Susan Glaspell: teatro, vanguardia y humor (1917-1918) - Nieves Alberola Crespo - E-Book

Susan Glaspell: teatro, vanguardia y humor (1917-1918) E-Book

Nieves Alberola Crespo

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Beschreibung

Las obras teatrales recopiladas en este volumen muestran la faceta más vanguardista y clarividente de la dramaturga estadounidense Susan Glaspell. Adoptando desde un estilo trágico, psicológico y profundo, hasta uno ligero y humorístico, trata temas esenciales, como la lucha por la igualdad social y política de las mujeres en Estados Unidos o la apremiante necesidad de la solidaridad entre estas. Dichas temáticas reflejan cómo Glaspell experimenta en primera línea, y a menudo sobrepasa, sus tempranas ideas vanguardistas, precedentes de las de su amigo Eugene O'Neill. 'En las afueras' ('The Outside') describe con tintes poéticos el revelador contraste entre lo topográfico y lo psicológico para abordar la experiencia del duelo en clave de género. En 'El honor de una mujer' ('Woman's Honor'), opta por crear seis personajes femeninos conflictivos y lanzados en pos de soluciones alegóricas. Finalmente, el protagonista de 'El reloj de sol' ('Tickless Time') insiste en reinventarse tomando como base la noción del tiempo y las horas. La traductora ha sabido trasladar todo el color de los diálogos originales y, además, acompaña cada pieza teatral de un ensayo crítico que contextualiza la época y su ambiente.

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BIBLIOTECA JAVIER COY D’ESTUDIS NORD-AMERICANS

http://puv.uv.es/biblioteca-javier-coy-destudis-nord-americans.html

DIRECTORA

Carme Manuel

(Universitat de València)

Susan Glaspell: teatro, vanguardia y humor (1917-1918)

© Nieves Alberola Crespo

Susan Glaspell: teatro, vanguardia y humor (1917-1918) se enmarca dentro del proyecto de investigación UJI (UJI-B2021-22) «Análisis crítico de las estrategias narrativas con aplicación preferente al ámbito sociocultural valenciano contemporáneo».

Reservados todos los derechos

Prohibida su reproducción total o parcial

ISBN: 978-84-1118-134-1 (papel)

ISBN: 978-84-1118-135-8 (ePub)

ISBN: 978-84-1118-136-5 (PDF)

Imagen de la cubierta: Retrato de Susan Glaspell (1930) de Jerry Farnsworth.

Cortesía de Truro Historical Society, Truro, Mass., USA.

Diseño de la cubierta: Celso Hernández de la Figuera

Publicacions de la Universitat de València

http://puv.uv.es

[email protected]

Edición digital

A mis padres,

Manuel y Mª Luz

A Valentina Cook y

Ariadne Cook Lourie,

in memoriam

Agradecimientos

Sin la generosidad, entusiasmo y respaldo de Valentina Cook y su hija Ariadne Cook Lourie, herederas del legado de Glaspell y Cook, no habría sido posible la presente publicación. Mi más sincero agradecimiento por concederme en su día de forma desinteresada permiso para traducir las obras al español.

ÍNDICE

Prólogo, Drew Eisenhauer

MÁS ALLÁ DEL DOLOR

En las afueras

JUEGO DE APARIENCIAS

El honor de una mujer

LA QUIMERA DEL TIEMPO

El reloj de sol

Bibliografía

PRÓLOGO

Drew Eisenhauer1

El libro que ustedes tienen ahora en sus manos, amigos lectores, es un fiel relato de tres obras de Susan Glaspell consideradas como clásicas, que han sido vertidas al español por Nieves Alberola Crespo, experta en literatura estadounidense, en cuyo historial figuran, entre otras publicaciones, ¿Nimiedades para la eternidad? Pioneras en la escena estadounidense (2006) y Susan Glaspell y los Provincetown Players: laboratorio de emociones 1915-1917 (2017). En la presente edición un ensayo impactante acompaña a cada una de las obras que provee no solo la crítica académica, sino que también aporta notas, contextos, entrevistas con otros profesionales del gremio, que bien pudieran ser base no menos valiosa a la hora de ayudar a profesores, alumnado o actores a leer, declamar, entender y, más importante, conseguir que los textos de Glaspell –sin olvidar las ocurrencias de su esposo George Cram Cook– devengan en una ocupación divertida que fascine a los lectores. Quisiera que este volumen fuera como un descubrimiento, un disfrute que dé a conocer los escritos de Glaspell llenos de vida a una nueva generación.

