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¿Porqué insistir en hablar de nosotros mismos?, ¿por qué buscar y remover los orígenes de nuestra profesión? ¿por qué si estoy convencida de la necesidad de transitar urgentemente otros derroteros que nos permitan desarrollar la profesión y superar las interrogantes que sobre nuestro existir nos inmovilizan? ¿por qué si estoy convencida que nos apremia el recuperar como profesionistas nuestro hacer, es decir, nuestro objeto de trabajo y como académicos recuperar nuestro hacer como objeto de estudio? ¿por qué presentar una aportación más sobre los orígenes históricos, aunque cabe aclarar, no del Trabajo . Social sino de la profesionalización del Trabajo Social? Antes que responder a estas preguntas de una sola vez, en un renglón o en un párrafo, quisiera invitarlos a que las respuestas las construyamos juntos en el recorrido que hagamos por las siguientes páginas: la lectura que propongo no es una más, no se trata de una lectura lineal (causa, consecuencia), no es una lectura sobre fechas y acontecimientos, el código que propongo es precisamente el hilo que se deriva de las preguntas que formulo. Estoy convencida que Trabajo Social es la carrera que con urgencia reclama la sociedad, no una en particular, todas en lo general, pues es la profesión que tiene respuestas o que tiene la capacidad de ofrecer alternativas a las diversas y difíciles situaciones que desde lo social enfrentamos, generalmente, sin capacitación profesional.
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Seitenzahl: 456
Veröffentlichungsjahr: 2025
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Universidad Nacional Autónoma de México
Dr. Juan Ramón de la Fuente
Rector
Lic. Enrique del Val Blanco
Secretario General
Mtro. Daniel Barrera Pérez
Secretario Administrativo
Dra. Rosaura Ruiz Gutiérrez
Secretaria de Desarrollo Institucional
Mtro. José Antonio Vela Capdevila
Secretario de Servicios a la Comunidad
Mtro. Jorge Islas López
Abogado General
Lic. Néstor Martínez Cristo
Director General de Comunicación Social
Escuela Nacional de Trabajo Social
Mtro. Carlos Arteaga Basurto
Director
Dr. Guillermo Campos Covarrubias
Secretario General
Mtra. Laura Ortega García
Jefa de la División de Estudios Profesionales
Mtro. Jorge Hernández Valdés
Jefe de la División de Estudios de Posgrado
Mtro. Salvador Alvarado Garibaldi
Jefe de la División de Extensión Académica
Mtra. Leticia Cano Soriano
Secretaria de Apoyo y Desarrollo Escolar
Lic. Ricardo Murillo Flores
Secretario Administrativo
Presentación
Bolivia
Gloria Lizarraga de Sossa
Brasil
Seno A. Cornelli
Canadá
Don Collins, David Este y Heather Colleman
Canadá
John R. Graham y Sharon Taylor
Canadá
Ben Cárniol
Chile
Mario Hernán Quiróz Neira
España
Teresa Zamanillo
Estados Unidos
Emilia E. Martínez-Brawley
Gran Bretaña
David Brandon y Keith Atherton
Japón
Maki Amano
México
Nelia E. Tello Peón
Carlos Arteaga Basurto
Países Bajos
HansBennik
Sudáfrica
Mel Gray
Notas al pie
Aviso legal
¿Por qué insistir en hablar de nosotros mismos?, ¿por qué buscar y remover los orígenes de nuestra profesión? ¿por qué si estoy convencida de la necesidad de transitar urgentemente otros derroteros que nos permitan desarrollar la profesión y superar las interrogantes que sobre nuestro existir nos inmovilizan? ¿por qué si estoy convencida que nos apremia el recuperar como profesionistas nuestro hacer, es decir, nuestro objeto de trabajo y como académicos recuperar nuestro hacer como objeto de estudio? ¿por qué presentar una aportación más sobre los orígenes históricos, aunque cabe aclarar, no del Trabajo Social sino de la profesionalización del Trabajo Social? Antes que responder a estas preguntas de una sola vez, en un renglón o en un párrafo, quisiera invitarlos a que las respuestas las construyamos juntos en el recorrido que hagamos por las siguientes páginas: la lectura que propongo no es una más, no se trata de una lectura lineal (causa, consecuencia), no es una lectura sobre fechas y acontecimientos, el código que propongo es precisamente el hilo que se deriva de las preguntas que formulo.
Estoy convencida que Trabajo Social es la carrera que con urgencia reclama la sociedad, no una en particular, todas en lo general, pues es la profesión que tiene respuestas o que tiene la capacidad de ofrecer alternativas a las diversas y difíciles situaciones que desde lo social enfrentamos, generalmente, sin capacitación profesional. Tengo la convicción de que desarrollarnos como profesionistas es un imperativo y que ello sólo será posible si nos comprometemos de lleno, y ya de una vez por todas, a superar, a perfeccionar nuestro hacer, nuestra intervención, -palabra que no por refutada deja de ser precisa- y por último, estoy convencida que el relato dominante que nos hemos contado como sustento histórico y que hemos aceptado tan acríticamente es la causa de esas recurrentes crisis de identidad, que tan a menudo nos ocupan y nos retienen fatalmente en el subdesarrollo como profesión, sin importar el grado de avance económico o el tipo de país en el que hacemos Trabajo Social.
Así pues, es esta mi invitación, es este el código de lectura que propongo: ¿si en todos los capítulos que aquí presentamos, el Trabajador Social aparece como un profesionista que se forma a partir de los requerimientos de instituciones sociales que necesitan apoyo especializado para su funcionamiento, por qué entonces siempre se asocian los antecedentes profesionales con amor, caridad, relación personal? ¿por qué si el apoyo que solicitan generalmente las instituciones, del Trabajador Social, es de información para la administración de recursos, siempre insuficientes, se vincula el hacer del Trabajo Social con la solución directa de problemas? ¿por qué si el Trabajo Social en las organizaciones facilita el desempeño institucional nos identificamos con antecedentes de amor al prójimo y no con antecedentes de eficiencia en la administración institucional, o en los casos en que se trabaja directamente con la población en su potenciación y la de sus recursos se insiste con la caridad y el humanismo más que en los antecedentes científicos? ¿a qué obedece que mientras reconocemos el carácter científico de nuestros instrumentos disociamos el origen científico del Trabajo Social y nos empeñamos en buscar nuestras raíces en el amor y la caridad? ¿por qué englobar el Trabajo Social clínico y el Trabajo Social técnico en una sola categoría, si claramente son dos versiones de asistencia completa, distantes y distintas: en una hay una relación directa con el problema y con el cliente; en la otra, dicha relación está mediada por el apoyo de una institución o profesionista en quienes se centra la solución? ¿por qué si “lo social” no ha sido central en las preocupaciones de quienes gobiernan y por tanto no ha sido atendido profesionalmente, los Trabajadores Sociales no hemos sido capaces de asirnos a esto y a partir de ahí impulsar el desarrollo de la profesión? ¿por qué si los trabajadores sociales sabemos esto y sabemos que el hueco no reconocido de nuestra acción está sin ocupar en la estructura social, no somos capaces de reconocerlo abiertamente y lo negamos ante nosotros mismos con ejemplos aislados y sólo repetimos las formas de hacer dominante de la profesión? ¿Por qué si estamos claros que el Trabajo Social nació como profesión de apoyo, vinculada a mujeres y a pobres y por con un sello de marginación, no hemos sido capaces de construir una profesión de hombres y mujeres formados igual que los demás, que se desarrollan a partir de conocimientos propios y que saben que para trabajar con pobres se tiene que hacerlo sin marginarse, sin aislarse? Creo que este es un problema que enfrentamos los Trabajadores Sociales a escala mundial, creo que nos refugiamos en la bondad de nuestros fines y con ello subutilizamos a una profesión que requiere realmente la sociedad. Por ello insisto en que Trabajo Social tiene que hablar y jugar más con su propio hacer, con su propio objeto de intervención para avanzar, para recuperar su experiencia, para intercambiar, para discutir y para crecer para sí y con los otros, y para los otros. Sin embargo, debo acotar que todas interrogantes planteadas me surgen desde mi realidad y de la revisión de los textos aquí presentados, lectura que sin suda he realizado, igualmente, desde mi realidad como referente.
