Vecinos indeseables. La Base Naval de Guantánamo - Olga Miranda Bravo - E-Book

Vecinos indeseables. La Base Naval de Guantánamo E-Book

Olga Miranda Bravo

0,0

Beschreibung

En esta investigación se aborda el tema del territorio ilegalmente ocupado por los Estados Unidos en Cuba: la Base Naval de Guantánamo. Su autora parte del antecedente del paso de la Isla de colonia a protectorado, para luego tratar: la etapa intervencionista, los tratados relativos a la Base Naval, los elementos jurídicos que demuestran su ocupación ilegal y las agresiones perpetradas contra Cuba desde el territorio ocupado. Enriquecen el libro un conjunto de documentos anexados y un pliego con materiales gráficos.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern

Seitenzahl: 446

Veröffentlichungsjahr: 2023

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Edición: Fernando Carr Parúas y Moralinda del Valle Fonseca

Revisión técnica: Norma Suárez Suárez

y Ricardo Luis Hernández Otero

Cubierta: Yadyra Rodríguez Gómez

Fotos: Centro de Documentación del periódicoGranma

Diseño interior: Xiomara Gálvez Rosabal

Emplane digitalizado: Idalmis Valdés Herrera

Primera edición: 1998

Segunda edición corregida y aumentada: 2008

Primera reimpresión: 2021

© Herederos de Olga Miranda Bravo: 2008

© Sobre la presente edición:

Editorial de Ciencias Sociales, 2021

ISBN 9789590623233

Estimado lector, le estaremos muy agradecidos si nos hace llegar su opinión,por escrito, acerca de este libro y de nuestras ediciones. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España.

Instituto Cubano del Libro

Editorial de Ciencias Sociales

Calle 14 no. 4104, e/ 41 y 43, Playa, La Habana, Cuba

[email protected]

www.nuevomilenio.cult.cu

Table of Contents
Nota a la segunda edición
Capítulo I
Cuba: el paso de colonia a protectorado
Los últimos pasos en el camino de los Estados Unidos para evitar la independencia de Cuba
Las guerras independentistas
La institucionalización de la República de Cuba en Armas en la Guerra de 1895
Intromisiones de los Estados Unidos para evitar la independencia de Cuba
La Resolución Conjunta
La confabulación contra la independencia de Cuba
El Tratado de París
La triste última página de la República en Armas
El Gobierno Interventor estadounidense
La Enmienda Platt
La Enmienda Platt como Apéndice Constitucional cubano
Capítulo II
El intervencionismo
Tratados, convenios, regulaciones y chantaje
La Enmienda Platt adquiere su tercer disfraz: el Tratado Permanente de Relaciones de 1903
El Tratado Comercial de 1902
Isla de Pinos: otra muestra de chantaje
El intervencionismo norteamericano en Cuba, desde 1902 hasta 1934
La segunda intervención militar yanqui
Otras intervenciones militares y políticas
Cuba: plaza del capital yanqui
De la política del Garrote a la del Buen Vecino
La dominación neocolonial yanqui en Cuba, desde 1934 hasta 1958
Las garras del Buen Vecino
Las relaciones comerciales
El golpe de Estado de 1952 y sus antecedentes
Capítulo III
La base y sus tratados
Los primeros tratados
Los convenios de las carboneras
El Convenio de 16/23 de febrero de 1903
El Convenio complementario de 1903
De aprobaciones y ratificaciones
El Convenio no ratificado de 1912
¿Por qué Guantánamo?
El traspaso del territorio que ocuparía la Base en Guantánamo
Los límites de la Base en Guantánamo
El tráfico marítimo
Algunas consideraciones jurídicas preliminares
El último tratado
Bajo qué situación se firmó el Tratado de 1934
El Tratado de 1934
El Tratado de 1934 benefició solo a una de las partes firmantes
La reconversión del uso de la Base
El agua de la Base
El pago y los cheques
Capítulo IV
La ilegalidad
Las bases militares como engendro colonial
La Base Naval yanqui en suelo cubano es un enclave colonial
Las bases militares y el derecho internacional
La primera base naval yanqui fuera del territorio de los Estados Unidos
Consideraciones jurídicas sobre la nulidad de los tratados
Vicios de nulidad
Por violación de las propias obligaciones y dichos de los Estados Unidos de América
Por violación de la libertad de consentimiento para obligarse por los tratados
Por la carencia de mandato para obligar a la República de Cuba
Por ilicitud de la causa
Por violación de la figura jurídica del arrendamiento
Por ausencia de la buena fe, antes, durante y después de la firma de los tratados
Los vicios de origen no permiten convalidar los tratados
Arrendamiento: anexión encubierta
El Tratado de 1934 y la norma rebus sic stantibus
Soberanía de Cuba sobre el territorio ocupado. No hay fronteras territoriales
Capítulo V
Las agresiones
La Base Naval yanqui como perenne agresión de los Estados Unidos contra Cuba
Utilización de la Base contra los movimientos populares y revolucionarios cubanos
La Base Naval yanqui como punta de lanza contra la Revolución Cubana
La Base Naval y las agresiones yanquis contra la economía cubana y los trabajadores cubanos en esa instalación
El mercado negro de moneda cubana
Los pescadores y el acueducto
Agresiones laborales
La tortura y el asesinato
Las primeras agresiones armadas desde la Base Naval yanqui después del triunfo de la Revolución Cubana
La Base y la Crisis de Octubre
Continuación de nuevas y más graves agresiones contra Cuba desde la Base Naval yanqui
Maniobras intimidatorias
Nuevas modalidades de violaciones de los tratados de la Base
La Base: campo de concentración migratorio
La Base Naval, prisión ilegal, bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo. Violación del derecho internacional humanitario
Las frecuencias radiales utilizadas por la Base
La Brigada de la Frontera
Los No Alineados
Capítulo VI
Terminación del tratado. Reivindicación del territorio
Consideraciones jurídicas acerca de la terminación del Tratado de la Base Naval en Guantánamo
Opciones para la terminación del Tratado de 1934
La acción unilateral
La acción bilateral
Por acción multilateral
Cautela y ponderación
La Ley Helms-Burton y la Base Naval
Reivindación del territorio ocupado.Voluntad y decisión soberana del pueblo de Cuba
Anexo 1
Resolución Conjunta (Joint Resolution)
Aprobada por el Congreso de los Estados Unidos de América, el 1.o de abril de 1898. Sancionada por el presidente William McKinley, el 20 de abril de 1898
Por Cuanto:
Por Tanto:
Primero:
Segundo:
Tercero:
Cuarto:
Anexo 2
Tratado de París
Tratado de paz entre España y los Estados Unidos de América, de 10 de diciembre de 1898
Artículo I
Artículo II
Artículo III
Artículo IV
Artículo V
Artículo VI
Artículo VII
Artículo VIII
Artículo IX
Artículo X
Artículo XI
Artículo XII
Artículo XIII
Artículo XIV
Artículo XV
Artículo XVI
Artículo XVII
Anexo 3
Enmienda Platt
Aprobada por el Senado de los Estados Unidos de América, el 27 de febrero de 1901; por la Cámara de Representantes estadounidense, el 1ro. de marzo de 1901; y sancionada la Ley por el presidente William McKinley, el 2 de marzo de 1901
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
Nota
Anexo 4
Convenio para estaciones carboneras y navales
Convenio de 16/23 de febrero de 1903
Artículo I
1.º
2.º
Artículo II
Artículo III
Anexo 5
Convenio complementario (del anterior)
Convenio de 2 de julio de 1903
Artículo I
Artículo II
Artículo III
Artículo IV
Artículo V
Artículo VI
Artículo VII
Anexo 6
Tratado de 1904/1925 sobre Isla de Pinos
Celebrado entre la República de Cuba y los Estados Unidos de América
Artículo I
Artículo II
Artículo III
Artículo IV
1
2
Anexo 7
Tratado de 1934
Tratado de relaciones entre la República de Cuba y los Estados Unidos de América, de 29 de mayo de 1934
Artículo I
Artículo II
Artículo III
Artículo IV
Artículo V
Bibliografía citada
Documentos
Datos de la autora

