trabajaron muy duro para sobrevivir como individuos y como sociedad socialista. Fue una experiencia transformadora. He regresado a la Isla regularmente: festivales mundiales, brigadas de solidaridad, viajes de investigación y trabajo de campo, visitas personales, seminarios académicos y más viajes de investigación.

Nuestro primer viaje a Cuba desde Gran Bretaña puso de cabeza todo cuanto sabíamos, conocimos nuevos preceptos y conceptos, valores y prioridades, relaciones y jerarquías sociales, aspiraciones y normas culturales, medios y fines. La experiencia me enseñó el valor de la «crítica inmanente»: en lugar de juzgar a Cuba socialista sobre la base de la lógica interna del sistema capitalista, mayor comprensión y apreciación son posibles cuando la evaluamos sobre la base de sus propios objetivos estratégicos, reconociendo a la vez los desafíos que ha enfrentado. Estudiosos sobre Cuba, en especial los de la escuela de interpretación de los cubanólogos, han tenido dificultades para explicar e interpretar el desarrollo de los acontecimientos en la Isla, precisamente, porque no lo han hecho a partir de los propios presupuestos de la Revolución cubana. El problema es ideológico, uno de los aspectos de la confrontación política entre el capitalismo y el socialismo.

Los principios claves que sustenta la cubanología plantean que la Revolución cubana fue una ruptura; que Fidel y Raúl Castro, personalmente, han ejercido su dominio sobre la política interna y externa desde entonces, obstaculizando la democracia y reprimiendo la sociedad civil, y que, gracias al mal manejo que han hecho de la economía, su crecimiento desde 1959 es insignificante. Los cubanólogos de forma sencilla sustituyen la dependencia prerrevolucionaria de Estados Unidos por la dependencia de la URSS hasta su colapso en 1991, y después, de Venezuela.28 Estas ideas han condicionado el discurso político internacional y de los medios de comunicación sobre Cuba.

28 Además, la cubanología tiende a desconocer las fuentes cubanas tildándolas de «ideológicas» o poco confiables; mientras que los disidentes disfrutan de un estatus especial, independientemente de su posición ideológica o institucional previa. Para una discusión de los enfoques políticos de los estudios sobre Cuba, ver el capítulo 2 del libro de Helen Yaffe: Ernesto Che Guevara: Socialist Political Economy and Economic Management in Cuba 1959-1965, tesis doctoral, London School of Economics, Londres, 2007, http://etheses.lse.ac.uk/2311/1/U615258.pdf

La caricatura es problemática. Primero, porque obstruye nuestra capacidad de ver con claridad lo que sucede en Cuba y, al describir al pueblo cubano como una masa amorfa y domesticada, no es posible explicar la resistencia y los logros de la Revolución. Segundo, porque parte de presupuestos económicos neoclásicos que presuponen la abstracción, la negación de la historia y «el camino de la dependencia».29 Al enfatizar en las políticas económicas por encima de las restricciones económicas, los críticos han dejado caer la responsabilidad por la pobreza de Cuba sobre los Castro, desconociendo el asfixiante bloqueo impuesto por las sucesivas administraciones de Estados Unidos. El efecto paralizante del bloqueo sobre todos los sectores de la sociedad cubana ha sido ignorado o descartado por muchos analistas que atribuyen la escasez y la ineficacia a la «mala gestión» o incluso afirman, cínicamente, que ha mantenido a los Castro en el poder.30 En el mundo en desarrollo existe una mejor valoración sobre la resiliencia revolucionaria de Cuba. En 2009, el entonces presidente de Ecuador, Rafael Correa, me dijo: «Es imposible juzgar el éxito o el fracaso del modelo cubano sin considerar el bloqueo [estadounidense], un bloqueo que ha durado 50 años. Ecuador no aguantaría cinco meses con ese bloqueo».31

29 En el paradigma neoclásico fundamental, las economías son estáticas, tendentes al equilibrio, operadas por entes racionales inmersos en un «juego» competitivo. No existe explicación de cómo evolucionó la economía; ningún concepto de desarrollo; ninguno de colonialismo, neocolonialismo o imperialismo; no existe la noción de monopolio, de oligarquía o de clase. De hecho, no existe una teoría del valor (a diferencia del precio), por lo que se rechaza la idea de la plusvalía producida por la explotación de los trabajadores. Estas omisiones son importantes en tanto son esenciales para comprender los enfoques sobre Cuba.

