Un modelo social para Europa - Patrick Diamond - E-Book

Un modelo social para Europa E-Book

Patrick Diamond

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El conjunto de ensayos reunidos en este volumen sobre el futuro del Modelo Social Europeo responde a la inspiración de un grupo de renovadores provenientes de la socialdemocracia británica y de otros países europeos y a la iniciativa de Policy Network, un think tank internacional creado en el año 2000. El punto de partida es la creencia en un modelo social europeo reformado y el rechazo del modelo norteamericano o neoliberal como alternativa. En la economía global, la Europa Social debe asumir las prioridades gemelas de la justicia social y la competitividad económica: un Estado de Bienestar solidario y unos servicios sociales sólidos serán fundamentales para triunfar en la economía del conocimiento y de los servicios del siglo XXI. El tema que inspira estos ensayos es la revitalización de la protección social en Europa.

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Seitenzahl: 260

Veröffentlichungsjahr: 2011

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Patrick Diamond, Roger Liddle, Maurizio Ferrera, Joakim Palme, Maria João Rodrigues, Luc Soete, Loukas Tsoukalis, Patrick Weil, Anthony Giddens

Un modelo social para Europa

LA AGENDA DE HAMPTON COURT

Prólogo de Joan Romero

UNIVERSITAT DE VALÈNCIA

Esta publicación no puede ser reproducida, ni total ni parcialmente, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, ya sea fotomecánico, fotoquímico, electrónico, por fotocopia o por cualquier otro, sin el permiso previo de la editorial.

Título original: The Hampton Court Agenda: a Social Model for Europe

© Policy Network, 2006

© De esta edición: Universitat de València, 2008

© De la traducción: Juan Pecourt Gracia

Publicacions de la Universitat de València

http://puv.uv.es

[email protected]

Diseño de la cubierta y del interior: Inmaculada Mesa

Diseño y realización de ePub: produccioneditorial.com

ISBN: 978-84-370-7089-6

Depósito legal: V-2131-2008

Impresión: Guada Impresores, SL

Prólogo a la presente edición

Joan Romero

La Universitat de València decidió crear la Cátedra Alfons Cucó de Pensamiento Político Europeo para honrar a uno de sus profesores más destacados y para mantener viva su memoria. Desde entonces, la institución ha realizado de forma periódica diversas actividades académicas relacionadas con esta cuestión a la que tanto tiempo dedicara el profesor Cucó. Ahora la Universitat pretende dar una paso más inaugurando esta nueva colección Europa Política con la intención de contribuir a la reflexión sobre el futuro de Europa. Con enfoques renovados, con voluntad interdisciplinar y con la intención de dar cabida a la pluralidad de visiones hoy existentes en ámbitos académicos europeos, Publicacions de la Universitat de València ha querido iniciar esta colección dando así continuidad a los trabajos de la Cátedra precisamente en la parcela más querida por el profesor Cucó, el pensamiento político y Europa. La Europa (geo)política, la Europa social, la Europa económica o la Europa cultural. Incluso tal vez sería más adecuado hablar de las Europas y sus diversas almas.

Contribuir, en definitiva, al debate sobre los grandes retos de una Europa que ha recorrido un camino muy positivo en el proceso de construcción de un proyecto político novedoso e inédito. Que puede exhibir con toda razón los logros de haber sabido construir un Estado de Bienestar único en el mundo, pero que ahora afronta nuevos retos derivados tanto de los grandes cambios y rupturas producidas desde finales de la década de los ochenta del siglo xx, como del propio proceso de construcción del proyecto político. La agenda es tan extensa como apasionante: la posición geopolítica de una Europa inacabada en el nuevo contexto, la difícil conciliación entre las tensiones renacionalizadoras y federalizantes en una Europa ampliada, el resurgir de los nacionalismos con y sin Estado, las tensiones sobrevenidas sobre el Estado de Bienestar, la gestión de la transición hacia una economía del conocimiento y de los servicios, la creación de modelos integradores en sociedades crecientemente multiculturales y mestizas, los grandes desafíos medioambientales... Los debates, en fin, sobre una Europa en pleno proceso de adaptación a un nuevo contexto que poco tiene que ver con aquel en el que nacieron muchas de sus instituciones y algunos de sus logros más indiscutibles, empezando por el propio Estado de Bienestar surgido en la postguerra.