A mis sobrinos

Deseo agradecer la cooperación de compañeras y compañeros que han facilitado mi labor de investigación para este libro, y muy especialmente al Instituto Cubano del Libro, que me comprometió a escribirlo.

La Autora

Nota a la segunda edición

Poco tiempo después de que fuera nombrado presidente del Instituto Cubano del Libro (ICL), el compañeroOmar González —quien, posteriormente, pasó a presidir el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC)— convocó a una reunión de conjunto con el entonces vicepresidente del ICL, compañeroJorge Timossi, y el que suscribe, con la doctora Olga Miranda Bravo. Nos dimos cita todos en la oficina de ella.

Omar le iba a proponer aOlga Miranda —quien había destacado en una serie de conferencias y había concedido varias prolijas entrevistas, pues era la especialista jurídica más avezada acerca de las relaciones con los vecinos del Norte— que preparara un libro acerca de las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba, un libro sobre toda la tenebrosa historia acerca de este asunto, el cual, en los últimos años, después del triunfo de la Revolución Cubana, había ido desgajándose en diferentes y nuevas crisis, cada vez más asfixiantes para Cuba, pero que nuestro país, el pueblo cubano, con la dirección de su Partido Comunista y la siempre sabia orientación de su máximo líder, el Comandante en JefeFidel Castro, había sabido responder con total independencia, soberanía y dignidad.

De esto se estaba hablando en aquella reunión a la que yo había sido citado para encargarme de la edición del libro y en medio de la reunión pensaba lo que implicaría un texto que tendría que tratar acerca de una historia que se venía desarrollando a lo largo de unos doscientos años, y que sería este algo muy singular si nos imaginamos la extensión que hubiera tenido tal libro.

Por supuesto, eranOmar yTimossi quienes llevaban la batuta en aquella reunión, y yo, pues, permanecía callado, mientras pensaba en la cantidad de datos que tendría que recoger el libro que se estaba proponiendo hacer. Además, Olga estaba planteando que sí, que ella aceptaba la tarea, pero aclaraba que, además de tener mucho trabajo encima, nunca había escrito un libro… Y ahí fue que intervine en la conversación y le dije a ella que para eso estaba el editor, para tratar de solucionar cualquier dificultad que se presentara en el citado libro.

Entonces aproveché y planteé una idea que me había rondado mientras se estaba hablando:

Expresé que ese libro que se deseaba publicar iba a ser muy extenso, si se plasmaba en él toda la historia de las relaciones entre los dos países, pero que bien se podríantratar en dosprimeros libros los asuntos más acuciantes que se daban en losúltimos años: el bloqueo y la Base estadounidense en Guantánamo, y después, bien se pudiera pensar en el trabajo general sobre las relaciones entre las dos naciones en toda su historia.

La idea fue del agrado de la doctora Miranda y dijo que así era más factible, si se tenía en cuenta la premura con la cual se deseaba tener publicados temas tan cruciales de la actualidad.

Y tal cosa fue la que llegamos a acordar los cuatro allí reunidos. Y a esa tarea nos dimos.

El primero de estos trabajos de Olga Miranda,Cuba/USA. Nacionalizaciones y bloqueo, se terminó de editar en noviembre de 1995. La edición en inglés fue tituladaThe U.S.A. versus Cuba. Nationalization and Blockade. Ambas ediciones se publicaron al año siguiente, con una excelente cubierta deFrancisco Masvidal Gómez.

La presentación oficial de las ediciones en español e inglés fue realizada en julio de 1996, en el Ministerio de RelacionesExteriores (Minrex), ante la alta dirigencia diplomática cubana y del Instituto Cubano del Libro y a la cual se invitó al Cuerpo Diplomático acreditado en La Habana.

Después, en el decurso de ese mismo año, en la Feria Internacional del Libro de Francfort, en Alemania, así como en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, en México, se hicieron muy especiales presentaciones del libro sobre el bloqueo contra Cuba, en estas ediciones en español e inglés. Además, se presentaron ambas versiones en la Universidad de Guadalajara, así como en el Instituto Mexicano-Cubano José Martí, también en la capital de Jalisco. En todo momento, por supuesto, el asunto principal en estas presentaciones fue hacer conciencia del daño que le causaba al pueblo cubano el ilegal bloqueo de los Estados Unidos contra Cuba, y también, promocionar el libro, en el cual se trataba este asunto con todo lujo de detalles.

Años más tarde, en 2003, sepreparó una nueva edición, corregida y aumentada, del libro acerca del bloqueo contra Cuba, y en esta se agregaron los análisis a nuevas legislaciones yanquis para arreciarlo, como la puesta en marcha de la Ley Helms-Burtony otras aberraciones legislativas estadounidenses contra la independencia y soberanía cubanas, además de un recuento detallado de cómo se habían comportado las votaciones contra el bloqueo yanqui contra Cuba en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (Onu) en esos años, con un aumento en la cantidad de países que habían estado votando a favor, una disminuciónde aquellos que se abstenían, o se ausentaban de la votación,y con la constante de los que se pronunciaban en contra: Estados Unidos e Israel y algún otro protectorado estadounidense que les seguía la rima.

Sin embargo, años antes, en 1997, la doctoraOlga Miranda había terminado de escribir el segundo libro comprometido con el Instituto Cubano del Libro, el cual titulóVecinos indeseables: la Base yanqui en Guantánamo, y cuya edición se completó en 1998.

La presentación oficial de este libro también se llevó a cabo en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, con la asistencia de las direcciones del Minrex y del Instituto Cubano del Libro. Las palabras centrales estuvieron a cargo del cancillerFelipe Pérez Roque, quien se refirió a todo el trabajo que había desplegado durante tantos años la doctoraMiranda al frente de la Dirección Jurídica de ese Ministerio, así como a toda la problemática que existía acerca del caso de la Base Naval yanqui enquistada en territorio cubano.

