Amor - José Pedro Bellán - E-Book

Amor E-Book

José Pedro Bellán

0,0

Beschreibung

«Amor» es un drama en tres actos de José Pedro Bellán. Después de algunos años y varios desengaños amorosos, Franqui vuelve a Uruguay, sus amigos lo reciben con alegría: Pedro y Esther están felizmente casados, Pedro dejó los estudios y se dedicó a los negocios, Luisa está casada con Rodríguez, un hombre violento y celoso, y Eugenio sigue inmutable ante el amor.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern

Seitenzahl: 77

Veröffentlichungsjahr: 2022

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



José Pedro Bellán

Amor

PRAMA EN TRES ACTOS

Saga

Amor

 

Copyright © 1911, 2022 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726682366

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

PERSONAJES

ESTHER: mujer de Pedro. 24 años. LUISA: » » Rodríguez. 28 años. JUANA: mucama de la casa. 18 años. PEDRO: 25 años. EUGENIO: Primo de Pedro. 30 años. FRANQUI: Ex profesor. 40 años. RODRIGUEZ: 35 años. ROSA y MANUEL: Criados.

LA ACCIÓN FUERA DE LA CAPITAL

__________

ACTO PRIMERO

ESCENA

El escenario representará un salón íntimo de una casa pudiente. Un escritorio hacía la derecha, en último término. Cuadros en las paredes, colocados con ó rden y coquetería. Dos mesitas; una de té y otra de ajedrez. Un sillón de hamaca. Libros sobre el escritorio. Algunas sillas. Hacía la izquierda y derecha puertas; hacía el foro, puerta y ventana. Trás de esto se dejará notar, una fuerte vejetación

 

ÉPOCA ACTUAL

Al levantarse el telón, entrará Esther, quien simulará buscar algo en el escritorio; luego, Pedro, quien traerá consigo, una valija y un sobretodo.

ESCENA I

Pedro — (Entrando). ¿La encontraste?

Esther — (Sacando una llavecíta de uno de loscajones).Sí, toma. (Pedro toma la llave con la cual cierra la valija y pone todo sobre una silla).

Pedro — (Volviéndose hacia Esther). ¿Me podré ir ahora sin que quedes triste?

Esther — (Sonriendo). Sí ya no estoy triste. ¿No me encuentras alegre? Como tengo en cuenta que tu viaje no obedece á ninguna diversión, sinó que es originado por asuntos comerciales.

Pedro — (Acercándose más á ella). Por lo mismo. ¡Ah!... si fuera por otra causa, podrías decirme aquello. ¿Lo recuerdas? ¡Tonta! Reprocharme falta de amor para tí... yo que no oígo sino á tí, que no hago más que sentir los latidos de tu corazoncito, que no veo á nadie más que á tí en mi vida!...

Esther — (Interrumpe con un gesto de desconfianza). ¡Hum!

Pedro — ¿Qué? No me crees ¿Piensas que miento?

Esther — (Mirándolo dubitativamente). Bueno, te creo por esta vez.

Pedro — ¿Nada más que por esta vez?

Esther — Ya lo creo. Si yo te creyera por siempre, tú quién sabe lo que harías.

Pedro — (Soltando una carcajada).Ja, ja, ja ...

¡Que gracia tiene tu ocurrencia!

Esther — (Ofendida). ¿Te ries por eso?

Pedro — ¿Pues no me he de reir? Bien se yo que tu no dudas.

Esther — (Afirmando negativamente). Pues yo bien sé que dudo.

Pedro — (La mira pensativamente, luego le pone el oído sobre el corazón). ¿A ver? (Escucha un momento los latidos y después) ¡que has de dudar, que has de dudar... (ambos se besanyrien) ... pausa.

Esther — (De pronto). Bueno mira; no es duda lo que tengo, es otra cosa.

Pedro — (Amorosamente). Dime; ¿que es?

Esther — (Lentamente). Es que... ¿sabes?... cuando me quedo sola y tú estás lejos de mí, yo pienso... me preocupo algo y á mí me causa pensar. Luego me fastidio... me parece que estás enfermo (acariciándole la cara) ó que otras mujeres te enamoren.

Pedro — Pero sé razonable. El resultado de este negocio se impone querida.

Esther — No es que yo quiera que tú no vayas. Demasiado sé yo que son unas zonceras. Imagínate que á veces, cuando voy sola por la calle y me dirigen alguna mirada impertinente, yo me enrojezco de vergüenza. Me parece que tú me has visto y que me reprocharás algo que yo no entiendo bien. ¡Vieras que malestar se apodera de mi entónces!...

Pedro — (Sonriendo). No seas chiquilla. Cuando te ataquen esos pensamientos ríete de ellos.

Esther — ¡Ah! Sí, tú lo arreglas muy facilmente.

ESCENA II

Dichos y Manuel que entra por el foro trayendo una bandeja con una carta

 

Manuel — (Desde adentro) Señor...

Pedro — (Soltando á Esther). ¿Qué?

Manuel — (Entrando). Una carta. (Pedro toma la carta y Manuel hace mutis por el foro.

ESCENA III

Dichos menos Manuel

 

Pedro — (Saca del sobre una tarjeta. La lee en alta voz). «Querido amigo: Comunicote que estoy en el pueblo y que iré á visitarte. Tuyo amigo. Alberto Franqui».