La colección se inaugura con la publicación en castellano de un volumen editado por el influyente think tank Policy Network sobre el futuro del Modelo Social Europeo en 2006. Es fruto del trabajo de varios especialistas y centros de pensamiento europeos animados por Tony Blair a reflexionar juntos en torno a una nueva agenda para Europa con ocasión de la Presidencia británica de la Unión Europea durante el se-gundo semestre de 2005. Un modelo social para Europa. La Agenda de Hampton Court es una selección de la gran cantidad de seminarios celebrados por toda Europa y documentos de interés elaborados en aquella ocasión y que mantienen toda su vigencia. El segundo volumen, en preparación, de esta colección: Europa Global, Europa Social (edición original en Polity Press) forma parte del mismo esfuerzo intelectual que congregó a numerosos académicos europeos. En ambos casos, además del interés demostrado por el laborismo británico en promover el debate, es evidente el impulso proporcionado por Anthony Giddens, Patrick Diamond y Roger Liddle.

Este esfuerzo merece, a mi juicio, algún comentario más. En primer lugar, llama la atención el notable desequilibrio hoy existente entre el nivel alcanzado por los debates sobre el Modelo Social Europeo en el ámbito anglosajón y en el resto de Europa. Esta asimetría es aún más marcada para el caso de la Europa del Sur, y sin embargo, los problemas y los desafíos son, si cabe, mayores. En segundo lugar, más allá del juicio que puedan merecer algunas de las propuestas e ideas sugeridas, conviene aproximarse con mayor respeto intelectual a los planteamientos elaborados desde el Reino Unido desde hace más de una década. Porque la izquierda europea y la socialdemocracia continental nunca hicieron el ejercicio de aproximarse sin prevenciones a las propuestas que hemos convenido en definir como tercera vía o como Nuevo Laborismo. De forma mayoritaria fue considerada siempre como una propuesta derechista y muy alejada de las bases tradicionales que daban soporte a los programas socialistas y socialdemócratas de Europa occidental. Algu-nos incluso han descalificado abiertamente sus bases teóricas y muchas de las acciones de gobierno desarrolladas durante los últimos diez años.

La Historia juzgará al Primer Ministro británico Tony Blair por su excesiva dependencia respecto de la administración norteamericana especialmente en relación con la guerra de Irak. Decisiones geopolíticas del final de su mandato ocultarán o difuminarán el balance de una acción de gobierno que ha gozado de amplio respaldo popular revalidado en el Reino Unido y que a mi juicio ha sido muy positiva. Creo que el Nuevo Laborismo ha sido el intento más serio e intelectualmente más honesto y potente desarrollado hasta ahora por la socialdemocracia europea para afrontar los nuevos desafíos y los profundos cambios sociales, económicos y culturales que afectan a la Europa actual. Un notable esfuerzo que primero partió de una seria reflexión teórica, en parte debida a centros de elaboración de ideas del partido demócrata norteamericano y en parte a núcleos de pensamiento del entorno de Anthony Giddens y del economista F. Field, y que después tuvo su traducción en un amplio proceso de reformas del edificio tradicional del Estado de Bienestar en el Reino Unido.

Los principios teóricos que orientaron la acción del Nuevo Laborismo son bien conocidos: situar la economía y el empleo en primer lu-gar; llevar el centro hacia la izquierda; desarrollar el principio de justicia social sin complejos, con atención especial a los grupos sociales más desfavorecidos; incrementar de forma significativa recursos en educación y en sanidad; poner el mismo énfasis en el apartado de deberes que en el de derechos; abordar también sin complejos el tema de la seguridad; proponer una reforma de algunos aspectos del Estado de Bienestar precisamente para hacerlo viable y sostenible; defenderlo asimismo de esos falsos defensores que únicamente defienden parcelas de poder, privilegios o intereses gremiales; superar la tradicional separación «público/privado» estableciendo una clara separación entre titularidad y provisión, situando la libertad de elección y la calidad del servicio en el centro de atención; intentar poner «el gobierno alrededor de los problemas y no los problemas alrededor del gobierno», como solía decir el propio Blair. Por no hacer mención de la devolución de poder político a Irlanda, Gales y Escocia y de haber conseguido cerrar la herida colectiva del terrorismo.

