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El presente libro constituye el primero escrito en Cuba sobre la vinculación de la historia y la política con la materia taquigráfica; durante su elaboración se revisaron decenas de documentos que estuvieron sin consultar durante más de cien años. La taquigrafía fue introducida en la Isla por un capellán, alumno destacado del creador de esta en lengua española, por lo que Cuba es el primer país latinoamericano donde se introduce, y desde aquí se llevó a otras naciones. Constituyó un elemento favorable a los ideales de la Ilustración y sirvió para moldear desde sus primeras asociaciones y publicaciones la conformación de la nacionalidad cubana. Fue utilizada para la comunicación entre miembros de las logias masónicas (en estudio aún por el autor); en nuestras primeras guerras por la independencia, la taquigrafía sirvió para la trasmisión de mensajes, algunos de estos cayeron en manos españolas y no pudieron ser transcritos. Los estadounidenses vieron a la taquigrafía como un elemento que facilitaba sus ideales de penetración en el sistema educativo cubano. El autor cumple así con el pedido, sobre todo de historiadores y periodistas cubanos, entre estos últimos el eminente profesor José Antonio de la Osa, ante la necesidad de contar en las escuelas cubanas (en época de Colonia y República) con un material de análisis histórico-político referente a la taquigrafía en nuestro país, al cual el autor le suma poemas, sonetos y un himno que enriquecen el valor cultural del libro.
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Seitenzahl: 188
Veröffentlichungsjahr: 2024
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Edición y corrección: María de los Ángeles Navarro González
Diseño de cubierta:Iván Marcos Perera Grueiro
Fotografía interior: Alfredo Sarabia (Sarabia Estudio)
Emplane y conversión a ebook: Grupo Creativo Ruth Casa Editorial
©Elio E. Perera Pena, 2024
© Sobre la presente edición:
Ruth Casa Editorial, 2024
Centro de Investigaciones de Política Internacional, 2024
ISBN 9789962740643
Prohibida la reproducción total o parcial, por cualquier medio, sin la autorización de Ruth Casa Editorial y del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI). Todos los derechos de autor reservados en todos los idiomas. Derechos reservados conforme a la ley.
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El presente libro constituye el primero escrito en Cuba sobre la vinculación de la historia y la política con la materia taquigráfica; durante su elaboración se revisaron decenas de documentos que estuvieron sin consultar durante más de cien años. La taquigrafía fue introducida en la Isla por un capellán, alumno destacado del creador de esta en lengua española, por lo que Cuba es el primer país latinoamericano donde se introduce, y desde aquí se llevó a otras naciones. Constituyó un elemento favorable a los ideales de la Ilustración y sirvió para moldear desde sus primeras asociaciones y publicaciones la conformación de la nacionalidad cubana. Fue utilizada para la comunicación entre miembros de las logias masónicas (en estudio aún por el autor); en nuestras primeras guerras por la independencia, la taquigrafía sirvió para la trasmisión de mensajes, algunos de estos cayeron en manos españolas y no pudieron ser transcritos. Los estadounidenses vieron a la taquigrafía como un elemento que facilitaba sus ideales de penetración en el sistema educativo cubano. El autor cumple así con el pedido, sobre todo de historiadores y periodistas cubanos, entre estos últimos el eminente profesor José Antonio de la Osa, ante la necesidad de contar en las escuelas cubanas (en época de Colonia y República) con un material de análisis histórico-político referente a la taquigrafía en nuestro país, al cual el autor le suma poemas, sonetos y un himno que enriquecen el valor cultural del libro.
Investigador auxiliar del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI). Profesor auxiliar adjunto al Instituto Superior de Relaciones Internacionales Raúl Roa García (ISRI). Máster en Historia Contemporánea y Relaciones Internacionales. Licenciado en Periodismo. Graduado de Mecanografía y Taquigrafía Audiovisual en la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana. Diplomado en Estudios sobre Estados Unidos y en Relaciones Cuba-Estados Unidos. Coordinador-editor y miembro del Consejo Editorial de la revistaCuadernos de Nuestra América. Coordinador del Equipo de Comunicación Política del CIPI.
Al inmenso profesor, excelente mecanógrafo y taquígrafo, José Antonio de la Osa, por sus enseñanzas, como homenaje de sus estudiantes y periodistas quienes mucho le agradecemos.