Tiene el lector en sus manos, un libro sugerente, con distintas formas de acercamiento e interpretación de los orígenes y los sucesos clave de la compleja y no del todo lograda profesionalización del Trabajo Social, el recorrido es amplio y abarca experiencias de diferentes latitudes: especialistas del Trabajo Social reflexionan de manera acuciosa y proponen una reconstrucción sociohistórica de la profesionalización del Trabajo Social en distintos países: el lector, tiene entonces frente a sí, una ventana que nos permite mirar las formas, las relaciones, los avances y las vicisitudes que particularizan el devenir de la profesión en el continente europeo a través de los trabajos de David Brandon y Keith Atherton en Gran Bretaña; de Hans Bennik en los Países Bajos y de Teresa Zamanillo en España; respecto al continente americano, disertan Ben Carniol, John R. Grahan, Sharon Teylor, Don Collins, David Este y Heather Colleman en el caso de Canadá, mientras que lo acontecido en Estados Unidos nos lo transmite Emilia E. Martínez-Brawley; Carlos Artega Basurto y quien escribe hacemos una propuesta para un acercamiento en México; y Mario Hernán Quiroz Neira refiere la experiencia de Chile, en tanto que Gloria Lizarraga de Sossa nos remite a Bolivia y Seno Cornelli a Brasil. Adicionalmente, Mel Gray, en Sudáfrica y Maki Amano en Japón, dan cuenta de lo sucedido en éstas naciones de Africa y Asia. En suma, contamos con un texto de dimensión universal, que sin duda contribuirá a revalorar lo que nos une, a redimensionar nuestras diferencias y a aprender de las experiencias ajenas. Finalmente, le reitero al lector que dispone de una propuesta provocativa para incursionar en la aventura de la lectura, con ello hago votos para que los textos, en el estricto sentido de la palabra, le resulten polémicos.
Nelia E. Tello Peón.
Gloria Lizarraga de Sossa *
El 26 de febrero de 1946 se funda la carrera de trabajo social, como es designada en la actualidad, perteneciente a la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Mayor de San Andrés de la ciudad de La Paz, Bolivia. “Su creación respondió a una necesidad del Estado para poder entender los problemas derivados de la Guerra del Chaco. El esfuerzo y empuje de los primeros profesionales, logró ampliar el quehacer profesional e incursionar en varios campos y sectores de las políticas sociales.”, como afirma la directora actual (1997).
A más de cincuenta años de iniciación, entre trabajo, transformación, obstáculos, éxitos y cambios, son los logros y avances los que han marcado la trayectoria de esta carrera social.
En la actualidad cuenta con 1 450 estudiantes y con un plantel docente, en el cual 35% de los profesionales se destacan con estudios de posgrado. Una de las características que conviene resaltar es que continuamente, por periodos de cinco años, se han estado revisando y actualizando los planes de estudio de la carrera tratando de adaptarla tanto al mercado ocupacional demandante como a los cambios históricos dentro del Estado, y por supuesto dentro de los ajustes de las políticas sociales en las cuales se inserta el trabajo social.
Los rasgos que asuma la formación académica de los trabajadores sociales dentro de la carrera ha sido una de las preocupaciones constantes de las autoridades y profesorado.
Constantemente la actualización del perfil ha sido una de las tareas que ha demandado espacios de reflexión, esto directamente relacionado con la enseñanza y el aprendizaje de los trabajadores sociales.
Sin embargo la interrogante sobre la formación académica de los estudiantes provocó múltiples inquietudes localizadas en el contenido de los planes de estudio y en el como se ejecutan estos.
Sin desmerecer lo que ha acontecido en años anteriores respecto a la formación – aunque creo que definitivamente cada tiempo está enmarcado en dar respuesta a las necesidades que se presentan y a las demandas que incursionan en la sociedad, la cual está rescatada en la enseñanza dentro del trabajo social – el crecimiento de los planos teóricos y operacionales de la profesión se vinculan con los debates en los ejes epistemológicos y de reflexión metodológica.
Los conocimientos teóricos y metodológicos han estado siempre en permanente interacción.
Con la consideración del estudio de la modernidad y de la posmodernidad, se han estado implementado nuevas modalidades e intervenciones en el estudio de la familia, bajo el punto de vista que enfrentan los individuos en su cotidianeidad, inscrita en un hoyo complejo, simple, total y fragmentado, privado y público, personal e impersonal. Se ha estado trabajando, tanto en las unidades académicas como en los colegios profesionales, sin importar las diferencias de orientación que pueda sustentar cada uno, dentro de los acuerdos básicos que supone la especificidad de la profesión, buscando salir adelante pese a las vicisitudes del medio.
Como ya se señaló, el trabajo social en Bolivia nace como una respuesta a las consecuencias de la Guerra del Chaco, la que se constituye en el inicio de una etapa crucial en nuestra historia, la cual sacudió los estamentos sociales de la Nación.
1.Se agudizan los problemas sociales y se implementan las siguientes políticas sociales como emergencia de esa coyuntura:
a)Protección al menor, a favor de los huérfanos de guerra.
b)Educación.
c)Legislación laboral.
2.En la coyuntura mencionada, las organizaciones de asistencia social que dan respuesta son:
a)Cruz Roja Boliviana.
b)Samaritanas de la Cruz Roja Boliviana, donde la Sra. Doña Luz Sánchez Bustamante desempeñó la Secretaría General para luego fundar la Escuela Nacional de Asistencia Social y Educación Popular, constituvendo los antecedentes del trabajo social en Bolivia.
3.El trabajo social en Bolivia nace desde los enfoques paramédico y parajurídico desde el Estado a través del Ministerio de Trabajo, Salubridad y Previsión Social, bajo la orientación y apoyo a todo nivel de la Escuela de Asistencia Social “Dr. Alejandro del Río” de Santiago de Chile, primera escuela de trabajo social en Latinoamérica, en 1925.
