Violencia laboral - Lliana Bucci - E-Book

Violencia laboral E-Book

Lliana Bucci

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Beschreibung

En la violencia laboral, problemática que los trabajadores vienen padeciendo, cada vez se vivencia más la dificultad de comunicarla por la pérdida del trabajo que ello implica. El acoso laboral, realidad en verdad deshumanizante y patologizante, en Argentina se detectan como más connotativo el abuso verbal, el abuso sexual, el aislamiento, el cambio drástico en la rutina, las amenazas, la intimidación. Distintas partículas de la composición de la violencia. En el mundo del trabajo, han sucedido ciertas trasformaciones, así como en la sociedad y las relaciones entre las personas. En el entorno laboral muchos trabajadores que padecen de acoso cuando lo denuncian son catalogados como personas conflictivas por el solo hecho de no dejarse maltratar, no les creen, son juzgadas y hasta se las ve como desleales por hacerlo saber, y en casi todos los procesos se las mide y se las reprende en sus rasgos de personalidad, por "su ser y no su hacer". La víctima es victimizada; padece el agravamiento de esta situación donde ya primeramente recibió un daño. Desde esta perspectiva del agregado de sufrimiento en el proceso de hostigamiento, no hay un único suceso; sino una instigación sistemática y repetida con efecto acumulativo que destruye su dignidad.

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Seitenzahl: 189

Veröffentlichungsjahr: 2021

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LILIANA E. BUCCI

VIOLENCIA LABORAL

MOBBING: VÍCTIMAS VICTIMIZADAS

Editorial Autores de Argentina

Bucci, Liliana Estela

Violencia laboral Mobbing : víctimas victimizadas / Liliana Estela Bucci. - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2020.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: online

ISBN 978-987-87-1141-6

1. Ensayo Sociológico. I. Título.

CDD 301

Editorial Autores de Argentina

www.autoresdeargentina.com

Mail: [email protected]

Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723

Impreso en Argentina – Printed in Argentina

AGRADECIMIENTOS

A mi familia; a quienes me dieron la existencia.

A mi proyección, mi hija Donna el sol de mis días. A mi sentir, mi amada pareja Aníbal a quien admiro por su gran espíritu creyente, el que apoyó, colaboró y revisó mis líneas.

A todos los aportes de las personas que acudieron para que los ayude y que con ellos me fue posible estas líneas.

Y también… a quienes con sus injusticias me ayudaron a crecer, y darme cuenta que se puede.

PROLOGO

Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales

Licenciado en Ciencias Sociales

Abogado. Mediador

Docente de la UNR.

Asesor en Derecho Laboral.

La presente obra de la Magister en Salud Mental y Psicóloga Liliana Estela Bucci, es de una profundidad académica y pedagógica muy importante. Aborda la problemática compleja de la violencia en general y de la laboral en particular, con suficiencia, maestría y solidez.

Abarca la cuestión desde un punto de vista complejo. No escapa a dicho desafío.

No cae en reduccionismos simplistas. Logra airosamente introducirnos en un mundo que todos percibimos pero no lo hablamos, o sí lo hacemos le quitamos toda cientificidad. Porque en el fondo lo naturalizamos. Y, ahí están los famosos mitos “…violencia laboral siempre hubo…”. La autora viene a deconstruir, entre otras cuestiones, ésas naturalizaciones. Nos señala, con acierto, entre otros, que la violencia es una pauta conductual aprendida y que la indefensión también lo es. Por ende, lo que se aprende se puede desaprender. Hace una apuesta sólida a la posibilidad, cierta, de modificar relaciones laborales violentas. Estableciendo claramente que en una relación asimétrica de poder, empleador-empleado, la víctima en una situación de violencia, es este último.

Tiempo atrás en varias de mis publicaciones sobre violencia laboral, como abogado laboralista pude visibilizar el sufrimiento de los trabajadores. Lo que no pensé, es que se podía realizar una obra, como la presente, que pudiera detectar los núcleos de violencia, describirlos, definirlos y dar herramientas para que el trabajador/trabajadora, en el caso víctimas, pudieran hacerse para poder dar respuesta. Como cientista social y jurista que hace más de veinticinco años que asesoro en derecho laboral aplaudo esta obra. Libro necesario, no sólo para leerlo sino también para estudiarlo.