30 Los cubanos responden: «Levanten entonces el bloqueo, eliminen nuestra excusa y veamos qué sucede».

31Rafael Correa Delgado: “Entrevista en Londres”, 28 de octubre de 2009.

En tercer lugar, la pobreza y las privaciones materiales no se introdujeron en Cuba por la revolución socialista: son estructuralmente inherentes a la Isla desde que fue «descubierta» por Cristóbal Colón. Cuarto, el discurso establecido esconde prejuicios políticos detrás de un velo de objetividad. El sociólogo cubanoamericano Nelson Valdés se quejaba de que «La literatura sobre Cuba ha estado impregnada de tanta polémica política que los académicos han preferido guardar silencio sobre el método que han utilizado o el paradigma que sirve de guía a su investigación y lógica analítica».32

32 Nelson P. Valdés: «Revolution and Paradigms: A Critical Assessment of Cuban Studies», en Andrew Zimbalist (ed.): Cuban Political Economy: Controversies in Cubanology, p. 184, Westview Press, Londres, 1988.

Esta visión se manifiesta de forma clara en relación con los temas democracia y derechos humanos, ambos controvertidos. En pocas palabras, quienes reconocen el liberalismo parlamentario —la forma de organización política preferida en los países capitalistas desarrollados— como sinónimo de «democracia» dirán que no se manifiesta en Cuba y que no existe —democracia— en la Isla. No es necesario reprobar sin fundamento a Cuba socialista por la falta de elecciones multipartidistas, ni tampoco una incursión defensiva para explicar cómo funciona efectivamente el sistema cubano de democracia participativa. Muchos estudiosos sobre Cuba han abordado esta cuestión de forma adecuada.33 Del mismo modo, tratar el tema de los derechos humanos implica cuestionamientos filosóficos sobre la naturaleza de la libertad: ¿de qué, para qué, para quién? La Declaración de Derechos Humanos de las Naciones Unidas reconoce dos grupos distintos de derechos: «derechos económicos, sociales y culturales» y «derechos civiles y libertades políticas», sin otorgar prioridad moral o legal de uno sobre otro.34 Hasta qué punto estos derechos resultan totalmente congruentes es otro debate. Los países capitalistas liberales, Estados Unidos con más estridencia, destacan los derechos civiles y las libertades políticas, mientras que la Cuba socialista prioriza los derechos económicos, sociales y culturales. La elección está determinada por qué derechos son compatibles con el sistema económico.

33 Véase en particular el trabajo de Peter Roman, D. L. Raby y Arnold August.

34Steve Ludlam: «Regime Change and Human Rights: A Perspective on the Cuba Polemic», Bulletin of Latin American Research, 31: s1, 110-126, Wiley-Blackwell, 2012.

Para la Revolución cubana, los compromisos de justicia social e independencia son un todo integral, no partes suplementarias del proyecto revolucionario.35 La no comprensión o aceptación de esta conceptualización facilita el discurso acerca de la «mala gestión» y la «ineficiencia». «El objetivo social de la economía no es crecer por el mero hecho del crecimiento, sino por la implicación social de ese crecimiento», insiste Geidys Fundora Nevot, una joven cubana que hacía su doctorado cuando fue entrevistada.36 «El crecimiento es una condición para el desarrollo, pero no es desarrollo», agrega el exministro de Economía cubano José Luis Rodríguez.37