Una reflexión teórica que orientó políticas públicas y que ha proseguido en este tiempo, como los textos recogidos en el presente volumen ponen de manifiesto. Hasta el punto de que el entorno intelectual del laborismo o del centro-izquierda británico sigue siendo el núcleo más potente de reflexión en torno a las grandes cuestiones centrales que afectan a las sociedades europeas en el nuevo contexto globalizado. Desde que el 31 de julio de 1998 los laboristas hicieron público su Nuevo Contrato para el Bienestar ha llovido mucho en Europa occidental en materia de capacidad de sus territorios para competir con otros espacios emergentes que han aprovechado bien la incorporación de las tic al proceso productivo y de trasformaciones en la relación capital-trabajo; se han producido profundas mutaciones en la estructura familiar; se ha producido una importante transformación en la estructura demográfica, hasta el punto de que ahora hablamos de un horizonte demográfico sin crecimiento y en proceso de envejecimiento creciente; se ha incrementado el componente multicultural de nuestras sociedades debido a las nuevas corrientes migratorias; se han modificado valores y prioridades; se ha acentuado el proceso de fragmentación y de segmentación social con la aparición de un Cuarto Mundo con que el que casi nadie contaba...

No ha sido el único esfuerzo realizado en Europa occidental que haya tenido reflejo en una nueva generación de políticas públicas. Sólo en Europa existe más de una treintena de centros de pensamiento trabajando en la misma dirección. De otra parte, o tal vez por ello, el catálogo de nuevas experiencias e iniciativas es más amplio de lo que a veces parece. Suecia, Dinamarca, Holanda, e incluso Francia, ofrecen un interesante elenco de medidas que merecen atención y discusión en los foros adecuados. Casi todas pueden resumirse en una palabra, reformas. Reformar para poder mantener lo esencial de aquello que nos hace distintos (no mejores pero sí distintos) y que nos ha permitido haber llegado más lejos que nadie en el proceso de construcción de la sociedad más justa y más equitativa del mundo. Reformar para seguir conciliando crecimiento económico y cohesión social. El Modelo Social Europeo es lo mejor que hemos sido capaces de construir de forma colectiva como europeos y el ejemplo de los países escandinavos demuestra que es posible y que es mejor que otras experiencias que algunos quisieran importar. Reformar porque la profundidad y la velocidad de los cambios en curso hacen imprescindible la reflexión, la construcción de una nueva agenda y el establecimiento de nuevas formas de cooperación, de partenariado y de gobernanza democrática. La relación de cuestiones y propuestas que este libro incorpora es la mejor muestra de la gran cantidad de temas que deben merecer atención.

Porque el nuevo contexto geopolítico, las dinámicas y los cambios sociales en curso han hecho aparecer problemas nuevos. La economía europea ha de saber gestionar con inteligencia la transición hacia una economía del conocimiento y de los servicios. La pobreza ha cambiado de características: ahora es más urbana, más joven y suele adquirir preferentemente rostro de mujer. La exclusión social (el llamado quinto vagón de nuestras sociedades opulentas) afecta ahora a grupos de población distintos a los de hace veinte años. La segmentación y precarización creciente de los mercados de trabajo, las transformaciones de la familia tradicional, las bajas tasas de natalidad y el proceso de envejecimiento de la población, han abierto nuevos escenarios que afectan a la cohesión social y a la propia estructura y viabilidad futura del Estado de Bienestar. El proceso reciente de inmigración constituye por su magnitud un fenómeno nuevo, de gran importancia futura, que obliga a establecer nuevos programas de protección social para favorecer su integración desde el respeto a la diferencia.

