Vestite como realmente querés - Ferni Moreno - E-Book

Vestite como realmente querés E-Book

FERNI MORENO

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Beschreibung

Mediante la moda podemos leer la evolución de la humanidad y hasta adivinar lo que se viene, analizando las decisiones indumentarias del momento. Entonces, ¿nuestro look funciona como un gran documento histórico? ¡ Claro que sí! El fashion es el espejo de los tiempos y eso lo transforma en una fabulosa herramienta de comunicación que de superficial no tiene nada. En Vestite como realmente querés. Manual de estilismo para principiantes, Ferni Moreno, editora de moda y creadora del instamedio @fernihood, comparte las herramientas (nunca reglas) para sacar a relucir tu propia gema fashion, esa que podés pulir para ocupar tus espacios de la mejor manera posible. Para lograrlo propone un proceso de cambio de hábitos de moda para darle un contexto profesional a la construcción de tu imagen, que también te llevará a consumir de manera consciente y apoyará en la gestión de los prejuicios. Dejarnos atropellar por las tendencias no es una opción, por eso crear tu branding personal es la respuesta. ¿Estás lista para presumir de tu belleza cruda? Esa que no se puede copiar de una referencia, ni del último trend de plataformas. Y un recordatorio amistoso: no dejes para mañana lo que podés lookear hoy.

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Seitenzahl: 145

Veröffentlichungsjahr: 2025

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Mediante la moda podemos leer la evolución de la humanidad y hasta adivinar lo que se viene, analizando las decisiones indumentarias del momento. Entonces, ¿nuestro look funciona como un gran documento histórico? ¡Claro que sí! El fashion es el espejo de los tiempos y eso lo transforma en una fabulosa herramienta de comunicación que de superficial no tiene nada.

En Vestite como realmente querés. Manual de estilismo para principiantes, Ferni Moreno, editora de moda y creadora del instamedio @fernihood, comparte las herramientas (nunca reglas para sacar a relucir tu propia gema fashion, esa que podés pulir para ocupar tus espacios de la mejor manera posible. Para lograrlo propone un proceso de cambio de hábitos de moda para darle un contexto profesional a la construcción de tu imagen, que también te llevará a consumir de manera consciente y apoyará en la gestión de los prejuicios. Dejarnos atropellar por las tendencias no es una opción, por eso crear tu branding personal es la respuesta.

¿Estás lista para presumir de tu belleza cruda? Esa que no se puede copiar de una referencia, ni del último trend de plataformas.

Y un recordatorio amistoso: no dejes para mañana lo que podés lookear hoy.

Introducción

Las guerras, las depresiones o bonanzas económicas, las revoluciones industriales, sexuales, feministas, el uso de drogas recreativas o no tanto, la evolución digital, las religiones, los cambios de paradigma, el arte, la cultura y subcultura, las tribus urbanas, las crisis sociales, las sectas, las castas, la globalización, la opresión, la libertad, el calentamiento global, los estándares de belleza, el capitalismo voraz, todo, todo, todo se imprime en la vestimenta. Nuestro look funciona como un gran documento histórico. Mediante la moda podemos leer la evolución de la humanidad y hasta adivinar lo que se viene analizando las decisiones indumentarias del momento. Todo está a la vista, la moda es como un gran espejo de los tiempos. Entonces podemos afirmar que la moda es una gran herramienta de comunicación que de superficial no tiene nada. Entender la imagen como un reflejo de nuestra manera de habitar este mundo es más interesante que pensarla como solo un montón de piezas que nos visten, ¿no creés?

Dijo el legendario director, escritor y artista John Waters sobre su copiloto y bestie performer Harris Glenn Milstead: “La primera vez que vi a Divine solo pensé: ‘Belleza en crudo’. Vivíamos en el mismo barrio, y como para mí la belleza es una imagen que nunca se olvida, he paseado por la calle con Divine y he visto que los autos chocaban”. Nada mal, ¡¿verdad?!

