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El libro representa los más de 40 años de labor ininterrumpida de su autor en la Radio Cubana, que le permitieron recopilar –y en muchos casos ampliar– conferencias, ponencias, metodologías impartidas por diferentes autores en talleres, cursos y posgrados desarrollados en emisoras nacionales y provinciales, así como incluir un buen número de temas originales de su autoría. De esa gran cantidad de materiales se seleccionaron aquellos que pueden ser necesarios y de utilidad para los interesados en el mundo de la radio, especialmente para esos jóvenes recién graduados que deciden poner en práctica lo aprendido como realizadores radiales. Conocerán los increíbles inicios de la radio como importante medio de difusión masiva en Cuba, así como toda la magia que transmite a los sentidos del oyente, sus aspectos técnicos, ventajas, tipos de programación informativa, formas de hacer propaganda, todo con el fin de proyectar ideas y conocimientos básicos de este medio.
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Seitenzahl: 247
Veröffentlichungsjahr: 2025
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Edición y corrección:
Rachel Albín Betancourt
Diseño de cubierta e interior:
Ana Irma Gómez Ferral y Valentín Frómeta de la Rosa
Composición de e-books:
Ana Irma Gómez Ferral y Valentín Frómeta de la Rosa
© Sobre la presente edición:
© Félix Armando Díaz Sotolongo, 2025
© Editorial enVivo, 2025
ISBN:
9789597279198
Instituto de Información y Comunicación Social
Ediciones enVivo
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“… no importan las discrepancias;
lo que importa es la honestidad con que se opine.
De las discrepancias saldrá la verdad”.
Fidel Castro Ruz
3/7/2008
José Javier Muñoz [1] y César Gil [2]
La radio es el medio de comunicación y expresión plural (público, colectivo o de masas) más importante en situaciones de emergencia. En caso de catástrofes, como terremotos e inundaciones, en tesituras tan dispares como una guerra o un apagón generalizado de una ciudad, la radio sirve para informar de la situación, mantener la alerta y difundir normas e instrucciones necesarias para la población. Aunque solo fuera por este motivo, valdría la pena tomar en consideración a la radio.
Con este «arranque» expositivo queremos entrar en materia atrayendo la atención del lector o lectora, a quien suponemos oyente ocasional o habitual de la radio. Si lo que busca en este libro es conocer la radio tiene que comenzar por poner en cuarentena la mayor parte de los tópicos que se le atribuyen, tópicos que han despistado a los simples curiosos y han obstaculizado la tarea de investigación de quienes se acercaban al medio desde otros ámbitos, como los teóricos de la comunicación, los docentes, los sociólogos o los historiadores.
Se ha dicho que la radio es un medio que utiliza elementos expresivos ya existentes en otros medios y que sus contenidos no revisten especificidad: que la noticia, por ejemplo, puede ser escrita o hablada, pero no deja de ser información lineal y periodística; que el concierto radiado no es más que la multiplicación de la audiencia potencial de una orquesta merced a la radiofonía; que el radiodrama es fruto de la adaptación de un género propio de la literatura… Se concede, en suma, a la radio la consideración de medio de expresión vicario.
Esta calificación es injusta. La radio no es ni más ni menos vicaria que cualquier otro sistema colectivo de comunicación y expresión. Todos y cada uno de ellos toman de lo anterior contenidos y fórmulas expresivas, los transforma o enriquece y origina a su vez técnicas, códigos, fórmulas y géneros nuevos o distintos.
Por ejemplo, la prensa utiliza la palabra escrita: igual que los monjes amanuenses; la imprime: como cualquier impresor del siglo XVII; la procesa: como la tecnología informativa; la fotocompone: como la industria de artes gráficas… En todo proceso físico de plasmación de los mensajes de un periódico en el papel puede no intervenir un solo elemento específico de la prensa como medio. Alguien puede argumentar que la rotativa es propia de la prensa, como instrumento creado precisamente para multiplicar la tirada de los periódicos. Cierto, pero ¿puede mantenerse con un mínimo de rigor que la rotativa constituye un elemento definitorio o esencial de la prensa? La mayor parte de los periódicos modernos han sustituido las antiguas rotativas por otros mecanismos más rápidos y eficaces de reproducción y no por eso han perdido su condición de medios de prensa.