En los días finales del año 2006 se le planteó a Olga Miranda que se quería volver a publicar este libro, pero con la inclusión de toda la nueva situación que se había creado en la Base después del 11 de septiembre de 2001, cuando los Estados Unidos llevaron a ella cientos de prisioneros acusados, sin pruebas, de terroristas, los cuales fueron secuestrados en diferentes países y trasladados en vuelos secretos hasta la Base, para mantenerlos allí incomunicados, sin ser juzgados, además de aplicárseles las más terribles y abominables torturas, y todo esto con la complicidad de una serie de países, principalmente de la Unión Europea.

Entonces ella se dio a la tarea de revisar la anterior edición y escribió diferentes textos para complementarla a la luz de nuestros días. Así, primeramente, me hizo llegar las nuevas adiciones al libro, y, semanas más tarde, un martes, me dijo por teléfono que tenía otros materiales para incluir, que todavía estaban en su computadora y ya me los haría llegar.

Además, expresó en ese momento que quería actualizar los datos de las tablas que aquí se incluyen.

Al día siguiente, el miércoles, ella participó en el programa radio-televisivo de la Mesa Redonda, y allí volvió a tratar sobre el bloqueo a Cuba y el uso ilegal que los yanquis estaban dando a la Base, ahora con toda esa cantidad de cientos de prisioneros. Esa fue la última vez que participaría en una conferencia en defensa de la soberanía de Cuba, pues al otro día,el jueves, mientras revisaba unos documentos en la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, se desplomó, y a los pocos minutos su corazón dejó de latir. Era la mañana del día 1.ode febrero de 2007.

Días más tarde, su familia logró encontrar los otros textos que no había podido entregar, que ya también constan en este libro. Sin embargo, nunca pudo llegar a actualizar los datos de las tablas.

Y aquí está la nueva versión, corregida y aumentada, deVecinos indeseables: la Base yanqui en Guantánamo, con los últimos trabajos de la amiga y gran revolucionaria que fue Olga Miranda Bravo, quien, enferma desde hacía tiempo, nunca dejó de trabajar por la Revolución Cubana.

Fernando Carr Parúas

La Habana, 19 de noviembre de 2007.

Capítulo I

Cuba: el paso de colonia a protectorado

Los últimos pasos en el camino de los Estados Unidos para evitar la independencia de Cuba

Las guerras independentistas

Para conocer el porqué de la presencia indeseada en Guantánamo de la Base Naval estadounidense, se requiere recordarel proceso independentista cubano contra España y el papel opositor desempeñado por los Estados Unidos en este sentido.

Durante décadas, sobre todo en las últimas cinco delsigloxix, pero principalmente en la de los noventa de la centuria decimonona debatiéndose entre sus apariencias democráticas y sus intereses imperiales, los Estados Unidos de América —tal como cambia de color el camaleón— se presentaban, por una parte, con declaraciones altisonantes frente al colonialismo español, preñadas de sentimientos humanitarios hacia el pueblo de Cuba y, por otra, conspirando junto a España, simplemente al hacerle el juego para obstaculizar la independencia de la Isla y poder apropiarse de esta en la mejor oportunidad.

Se ha hablado mucho del “fatalismo geográfico” para explicar las apetencias estadounidenses sobre Cuba. Un temor irracional les viene a los yanquis cuando recuerdan que Cuba fue y pudo ser pontón para que desde esta ínsula, a escasas 90 millas de sus costas, potencias europeas conquistaran su territorio. Pero la raíz está en su naturaleza imperialista, cuando después de apropiarse del extenso territorio que entonces era el de Luisiana, en 1801 —mediante compra hecha a la Franciade Napoleón—, se extienden haciala Florida y México. Antes de esto último, en octubre de 1805,Thomas Jefferson declaró que consideraba imprescindible a Cuba para la defensa militar. Jefferson siempre estuvo obsesionado con anexarse aCuba, pero no solo él: todos los presidentes de los EstadosUnidos de América que le sucedieron, salvoAbraham Lincoln, tuvieron en la mirilla a Cuba, con mayor o menor virulencia.

La independencia de los pueblos americanos que estaban sujetos al yugo español —consolidada en el primer cuarto del sigloxix— preocupó a los señores gobernantes de los Estados Unidos por el riesgo de que ayudaran, no únicamente con el ejemplo, a la emancipación de Cuba. El colonialismo españolflaqueaba y España podía estar a merced de las potencias europeas, y también de las más importantes de las surgientes naciones hispanoamericanas, como México y la Gran Colombia.

Entonces fue el mensaje al Congreso, el 2 de diciembre de1823, del presidente James Monroe, por el cual anunciaba la doctrina imperialistaque llevasu nombre, y que podría definirse no como “América para los americanos”, sino como “América para los Estados Unidos”.

Simiente de la Doctrina Monroe, del expansionismo imperialista y de la hegemonía hemisférica, ha sido el temor a tener una Cuba fuera de su control, lo cual ha llevado a los estadounidenses a desarrollar una política injerencista y agresora desde hace casi dos siglos, pues Cuba fue siempre una pieza clave para los Estados Unidos en su política y su hacer por llevar la expansión y dominio imperial sobre nuestras tierras de América.

Ante los vaivenes del dominio español sobre Cuba y las distintas corrientes políticas en la Isla, los Estados Unidos tomaron partido para guardar su interés por esta.

En general, de las potencias europeas con colonias en América, la que los Estados Unidos toleraban como metrópoli de la vecina Isla de Cuba era España, por cuanto la consideraban más débil, pero cuando había alteraciones en la Isla, ya fuerananexionistas, reformistas, autonomistas o separatistas, empleaban cualquier arma, aunque fuere la delación, la traición, como en el caso deNarciso López y sus seguidores en 1851, o los intentos de compra una y otra vez, o —como finalmente en 1898— la intervención.

Esta política, en relación con mantener una Cuba española, se advierte en los comentarios de Leland H. Jenks, basados en documentos de la época del Congreso de lo que después serían los Estados Unidos: “[…] en caso que cualquier Estado intentara arrancar a España esta porción de su territorio, los recursos militares y navales de los Estados Unidos la ayudarían a conservarla o reconquistarla”.1

1Leland H. Jenks:Nuestra colonia de Cuba,Edición Revolucionaria, La Habana, 1966, p. 41.

Al comenzar la segunda mitad del sigloxixy concluida en 1848 la guerra contra México, país que se vio obligado a perder más de la mitad de su territorio original, y anexada California, el Pacífico ya era de los Estados Unidos; así, los ojos del nuevo gigante norteamericano se volvieron entonces con más fuerza hacia el Caribe y el sur de América.

El anexionismo a los Estados Unidos, como forma de solución de la crítica situación cubana, fue profesado por algunos criollos hartos del dominio español, pero sin la suficiente visión para comprender que el hecho de convertir la Isla en un Estado de la Confederación Norteamericana, no era más que un simple cambio de amo. Así, en 1849, fundaron la primera Junta Cubana y se organizaron, en el propio territorio de los Estados Unidos, varias expediciones con soldados y jefes de otras nacionalidades, con el único propósito de vencer a España y entregar a Cuba al nuevo amo norteño.