Las tres piezas recogidas y traducidas por Alberola, quizá menos conocidas, pero no por ello menos interesantes, cubren desde lo trágico, psicológico y profundo, hasta lo ligero y humorístico. Tratan temas esenciales como la lucha por la igualdad social y política de las mujeres en Estados Unidos, y la apremiante necesidad y el poder de la solidaridad entre las mismas. Abordar dichas temáticas muestra cómo la dramaturga estadounidense experimenta en primera línea, y a menudo sobrepasa, su temprana idea modernista con la que rivalizó y precedió a su amigo Eugene O´Neill.

Pero ¿quién fue Susan Glaspell y por qué Alberola Crespo ha dedicado gran parte de su tiempo a investigar, traducir y producir su obra?

Glaspell fue una escritora de relatos cortos y cumplida novelista en las dos primeras décadas del siglo XX. En 1915, con su esposo George Cram Cook y un grupo de pintores, escritores y periodistas norteamericanos, participó como cofundadora de una compañía teatral amateur que se llamaba los Provincetown Players. Al principio el grupo sacó a la luz muchas piezas de un solo acto, algunas simplemente bocetos de vida bohemia en las playas de Cape Cod Bay, en la que fue una pequeña aldea pesquera de Provincetown, Massachusetts, y que hoy es un importante centro turístico. Después de los resonados éxitos en el verano de 1916 con las premieres mundiales de Bound East for Cardiff de Eugene O´Neill y el clásico feminista de Glaspell Trifles, el grupo se desplazó a Greenwich Village en Nueva York, donde continuaron representando obras de más de cuarenta dramaturgos estadounidenses hasta 1923, lo que fue como una revolución para el teatro norteamericano y los cimientos del drama moderno estadounidense.

Considerada un clásico de la literatura feminista, Trifles (Nimiedades) nunca se pasó de moda al abordar temáticas como el abuso doméstico y la solidaridad entre las mujeres. Los departamentos de arte dramático y los grupos de teatro amateur han seguido escenificándola durante más de cincuenta años después de su estreno en 1916. De entre un buen número de sus dramas destaca Alison´s House, galardonada con el Premio Pulitzer en 1931, que se estrenó en la pequeña pantalla a finales de la década de los cuarenta y se emitió durante la década de los cincuenta (Eisenhauer 2015: 98-99). Todo el entredicho concerniente a sus textos dramáticos y novelas desapareció del canon del teatro y de los estudios académicos tras su fallecimiento en 1948, siendo la excepción el trabajo académico de Arthur E. Waterman publicado en 1966. Su legado quedó a merced de una generación de intrépidas académicas feministas lideradas por Linda Ben-Zvi, Marcia Noe, Veronika Mayakowsky, Patricia Bryan y Barbara Ozieblo, entre otras, que restablecieron su reputación en la década de los setenta, trabajo que dio como fruto una renaissance glaspelliana tanto en las producciones de los pequeños teatros como en las investigaciones académicas que continúan llevándose a cabo hoy en día. Al mismo tiempo que ha ganado terreno en su tierra natal la reputación de Glaspell, las traducciones de su obra a otros idiomas han tomado como foco primario la obra Trifles, pieza que Nieves Alberola presentó a los lectores de habla hispana en 2006; las otras obras de un solo acto han sido relegadas sobre todo a estudios académicos a excepción de Suppressed Desires (Deseos suprimidos), Close the Book (Cierra el libro) y The People (El pueblo), que los lectores hispanohablantes pueden disfrutar al estar incluidas en una anterior edición que Alberola publicó en 2017 acompañadas de reveladores y necesarios estudios histórico-críticos2.

