Viaje al Fondo de la Voz - Iris Guiñazú - E-Book

Viaje al Fondo de la Voz E-Book

Iris Guiñazú

0,0
13,99 €

-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.
Mehr erfahren.
Beschreibung

"Viaje al Fondo de la Voz" es un recorrido por el sentido y la significación de la voz humana. Está basado en largos años de investigación multidisciplinaria; tanto en la formación internacional de diversas artes, como en la etnocultura y el chamanismo americano; bases que dieron forma a la creación del primer Etnodrama Americano – Kwaltaya. A través de un lente que combina la ciencia y la espiritualidad, el texto ofrece una reflexión sobre el poder de la voz como un reflejo del espíritu humano. El viaje va despertando la conciencia sonora; que nos habla de sus orígenes y de una comunicación esencial que aún vive en nosotros.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern

Seitenzahl: 503

Veröffentlichungsjahr: 2024

Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Iris Guiñazú

Viaje al Fondo de la Voz

Guiñazú, Iris Viaje al fondo de la voz / Iris Guiñazú. - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2024.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-5139-9

1. Narrativa. I. Título. CDD A863

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Pintura de la portada: Stella Escalante

Índice

INTRODUCCIÓN

1. CONCIENCIA DE LA VOZ

SURGE LA VOZ

EMBRIONARIOS

DANZA CÓSMICA

CAMINANDO

Y NOS PUSIMOS DE PIE

PINTANDO SONIDOS

EL HUESITO EMBRUJADO

CONMINACIÓN Y NARRACIÓN

2. ÁNTROPOS SONORO

DETRÁS DEL LENGUAJE

LOGOS MUSICAL

ESPÍRITU DEL LENGUAJE

CANTOS MÁGICOS, SAGRADOS Y PROFANOS

EL LENGUAJE COTIDIANO

LENGUAJE SIMBÓLICO

Y EL GRITO

3. EL PARAISO

UN LARGO CAMINO

COMIENZA EL VIAJE

EL ROMANCE DEL ACROSOMA Y LA OVOSITA

LA LLEGADA

CRUZANDO EL PUENTE

EMBRIOLOGÍA FENOMENOLÓGICA

4. HABLANDO CON EL BIOS

LOS SISTEMAS ORGÁNICOS

SISTEMA ÓSEO

SISTEMA MUSCULAR

SISTEMA SANGUÍNEO

¡AY! CORAZÓN

SISTEMA DIGESTIVO

SISTEMA RESPIRATORIO

LAS PUERTAS DE LA PERCEPCIÓN

LOS SENTIDOS

OÍDO

GUSTO

OLFATO

EL TACTO

SISTEMA NERVIOSO

DANZA DEL METÁBOLE

“LO QUE SE LLEVA EN LA CABEZA”

5. CUERPO MUNDO

CUERPO ESENCIAL

CUERPO QUE FUIMOS

CUERPO QUE SOY

CUERPO QUE CANTA Y DANZA

CUERPO MUJER, CUERPO VARÓN

CUERPO QUE VIAJA, SE EMPLUMA Y CURA

CUERPO HUMANO

6. AQUELLA VOZ

CONSTRUCCIÓN DEL LENGUAJE

LAS MÁSCARAS DE LA VOZ

LA PARTITURA

EL SILENCIO

LAS VOCES SAGRADAS

EL SONIDO FONAL

ÁREA DE BROCA

ANTROPOLOGÍA ORAL

EL TOTEM FONOCORPORAL

ROLES, MASCARAS E IDENTIDAD

ARQUEOLOGÍA DE LA VOZ

BIJAS, MANTRA Y KOAN

PALABRAS QUE CANTAN

LAS MALAS PALABRAS

El TOTEM SONORO

SIGNIFICACIÓN DEL LENGUAJE

LA EXPERIENCIA WOLFSOHN

EL SER DE LA VOZ

LA MEDITACIÓN

CADA PALABRA

7. COSMOS VOCALIS

LA VOZ Y EL OTRO

LA PALABRA

PALABRA QUE NOMBRA

DE LA ORALIDAD A LA ESCRITURA

EL ESPÍRITU DE LA VOZ

ÉTICA Y EXPRESIÓN

CULTIVANDO LA VOZ

OTRAS CIENCIAS

VOCES MÁGICAS

8. Ενέργεια

EL ÁNIMO

ENERGÍA VITAL

EL CH´I

EL CAMINO

LOS TRES TESOROS

RITMO Y ENERGÍA

DISTENSIÓN, RELAJACIÓN-DISPONIBILIDAD

LA ENERGÍA POÉTICA

LA ENERGÍA DEL AMOR

9. LOS ENSUEÑOS DE LA VOZ

MUNDO SIMBÓLICO

LINGÜÍSTICA

FENOMENOLOGÍA DE LA VOZ

LA METÁFORA

RESUMEN DE SAUSSURE

SERGIU CELIBEDACHE

10. DEL BARRO AL INFINITO

HABÍA UN HOMBRE

LOS RIOS

¿QUIÉN HABLA CUANDO HABLAMOS?

Y HABÍA UNA MUJER…

¿DE DÓNDE MANA EL CANTO?

LOS SIGNOS DEL AIRE

EL TORO DE PIEDRA

11. LA VOZ DE LAS CULTURAS

¿QUÉ ES LA CULTURA?

CULTURAS EXTRA EUROPEAS

INDIA

CHINA Y EL TAOÍSMO

EL ISLAM

EL SUFISMO

ÁFRICA

LOS GITANOS

UN RESPIRO

OCCIDENTE

CULTURA GRIEGA

 MICENAS

GRECIA

¿Y LA FILOSOFÍA?

IMPERIO ROMANO

LA ESCLAVITUD

Y CRISTO LLEGÓ

CULTURA IDIOSONORA

12. OTRAS VOCES

LA VOZ DEL ARTE

EL ARTE DE EDUCAR

EL CONOCIMIENTO

PROFESORADO Y MAESTRÍA

DESEAR EL DESEO

MUSICALIZACIÓN DEL LENGUAJE

¿HAY UNA ÉTICA DE A VOZ?

EL ARTE DE CURAR

MÚSICA –TERAPIA

PALABRAS QUE CURAN

LA ESCUCHA

VOCES ESOTÉRICAS Y CIENTÍFICAS

COGNICIÓN IN-CORPORADA

LA KABBALAH

LAS VOCES DEL ADN

SONIDOS CURATIVOS

LA VOZ CORPORAL

LA POESÍA

UNA ARMADURA DE CLAVE FONAL

LA VOZ DEL SILENCIO

13. MÚSICA Y MUSICALIDAD

¿QUÉ ES MÚSICA?

EL RITMO

LA MELODÍA

LA ARMONÍA

LA PARTITURA DEL LENGUAJE HABLADO

SONIDO Y SILENCIO

AFINACIÓN

MÚSICA Y CULTURA

CONSTRUCCIÓN

¿HAY UN INICIO?

MÚSICA CULTA

LA ETNOMUSICOLOGÍA

MUSICOTERAPIA

FENOMENOLOGÍA FONAL

RE-CORDAR

14. QUÉ ES CANTAR

PERO… ¿QUÉ ES CANTAR”

EX PRESIÓN Y EU-PRESIÓN

PATRONES VOCALES Y POSTURALES

ROLES, MÁSCARAS E IDENTIDAD

EL DESEO DE CANTAR

CANTO TRIBAL

CANTO LÍRICO Y CANTO POPULAR

SONIDO ESENCIAL

15. ESE ARTE MISTERIOSO

TEATRO Y MITO SIMBÓLICO

LA VOZ DEL INTÉRPRETE

VIBRACIÓN DEL SONIDO

EL ARTE ESCÉNICO

SONÁGENES

LA MÚSICA CALLADA

LA INTERPRETACIÓN EN EL CANTO

EL “PÁNICO ESCÉNICO”

CREACIÓN

INTERPRETACIÓN Y CHAMANISMO

EL CANTO DEL ÁNGEL

VOZ INHERENTE

LAS TRES ZONAS DEL LENGUAJE

MUSICALIDAD DEL TEXTO

TEXTO FONOCORPORAL

¿Y EL DUENDE?...