A Nadiezhda, Marcos e Iván, mi esposa e hijos, por estar siempre conmigo y apoyarme.
A mis padres, quienes desde niño ante mi actuar intranquilo utilizaron la mecanografía y la taquigrafía como elementos de paz y sosiego. Y lo lograron con creces.
A Ileana y Tania, mis hermanas, quienes siendo muy niñas, al no entender la necesidad de la paciencia y la dedicación para estudiar mecanografía y taquigrafía, se burlaban y hacían bromas con mi máquina de escribir Underwood.
A la Dr. C. Sunamis Fabelo, por su incondicional ayuda, y por la solícita respuesta al pedirle que prologara mi libro.
A Ruth Casa Editorial, a su equipo de trabajo, especialmente a Saray y a Tablada por la paciencia para conmigo, y por permitirme aprender de ellos.
A Luz Marina, Pastor Batista, María Julia Mayoral y otros alumnos periodistas taquígrafos, a quienes el profesor de la Osa mencionaba constantemente.
A Josefa, mi suegra, quien fue de aquellas niñas de campo, con muy pocos recursos para quien la taquigrafía y la mecanografía fue en parte una vía de escape económico para poder vivir. Dondequiera que estés, Villito te recuerda.
A los soñadores de signos abreviados, para quienes la taquigrafía será por siempre parte imprescindible de la vida… como decía emocionado el profesor: “Corran y cierren las ventanas que se escapa la paloma”. Sus alumnos entenderán que relación guardaba para nuestro eterno profesor De la Osa, la paloma con la taquigrafía.
Al colectivo del CIPI, especialmente a mi director y hermano de luchas desde Angola, embajador José Ramón Cabañas.
A la taquigrafía y la mecanografía, por permitirme vivir en carne propia que son un arma muy importante al servicio de la Revolución.
Aquí, con mucha modestia y orgullo, comparto mi corazón y parte muy importante de mis sueños…
La historia transcurre... Desde los tiempos más remotos se entretejen los hilos del pasado y el presente para crear el futuro, mientras François Dosse, en su obra La historia en migajas explica:
La historia es una respuesta a las cuestiones que el hombre de hoy se plantea por necesidad […] Cada época construye su representación del pasado según sus preocupaciones. […] La historia parte del presente para remontar el hilo de los tiempos hasta las sociedades del pasado […] busca y da valor en el pasado a los hechos, los acontecimientos, las tendencias, que preparan el tiempo presente, que permiten comprender yque ayudana vivir… se construye el pasado que ella necesita.1
1Constantino Torres Fumero:Selección de Lecturas. Historiografía Contemporánea, Editorial Félix Varela, La Habana, 2005.
Pero, ¿cómo es posible viajar en el tiempo? Primero fueron gemidos, señales, ofrendas, dibujos, hasta que llegaron las palabras y con ellas la oralidad, después la escritura. Es así que de generación en generación se ha viajado en el tiempo a través de la historia, por lo cual recrearla, profundizar en cada detalle que ha dado lugar a cada acontecimiento que la conforma ha constituido un desafío constante.
En ese empeño surge la taquigrafía: Esta es también la historia de una máquina del tiempo, el arte de atrapar la fugacidad de las palabras en la inmortalidad de un trazo.
La escritura taquigráfica engloba todo aquel sistema de escritura que haga uso de los símbolos. Es una disciplina que requiere abreviaturas, caracteres y signos que equivalen a palabras o frases. Y, aunqueexisten sistemas generales registrados que permiten la transcripción de cualquier documento en modo taquigráfico, de alguna manera el taquígrafo siempre deja una impronta personal en sus trazos y en su propio sistema simbólico, de ahí que para muchos la taquigrafía sea considerada también un arte, el arte de la escritura veloz.
Quizás sea el británico Charles Dickens (1812-1870), autor de relevantes obras literarias, uno de los mayores exponentes de esta singularidad. Algunos de sus trabajos aún no han sido descifrados porque fueron escritos en un código complejo —en una versión modificadade la braquigrafía—, una forma taquigráfica muy popular en el sigloxviii. El más popular es el conocido como “Carta de Tavistock”.
Elio Perera Pena, el autor de este libro, de formación periodista, también se ha desempeñado como taquígrafo, y en su historia familiar este conocimiento es recurrente, de ahí que desde niño se despertara su interés por el arte de la escritura veloz. Poco después se convertiría en no solo un destacado taquígrafo, sino en un conocedor de la taquigrafía y su historia, lo que le permitió desarrollar la capacidad de aquilatar mejor su importancia para la historia del pasado y del presente, y, además, asumir la taquigrafía más como un arte que como una técnica.