4.Nos referimos ahora a los intentos y procesos que acontecieron hasta la fundación de la Escuela:
a)La primera Escuela de Visitadoras Sociales creada en 1936, que no prosperó.
b)La segunda Escuela de Visitadoras Sociales, en 1941. Tampoco prosperó porque no se hicieron efectivos los decretos correspondientes.
c)La Escuela de Enfermeras y Visitadoras Sociales. Creada mediante la Ley de la República del 4 de enero de 1945; donde solo funcionó la de enfermeras, habiendo existido algunas actividades con características específicas del servicio social.
d)La Organización del Servicio Social de Lucha Antivenéreas, en 1943, cuyas funciones estaban adscritas al equipo médico, con proyección social para las familias afectadas por la Guerra del Chaco.
e)El Patronato Nacional de menores, organizado por el Estado para resolver problemas que afectaban al bienestar del menor: orfandad, mendicidad, vagancia, conducta antisocial, malos tratos, abuso deshonesto, hijos ilegítimos, situación económica deprimida, etc.
5.Entre la labor social que realizaba se encontraban actividades de: investigación, análisis situacional y económico, visitas domiciliarias, informes sociales.
6.El 10 de enero del 1946, se funda la Escuela Nacional de Asistencia Social y Educación Popular bajo la dependencia del Ministerio de Educación, Bellas Artes y Asuntos Indígenas, y se legaliza su funcionamiento el 7 de diciembre de 1950, mediante la promulgación del Decreto Supremo No. 2290. Sin embargo se considera el día 21 de febrero de 1946 como fundación oficial, por corresponder a la fecha de iniciación de dicha escuela bajo la dirección de la Sra. Doña Luz Sánchez Bustamante; contribuyendo, en forma directa, a los aspectos desarrollados y de batidos en el Primer Congreso Panamericano realizado en Santiago de Chile en 1945. También la Escuela de Asistencia Social “Dr. Alejandro del Río”, igualmente de Chile, incidió como un apoyo importante en el desenvolvimiento de la Escuela en Bolivia.
7.El plan de prácticas contenía estudios de las instituciones de bienestar social, prácticas de servicio social de caso individual. En un segundo año se realizaba la práctica de servicio social de grupo.
8.Como una forma de salir a la opinión pública y difusión de la profesión en 1947 se edita la primera revista de ENASEP “Asistencia Social-Órgano Anual”
9.En 1950, el 7 de diciembre, la Escuela Nacional de Asistencia Social y Educación Popular (ENASEP) que pertenecía al Ministerio de educación fue traspasada al Ministerio de Trabajo y Previsión Social, por ser este Ministerio quien conduce la política social de la Nación en ese entonces; según testimonio del Ministro de aquel entonces, menciona “la Escuela Nacional de Asistencia Social Educación Popular es un centro educativo para capacitar profesionales que se ocuparán de la investigación y el estudio de los problemas sociales relacionados con las necesidades sociales”.
10.El 17 de Agosto de 1951 se produce el cambio de nombre de la ENASEP para construirse en la Escuela Nacional de Servicio Social; y un año después se legisla el ejercicio profesional, asimilando la profesión de asistente social a la categoría de profesión liberal mediante decreto supremo N° 2954, del 31 de enero de 1952, que determinó la obligación de las instituciones de bienestar social, tanto públicas como privadas, a contratar trabajadores sociales con título en provisión nacional.
11.Las orientaciones que presentaron los primeros graduados fueron sobre monografías referidas a: campo de menor, familia, salud, educación, industria, vivienda, educación de adultos, entre otros.
12.Desde 1952 hasta 1963 la mediación política de las autoridades del Ministerio del Trabajo y Previsión Social es muy grande y directa en la designación de directores, supervisores y docentes; interviniendo en el plan de estudios, de esta manera dando lugar a problemas a la formación académica. Así también en 1953 se crea el primer centro de estudiantes para velar por intereses inherentes a su formación y coadyuvar de esta manera con la labor docente.
13.Dentro del marco de la legalidad, el 10 de febrero de 1955, se aprueban los estatutos de la Escuela de Servicio Social mediante resolución suprema N° 65988.
14.En septiembre 1954, bajo la influencia de algunas experiencias de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Río Piedras de Puerto Rico, se organizó en la jefatura de prácticas, la materia de organización y desarrollo de la comunidad, la cual ingresa como el tercer método de la profesión del servicio social.
15.Estas prácticas de desarrollo de la comunidad en el medio rural, surgen a partir de 1960, mediante el Ministerio de Asuntos Campesinos contando con expertos de Naciones Unidas de 1960 a 1962, a solicitud de la Escuela.
16.En fecha 3 de mayo de 1959 se crea la organización de la Subdirección Nacional de Asistencia Social, quedando a cargo de un asistente social. Por primera vez dentro de la conducción de la política social del Ministerio de Trabajo y Previsión Social, se da reconocimiento a la profesión como responsable de planificar, ejecutar, coordinar y evaluar las políticas sociales de este Ministerio, al mismo tiempo será el órgano administrativo que ejecute supervisión y tutoría sobre la Escuela Nacional de Servicio Social.
17.Las relaciones internacionales a través de la participación de docentes de la Escuela en algunos eventos, particularmente la XI Conferencia Internacional de Servicio Social en la ciudad de Petrópolis, Brasil del 19 al 24 de agosto de 1962, donde se aceptó el ingreso de la Escuela Nacional de Servicio Social a la Asociación Internacional de Escuelas de Servicio Social.
18.En esas fechas la mayor parte de las escuelas de asistentes sociales en América Latina habían sido incorporadas a las universidades de sus respectivos países.
19.La incorporación de la Escuela Nacional de Servicio Social a la Universidad Mayor de San Andrés, cuya firma del convenio fue el día 16 de abril de 1963 por un lapso de tres años, al cabo de los cuales la escuela quedaría definitivamente incorporada a la Universidad o retornaría a su condición anterior. A lo largo de este proceso de incorporación se presentaron varios problemas internos en la escuela, respecto a posiciones encontradas en el tema y es hasta el 3 de agosto de 1964, cuando se incorpora definitivamente en forma oficial a la UMSA, en un acto académico en el Paraninfo de la Universidad.
20.El diploma de asistente social se cambió por el grado académico de trabajador social por las connotaciones asistenciales del nombre y por influencias de las escuelas de trabajo social norteamericanas. El cambio definitivo del nombre se llevó a cabo en la carrera en el año de 1972.
21.El plan de estudios de 1967 representa, en la práctica, el aumento de un año más de estudios, el quinto, alcanzando el nivel de licenciatura. Así cumple el requisito para constituirse en Facultad de Servicio Social.
22.Los años 1968-69 son el inicio de surgimiento de la reconceptualización del Trabajo Social en Bolivia. El II Seminario de Servicio Social del 11 al 20 de octubre de 1968 en La Paz, consideró los hitos de la reconceptualización inspirado en los documentos de Araxa, la teoría de Paulo Freire y la teórica del subdesarrollo.
23.La reconceptualización del Trabajo Social en América Latina tiene su origen en el sub-desarrollo traumático y se crean condiciones de renovación y avances con la presencia de importantes movimientos y luchas sociales como la Revolución Cubana, y movimientos guerrilleros. Se hizo un análisis de las categorías idelógicas, objeto, método, formación profesional, compromiso profesional. Fue un movimiento de ruptura con el servicio social asistencialista y otros métodos. tratando de incorporar aspectos políticos inherentes a la estructura socio-económica del país.