Las derrotas sufridas en el campo de batalla porNarciso López (en 1850 y 1851), quien fue delatado por sus socios yanquis al gobierno español de la Isla de Cuba, y la pluma encendida del pensador cubanoJosé Antonio Saco contra la anexión a los Estados Unidos, contribuyeron a dar la puntilla mortal al anexionismo, que se veía arrinconado en sus pretensiones.

Ya antes que Saco, el presbítero cubanoFélix Varela, quien había sido elegido diputado a las Cortes españolas en 1822, pudo advertir sobre el peligro de la anexión o de los que concebían separarse de España gracias a la invasión de tropas extranjeras: “Yo soy el primero que estoy contra la unión de la Isla a ningún gobierno, y desearía verla tan Isla en política como lo es en la naturaleza”.2

2Hortensia Pichardo:Documentos para la historia de Cuba,Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1971, t. I, p. 288.

José Antonio Saco, en su documento “Ideas sobre la incorporación de Cuba en los Estados Unidos”, de 1848, expresó: “[…] la anexión, en último resultado no sería anexión, sino absorción de Cuba por los Estados Unidos. Verdad es que, la Isla, geográficamente considerada, no desaparecería del grupo de las Antillas, pero yo quisiera que si Cuba se separase, por cualquier evento, del tronco a que pertenece, siempre quedase para los cubanos y no para un raza extranjera […]”.3Y continuaba su idea así: “[…] pero yodesearía que Cuba, no solo fuese rica, ilustrada, moral y poderosa, sino que fuese Cuba cubana y no angloamericana”.4

3José Antonio Saco: “Ideas sobre la incorporación de Cuba en los EstadosUnidos”, enContra la anexión,Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1974, p. 96.

4Ibídem, p. 97.

Otras corrientes políticas agitaban la conciencia de algunos eminentes cubanos. Los cambios operados en España y las reformas prometidas por el generalFrancisco Serrano, jefe del Gobierno de Madrid, en su alocución a las Cortes, en 1865, alentaron a los criollos en la búsqueda de esta fórmula de enfrentar la situación cubana, que se centraría en tres puntos:

1. Reforma del sistema de impuestos y tributos.

2. Representación cubana a las Cortes de Madrid.

3. Abolición de la trata de esclavos.

El Gobierno deLeopoldo O’Donnell, para contentar a los antillanos, presentó dos proyectos de leyes: la supresión del tráfico de esclavos y la creación de la Junta de Información de Ultramar. Para esta fueron elegidos 16 comisionados de Las Antillas españolas, de los cuales 12 eran reformistas cubanos, entre los que destacabanJosé Morales Lemus,Miguel Aldama, Francisco de Frías Jacott —el conde de Pozos Dulces—,José Manuel Mestre,José Antonio Echeverría,Manuel de Armas yJosé Antonio Saco.

Junto con los cuatro comisionados por Puerto Rico, los cubanos libraron duras batallas en el foro madrileño, pero la Reforma agonizaba, sin penas ni glorias. El día de la clausura de la Conferencia, 30 de abril de 1867, el nuevo ministro de Ultramar,Alejandro de Castro, al dar por terminados los trabajos de la Junta de Información, apremiaba a una solución de los asuntos planteados. El no poder hallarla lo llevó después a la renuncia del cargo.

El fracaso de la Junta de Información y el recrudecimiento de las medidas contra las peticiones reformistas, cuyo exponente, el capitán generalFrancisco Lersundi, se encargó de aplicar en la Isla, exacerbó el ánimo de los cubanos, y aquellos que aún esperaban una última posibilidad de concesiones por España, rindieron sus ideas ante estas realidades.

Bien se puede decir que, tanto la corriente anexionista, como la reformista, fueron ideas foráneas que tuvieron algunos adeptos en tierras cubanas. El anexionismo fue amamantado por el vecino poderoso y voraz del Norte. El reformismo surge al calor de las ideas españolas y su contrapartida antillana. Pero el separatismo, genuinamente criollo, al nutrirse de las mejores savias de la doctrina indigenista suramericana y de las más avanzadas ideas de libertad en el mundo, tiene su expresión verdadera en la decisión de los cubanos de ser libres o morir.

Se abría paso a la verdadera alternativa: la de la manigua redentora. El movimiento reformista se deshizo y muchos de sus honestos seguidores se unieron a las conspiraciones que,en las logias masónicas, los hijos de las regiones de Oriente yde Camagüey habían iniciado para fraguar la guerra por la independencia total.

Paralelo a la desilusión de los cubanos porque no se implantaron por España las reformas que se le exigían, los Estados Unidos estaban inmersos en sus propias luchas, entre las cuales el problema de la esclavitud desempeñaba un papel importante, y, en medio de la Guerra de Secesión, el Gobierno estadounidense, encabezado por Lincoln, promulgó el 1ro. de enero de 1863 la Proclamación de Emancipación. La sangre delos negros de los estados del norte antiesclavista contribuyó decisivamente al desenlace de la Guerra de Secesión.

No tenía tiempoLincoln para ocuparse del tema de Cuba en tales momentos, pero tampoco motivos para inquietarse. Sinembargo, se les escapaba a los Estados Unidos que, casi sindarse cuenta, la profundidad del sentimiento patrióticodel cubano —ahora maduro y con una nacionalidad surgiente—, era no ya solamente por separarse de España, sinoser libre por completo y dueño de su destino, y así comenzaba a tener fuerza a 90 millas de sus costas un ideario que para nada tenía en sus planes al ya poderoso vecino del Norte.

Carlos Manuel de Céspedes, un hombre maduro, terrateniente, abogado, culto, impregnado de las ideas liberales, de una educación de mente abierta, recibida en Francia, Gran Bretaña y España, audaz, valiente, con un puñado de 37 hombres se lanzó a la guerra libertadora.

El 10 de octubre de 1868 el tañido de las campanas del ingenio Demajagua tocaron al vuelo sus tonadas de gloria para el pueblo cubano y, al mismo tiempo, su eco debió llegar a las tierras norteñas del vecino poderoso, como lúgubres augurios del fin de sus apetitos embozados sobre Cuba. A partir de ese momento, a los Estados Unidos no les quedó más remedio que quitarse la careta y descubrir sus propósitos de apoderarse de la deseada fruta por cualquier medio.

Retumbaba en los campos de Cuba el clarín mambí al reclamo de la Patria: “a las armas valientes corred”, mientras que en La Habana, un joven semiadolescente apenas,José Martí, flamea su pecho al escribir su soneto¡10 de Octubre!:

No es un sueño, es verdad: grito de guerra

Lanza el cubano pueblo, enfurecido;

El pueblo que tres siglos ha sufrido...