Muchas veces he asistido jurídicamente a víctimas de violencia laboral, donde el derecho y la sociología daban una respuesta en exterioridad insuficiente. Porque se requería la reconstrucción subjetiva de dicha víctima. Es fundamental. Al estar la persona devastada psicológicamente, es difícil que pueda recepcionar al derecho en su totalidad.

Esta obra da respuesta a la necesidad de reconstruir subjetividad y autoestima necesaria para actuar frente a la violencia laboral.

Se generan en el texto conocimientos. Haciendo asimismo un recorrido autoral muy interesante. Ubica la epistemología de la violencia y laboral en particular, si bien reconoce la asimetría de poder, en un ámbito no sectorial. Define intrínsecamente la cuestión del poder y la dominación. Y, no escapa a dicha complejidad, al plantear la necesariedad de construir relaciones saludables, de poner límites a la competencia interpersonal tanto en forma vertical como horizontal. En igual sentido respecto a la dominación que pretende el otro.

Este trabajo es entre otras cosas, un alegato a la salud laboral y salud en general. Pero fundamentalmente creo que es esencial subrayar que la autora nos señala firmemente que puede y debe haber ambientes laborales saludables, dignos y constructivos.

Quiero también remarcar la utilización y desarrollo del concepto de revictimización, que muchas veces sucede tanto en el espacio de violencia familiar, urbana o laboral en particular. La persona víctima sufre y vuelve a sufrir. Por incomprensión de familiares o compañeros de trabajo, que lo culpabilizan que algo habrá hecho para que este en ésa situación.

Estamos en presencia de un texto que caracteriza y analiza la situación del acosado. Analiza claramente al acosador. Aborda la problemática compleja del fenómeno de la violencia. Pero no queda allí. Con talento nos enseña cómo abordarla y cómo no quedar atrapado en el proceso de deterioro que sufre la víctima.

Por último, podemos reafirmar que es una obra valiosa que apunta a la salud en las relaciones y nos deja una esperanza de que se pueda erradicar los ambientes nocivos. Esperanza, que habla no de una espera, sino de una actuación posible y saludable.

MIS LINEAS

Este trabajo está realizado como forma de dar a conocer un proceso que ocurre entre las personas, en esta etapa descripta en el entorno laboral, donde muchas personas se brindan y ponen todo su esfuerzo, conocimiento dedicación y también afecto en la tarea a realizar, y se encuentran con un padecimiento innecesario para su labor.

La idea de escribir este trabajo es no solo poner en conocimiento para prevenir sino a través de esto mismo desculpabilizarse y reconocerse en la inocencia de este proceso, -“quien se quita culpa quita sufrimiento”-; M. F Hirigoyen- merecerse la confianza de proceder en distintos entornos laborales donde sí encuentren la valoración y el estímulo para realizar su trabajo: esa actividad coordinada desplegada por los hombres y mujeres, esa acción intencional que nos proporciona pertenencia social.

La tarea en la ocupación de esta escritura surge de la práctica profesional, de nuestros interrogantes y de la observación, y tiene como finalidad profundizar y comprender la afectación psicológica devenida por el hostigamiento que padecen los trabajadores.

En definitiva este trabajo lleva a reflexionar sobre el proceso en cuanto a acontecimientos y el transcurso del mismo, que afectan su salud.

Podemos considerar que trabajar cotidianamente en un desambiente laboral genera situaciones de riesgo de tal implicancia que no solo pone en peligro el trabajo sino la misma vida.

El atravesar estas situaciones, en muchos casos generó efectos y mecanismos que los mismos trabajadores crearon para sostener la cotidianeidad en la que se encuentran enmarcados; situaciones que ocasionalmente les produjeron mayor desgaste y deterioro.

El abordaje de estas instancias y sus derivaciones ayudará a generar el reconocimiento de esta violencia en su proceso de afectación; apuntalando un agregado de comprensión para la prevención.