16. EL ARTE DEL CANTO

DIMENSIÓN ESPIRITUAL DEL SONIDO

ARMADURA DE CLAVE FONAL

FORMAS Y ESTILOS

CANTO DE CÁMARA

FORMAS TEATRALES

LA CANCIÓN

LA IMPROVISACIÓN

DE LA IMPOSTACION AL WUYI

COMO UN PERRO

¿CANTAR, PARA QUÉ?

17. UNA METODOLOGÍA

METODOLOGÍA

EL SISTEMA FONAL

EL SISTEMA CORPORAL

EL SISTEMA FONOCORPORAL

TEORÍA

TEORÍA ESENCIAL

EL SONIDO Y EL SILENCIO

TEORÍA TÉCNICA

FUNCIONALIDAD

DE LA ARTICULACIÓN A LA EMISIÓN

CATEGORIAS TÉCNICAS

TÉCNICAS FUNCIONALES

TÉCNICAS SENSIBLES

PRAXIS DE LOS SISTEMAS

PRAXIS DE FONOARTICULACIÓN

LA EMISIÓN

PRAXIS CORPORAL

PRAXIS FONOCORPORALES

LOS EJERCICIOS

LA TÉCNICA

SABIDURÍA SONORA

“EL MARAVILLOSO ARTE DE UNA GATA”

18. CANTO ESENCIAL

El CAMINO

FONOSOFÍA

ANTROPOFONÍA

LAS SONÁGENES

FILOFONÍA

ONTOFONÍA

EL “ALCANCE LUMINOSO”

LOS DIEZ TOROS

CARTA A UNA ALUMNA

CARTA AL LECTOR

INTRODUCCIÓN

Cuentan los Tupinambás, de la estirpe Tupy Guaraní, que los Tubuguazú1 conocen la forma de afinar el cuerpo en consonancia con la mente y el espíritu. Consideran al espíritu como música, como un habla sagrada - né empora - que se expresa en el cuerpo y es una flauta -u´mbaú- por donde fluye el canto que expresa el avá (ser, luz, sonido, música) que tiene su morada en el corazón.

El u´mbaú está hecho de la urdimbre de cuatro angás-mirins (pequeñas almas) constituidas por los cuatro elementos: tierra, agua, fuego y aire, pero estas necesitan estar afinadas para poder expresar mejor el avá, que según los ancestros es un fuego sagrado, que mueve a los guerreros dándoles vitalidad, capacidad creativa y realizadora.

Para afinar todos los pequeños espíritus del ser se hacía un jeroky, una danza que cantaba los tonos esenciales y para permanecer afinados en la tierra enseñaban que es necesario bailar, cantar y en el instante supremo, permanecer en silencio.

Esta es una historia que cuentan los indígenas de Brasil y está en relación con los sonidos que tienen las vocales en su lengua:

Ÿ: una especie de “u” gutural.

su morada es la base de la columna

U: reside en el ombligo

O: vive en el plexo

A: mora en el corazón

E: tiene su casa en la garganta

I: habita al fondo de la cabeza, en dirección del entrecejo

Y por último, un sonido insonoro.

El canto que habita

en el aliento subterráneo de la vida.

El viaje no termina con lo que se sabe,sino al fondo de lo que queremos conocer,es decir, nosotros mismos.

1 Tubuguazú: indios Chané- llanura chaqueña - Noroeste argentino.

1. Conciencia de la voz

“El curso de lo creativo modifica, forma a los seres hasta que cada uno alcanza lo que le es propio y luego lo mantiene en concordanciacon el gran equilibrio.”

Libro del I CHING

A veces nos buscamos a través de lo que somos, otras retrocedemos hasta lo que creíamos ser; arde en nuestro interior la emoción del primer fuego.

¿Qué vive en mí? ¿Quién soy? ¿Qué es eso que se mueve allí cuando pregunto? Nada; no se ve nada; solo una extraña luminosidad que vibra por dentro me dice que - soy yo, que siempre he sido.

Venimos a tientas desde hace mucho, mucho tiempo y apenas hemos llegado a darle un nombre al tintineo de un allá desconocido. Hemos llamado - “Filogénesis”2 - a la evolución de las especies, a la historia de cómo llegamos a ser esta extraña tribu; siempre de un lado para el otro, multiplicándonos y aglutinándonos sobre esta roca mágica que gira colgada del Universo. Por mucho que nos pensemos, seguimos siendo un eco, la resonancia de un misterio ignorado.

Una mañana del vacío, entre lluvias de fuego asomó un Acrosoma3y moviendo su cola invitó para el baile a la Ovocita4…

Siguió luego la danza, despertando en cada molécula la pasión de vivir… Y fuimos nos; encendidos de una misteriosa energía que nos impulsaba a ponernos de pie y abrir desde un fondo insospechado estas criaturas pensantes que se buscan tratando de comunicarse. Así de bella y poderosa fue la fiesta ambriagada de Universo y en la que aún seguimos afinando el diapasón de aquella melodía desconocida. Fuimos esos que un día se adentrarían a tientas por los sagrados laberintos de Bach, los que un día cantarían la Novena de Beethoven. ¡Felices de haber comprendido, sin saber qué!

La conciencia no es un estadio de la historia, si no un elemento de su estructura.

Mircea Eliade

La evolución es un proceso muy lento y nadie la ha visto suceder. pero desde el zigoto hasta la irrupción en la vida, hemos ido grabando antiquísimos comportamientos que permanecen en el fondo de nuestras acciones y nuestra voz. ¿Tendrán memoria nuestras células de sus gloriosos ancestros? ¿Recuerda nuestra boca la emoción del primer fruto jugoso? ¿La silvestre pasión de la mordida que abrió un mundo de sensaciones solo reencontradas en el pezón materno?

De esos despertares y sobresaltos no se ha guardado ningún registro, ninguna ilustración, pero siguen esperándonos en el murmullo del atardecer o el sencillo estremecimiento de sentirnos vivos. Es la fuerza original que han marcado los temblores de la tierra y de los mares, y que hoy nos abrazan con una inmensa ternura que no llegamos a percibir.

“El óvulo” no puede convertirse solo en un ser humano;la naturaleza lo posibilita y se produce una “metáfora”. Jaap van der Val5

Somos la poética del cosmos y a través de lenguajes químicos, cinéticos y sensibles dialogamos desde el vientre con nuestra madre sobre aquello en lo que nos vamos construyendo; creando una - preconciencia - un ejercicio del nacer y el morir. No somos animales que aprenden, sino seres que saben desde antes de ser y eso es lo que tratan de decirnos los más notables investigadores contemporáneos.

“Jamás seremos robots perfectos – escribe van der Val - porque ellos nunca aprenderán el abrazo; cerrarán los brazos a nuestro alrededor, pero creerán que es una función más. El amor, ese asombro del alma, la creación y su escandalosa maravilla de vuelo, la metáfora que nos despierta a lo inefable; eso sigue siendo la fuerza de “la vida”.

No nos adaptamos como los animales, nuestra naturaleza es producir la evolución, avanzar hacia una perfección inalcanzable y nuestra voz canta ese anhelo. El poder de la vida nos sacude en el Tremendum6, nos impele hacia un mundo más elevado, y esa emoción se nos hace difícilmente soportable. Es una dimensión que emerge desde el fondo esencial de nuestro canto interior; el fluir de la vida. Nos habla del camino que va de la gestación hasta la construcción de nuestro mundo simbólico; la capacidad de imaginar y construir el lenguaje.

Pero no hemos llegado hasta aquí como el rayo, no hemos caído en el centro de la vida, ya vivíamos; habitábamos la placenta, generosamente alimentados por el cuerpo materno, cobrando poco a poco la fuerza de habitar este mundo difícil, en el que tendríamos que aprender a respirar, comer, ponernos de pie y encontrar nuestra voz; esa que nos definiría como actuantes en la manada humana.

Pero había algo más grande aún; investiríamos un cuerpo donde Ser, más allá de todo límite; ser un siempre y aprender a morir, a deshojarnos y partir nuevamente a lo desconocido.