Asesinado Lincolnen 1865,un mes antes de terminada la Guerra deSecesión estadounidense, y envuelto su sucesor —Andrew Johnson— en graves disputas con el Congreso, no fueron esos tiempos para ocuparse del problema de Cuba. El generalUlyses Grant ocupó la Presidencia en 1869, a pocos meses de iniciada la guerra mambisa contra España. La actitud de los Estados Unidos ante la declaración de independencia de Cuba, con farisaica apariencia de apoyo, se muestra en sus desdenes ante los reclamos de los patriotas cubanos, los tropiezos y obstáculos que opuso a la labor de la incipiente diplomacia cubana que trataba por todos los medios posibles de que fuera reconocida la condición beligerante de los insurgentes de la Isla. No podría pasar inadvertido para el ya coloso del Norte que en aquel grito de guerra del 10 de Octubre no era un simple desligamiento de España lo que se buscaba, sino una verdadera independencia, que significaría para la Unión Norteamericana la derrota de sus ansias por adueñarse de nuestro país y entonces poder aprovechar la posibilidad de apropiarse de la Isla cuando las condiciones estuvieran maduras para dar el zarpazo definitivo.

Si, por un lado, los Estados Unidos no reconocieron la beligerancia de Cuba, negándole así la posibilidad del libre uso de los puertos marítimos para el embarque de armas para los patriotas, por otro lado, permitieron a España abastecerse de armas yanquis para su guerra en Cuba, y también el Gobierno español deJuan Prim recibía apoyo del Gobierno estadounidense.

Carlos Manuel de Céspedes reclamó infructuosamente, del presidenteGrant, el reconocimiento por su país del carácter de la lucha que se generaba en Cuba; mas, haciendo caso a su consejero, el secretario de EstadoHamilton Fish, se negó Grant a reconocer la beligerancia de los insurrectos, y es más, se manifestócontra ellos, y favorable a España. En laproclama del 12 de octubre de 1870, el presidente Grant dio a la publicidad un documento en el cual calificaba como actos delictuosos las gestiones que los cubanos hacían en el territorio estadounidense en apoyo de su lucha y facultaba a todas sus fuerzas militares, navales o civiles, para que arrestaran a los violadores de esta decisión.5

5Ramiro Guerra y Sánchez:La Guerra de los Diez Años,Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1972, t. 2, p. 59.

La diplomacia de la República en Armas cosechó algunos éxitos en América Latina durante la Guerra de los Diez Años. En México, el presidenteBenito Juárez dispuso la admisión en los puertos mexicanos de los barcos de bandera cubana, y la Cámara de Diputados lo autorizó a otorgar la beligerancia a la República de Cuba en Armas Los gobiernos de Chile, Venezuela y Bolivía, reconocieron asimismo el derecho de beligerancia de los cubanos, y el Gobierno del Perú imitó esa conducta y, además, reconoció oficialmente a la República de Cuba y admitió su delegación diplomática permanente. Así, considerada por Perú como nación independiente, Cuba fue invitada a participar en el Congreso Americano de Jurisconsultos, celebrado en Lima en 1877-1878; el delegado cubano,Francisco de Paula Bravo, mantuvo la representación hasta la sesión de la clausura del Congreso, acaecida después de finalizada la Guerra de los Diez Años.

Los Estados Unidos dejaban que Cuba se defendiera sola de España, enfrascada en una guerra de desgaste, y en espera por ese poderoso país de que llegara el momento oportunopara caerle encima a Cuba y arrebatarle el triunfo logrado —con sangre y sudor y a golpe de machete y coraje— contra el yugo español. La concepción de esta política taimada explica el porqué del no reconocimiento de beligerancia a Cuba de los estadounidenses: para no sentirse con las manos atadas, ni aún por meras declaraciones, para ejecutar sus designios sobre Cuba.

La agonía del final de la guerra de 1868 desembocó en la dolorosa Paz del Zanjón, a comienzos de 1878. No es este el espacio para juzgar la crítica situación que detuvo, momentáneamente, la lucha armada cubana contra la España colonial.

La honrosa Protesta de Baraguá—como se conoce la histórica entrevista entre el general cubanoAntonio Maceo y el general españolArsenio Martínez Campos—, el 15 de marzo de 1878, en Mangos de Baraguá, con resultados negativos para las pretensiones españolas, pues los cubanos querían la independencia plena, concluye con la reanudación de las hostilidades por los mambises, aunque estas duraron breve tiempo. La realidad imponía, muy a pesar de nuestros gloriosos patricios, una tregua para organizar mejor la lucha que debía continuar. España había prometido muchas cosas, para encandilar los ojosde los que debían velar por el destino del país, pero, como erade suponer, no cumplió sus compromisos.

A mediados de 1879, nuevamente los cubanos se lanzaron a la manigua en lo que se llamó “La Guerra Chiquita”, la cual duró algo más de un año; su jefe militar, el generalCalixto García, combatió otra vez por la independencia de Cuba y encontró también la oposición del Gobierno de los Estados Unidos: la otrora hostilidad deGrant yFish seguía presente y reverdecían las ideas de compra y anexión.

José Martí, de nuevo en el exilio —deportado por segunda vez de Cuba—, en un discurso en Steck Hall, en Nueva York, el 24 de enero de 1880, dice:

No ha muerto la leyenda. ¡Indómitos y fuertes, prepáranse sus hijos a repetir sin miedo, para acabar esta vez sin tacha, las hazañas de aquellos hombres bravos y magníficos que se alimentaron con raíces; que del cinto de sus enemigos arrancaron las armas del combate; que con ramas de árbol empezaron una campaña que duró diez años; que domaban por la mañana los caballos en que batallaban por la tarde!

Ese es un hecho; contra conjuros, veleidades y anatemas; contra la traición de los unos, la fatiga de los otrosy la persecución de nuestros dueños, la guerra ruge en Cuba […].6

6José Martí: “Lectura en Steck Hall”, enObras completas,Editorial Nacional de Cuba, La Habana, 1965, t. 4, p. 190.

Después enfatiza el Apóstol cubano: “¡Antes de cejar en elempeño de hacer libre y próspera a lapatria, se unirá el mardel Sur al mar del Norte, y nacerá una serpiente de un huevodeáguila!”.7

7Ibídem, p. 211.

Los clubes revolucionarios cubanos en los Estados Unidos comenzaron a organizarse: el espíritu de independencia no había ni tan siquiera languidecido. Un folleto publicado enMadrid, en 1884, porJuan Gualberto Gómez exalta el sentimiento patrio. Pero José Martí clama por no desesperar y enfatiza que primero hay que organizarlo todo y hacer lascosas de manera que los males de que adoleció la gesta de losDiez Años no pudieran volver a repetirse, y no dejó de trabajar en este sentido.

Mientras tanto, la prensa de los Estados Unidos siempre desempeñó un papel alarmante y de desinformación sobre la realidad cubana, al apoyar o rechazar la anexión de Cuba, según la corriente imperante en el seno de los gobernantes, congresistas y hombres de negocios estadounidenses.

