Verdades incómodas para personas autónomas - Manuel Martínez-Sellés - E-Book

Verdades incómodas para personas autónomas E-Book

Manuel Martínez-Selles

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Beschreibung

Leemos menos, pero creemos estar mejor informados. Estamos más conectados, pero nunca la soledad ha sido más punzante. Proclamamos los derechos humanos, pero se vulneran impunemente los más básicos, los de los más vulnerables. Es momento de lucidez, de análisis, de sentido común, de lectura, de tratar de comprender mejor el ser humano en toda su grandeza. Por eso el autor en estas líneas nos invita a redescubrir la fdelidad, el respeto a los mayores, el amor por la vida, el equilibrio, la fe. Su mensaje interpela, desafía, expone verdades incómodas, invita a la esperanza y a la acción.

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Seitenzahl: 105

Veröffentlichungsjahr: 2025

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MANUEL MARTÍNEZ-SELLÉS

VERDADES INCÓMODAS PARA PERSONAS AUTÓNOMAS

EDICIONES RIALP

MADRID

© 2025 byManuel Martínez-Sellés

© 2025 by EDICIONES RIALP, S.A.

Manuel Uribe 13-15, 28033 Madrid

(www.rialp.com)

No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita reproducir, fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

Preimpresión: produccioneditorial.com

ISBN (edición impresa): 978-84-321-7090-4

ISBN (edición digital): 978-84-321-7091-1

ISBN (edición bajo demanda): 978-84-321-7092-8

ISNI: 0000 0001 0725 313X

Para Inma, que lloró al leer algún párrafo de este libro.

Mi agradecimiento a Santiago Herraiz que, como buen editor, lo mejoró muy sustancialmente.

ÍNDICE

Prólogo

Introducción

1. Leemos menos y estamos peor informados

2. Estamos más solos

3. No nos comprometemos

4. Nuestros hijos no cobrarán pensiones

5. Solo hay dos sexos

6. La fidelidad nos hace felices

7. Si vas a ser padre… mejor siendo joven

8. La vida humana empieza en el momento de la fecundación

9. No debemos matar a un ser humano

10. La pornografía se ha banalizado

11. Tenemos menos fe y somos más infelices

12. El consumismo nos está vaciando

13. La perfección física no asegura la autoestima

14. El respeto a los mayores está desapareciendo

15. La vida es maravillosa

Navegación estructural

Cubierta

Portada

Créditos

Dedicatoria

Índice

Comenzar a leer

PRÓLOGO

En un mundo cada vez más convulso y acelerado, donde las prioridades parecen volcarse hacia lo material y lo efímero, es vital detenernos y reflexionar sobre nuestra verdadera esencia. Somos seres únicos e irrepetibles, cada uno de nosotros irremplazable; no solo por nuestra singularidad, sino también por nuestro papel en la sociedad. Pertenecemos a una familia, a un grupo de amigos, a una comunidad, a una patria. Somos seres sociales, y esa dimensión relacional no es un capricho, sino una necesidad profunda de nuestra naturaleza.

Desde el nacimiento, la primera necesidad de un bebé no solo es el alimento y el abrigo, sino en especial el afecto. Ese vínculo primario establece la base de nuestra humanidad, recordándonos que el cuidado mutuo es innato. A lo largo de la historia, la sociedad occidental, inspirada en la cultura grecorromana y el humanismo cristiano, ha proporcionado un marco espiritual y cultural que ha promovido la protección, la estabilidad y el respeto a la dignidad infinita de la persona. Aunque el progreso no siempre ha sido lineal, y se han vivido épocas de crisis, estas han sido oportunidades para reflexionar, corregir y restaurar el orden natural del ser humano en sociedad, orientado al bien común.

¿Estamos ante una nueva encrucijada?

La realidad actual nos plantea esta incógnita. Los indicadores sociales, económicos y culturales muestran un momento de transformación profunda. Vivimos cambios vertiginosos en nuestros hábitos y costumbres, algunos con consecuencias aún difíciles de prever. Los valores tradicionales, que solían cimentar nuestro entorno cultural, parecen desdibujarse, dando paso a un nuevo esquema donde los logros materiales predominan sobre la búsqueda de una trascendencia espiritual. Este enfoque, centrado en lo tangible e inmediato, genera una insatisfacción constante y distorsiona la comprensión de la dignidad humana.

El impacto de esta desorientación no es solo social, sino también personal; a veces, incluso, tiene consecuencias clínicas. La falta de conexión con la verdad y la dificultad para formar opiniones fundamentadas nos dejan vulnerables ante desafíos complejos. El exceso de información, las medias verdades, el sesgo ideológico y el constante ajetreo contribuyen a un ruido ensordecedor, que nos impide pensar con claridad y serenidad. Necesitamos ayuda para sintonizar con la verdad, despejar interferencias y razonar con sentido común.