Nos hemos habituado a que, tras un alumbramiento, el médico, la partera o el padre nos presenta al niño arropado en suaves telas y nos alegramos de verle bello, único, protegido por el amor de su madre; pero lo que no registramos es que esa frágil criatura acaba de atravesar una dura tormenta; está apenas emergiendo del viaje intrauterino del héroe, donde ha necesitado transponer una de las etapas más difíciles de su vida: la escala genética.

Aún se agita en él la impronta de sus vidas arcaicas; la profundidad de los mares, las glorias y los miedos de haber sido; de abandonar el mar filogenético y ser luego otro aún más complejo, más desafiante y extraordinario. Su vida profunda lo sabe y su tierno cerebro se concentra en la lucha por sobrevivir, después de la gran expulsión de las aguas primigenias. Son las fases sucesivas de la evolución; resoplando en el reptar, rugiendo en cuatro patas, erguidos, balbuceando; capturando las señales olvidadas a través de millones de años.

Es la conciencia abriéndose paso, siguiendo los ecos de la escucha interior; cada grito que se yergue del instinto, cada llamada llega a la construcción evolutiva abriendo de par en par las compuertas del tiempo.

SURGE LA VOZ

“La esencia del lenguaje humano radicaría en la formulación de ciertas configuraciones de tipo sonoro”

Serrano Poncela7

Y el recién nacido, atraviesa las barreras de la soledad y se lanza a navegar por las corrientes del aliento. Los Vedas enseñan que los sonidos articulados por el hombre son eternos y su origen es sagrado.

Marius Schneider8en su estudio sobre el “Sistema de Intuiciones Antropológicas - afirma que la voz es la más alta manifestación del poder creador, la principal y más aguda forma del despliegue de potencia.”

Sonidos que han creado los mitos, las cosmogonías, las creencias religiosas; pertenecen a los mundos de la exploración, donde cuanto más se avanza, más sedientos quedamos de lo que queríamos conocer. Cuando observamos un cuadro o leemos un poema quedamos atrapados por su sentido, su belleza; pero la vibración de su energía interior queda oculta en el fondo y solo se revela a quienes abren las

puertas interiores para percibirla.

Y lo mismo acontece con la voz; escuchamos las palabras sin percibir sus mares interiores; allá, donde habitan los fantasmas sonoros. Un cuadro nos penetra a través del - “imago” – la imaginación nos lleva hacia su interior; pero en relación al sonido, no existe siquiera una palabra para esa dimensión emocional que nos excede.

Schneider señala que el proceso evolutivo de la voz está intrínsecamente ligado al desarrollo cerebral y forma parte de las primeras formas de significación conjuntamente con la motricidad fina y la construcción de las primeras herramientas.

Pero estas afirmaciones no están referidas a la voz, sino al proceso constructivo del lenguaje hablado.; la sonoridad del impulso de comunicación, pertenece a la esencia humana y la vibración emocional del despertar de la vida. Allí es donde nace la primera fonación modulada significante, surgida de las sensaciones intrínsecas y los fenómenos externos; el miedo, el asombro, el dolor físico o el pedido de ayuda.

Primero fue la expresión y luego la construcción lingüística; es decir que primero fue la fonación neuro emocional ligada a los fenómenos básicos y luego, poco a poco, la representación sonora del mundo simbólico y la creación de los códigos fónicos re-presentantes de la realidad y las emociones que con ella se mueven.

Primero fue la música y después la palabra.

Con la realización de esfuerzos repetitivos, como picar y tallar las primeras herramientas, surgió el ritmo de “descarga”, la compresión consonántica, seguida de la descompresión del aliento vocal.

Estos ritmos sonoros fonocorporales anterior a la palabra, se repiten en diversas culturas, pues van organizando una energía practica que colabora a desarrollar los primeros esbozos técnicos. Es sabido que los ritmos de la fragua de herrería, son los que dieron lugar a la riqueza rítmica de la música gitana del Sur de España.

Primero fue el jadeo del parto,

luego la nana para amamantar

y el susurro del aliento para dormir al niño.

El cuerpo del hombre, al igual que los animales, guarda memoria de esta relación de esfuerzo y logro, temor y preservación. Cualquiera que haya tenido que atravesar un territorio inseguro en medio de la noche, sabe lo tenso que resulta ese recorrido, y si a ello agregamos una temperatura muy baja y falta de iluminación, es posible que con solo recordarlo volvamos a sentir una sensación de inseguridad que contrae nuestra musculatura y altera nuestra respiración. La auto conducta del coraje debe haber sido una de las más duras formas de preservar la vida. El sonido del esfuerzo, el aprendizaje de los alaridos animales para atraer la caza, el grito interno del silencio paralizante y la tensión de salto de ataque, en la caza de inmensos animales.

Y sobre eso, la vida en la oscuridad; el reconocimiento por sensopercepción física, el desarrollo de un lenguaje de rumores y de gritos para vivir o morir. Todo eso debe haber hecho del hombre paleolítico alguien poco conversador; su vida transcurría entre el hambre, los peligros de la caza y la lucha territorial; las expansiones vitales del alimento y la sexualidad. Sus sonidos han de haber sido breves, de naturaleza infraverbal, sonoridades de supervivencia y reproducción.

Necesitaban dedicar un enorme tiempo para conseguir el alimento, pero con la elaboración de herramientas pulidas de borde cortante accedieron a la alimentación carnívora, que aportó no solo las proteínas necesarias para la evolución, sino la memoria estratégica.

¿Qué otra cosa es si no,

el estudio de un ejercicio de violín?

La alimentación de carne aumentó la energía, pero hubo que aprender a masticar y no morderse al hacerlo; a amaestrar la mandíbula y así lograr una mejor asimilación de los alimentos; chupar los huesos, lamer, saborear y tener, además, más tiempo mayor para el desarrollo de nuevas actividades. Las mujeres pulían las pieles, pelaban los tendones y las fibras de los animales con los dientes, para unir los cueros como vestimentas de abrigo y crear lugares tibios para resguardar a los niños.

Y llegó el fuego; la luz y los olores; un extraordinario avance de los sentidos y sus reflejos cerebrales.

La cacería requirió una planificación grupal, comunicación de señales, voces y gestos significantes; transmisión de conocimientos. Los primeros lenguajes de acción conjunta, con sus jerarquías; gestos sonoros y el manejo de “armas”. El chamán con sus danzas reproducía las acciones de la caza y la intervención de los espíritus protectores para alcanzar su éxito; de donde dependía según los logros, el orden de las jerarquías y sus derechos inherentes; comer primero, tener las mejores hembras; alardear y bravuconear las peleas y los orgasmos.

Era el mundo de las potentes consonantes;

la crocante posesión de la cáscara del mundo.

Pero a partir de los cambios geológicos todo cambió, hubo que buscar alimento en lugares lejanos y caminar, caminar… La distancia se abrió ante ellos; los espacios interminables sin el retorno de los ecos; un siempre-ir que aún vive en nuestro cerebro. Era el interminable andar hacia el norte mientras los mares descendían. Marchaban a través de grandes espacios desconocidos, infinitos; y las voces se extendían en el viento estirándose en las llamadas, abriendo pozos de soledad en el pecho, buscando el contacto.

Nacían las vocales - expresivas del cansancio, el lamento y hasta – talvez – una distensión afectiva.

La voz ya no tenía aquella sonoridad de intercambio cercano; comenzaba a modularse una incipiente musicalidad; los chamanes creaban dramáticamente las caminatas para ascender a los mundos superiores; el acceso a los espíritus protectores y aquel Algo Supremo que solo se podía en la muerte. Ese Algo de fuerza indomesticable, al que solo el chaman podía alcanzar, hablándole en su propio lenguaje; seduciéndolo con sus cantos y sus danzas, bajo la ingesta de las hierbas secretas.

EMBRIONARIOS

“Somos embrionarios y no nos adaptamos como los animales, nuestra naturaleza es producir la evolución, avanzar hacia una perfección inalcanzable y nuestra voz canta ese anhelo, la lejanía la erotiza con su roce, quiere volar a la altura del alma.”