En marzo de 1889, recién estrenado en los Estados Unidos el gobierno del presidenterepublicanoBenjamin Harrison,se comentaba en ciertos círculos de ese país que el Gobierno se aprestaba a comprarle Cuba a España. El día 16 de ese mes, el periódicoThe Manufacturer,de Filadelfia, publicó un artículo titulado “¿Queremos a Cuba?”, en el cual se planteaban, por unlado, las ventajas económicas que traeríaa los estadounidenses sumar a Cuba a los estados de la Unión, aunque ponía en duda que las ventajas —tener el mejor tabaco del mundo, toda el azúcar necesaria a la Unión Norteamericana, frutas tropicales que allí no podían cultivarse y otros productos— lo fueran realmente, pues esto traería aparejado el inconveniente de que no se verían entonces los ingresos millonarios que las aduanas del país recaudaban por esas importaciones. Además, para hacer valer su opinión de que la anexión sería totalmente desventajosa para esa enorme nación, autotitulada paradigma de la libertad y del orden, se refirió el artículo a lo negativo que sería para los Estados Unidos asimilar a los cubanos, tanto a los blancos descendientes de españoles, como a los negros,y denigraba en todo sentido a nuestropueblo, lo insultaba, lo calumniaba, sobre sus valores de hombres de bien, al considerar a los hijos de Cuba como ociosos, inmorales, incapaces, indolentes, indignos de dirigir un gobierno y parearse con los ilustres hijos de la Unión Norteamericana.

A los pocos días, el vespertinoThe Evening Post,de Nueva York, no solo retoma la idea lanzada por el diario filadelfiano, sino que en su artículo “Una opinión proteccionista sobre la anexión de Cuba”, además de reproducir como válidas todas las injurias vertidas en el otro artículo contra el pueblo cubano, esto es, hacerlas suyas, se lamenta de que el periódicoThe Manufacturerse le adelantara en publicar un artículo de ese corte.

José Martí reaccionó de inmediato. Ese mismo día escribió una larga carta dirigida al director deThe Evening Post,la cualincluyó íntegramente ese diario neoyorquino en su edición del25 de marzo; Martí la había encabezado con el título de“Vindicación de Cuba”. Poco después, Martí publicó un folleto con el título deCuba y los Estados Unidos,impreso en Nueva York ese mismo año, en el cual incluyó los tres artículos que aquí se mencionan, considerando su carta como un artículo más, al haber sido publicada por el citado periódico.8

8José Martí: “Cuba y los Estados Unidos”, enObras completas,ed. cit., t.1, pp. 229 y ss.

“Vindicación de Cuba” es una de las más bellas piezas patrióticas de ese gran José Martí; en esta expresa que puede existir algún grupo de cubanos que, antes de preferir el gobierno despótico de la Metrópoli española, piense en la anexión a los Estados Unidos como una salida, pero que nunca será este deseo el de la inmensa mayoría del pueblo cubano, un pueblotrabajador, culto y patriota, que supo ser cortés conel enemigo en la guerra y tan valiente como el que más. Rechaza de plano todos los improperios lanzados contra nuestro viril pueblo y recuerda cómo en la Guerra de los Diez Años tuvo que luchar completamente solo contra un enemigo muy poderoso y despiadado, además de armado hasta los dientes; recuerda que nuestro pueblo fue a pedir a la gran nación estadounidense, la de la libertad y el orden, su cooperación, y de ella recibió solo las espaldas; y recordó más: que cuando las Trece Colonias norteamericanas luchaban por su libertad, tuvieron de aliadas a dos potencias europeas por enemistades entre reyes, y no por convicción alguna de lo que representaba la libertad, y que habría que ver qué hubiere sucedido sin el apoyo de tales aliados en aquella guerra emancipadora librada por los ilustres guerreros estadounidenses, tan ilustres como fueron los patriotas cubanos. En su carta, Martí concluye expresando: “Sólo con la vida cesará entre nosotros la batalla por la libertad”.9

9Ibídem, p. 241.

El anexionismo vuelve a tomar fuerza, hay que enfrentarlo. Los hombres que formaron aquella generación de patriotas templaron su espíritu en la decisión de liberar a su amada tierra de cualquier yugo opresor, ya fuera español o yanqui.

Antonio Maceo Grajales, uno de aquellos hombres cuyo pensamiento se aparea en profundidad al golpe de su machete, convencido del carácter de la lucha que emprendieron los cubanos en 1868, en el banquete que le fuera ofrecido en el hotel Venus, de Santiago de Cuba, el 29 de junio de 1890, ante el sentimiento fatalista hacia el destino de Cuba como un miembro más de la nación norteamericana, expresado porJosé Joaquín Hernández, uno de los comensales, con la dignidad y firmeza que lo caracterizó, le respondió: “[…] creo, joven, aunque me parece imposible, que ese sería el único caso en que tal vez estaría yo al lado de los... españoles”.10

10Manuel J. Granda:La paz del manganeso,La Habana, 1939. Citado por Raúl Roa García:Aventuras, venturas y desventuras de un mambí,Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1970, p. 179.

Por su parte, Martí ha recomenzado su incesante lucha de organizador político, y así, después de atraerse a las masas de trabajadores tabaqueros de Tampa y Cayo Hueso, tras la invitación que en este sentido le hiciera el prócerNéstor Leonelo Carbonell para ofrecer en Tampa sus discursos conocidos como “Con todos y para el bien de todos” y “Los pinos nuevos”, funda el Partido Revolucionario Cubano (PRC) el 5 de enero de1892. En el artículo 1 de lasBases del PRC,quedadeclarado: “El Partido Revolucionario Cubano se constituye para lograr, con los esfuerzos reunidos de todos los hombres de buena voluntad, la independencia absoluta de la Isla de Cuba, y fomentar y auxiliar la de Puerto Rico”.11

11Hortensia Pichardo: Ob. cit, t. 1, p. 480.

Mucho tuvo que viajar y hablarJosé Martí en busca de la unión de todos los jefes y oficiales de la pasada Guerra de los Diez Años para inculcarles la idea de que el éxito estaba en la unidad y no en el regionalismo. La continua actividad revolucionaria y organizativa de Martí, que lo hacía estar yendo siempre de uno a otro país, dondequiera que estuvieran residiendo importantes colonias de revolucionarios cubanos en el exilio, así como la organización de aquellos jefes mambises que habían quedado residiendo en Cuba, no fue trabajo fácil, pero nunca imposible para quien tenía tarea de Apóstol, así como para los cubanos que le recibían, ávidos de ver lograda la independencia de la Isla.

Según lo convenido,Martí autorizó a quien representaba enCuba al Partido Revolucionario Cubano,Juan Gualberto Gómez, a dar la orden del alzamiento revolucionario e independentista a todos los jefes mambises comprometidos para ello en la Isla. La fecha escogida fue el 24 de febrero de 1895, y así se cumplió. Un mes después, en la población dominicana de Montecristi, el 25 de marzo, José Martí yMáximo Gómez firman el histórico documento —titulado Manifiesto de Montecristi— que ratifica la continuidad de la lucha, antes de dirigirse hacia Cuba.