Glaspell nació en 1876 en el Medio Oeste americano, en Davenport, Iowa, donde su familia, fundadores de la ciudad, se esforzaba en continuar perteneciendo a la sociedad respetable de la localidad. Educada en el Drake College, Glaspell, tras graduarse en 1899, empezó una carrera intensiva en periodismo en Des Moines. Era el modelo de la nueva mujer que trabajaba, que era económica, social e intelectualmente independiente, deviniendo activista para la igualdad de derechos y el voto femenino. Por otra parte, fundó y se unió a organizaciones intelectuales cuando regresó a Davenport3, pues sus dotes intelectuales y literarias eran singulares. Pese a que quiso posteriormente relatar la historia de cómo su esposo la había iniciado y convencido para escribir su primera obra de teatro para los Provincetown Players, investigaciones recientes de Jeffery Kennedy muestran que Glaspell ya había actuado y escrito por lo menos un libretto para un musical en colaboración con la compositora Eulalie Andreas durante su estancia en Davenport en 1904 (Kennedy 2023: 43). Durante los primeros años de su carrera como escritora, no paró de publicar relatos cortos en revistas nacionales, algunos de ellos están recogidos en el volumen Lifted Masks (1912). Publicó su primera novela, The Glory of the Conquered, en 1909, que obtuvo reseñas críticas muy positivas (Kennedy 2023: 46). A esta le siguieron The Visioning (1911) y Fidelity (1915) antes de dedicarse al teatro, si bien publicaría ocho libros más a lo largo de su vida, sin contar las ediciones de sus piezas de teatro.

A las orillas del río Mississippi y en su centro agrícola, Davenport era de alguna manera un inesperado foco intelectual a principios del siglo XX y desde donde Glaspell participaría en muchas sociedades literarias y socialistas, muy notablemente en un grupo, dedicado a discutir las obras del filósofo Frederick Haeckel, llamado Monist Society4. En este grupo había amistades que serían importantes en la aventura teatral de Glaspell incluyendo a Floyd Dell, poeta, ensayista, dramaturgo y director, y a un hombre por el que había estado fascinada durante años, George Cram Cook. Descendiente de una familia de influyentes abogados y políticos, Cook, casado por dos veces, y Glaspell desarrollaron un lazo profundo espiritual e intelectual.

En el verano de 1908, Glaspell junto a Lucy Huffaker viajó a Europa5, pero siguió compartiendo su tiempo entre Davenport y Chicago en los años siguientes. Chicago se había convertido en el eje literario de América durante la era conocida como Chicago Literary Renaissance, que comenzó a finales de la primera década del siglo XX y alumbró poetas como Carl Sandburg, Edgar Lee Masters y Vachel Lindsey6. En aquel tiempo Floyd Dell se convirtió en el editor de Friday Literary Review del Chicago Evening Post, contribuyendo grandemente al renacimiento literario y Cook pronto se unió al staff in 1912. En 1913, Cook y Glaspell decidieron seguir la línea de otros escritores, artistas, políticos y activistas, y trasladarse a la bohême de América, Greenwich Village en la ciudad de Nueva York. Ese mismo año, se casaron en New Jersey y pasaron su luna de miel en Provincetown, Cape Cod, que se había convertido en el refugio veraniego de intelectuales neoyorkinos, y pronto compraron un cottage en 1914 (Glaspell 1927: 230) frente al hogar que habían alquilado7.