Jaap van der Wal

Estamos siempre naciendo y nos preguntamos cual puede ser el parecido entre lo que vemos en el espejo cada mañana y ese animal que fue surgiendo de la “sopa cósmica”, exquisitamente preparada con los doce aminoácidos que conocemos como vida. Nuestro cerebro tiene “memoria” de esos mil quinientos millones de años que nos costó pasar de lo inorgánico a lo orgánico y también de la hominización que maduró a lo largo de cuatro millones de años. En realidad, hemos sido bastante pacientes, porque el proto-hombre esperó a que se fueran los dinosaurios y solo cuando pasaron unos cuatro millones de años más hizo su aparición.

DANZA CÓSMICA

Para los tehuelches la danza es un tótem corporal.

Todo lo que existe es música; en los mitos de la creación, el sonido es el principio del que emerge lo visible y lo invisible; todo lo creado surge de las vibraciones de la materia y su presencia audible.

En diversas culturas estos sonidos son representados por cuencos de metal, cris tal, campanas, didjeridoo, flautas nativas o tambores;

instrumentos que surgen de un viaje al corazón de la materia; viaje que armoniza y revitaliza el cuerpo físico, mental y espiritual sanando las enfermedades y revertiendo conjuros y amenazas.

En la caverna la ceremonia se iniciaba en la oscuridad; el fuego proyectando luz sobre el bisonte que surge de su pintura en la piedra. Se hace presente al llamado del chamán y su monótono gorgoreo flota en el aire con olor a cacería. Algunas mujeres muelen y muelen los tintes, pintándose al ritmo de la piedra moledora; chorrean los colores, amasijo de tierra y plantas, que corre por la traspiración de sus cuerpos. Resuena fuerte el jadeo de la respiración, los hombros y las espaldas se despliegan mezclando el sudor con los polvos de ocre, rojo, negro.

Al ritmo del chamán las mujeres hacen palmas y danzan los hombres en medio de los gritos estentóreos que resuenan por toda la cueva. El estupor mantiene el miedo sometido; asoma el cazador armado buscando al animal; alza los brazos como ráfagas de espanto gruñendo en voz baja para que no escape la presa: el chamán entra en trance; canta, pinta y se va dejando penetrar por los espíritus del bisonte y de la muerte.

De pronto el cazador arremete, danza la lucha encendida por los cantantes que baten palmas cada vez más fuertes, más veloces. Pero el ritmo del cazador es frenético, libre; la lucha es tremenda y sus movimientos se agrandan en el contraluz del fuego mientras asesta golpe tras golpe anticipándose al miedo. Y danza; danza hasta que todo lo congela un alarido desafiante. Resuenan los corazones como tambores sagrados; es la estentórea respiración del miedo. La muerte tensa el arco.

Todo se detiene, silencio espeso, tremendo; el espíritu suelta la cuerda del arco y cae agotado el cazador. Brama agonizante el bisonte en el cuerpo del chamán; resopla herido y son los dos un solo monstruo entre feroces alaridos y estruendos de furor. Una última arremetida, fuego y chamán un salto sobrehumano y la muerte una sola, revolcándose entre gemidos y temblores.

Criecrea el fuego y los alientos resoplan de goce; hambre y sudor entre alardes de coraje. Clama el sexo su pernada9, el sueño premonitor se abriga con las últimas brasas mientras las mujeres agotadas de moler y danzar entregan sus coloreados cuerpos sudorosos.

Desde entonces somos “el héroe”; estamos en las pinturas llenas de imaginación y ternura que se pintaron en aquellas cavernas, más allá de los rituales y las danzas de los chamanes. Llega el reposo en el resoplido de los potrillos, los murmullos hipocrípticos10 del sexo consumado; calma, alimento, mutuo consuelo del miedo y los fríos, abrigando al cachorro humano que es preciso defender de los demonios, la enfermedad, los animales y las tormentas.

No sabemos cómo ha sido la evolución del sonido primitivo, ni donde comienza la hominización11; dónde el ascenso genético alcanza ese grado de conciencia que llamamos “hombre”, que denominamos música. Peo desde la niebla del tiempo, percibimos la dimensión espiritual que operaba en las ceremonias de - “continuidad de la vida;” sentimos la presencia de sus entidades protectoras y destructoras. Y desde ella se yerguen los “espíritus” de nuestra memoria arcaica, los inmensos animales y los gritos desafiantes imitando sus sonidos desde lo más profundo de su energía; abriendo las mandíbulas amenazantes.

El sonido en la cueva debe haber sido realmente aterrador, con esas voces llamando a través del chamán que los increpa o pacta con ellos en herméticos lenguajes misteriosos; recibiendo en su cuerpo el espíritu del animal que deben vencer.

Un - pre-teatro-litúrgico-chamánico - cuyos “pasos ceremoniales” alcanzaban sin duda el mismo nivel de belleza que sus pinturas rupestres.

Es muy difícil creer que quienes pintaban esas maravillosas escenas, redujesen su lenguaje a elementales intercambios cotidianos. Quién ha estado presente en una ceremonia chamánica actual, sabe muy bien que entrar en ese espacio, significa hacerlo a un mundo sonoro de liberada improvisación y sonoridades dignas de la mejor obra contemporánea. Levantan allí su voz los árboles y los truenos aún no paridos por el cielo.

Platón cuenta en su Fedro que –

“Las primeras profecías fueron las palabras de un roble que los hombres de entonces aún eran capaces de interpretar, siempre que preguntasen desde la verdad”.

No sabemos cuándo los hombres comenzaron a escuchar al roble, ni cómo respondía aquel árbol desde la danza de los vientos en su copa.

¿Será un árbol quien nos enseñó a danzar?

Recién ahora los científicos comienzan a escuchar el latido de los árboles. Tal vez ha llegado el momento de preguntarles nuevamente como reconducir nuestro destino.

CAMINANDO

Hasta hace cinco millones de años, teníamos el mismo cerebro que los chimpancés, quienes podían comer y respirar al mismo tiempo; pero al ponernos de pie liberamos las manos y comenzamos a vernos – frente a frente. Durante las primeras hechuras de hombre, la laringe estaba alta en la garganta como en los animales; resonaba toscamente en ella el temor, la desconfianza; desafío, miedo, victoria y con poquísimas variantes las emociones auto referenciales del celo sexual o el apego materno.

¡Mas de pronto… el otro existió! ¡Estaba allí, frente a mí!

Y fue necesario crear nuevas estrategias de supervivencia; cuadruplicar las cantidades de alimento, más cacería, más herramientas.

(Se ha encontrado una piedra tallada de ocre que data de setenta mil años y restos de los ritos funerarios de la misma época).

Teníamos urgencia de un lenguaje, necesitábamos de la laringe. Hace veinte mil años aproximadamente que se aceleró el descenso; se pudieron articular sonoridades más complejas… ¡!Hablábamos!!

Y comenzamos a buscar sonidos que transmitieran los conocimientos que mejoraban la vida. ¡Fue el milagro del lenguaje, el cultivo de nuestro propio ser!

Al igual que en nuestro ahora, no evolucionamos porque algo cambió, cambiamos porque algo llamado espíritu lo promueve desde adentro. Y lo infraverbal, que había permitido la expresión de sí mismos y de la comunicación, habilitó esa posibilidad durante seis millones de años.

Mucho antes de que descendiera la laringe, no construíamos palabras, pero reconocíamos el sonido de nuestras emociones y aquello que las provocaba: el miedo, el deseo, la frustración; y lo sabemos porque en eso nada ha cambiado. Los sonidos pudieron evolucionar hacia la denominación de los elementos y la mímesis sonora; pero - lo inefable - lo que no tiene palabras que lo explique - ya latía en el fondo de su humanidad, que no tenía como única finalidad un trozo de carne más suculento, sino algo inalcanzable como el viento, como el deseo de llorar.

Al contemplar esos potrillos aterciopelados que surgen de las

paredes de Altamira, no podemos pensar que la tibieza de la ternura haya nacido de la evolución, sino que nuestro origen proviene de una potencia espiritual inherente12a nuestra naturaleza que se fue haciendo lugar en el cerebro para lograr la maravilla de la vida.

Y ese acercamiento no tuvo otro impulso que la búsqueda del afecto; fue el principio de la vida, el fuego que también aprendimos a encender en el fondo de la caverna.