Este escenario sin duda condiciona el margen de maniobra de los gobiernos a la hora de diseñar y desplegar políticas y su capacidad para proveer bienes públicos. Ello obligará a prestar atención especial a la economía y al empleo dando pleno contenido a la Estrategia de Lisboa. A establecer nuevas prioridades, nuevas formas de desarrollar las políticas sociales y tal vez a reestructurar el Estado de Bienestar de suerte que, sin reducir el protagonismo del espacio público ni cuestionar las bases que lo inspiran, se garantice mejor el papel redistributivo del Estado en el reparto equitativo de la renta, favoreciendo una progresiva equiparación entre los pueblos de Europa occidental en materia de gasto público social, condición básica del reconocimiento del pleno ejercicio del derecho de ciudadanía. A ejercer un creciente papel en la lucha contra el cambio climático. A alcanzar un liderazgo moral en las políticas de cooperación con otros pueblos haciendo del diálogo y del multilateralismo su mejor activo.

También, o tal vez por ello, las sociedades europeas perciben un horizonte más incierto, más inseguro. Por eso hay movimientos espasmódicos de repliegue, como en Francia, Holanda o Italia. Miedos líquidos, diría Bauman, que reclaman nuevas políticas, nuevos enfoques, nuevas reformas y liderazgos claros. Y en este panorama incierto, en el que la socialdemocracia europea se encuentra indecisa, desbordada y prisionera de sus inercias y de sus tradiciones culturales y programáticas, no es casualidad que algunos centros de pensamiento sigan insistiendo en la necesidad de reformular una alternativa creíble de las bases del Modelo Social Europeo a partir de unos consensos básicos que nadie ha discutido en Europa.La socialdemocracia europea haría bien en no instalarse en una cómoda pero ficticia complacencia y en aproximarse sin prejuicios a los debates sugeridos. No con la intención de imitar nada. Pero una revisión de los grandes temas de fondo parece insoslayable. Otras visiones inspiradas en el liberalismo también merecen atención y respeto intelectual. Unas y otras, con acentos diferentes, deben ser capaces de seguir manteniendo esos consensos básicos que nos han caracterizado, que nos diferencian del modelo norteamericano y que nos deben alejar de tentaciones populistas o de repliegue en un Estado-nación que ya se muestra impotente en el actual proceso de compresión del mundo.

De nada servirá atrincherarse en posiciones ortodoxas de defensa sin discusión del modelo tradicional del Estado de Bienestar keynesiano. Desconocer las dificultades presupuestarias presentes y las todavía mayores dificultades futuras para incrementar los ingresos del Estado, vía aumento de impuestos directos, es situarse en un terreno poco realista. Desconocer los riesgos de «fatiga fiscal» y de quiebra de lealtades políticas tradicionales puede conducir a efectos contrarios a los que supuestamente se pretende combatir. Tampoco parece aconsejable afrontar el futuro desde aquellas posiciones que aconsejan desmantelar el Estado de Bienestar o reducir el gasto público social cediendo al mercado aspectos esenciales del ámbito de los derechos básicos de ciudadanía.

Lo que en estas páginas se sugiere es discutir en torno a grandes retos colectivos y a posibles reformas y su alcance: cómo desarrollar la Estrategia de Lisboa; cómo imaginar nuevas formas de gobernanza democrática supraestatales; cómo asignar de forma más eficiente Fondos Estructurales comunitarios; qué elementos del Estado de Bienestar deben permanecer como pilares fundamentales y como responsabilidad de la esfera pública y qué elementos pueden ser reformados e incluso definir qué servicios públicos deben dejar de tener esa consideración; qué aspectos pueden ser financiados por el Estado y proporcionados indistintamente por el espacio público, por el privado, por el tercer sector o por cualquiera de las posibilidades de colaboración y de partenariado que se han demostrado eficaces; cómo avanzar en formas de gestión más flexibles y que ofrezcan mayor grado de eficacia y de eficiencia en la prestación de servicios; cómo abordar seriamente el capítulo de derechos y deberes, en especial el de deberes; cómo encarar el apartado de delimitación de responsabilidades colectivas e individuales en la prestación de servicios públicos; cómo fomentar la natalidad y cómo atender los cambios en la estructura tradicional de la familia; cómo conseguir mantener o ampliar amplios apoyos de las clases medias en favor del mantenimiento del Estado de Bienestar...