Al estallar la Primera Guerra Mundial en 1914 y como consecuencia del desencanto de escritores y activistas de Greenwich Village y Provincetown8, se produjeron varios intentos de llevar a escena obras cortas, muchas de ellas parodias mismas de las pretensiones bohemias o intelectuales de sus escritores; «una forma de reconocerse a sí mismos y de tomar parte de la intelligentsia que con sus ideas de liberación personal y política habían fracasado en prevenir la catástrofe en Europa»9. Una compañía teatral apareció en el Village, los Washington Square Players; pero una vez que se trasladaron a un teatro en las afueras del Village y se decidieron a escenificar obras de escritores europeos, así como a rechazar el trabajo de algunos de los ambiciosos escritores locales, provocaron la eclosión de un grupo rival, los Provincetown Players, que en el verano de 1915 escenificó obras de forma espontánea. Después continuaron en el verano de 1916 con una ya consolidada constitución avalada por uno de sus miembros, John Reed, fundador del partido comunista americano, que se hizo famoso por cubrir la revolución rusa y que plasmó en su libro Ten Days that Shook the World (1919), y cuya esposa, Louise Bryant, tendría un affair legendario con Eugene O´Neill10. Los Provincetown Players se propusieron una ambiciosa meta: producir un nuevo programa de obras cada dos semanas. Una velada generalmente consistía en tres obras de un acto: a menudo un drama realista, una bufonada de intelectuales bohemios y un experimento poético. Las obras de Glaspell contenidas en este volumen fueron algunas de sus contribuciones a este repertorio. La escritora estadounidense escribiría quince obras para el grupo incluyendo las tres joyas que brillan para ustedes lectores en este volumen.

Antes de 1915 el teatro americano estaba controlado por dos grandes sindicatos que utilizaban sus cadenas de teatro para melodramas pueriles con el objetivo de promocionar a sus estrellas más famosas. El gerente, no el dramaturgo, controlaba las producciones, y lo que importaba era el beneficio económico, en detrimento de la sociedad, la humanidad o el futuro de las mujeres. Todo esto cambió cuando los Provincetown Players consagraron exclusivamente su teatro a escritores americanos de 1915 a 1922, declarando el inicio de «una etapa donde los dramaturgos de propósito sincero, poético, literario y dramático podían ver sus obras representadas, y supervisar su producción sin someterse a la interpretación del gusto del público por parte del gerente comercial»11. No sería una exageración nominar a Glaspell como la madre del drama moderno americano, al igual que otros críticos han calificado a O´Neill como el padre.

En el presente volumen, Nieves Alberola nos invita, en primer lugar, a disfrutar de la lectura de The Outside (En las afueras) que es la obra más corta de Glaspell y una de las más intensas. Sostiene una mezcla de estilos y géneros al tiempo que revela una descripción muy afinada de personajes femeninos con gran complejidad psicológica y mantiene su intensidad dramática. La obra, de base experimental, es tal vez en sí misma un ejemplo de «algo de afuera». Al igual que en numerosas obras de Glaspell, se reflejan personajes ausentes y faltos de voz que se pueden considerar como un esquema para su novela Fugitive´s Return de 1929. Por otra parte, podemos ser testigos del feminismo de Glaspell, muy adelantado para su tiempo, donde personajes de hombres y mujeres se presentan actuando u ocupando diferentes espacios físicos. Como Hernando-Real argumenta en su libro Self and Space in the Theater of Susan Glaspell, la dramaturga usó estructuras concretas para sus personajes femeninos de modo que el «estado de abandono en el que se encuentra la casa de la señora Patrick la convierte en un refugio adecuado», pero será un espacio que, al llegar los personajes masculinos, «se convertirá en un campo de batalla» (2011: 73). Afortunadamente, en sus últimas líneas se intuye que, de un mundo de alguna manera desolado, la esperanza de volver a nacer aparece, como lo hace en casi todas las obras de la dramaturga estadounidense, en forma de solidaridad entre dos mujeres –la señora Patrick y Allie Mayo. Al mismo tiempo, Glaspell demuestra manejar con facilidad una puesta en escena y diálogo realistas, explaya su metafísica feminista y experimentación modernista con una ausencia del lenguaje.

En las afueras es también un ejemplo de regionalismo puesto que es necesario entender la topografía e historia de Cape Cod como telón de fondo para comprender el simbolismo de la obra. «The Outside» es el nombre de Cape Cod para la zona este de la costa de la península, azotada por el Atlántico y significativamente más salvaje que el interior que va a lo largo de Cape Cod Bay con sus colonias. Los bosques del exterior de la playa pueden quedar enterrados completamente con arena y las tormentas cambian rápidamente la topografía del lugar. Preservado como parque nacional, hay muchas de sus playas cerradas recientemente a causa de ataques de tiburón. La casa en la que vive la señora Patrick tiene también una historia específica pues antes había sido una estación de salvamento. Estas estaciones fueron subastadas por el servicio de guardacostas en las primeras décadas del siglo XX como la de Peaked Hill Bars cerca de Provincetown que convirtieron en una casa y fue la residencia de Mabel Dodge, famosa mecenas de las artes, y después el hogar de Eugene O´Neill antes de que el mar la reclamara unas décadas más tarde.