Hoy hemos llegado a comprender que los animales, aún de diversa raza, se acercan, se ayudan, se consuelan. ¿Vamos a creer que

nosotros, los de entonces - pero nosotros - no teníamos nada más que una brutal supervivencia dentro de nuestra naturaleza?

Ese primer grado de plasticidad fonal, ese primer paso a la construcción de la emisión, es la manifestación del mundo sensible, donde hoy igual que entonces, modifica el ritmo respiratorio, la danza se sincroniza, el cuerpo habla y el ánimo acaricia con la voz para abrazar a quien ama. Como escribió Licurgo cinco siglos antes de Cristo – “La música nace en el regazo de las madres.”

Es el nacimiento de la música;el descubrimiento del placery el poder del espíritu.

Eso es lo que nos cuentan las pinturas rupestres, donde descubrimos entonces - y ahora lo sabemos ver – una nueva dimensión de nosotros mismos. En las ceremonias de muertos no solo se enterraban los objetos que acompañaban a quien partía “al otro lado”; el viaje se realizaba a través de las voces de los espíritus que el chamán llamaba y los llantos se transformaban en la música del “pasaje”; ceremonia que aún perduran en numerosas culturas.

Y NOS PUSIMOS DE PIE

El comportamiento no deja fósiles.

Jacob Bronowski13

Necesitábamos buscar donde abrigarnos; huir de las glaciaciones; nos erguimos, miramos hacia adelante y avanzamos. El rostro ascendió, surgió el horizonte por sobre la vegetación y la cavidad bucal se acomodó perpendicular a la faringe. Se expandió la separación entre el velo y la glotis dejando en libertad la nariz… ¡Debe haber sido un extraño placer sentir que se podía mover la lengua hacia atrás y hacia arriba abriendo y cerrando el pasaje nasal!

¡Las resonancias fluían en libertad! La boca se llenó de voces “masticadas” y pudieron ponerle sonido a las emociones de las avalanchas, los alaridos del bisonte herido, ¡los desafíos al trueno! La voz revivía las acciones; nacía la narración. Ahora los venados y los potrillos tenían voz. El chamán podía encerrar los espíritus en el pecho, convencerlos para acceder al misterio del agua, de las piedras y del cielo.

Y la voz se hizo música.Aprendimos a cazar cada sonidoy habitarlo en el cuerpo para protegernos de la soledad;podíamos hablar con los espíritus.

Según algunos investigadores cada animal pintado puede haber sido una palabra, una representación, no una copia de la realidad, pues los arqueólogos no han encontrado ningún fósil de ellos. No eran el reflejo de su alimentación, sino una primera aparición del mundo simbólico, la primera escucha interior de las pinturas no copiaban la realidad, la transformaban en símbolos.

“El hombre no es un lugar de pasaje de una deriva cósmica, él concentra el poder y la maestría.”

Royer Garaudy14

PINTANDO SONIDOS

Surge la conciencia15 del silencio significante, la “presencia sonora”, el tiempo interno - “estar, ser, manifestarse” -; madura la musicalidad, crece y se expande por el cuerpo y por la voz.

Dice Schaffer – “La creencia de que la música proviene del canto está ligada a la importancia que la observación puramente racional otorgó a la palabra en detrimento de la danza. Pues son justamente los pies que golpean la tierra donde puede verse una de las imágenes más remotas de la música que exorciza, domina los espíritus. Y con ello la risa, el silbido, el chasquido de la lengua, el gorgorismo mántrico, que son el pre-canto del chamán, basado en los sonidos de la naturaleza y las sonoridades que escucha en su interior como presencias de los espíritus.”

Tampoco existen pruebas de que las mujeres fuesen las únicas que cantaran y los varones se limitaran a danzar, ya que hasta hoy existen los varones de características transgenéricas manifestando la potencia de la dualidad. La maraca o el conjunto de ramas, cañas, semillas o insectos sagrados son muy anteriores a los tambores cielo a través con esquirlas de meteoritos. sagrados y el poder que liga las energías de la naturaleza con las del chamán.

El chamán tiene batuta de Universo, el resumen del cosmos; al igual que Beethoven, Brahms, Malher o Wagner.

Schaeffner16llama a este período “música primordial”, gritos, sílabas mágicas, gemidos, ruidos inarticulados; podemos situarlos tanto en el pasado remoto, como en la producción del presente más próximo. Emergían de su voz los sonidos del animal con el que debían consubstanciarse, gritos feroces destinados a amedrentarlo, sonoridades de truenos y otras manifestaciones de la naturaleza para paralizarlos.

Arremetían con bramidos del mismo animal herido para convocar su muerte; gemidos y estertores, el crepitar del fuego, los jadeos del hambre y el despertar del sexo. La música comienza con la vida, la caverna, las pinturas; responde al impulso de penetrar la realidad y desear dominarla; juega como lo hace el niño cuando descubre los sonidos cotidianos. Choca y frota las piedras destinadas a dar forma a útiles de la supervivencia, golpea con los mazos, objetos y pulsos que producen nuevas sensaciones auditivas en la caverna. El choque de las piedras tiene el trueno adentro, en el pulido de las pieles subyacen los animales sacrificados que se arrastran para venir

a vengarse; se escuchan sus pisadas entre gruñidos de amenaza. La caverna era una extraordinaria caja de resonancia para la ira, los espasmos del sexo, de los partos, el llanto y la alegría. En la fría oscuridad los sonidos se erguían como señales ciertas de la vida y de la muerte.

EL HUESITO EMBRUJADO

Había días en que la hambruna llegaba y los huesos se pulían con la saliva entreteniendo largas horas vacías; había que lamer, mordisquear para succionar el tuétano, excavando a veces con una piedrita y soplando para empujarlo del otro lado. Pero un día el hueso se secó y nada quedaba adentro; a pesar de rascarlo solo se conseguía crear pequeños agujeros que al soplar dejaban salir un sonido extraño, como si el animal lanzara un suspiro o el viento que lo recorría hubiese guardado allí el último lamento; pero al niño lo hacía reír, lo calmaba y dormía más sereno.

No sabemos quién descubrió el viento dentro de aquel hueso, pero es muy posible que haya sido una mujer, a quien siempre le tocaba la última parte de la presa, cuando no debía esperar la próxima cacería. Acostumbrada a buscar los recursos, debe haber sido reconfortante dormir abrazada a su cría con el vientito de aquel hueso soplado en las largas noches de frio. En el sur de la Patagonia las mujeres indígenas fabricaban flechas sin tallar la piedra. Elegían las más duras, las ponían al fuego y le daban forma y filo con gotitas de agua, logrando una fineza de acabado que las hacía mucho más veloces y penetrantes, al punto de utilizarlas como pequeños bisturíes dentales.

En la actualidad se ha registrado en el sur de España - en las Cuevas de Altamira - la producción de sonidos musicales mediante percusión de los congelamientos colgantes. En estas y otras realizaciones se perciben la mano y la paciencia femenina; como el hueso del que había que sacar hasta la última gota de alimento para el hijo hambriento. No es casual que sean los vientos los portadores de la melodía, surgida del susurro materno y la vida afectiva. En la historia de la cultura no suele haber observaciones ni deducciones sobre las acciones de las mujeres; su creatividad, su relación con la salud, con el cuidado de la vida y el avance de la inteligencia sobre la fuerza; queda mucho por recomponer en el camino de la evolución: exactamente la mitad.

Aún se sigue deliberando sobre la creación del “zumbador”17, también llamado “bramador”, que consistía en un hueso pulido en forma helicoidal. Tenía unos quince centímetros la largo con forma de doble ala y con un agujero en medio de una de las paletas, por donde se pasaba un largo tiento. Este inteligentísimo instrumento producía sonidos al revolearlo a distintas velocidades produciendo diversas sonoridades de vientos. Este zumbador es rico en posibilidades musicales y se ha encontrado en los albores de diversas culturas milenarias. La dificultad que se tiene para de descifrar su “oficio sagrado” es que quienes lo “estudian” nunca han danzado con él.

En mi obra Kwaltaya, (historia de tres éxtasis chamánicos); interpretaba a un chamán y realizaba danzas y sonoridades pre-musicales y pre-dancísticas, utilizando el zumbador para dialogar con los espíritus.