El libro que se presenta tiene dos valores incuestionables. Por una parte, resulta una expresión del mundo interior de su autor, por cuanto en cada página es posible apreciar la identificación de este con la taquigrafía, y nos regala taquigráficamente inimaginables poemas que un crítico pudiera decir rompen con el tema central del libro. Sin embargo, estos llegan a ser bienvenidos por el lector, a quien bastan pocas páginas para comprender que no se trata ni de la taquigrafía, ni de la historia de Cuba, sino del taquígrafo, ese personaje que hasta antes de empezar a leer era invisible para un lector del sigloxxi.
Por otra parte, un valor incuestionable es que el texto constituye un estudio del papel y lugar de la taquigrafía en la historia de la Colonia y la República de Cuba. Desde esta perspectiva, no existe un conocimiento sistematizado sobre el tema en cuestión. Por lo tanto, no solo resulta novedoso, sino enriquecedor, de manera que aporta datos importantes de la historia cubana hasta ahora poco conocidos.
Los períodos históricos abordados coinciden con losmomentos deaparición y mayor auge de esta especie de técnica. Se trataba de un saber asociado al progreso que implicaba el desarrollo de un mundo caracterizado cada vez más por bancos, empresas comerciales e industriales, así como bufetes, oficinas, discursos políticos, lo cual fue haciendo necesario la presencia de los taquígrafos.
Entre los aportes del texto se encuentra la historia de las diversas Asociaciones de Taquígrafos. El gremio resultaba parte esencial de la cultura nacional y de la conformación de la nación cubana; destacan por haber protagonizado escenas relevantes de la historia cubana como auxiliar en labores intelectuales —tanto en la ciudad como en el campo de batalla—, a algunos de los principales dirigentes de nuestras gestas independentistas, donde tomaron actas de reuniones importantes que han marcado el curso histórico de Cuba.
Asimismo, muchos discursos pronunciados han sido tomados mediante taquigrafía. De manera general, los taquígrafos formaban parte del ambiente cultural de la Isla y, a la vez, del espíritu ilustrado de la época con fuerte influencia europea, razón por la cual fue considerado un oficio elitista, no solo por lo que representaba para la cultura y como parte del acceso a la educación más ilustre, sino porque dominar el arte de escribir veloz significaba un salvoconducto a las esferas más altas del quehacer político —y éticamente hablando— a dos de los valores más altos apreciados en ese ámbito: confiabilidad y lealtad.
A la luz del presente, con el desarrollo de las tecnologías dela informacióny las comunicaciones, la taquigrafía —así como la confiabilidad y la lealtad— pudieran parecer extintas o en peligro de extinción. Sin embargo, la historia de la taquigrafía en laCuba dela Colonia y la República demuestra que los tiempos cambian y los valores cambian, pero solo las palabras pueden permanecer si se les atrapa veloz y se les guarda bien para escribir la historia futura, sobre todo cuando se trata de tiempos de instantaneidad.
Dra. C. Sunamis Fabelo Concepción
Investigadora titular y profesora titular
Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI).
Joven Asociada de la Academia de Ciencias.
En el período comprendido entre 1763 y 1820 Cuba vivió un intenso proceso de cambios en todas las esferas de la sociedad. Consecuencia lógica de una evolución cuyos elementos están orgánicamente enraizados en la Colonia y bajo el eficaz impulso del comercio internacional. Ambos factores se conjugaron para transformar los fundamentos de la economía en la Isla.
En ese proceso el terrateniente criollo será promotor y agente de las transformaciones apoyado en una lenta acumulación de tierras y dinero. Aumenta el número de embarcaciones que arriban a La Habana.
En consecuencia, el intercambio se regulariza y los productos se exportan con mayor celeridad que antes. Pero todavía el reglamento de 1765 no satisface las aspiraciones de los vecinos de la Isla. Se requiere una política comercial más liberal. Se van delineando así las demandas fundamentales del pujante grupo de terratenientes que encabezan las transformaciones ya iniciadas en la Colonia desde principios de siglo.
En esa coyuntura, aunque con objetivos diversos, convergen los intereses de la metrópoli y las aspiraciones de los habitantes de la Isla para remover todos los obstáculos que frenen la transformación de Cuba en una gran exportadora de los denominados frutos coloniales.