Esa belleza en crudo de la que habla Waters es el momento de nuestra verdad. Pensemos que la vida es puro acting donde interpretamos diferentes personajes todo el tiempo. En esas perfos diarias nos encontramos en la oficina, en la facultad, en una cita romántica, en el gimnasio, en el colegio. Todo es perfo si entendemos que nuestros roles conviven entre sí y cada uno requiere diferentes enfoques. Cada personaje que creamos tiene sus relieves, pero en el fondo somos nosotras articulando más o menos cada interpretación. Pero hay momentos donde se cuelan vestigios de verdades. True Colors dice la canción de Cyndi Lauper. Y en ese momento en crudo es cuando se ve nuestra esencia, esa que produce lo que señala Waters: nos hace inolvidables.

Y no hablo de ropa.

Nuestro momento de la verdad es cuando estamos presentes. ¡Esta soy yo! Y esa construcción es la más interesante. Porque es nuestra, absolutamente caprichosa, profundamente personal.

Te imagino pensando: “Pero soy abogada, no puedo ir lookeada como realmente me gustaría al juzgado porque no me dejan pasar”. ¡Y tenés razón! Pero ahí está el chiste, buscar nuestra manera de no perdernos en los protocolos y mechar con la sutileza necesaria eso que queremos comunicar. Nuestro desafío es que no nos tape la ola de las tendencias micro, macro, micromacro, gestionar fashion traumas editores, la mirada ajena y nuestra propia caja de prejuicios. ¿Para? Para conectar desde la moda con esa esencia que somos.

Porque la belleza cruda jamás puede ser seriada, copiada de un tablero de Pinterest, vidriera o sacada de un “vestite conmigo”. La belleza cruda es tu estado más salvaje, es tu código sagrado que se expresa en una mirada, un revoleo de pelo, la elección de una palabra resonante, un total look en tu color preferido, la belleza cruda está en tu manera de abrir puertas o en tu perfume que destella frescor de mañana primaveral.

En este manual de estilismo para principiantes vas a encontrar herramientas para sacar tu propia gema fashion, esa que podés pulir para ocupar tus espacios de la mejor manera posible. Es un gran proceso de cambio de hábitos y de volver a mirarte para descubrir aquí y ahora qué tenés para decir.

Porque nos vestimos para esta construcción personal que forma parte de un lenguaje colectivo. Somos en tanto somos mirados por el resto, pero ante todo por nuestro propio registro.

¡Bienvenida a este viaje, querida lectora! Agarrate fuerte que vamos juntas.

Parte 1 El reseteo mental

Porque para vernos diferente tenemos que pensarnos diferente y acá comienza la aventura.

SEDUCIDAS POR EL LOOP

Todas queremos vestirnos como fantaseamos, lookearnos mejor que cada referencia que guardamos y decimos “quiero lucir como ella”. Buscamos sentirnos cómodas y poderosas en nuestros estilismos, encontrar códigos indumentarios a medida para potenciar cada rol diario. Porque no hay nada más tedioso que el persistente ¿ohhhhh qué me pongo? de todos los días y sin solución alguna, ¿no creés? ¡Estamos de acuerdo!

Este dilema diario no solo es frustrante sino que también nos puede llevar al loop de construir nuestros equipos siempre de la misma manera. ¿Por? Porque posiblemente esa estrategia se vuelve un hábito que resuelve. Y si hay algo que queremos (quiere nuestra mente) es optimizar nuestro tiempo y energía #periodt.

Entonces ¿está mal tener hábitos de moda? No, cuando hablamos de estilismos no dividimos en “bien” o “mal” porque cada decisión es subjetiva y esto no es la policía del fashion ¡claro que no! Pero vestirnos del mismo modo nos puede llevar por inercia al embole de vernos siempre igual sin importar la ocasión y sin aprovechar el 100 ٪ de las piezas que compramos ilusionadas y jamás sacamos del vestidor. ¿Te suena?