24.En abril de 1970 se origina la revolución universitaria, en la Universidad Mayor de San Andrés, la cual coincide con el movimiento de reconceptualización del Trabajo Social. Se hicieron modificaciones profundas en la estructura del plan de estudios cuyos cambios motivaron problemas posteriores para la titulación.
25.En este período se efectuó, en la ciudad de Cochabamba (Bolivia), el V Seminario Regional de Servicio Social en América Latina. La temática básica de discusión y debate fue la reconceptualización del servicio social a nivel de agencias y organismos con programas de bienestar social.
26.En 1971, se llevó a cabo el VII Congreso Interamericano de Bienestar Social, a partir de este congreso se formó el Centro Latinoamericano de Trabajo Social (CELATS) que junto con la Asociación Latinoamericana de Escuelas de Trabajo Social (ALAETS) conducen los encuentros internacionales.
27.En esta época la reconceptualización en Bolivia iba dirigida hacia el logro de un nuevo perfil profesional, encaminada a una ansiada justicia social y a desarrollar, en la colectividad, una actitud defensiva proclamando sus derechos y reivindicaciones.
28.El proceso de reconceptualización en el país fue interrumpido por la dictadura del Gral. Hugo Banzer Suárez en agosto de 1971.
Las trabajadoras sociales de la primera promoción, en 1949 son las que organizan la ASOCIACIÓN DE ASISTENTES SOCIALES, cuyos objetivos de creación fueron:
1.Organizar una asociación que posteriormente se constituya en un ente que aglutine a los profesionales como un marco de referencia y también oriente y diferencie.
2.Dentro del plan de acción se pretendía lograr y crear el espíritu de cuerpo como una estructura de equipo donde se compartían ideas comunes, doctrinas, acciones y sevicios.
3.Como otro punto de logro es querer capturar instituciones para el trabajo, es decir conquistar nuevos campos de trabajo, lo que hoy llamaríamos marketing para el trabajo; es decir, vender las ideas con posibilidades efectivas de lograrlo, organizando planes de acción.
4.La divulgación de las prácticas profesionales, la información del campo profesional, la difusión de los principios, las problemáticas y el servicio que brinda al pueblo, es otra de las preocupaciones que encaran las asociaciones de trabajo social.
5.La consolidación o institucionalización jurídica se presenta como una verdadera necesidad para construirse en entes jurídicos con derechos y obligaciones como otra de las acciones encaminadas a lograr.
6.Durante el período de 1950 a 1977 se realizan una serie de eventos y encuentros que van en función de consolidar la Asociación de Trabajadores Sociales. Es a través de los congresos que se van concretizando los perfiles profesionales requeridos por el Estado enmarcados en las coyunturas políticas y la creación de nuevas políticas sociales.
7.La Ley del Ejercicio Profesional es otro de los temas debatidos en los diferentes eventos. Asuntos gremiales como son los nuevos campos profesionales, las demandas y conflictos sociales relacionados directamente con la profesión, es una preocupación y forma parte del debate en los congresos.
8.Otro tema de suma importancia que formaba parte del debate nacional entre las colegas fue el de la formación académica acorde a los tiempos y necesidades del mercado ocupacional.
En 1977 esta Asociaciones de Asistentes Sociales se transforma en el COLEGIO DE TRABAJADORES SOCIALES DE BOLIVIA, cuyos objetivos no persiguen fines de lucro, sino velar por el prestigio, decoro y defensa de sus profesionales asociados, reprimir el ejercicio ilegal de la profesión, promover estudios e investigaciones y otros objetivos conexos; siendo el más importante el trámite de legalidad jurídica, que se concretiza, mediante resolución, el 30 de mayo de 1983.
En este primer congreso se elige la directiva del Primer Colegio de Trabajadores Sociales con la asistencia de colegas de todo el país, se analizan temáticas inherentes a la profesión, constituyéndose como prioridad el estudio de los estatutos, normas y reglamentos del colegio, como también el estudio del Código de Ética.
Desde entonces cada dos años se van realizando los congresos nacionales con la participación de colegas representantes de todo el país. Ya son nueve los congresos realizados, cuyas temáticas sobresalientes fueron: La Ley del Ejercicio Profesional, la colegiatura de todas las profesionales tituladas, el perfil profesional, los aportes al colegio, la capacitación y actualización de las profesionales, la titulación de las egresadas, la apertura de nuevas fuentes de trabajo, el estudio de las nuevas demandas del mercado ocupacional, las políticas del Estado y la participación del trabajo social en ellas, las nuevas leyes promulgadas, el nuevo modelo económico y su relación con el campo social, las dificultades y, por último, los obstáculos que se presentan en el ejercicio profesional.
Posteriormente en 1983, se crea el Colegio Departamental de Trabajadores Sociales de La Paz. Este colegio es el que abarca al mayor número de profesionales, a nivel nacional; prácticamente el 80% de la totalidad de colegas existentes en el país pertenecen a este colegio, ubicado en la capital donde se encuentra la sede de Gobierno, los organismos gubernamentales, el Congreso, el Parlamento y es la ciudad que cuenta con la mayor población del país.
Su directiva encaraba dos problemas fundamentales: detectar el número real de profesionales, en qué actividades se encontraban, cuáles eran las instituciones que albergaban el mayor número de profesionales y definir el perfil profesional y sus funciones. Posteriormente publicó una GUÍA realizada por el Centro de Investigaciones de Trabajo Social (CEITS).
Otro punto de suma importancia era el problema de titulación en las colegas egresadas, para lo cual se coordinó con la dirección de la carrera manifestando la preocupación porque el número de personas sin título pasaba del centenar.
Al respecto el colegio, la Universidad y las interesadas trataron de organizar los lineamientos, buscando algunas alternativas de solución y se lograron acciones muy positivas.
Acciones de capacitación gremial y de publicación comenzaron a desarrollarse como medios de comunicación e interés entre colegas.
Esta directiva logra afiliarse a la Federación Departamental de Profesionales logrando una buena participación en ella mediante la asistencia a sus reuniones y otras actividades programadas para el efecto.
En 1985 el colegio se afilia a la Confederación de Profesionales de Bolivia, para unirse en la defensa del ejercicio profesional con una participación activa en dicha organización a través de la asistencia a congresos, foros, debates y otras actividades inherentes al gremio.
En 1993, por primera vez se publican y se difunden a nivel nacional los estatutos y reglamentos como documentos normativos que regulan el ejercicio y el quehacer profesional mencionado en cuatro bloques: primero, la Ley del Ejercicio Profesional del Trabajador Social que comprende cuatro capítulos; segundo, los estatutos del Colegio de Trabajadores Sociales que comprende doce capítulos; tercero, el código de ética del Tribunal Superior de Ética Profesional que comprende doce capítulos; y el reglamento del Colegio de Trabajadores Sociales de Bolivia que comprende los reglamentos inherentes al Colegio Nacional, Colegio Departamental y al Régimen Eleccionario y Económico, contribuyendo de esta manera a la normatividad del ejercicio profesional en todo el país.
En 1990, Bolivia, como organización gremial, ingresa a la Federación Internacional de Trabajo Social como país afiliado en la Conferencia Mundial realizada en Buenos Aires-Argentina, y es desde 1994 hasta la fecha, que se mantiene en nuestro país la cartera de la Vice-Presidencia por América Latina y el Caribe, de la mencionada Federación.