Liliana E. Bucci

Rosario. Argentina, 2015

INTRODUCCION

Nos gustaría dar comienzo con una cita de Humberto Maturana que hace referencia a nuestro entero vivir, hoy importantemente desarmonizado: “Desgraciadamente, todo parece indicar que hemos entrado ya en la fase final de este camino en el cual la incomprensión de los seres humanos entre sí amenaza con la destrucción sistemática, no solo de la vida humana en el planeta sino, mucho antes aún, de la vida interna, de la confianza básica de unos en otros, que es la base fundamental del vivir social. Poco a poco parece que nos estamos acercando al momento en que el grande, poderoso y aparentemente indestructible buque que es nuestra moderna civilización, choque contra la gran masa sumergida de nuestro formidable autoengaño, de la estéril racionalidad con la que falseamos nuestra naturaleza (social) y que nos ha conducido a esta titánica confrontación de fuerzas donde todo entendimiento, toda reflexión profunda, toda revisión de la responsabilidad personal que cabe en la generación de este abismo parecen ser sistemáticamente abolidas, puesto que “siempre la culpa de todo la tienen los otros”. Si por abandonar así el timón de nuestro humano poder de reflexión que permite virar de curso, llegara el momento del inminente naufragio y del grito ¡sálvese quien pueda!, personalmente, espero no estar vivo para presenciar tal holocausto”.1

Al decir de Maturana, ¿perdimos el entendimiento como capacidad reflexiva y de acción más amplia que se adquiere en la convivencia? Este párrafo nos deja al descubierto; en presencia del desentendimento en el cual estamos sumergidos; laboralmente podemos decir que esta capacidad se ve afectada, o se está afectando de tal manera que no reparamos en ella, no nos brindamos este poder sino solo la desintegración, en pos de una creencia de evolución.

Hoy está cuasi ausente dicho entendimiento. No se permite el pensamiento crítico, solo se permite el formateo, se empuja y trata de trasformar al otro; es la ausencia del entendimiento recíproco, de la integración, del equipo, de la reflexión, la colaboración, sino solo el poder de la imposición y la competencia al costo que sea; se esfuma el espacio donde podemos respetarnos y por supuesto lograr acuerdos, o proyectos en común, y asoma la coacción.

Este retroceso, este vacío de trabajo en equipo naturalizado genera el desencuentro y solo permite aumentar desmedidamente la capacidad individual de controlar, germinada en la falta de uno de los más significativos pilares, la confianza.

En nuestras vidas transitamos diferentes experiencias algunas que nos dan gratificación así como otras que generan el desmedido sufrimiento. Varias de las experiencias de malestar laboral están refugiadas en la violencia solapada y las injusticias de las que numerosos agredidos son objeto. En el mundo del trabajo como iremos desarrollando a lo largo de estas páginas han sucedido muchas trasformaciones, así como la sociedad y las relaciones entre las personas. En el año 2013 Marie France Hirigoyen en una disertación en un congreso manifestó que socialmente “hay menos neuróticos y más trastornos narcisistas,” las personas presentan una desmesurada intolerancia a la frustración, hay un particular funcionamiento perverso, hoy en día los que en muchos lugares conquistan son los que se muestran, los que le dedican a la apariencia, la visibilidad, más que la eficiencia, hoy se puede plagiar, copiar, y paradójicamente hay tolerancia a todo eso. De alguna manera estamos en presencia de la permisividad de la “habilidad para transgredir”.

Si bien en otros países hay muchas investigaciones sobre la violencia laboral, más específicamente sobre el acoso psicológico en el trabajo, en nuestro país este estudio, la dedicación, y la comprensión del mismo es más reciente. Como se muestra en un video titulado: “Mobbing infierno en la oficina”,2 referencia que en estadísticas de años atrás 8 de cada 10 personas en Argentina registraban haber sufrido algún tipo de acoso laboral, donde se reconocen como más característicos el abuso verbal, el abuso de poder, el aislamiento, el cambio drástico en la rutina, las amenazas, la intimidación. Distintas partículas de la composición de la violencia.

El último informe emitido por la O.I.T. (Organización Internacional del Trabajo) nos comunica que sobre un total del 84% de la población actica mundial, solo una cuarta parte de los/las trabajadores de todo el mundo tienen una relación de empleo estable, el resto, el 75% tienen trabajos transitorios, informales o precarios. Si la inestabilidad se exacerba esto implicaría por proyección que la violencia en el trabajo, los conflictos con sus derivadas complicaciones también acrecentarían o empeorarían. Es una alarma para comenzar a despertar.