Es importante pensar que nuestra mente es una máquina que ama los hábitos ¡ama, ama, ama! Porque en esa circularidad casi no hay sorpresas que puedan demandar energía extra a nuestro funcionamiento cotidiano y nuestra mente en parte trabaja para eso. Entonces el sofá de hábitos es comodísimo porque todo funciona bien con el menor esfuerzo posible. Sí, este sofá mental también funciona para nuestros estilismos. “¿Para qué vamos a variar si vestirnos siempre de negro nos re funciona?”, dice la mente pícara y caemos en su relato totalmente convencidas aunque aburridas como un hongo.

Y claro que la pregunta es: ¿cómo salimos del círculo vicioso si la intención es potenciar nuestra imagen? ¡Más si no tenemos tiempo y nos come el día a día! ¿Cómo llegamos a la Meca de vestirnos como soñamos si nuestra mente es pachorra? ¿Cómo salir de la trampa de tener mucha ropa, pero pocos looks? Y acá comienza nuestro viaje interior llamado reseteo fashion.

Resetear la mente es reeditar nuestra manera de ver la moda y mirarnos a nosotras mismas.

El reseteo es un poderoso trabajo diario que comienza con mucha incomodidad porque tenemos que soltar todas las máximas que conocemos, y nos dan cierta sospechosa seguridad, para crear nuestro propio manual de moda. Sí, propio.

Entiendo que es mucho más fácil seguir una receta estandarizada, pero ¿no estás harta de la imagen copy/paste? Las famosas reglas de la moda, esas que nos meten adentro de una cajita funcional (que obvio la mente ama porque adora la estructura), léase tipo de cuerpo, colorimetría, entre otras fábulas, son ponderadas porque prometen una fórmula para vestir correctamente. “¡Con esto no fallo!”, programa nuestro mindset dispuesto a pensar lo menos posible para economizar energía. “¡Qué aliviooooo tener resueltos mis estilismos si sé de qué color tengo el aura!”, afirma nuestra maquinita conductual como si un proceso creativo propio pudiese funcionar según un método genérico creado en 1920 por no sabemos quién.

¿Esas reglas funcionan? Vamos a pensarlo de esta manera: la moda puede ser una herramienta de expresión personal. Personal significa propio o particular. Entonces seguir reglas nos alejan de lo particular porque estamos aplicando patrones universales. Entonces entramos en una contradicción, ¿no?

Y pensando en la construcción de mi imagen, ¿si mi color preferido según las reglas del mal no va con mi tono de piel debería no usarlo? ¿Está bien privarme en este caso? ¿Aunque me haga muy feliz presumir ese morado fabuloso? No me parece.

Repito: no estamos en la comisaría del fashion y si aplicás reglas del vestir, ¡bárbaro! La intención de este manual es darte herramientas para dejar tu huella indumentaria propia, personal, única y feliz. Desde mi experiencia profesional confirmo que las herramientas son mejores que las reglas porque nos acompañan a crear desde nuestros deseos, necesidades, sueños, estrategias, ganas.

Las reglas nos dicen qué hacer, las herramientas nos acompañan en nuestras decisiones.

Para desprogramar el loop mental y sacar nuestra propia gema fashion es importante pensar este reseteo como un viaje interior donde lo más importante para construir nuestro fashion branding personal somos nosotras mismas. ¿Estás lista para entrenarte en estilismo profesional? ¡Vamos juntas!

ENTRENAR EL OJO DE MODA

Cuando Diana Vreeland, la primera editora de moda del mundo, nos iluminó con su statement “El ojo tiene que viajar” ¡claro que nos conquistó para siempre! Porque dejó claro que lo más importante para poder crear en libertad es refrescar nuestra mirada y por eso nuestro primer y gran desafío es reeducarla.

Cuando pensamos la moda como una herramienta de expresión personal y como una construcción creativa todo cambia porque sumamos la imaginación como motor de la escena, la importancia de la inspiración y también las ganas de jugar.

La moda puede ser energía lúdica en nuestra vida y eso la hace muy poderosa.