Ese es su origen y la belleza de su sonoridad y los movimientos que surgen de girar con él hasta perder la relación del espacio y “expandir la consciencia trascendente”. A partir de la pérdida de conciencia inmediata, se inicianlos “viajes psico-corporales” sin necesidad de ninguna ingesta química.

El valor musical del zumbador es tan importante como las pinturas paleolíticas y está probablemente relacionado a las migraciones de las desglaciaciones y la exposición en inmensos territorios desprotegidos por la inclemencia del clima.

A falta del espacio ritual que brindaba la caverna, deben haber surgido desde el propio cuerpo, nuevas formas de relación con los espíritus de esos lugares. La destreza de revoleo con piedras debe haber servido entonces para convocarlos y utilizar la destreza ganada en medir espacios y adaptarlo como arma de defensa. Los indios Ranqueles de la zona pampeana argentina, agregaron tres piedras atadas en el extremo de cada tiento y alcanzaron con ella una gran destreza tanto para la cacería como para la guerra. Su nombre –Boleadoras – hace mención del boleo a la distancia.

En los torneos contemporáneos de atletismo, el boleo de un fuerte peso ligado a un tiento, aún existe como prueba de lanzamiento.

CONMINACIÓN Y NARRACIÓN

Pero también existen palabras cargadas como piedras lanzadas para desarmar al contrincante con un sacudimiento psico-fonal de interjecciones conminatorias: Son las “malas palabras”.

La Conminación - (“erguirse amenazante”); proviene de una desafiante sonoridad para atemorizar a los malos espíritus. Es el sonido desafiante del reto, la pelea o la advertencia del jefe para que nadie se acerque al alimento hasta que él satisfaga su hambre. Es el grito visceral de la supervivencia por donde sube la profunda energía del - “chi,” que se mantiene vivo en los enfrentamientos de las artes mariales, estimulando la lucidez, el coraje y la fuerza necesaria para la acción.

Es el rayo destructor y creador del tremendum - (temor místico-mágico) que se alza desde el fondo del cerebro más antiguo en los estados límite: orgasmo, parto, pánico, herida mortal. Es el “desgarro” en la voz del gitano, el grito del rock atando en llamas el cielo y la tierra y en la cultura guaraní se llama “Sapucai” - grito distintivo de su cultura.

La Narración en cambio, sortea como un pez la corriente del río entre las piedras; destino del decir que pasa y sigue por caminos inciertos abriendo afluentes en el espíritu de los escuchas. La narración son los otros atentos, dispuestos al vuelo imaginario, que se desliza creando mundos más allá; sueños despiertos. La narración es la musicalidad de una armonía grupal relacionada entre sí por la correspondencia cultural. Primitivamente surgida de la tarea común; la cacería organizada por roles y el ritmo respiratorio de la escucha: el “silencio compartido.”

El crecimiento del cerebro fue trayendo la combinación de tareas y la planificación; ya no se detiene en el grito, articula una forma sonora, un código de caza; abre la atención y aguarda la respuesta: el objetivo común se trasforma en “comunicación.”

Del uno a los todos, como reflejan las pinturas: alegría, afirmación, aprobación. La vida, a veces dañada o asordinada, dará nuevos brotes en la voz de la narración, como Sherezade destrabando con sus historias el Samsara18del atormentado rey.

Un llamado de lejanías vencía el cansancio; marchábamos hacia el norte mientras la tierra y los mares seguían descendiendo. Ya éramos el hombre y el impulso se renovaba; la respiración y la dura marcha alzaba el áspero gruñido de las consonantes.

Protestas, quejidos, conminaciones; las voces se extendían, se estiraban buscando el contacto; la sonoridad de las vocales quedaba flotando en el viento; proto melodíasque viajaban.

¿Y cómo sabemos todo esto? Porque no solo la ciencia y la deducción racional abren el camino al conocimiento; la reflexión sensible también nos permite acceder a nuevas dimensiones de la percepción.

Marius Schneider la llamaría un día:La Fenomenología Histórica.

Es decir, bucear en la antiquísima memoria de los todos, que nos permite descubrir y continuar la vida; seguir danzando hasta el fondo donde se oculta el sonido original.

El hogar de la palabra,

sombra del lenguaje humano

grito de la supervivencia.

Mirábamos al cielo y la complejidad excitaba el cerebro multiplicando su capacidad; quemaba el pecho y las manos creaban nuevas herramientas. La cabeza se comprimió, pero su elasticidad facilitó los partos y las madres vivieron más, caminaron juntando yuyos sanadores; la laringe comenzó a descender y pudimos compartir historias, el asombro encontró su sonido.

¿Qué ha quedado en el trasfondo de aquellas misteriosas sonoridades?

La melodía y la armonía dormían en nuestro cerebro y sigue corriendo por la sangre el río de la música. El aleteo de la significación sonora aterriza en el alma inaugurando, agitando el concierto de la existencia.

Desde entonces, lo sabemos…

No somos tan solo los que miran hacia arriba,

sino los que escuchan y vibran

en la ardiente musicalidad del silencio.

“Esto fue que a Ñamandúle nació un canto en su soledad...Pero de pronto se dio cuentaque no tenía nadie con quien compartirlo,nadie a quien entregar su amor.Entonces creó a los Tupa de corazón valeroso.Y a Jakaira Ru Eté,para que estuviese siempre frente a su corazón.Y a todos les enseñó su canto...Y ellos fueron los padres de las Palabras Almas,las luminosas madres de las Palabras.”

Las religiones ya no nos alcanzan.

Carl Jung19

2 Filogénesis: evolución de las especies.

3 Acrosoma: parte externa del espermatozoide.

4 Ovosita: el huevo.

5Jaap van der Val. Médico. Embriólogo y Fenomenólogo. (Holanda – Contemporáneo)

6 Tremendum: temor místico-mágico

7 Serrano Poncela. Prof. Universidad de Caracas-Venezuela.

8 Marius Schneider. Investigador y Musicólogo. (Francia 1903-1982)

9 Pernada: derecho feudal sobre las doncellas.

10 Hipocríptico: lenguaje susurrante que se da a los bebés.

11 Hominización: proceso del desarrollo humano.

12 Inherencia: inseparable por naturaleza.

13 Jacob Bronowski. Matemático. (Polonia 1908- 1974)

14 Royer Garaudy. Filósofo (Francia 1913-2012)

15 Conciencia: entendimiento y noción de lo que está bien o mal/ Consciencia: percepción de sí misma en el mundo. 

16 André Schaeffner. Etnomusicólogo. Antropólogo. (Francia- 1895-1980)

17Zumbador: instrumento primitivo musical.

18 Samsara: religión Brahmánica –rueda de las reencarnaciones.

19Carl Jung. Médico, Psicólogo. (Suiza 1875 -1961)

2. ÁNTROPOS SONORO

“La esencia del lenguaje humano radicaría en la formulación de ciertas configuraciones de tipo sonoro”

Segundo Serrano Poncela

La madre comprende el lenguaje sonoro y corporal del bebé; en los meses de gestación se ha creado entre ellos un código sonoro que le permite diferenciar si se trata de sueño, hambre, molestia corporal o miedo. Solo ella responde a esa comunicación amorosa, origen de la modulación. El posterior desarrollo responde a las características de cada grupo humano según la propia representación del mundo que le rodea con sus ritmos, sonoridades y simbolismos reflejados por el mar, las montañas o el viento de los llanos.

El lenguaje afina sus cuerdas con el giro cultural de las lenguas populares y los reconocimientos de la cultura elaborada por sus ancestros. Queda en secreto, allá en el fondo de los anhelos hipocrípticos- (hipo-debajo / críptico- bajo la cripta) que duermen en el

pecho materno y resuenan sensualmente en la madurez; expresiones de la ternura donde el aliento se transforma en caricia. Otros alientos sonoros se sumergen bajo la violencia y el dolor hasta el fondo de la ira carcelaria o el gélido aliento de la guerra; voces del despojamiento humano bajo todas sus formas.

¿Y en la ingenuidad del vivir

qué se estrella primero contra el silencio?

“Hay algo allá; me asusta. Me da miedo, pero quiero atraparlo. No lo veo, pero lo escucho. Cuanto más me acerco más miedo me da. Oigo su voz cada vez más cerca…”

¿Habrá sido algo así para Lucy20?