Desde esta perspectiva de agravamiento, substancialmente se trata de reconocer el desambiente laboral, apuntalar el autocuidado, revelar cómo obra una persona hostigadora comunicacional, la doble victimización; el proceso que vivencia quien es hostigada, donde se la obliga a permanecer constantemente en la indefensión, se la mantiene sometido, sin escapatoria, con coerciones, agresiones, donde no hay un único suceso; sino una instigación sistemática y repetida, que destruye su dignidad, llevándola a un estado de desmoralización, y destrucción, induciéndola a la desesperación, a ese lugar de ser una víctima y padecer ese detrimento, específicamente el atentado contra su integridad física y mental.

Nos detendremos y es parte de este trabajo, sumado a la descripción del padecimiento; a lo destructivo, y significativamente traumático que resulta esta violencia donde sí podemos decir que muchas personas quedan afectadas de por vida, algunas en varios órdenes de su vida, otras en su capacidad de trabajo y sobre todo la de equipo.

Como último tema sobre el final se plantean las categorías de respeto como prioridades-condiciones, llamadas así como forma de producir una relación de trabajo de bienestar laboral. En muchas personas afectadas se observaba que lo que les ocurría en este acoso, ninguneo, humillación era la falta de consideración, se desleía el respeto, había un “desmiramiento”. El categorizar el respeto como aprendizaje-entrenamiento los hace sentirse resguardados, reforzados ante nuevas y futuras experiencias laborales.

Está en todos nosotros disponernos a no permitir la naturalización del maltrato laboral como medio de alcanzar una inserción. En ningún momento es valedera la excusa de este origen y nada justifica que deba consentirse.

1. Maturana H. y Varela F. El árbol del conocimiento. Las bases biológicas del entendimiento humano. Pág. IX. Editorial Universitaria Lumen. 1º Edición 2003. Buenos Aires. Argentina.

2. www.youtube.com/watch?v=wJT0CAafO08

CAPITULO I: “Violencia”

“Los datos son tanto más engañosos cuanto

que las formas de violencia más leves se consideran

demasiado normales para mencionarlas, y las más graves

no se declaran porque son demasiado vergonzosas”.

FRANK S. PITTMAN III

LA VIOLENCIA

La violencia es una problemática espinosa de todos los tiempos; si recurrimos a conceptualizarla podemos decir en principio que es una conducta aprendida. La misma se da en el ejercicio del control y de la dominación de una persona sobre otra, u otras, que puede ser en grado de amenaza o efectivo; donde hay un/a dominante y un/as/os subordinada/o/s, por lo cual es una relación asimétrica, donde emerge la condición del desequilibrio o de la desventaja de poder que puede ser permanente o momentáneo.

Es una relación de abuso, donde lo que se intenta es anular al otro en su calidad, y si bien se produce un daño sobre la otra persona, el objetivo de la conducta violenta es “someter” mediante el uso de la fuerza o el poder.

Esta violencia interpersonal puede ocurrir en cualquier ámbito; y adoptar distintas formas como: emocional o psicológica, física, social, simbólica, sexual, económica, política; con el respectivo daño que causa cada una; siendo el emocional el común a todas.

Tomamos en cuenta además el informe de la OMS, emitido en el año 2002, que la define: “El uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones”.3

En esta definición debido a la casuística, incidencia y propagación en algunas comunidades y países se hace referencia a la violencia interpersonal pero también al proceder suicida. Se calcula que el suicidio a partir de los altos índices se convirtió en la decimotercera causa de muerte, y entre los 15 y 44 años las lesiones autoinfligidas es la cuarta causa de muerte. Esta decisión irremediable no está ajena a los problemas que devienen en malestares laborales, siendo que muchos trabajadores sufren a diario y alejan este padecimiento con la decisión del suicidio. Estadísticamente nunca ha sido un índice bajo, llegó años atrás a un 15% en algunos países, siendo el motivo el hostigamiento.

La problemática de la violencia es un tema de larga data, podríamos decir que va modificándose el entorno, la forma de darse, pero es una realidad sumamente compleja, ya que es parte de la estructura de nuestra convivencia social, y se ha convertido según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD 1999) en el problema más importante del ser humano para el siglo XXI.