Cuba había decidido ser libre e independiente. No habría otra suerte.

El Gobierno de los Estados Unidos sabía que después que un pueblo había luchado con las armas en la mano para independizarse de un país opresor, no iba a entregarse en manos de otro. Esta certidumbre llevaría, años más tarde, a los yanquis a escamotearle la victoria a los cubanos y a entrometerse en una guerra que ya habíamos ganado.

El 11 de abril de 1895, Martí y Gómez desembarcan en Playita de Cajobabo; pocos días después lo hace Maceo por Duaba, ambos puntos situados en la zona más oriental de la Isla. Ya están todos los jefes militares en el campo de batalla. España piensa que el generalArsenio Martínez Campos podía convencer a los cubanos y pacificarlos esta vez, y es enviado nuevamente a Cuba. En el campo insurrecto, la reunión enla finca La Mejorana, entre Martí,Gómez yMaceo, trazala estrategia de la lucha, incluso la invasión hacia Occidente.

Conocedor profundo de las ambiciones estadounidenses de apropiarse de Cuba, cualquiera que fuere el ropaje que tuvieren que usar los Estados Unidos, y asi, a partir de ella, dominar nuestra América,José Martí —el día antes de su muerte en elcampo de batalla por la independencia de Cuba—, expresó el18 de mayo de 1895 en carta inconclusa aManuel Mercado, su amigo mexicano:

[…] ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber —puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo— de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso.

…………………………………………....…………………..

Viví en el monstruo, y le conozco las entrañas: —y mi honda es la de David.12

12José Martí: “Carta a Manuel Mercado”, enObras completas,ed. cit., t. 20, p. 161.

Nuestro preclaro conductor había hurgado en las entrañas del gigante del Norte y pudo denunciar cómo miró y codició a la pequeña Isla tendida en el estrecho de la Florida con voracidad y rapiña, como algo que, sin el más mínimo derecho, consideró como propio. Por supuesto, como avaricioso mercader, quería pagar poco por aquella prenda preciosa a sus intereses ya imperialistas. La historia de parte de la justa lucha del pueblo cubano se ha encargado de demostrarle cuán cara le ha costado esa ambición.

En la carta a Manuel Mercado, le expresa José Martí que le ha visitado en plena campiña cubana el corresponsal estadounidenseEugenio Bryson, y que, por este periodista delHerald,ha tenido conocimiento de los trajines del Norte por reverdecer el anexionismo, así como de la opinión deMartínez Campos, de que “[...] sin duda, llegada la hora, España preferiría entenderse con los Estados Unidos a rendir la Isla a los cubanos”.13Más adelante, Martí sigue exponiendo en la citada carta su pensamiento antimperialista* a su amigoMercado:

13Ibídem, p. 162.

* El vocabloantiimperialistase escribe así, con doblei, según la Real Academia Española, pero en Cuba, todos losantimperialistassiempre lo han escrito como aparece en el texto (N. del E.).

La guerra de Cuba, realidad superior a los vagos y dispersos deseos de los cubanos y españoles anexionistas, a que sólo daría relativo poder su alianza con el gobierno de España, ha venido a su hora en América, para evitar, aún contra el empleo franco de todas esas fuerzas, la anexión de Cuba a los Estados Unidos […].14

14José Martí: “Carta a Manuel Mercado”, enObras completas,ed. cit., t. 20, p. 162.

El 19 de mayo de 1895 se convierte en día de luto de la Patria, pues Martí cae de cara al sol en Dos Ríos. Su temprana muerte traerá consecuencias sobre el curso de la guerra, pero él había trazado los lineamientos políticos y organizativos fundamentales para que la Revolución no se perdiera.

Martínez Campos fracasa, la batalla de Peralejo fue la puntilla, y los españoles apelan, nuevamente, al sanguinarioValeriano Weyler, ahora traído a la Gran Antilla como capitán general de la colonia y cuya vesania produjo dolores inenarrables al pueblo de Cuba, que vio diezmada la cuarta parte de su población por hambre y sufrimientos, que su solo recuerdo hiere la sensibilidad humana. Weyler decretó, en 1896, la reconcentración de los campesinos de la Isla en las poblaciones, acto bestial que, únicamente, podría ser comparado años después con los campos de concentración hitlerianos.

Tampoco ahora en la gesta de 1895 los gobiernos de turno de los Estados Unidos reconocieron la beligerancia de Cuba. Igual queGrant yFish cuando la guerra de 1868, el presidenteGrover Cleveland se negaba a ello y no precisamente por simpatía con España o por indiferencia, sino porque quería las manos libres para actuar sobre Cuba, según la antigua ambición yanqui.

Tomás Estrada Palma, quien había quedado al frente de la dirección del Partido Revolucionario Cubano, con sede en los Estados Unidos, en sus cabildeos con agentes del Gobierno de ese país, y en franca traición al ideario independentista deJosé Martí, alentaba la intervención. Los jefes militares que dirigían la guerra en la Isla,Gómez yMaceo, no la deseaban.

El general en jefe del Ejército Libertador, Máximo Gómez, escribía al respecto aEstrada Palma:

Mucho se habla y se escribe del reconocimiento de la beligerancia por el Gobierno norteamericano, y mucho nos convendría ese suceso, pero como nosotros, al lanzarnos, sólo contamos con la fuerza de nuestro brazo, y la resolución inquebrantable de triunfar, impávidos seguimos nuestra marcha.15

15Emilio Roig de Leuchsenring:Ideario cubano: Máximo Gómez,La Habana, 1936, p. 51.

Por su parte, acerca del mismo asunto, el lugarteniente general del Ejército Libertador,Antonio Maceo, se refiere así aEstrada Palma: “No necesitamos de tal intervención para triunfar en plazo más o menos largo”.16

16Leonardo Griñán Peralta:Maceo,La Habana, 1937, p. 194.

En esos días también diría Maceo al corresponsal delNew York World:“No quisiera que nuestros vecinos tuvieran que derramar su sangre por nuestra libertad: nos bastamos solos si, dentro del derecho de gentes, podemos conseguir todos los elementos quenecesitamos para arrojar de Cuba el derruido poder de España en América”.17

17Ibídem, p. 195.

Después de gloriosos combates en la zona de Occidente, cae en Punta Brava, el 7 de diciembre de 1896, el lugarteniente general Antonio Maceo, otra pérdida irreparable que también tuvo consecuencias importantísimas en el desenlace de la guerra, como sucedió con la muerte de Martí.

El autonomismo, como aspiración de algunas capas moderadas de la población cubana que no deseaban enfrentarse enuna guerra abierta contra España o que no tenían fe en el éxito de la lucha armada independentista, había surgido en Cuba como una alternativa, pero en todo momento fue rechazada con firmeza porMartí,Gómez y otros revolucionarios, dado que ella era una vía falsa, y además, retrasaba el auge pleno de la independencia.