Hacia 1763, el espacio geográfico del archipiélago cubano apenas había sido modificado por el hombre con la excepción del entorno de las primeras villas y los escasos puntos de poblamiento surgidos con posterioridad.
El desarrollo de las zonas periféricas a las villas y ciudades fue desigual. Las características y posibilidades de cada una de estas y fundamentalmente su ubicación en relación con las rutas comerciales, tanto legales como de contrabando, resultaron determinantes en su grado de desarrollo.
El primer lugar lo ocupaba La Habana. El crecimiento de esta ciudad descansó en su carácter de ciudad-puerto, escala obligada en el enlace entre la América española y Europa. En esta ciudad se asentaba en 1757 50.93 % del total de la población, así como 87 de los 95 ingenios y trapiches y 2205 de las 2763 vegas de Occidente.6
6Oscar Loyola Vega y Eduardo Torres Cuevas:Historia de Cuba 1492-1898. Formación y liberación de la nación, Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 2001.
Siguen a La Habana en orden decreciente, Bayamo, Puerto Príncipe, Santiago de Cuba, Trinidad, Sancti Spíritus, Santa Clara y Remedios. Estos habían sido y siguieron siendo puntos de irradiación del poblamiento y de la conquista del espacio territorial. En Occidente y, a partir de La Habana, se desarrolló una amplia red de pueblos, villas y ciudades.
Entre 1763 y 1846 la inserción de importantes renglones productivos de la Isla en el naciente mercado mundial capitalista y su necesario incremento, así como la demanda creciente de productos alimenticios para la población de las villas y ciudades, incrementaron la movilidad social y aceleraron la conversión de los espacios geográficos en regiones socioeconómicas, a la vez que ampliaron las que ya venían formándose.
El 31 de octubre de 1764, por Real Instrucción de Carlos III se crea la Real Intendencia General del Ejército y Hacienda de la Isla de Cuba con el objetivo de convertirse en medio de fiscalización, control y regulación de los factores relacionados con la economía de la región por parte del Estado español.
Para 1762 se exponen las principales características del proyecto económico social de la Ilustración Reformista cubana en el Discurso sobre la agricultura de La Habana y medios de fomentarla (1792), de Francisco de Arango y Parreño (1765-1837).
Las principales proposiciones eran: libre comercio de esclavos, aumento de la esclavitud para resolver las necesidades de fuerza de trabajo y eliminación de todos los obstáculos que impiden su explotación intensiva, mejoramiento y perfeccionamiento en la utilización de las tierras y la aplicación de la más moderna técnica, así como desarrollo científico del país, entre otras.
Si bien para ese entonces no había llegado aún la taquigrafía a Cuba, las principales figuras intelectuales que se nuclean alrededor de ese proyecto económico social meditan sobre lo provechoso del arte taquigráfico, y lo aprecian con respeto, al igual que a cualquier otra modalidad artística o literaria.
Desde los tiempos más remotos el hombre fijó sus ideas y pensamientos sirviéndose de manifestaciones gráficas. Pronto la escritura figurativa (representación de las cosas por su forma) se convirtió en simbólica (representación convencional de los objetos por razón de su semejanza) hasta llegar a la combinación de trazos y rasgos.
De esa forma se crearon las primeras letras. Junto con ellas el hombre se dio a la tarea de elaborar procedimientos para abreviarla. Así los primeros ensayos de supresión de algunos de los elementos integrantes de la composición de las palabras comienzan a practicarse en las inscripciones grabadas en monumentos, piedras, medallas y monedas.
Más adelante, debido al desarrollo que fueron adquiriendo la filosofía y la oratoria, se hizo sentir la necesidad de recoger las concepciones del pensamiento humano; para que estas pudieran conservarse y trasmitirse fue necesario llevar la abreviación de las palabras a un mayor grado.
Baste recordar que ya entre los hebreos el profeta David expresaba en un salmo del texto bíblico el deseo de que su estilo o pluma fuera tan rápido como la lengua. Fue de ese modo como el empleo de las letras del alfabeto común dio origen a formas simplificadas de expresión.
Los romanos fueron los primeros en servirse de las iniciales mayúsculas de las sílabas y palabras para su representación abreviada, dándole a dichas iniciales, solas y separadas, o seguidas por puntos, el nombre de siglas.