En esta edición de la obra se puede encontrar un ensayo introductorio con impresiones críticas que explican tales cosas como las diferentes etapas del duelo de las protagonistas; fragmentos de una entrevista con Alex Roe, director artístico del Metropolitan Playhouse –cuya producción online de la obra durante el Covid es una de las más recientes puestas en escena profesionales–, quien amablemente compartió con Alberola capturas de pantalla de la producción virtual online; modelos artísticos excepcionales de la artista contemporánea Liz Engelhardt; parte de una entrevista con Lisa Armytage –actriz que interpretó a Allie Mayo en la producción de The Outside por el Orange Tree Theatre en 2008–; e información y fotografías de una muy bien recibida producción universitaria de Bob Jones University de 2022 en los Estados Unidos.

La segunda obra de Glaspell que se traduce para ustedes es Woman´s Honor (El honor de una mujer). Al igual que The Outside (En las afueras), esta obra de un acto muestra cómo Glaspell experimentaba con técnicas modernistas mucho antes de que otras dramaturgas norteamericanas como Sophie Treadwell lo hicieran. Lo que comienza como sexo de costumbres finaliza como obra simbólica expresionista en la que Glaspell una vez más se adelanta con metafísicas feministas al tiempo que desafía las expectativas de la audiencia. Sin embargo, aunque al inicio es bastante divertida, Glaspell elige desafiar la expectación y las mujeres no aparecen como personajes realistas, posiblemente tomando modelo en el expresionismo europeo o en las obras de ensueño de Strindberg. Los tipos simbólicos creados por hombres, que sirven a las nociones que el patriarcado tiene de la función de las mujeres antes bien que como seres reales, son personajes que introducen en la obra una discusión sobre lo que realmente es el honor de una mujer.

Cuando las nociones de la audiencia acerca de las mujeres han sido volteadas de arriba abajo y de acá para allá, la obra finaliza cómicamente como empezó y el joven protagonista alza sus manos y exclama: «Al diablo, me declararé culpable». Una variedad de materiales contextuales está puesta aquí para la obra en esta edición, todos ellos incluidos en un aparato crítico que aporta la ultimísima investigación académica sobre el contexto histórico de la obra. Mientras que Glaspell en su primera obra en solitario para los Provincetown Players, Trifles, se había basado en el caso Hossack de asesinato que ella había cubierto cuando era periodista en 190012, académicos, entre ellos la autora de este libro, recientemente apuntan al histórico caso de la ejecución de Joe Hill como una de las fuentes de inspiración para Woman´s Honor. Alberola analiza la obra desde una perspectiva interdisciplinar y suministra detalles sobre otras producciones, entre ellas, la que ella ha traducido, adaptado y en cuyo cartel ella ha actuado en España; la que se estrenó en el Teatro Experimental de la Universidad Estatal de San Diego en California; y la producción online de Woman´s Honor durante el Covid para Metropolitan (Virtual) Playhouse.