La voz serena del doctor Martínez-Sellés

No es la primera vez que el doctor Martínez-Sellés acude al rescate del discernimiento y la sensatez. Ya lo hizo ante debates cruciales, como el de la eutanasia, donde su frase: “debemos acabar con el sufrimiento, no con quien sufre” resonó con fuerza. Defendió con valentía los cuidados paliativos de calidad, ofreciendo una visión de la cruel realidad frente a la narrativa idealizada de la “muerte digna”. Su capacidad para abordar temas complejos con humanidad y rigor hizo que su mensaje trascendiera, tocando incluso a quienes inicialmente tenían una opinión contraria.

Ahora, con este nuevo libro, el doctor Martínez-Sellés nos brinda nuevamente su lucidez, abordando las encrucijadas existenciales de nuestro tiempo. Con un análisis profundo y fundamentado, expone cómo la falta de una comprensión integral del ser humano ha erosionado los valores que tradicionalmente sostenían nuestras vidas y el orden en sociedad. Nos confronta con las paradojas de la modernidad: leemos menos, pero creemos estar mejor informados; estamos más conectados, pero nunca antes la soledad había sido tan punzante; proclamamos los derechos humanos, pero se vulneran impunemente los más básicos, especialmente los de los más vulnerables.

Una llamada a recuperar lo esencial

El autor nos invita a redescubrir principios fundamentales, como la fidelidad, la fe, el respeto a los mayores y el amor por la vida. Estos valores, lejos de ser reliquias del pasado, son necesarios para construir una existencia plena y auténtica. Su mensaje no solo nos desafía con verdades incómodas, sino que también nos ofrece un eco de esperanza. La vida, con su belleza discreta y cotidiana —el latido del corazón, el susurro de las olas, una risa compartida—, es un regalo invaluable que merece ser celebrado.

Estas páginas son un faro en la tormenta, una invitación a detenernos, a maravillarnos ante nuestra existencia única y a afrontar el futuro con una esperanza renovada. Pese a las dificultades, el potencial humano, nuestra capacidad de amar, confiar y crear, nos permite siempre un nuevo comienzo. Este libro es más que una reflexión: es una llamada a la acción, a conectar con nuestra esencia más profunda y a vivir con la certeza de que cada vida, sin excepción, tiene un valor infinito.

Margarita de la Pisa Carrión

INTRODUCCIÓN

¿Por quéverdades incómodas?

Porque en el fondo sospechas que algunas de ellas (o todas) son verdad.

Porque si lo son tendrías que cambiar tu forma de relacionarte, tu situación personal o profesional.

Porque tal vez alguna de ellas implique darle un vuelco a tu vida.

¿Por qué para personas autónomas?

Porque este libro se destina a librepensadores dispuestos a ir a contracorriente.

Porque te voy a pedir que te atrevas a ir contra la ideología dominante y contra el discurso más extendido.

Porque espero que te atrevas a ser políticamente incorrecto.

¿Qué es la verdad y por qué es clave comprometernos con su búsqueda?

La verdad es un concepto central en el pensamiento humano, que, como veremos, está presente en la filosofía, la ciencia y la moral, pero también en la vida cotidiana. Puede entenderse como la correspondencia entre una afirmación y la realidad objetiva, aunque también esta definición ha sido objeto debate. Aristóteles afirmaba que la verdad es «decir de lo que es que es, y de lo que no es que no es».

Buscar la verdad es fundamental, nos permite decidir con conocimiento y vivir con integridad. Pero el compromiso con la verdad exige pensamiento crítico, apertura a la evidencia y voluntad para corregir errores. Frecuentemente implica no dejarse llevar por emociones y creencias subjetivas.

En este libro abordaremos verdades “científicas”, basadas en la observación y la experimentación; “filosóficas” obtenidas desde la reflexión racional sobre la existencia, el conocimiento y otros aspectos fundamentales de la vida y “sociales/morales” asentadas en valores, normas y acuerdos que rigen (o deberían regir) la sociedad. A pesar de sus diferencias, todas comparten algunos elementos esenciales y están basadas en la evidencia empírica, la lógica y/o la reflexión racional. Son fundamentales para la toma de decisiones, orientan nuestras acciones y determinan nuestra forma de vivir.