Se atribuye a Marco Tulio Tirón —esclavo de Cicerón, de quien obtuvo la libertad y cuyos discursos recogió— la invención de una colección de notas que guardan gran analogía con las siglas, por estar formadas en gran parte por las letras capitales y cursivas mayúsculas de las escrituras griega y romana, las que dejó reducidas a un trazo o curva.
El uso de las notas tironianas llegó a alcanzar gran importancia en Roma, siendo utilizadas hasta por algunos emperadores. Su divulgación dio origen a los notarios o cursores, nombres que tomaron los que las empleaban en funciones oficiales, senatoriales, o de manera particular.
A partir del siglo iii se introdujo su uso en las iglesias. Estuvieron en constante evolución esas notas, lo que se correspondió con la introducción de nuevos términos sagrados.
Sumida mucho tiempo en el silencio de los monasterios la escritura abreviada logra reaparecer en los albores del siglo xiv, principalmente en Inglaterra, donde la libre discusión creaba condiciones muy favorables para su desarrollo.
Inspirada esa escritura abreviada aún en las notas tironianas atraviesan hasta el siglo xviii por un período de transición para ceder luego al paso de nuevos signos que las sustituyeron.
Con la aparición en Londres del libro de John Willis, en 1602, primero que recibió la denominación de estenografía o taquigrafía, se inaugura el ciclo actual taquigráfico, basado en la representación de los sonidos mediante caracteres de trazo breve y regular tomados de las líneas geométricas fundamentales.
Los últimos años del siglo xviii fijaron las bases para los dos sistemas taquigráficos de mayor perfección hasta ese momento: el de Taylor2 en Inglaterra y el de Gabelsberger3 en Alemania.
2Samuel Taylor (1749-1811). Profesor de Estenografía en la Universidad de Oxford. Su sistema taquigráfico basado en líneas geométricas sirvió de base a casi todos los publicados posteriormente en inglés y español. Entre sus alumnos más aventajados tuvo a Isaac Pitman, creador del famoso método Pitman.
3Frank Gabelsberger (1789-1849). Funcionario de Administración Pública en Múnich. Creador de un sistema taquigráfico que sirvió de base para constituir la Estenografía Unitaria, disciplina impuesta posteriormente con carácter oficial en toda Alemania.
De esa forma se fueron extendiendo estos sistemas por Inglaterra y por los Estados Unidos, los que posibilitaron después el desarrollo de otros como el de Dewey, Sexton, Forkner y Pesch.4
4Frank A. Betancourt:Sus veinte y siete años y tres meses en el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana y su jubilación voluntaria, p. 9, La Habana, 1927, en Archivo Biblioteca Nacional José Martí (en lo adelante ABNJM).
En 1800 un valenciano nombrado Francisco de Paula Martí Mora basado en las líneas geométricas de los sistemas ingleses estudia y crea un nuevo sistema que respeta la conformación de similares trazos los que, mediante la combinación de otros trazos y rasgos de las consonantes de nuestra lengua, dio lugar a la taquigrafía de habla hispana.
La taquigrafía es entendida como el arte de escribir tan velozmente como se habla, valiéndose de caracteres abreviados dispuestos al efecto, y también como arte de abreviar la escritura manual para expresar el mayor número de palabras en la menor cantidad de tiempo y en el más reducido espacio posible.
Como arte dispone metódicamente de los recursos y procedimientos para obtener una escritura abreviada y veloz. Cuando estudia los principios en que esos procedimientos han de fundarse, toma entonces un carácter o aspecto científico; identificada también a través de varios nombres, estenología; estenografía (stenos: estrecho y graphos: escritura; y okigrafía (de la voz griega Okys (instantáneo).5
5Martín Guzmán:Manual de Taquigrafía, Ediciones Deusto, Bilbao, 1968.
El sistema de Francisco de Paula Martí Mora fue llevado por su hijo a Portugal y otros países. Más tarde se extendió por algunos discípulos en los países del centro y sur de América Latina.
Actualmente el método martiniano es el de excelencia en España. Se estudia en las escuelas y se tiene en cuenta en el ámbito profesional de los intelectuales y en las oficinas.
De Francisco de Paula Martí Mora se conservan monumentos tanto en Madrid como en Valencia, lugares donde también se aprecian diversas tarjas públicas alegóricas a la taquigrafía y sus practicantes de antaño.