¿Sonidos sin palabras que atormentan el camino

hasta el silencio final?

La primera semilla de sonido cayó en tierra y de ella nació el árbol de las palabras; el gran árbol del tiempo y del sentido, padre de los infinitos árboles del lenguaje humano y de los cabalísticos21 sonidos del Universo. Por él crecieron las palabras ríos y las palabras vientos, que soplaron desatando guerras, martillando cadenas, silbando a látigo y también levantando tormentas de victoria.

Allá abajo… Pegadita a la tierra como una humilde roseta de verdes murmullos, iban brotando las pequeñísimas hojas de la poesía; los brotecitos de justicia; minúsculos capullos copiadores de estrellas, que volaban desde sus cogollos en palabras de amor. Los lingüistas lo llamaron - “árbol filogenético de las lenguas.

Y eso es lo que nos hace hombres; totalidad de cuerpo, mente, espíritu. Cada acto, por simple que parezca, lo llevamos a cabo con todo lo que somos; en cada sonido estamos abriendo la totalidad de nuestro ser.

Escribe Capra22 – “Las partículas no son granos aislados de materia, sino interconexiones dentro de la inseparable telaraña cósmica. La actividad de la materia es la esencia misma de su ser, pues la materia y su actividad no pueden separarse, son solo aspectos diferentes de la misma realidad espacio-temporal. “

Y aun agrega- “Esta interpenetración del espacio y el tiempo es la que ha llevado a los místicos orientales a un concepto del mundo intrínsecamente dinámico.”

“La física moderna ha demostrado que el ritmo de la creación y de la destrucción no es solo manifiesto en la sucesión de las estaciones y en el nacimiento y la muerte de las criaturas vivas, sino en la esencia misma de la materia inorgánica. La danza de Shiva Nataraja es la más clara y antigua representación. Las partículas son creadas y destruidas por el vacío y es así como éste participa de la danza de creación y destrucción.

Y concluye –

Es importante este cambio que va de los objetos a los sucesos, el interés no está en las partículas sino en las reacciones. Las partículas son procesos más que objetos.”

¿Puede haber algo más poético, más inspirador?

¿Una relación más mística entre cuerpo y espíritu?

Las leyes de la naturaleza son un proceso en continuo movimiento, habitamos espacios vivos y transcurrimos como permanentes procesos. El sueño aristotélico de unir la física y la metafísica tomó cuerpo en Einstein23 cuando nos legó el nuevo paradigma.

“La ciencia es una nueva religión que no conduce a algo crédulo, es la trascendencia de un principio creativo; el arte y la poesía son también ventanas para percibir la realidad. La imaginación es más importante que el conocimiento, pues este es limitado, en tanto que la imaginación abarca el Universo.”

¿Qué duerme en el fondo de la voz?

La poesía siempre lo supo, lo que no pudo es explicarlo. Allá en el fondo sigue murmurando el antiguo silencio; nuestro lenguaje es la resaca que dejó la marea; fragmentos de infinitos naufragios.

Terroríficos deshieloscaminares contra el vientomascullando el vivircargando desamparos.

El primer lenguaje debió ser eminentemente emocional, cargado de gestos del ánimo y representación de la realidad; tal como hoy reafirmamos lo grande y lo pequeño abriendo los brazos o juntando las manos al tamaño de lo que evocamos. Gestos básicos, indicativos que se convertirían luego en interjecciones exclamativas y expresarían las

primeras impresiones desde símbolos que servirían como alertas, expresiones de poder o de deseo. Es decir, un lenguaje de territorialidad y supervivencia que brota de las emociones, la musicalidad de la vida con sus ritmos y sus respiraciones de ansiedad, saciedad, arrogancia, temor.

Es la música anterior a la palabra, la historia de nuestro mundo subjetivo. En los mitos de la Creación de las más diversas culturas, esa eufonía24 representa el útero primordial de donde emergen lo visible y lo invisible. Espíritu de múltiples vibraciones solo audibles por los elegidos; aquellos en los que reside el misterio de la Creación y la humanidad concebida como manifestación material de la música.

Las culturas antiguas no son extranjeras,pertenecen al patrimonio de la humanidad.

Cuando desaparecieron los bosques de África, nos pusimos de pie y caminamos sin cesar unos quinientos mil años; el Neandertal ya nos encontró hablando. Los cambios geológicos hicieron necesarias las adaptaciones; era la adecuación o la muerte y se fueron modificando los códigos sonoros.

Aún no sonaba - “lo que me pasa” - tan solo solo - “lo que pasa” -; pero sopla un viento del espíritu y la conciencia comienza a agrandarse.

¿Vamos todos hacia el mismo lado?

Estoy Soy Pertenezco.

Las sonoridades toman diversas formas; brotan las variantes de la Lalia primigenia25. La investigación filológica26ha llegado a la conclusión de que existen tres primeros fonemas - BA - GA - ZA - que se habrían repetido en diferentes regiones y períodos. Los celtas, por ejemplo; ellos desarrollaron el alfabeto del árbol; denominaban las letras según el nombre y/o composición de los árboles; lo que podría haber sido también parte del origen de la lengua vasca.

Lo sorprendente es que en la actualidad siguen inventándose lenguas; pareciera que las palabras no alcanzan a expresar una definición del mundo.

La Universidad Lyle Campbell de Hawái lleva aisladas ciento treinta lenguas, muchas de las cuales ya no se hablan, no tienen familia de origen. Lamentablemente su afonidad - (falta de registro sonoro) hace imposible completar su significación, pero los estudios avanzan mediante un sistema “etno-sonoro” que relaciona los nombres de los lugares geográficos con su sonoridad fonoarticulatoria.

Se observó que BI está en la raíz denominativa de - “río” - en distintas lenguas, dado que “bi” es sonido que fluye. Es decir que nos estamos acercando a una antropología sensible; la integración del conocimiento racional y la experiencia viva del sonido. La filología está avanzando hacia el reconocimiento de lenguas que se desconocían totalmente, como en la antigua provincia de Hunan (China) donde las mujeres crearon un lenguaje fonético - NÜ SHU - (sin escritura) a partir del siglo III, que solo fue transmitido desde entonces de mujer a mujer y reconocido como lengua recién en 1983.

Desde los crecientes medios de comunicación del siglo XX la voz penetró para bien y para mal en la sociedad. No solo Frank Sinatra (llamado La Voz) ofreció el paraíso norteamericano; Hitler no habría podido apoderarse de la mente del pueblo alemán sin la radio; el mismo poder que ejerció De Gaulle para organizar la resistencia francesa desde Londres.

Y la flecha dio en el corazón.

“La música nace en el regazo de las madres”.

Licurgo (s.VII. a.C).

La verdad es que allá lejos éramos bastante feúchos y la conformación de la quijada y el cierre de los dientes no nos permitían articular. Fue un pasaje muy importante cuando dejamos de cerrar la mandíbula y sobre los dos grandes caninos comenzó a nivelarse la mordida. Estábamos deslizándonos del simio al hombre; pero aún pasarían mucho tiempo hasta que en un rincón de África se comenzará a modular, a mover los sonidos según el sentido; primera chispa expresiva despertando un extraño sonido, comunicando el asombro de vivir.

¡Aquel hombre articuló!

El sonido nos llega desde dos fuentes, la externa, que proviene del oído y va del tronco a la corteza y la interna, relacionada a la comunicación. Y aunque nuestro más antiguo pariente surgió allá por el Valle del río OMO en Etiopía hace cuatro millones de años, aún nos preguntamos

¿Qué es lo que nos hace sonar como sonamos?

La adquisición de la posición erguida no solo fue importante para la sonoridad, sino para la organización del espacio, las cuatro direcciones contempladas desde un eje central entre el cielo y la tierra. Esta apertura del horizonte debe haber sido muy impactante, la sonoridad quedó ligada desde entonces a la visión, el movimiento y el canto danzado. El hombre – nosotros – nos transformamos en “el antropos” – “el que mira hacia arriba”.

Ya no bastó con caminar; imaginamos el vuelo, la ocupación de ese otro “territorio” incorpóreo, pero absolutamente real.