El tercer y último texto titulado Tickless Time (El reloj de sol) es una obra modernista de vanguardia. Mientras que la pieza es estilísticamente realista o satírica, su temática presagia muchas de las grandes obras del modernismo. Ian Joyce, el protagonista, cree que creando un reloj de sol le llevará más cerca del tiempo universal y será una escapatoria del tiempo máquina que los relojes marcan. El reloj de sol representa una verdadera conexión con la naturaleza, la rebelión contra la sociedad moderna, la dependencia de la sociedad de estandarización y la industrialización. Glaspell y Cook se burlan de una de las ideas clave de la rebelión del modernismo contra modernización, filistinismo e industrialización. La mecanización convirtió a los trabajadores en sus máquinas simbolizadas por relojes mecánicos, un leitmotiv que se puede encontrar a través de todas las obras clásicas del modernismo, casi todas ellas de fecha posterior a la obra de Glaspell y Cook de 1918: la porción de “London Bridge” en The Waste Land de T.S. Eliot (1922), The Adding Machine de Elmer Rice (1923), los trabajadores controlados por reloj en Metrópolis de Fritz Lang (1927) y la parodia que Charles Chaplin hizo de ésta en Modern Times (1936), entre muchas otras. Como en gran cantidad de otras sátiras de los Provincetown, como Suppressed Desires (Deseos suprimidos), otra fuente de humor en Tickless Time es el conflicto entre la forma de pensar de los intelectuales de Provincetown y la de gente convencional. Si los protagonistas, Ian y Eloísa, viven en el «tiempo verdadero» y el mundo continúa en el «falso», su amigo Eddy, que es una persona práctica, preguntará: «¿Cómo conectaréis con otra gente?».

Tickless Time, la última colaboración de Glaspell con su marido, era en realidad una parodia del mismo Cook en su lucha con el mundo moderno. Al igual que el intérprete, Ian Joyce, Cook se rebeló contra la estandarización. En el cottage que él y Glaspell compraron en Provincetown, construyó una escalera con la distancia entre escalones a una medida desigual para ser «más natural» y que no fuera estándar y volver a usar madera que daría algo de carácter histórico a su casa13. De la misma manera que Ian Joyce, Cook construyó un reloj de sol y, como base, diseñó una escultura que incluía cuatro figuras femeninas desnudas, de aproximadamente un metro de altura, en varias poses clásicas (Ben-Zvi 2005: 206), a modo de personajes de la mitología griega. La base se puede ver hoy en día en el jardín de Glaspell y Cook del 564 de Commercial Street en Provincetown, Massachusetts. El reloj de sol estaba hecho de metal y ha desaparecido, tal vez en el fondo de la bahía por travesuras de quinceañeros locales o tal vez fuera donado a un chatarrero durante la Segunda Guerra Mundial a modo de contribución al esfuerzo bélico por parte de Glaspell, pues su marido ya había muerto en Grecia en 1924. Una vez más, la profesora Nieves Alberola no ha escatimado esfuerzos a la hora de investigar diversas fuentes literarias históricas y artísticas que inspiraron esta obra de teatro en su deseo de facilitar la comprensión de su mensaje e incluye información sobre las producciones más recientes, la lectura dramatizada que se llevó a cabo en el Teatro June Havoc de Nueva York bajo la dirección de Regina O´Malley, así como la adaptación al formato radiofónico dirigida por Lorry Lepaule en Mendocino, California.

Las traducciones incluidas en este volumen titulado Susan Glaspell: teatro, vanguardia y humor (1917-1918) atinan en representar los colores del diálogo, básicos a la hora de verter una lengua extranjera al español. Esos rasgos coloquiales son imprescindibles si se quiere saborear en toda su intensa originalidad de la que Susan Glaspell hace gala. Confiamos que la lectura de este libro resulte amena para aquellas personas que aman el teatro, para aquellas que deseen disfrutar del despegue de lo que sería el futuro feminismo de la mano de Susan Glaspell, una de las voces más originales y carismáticas de principios del siglo XX que sería definida por Ludwig Lewisohn como una dramaturga de «discurso valiente» (1922: 103)14.

Fig. 1. Santi Gómez Carreras. The Golden House (2022). Intervención efímera. Cortesía del artista.

MÁS ALLÁ DEL DOLOR

En octubre de 1849, Henry David Thoreau, autor de Walden (1854) y Civil Disobedience (1849), visitó por primera vez Cape Cod, una hermosa península situada en el extremo más oriental de Massachusetts, en el Atlántico. Cautivo de su deseo por transitar por las dunas en primavera, así como contemplar nuevamente el océano, regresó en junio de 1850; y, unos años más tarde, en julio de 1855 su destino fue el pequeño pueblo costero de Truro. En la narración de sus excursiones, y como si de una invitación se tratara, rememora las dos ocasiones en las que caminó desde Eastham a Provincetown, el último pueblo al norte de la península, primero por el lado del Atlántico y después por la bahía. En ambas ocasiones la Naturaleza, «inhumanamente sincera», imponía su presencia como principal compañera de viaje. Durante las tres semanas que permaneció alejado de la civilización, llamaron poderosamente su atención las playas de arena blanca a las que definió como «una especie de terreno neutral, un punto de lo más ventajoso desde el que contemplar este mundo».