La violencia representa un grave problema social, es un factor potencialmente perturbador que nadie está ajeno, nos afecta a todos en cuanto somos integrantes de una sociedad. Como bien dice Silvia Bleichmar la violencia deviene de una deconstrucción de la noción de semejante, de las condiciones de paranoización y de impunidad e injusticias que viven los integrantes de la sociedad. Por lo cual nos señala que tenemos que hacer algo, que son fenómenos que no solo hay que estudiarlos sino proponer modos y abordajes prácticos. Esta es una problemática que en muchos medios se niega ver, y si no se hace visible es poco lo que se hará.

En los últimos trabajos se asegura: “los análisis existentes en el país sobre el problema de la violencia reconocen la multicausalidad, la multidireccionalidad y la pluralidad de la violencia”4. La violencia recorre todas las estructuras sociales, con múltiples escenarios. Es una referencia para los distintos entornos ya sea intrafamiliar, institucional, otros; esta autora; María I. Amato, al contexto de trabajo no lo deja al margen en estos procesos.

La violencia en el medio laboral, considerada violencia interpersonal, en el informe de la OMS se expone, “La violencia interpersonal cubre un amplio abanico de actos y comportamientos que van desde la violencia física, sexual y psíquica hasta las privaciones y el abandono. Se calcula que en el año

2000 murieron en el mundo 520.000 personas a consecuencia de la violencia interpersonal, lo que representa una tasa de 8,8 por cada 100.000 habitantes. Mucho más numerosas aún son las víctimas de agresiones físicas o sexuales no mortales y sufridas de forma reiterada.”5 Variadas son las causas y factores de riesgo que conllevan a estas violencias que puede ir desde las características personales, hasta las vivencias familiares y toma de decisiones. Si en el año 2000 este índice era alto, en los tiempos presentes es mucho más complejo y desalentador.

Hoy en día se observa con respecto a la violencia que en algunas oportunidades las personas se involucran para dar respuestas, en el caso de los profesionales se proponen una mirada más abierta y por parte de la sociedad que se esfuerza por juzgar menos. Tal vez sea porque forma parte de una práctica habitual que en algunas ocasiones es tanto lo reiterado que nos cuesta darnos cuenta de lo que ocurre. Esto tiene un lado favorable y otro encontrado; que la gente reaccione y no permita estas situaciones es positivo, pero que sea a su vez tan periódica, tan reiterada, que lleve a que sea naturalizada: es alarmante. ¿Es desconocimiento de la violencia que no se percibe como tal aún cuando uno está viviéndola, o es que está tan enquistada, léase naturalizada en todos los órdenes de la vida que no nos damos cuenta y la aceptamos, toleramos?

La violencia se ha establecido, se ha arraigado en forma sostenida y penetrante; y más la invisible, la que no deja huella evidente, que no compromete lo físico, y que solo es percibida y sufrida por quien la recibe. Toda violencia laboral tiene distintas aristas, las recesiones económicas, los altos niveles de desempleo, la descomposición socio-política, son algunas de las asociaciones.

Desde esta perspectiva haremos referencia al llamado MODELO ECOLÓGICO.

Este modelo tiene como objetivo acceder a un miramiento abarcativo de las problemáticas humanas; como marco conceptual integrativo de la persona. Esto lleva a dar comprensión a los recuadros en que pueden producirse las distintas conductas violentas.

Cuando hablamos de MODELO ECOLÓGICO hacemos referencia al modelo propuesto por U. Bronfenbrenner quien concibe: “la realidad familiar, social y la cultural entendida como un todo articulado, es decir un sistema compuesto por diferentes subsistemas que se articulan dinámicamente”6.

Este modelo estaría comprendido en las estructuras del MACROSISTEMA, EXOSISTEMA, Y MICROSISTEMA, y con el objetivo de no aislar a la persona, el NIVEL INDIVIDUAL.

Si referimosal contexto más amplio al MACROSISTEMA, el mismo remite a los estilos de vida, a las creencias; a los valores de lo instaurado culturalmente, por ejemplo la cultura patriarcal, a la concepción de familia, a los roles dentro de las mismas: de la mujer, del hombre, el modelo de familia vertical (el hombre jefe de familia), la valoración de los hijos varones, la desvalorización de las hijas mujeres (las vistas como frágiles), la creencia acerca del poder; la forma de organización social. El macrosistema son los estamentos de una sociedad.