La esfera pública es la única que puede garantizar la igualdad de oportunidades, la cohesión social y territorial y el mantenimiento de derechos básicos de ciudadanía. Uno de los logros que con mayor orgullo puede exhibir Europa occidental en el mundo es sin duda la construcción de una red de seguridades básicas, de protección y de garantía de derechos que no existe casi en ninguna otra parte del mundo. La construcción del Estado de Bienestar fue fruto además de un gran consenso interclasista e intergeneracional, de un gran pacto social, que permitió consolidar un modelo social sin parangón. El nuevo desafío consiste ahora en consensuar en esta nueva etapa de cambios qué elementos pueden y deben ser revisados precisamente para garantizar su viabilidad en el futuro.

La reflexión académica sobre la situación española y en general de los países encuadrados en el llamado modelo mediterráneo, deberá ser objeto de atención especial. No será una tarea fácil. Cuando a finales de los años setenta del siglo xx en Europa ya se iniciaba el debate sobre la crisis del Estado de Bienestar, la participación del gasto social en el pib apenas alcanzaba en España el 13%. En un contexto de profunda recesión económica, en mitad de una difícil transición política, en plena reforma de la estructura del Estado, fuimos capaces de consensuar las bases de un Estado de Bienestar más que decente. Cierto que la distancia que nos separa del modelo escandinavo e incluso continental de Estado de Bienestar es grande. Pero en algunos ámbitos esenciales, como sanidad, es equiparable en muchos casos. La dificultad de futuro que se nos plantea, además de eliminar las asimetrías de financiación per capita, de mejorar el modelo de financiación y de otorgar creciente protagonismo a los gobiernos locales, es cómo atender necesidades crecientes de gasto público social en un marco restrictivo en cuanto a ingresos.

La coincidencia histórica en nuestro caso del proceso de construcción del Estado de Bienestar con el debate sobre su posible reestructuración, adquiere una importancia fundamental. La fragilidad de nuestro joven e insuficiente sistema de protección social, en modo alguno comparable con los sistemas de protección de la mayor parte de países de nuestro entorno, puede ensanchar la brecha social, erosionar derechos ciudadanos básicos y ampliar los importantes niveles de desigualdad existente, en el caso de que el sector público reduzca los recursos o ceda el protagonismo en este campo en favor de la iniciativa privada. El debate actual, en parte ideológico y en parte económico, sobre la posible reducción del Estado de Bienestar, haciendo abstracción de procesos históricos, de contextos, de poblaciones y de territorios, puede acarrear consecuencias negativas a medio plazo sobre nuestro nivel de bienestar, de cohesión y de competitividad.

En este contexto (de nuevo adverso) nosotros volvemos a estar a mitad de camino. Pese al enorme esfuerzo realizado no hemos acabado todavía nuestro propio edificio social en condiciones equiparables a las de otros países desarrollados de la Unión. Sin embargo, ya percibimos las primeras señales de que hay que hacer algunas reformas si queremos mantener intactos sus pilares. Podría decirse que nuestras dificultades futuras son, si cabe, mayores que las que han de afrontar otros países: a) culminar las reformas y la distribución de competencias y de financiación de servicios en un Estado funcionalmente federal, en especial por lo que hace a los gobiernos locales; b) afrontar el debate sobre el futuro desde el tamaño de un país mediano y «joven» y, en consecuencia, con recursos limitados que previsiblemente no van a incrementarse a medio plazo, y c) garantizar y ampliar algunos derechos básicos de ciudadanía, especialmente en los capítulos de pensiones, atención a las personas dependientes, sanidad y formación.

En definitiva, decíamos, una agenda tan extensa como apasionante. Un reto intelectual formidable al que una vez más ha querido sumarse la Universitat de València haciendo posible la andadura de esta nueva colección. Un gesto, uno más, que hay que valorar muy positivamente.