Actualmente, la costa de Cape Cod es conocida como el «cementerio del océano» por la cantidad de naufragios que se han registrado –más de tres mil. Cuando Thoreau inició su periplo, llegaron noticias de que un barco a vapor de Provincetown, con motivo de una fuerte tormenta, había naufragado y ciento cuarenta y cinco personas habían perdido la vida. Coincidió con muchos irlandeses que iban de camino a identificar los cuerpos y a ofrecer su apoyo y consuelo a los supervivientes. Se unió a ellos y juntos fueron hasta la playa donde yacían los cuerpos sin vida. Quizá por este motivo en su obra llegó a comparar las playas con «una vasta morgue», pues el mar, en esta ocasión, no sólo había arrojado «cangrejos, herraduras o navajas», sino que también entre las olas asomaban «cadáveres de hombres y bestias en los salientes»; la marea los había arrastrado hasta la orilla y los había depositado en un lecho en el que se blanquearían al sol, para finalmente ser cubiertos por la arena15.

En el verano de 1917 un repentino vendaval golpeó Cape Cod volcando tres goletas y cobrándose la vida de treinta y cinco marineros de Provincetown. Según Linda Ben-Zvi, puede ser que este suceso sirviera como fuente de inspiración e incitara a Susan Glaspell a trabajar en una nueva obra, The Outside (En las afueras), una de las más cortas y líricas que escribió para los Provincetown Players (2005: 192). El título de la obra hace referencia a la zona a la que la dramaturga solía ir a pasear con su marido, George Cram Cook. Los lugareños de Provincetown la llamaban «las afueras» («the outside») y Glaspell sentía una gran fascinación por este tramo de playa frente al océano Atlántico, un lugar aislado del resto de la ciudad y caracterizado por unas dunas, en constante movimiento, que albergaban un gran atractivo plástico y paisajístico16.

The Outside fue objeto de varias revisiones por lo que no se estrenó hasta el 28 de diciembre de 1917. Con esta obra se cerraba el tercer programa de la segunda temporada (1917-1918) de los Provincetown Players en el Playwright Theatre de Nueva York y que, además de la obra de Glaspell, estaba compuesto por Down the Airshaft de Irwin Granich17, de la que no existe copia18, y The Angel Intrudes de Floyd Dell, una sátira inspirada en la novela La révolte des anges (1914) de Anatole France, y en la que debutó como actriz Edna St. Vincent Millay19, autora de Renascence and Other Poems (1917). En The Outside, Glaspell centrará su mirada en dos mujeres que han experimentado en sus vidas el impacto emocional de la pérdida. Con gran destreza, entretejerá una prosa poética en la que el realismo cederá espacio a un expresionismo en el que priman las emociones manifestadas a través de un lenguaje telegráfico y de una serie de flashes, con la finalidad de enfatizar la percepción subjetiva de la experiencia. La dramaturga dará otro giro al lenguaje para configurar la experiencia vital del duelo, un naufragio emocional al que no todas las personas responden de igual manera y que no parecía tener un impacto visible en el tejido de la sociedad de su tiempo. En su conjunto, según Robert K. Sarlós, fue un tercer programa «sutilmente poético» (1982: 84).

Fig. 2. Postal de la estación de salvamento Peaked Hill Bars. Cortesía de Southwest Harbor Public Library Digital Archive.