Desde 1992 existe un lazo más estrecho de vinculación entre el gremio y la Universidad Mayor de San Andrés, beneficiándose ambas organizaciones, mediante la planificación del requerimiento del mercado laboral, que es presentado a través del colegio hacia las Universidades, las cuales responden a la demanda a través de la elaboración de la curricula por gestiones académicas.
Actualmente, se está procediendo al Registro Único Nacional de Trabajadores Sociales para legalizar el ejercicio profesional mediante la matriculación de cada una de las colegas.
Estamos viviendo en la coyuntura actual una promesa de transformaciones, y progreso y una amenaza de destrucción de lo que hemos sido hasta ahora, estamos embarcados en la aventura de construir una sociedad moderna, cuyos resultados son inciertos pero su desarrollo es incipiente e inquietante.
Los cambios operados en la economía mundial, hacen inevitable la reinserción en ella de las economías latinoamericanas. Los esfuerzos que deben realizar los países latinoamericanos son enormes. Se deberán transformar en forma rápida y por la vía de la innovación tecnológica, especialmente los aparatos productivos de tal manera que se vuelvan eficientes y competitivos. La articulación entre las políticas económicas y sociales es una condición para lograr un crecimiento con equidad, ello demanda que el Estado racionalice una intervención para liberar las potencialidades macroeconómicas del mercado.
El equilibrio entre el crecimiento económico y el desarrollo se logrará mediante el replanteo integral de la intervención del Estado, abandonando su intervención microeconómica puntual y administrativa, como dice la CEPAL, se requiere de un Estado cuyas intervenciones sean compatibles con el mercado, aunque en las “nuevas sociedades en desarrollo atrofiadas en sus economías, el monopolio y el oligopolio gobiernan el mercado y el Estado no puede permanecer impasible y ajeno a su regulación en la medida en que lo requiera, hasta que se reorganice su acción”. Es necesario buscar el establecimiento de un modelo que reduzca las diferencias entre pobres y ricos, detenga el proceso de descomposición social y funde más eficaces procesos de integración continental.
Dentro de los desafíos de hoy se considera que existen características de alto impacto en el mundo contemporáneo post-ajuste y que nuestras sociedades latinoamericanas están cambiando; esto se manifiesta en la fragmentación de las relaciones microsociales, en el marco de la globalización y el desarrollo de la tecnología. Esta situación incide en el desarrollo de la profesión y contribuye a definir el estilo del cambio en el que el trabajo social es uno de los protagonistas que construye nuevas ideas, nuevas estrategias técnicas para participar en el campo profesional dada la situación en que el Estado se ha retraído en la responsabilidad frente a los problemas sociales, situación que ha afectado a la profesión, produciendo restricción en el espacio profesional.
Las organizaciones profesionales como colegios, gremios, asociaciones, etc., han contribuido a canalizar las ideas, las posiciones, los debates frente a este momento difícil de la profesión; igualmente está contribuyendo a construir nuevos espacios como por ejemplo, el trabajo social y turismo como una nueva perspectiva profesional, mejorando programas contra la explotación de niños, reflexionando sobre el papel de la mediación, gerencia social, microempresa y economía familiar.
Otro gran adelanto, dentro del trabajo social ha sido la creación del comité “Mercosur”, que tiene a su cargo el estudio de las cuestiones relativas a la movilidad profesional dentro del área y se propone como objetivo el estudio de la problemática del ejercicio profesional ante los nuevos mercados regionales y en particular en “Mercosur” (Argentina, Brasil, Uruguay).
América Latina está encaminando su trabajo dentro de los nuevos espacios que marca la democratización de los países; aunque las dificultades son muchas, los profesionales se están actualizando en universidades, encuentros y debates donde se discuten las áreas, los posibles mercados ocupacionales y los perfiles requeridos en la actualidad.
Es necesario seguir trabajando en la construcción de lo alternativo, desde los espacios cotidianos hasta los entornos sociales-colectivos, revitalizar nuestra profesión a través de la construcción, el apoyo, el desarrollo de opciones colectivas, de profundos valores humanos.
El trabajo social, para lograr efectos en las demandas de la familia de hoy, tiene que redefinir su formación profesional en el área de la familia y revisar el perfil profesional, para crear un trabajo social que haga una gestión profesional, que combine la gerencia y la formación de programas familiares articulados con las dinámicas reales y activas de la familia en riesgo. Este es uno de los desafíos del trabajo social de hoy.
Very analizar las posibilidades de una constante actualización a través de la revisión de programas y currícula de la formación académica universitaria, y de una constante superación de los profesionales, a través de seminarios, foros, paneles que lleven a una constante reflexión y análisis de las perspectivas de subsistencia y persistencia de la profesión, en esta y en cada coyuntura de crisis, perspectiva que dependerá de la posibilidad de reconstruir a parte de las pérdidas y de los avances.
Un dato común a nuestros países es que el Estado se ha retraído de su responsabilidad de atender los problemas sociales, esto afecta a los trabajadores sociales en distintas formas: desde la desocupación hasta las expectativas y demandas de los usuarios y la transformación del rol asignado por parte de las instituciones. Esta situación permite en algunos casos abrir nuevos campos de trabajo y nuevas formas contractuales entre nosotros, los usuarios y los servicios y en otros casos la disputa en el mercado de trabajo, por invasión de los profesionales del área social.
Existe necesidad de la articulación entre las universidades, carreras de trabajo social, escuelas, institutos y los organismos gremiales, para formar profesionales que presenten los perfiles requeridos en la actualidad con un enfoque multidisciplinario.
La necesidad de la capacitación docente en lo que se refiere a un conocimiento profundo de las necesidades actuales del perfil profesional, sus roles, las demandas del usuario, el análisis de recursos, aspectos que deben estar ligados a la práctica pedagógica de los docentes.
Se han abierto nuevos campos de trabajo, como también se han cerrado otros, nuestro desafío es seguir abriendo espacios como la defensa de los derechos humanos, gobierno municipal y democracia, planeación y evaluación educativa, el campo del microcrédito y la microempresa familiar, gerencia social, la investigación participativa, la meditación, etc.
Hemos sido capaces de sobrevivir como una profesión que atiende los problemas sociales aunque sin contar con muchos recursos humanos, económicos, financieros, brindando respuestas al usuario, ésto demuestra el gran reto que presentan nuestros países y estamos seguros que seguiremos creciendo como profesión y como organismo gremial, buscando las mejores soluciones a las demandas sociales.
Seno A. Cornely *
Desde el descubrimiento de Brasil por los portugueses, en 1500, hasta la década de 1930, la atención a los necesitados y los pobres correspondía a sectores privados, principalmente la Iglesia Católica.
Dentro de la más pura tradición lusitana, la Corona entendía que tales asuntos no eran de su competencia. Pasado el período colonial, con la declaración de la independencia en 1922, el imperio brasileño siguió la misma filosofía. Después de la proclamación de la República, en 1889, y a pesar de su fuerte influencia masónica y positivista, se mantuvo la omisión del Estado con relación a la problemática social, tratada como “cuestión de policía”.
La Iglesia mantenía, con el apoyo de parte de la congregación católica, un gran número de instituciones asistenciales, basadas en la caridad y la solidaridad. Merecen destacarse, entre otras, las Santas Casas de la Misericordia, creadas y dirigidas por hermandades laicas, estimuladas y controladas por la jerarquía eclesiástica. Cabe mencionar igualmente un sin número de asilos de huérfanos y de ancianos, además de sociedades caritativas San Vicente de Paul. Eso en lo que se refería a las ciudades.
En el medio rural, normalmente las familias se hacían cargo de sus enfermos o incapacitados, mientras que los hacendados abrigaban, en sus feudos rurales, los necesitados del área. La excepción eran los locos, generalmente llevados a las ciudades y depositados en asilos para dementes.
En 1930, la revolución de la Alianza Liberal, bajo la coordinación de Gertúlio Vargas, fue victoriosa, y empezó una serie de cambios vigorosos en el campo social. Apoyó la transferencia del eje de poder del medio rural (latifundios del café y de la ganadería) para los medios urbanos. El resultado fue el surgimiento de una burguesía industrial y, en consecuencia, de un creciente proletariado.
Vargas, que asumió la presidencia de la República en el año de 1930, se hizo dictador de 1937 a 1945, fascinado por los gobiernos fuertes de Europa (Franco, Salazar, Mussolini y Hitler). En 1945 fue echado del poder, por un golpe militar, pero volvió, elegido por enorme votación popular en las elecciones de 1950. Finalmente fue forzado al suicidio en 1954.
Independientemente de su figura polémica, hay que reconocer que él creó el moderno Estado Brasileño. Fundó el Departamento Autónomo del Servicio Público, mecanismo vital para la profesionalización de la función pública. Simultáneamente trató de integrar, a través de un bien planificado sistema hidro-ferro-rodo-aeroviario, las islas económicas en que se dividía el país-continente. Estableció las bases de la infraestructura productiva, a través de grandes empresas estatales en las áreas de puertos, producción de petróleo, energía, aceros, cemento y químicos. Fomentó la política de sustitución de importaciones, ampliando más y más el poder de las burguesías urbanas y del proletariado industrial.
En parte por las presiones de las clases trabajadoras y también por la filosofía social-democráta que inspiró gran parte de su gobierno, Vargas creó y amplió el seguro social, la legislación laboral, sindicalista y tutelar de la mujer y la niñez. Unificó la política nacional de salud pública y la de educación y cultura, ampliando fuertemente la enseñanza pública y gratuita a todos los niveles.
En la medida en que el estado lidereaba la política social y le destinaba altos porcentajes del presupuesto nacional, también los sectores privados fueron inducidos a intervenir en el área de los servicios sociales.
La Iglesia fue la primera en entender los nuevos tiempos. Creó, a partir de 1930, los Círculos Obreros Católicos, federados a nivel regional y confederados nacionalmente. Actuaban en la prestación de servicios sociales y en la evangelización de las masas obreras urbanas, como antídoto a la influencia laica del Estado y a la influencia materialista del comunismo. En este sentido, se alineaba con los intereses del patronato. En la década de 1940 fundó la Acción Católica Brasileña, sectorizada en Acción Católica Obrera, Rural, Universitaria, de la Juventud y otras ramas.
En el año de 1942 la Confederación Nacional de la Industria creó el Servicio Nacional de Aprendizaje Industrial (SENAI), para llenar sus lagunas de mano de obra entrenada y para atenuar la problemática de la falta de trabajo.
En 1946 la misma central patronal fundó el Servicio Social de la Industria, con funciones asistenciales para los obreros y sus familiares. Ambos organismos son totalmente costeados por los patrones, también en el área de comercio (SENAC y SESC) y en las entidades patronales del medio rural. Se trata de organismos de gran eficiencia operacional y enorme poderío político y económico hasta hoy.
Organismos de menor poder pero igualmente eficaces surgieron en el campo social, incluyéndose algunas ONG’S con recursos del exterior.
Gobiernos estatales respondieron igualmente a la iniciativa del Estado nacional y merece mención el de Sao Paulo que, ya en 1935, creó el Departamento de Asistencia Social, con el objeto de atender la “problemática de los necesitados, de los incapacitados, de los trabajadores y de los ex-prisioneros.”
Todo este enorme aparato de políticas sociales demandaba de profesionales especializados para planificar su acción, administrar la aplicación de sus recursos y garantizar un alto grado de eficiencia operacional de los servicios sociales que se estaban implementando.
Estaba, pues, creando el escenario para el surgimiento del trabajo social profesional.
Fue nuevamente la Iglesia quien desempeño un rol protagónico en la preparación de los profesionales que la nueva división del trabajo estaba exigiendo.
Según información de Odilia Cintra Ferreira, una organización católica de Sao Paolo programó, ya en 1932, un curso de “formación social” que fue impartido por Mlle. Adele de Loneaux, trabajadora social Belga. Las estudiantes de este curso fundaron un Centro de Acción Social, cuya primera presidenta fue la citada Srita. Ferreira. Este centro creó varios órganos afiliados en todo el Estado de Sao Paulo, con el objeto de formar jóvenes católicas.
Dos estudiantes del primer curso fueron a Bélgica para cursar la carrera en una escuela de trabajo social. A su regreso, ya trabajadoras sociales, la Universidad Católica de Sao Paulo fundó con ellas la primera escuela de trabajo social del país con un plan de estudios basado en el modelo belga.
Las clases empezaron el 15 de febrero de 1936 y las primeras 14 trabajadoras sociales terminaron sus estudios a finales de 1938, siendo sus certificados reconocidos por el Ministerio de Educación al inicio de 1939.
Todas fueron inmediatamente absorbidas por un mercado de trabajo en franca expansión tanto en el servicio público como en áreas privadas.
Esta escuela, fue dirigida por la Sra. Odilia Cintra Ferreira, y era exclusivamente femenina. En 1940 fue creado el Instituto de Trabajo Social, para formar, exclusivamente, trabajadores sociales del género masculino.
En 1937, el Instituto Social Cristiano de Río de Janeiro, entonces Capital Federal, fundó su Escuela de Trabajo Social, bajo dirección de una colega francesa, obviamente católica.
A partir de allí, grupos católicos, impulsados por la jerarquía, crearon escuelas en Curitiba (1941), Recife (1944), Porto Alegre (1945), y Natal (1945), todas con influencia franco-belga, centradas en la formación para la asistencia social y la ación social. Esta influencia fue contundente hasta finales de la 2° Guerra Mundial.
Al terminar la 2a Guerra Mundial, la migración rural-urbana se expandió extraordinariamente1 y, con esto, se amplió el mercado de trabajo para los trabajadores sociales. Lo que demandaba más y más escuelas para la formación de estos profesionales. Si antes eran las universidades privadas –léase católicas-, las que formaban este tipo de profesionales, ahora las universidades públicas entraban fuerte en el área2.
Como estas no tenían carácter confesional, buscaban ofrecer una formación de fuerte contenido científico y entonces se encontraron con el carácter clínico de la profesión en Estados Unidos.