Esther — ( Perpleja). ¿El profesor?

Pedro — ¿Cómo diablos está aquí?

Esther — ¿Qué será de su vida?

Pedro — Muy desgraciada querida. Cuando dejó la cátedra se fué para Milán y allí se casó. Después de un tiempo la mujer le resultó infiel. Luego de haberse divorciado se casó de nuevo con una asturiana y le pasó lo mismo que con la primera.

Esther — (Compasivamente). ¡Pobre! ¡Tener que divorciarse dos veces!

Pedro — Con la segunda mujer siguió viviendo hasta que la muerte la sorprendió.

Esther — (Admirada). ¿Cómo? ¿Después de lo sabido?

Pedro — Sí, quizá la quisiera demasiado y no tuviera energías morales para desprenderse de ella. De otra manera no me explico.

Esther — ¡Es claro! Hay tantos espíritus débiles. (Después de corta reflexión). ¡Que efecto debe producir en un hombre semejante cosa!

Pedro — Imaginate!

Esther — (Lentamente). En cambio cuando se ama ¡qué distinto!

Pedro — (De pronto) ¿Porqué tu me adoras, verdad?

Esther — (Abrazándolo). Oh! ¡Qué feliz soy... Si supieras!

Pedro — ¿Lo qué?

Esther — Lo que te amo!

Pedro — ¿Me amas mucho?

Esther — Mucho más de lo que crees.

Pedro — ¿Y siempre?

Esther — ¡Qué habrá que me lo impida?

Pedro — Y eres feliz...

Esther — Y tu dichoso...

ESCENA IV

(Dichos y Eugenio que entrará por la izquierda)

 

Eugenio — (Entrando). ¡Hola... parece que te faltan las ganas de marcharte.

Esther — ¿Y á Franqui que le diré?

Pedro — (al mismo tiempo que Esther). Ahora menos que antes (dando la tarjeta á Eugenio). Entérate. (Dirigiéndose á Esther). Tu te encargarás de disculparme.

Eugenio — ( Poniendo la tarjeta sobre el escritorio). ¿Franqui aquí?... está bueno...

Esther — ¿ Y que le diré? (á Pedro).

Pedro — Dile lo que se te ocurra en ese sentido. En caso que se quedara algunos días.

Esther — Apúrate por volver.

Eugenio — (parsimoniosamente cómico). Bah... cuando se está fuera de casa, amiga mía...

Pedro — Es que los negocios á veces andan á paso de buey.

Esther — Cuando Vds. hablan de negocios me hacen reir.

Eugenio — ¿Por qué?

Esther — (Señalando á Pedro). Pero no lo ves?... Antes tan sombrío y á veces tan niño y ahora cuando se le habla de negocios adquiere una gravedad que me causa risa. Se le oye decir muy serio. (Parodiándole). Ah! Esto puede dar tales ó cuales resultados; aquello tiene más aceptación allá que acá y así sucesivamente. Todo lo toma de una manera que hasta que no haya cerrado el trato no deja de hablar de ello. — (Ríe) ja, ja, ja...

Pedro — (Sonriendo). ¡Vamos; veo que te alegras. ¿Surte efecto la receta?

Esther — Es temprano aún.

Eugenio — (con sorna). Recetas!

Pedro — Si, cierto remedio.

Eugenio — ¡Hum!

Esther — (con gracia maliciosa). Porqué lo preguntas?

Eugenio — Porque creí que era algo más serio.

Esther — (algo fastidiada) ¿más serio aún?

Pedro — ¡Vamos! Van á volver á lo mismo?

Esther — (Por Eugenio). Es que este es medio... yo no sé lo que es. A veces juguetón y otras... tan hostil!

Eugenio — (Sonriendo). Lo crees así?

Esther — Sí, sí, sí...

Eugenio — (Alzando los hombros). Bueno.

Pedro — (Sonriendo). Chúmbale, chúmbale... (Toma la balija, el sombrero y el sobretodo).

Esther — (Dirigiéndose á Pedro).¿Ya...

Pedro — (sacando el reloj). Como no lo haga ahora mismo me quedo á pié. (Pedro y Eugenio se dan la mano).

Eugenio — Buen viaje.

Pedro — Hasta después (Eugenio hace mutis por la izquierda. Pedro y Esther salen del brazo por el foro; andando.)¿quedarás contenta?

Esther — No puedo afirmarte nada... (Hacen mutis).

ESCENA V

Juana entrará por el foro con un tintero que colocará sobre el escritorio. Luego arreglará las cosas que haya sobre él. Después de una pausa entrará Esther por el foro. Juana se mostrará triste, abatida.

ESCENA VI

(Dichos y Esther)

 

Esther — (Entrando). Deja el escritorio Juana: — está limpio.

Juana — Tenía un poco de polvo. (deja de trabajar).

Esther — (Sonriendo). ¿Y siempre estás triste?

Juana — (Sonrojándose). Oh! Señora... ¿Por qué?

Esther — (Amigablemente). Vamos sed franca. Rehusas acaso la confianza que te doy? Algún desengaño quizás...

Juana — (Sorprendida). Oh! No Señora.

Esther — (Tomándole la mano). Dime...

Juana — (Agachando la cabeza é indecisa). No... sí... (levanta la cabeza y de pronto).¿Tiene algo que mandarme?

Esther — Habla, habla...

ESCENA VII

(