Como emplazamiento, Glaspell eligió la estación de salvamento Peaked Hill Bars20 de Provincetown situada en la costa exterior del Cabo Cod. Dicha estación había sido comprada por el neoyorquino Sam Lewishon y amueblada por Mabel Dodge21 para pasar allí juntos el verano de 1915. Pero en 1917, cuando se escribió la obra, la estación se encontraba de nuevo abandonada y la estructura de madera enterrada parcialmente debido a las severas tormentas que habían tenido lugar aquel año22. En The Outside, la estación de salvamento marítimo es el hogar de la señora Patrick23, una moderna y sofisticada neoyorquina que ha decidido aislarse del mundo –o autoexiliarse– tras ser abandonada por su marido. Desde la casa se puede ver la zona fronteriza entre el bosque y las dunas de arena que son descritas como «colinas y extrañas figuras de arena sobre las que, en ciertos sitios, crece la resistente hierba de la playa […] crece obstinadamente contra todo pronóstico».

Fig. 3. Escena de The Outside. De izda. a dcha: Joe Bradford (David Patrick Ford), Tony (James Ross) y el capitán (Jonathan Horvath). Metropolitan (Virtual) Playhouse, Nueva York, 2021. Cortesía de Metropolitan Playhouse.

Comienza la obra en el preciso instante en el que dos socorristas, Joe Bradford y Tony, están intentando reanimar a un joven que se habían encontrado muerto en la playa, a unos doce metros de la casa. Cuando llega el capitán de los socorristas, que ha acudido a toda prisa, los releva y continúa la lucha por devolverle la vida, a pesar de que le dicen que ya no hay nada que hacer. El capitán pregunta si saben quién es y por qué lo han llevado a la casa. Bradford contesta que no conoce su identidad y que, tal vez por la fuerza de la costumbre, lo llevaron directamente allí, ya que durante más de veinte años en ese lugar se acogía a los que perecían en los naufragios. Además, Bradford no deseaba dejarlo en la playa pues le resultaba un lugar hostil en el que el viento escupe «el mar sobre uno hasta que no había manera de saber si uno estaba en la orilla».

En The Outside, se identifican dos mundos o universos paralelos en claro contraste y marcados por un uso distinto y diferenciado del lenguaje. Por una parte, Bradford, Tony y el capitán utilizan un lenguaje más cercano al proceso comunicativo: se detecta una cercanía y camaradería entre ellos al compartir todo tipo de información sobre el pueblo y sus habitantes. Este dato es muy significativo desde el punto de vista de la existencia de códigos de comunicación que favorecen los lazos entre ellos, así como un sentido de pertenencia a la comunidad. Hay un detalle que llama poderosamente la atención y es que, en el caso de Joe Bradford, se aprecia la irrupción de juicios de valor, en su mayoría negativos, sobre Allie Mayo y la señora Patrick, que se activan en su mente y se despliegan en el discurso mediante el uso de la ironía y el sarcasmo. Joe, por ejemplo, nada más entrar en la casa y cruzarse con Allie Mayo, dice con ironía: «Si tenía alguna intención de volver a la vida, no lo habría hecho si la hubiera visto […] Yo no lo habría hecho»; o cuando comenta con sarcasmo lo reconfortante que sería tomarse una taza de café en ese preciso instante: «Una taza de café estaría bien. Pero ¿café, en esta casa? Oh, no. Le haría a uno sentirse mejor».

El lenguaje se convierte en un arma con la que se critica y se presenta una imagen un tanto distorsionada de las mujeres. Bradford, que nunca ha tratado a la señora Patrick, se atreve a tildarla de «loca»24, «estirada», «ruin», «insoportable», «sin corazón», «tonta», «rara», «excéntrica», una persona a quien «le gusta ver la arena deslizarse hacia el bosque […] que encuentra placer viendo cómo algo queda sepultado». Y en aquellas ocasiones que positivamente la califica de «optimista», vemos por el contexto que su intención es decir totalmente lo contrario. Para hacer más patente el descarado y ciertamente desconsiderado ataque verbal, será de gran utilidad la participación de Tony –un portugués que no tiene las destrezas lingüísticas suficientes para expresarse y que es incapaz de captar la ironía y el sarcasmo– en la conversación en la que se aborda cómo la señora Patrick iba a reformar la casa:

BRADFORD: