Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
Este libro es un homenaje a todos los que han hecho posible el programa Todo Música, del Canal Eductativo 2. Reúne entrevistas y materiales vinculados con algunas reconocidas figuras de la música cubana que aceptaron dejar sus confidencias en programas inolvidables.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 186
Veröffentlichungsjahr: 2022
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Confidencias de pentagrama
Confidencias de pentagrama
Luis Hidalgo Ramos
ePub r2.0
Afdez / Luisbelerofonte 1.09.18
Editor digital: Adriana Fernández Sánchez (Afdez)
Luis Amaury Rodríguez Ramírez (Luisbelerofonte)
Edición: Vivian M. González González
Diseño de cubierta: Iliá Valdes Hernández
Diseño interior: Rafael Martínez Estévez
Corrección: Karen Aurora Pérez Téllez
© Luis Hidalgo Ramos, 2018
© Sobre la presente edición:
Ediciones Loynaz, 2018
Colección Fausto
ISBN 9789592195677
ISBN_2 9789592196971
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España.
EDICIONES LOYNAZ
Calle Maceo no. 211, esquina a Alameda; Pinar del Río, Cuba.
Teléfono: 48-758036
E-mail: [email protected]
Todo Música surgió en Pinar del Río, cuando el huracán Michel azotó el occidente cubano y derribó las torres que enviaban las señales de la televisión nacional desde La Habana hasta Vueltabajo. Por vez primera, y durante dos días, TelePinar mantuvo una programación nocturna. De manera improvisada, se ejecutaron ideas para actualizar y entretener al público, hasta que Tele Rebelde y Cubavisión retornaron a las pantallas.
La primera salida al aire del programa mostró a los espectadores un variado repertorio internacional y cubano. Desde un rústico set, en dos horas, presentamos audiovisuales y los televidentes respondieron con llamadas y cartas de aceptación. Los directivos del canal pinareño propusieron al equipo realizador mantener similares producciones con frecuencia semanal. Entonces decidimos cambiarle el perfil a la propuesta.
¿No es acaso el territorio vueltabajero todo música? Por tal certeza, la obra de los creadores e intérpretes pinareños sería el principal campo de cultivo del espacio. Sin embargo, tras varios años de realizaciones y después de alcanzar los más importantes premios en su categoría en los Festivales Nacionales de Telecentros y Televisión Nacional y en el Concurso Caracol, entre otros, Todo Música llegó a Cubavisión Internacional, Cubavisión, Tele Rebelde, y los canales Educativo y Educativo 2, en programación de verano, o como parte de las emisiones habituales.
— Te propusiste no ser un salsero, no ser un trovador, ni un cantante de poses en la escena… ¿Qué eres entonces?
Decidí que yo quería ser, por una parte, diferente y por la otra, algo que para mí fuera auténtico y honesto.
—Esas virtudes se aprecian en tu labor musical. Pero ¿cómo es el Raúl Paz que no muestran los escenarios?
El Raúl Paz que yo veo todos los días frente al espejo es un tipo que quiere hacer cosas”.
—Para el investigador pinareño Manuel Santín la música tuya es auténticamente cubana, pero, también de una interesante mezcla foránea. ¿Qué opinas?
Debe ser por mi alma guajira que los trillos no me gustan. Me importan y atraen los caminos anchos y largos. La música específica no me interesa. Yo soy músico porque la música grande es la que me importa. Por supuesto que soy cubanísimo. A pesar de haber vivido quince años fuera de Cuba, eso no me lo ha quitado nadie. En New York, grabando un disco, el gran Tito Puente advirtió mi preocupación por uno de los temas. Yo le dije: Eso no me gusta; no suena cubano. Y Tito se me quedó mirando y respondió: Es que el cubano eres tú. He tenido la suerte de tocar con músicos africanos, del norte de Europa, asiáticos, del norte y del sur de América… y yo soy muchas cosas. Y me parece muy bien que todo eso esté en mi ajiaco cubano. Le pongo un poco de queso francés y un poco de vino y viene muy bien.
—¿Qué ha sido y qué es Francia para Raúl Paz?
Un país que se volvió muy importante en mi vida, sin saberlo y sin quererlo. Cuando yo comencé a estudiar en el Instituto Superior de Arte de La Habana (ISA) teníamos que aprender francés. Todo el mundo sabe que llegar a la “Alianza Francesa” es súper complicado, sin embargo, en la época de mis estudios, el ISA lo facilitaba. Entonces entré, por culpa de la carrera. Pero yo, que no era un alumno muy bueno, recibí una clase y nunca más volví. Me dije: ¿Qué voy a aprender este idioma horrible que llama al setenta, sesenta más diez? Y tres años más tarde, estaba yo en Francia. Aunque debo decir que, en verdad, es un país que no escogí; más bien seleccioné su arte. A la escuela llegó una beca para estudiar música impresionista. Yo me había enamorado de ella sin percatarme de su origen francés. Y de pronto, me descubro en París, estudiándola. No tenía idea de lo que era la capital francesa, pero me fascinó. Todo el mundo dirá:Ah claro, Francia… Sin embargo, no es algo tan fácil. Es un territorio con una cultura muy complicada y con personas muy complejas. No obstante, me gustó mucho su carácter cosmopolita. Allí encontré gente de todos los lugares del mundo. Y esa yo creo que fue realmente la puerta que se abrió delante de mí.
—¿Te defines como un autor que canta o como un cantante que defiende su obra?
Yo soy un músico que trata de encontrar un equilibrio entre lo que compone y lo que vive. Me considero más músico que compositor o intérprete… Para mí, ser músico es tener la posibilidad de explorar con mucha más libertad que si te miras desde el punto de vista del texto o de la composición musical pura. El concepto del músico acapara todo lo anterior. Y para mí es muy importante que la música te lleve al texto y que el texto te lleve a la música…, que el ambiente te retorne a lo literario, que la interpretación te conduzca al arreglo orquestal… En fin, me resulta imprescindible el modo de emparentar todo eso.
—Tu apellido es Paz. ¿La creación musical tuya le hace honores?
No, para nada. La paz viene de mi papá y de mi familia paterna. No busqué ese apellido; me lo pusieron. Estoy muy contento por llevarlo, pero me trae un gran problema: lo tengo que defender y a veces no quisiera ser tan pacífico. Por ejemplo, cuando compongo soy un desastre. Me vuelvo histérico e incluso boto a todo el mundo de mi casa.
—¿Cuántos años tenías cuando te declaraste creador?
Pocos. Tuve la suerte extraordinaria de proclamarme artista muy joven. Yo creo que uno de los grandes problemas del ser humano moderno es saber qué hará cuando sea grande.
—¿Recuerdas cuál fue tu primera canción?
¿Mi primera canción? Está mi primera canción conocida y mi primera canción no conocida. De ninguna de las dos me acuerdo. No me acuerdo ni de la que escribí ayer.
—¿Tampoco guardas en la memoria aquellos años en los que andabas por las calles de la ciudad pinareña, guitarra al hombro, o entre manos, arrancándole canciones a las musas?
Ese periodo sí se mantiene muy claro en mi pensamiento. Tener la sabiduría de la academia está muy bien. Pero hay otra parte, que no es el saber técnico, sino el desafío, el ir más allá de lo que uno conoce, de lo que uno puede o debe, que también encierra gran importancia. Y eso me ocurrió en los tiempos que mencionas. Yo iba con mi guitarra hacia lo desconocido, rumbo a lo imposible, a lo extraño.
—¿Te sorprendiste ante el amor que Cuba te brindó cuando regresaste convertido en un artista famoso?
Sí, bastante. Volver a casa es algo que hace mucho bien. Durante años estuve fuera. Tuve la suerte de cantar en importantes escenarios y con grandiosas personalidades. Sin embargo, me quedaba una espinita. Yo me decía: Todo está muy bien, pero ¿y en Cuba me querrán o no? Nunca me había estresado más que cuando trabajé en el Acapulco o en el Milanés. Resultó extraordinario para mí cantar frente a ese público natural, como hubiera dicho Polo Montañez. Ese es el que te toca por la libreta, ese es tu público de verdad.
—Estudiaste canto y teatro. ¿Ambas disciplinas representan para ti las caras de una misma moneda?
No, son dos partes absolutamente distintas. No soy bueno actuando. Solo me siento músico.
—¿Qué te aportó entonces actuar para la televisión y el cine en Cuba?
Que mis padres aceptaran la idea de que yo fuera artista. Ser artista es muy complicado en el mundo entero: tienes una para ganar y mil para perder. Por eso, todos los padres que se respetan y aman a sus hijos se preocupan si ellos les anuncian que quieren ser artistas. Es como querer ir a la luna a pie.
—Después de haber trabajado con Fernando Pérez y a pesar de que en Francia te han hecho propuestas tentadoras, ¿por qué no has regresado a la gran pantalla?
Porque no soy actor.
—¿Y aceptarías si te llamaran para hacer un filme musical?
Uf, eso sería igual muy complicado, pero quizás lo pensaría.
—Tu imagen resulta bastante polémica. ¿La diseñas como parte de un personaje que quieres posicionar en la mente del público o se corresponde con el ser humano que verdaderamente eres?
Mi imagen es lo que yo soy.
—En Cuba te apreciamos como un hombre show. ¿Qué piensas tú?
No veo la música como una entidad rígida, sino como un fenómeno para el escenario. Sabes que no me interesa recostarme al piano. Quiero ser un cantante que suba al piano o que se ponga debajo del piano o que empuje el piano…
—¿Qué te ocurrió al cantar en el teatro Olimpia de París, llamándote como te llamas: un guajirito sanluiseño?
Ese yo creo que fue uno de los momentos más importantes de mi vida, porque llegar al Olimpia no es un asunto fácil. Los franceses complican mucho el proceso. Es algo que se gana. Tú puedes ser el más famoso del año y no tener derecho a tocar en el Olimpia. Los grandes teatros del mundo te exigen hacer el espectáculo en dos partes y un intermedio, pero yo no estaba de acuerdo con eso. Entonces me dijeron: Pero tú no puedes cambiar las reglas del Olimpia. Las aceptaron The Beatles y todos los que han pasado por aquí.De pronto mi productor me sugirió:Chico, ¿por qué no haces en el primer momento algo que nunca hayas hecho?¿Y qué se me ocurrió hacer? La música que escuchaba mi papá en Pinar del Río. ¿Y qué escuchaba mi padre? Palmas y Cañas y la música guajira. Y por primera vez en mi vida me busqué un grupo campesino, con laúd y tres y tuve un éxito rotundo.
—¿Fue muy difícil triunfar en Francia?
Triunfar es muy difícil en Europa, en Cuba, en Pinar del Río, en Minas de Matahambre... Triunfar es una cosa muy relativa. Triunfar, para mí, es poder trabajar.
—¿Le atribuyes el éxito de tu música al hecho de haber buscado una sonoridad auténtica en tu historia?
El éxito no se sabe dónde está. Yo creo que el que lo sepa, s e pierde. Quizás el éxito está en no saber dónde está. En creerse que esto es un sueño y que podemos vivir en un sueño.
—¿Por qué decidiste componer para que otros artistas interpreten esas obras?
Porque componer para otros enseña mucho.
—Si te pidieron canciones para el disco Living, la vida loca de Ricky Martin… ¿por qué finalmente no se incluyó ninguna obra tuya en esa producción?
Porque mi productor no quiso.
—Te diré nombres de personas, obras, agrupaciones o proyectos, a la espera de lo que ellos significan para ti… Orishas…
Mucho. Fue un grupo que yo creé o que ayudé a crear.
—Angá…
El maestro, el papá, el Elegguá…
—Tito Puente…
La sorpresa y la modestia.
—Tu canción Mulata …
La primera vez que gano dinero.
—¿Volver a casa es un tema hecho a la añoranza que siente un hombre por retornar a su país, una simple canción en tu vida, o es otra cosa?
No. Nada tiene que ver con la distancia, sino con el ser humano, con el regresar a ser uno mismo.
—¿Qué revela tu alma hoy cuando visitas Cuba?
No me gustan las cosas trágicas ni grandes. Volver a mi tierra es volver a casa.
—¿Qué significa para ti Pinar del Río?
Un lugar que me pertenece más que otros. Defiendo que soy de aquí. Cuando tú sabes de dónde eres y quién eres, eso te reconforta y te trae una paz…
—Tus musas…
La vida y la música. Nada me inspira más que la segunda.
—De niño, tus padres te decían:Olvídate de eso, que la música es sencillamente una ilusión. ¿Qué les dices desde tu exitoso presente?
Que la música es una ilusión.
—¿Por qué dice usted que tiene tres vidas?
Porque he dividido en tres etapas mi larga existencia.
—Desde su punto de vista ¿cuándo ha terminado una y empezado otra?
A los quince años comencé mi carrera como aficionada. Desde ese momento estudié actuación, música, canto, historia del arte… en fin, me fui preparando para ser una profesional. Lo logré a partir de los veinte. Entonces veo un periodo continuo de mi labor artística hasta más o menos los veintinueve. Durante ese tiempo me casé con Medel, tuve una hija, trabajé y residí en México. Pero a los treinta interrumpí cuanto venía haciendo y me abrí a otra vida. Al regresar a Cuba conocí a Armando Bianchi y recibí el título de Miss Televisión . Mi segunda vida duró hasta los cincuenta. Y al arribar esa edad a mí, empezó la tercera, que quizás terminó diez años atrás. Ahora estoy en la cuarta.
—¿Así lo reflejó el periodista y escritor Evelio Mora en el texto que escribió sobre usted?
Sí. Su libro publica mis confesiones sobre lo que he vivido.
—Al leerlo ¿notó que la reflejaron en todas sus esencias o guarda algunas reservas en relación con la imagen suya proyectada en las páginas?
No pude haber dicho una cosa falsa o sin sentimiento. Es cierto que el escritor narra muy bonito y noveló un poco las historias que yo le revelé. Agrandó algunos pasajes que no fueron en realidad ni tan largos, ni de tanto valor. Pero ese es su punto de vista como autor. Sin embargo, en términos generales, la obra me parece bastante acertada.
—¿Siempre se ha dejado guiar por el corazón?
El corazón es muy importante para mí. La mayoría de las veces he actuado llevada por él. En casi todos los momentos me he proyectado de ese modo. Claro, en algunas ocasiones he tenido que ser realista y hacer cosas no tan deseadas, pero han sido mucho menos que aquellas hechas con mi alma y con mi vida.
—¿Soñaba con ser una vedete cuando nacía su carrera artística?
Yo empecé a trabajar como cantante y llegué a cultivar todos los géneros. Hasta en la ópera incursioné. Me ofertaba como vocalista y actriz. Muy joven también debuté como intérprete dramática junto a Mario Martínez Casado. Hacíamos alta comedia, comedia ligera y comedias musicales. Pero no me preparé para ser vedete, porque no sabía lo que eso significaba. Actualmente, en los países de habla hispana y hasta en España, ese concepto se ha distorsionado un poco. Enseñan a la vedete como una mujer atractiva que baila mucho con poca ropa. Y yo, cuando debuté en México bajo ese calificativo, pregunté: Qué es lo que hace una vedete?. Y me dijeron: Un poco de todo lo que usted ha hecho ya Rosita. Allí me pusieron ese nombre y jamás me lo he podido quitar de arriba.