Con la enorme y creciente influencia de Estados Unidos en el gobierno y la sociedad brasileña, también el trabajo social fue fuertemente influenciado. Gran parte de los docentes brasileños fueron beneficiados con becas de estudio en Estados Unidos, donde se sometían a un verdadero reciclaje. Esto significaba, en su retorno, un cambio sustancial en el contenido y las formas de educación para el trabajo social. Los programas de formación pasaron de 3 a 4 años, y se introdujeron los contenidos del caso individual, grupo y organización de la comunidad y, un poco más tarde, investigación, planificación y administración social.
El programa de becas entre universidades americanas y brasileñas fue oficializado por la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID). En la década de 1960, la Embajada Americana en Río de Janeiro tenía un “attaché” en trabajo social. Esta oficina, dirigida por una trabajadora social muy capacitada3 participaba en la mayoría de los grandes proyectos sociales del país, ya fueran públicos o privados, y esto incluía el diseño de los programas de formación profesional coordinados por Asociación Brasileña de Enseñanza en Trabajo Social (ABESS).
Además, la embajada ofrecía gratis o a precios muy convenientes, libros y materiales didácticos norteamericanos, muchas veces traducidos al portugués.
Siempre que había algún pedido de ABESS o de escuelas, la embajada era muy solícita en apoyar la cooperación de expertos sociales, muchas veces totalmente costeados por la embajada. Lo mismo hacía para grandes programas de desarrollo de la comunidad, que para proyectos de bienestar social, para algunos de los cuales Estados Unidos aportaba también recursos financieros.
La literatura de Norteamérica era particularmente abundante en caso y grupo, procesos que fueron los que se aplicaban con más frecuencia inicialmente en Brasil. En la década de 1960 hubo más apoyo a los programas comunitarios, los cuales correspondían, además, a la política desarrollista del gobierno brasileño.
Por otra parte, el hecho de que el Consejo Internacional de Bienestar Social (ICSW) realizó su XI Conferencia Internacional en 1962 en Río de Janeiro sobre la temática del desarrollo de comunidad.
En este Congreso ya se habían evidenciado varias fricciones entre el modelo norteamericano del “community council” y del “community chest”, de carácter local y focalista, y algunas experiencias brasileñas que buscaban un abordaje más amplio, de carácter más estructural, y con una participación mucho más activa de los gobiernos locales y nacionales. Algunos programas, apoyados por la iglesia, como el Movimiento de Educación de Base (MEB), que tenía fuerte actuación en todo el noreste pobre, no se restringían a los límites del “community development”, y propugnaban por reformas estructurales.
Además fueron presentadas críticas al hecho de que algunos proyectos de desarrollo de la comunidad local reforzaban los lazos de dependencia de la gente, una vez que legitimaba el caciquismo local, dificultando el desarrollo autónomo de los sectores más pobres.
Sin embargo, la Conferencia tuvo el mérito de agendar la discusión de la importancia de la participación ciudadana en los programas de desarrollo. Eso coincidía con los esfuerzos de la Iglesia más progresista y con los intentos del gobierno de Joao Goulart.
Posteriormente, durante períodos de la dictadura militar, fue posible implementar algunos programas de desarrollo de comunidad en base al hecho de que había sido propuestos en un cónclave internacional y, además, tenían la bendición de Estados Unidos.4
Como se sabe, el primer evento público que discutió la temática de la reconceptualización en el continente tuvo lugar en mayo de 1965 en Porto Alegre5, en el Seminario sobre “El Trabajo Social ante los Cambios de América Latina”. Al mismo comparecieron 415 colegas de Argentina, Brasil, Chile y Uruguay.
El momento no podría ser más oportuno.
Ya hacía algún tiempo que muchos colegas constataban que la metodología yanqui no contenía todas las respuestas a la realidad de pobreza masiva de América Latina, Brasil como parte de la misma. Por otra parte, los primeros triunfos de la revolución cubana, como respuesta alternativa, y las figuras heroicas de Che Guevara y de Camilo Torres estimulaban el debate de los estudiantes y profesionales jóvenes, decididamente descontentos con los norteamericanos.
Al debate teórico en el Seminario concurrieron el marxismo y varias líneas del neo-marxismo, la teoría de la dependencia, el pensamiento de Paulo Freire, la teología de la liberación, y varias corrientes del idealismo, nada familiares para el trabajo social norteamericano.
Los trabajo producidos en el Seminario, ya fueran las charlas individuales, o los resultados de los grupos de debates, fueron muy divulgados en el medio académico y profesional, especialmente en los países del Cono Sur, y llevaron a proseguir el debate público ya en 1966, en Uruguay, bajo los auspicios de la Universidad de la República, en el segundo seminario de la serie, cuya 15a edición fue promovida por ALAETS/CELATS en Guatemala en el 1995.
Dentro de este clima, el Instituto de Solidaridad Internacional (ISI) de la Konrad Adenauer Stiftung, promovió, a finales de 1967, en Montevideo, un Seminario sobre la reconceptualización en el trabajo social, al cual comparecieron muchos trabajadores sociales de varios países del continente. Este evento no tuvo ninguna vinculación orgánica a los dos anteriormente mencionados, pero se realizó dentro del clima existente, de inquietud y búsqueda.
En este evento del ISI se verificó una clara división de aguas en la reconceptualización entre dos grupos: a) uno, de carácter más radical, identificó el proceso con la teoría marxista y con la práctica revolucionaria, y pasó a ejercer gran influencia en muchas escuelas en países de habla española; y b) el otro, de carácter más pluralista, que decidió perseguir una acción predominantemente profesional, aunque comprometida con los intereses de las clases trabajadoras.
El trabajo social brasileño, por absoluta mayoría, se afilió a la segunda corriente, quizá por que vivíamos entonces bajo dictadura militar.
A partir de este momento, el Centro Brasileño de Cooperación e Intercambio en Servicios Sociales (CBCISS), que representa en el país al Consejo Internacional de Bienestar Social, asumió el liderazgo del proceso de reconceptualización en Brasil.
Promovió el Seminario de Araxá en 1968, presentando el penamiento nacional sobre los roles de trabajo social en el desarrollo social. Este Seminario fue precedido de un gran número de eventos locales y regionales, para recoger el pensamiento preponderante de los trabajadores sociales del país, confluyendo después al evento. El documento de Araxá tuvo un enorme circulación en el trabajo social brasileño, representando una guía en los momentos de represión al pensamiento libre y creativo.
En el año de 1970, en un proceso similar de preparación a nivel de base en todo el país, se realizó el Seminario de Teresópolis. También este documento, que persigue una metodología científica para el trabajo social, tuvo gran influencia, con varias ediciones en portugués, y mereció una primorosa traducción al castellano por el colega argentino Natalio Kisnerman, que, además lo comentó muy favorablemente (Ed. Humanitas, 1973, B. Aires).
Más tarde, marcando nuevamente la presencia del trabajo social durante la dictadura, el CBCISS promovió un seminario en Bon Clima, demostrando la contribución objetiva de trabajo social a las políticas sociales.
En la medida en que la dictadura se hacía más blanda, en gran parte por la presión de la sociedad civil a través de los movimientos sociales, el gobierno del general Ernesto Geisel (75-79) decidió invertir fuertemente en la academia para mejorar la calidad de la docencia universitaria. Fue fijada la meta de preparar en el quinquenio 3,000 doctores y 11,000 maestros.