Es imposible avanzar sin volver al estadio donde todo era juego indumentario sin prejuicios: sí, nuestra infancia. ¿Recordás esos lookazos que amabas y construiste sin ningún hilo conductor? ¿Esos estilismos que eran re vos? La combinación rupturista era total: colores, estampas, tramas, morfologías delirantes, piezas que eran de primos, padres, madres hasta trajes de princesas ¡todo valía! Porque nuestras ganas de jugar superaban cualquier regla que de hecho no existía, ¿no?

Vestirnos en la infancia lucía como un juego caprichoso (para bien) donde todo era un “me pongo lo que quiero” sin querer contentar la mirada ajena. ¿Acaso suena a paraíso?

¿Y qué pasó? Crecimos. ¡Chan!

Y enseguida aparecieron las restricciones heredadas, las reglas, los prejuicios, los deseos propios silenciados por ajenos, los protocolos indumentarios, las tendencias mareadoras en modo zapping, las comparaciones poco felices y podemos seguir enumerando hasta terminar el libro porque si de bajadas cortamambo hablamos entonces el listado no tiene fin.

Por eso entrenar nuestro ojo es importante no solo para aprender a tomar de las referencias (esas miles que guardamos y guardamos y guardamos) lo que más nos gusta y adaptarlo a nuestras necesidades sino también para activar nuestra imaginación y salir del ostracismo, y por sobre todas las cosas para escuchar esa voz interior que sabe muy bien para dónde quiere ir.

¿Suena un poco cursi? Puede ser, pero si pensamos que la moda es un espacio creativo y de valor personal ¿cómo no estar atentas a nuestros propios deseos?

En el fondo mi objetivo es que te transformes en tu propia estilista profesional y como dijo la Vreeland en su primera columna para Harper's Bazaar ¿por qué no?

Resetear la mente es reeditar nuestra manera de ver la moda y mirarnos a nosotras mismas.

UN ASUNTO DE MINITAS

Como fan de la moda seguro en algún momento te cruzaste con este prejuicio que discrimina entre mujeres inteligentes o superficiales según el vínculo de la fémina con el fashion, para qué mentir.

Claro que el ninguneo instaladísimo recae sobre las personas que construyen un buen fashion branding personal como si las buenas decisiones indumentarias o de belleza pudiesen cancelar otro tipo de habilidades, ¿me explico?

La doble vara es una constante cuando se trata de mujeres. Porque en el caso de la moda, si no le ponemos garra al look somos unas dejadas, pero si nos tiramos todo somos unas frívolas (como si la imagen tradujera el CI), entre otros éxitos que nos dejan bastante mal paradas.

“La moda es superficial” dicen por ahí para marcar la muy notoria diferencia entre temas relevantes para la sociedad (materias supuestamente de hombres, obvio) y otros más facilongos (pavotes, livianitos) que corresponden a los intereses mujeriles.

Entonces: ¿el problema es la moda o el sesgo femenino?

La moda es una industria que mueve la economía mundial; en ella trabajan muchas personas y muchas son mujeres, y las grandes consumidoras de esta industria megamultimillonaria somos mujeres. Entonces, somos las que mueven la rueda. La moda es un reflejo de la sociedad, y por eso la moda es política. Si vestirnos es un derecho humano que nos ayuda a ocupar nuestros espacios de la mejor manera posible, entonces, ¿es la moda un tema de minitas en despectivo?

La respuesta se grita sola.

¿Nos menosprecian por entender la moda como una herramienta de comunicación y neta expresión personal? ¿Nos minimizan por usarla a nuestro favor y crear estrategia?

Cuando nos lookeamos para la vida que queremos, nos damos ventaja.

Y como dijo la legendaria Joan Didion en su primera pieza para la revista Vogue escrita en 1961 y titulada “Amor propio, su fuente, su poder”: “La persona con amor propio muestra cierta dureza, una suerte de osadía moral. Muestra lo que una vez se llamó carácter” y nada que agregar, señora jueza.

Por favor, que esos opinólogos se busquen un trabajo honesto #soltar.

Cuando nos lookeamos para la vida que queremos, nos damos ventaja.