José Martí, en su artículo “La agitación autonomista”, aparecidoenPatriael 19 de marzo de 1892, había escrito: “La continuación de la revolución no puede ser la continuación de los métodos y el espíritu de la autonomía, porque la autonomía no nació en Cuba como hija de la Revolución, sino contra ella”.18

18José Martí: “La agitación autonomista”, enObras completas,ed. cit., t. l, p. 332.

El republicanoWilliam McKinley sustituyó en la Presidenciade los Estados Unidos al demócrataCleveland el 4 de marzode1897, y en su plataforma electoral incluyó el tema de Cuba:restablecer la paz y dar la independencia a la Isla.

Ciertamente,McKinley presionó a España para que retirara al sanguinarioWeyler de la gobernación de Cuba y a que se instaurara el autonomismo. El escándalo internacional acerca de la despiadada reconcentración ordenada por Weyler, obligóa la Reina Regente de España,María Cristina de Habsburgo-Lorena, a firmar el Decreto de 25 de noviembre de 1897,por el cual quedaba implantado el régimen autonómico enCuba. Previamente, el 31 de octubre de 1897, Madrid había sustituido a Weyler por el generalRamón Blanco y Erenas.

Resultaba una vergüenza implantar el autonomismo en un país que luchaba denodadamente con las armas en la mano y había hecho morder el polvo de la derrota a los mejores generales españoles. NiWeyler con su plan de aniquilación del campesinado pudo vencer a la revolución independentista. Con el autonomismo, pasaban a los puestos claves de la gobernación de Cuba aquellos cubanos que por falta de visión política o por mala fe, le hacían el juego, tanto a España —que en definitiva se quedaba manteniendo a Cuba en sus manos—, como a los Estados Unidos, que no deseaban se independizara Cuba, en espera del momento en que cayera en su poder.

Máximo Gómez y todos los patriotas y revolucionarios cubanos se opusieron al autonomismo decretado por España, y las acciones de guerra continuaron por parte de los mambises, aunque la nueva situación política en apariencia fuera “un cambio”, que en realidad no dejó de ser más que “el mismo perro, pero con diferente collar”, y por eso los cubanos dignos continuaron luchando por la independencia total. La oposición del general en jefe del Ejército Libertador contra el autonomismo que España había decretado para Cuba fue tajante. Así lo proclama en un manifiesto fechado el 18 de diciembre de 1897 y dirigido a las tropas mambisas: “La independencia del país: Cuba para los cubanos. La América: para los americanos”.19Esta misma expresión la utiliza Máximo Gómez en respuesta a preguntas del Director delNew York Heraldsobre el proyecto autonomista para Cuba.

19Hortensia Pichardo: Ob. cit., t. 1, p. 293.

La institucionalización de la República de Cuba en Armas en la Guerra de 1895

Igual que en la Guerra de 1868, la República de Cuba en Armas, surgida en 1895, se estructuró orgánicamente, desde el punto de vista civil, con las leyes fundamentales que la regirían. La primera de ellas fue la Constitución de Jimaguayú, así denominada por haber sido firmada en la localidad camagüeyana de igual nombre.

También durante todo el proceso de la República en Armas, Cuba había tenido la organización jurídica que, sobre la base de la Constitución, ordenaba los procedimientos penales. Igualmente, como Estado beligerante organizado, la República de Cuba en Armas mantuvo vínculos con el exterior, no obstante el esfuerzo realizado para obstaculizarlos, tanto por los Estados Unidos, como por España. Al respecto se ha expresado:

La diplomacia deMartí y los Jefes de la Revolución de 1895,se encaminó —como en 1868— a obtener el reconocimiento de la beligerancia cubana de los países latinoamericanos; pero los resultados fueron muy diferentes a los alcanzados durante la Guerra de los Diez Años. España esta vez empleó una táctica distinta. En lugar de acudir a la política de la amenaza y la agresión, se dedicó a adular a los gobiernos de América Latina. Para ello contaba con el concurso de las oligarquías gobernantes, muy influenciadas por los ricos comerciantes españoles residentes en sus respectivos países. De poco valieron los esfuerzos de los diplomáticos mambises. Mientras los pueblos demostraban ardiente simpatía por la causa de Cuba, sus gobernantes permanecieron indiferentes a la idea de cooperar en favor de la nueva lucha emprendida por los patriotas cubanos.

La República en Armas le dio a la diplomacia toda la consideración que merecía, y organizó adecuadamente su servicio exterior. Se designaron enviados especiales, agentes generales o encargados de negocios en Washington [Estados Unidos], Francia, Gran Bretaña, Chile, Perú, Bolivia, Colombia, Guatemala, Nicaragua, Honduras, Brasil, Uruguay, Argentina, Venezuela, México, Costa Rica, El Salvador, Santo Domingo y Haití.20

20Tomás Almodóvar Salas:Apuntes del derecho diplomático y consular. Conferencias de clases para el Instituto del Servicio Exterior,Ministerio de Relaciones Exteriores, La Habana, 1976, pp. 16-17.

El artículo 24 de la Constitución de Jimaguayú declaraba que esa Carta estaría en vigor solamente dos años, después de los cuales se convocaría a una nueva Asamblea Constituyente que aprobaría otra Constitución. Esta seria la Constitución de La Yaya.

La ultima Constitución de la República de Cuba en Armas, aprobada el 29 de octubre de 1897, en La Yaya —entonces residencia del Gobierno—, en el territorio de Camagüey, preveía el fin de la guerra y disponía las medidas constitucionales para el tránsito hacia el Gobierno Provisional hasta que se reuniera la Asamblea Constituyente definitiva. Veamos sus artículos 40 y 41:

Artículo 40: Si el Gobierno, de acuerdo con el inciso 15 del mismo Art. 22, pactase la paz con España, convocará la Asamblea que deba ratificar el tratado. Esta Asamblea proveerá interinamente al régimen y Gobierno de la República hasta que se reúna la Asamblea Constituyente definitiva.

Artículo 41: Si España, sin acuerdo previo con el Consejo de Gobierno, evacuase todo el territorio, se convocará una Asamblea que tendrá las mismas facultades que se especifican en el segundo párrafo del artículo anterior.*

Se entenderá llegado este caso cuando los Ejércitos cubanos ocupen de un modo permanente todo el territorio de la Isla, aunque el enemigo conserve en su poder algunas fortalezas.21

21* Por “el segundo párrafo”, entiéndase “la segunda parte, la segunda oración”(N. del E.).

21Hortensia Pichardo: Ob. cit., t. I, p. 506.

El citado artículo 22 se refería a las atribuciones del Consejo de Gobierno y el inciso 15 le otorgaba a este cuerpo ejecutivo la facultad de celebrar tratados con otras potencias y designar comisionados para su negociación, pero el Consejo de Gobierno se reservaba la ratificación de tratados. En cuanto al tratado de paz con España, que en su momento se negociaríapor los comisionados designados al efecto por el Consejo de Gobierno, debía ser ratificado por la Asamblea, y no podían siquiera iniciarse sus negociaciones sino sobre la base de la independencia absoluta e inmediata de toda Cuba.

A pesar de que