Sobre Policy Network

Policy Network es un think tank internacional creado en diciembre del año 2000 gracias al apoyo de Tony Blair, Gerhard Schröder, Giuliano Amato y Göran Persson, que se consolidó con las Conferencias de Gobierno Progresista en Nueva York, Florencia y Berlín. En julio de 2003, Policy Network organizó la Conferencia de Gobierno Progresista en Londres, en la que reunió a 12 líderes mundiales y más de 600 políticos, pensadores y estrategas progresistas. En octubre de 2004, Policy Network dio continuidad a este éxito organizando la Conferencia de Gobierno Progresista en Budapest, cuyo anfitrión fue el primer ministro húngaro Ferenc Gyurcsány. En julio de 2005, Policy Network co-organizó con el Instituto de África de Suráfrica y la presidencia de Suráfrica la primera Conferencia regional africana de Gobierno Progresista en Johanesburgo. Recientemente, el 11 y 12 de febrero de 2006, Policy Network ha organizado una Conferencia de Gobierno Progresista en Hammanskaal, Suráfrica.

Una red progresista

El objetivo de Policy Network es la promoción y el intercambio mútuamente beneficioso de ideas para el desarrollo de una política progresista por parte de renovadores situados en el centro-izquierda. Como secretariado de la Red de Gobernanza Progresista, Policy Network facilita el diálogo entre políticos, gobernantes y expertos de toda Europa y del resto del mundo. Policy Network proporciona un foro para promover el debate y compartir ideas, y para facilitar una renovación permanente.

Nuestro desafío común

Los gobiernos y partidos progresistas europeos se enfrentan a problemas similares y buscan las soluciones para resolverlos en la socialdemocracia moderna. Cada dia aumentan los miedos por la seguridad –económica, política y social– y se observan contradicciones entre las tradicionales políticas para el Estado del bienestar y las políticas de empleo, que se imbrican con los cambios acelerados en el ámbito de la ciencia y la tecnología, y las transformaciones en la esfera global. Todo esto debería abordarse de manera conjunta, como parte de una necesidad fundamental de renovación democrática.

En el pasado, los progresistas trabajaban de manera independiente para resolver estos problemas. Actualmente, existe el consenso creciente de que necesitamos comprometernos con los progresistas de otros países y situar las respuestas europeas y específicas de cada país en un contexto de pensamiento progresista más amplio e internacional, que esté enraizado en nuestros valores sociales y democráticos.

Actividades

Policy Network organiza diferentes eventos de manera periódica, como los seminarios de primavera, de carácter anual, o las Conferencias de Gobierno Progresista, cada 18 meses. Además, organiza simposios, grupos de trabajo y conferencias que se centran en problemas políticos específicos. Nuestro interés en los últimos años se ha centrado en los siguientes temas: la reforma económica, los servicios públicos, la renovación democrática, comunidad y desigualdad y el gobierno global.

En la segunda mitad de 2005 y la primera mitad de 2006 hemos concentrado nuestras energías en dos áreas que, consideramos, suponen los desafíos más urgentes a los que se enfrentan los progresistas europeos. Primero, el programa de la renovación del modelo social europeo. Segundo, el lanzamiento de una red de jóvenes renovadores: la generación progresista.

El programa de Policy Network sobre el Modelo Social Europeo se creó durante la presidencia británica de la Unión Europea y se ha dedicado a investigar los diferentes instrumentos que se pueden utilizar para adaptar los diversos modelos de Estados del bienestar europeos a los desafíos del siglo XXI. Bajo la supervisión científica de Anthony Giddens, se encargaron y presentaron 15 documentos de trabajo que sir-vieron para organizar un seminario privado con el primer ministro británico en el núm. 10 de Downing Street una semana antes de la cumbre europea de Hampton Court. Desde entonces, y después del influyente simposio organizado a finales de noviembre de 2005, la discusión se ha ampliado con la organización de debates en distintos lugares europeos, y en colaboración con otros think tanks de centro-izquierda en Italia, Holanda, Francia y Hungría. Se han preparado nuevos eventos en Alemania, España y Finlandia, para la mitad de 2006. En el Reino Unido tendrán lugar debates similares. La publicación que ahora presentamos es la culminación de este proyecto de investigación, y continuará con una publicación de la editorial Polity Press en el otoño de 2006.

