Calixta, la prestamista - Enrique García Álvarez - E-Book

Calixta, la prestamista E-Book

Enrique García Álvarez

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Beschreibung

Texto teatral en clave humorística del dramaturgo Enrique García Álvarez. Como es habitual en este autor, la historia retrata de manera satírica algunos rasgos de la España de su época. En este caso, todo se articula en torno a una verbena madrileña y un mozo juerguista en paradero desconocido, que resultará tener un amorío interesado con una conocida prestamista del lugar.

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Seitenzahl: 46

Veröffentlichungsjahr: 2022

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Enrique García Álvarez

Calixta, la prestamista

El Niño de Buenavista

SAINETE MADRILEÑO EN UN ACTO MÚSICA DEL Maestro Luna

Saga

Calixta, la prestamista

 

Copyright © 1920, 2021 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726686760

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

PERSONAJES

Calixta. Piedad. Clemencia. Narciso. Celestino. Demetrio. Chamorro. Timo. Vale. Chauffeur. Vendedores. Verbeneras y verbeneros.

ACTO ÚNICO

La escena representa una explanada en una verbena madrileña.

A la derecha, un puesto de refrescos con mostrador al fondoyanaquelería; mesas y sillas, en primer término, y una empalizada cubierta de cadeneta y ramaje, que la separa del resto de la escena, y en la que hay una puerta que da paso a la explanada.

Una tira de lienzo, bien visible, colocada en lo alto de la parte del puesto que da al público, ostenta la siguiente inscripción:

«PALACE-NIZA»

SUCURSAL DE CENICERO, 1

CASA CHAMORRO

Y en otros cartelones, convenientemente distribuidos, se leen estos letreros:

 

De siete a diez, se asan chuletas.

De una a tres, se asan los camareros, a pesar del toldo.

Abundancia y economía.

Vino “El Anciano”. Vino bueno.

Tenemos toda clase de refrescos, desde zarza pa alante.

Hay organillo, pero se le están poniendo unas piezas.

Hay café, hay gambas, hay fiambres, y si alguno se marcha sin pagar..., ¡ay su abuela!

A la izquierda, en segundo término, entrada a una barraca, sobrela que se lee:

 

MUSEO DE LOS MONSTRUOS

 

El hombre-bestia y la mujer-cafre. Unicos fenómenos visados por el Comité Internacional de Exploradores de Nicaragua (Estados Unidos).

(Con grandes faltas de ortografía.)

 

En este mismo lado, y en primer término, un tiro al blanco, que representa la fachada de un castillo, de cuya puerta, cerrada, descienden unos railes, que van a parar a la tarima desde donde se dispara, en la que habrá dos rifles y unas flechitas.

En la almena del castillo se lee: “Tiro de la Manuela.” Al fondo, otros puestos de baratijas, entre los que se destaca uno, con esta leyenda: “El delirio en jarras.”

Practicables a izquierda y derecha.

Es de día. Primeras horas de la tarde. Se oye un organillo lejano.

MUSICA

Vendedor 1.° ¡Al helao! ¡Al helao!

Que está más sabroso

que el pavo trufao,

y que el que lo prueba,

cuando ha terminao,

queda como si uno

le hubiera anunciao

que a su pobre padre

le han asesinao.

¡Al helao! ¡Al helao!

Llevo barquillitos

y un acorazao.

Llevo aquí galletas

para el mantecao.

Llevo aquí dos horas

y no me he estrenao.

Chamorro. ¡Mi madre, qué gritos!

¡Estoy alelao!

Vendedor 1.° ¡Al helao! ¡Al helao!

Vendedor 2. (Con un armadijo, en el que lleva instrumentos y gorros de cartón.)

¡Cascos! ¡Cascos y charrascos

para ir de formación!

(Al 1.°) Vente a la tasca, León;

a que nos sirvan dos frascos,

que con esta insolación

se me calientan los cascos

y se despega el cartón.

Verbeneros. (Por la izquierda.)

¡Mira, ya está Paganini!

Vamos al soplen.

(AlVendedor 2.°)

Denos tres fagots, joven musical.

Vendedor 2.° Se ejecuta fácilmente Parsifal.

Verbeneros. Con nuestra banda

sobra la Municipal.

Vendedor 2.° Pues natural.

(Los verbeneros se encasquetan unos gorros, cogen varios instrumentos y, alegremente, hacen mutis por foro derecha. Los vendedores, por la izquierda.)

Timo. (En la puerta de la barraca.) ¡Adelante, señores, adelante! Pasen y verán el verdadero hombre primitivo, el habitante de las selvas completamente vírgenes, el ser racional que se alimenta de las raíces de las plantas y cría sus hijos con plantillas; el auténtico cuadrumano, el hombre más mono del mundo; indígena verdad; salvaje garantizado. ¡No se detengan! Pasen y verán también la dama-cafre, único ejemplar del Planeta, cogida a lazo en un bosque de la Australia, y bautizada con el nombre de Juana Expedita por las damas catequistas en San Francisco de California. Pasen a ver la dama Juana y al Primitivo. ¡A real la entrada! ¡A real! Niños y militares, también un real. Aquí no se rebaja a nadie. ¡A real! A real pa dentro y gratis pa fuera. Vayan pasando sin aglomerarse.

Bueno: me estoy gastando la saliva lo que se dice en clown. En esta barraca no entra ni el oxígeno. La gente de este barrio no tiene curiosidaz ni aseo.

(Suena dentro de la barraca un aullido espantoso.)

No te molestes en hacer el hotentote, que le estoy hablando a la atmósfera.

El monstruo. (Dentro.) Si es que bostezo.

Timo. ¡Ah, ya! Creí que imitabas el aullido de un zulú.

El monstruo. Es que me aburro como un hongo en verano.

Timo. Bueno, pues toma un pito. (Saca un cigarrillo y entra en la barraca.)

Chamorro. (AlCamarero, que ronca de bruces en una mesa.) ¡Tú, Vale! ¡Eh, arriba!

Camarero. ¿Qué pasa?

Chamorro. ¡Qué va a pasar! Que si encima de la poca voluntá que hay pa entrar en el merendero, os ven roncar, pues no entran ni los tullidos a pedir limosna.

Timo. (Saliendo de la barraca y entrando en el merendero.) Muy buenas. ¿Serían ustedes tan amables que entraran otras dos grosellas ahí a los monstruos?

Chamorro. ¿Otras dos? ¡Pero si hoy van ya catorce, y hay apuntás en la pizarra ciento seis en lo que va de verbena.

Timo.