—¿Y le ha pesado?
Mucho, porque lo han relacionado con un arte menor. Desconocen que vedete es una palabra proveniente del francés. Se empezó a utilizar en Europa para referirse a la máxima atracción de un espectáculo. Pero en Cuba no gustaba ese calificativo y me perjudicó.
—¿Qué ha sido la televisión en la carrera de Rosita Fornés?
Una prueba para mí y una experiencia muy buena. La recuerdo con mucho cariño. Pude desarrollarme dentro de ella tanto como lo había hecho en el teatro. Llegué a la pequeña pantalla siendo conocida, pero mi popularidad se consolidó haciendo programas. Tenía tanto poder la televisión que incluso, en un momento, afectó al cine.
—¿Y el séptimo arte qué le aportó?
No he hecho todo el trabajo que hubiera querido hacer para la gran pantalla.
—¿Qué lo impidió?
Primero yo trabajaba intensamente en el teatro y después en la televisión. Y quizás, por el tipo de película que hacían, cuando se fundó el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográfica (ICAIC), no me veían como la actriz más idónea para interpretar aquellos personajes. Debuté en el cine de Cuba con la cinta Se permuta. El ICAIC cumplía entonces 25 años. Por el éxito de aquel filme pensé que iba a recibir otras propuestas, pero no me las hicieron. Creo que en el cine he tocado de vez en cuando las notas de la flauta, pero no llegué a hacer algo de verdadero peso. Yo soy muy exigente conmigo y cuando me veo me encuentro muchos defectos y no quedo fácilmente complacida con el trabajo que realizo. Tampoco he tenido la suerte de disponer d e un director interesado en mí y ya es demasiado tarde para eso.
—¿Qué connotación tiene para usted el título Sin un reproche?
Así se llama una canción que Meme Solís escribió para que yo la cantara. Desde la primera vez tuvo mucho éxito. Me la piden todavía y para mí es como un himno. Me viene muy bien, porque expresa algo que yo siento.
—¿Realmente, vive Sin un reproche para usted, ni para los demás?
Trato de no guardar rencores y de olvidar lo que me hayan podido hacer, con intención o sin ella. Nadie es perfecto. Tampoco me considero así. A veces se cometen errores involuntariamente. Quizás alguna vez herí la susceptibilidad de alguien, sin proponérmelo. Entonces hoy pienso que muchas cosas que me pudieron haber hecho, fueron sin pensar.
—¿Se arrepiente de algo?
Arrepentirse de las decisiones que uno tomó en algún momento es tonto. Por ejemplo, yo no quise llegar a ser en el mundo más que lo que he sido: una artista y pude abarcar mucho más de lo que abarqué, pero, por cuestiones sentimentales, personales… sacrifiqué mi carrera. Sin embargo, no me lamento: Ah si yo hubiera hecho esto… Ah si yo hubiera hecho lo otro… No, eso no tiene sentido. Tú tomaste en aquel momento aquella decisión y tienes que seguir tu camino. Ya encontrarás otras cosas. La vida del artista es como un jardín grande. Esta parte se te marchitó, pero por la otra te salen flores nuevas.
—¿Es mucho pedir que nos confiese lo que sacrificó de la carrera?
Grandes contratos en París, Italia, Inglaterra, Estados Unidos… A mí me propusieron hasta rodar películas en Hollywood. Yo soy una artista que me precio de haber tenido las oportunidades más grandes a las que puede aspirar alguien que se dedica a esta labor. Me convidaron a cosas muy tentadoras. Pero, por asuntos íntimos, yo contestaba: No, ahora no, más adelante… Muchas personas creen que el carro de la suerte pasa una vez, sin embargo, a mí incluso me hacían las ofertas varias veces. Y hoy me siento feliz con lo logrado. Vivo agradecida, porque cada vez que salgo al escenario y me comunico con el público me inyectan fuerzas.
—¿Cree Rosita Fornés que tiene sustituta?