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Corte de amor, que en ocasiones también lleva el título irónico "Florilegio de honestas y dobles damas" es una colección de novelas cortas de Ramón María del Valle Inclán. Todas ellas tratan sobre el amor adúltero desde un tono desprejuiciado y prácticamente amoral, de final abierto, aunque encierran en sí una muestra de la literatura galante que caracterizó al autor en su primera época, con un estilo cercano a la prosa poética sin renunciar a la ironía y la sátira. Augusta es la tercera de ellas.
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Seitenzahl: 23
Veröffentlichungsjahr: 2021
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Ramón María del Valle-Inclán
Saga
Augusta (Corte de amor III)
Copyright © 1903, 2021 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726485646
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
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This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.
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[139] ERES encantador...! ¡Eres el único...! Nadie como tú sabe decir las cosas. ¿De veras mis labios son estos tus versos...? Yo quiero que seas el primer poeta del mundo... ¡Tómalos...! ¡Tómalos...! ¡Tómalos...!
Y la gentil Augusta del Fede besaba al Príncipe Attilio Bonaparte, con gracioso aturdimiento, entre frescas risas de cristal. Después, rendida y feliz, volvía a leer la dedicatoria [140] un tanto dorevillesca, con que el Príncipe le ofrecía los «Salmos Paganos». Aquellos versos de amor y voluptuosidad, que primero habían sido salmos de besos en los labios de la gentil amiga.
Era el amor de Augusta alegría erótica y victoriosa, sin caricias lánguidas, sin decadentismos anémicos, pálidas flores del bulevar. Ella sentía por aquel poeta galante y gran señor esa pasión que aroma la segunda juventud con fragancias de generosa y turgente madurez. Como el calor de un vino añejo, así corría por su sangre aquel amor de matrona lozana y ardiente, amor voluptuoso y robusto como los flancos de una Venus, amor pagano, limpio de rebeldías castas, impoluto de los escrúpulos cristianos que entristecen la sensualidad sin domeñarla. Amaba [141] con la pasión olímpica y potente de las diosas desnudas, sin que el cilicio de la moral atarazase su carne blanca, de blanca realeza, que cumplía la divina ley del sexo, soberana y triunfante, como los leones y las panteras en los bosques de Tierra Caliente.