Necesitábamos llegar más allá de nuestro cuerpo; de ser donde no se alcanza; sumergirnos en el mundo donde trascendemos la muerte y soñamos con una inefable armonía. Y nos pusimos de pie, gruñendo y manoteando hasta que el corazón se obstinó, se retroalimentó, se afirmó en su latir y pudimos caminar, avanzar rítmicamente sin caer.

Conocimos la alegría de otro alimento; otra leche que nos nutrió: bailamos hasta la noche hundiéndonos en el goce, en el orgasmo, en el sueño de la barca primigenia.

Todo nos mece; ha vuelto la primera melodía. Pueden romper todas las vasijas, incendiar Alejandría; la copla seguirá sonando en la última caja y una gitanita que apenas se tiene en pie, agitará las manos como pájaros flamencos. Todo puede asesinarse o computarse, menos el canto.

Converso con el hombreQue siempre va conmigoQuien habla solo esperaHablar con Dios un día

Antonio Machado

DETRÁS DEL LENGUAJE

“El lenguaje es una mitología descolorida”.

Javier Poncela

Avanzamos; pero en el andar vamos olvidando el camino.

Sería interesante repasar la historia desde los olvidos…

Comprender el origen de algo, es reconocer como nace dentro de nosotros mismos. Ese es el principio de la biofilosofía (filosofía natural de la vida) basada en la unidad entre el hombre, la naturaleza y el Universo. India, China, Japón, los pueblos indo americanos y africanos, comparten este concepto filosófico y su arte resulta así de natural expansión metafísica. En los estudios sobre el origen del lenguaje la cultura hindú estudia la - hermenéutica - inscripta en los Vedas; los libros sagrados que se transmiten cantados en lengua sánscrita y enseñan que –

…” primero fue el aliento divino lo que definió la creación de las cosas y los actos.”

Si bien Occidente ha construido grandes culturas, quedan en ellas pendiente el espacio que va más allá de la cognición, más allá del horizonte racional. La inteligencia “diferente” que surge cuando nos ponemos en contacto con el arte y nos invade un asalto poético vital, un anhelo de expansión más allá del cuerpo; un misterioso canto esencial que despierta desde el fondo y enuncia - “En el principio fue el verbo.” - Vibración fundacional; la palabra de Dios - SU VOZ.

Las voces de la vida nos toman para manifestarse,ellas vibraron antes y seguirán sonandocuando ya no estemos.

¿Cómo imaginamos nuestro sonido interno?

Talvez sea esa sonoridad, entramada en una red de vibraciones, que nos hace percibir en breves ráfagas sonoras, ese misterio que sólo el silencio reconoce. Quizás pertenece al sentido original, el lenguaje prenatal, donde echaron sus raíces el llanto, la risa, el grito; el lenguaje autorreferencial anterior a la vida racional. Ese; que duerme en el susurro y se esconde en los rincones inhabitados de las palabras.

Hemos dado crédito al habla como receptáculo de los secretos de la mente y hemos aceptado como una realidad cultural que los nombres de las cosas son su verdad. Pero la voz es parte intrínseca del laberinto de la materia;la antecede, permanece en la base de su existencia y desde allí nos conduce a la comunicación; del arrullo a la conquista del lenguaje, hasta alcanzar la creación musical y la interpretación del mundo. La palabra mágica es anterior a la palabra denominativa, al igual que las lenguas chamánicas, indígenas y afro descendientes de América.

El Atharva Veda – (uno de los cuatro Vedas sagrados) – es el que contiene el misterio de la palabra mágica, actuante, desde hace mil quinientos años. El Veda de las “Formulas Sagradas” es la fuente folclórica de los orígenes mágicos y vive hasta hoy en el fondo de los grandes “magos sonoros” del Rock. Las “estrellas” contemporáneas son similares al - “Hotar: sacrificador-cantor”- delos Vedas.

Ellos también consumían el “Soma – el dios-planta” - y una vez por año realizaban la multitudinaria “alabanza a la luz” con una “cantata de fuego”: puro Rock!

Todo tiene sentido, solo hay que ir a buscarlo.

El lenguaje no depende necesariamente de la comunicación, tampoco el soliloquio es un síntoma de soledad y aislamiento sino una manifestación autorreferencial como la que hacemos cuando nos miramos en el espejo. El grupo soy yo y los otros vienen a confirmarlo. No estamos hablando de “esos, distintos a mí”; donde hay otros hay yo y donde hay yo, hay otros. Seguimos siendo nosotros; nos guste o no, tenemos una buena porción de neandertales dentro nuestro y muchas veces no estamos a la altura de su coraje, su libertad y su creación.

LOGOS MUSICAL

Cada sociedad posee una lengua, sea escrita, expresada a través de señales, como los ideogramas de los kunas27 o los quipus28de los Incas; hay lenguas de pueblos analfabetos, pero su organización lingüística es sumamente compleja. Nosotros, cuando llegamos a los ocho meses producimos aproximadamente veintitrés sonidos básicos; es decir lo que puede producir un mono adulto en toda su vida.

Pero, aunque la antropología ha estudiado al hombre como ser genérico y su relación con la naturaleza y con otras culturas, el etnocentrismo ha sido su rasgo predominante, hasta muy avanzado el siglo XX la reivindicación de las tradiciones populares y el folclore se limitó a una cultura de museo, donde el auténtico drama humano se diluyó bajo la estructura de la investigación. La “investigación viva” que provee la creación popular quedó desconectada del conocimiento formal: no se puede hablar de los comportamientos creativos del folclore sin levantar las asentaderas de la silla.

Queda pendiente esta deuda que tenemos con nosotros mismos y que necesitamos saldar para alcanzar una mejor comprensión de nuestra naturaleza. A la antropología musical le ha costado mucho tiempo encontrar su lugar entre los antropólogos; tanto como entre los músicos y más difícil aún es para el campo de la antropología de la voz, porque el diálogo se establece entre quienes conocen la música y quienes se limitan a observar la evolución social. Su percepción se reduce a la noción de que la música satisface necesidades sociales comunicando emociones difíciles de definir. U opinando como Nattiez que, los “juegos de garganta” de los Inuit de Canadá, de Japón y de Siberia, no eran música.

Estas afirmaciones olvidan que el juego es parte importante parte de la creación y que Eros29 es un niño que disfruta jugando con el lado sensible de la vida. Soplar por una caña o pegarle a un parche repetidamente no produce “cosas” sino - estados - y eso es un signo de la evolución. El célebre etnopsiquiatra Georges Devereux30 –opinó que los genocidios culturales son los responsables de las barbaries conceptuales de los sistemas de poder; que no solo desmontan bosques, también destruyen las fuentes de la creatividad y “desmontan” culturas para luego reconstruirlas artificialmente con los guías turísticos, los conservatorios y los medios.

También algunas vertientes de la música popular adhirieron al sistema comercial de difusión, donde la globalización musical - (variantes armónicas, multiplicación instrumentas, etc.) - supone elevar la calidad sacrificando la belleza original. La música clásica europea, la hindú, china, japonesa, celta, gitana, andina, nacieron, se desarrollaron y llegaron a nuestros días sin la existencia de los registros tecnológicos contemporáneos. Los valores que encierran las músicas originales contienen un profundo conocimiento de nuestras maneras de vibrar como seres humanos; de soñar, amar y dolernos.

El acceso a las diversas culturas del mundo demuestra que somos esencialmente hermanos y el paso siguiente de la globalización será la integración del espíritu dentro de una variedad enriquecedora. No podemos detener la máquina destructora, pero podemos preservar la integridad de la “vida musical del planeta”. Donde haya un ser humano que busque su alma, allí estará la música, cualquiera sea la voz que la exprese.

ESPÍRITU DEL LENGUAJE

Para pronunciar una palabra, exhalar un sonido, es preciso tomar aire y de hecho respiramos muy diversamente según - “arsis y tesis” - (levantar y posar); es decir, el acto de levantar el pie para dar el paso que expresar, apoya, afirma; determina el “espíritu” de la frase. En el lenguaje musical, esa preparación o “levare” está relacionado a la pisada rítmica del coro griego; de donde surge la denominación de “acento tético