COMO NOS VEN NOS TRATAN

La respuesta es tan incómoda como real, ¿no creés?

Claro que nuestra gema humana está en nuestros sentimientos, nuestra mente, nuestra imaginación, nuestro modo de relacionarnos, nuestro fuego sagrado, pero la carta de presentación ante el mundo está en nuestra apariencia y sabemos que puede ser el primer filtro para acceder a determinados lugares.

Entonces, ¿como nos ven, nos tratan, y si nos ven mal, nos maltratan?, como dice el saber popular. ¿Es justo? No porque eso sí es superficial, no valemos por nuestro outfit y eso lo tenemos bien claro. Pero si la vida es un gran juego y lo que construye nuestra imagen es uno de los primeros desafíos de la aventura en la tierra entonces juguemos bien esa carta, ¿no te parece?

¿Qué es jugar bien? Entender los protocolos indumentarios de cada uno de nuestros roles y potenciar nuestra vibe según cada una de sus necesidades entendiendo que solo lo hacemos porque eso nos beneficia, of course.

“Fingir hasta conseguir”, le dicen por ahí. Quién te dice que los rumores son ciertos.

PROTAGONISTA DE TU PROPIA SERIE

Entiendo que parece un poco tololo el título, teneme fe porque tengo un punto. Sé que te gustan las series y las películas más fashionistas, sé que los lookazos de las protas te dejan speechless, sé que te encantaría vestirte como tu personaje preferido que corre por Nueva York en Manolos sin que se le mueva un pelo. Qué ilusión te hace, ¿verdad? “¡Pero si hacés home office no necesitás salir del pijama!”, gritó tu mente pachorra y se terminó el fashion trip.

¡No te desanimes! ¡Al contrario! Te invito a que analices los vestuarios de las series o películas en las que más valorás los estilismos para que compruebes cómo se potencian todos los personajes también desde sus looks. Porque claro que no es igual un vestuario hogareño que uno laboral o el que requiere un viaje por París con un novio del momento. Sí, estoy hablando de la amada, odiada, pero jamás ignorada Carrie Bradshaw, ¡de quién más! Ella lo da ¡todo!

Siempre en cada personaje habemus un hilo conductor que construye su imagen, su esencia. Este hilo se expresa en cada uno de sus roles de diferente manera, jamás desaparece y si lo hace es porque forma parte del guion. Por ejemplo, el épico salto de look que da Andy Sachs en El diablo viste a la moda. Y lo hace solo porque entiende (con ayuda de Nigel of course) que si no redobla su apuesta de estilismo además de la profesional ¡pierde la chamba! Perdón el spoiler, pero si no viste la película estamos en problemas.

Entonces pensemos que ante todo, nosotras siempre somos las mismas, pero ocupamos escenarios diferentes ¿verdad? No somos iguales con nuestras amigas que con nuestra pareja, socia, cita, compañeras de trabajo o incluso con nosotras mismas. No, no y no. Interpretamos diferentes versiones porque nos acomodamos a las circunstancias.

Entonces si desde lo actitudinal o profesional no nos manejamos del mismo modo, ¿por qué deberíamos lookearnos igual en nuestras diferentes versiones?

Si nos pensamos como episodios de nuestra propia serie entonces es más fácil salir del loop del monoequipo para saltar hacia estilismos más elaborados y también más estratégicos. ¿Cómo me lookeo para una entrevista laboral, para una comida con amigas, para escriturar mi primer departamento, para dar una masterclass, para mi entrenamiento de tenis? Y así con todo.

Y una pregunta: ¿si tu vida fuese una serie, le darías play?

AUTOREFERENCIAL Y FABULOSA

¡Es tan tentador sumar refes de estilismo al board creativo! Más con la facilidad que llegan a nuestros ojos las más variadas propuestas de combinaciones, estilos, moods, tendencias, virales. ¡Vemos y queremos todo! ¿No?

Querida lectora, es tiempo de parar.

Estar al tanto de las tendencias es divino porque sabemos cómo actualizar lo disponible, cuál es el corte de pelo más top y si el labial nude