En la segunda mitad de 2006, continuaremos nuestro trabajo so-bre el modelo social europeo y comenzaremos los preparativos para la siguiente Conferencia de Gobierno Progresista, que se celebrará en 2007. Mientras tanto, seguiremos con nuestro programa de investigación. En abril de 2006, prepararemos un proyecto sobre estrategias electorales para los partidos políticos de centro-izquierda, que empezará con la publicación de un opúsculo sobre las elecciones británicas de 2005, poniendo el acento en las lecciones que los socialdemócratas podemos extraer de las fortalezas y debilidades del nuevo laborismo británico.

Desde sus inicios en el año 2000, en Europa y en el resto del mundo, Policy Network ha intentado contribuir a la nueva agenda política del centro-izquierda. Los encuentros se han celebrado en Londres y en otras ciudades europeas, en asociación con diversos think tanks nacionales como Fondazione Italianieuropei, Wiardi BeckhamStichting, Global Progressive Forum, Fundación Alternativas, A Gauche enEurope, Friedrich-Ebert-Stiftung, EPC, Progressive Policy Institute y Centrefor American Progress.

Los resultados de estos debates se publican en los tres números anuales de Progressive Politics, la revista de Policy Network, y en una serie de propuestas individuales que se reparten entre los miembros de la red, y que son accesibles desde nuestra página de Internet, siendo utilizadas como la base de los debates de Policy Network.

Sobre los colaboradores

Patrick Diamond es investigador visitante en el Centre for the Study of GlobalGovernance, London School of Economics. Anteriormente, fue asesor del primer ministro británico.

Maurizio Ferrera es profesor de Política Social en la Universidad de Milán, subdirector del Centro Poleis de Política Comparada de la Universidad Bocconi y director de la Unidad de Investigación para el Gobierno Europeo (URGE) en el Collegio Carlo Alberto de Moncalieri, Turín.

Anthony Giddens es ex-director de la London School of Economics (LSE), miembro vitalicio del King’s College, Cambridge, y miembro de la Cámara de los Lores. Entre otros libros, es autor de La Tercera Vía (1998)y El nuevo igualitarismo (2005).

Roger Liddle es miembro del gabinete de Peter Mandelson en la Comisión Europea. Fue asesor sobre asuntos europeos del primer ministro británico (1997-2004). En este libro, escribe a título personal.

Loukas Tsoukalis es profesor de la Universidad de Atenas y del Colegio de Europa, Brujas, presidente de la Fundación Helénica para Europa y Política Exterior (ELIAMEP) y asesor del presidente de la Comisión Europea. Los puntos de vista que expresa en su trabajo son estrictamente personales.

Joakim Palme es director del Institute for Future Studies. También está asociado como profesor al Instituto Sueco de Investigación Social, Universidad de Estocolmo. Nombrado por el gobierno sueco, entre 1999 y 2001, presidió la Comisión del Bienestar.

Maria João Rodrigues es presidenta del Grupo Asesor en Ciencias Sociales de la Comisión Europea (6º Programa Marco de desarrollo científico y tecnológico), y asesora de la Comisión Europea, encargada de la Estrategia de Lisboa (2005).

Luc Soete es profesor de Economía Internacional en la Facultad de Economía y Administración de Empresas, Universidad de Maastricht, y director del Instituto para las Nuevas Tecnologías en la Universidad de las Naciones Unidas.

Patrick Weil es investigador del CNRS (Centre Nationale de la Recherche Scientifique). Es autor de un importante informe sobre inmigración y reforma de la política de nacionalidad (1997) y ha sido miembro de la Comisión de estudio sobre la laicidad en la República Francesa (2003).

Agradecimientos

Queremos agradecer especialmente a Víctor Philip Dahdaleh, sin cuyo generoso apoyo no podría haberse realizado este proyecto.

Prefacio

Los materiales que contiene esta publicación proceden del programa de investigación de Policy Network sobre el futuro del modelo social europeo. El programa se lanzó en julio de 2005 y tenía dos objetivos principales. En primer lugar, proporcionar un análisis académico global de los desafios a los que se enfrenta el modelo social europeo, así como identificar políticas innovadoras para responder a éstos. En segundo lugar, estimular propuestas políticas entre la comunidad progresista europea destinadas a reformar el modelo social europeo.