El trabajo social se valió de esta nueva apertura para reivindicar y crear Cursos de Maestría. El primero fue nuevamente en Sao Paulo (1972), después en Río de Janeiro, Porto Alegre, Recife, Joao Pessoa, Brasilia, Franca, y Pelotas.
Los profesionales inscritos en estas maestrías tuvieron un acceso privilegiado a las modernas teorías socio-políticas, además de participar de investigaciones que resultaban, al final del curso, en tesis y disertaciones.
La gran mayoría de las mismas utilizaban el referente marxista. Marx, Gramsci, Agnes Heller, Sartre, Godman, Habermas, Lefevbre y tantos otros se hicieron familiares a los nuevos maestros, además de pasar a inspirar la producción nacional de libros de trabajo social.
Empezó allí una nueva lectura de la realidad social, iluminada por el marxismo, antes prescrito de la academia. Es verdad que fue un poco tardío, pero éste era el momento adecuado.
Hoy el marxismo es hegemónico en la docencia del trabajo social brasileño, y el proceso de reconceptualización sigue produciendo frutos importantes en términos de producción teórica y práctica social, como veremos abajo.
Es curioso observar que, después de que ALAETS asumió la conducción de los seminarios latinoamericanos, que empezamos en Porto Alegre en el 65, se alimentaron fuertemente el proceso de reconceptualización, parece que se construyó una nueva síntesis entre las distintas líneas separadas desde Montevideo en el 1967, en el Seminario del ISI.
En la asamblea de ALAETS en República Dominicana, en 1977, la Asociación aceptó la coordinación de los seminarios mencionados. En el año de 1978 se realizó otra en Guayaquil, Ecuador; en 1979 fue en Caracas y en 1980, se realizó en Sao Paulo, donde se encontraron las líneas divididas, y el trabajo social brasileño paso nuevamente a sintonizarse con las líneas más progresistas de América Latina.
Los trabajadores sociales brasileños han descubierto muy precozmente la importancia de la organización profesional y política como palanca para que la categoría conquistara un espacio al sol.
Ya en el año de 1945 fue creada la Asociación Brasileña de Trabajadores Sociales (ABAS), la cual luego se organizó por secciones. En su auge, por el año 1957, funcionaban 18.
Al poco tiempo, estas secciones fueron sustituidas por gremios profesionales. En 1958 surgió el Sindicato de Trabajadores Sociales de Porto Alegre, primero del país, el cual todavía existe. Varios otros sindicatos y asociaciones gremiales, en muchas otras ciudades del país ampliaron el número hasta 23 organizaciones, que se han federado en la Asociación Nacional de Gremios de Trabajadores Sociales (ANAS). Otros gremios han tenido problemas políticos durante la dictadura. Hoy parece haber resurgimiento del ideal gremial, en la medida en que la categoría se clasifica como “trabajadores sociales”.
Con la reglamentación legal de la profesión, conseguida por la presión de los sindicatos y asociaciones gremiales, en 1962, fue creada por ley nacional el Consejo Federal de Trabajo Social, subdividido en consejos regionales. Como la afiliación de todos los profesionales es obligatoria –al contrario de los sindicatos y asociaciones gremiales, donde es espontáneo-, los consejos se han convertido en organizaciones de gran peso político y económico.
Todos los 75 000 trabajadores sociales afiliados tienen que contribuir con una anualidad de US$135.00, lo que significa una suma nada despreciable de US$10,125,000.00. Esta poderosa máquina está actualmente al servicio, más de las políticas sociales para las mayorías populares, que de la corporación profesional.
En relación a la profesión propiamente dicha, sus funciones son las de fiscalizar el ejercicio de la misma, evitando que personas no habilitadas actúen como trabajadores sociales. Además, norma la ética profesional, y ha aprobado, previa discusión con la categoría profesional, el código de ética, que sirve de base a la actuación de los trabajadores sociales.
Además actúa conjuntamente con otras organizaciones de profesionales (educadores, sanitaristas, sociólogos, psicólogos, planificadores, antropólogos, nutriologos, etc.) en las luchas de interés de la población usuaria. Por lo tanto, ha establecido alianzas con las organizaciones de las clases trabajadoras.
Si los profesionales se han organizado, lo mismo pasa con las Escuelas (docentes y alumnos).
Ya en el año de 1946 fue fundada la ABESS, inicialmente con fuerte influencia católica, hoy hegemónicamente marxista. En sus 50 años, esta importante organización ha sido la más fuerte palanca en los avances de la academia. La currícula, los pensamientos académicos, las propuestas innovadoras, todas han sido ampliamente discutidas en las reuniones locales y regionales y en las convenciones nacionales de ABESS.
La entidad tiene actualmente, por fuerza de ley nacional, asiento, con voz y voto, en organismos con poder de decisión de las políticas educacionales del Ministerio de Educación, fundamentalmente en el Consejo Nacional de Investigaciones (CNPq) y en la Coordinación de Perfeccionamiento de Personal de la Enseñanza Superior (CAPES). Eso permite obtener becas para los cursos de maestría y doctorado, así como recursos para becas a estudiantes extranjeros de magister y doctorado.
Además, ABESS fundó y mantiene el CEDEPSS (Centro Nacional de Desarrollo de la Investigación en Trabajo Social), hoy fuertemente alimentado por los Centros Regionales de Investigación y por los Cursos de Post-Grado. Este Centro produce los lineamientos fundamentales para la actividad de investigación y, por lo tanto, para el carácter más científico del mismo trabajo social.
ABESS actúa a través de una ejecutiva nacional, elegida cada 2 años y de vicepresidencias en 6 regiones.
Los estudiantes de trabajo social tienen dos tipos de expresión democrática: a) una, con representantes elegidos para todas las instancias de ABESS, y b) otra, a través de los 67 centros de estudiantes junto a las escuela, los cuales están federados en una Ejecutiva Nacional de Estudiantes de Trabajo Social, que integra la Unión Nacional de Estudiantes, organismo máximo de los estudiantes universitarios del país.
Además existe una gran cantidad de grupos especializados, de estudio y acción de trabajadores sociales.
Entre otros, cabría citar los ejemplos de Grupo de Trabajadores Sociales de la Salud, el de la salud mental, de planificación de empresas, de familia, del área rural, de ecología social, de la niñez y muchos otros.
Algunos grupos son recién fundados y se destinan a objetivos específicos, pudiendo tener vida efímera; otras ya tienen varios años de vida y bastante fuerza. Todos son un testimonio de la dinámica de la organización profesional.
Al contrario de algunos otros países, en Brasil todas las escuelas de trabajo social son universitarias y desde el año de 1953, todas con una formación que dura un mínimo de 4 años de estudios, con un mínimo de 1,200 horas de prácticas. Se estima que haya actualmente cerca de 15,000 estudiantes en las 67 escuelas, sólo en la graduación.
En todas las escuelas las asignaturas básicas y profesionales son iguales, obedeciendo a un riguroso control del Ministerio de Educación.
Hay escuelas que ofrecen también asignaturas libres, entre las cuales los alumnos pueden elegir algunas, lo que puede prolongar los estudios de graduación.
Al final, el alumno presenta un trabajo escrito de conclusión del curso, orientado por un profesor, y que es requisito para obtención del certificado. En la mayoría de las escuelas este trabajo requiere sustentación oral ante un fallo de 3 docentes.