La casa de los crímenes - Enrique García Álvarez - E-Book

La casa de los crímenes E-Book

Enrique García Álvarez

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Beschreibung

Texto teatral escrito a cuatro manos entre Enrique García Álvarez y Pedro Muñoz Seca. Como es habitual en estos autores, la historia retrata de forma humorística ciertos rasgos costumbristas de la España de su época. En este caso abordan el tema de la miseria a través de la historia de un vividor que ocupa casas que están por alquilar y se dedica a arrancar todos los carteles que anuncian la vacante, hasta que se ve obligado a mudarse cuando por fin se encuentra inquilino.

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Seitenzahl: 35

Veröffentlichungsjahr: 2022

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Enrique García Álvarez

La casa de los crímenes

JUGUETE CÓMICO EN UN ACTO

Estrenado en el TEATRO DE LA PRINCESA de Madrid, la noche del 10 de Enero de 1916

Saga

La casa de los crímenes

 

Copyright © 1916, 2021 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726686722

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

A Guillermo Gullón y García Prieto con mucho cariño,

Los Autores.

REPARTO

PERSONAJES

ACTORES

LAURA….

Srta Torrea.

BALBINA…..

Sra. Torres.

ENGRACIA.....

Srta. Hermosa.

OLIVARES….

Sr. Santiago.

AMILCAR….

Juste .

ACTO UNICO

Habitación central de un lujoso piso desalquilado. No hay muebles, ni cuadros, ni cortinas, ni nada. Una puerta en el lateral ízquierda, dos en el lateral derecha y dos balcones en el foro. Todas las puertas, incluso las de los balcones, estarán abiertas de par en par. Es de día; un día de Mayo por más señas. La accion en Madrid. Epoca actual.

––––––––––

(Al levantarse el telón aparece la escena completamente desierta, Un segundo después, de puntillas, sin sombrero y muy azorado, entra por la puerta de la izquierda olivares; se detiene, escucha, y de pronto, y procurando no hacer mucho ruido, echa a correr como un loco y hace mutis por la primera puerta de la derecha. Pequeña pausa seguida de rumor de voces, por la izquierda, y al cabo entran en escena por la puerta de este lateral balbina y engracia . Balbi na, zafia portera de la casa, trae unas hojas de papel de música y unos trozos de cuerda, y Engracia, su hija, muchacha como de diez y ocho años, que tiene cara de tonta y habla a salpicones, conduce un cesto de mimbres, vacio.)

Eng. Vamos, madre, caray, que descurre usted como los serenos por la mañana trempano.

Balb . ¿Sí, eh? Pues yo te juro a ti, cacho e Séneca, que el sinvergüenza que qnita los papeles de los balcones se va a acordar de Balbina Cuestas y Ballestas. (Jurando.) ¡Por estas! Y no se dice trempano, niña, sino templano.

Eng .¿Pero no será el viento quien los quita?

Balb. Qué viento ni qué alcachofas, si he puesto ya los papeles siete veces y los últimos los amarré con una soga.

Eng. ¡Pues sí que es una bromita!...

Balb. Y quería tu padre que comprara cartulina satiná pa ponerla. ¡Naranjas!

Eng. ¿Pues qué va usted a poner?

Balb. Estos papeles de música que m’ha dao el señor Cipiano.

Eng. ¿A ver? (Los examina. ) Anda, y tién letra escri ta. (Leyendo. ) Fon... pon... pon... pon...

Balb. El «Pompón». Vaya una antigualla.

Eng. (Leyendo. )

Pon tus labios carmesíes

en los míos, mi paloma,

y al ponerlos me sonríes

lo mismo que las huríes

a Mahoma.

¿Qué será esto madre?

Balb. A lo mejor una desvergüenza.

Eng. Digo esto de carmesíes.

Balb. Alguna errata. Debe ser Carmen Síes: Carmen el nombre y Síes el apellido.

Eng. Calle, pues es verdad.

Balb. Trae, trae, déjate de canciones y anda a recoger la ropa que está tendida en el pasillo, no sea cosa que venga alguien a ver el cuarto.

Eng. Puede usted estar tranquila: en ocho meses que lleva desalquilado sólo ha subido a verlo un caballero.

Balb . No; la verdad es que el cuarto tiene una pata... Hace quince años, el inquilino que entonces había, un tal don Claudio Montañés, se metió en el baño y se pegó una puñalada que se quedó seco.

Eng. ¡Jesús, madre!

Balb. ¡Pobrecito! Y to porque supo que su mujer se l’había pegao.

Eng. ¿Y por qué se la pegó?

Balb. Porque era una fresca.

Eng. Si digo la puñalada. ¡Qué tonto! Se la debió haber pegao a ella.

Balb. No, si él ya se la había pegao a ella.

Eng. ¿Ah, sí? ¿Y murió ella?

Balb.