La mayor parte del trabajo intelectual se realizó durante la presidencia británica de la Unión Europea, bajo la supervisión académica de Anthony Giddens y la dirección de François Lafond. Las dos colaboraciones iniciales de Roger Liddle y Anthony Giddens resumen los nuevos desafíos a los que se enfrenta el modelo social europeo y orientan la dirección de todo el estudio. Veinte profesores y pensadores europeos han participado en este gran proyecto y han formulado propuestas para realizar políticas en áreas específicas.

Los participantes en el proyecto de Policy Network fueron invitados a presentar su trabajo y sus propuestas específicas al primer ministro británico Tony Blair, una semana antes de la reunión del Consejo Europeo en Hampton Court.

Aunque estos ensayos ya pueden encontrarse en la página web de la presidencia británica, estamos convencidos de que su publicación conjunta en un solo volumen es útil para fomentar el debate. Además, se han incluido dos nuevos textos escritos especialmente para este libro por Anthony Giddens y Patrick Diamond.

La presente colección de ensayos, cuidadosamente editada por Nathaniel Copsey, supone un paso importante en el debate actual sobre el futuro del modelo social europeo. Desde octubre de 2005, Policy Network ha organizado y continuará organizando debates y seminarios nacionales por diversas ciudades europeas: Roma, Ámsterdam, París, Budapest, Venecia, Berlín, Madrid y Helsinki, en los que se reflejarán las diferentes perspectivas que puede aportar cada país.

Policy Network se siente orgullosa de presentar estas investigaciones y deseamos que puedan contribuir a la creación de un nuevo consenso para la reforma.

MATT BROWNE, director

FRANÇOIS LAFOND, subdirector

Introducción

Patrick Diamond

El objetivo de la propuesta que presentamos es proporcionar elementos de debate de cara al Consejo Europeo del 23 y 24 de marzo de 2006. Desde el lanzamiento de la estrategia de Lisboa hace ya seis años, los jefes de gobierno han dedicado la Cumbre de Primavera a revisar el progreso económico y social europeo, además de evaluar los logros de la Unión Europea sobre los objetivos de Lisboa. Con ello la UE pretende convertirse en la primera economía mundial del conocimiento para 2010.

La intención inicial era dedicar una reunión anual a analizar el progreso sobre Lisboa y, de este modo, impulsar los esfuerzos encaminados a reformar la UE. Pero hasta los más ardientes defensores de la estrategia de Lisboa –incluyendo los colaboradores del presente trabajo– encuentran grandes dificultades para defender el éxito de este mecanismo de evaluación al más alto nivel. En demasiadas ocasiones, el debate de la Cumbre de Primavera ha caído en el ritualismo mientras que la agenda era secuestrada por crisis coyunturales de última hora. Las instituciones europeas han estado demasiado centradas en los procesos en lugar de en los resultados concretos.

Esperamos que la reunión de 2006 sea diferente. Hace un año desde que la Comisión Barroso relanzó Lisboa como la «estrategia de crecimiento y empleo» para Europa. Además, es la primera Cumbre de Primavera desde las derrotas en los referendos de Francia y los Países Bajos, una negativa que tiene serias implicaciones sobre la confianza pública en la integración europea y en la condición de la economía europea y sus Estados del bienestar.

Esta reunión supone, también, la primera oportunidad de evaluar sistemáticamente lo realizado por la Comisión Europea para avanzar en el desarrollo de las nuevas políticas aprobadas en la cumbre de Hampton Court en octubre de 2005.

Sin duda, nos encontramos ante una situación nueva para la reforma económica y social europea, en la que ya existen trabajos sobre las implicaciones de la globalización y la demografía para el futuro de la Europa Social, propuestas para la creación de un Fondo Europeo de Adaptación a la Globalización (FEAG), el estimulante Informe Aho sobre innovación, y el Libro Verde de la Comisión sobre energía.