Los cambios en estos tiempos en cuanto a las organizaciones laborales, pérdidas de trabajos, los altos índices de desempleo, y su conllevada pobreza; la inestabilidad de los mismos, la brecha cada vez mayor entre incluidos y suprimidos del sistema; esta notable precarización que ha generado el descenso del nivel económico y a la vez el requerimiento a la pertenencia social de “adquirir”, o “consumir”; para “ser”; han promovido cambios en la organización social, ha perturbado, ha contaminado -podríamos decir-, las tradiciones; con repercusión en lo cultural. Estamos frente a un furtivo proceso de transformación social.

Como también podemos atrevernos a decir que hoy en día la tecnologización ha modificado los modos de convivencia y el sentido de bienestar.

Nuestro escenario cultural, tradicional, se ve transformado de dimensionada magnitud.

El contexto del EXOSISTEMA, corresponde al nivel intermedio entre la cultura y el individuo. Incluye las instituciones como la iglesia, los ámbitos laborales, las instituciones escolares, los medios de comunicación, los organismos sociales, las instituciones recreativas.

Las instituciones u organizaciones laborales en muchas ocasiones persiguen un patrón que no llevan a resolver los conflictos sino a enquistarlos, donde el estilo de recrear la sumisión, el tan malintencionado formateo; el factor riesgo de desempleo, de corte autoritario, la insatisfacción laboral, las tensiones en los mismos, las inadecuadas condiciones de trabajo; la falta de apoyo institucional, el aislamiento social; sumado a la influencia que ejercen los medios de comunicación, sobre ciertos estereotipos, generan, o son; hoy en día; factores que combinados entre sí (macro-microsistémicos) pueden desencadenar o ser perpetuadores del fenómeno de la violencia que de variadas maneras se presenta.

Estos contextos que abarcan la totalidad, desde la escuela hasta el trabajo, son donde actualmente ocurren masiva, y solapadamente las situaciones de violencia, muchas de ellas condicionantes o de afectación de por vida. Marie France Hirigoyen hace referencia al “cambio de las instituciones”, en cuanto a lo que “permiten las instituciones”, que hacen que se plasme el acoso.

El contexto MICROSISTEMA hace referencia a las relaciones intrafamiliares, las historias personales, los patrones de interacción familiar. Tiene que ver con la historia personal, con el lugar que ocupa dentro de la constelación familiar, con las vivencias, las habilidades, las resoluciones de conflictos, el trato, los afectos, el apoyo, los aprendizajes, los modos de afrontamiento, las crisis que atraviesan, las resoluciones ya sean pacíficas o violentas, las transmisiones y las transiciones. Los cambios en cuanto a la esperanza de vida, al modo de vida de la constitución familiar, los hogares monoparentales.

Nuestra realidad se ve transformada de manera continua; y las personas también transitamos transformaciones, adaptaciones, justamente para sentirnos mejores o ajustarnos a esos cambios sociales en los que nos vemos inmersos. Dentro de la familia se producirán las necesarias evoluciones en cuanto a los reconocimientos, creencias, que tiene sus miembros sobre otros, como forma de sostenimiento de su ciclo vital.

Dentro del MICROSISTEMA, es importante contemplar el NIVEL INDIVIDUAL como un subsistema, con sus cuatro dimensiones.

NIVEL INDIVIDUAL

Dimensión conductual: a esta dimensión le corresponden los comportamientos de una persona que se relaciona con el mundo.

Dimensión cognitiva: sería la forma de percibir el mundo que configuran el estilo cognitivo de la persona.

Dimensión psicodinámica: hace referencia a las emociones, conflictos, ansiedades, sería la dinámica intrapsíquica.

Dimensión interaccional: todo lo respectivo a las relaciones y la

comunicación interpersonal.

Podríamos decir que dentro del contexto Microsistema, en cuanto a cómo referimos al Nivel Individual, aparecen factores de riesgos individuales o predisponentes al maltrato / maltratar como:

• una historia de maltrato sufrido en la infancia,

• baja tolerancia a la frustración,