1. LEEMOS MENOS Y ESTAMOS PEOR INFORMADOS

Puede parecer paradójico que, en la era de mayor disponibilidad de información, estemos cada vez peor informados. La revolución digital prometía un acceso ilimitado al conocimiento, pero lo que hemos ganado en cantidad de contenidos lo hemos perdido en profundidad. Leer menos libros (me temo que en muchos casos se podría decir ningún libro) y consumir más contenido breve y fragmentado nos ofrece una visión parcial y superficial del mundo. Durante siglos, la lectura ha sido un pilar fundamental no solo del entretenimiento sino también de la formación del pensamiento crítico y el desarrollo personal. Sin embargo, en las últimas décadas, presenciamos una disminución significativa en el número de lectores (de libros) y en el tiempo dedicado a la lectura. Consumimos más información, pero en titulares, en redes sociales favorables a nuestras opiniones e intereses, y en vídeos y textos telegráficos. Esa dieta intelectual empobrecida puede repercutir en nuestra salud mental y en nuestra capacidad de raciocinio.

El tiempo que tradicionalmente se dedicaba a leer libros ahora se invierte en desplazarse por pantallas. El mundo digital con sus múltiples plataformas y posibilidades digitales ha reducido nuestra capacidad de concentración, fomentando un consumo rápido que apenas deja espacio a la reflexión. Leer un libro requiere un compromiso mental sostenido, una inversión de tiempo y un esfuerzo intelectual. Mientras tanto, internet y las redes sociales nos ponen al alcance de la mano una gratificación instantánea con la que no es fácil competir. Los algoritmos que rigen plataformas como X o TikTok están diseñados para captar nuestra atención, no para educarnos. Estos sistemas priorizan contenido adaptado a nuestras tendencias, sensacionalista, emocionalmente cargado o simplemente entretenido, dejando de lado la información que podría ayudarnos a entender temas complejos o aquella que discrepe con nuestras ideas.

Como resultado de esta preselección, corremos el riesgo de ser atrapados en burbujas de datos, muchas veces no contrastados, que refuerzan nuestras creencias previas, limitan nuestra exposición a perspectivas diferentes y nos hacen rechazar todo lo que sea distinto a nuestros patrones. A la larga, se pueden retroalimentar opiniones cada vez más extremas. Además, crea dependencia, ya que, a nivel cerebral, se activan áreas implicadas en las adicciones. Es decir, quedamos enganchados a contenidos diseñados para el consumo inmediato en detrimento de tareas como la lectura pausada y el sueño.

En realidad, no estamos mejor informados. Solo tenemos piezas aisladas de un rompecabezas más grande del que alcanzamos a imaginar. Las redes sociales y los titulares leídos oblicuamente nos brindan la falsa sensación de estar al día, y muchos llegan a compartir noticias no confirmadas que ni siquiera han leído.

La disminución de la lectura sosegada también afecta a nuestra cultura y a nuestra sociedad. Podría suceder que, en un futuro no muy lejano, nadie entendiera obras maestras de la literatura universal. De hecho, el informe Pisa constata una imparable reducción mundial de las capacidades de comprensión lectora (medidas en personas de 15 años). Sucede en el caso de las obras literarias, pero también en el de los libros científicos, ensayos académicos y tesis doctorales que ofrecen un análisis profundo y matizado de los temas. Encontrar a alguien con tiempo, interés y paciencia para leérselos es cada vez más difícil.

Nos hemos acostumbrado a un tipo de atención “de abajo a arriba” en el que las emociones, suscitadas por los contenidos digitales, son las que disparan nuestra atención. Ya no dirigimos de forma voluntaria la atención (de arriba abajo), sino que los medios digitales la capturan sin pedir permiso. Somos menos capaces de tareas aparentemente no atractivas, o que requieren un procesamiento más pausado —como leer, analizar información o estudiar—. Colegios, academias y universidades están ya desarrollando videos cortos, ante la dificultad para leer de los estudiantes.

La lectura no permite la multitarea, y la capacidad de atención disminuye. Evitar ruidos y apagar dispositivos parece incompatible con un mundo de notificaciones que requieren contestación inmediata.

No leer implica no saber escribir. Paradójicamente, en la nueva sociedad de la comunicación y de la inteligencia artificial puede suceder que no sepamos comunicarnos. Saber leer y escribirbien es un arma de comprensión del mundo. Enfrentarse a textos largos es una forma de defensa en una sociedad cada vez más compleja en la que todo tiende a simplificarse. La falta de información completa y fiable dificulta tomar decisiones fundamentadas, tanto a nivel personal como social y político. Una ciudadanía mal informada está más expuesta a las manipulaciones y es menos capaz de participar activamente en una democracia. Las verdades y las certezas se vuelven maleables y crecen las maniobras encaminadas a conseguir cambios de opiniones, valores, tendencias y, en definitiva, de votos.