Ya hemos encontrado, así pues, otro tópico que rechazar. No solo se puede constatar que el mensaje no es el medio (o únicamente el medio), sino también que el medio no es la técnica. La prensa no es la imprenta ni la radio son las ondas. De hecho, los avances tecnológicos han motivado que los medios no equivalgan ya a sus nombres originales.
Prensa, Radio y Televisión son ya nombres simbólicos. Cualquiera de los medios de comunicación social es el resultado de un cúmulo de elementos técnicos y creativos heterogéneos, heterocrónicos y en su mayor parte inespecíficos: no han sido creados para ser prensa o para ser radio o televisión. El descubrimiento científico de la posibilidad de transmitir sonidos a través de ondas electromagnéticas, la posibilidad de captarlas a gran distancia en buenas condiciones acústicas, no fue motivado con el propósito de inventar la radio. El medio radio se fue conformando a partir del aprovechamiento de ese sistema de transmisión, canalizando a través del mismo mensajes sonoros progresivamente complejos, dotándolos de medios complementarios o potenciadores que a su vez daban pistas para nuevas utilizaciones, aportando métodos más o menos originales de captación y reproducción del sonido, e incorporando paulatinamente contenidos creativos.
La época histórica en que aparece la radio abarca un tiempo relativamente largo, desde la segunda mitad del siglo XIX hasta la década del veinte del siglo XX. Los avances científicos en ese periodo ya eran notables y abrió nuevos cauces para la ilustración y el avance del progreso. La sociedad estimula los descubrimientos científicos. La Revolución Industrial y las revoluciones sociales del siglo XIX son marcos indelebles de toda una época.
La burguesía industrial y mercantil que ha conquistado el poder aprovecha inventos tan decisivos como el de la máquina de vapor para intensificar la producción de mercancías.
Las grandes transformaciones técnicas están también en el campo de las telecomunicaciones.
La invención de la electricidad dio lugar a nuevos descubrimientos:
Morse creó el telégrafo eléctrico.
A. Graham Bell logró por primera vez la transmisión de la voz humana a través de un hilo telefónico.
Avanzan los experimentos de la telegrafía sin hilo.
La combinación del principio del teléfono con el de la telegrafía sin hilo echaron las bases para el surgimiento de la radio.
La aparición de la radio llega después de muchos esfuerzos científicos y experimentos acerca de la transmisión de ondas electromagnéticas. En los últimos años del siglo XIX
A.S. Popov construyó en Rusia el primer aparato receptor de señales por ondas hertzianas.
Casi simultáneamente, Guillermo Marconi, en Italia, hacía experimentos similares, logrando transmitir señales sin usar cable (1895).
Tanto Popov como Marconi se basaron en la experiencia científica acumulada hasta entonces, veamos los momentos culminantes de las investigaciones y experimentos precedentes:
1830: Aparece el primer descubrimiento de gran interés científico, cuando Michael Faraday descubre que “no es necesario que dos circuitos eléctricos estén en verdadero contacto físico para que la energía pueda pasar por ellos”. Con este descubrimiento, debido al intelecto de Faraday, la comunicación inalámbrica deba sus primeros pasos y se abría todo un futuro promisorio para las comunicaciones en sentido general.
1863: El escocés James Clerk Maxwell demostró, matemáticamente, que la existencia de las ondas electromagnéticas era una realidad objetiva.
1868: El físico alemán Heinrich Rudolf Hertz logra producir artificialmente esas ondas electromagnéticas siendo el primero en lograrlo. En su honor esas ondas se conocen hasta nuestros días como ondas hertzianas.
1894: El inglés Oliver Lodge demostró que podrían transmitirse señales sin hilos por medio de las ondas electromagnéticas.
Correspondió a Marconi el hecho de transmitir los primeros mensajes utilizando el principio de las ondas hertzianas, este suceso trascendental ocurrió a finales del siglo XIX 1899). Los primeros mensajes telegráficos (sin hilo) se transmitieron entre Gran Bretaña y Francia. Este descubrimiento se propagó rápidamente por todo el mundo.
Tanto a Popov como a Marconi se les adjudica la progenitura de la invención de la radio. Es mejor pensar que ellos y otros importantes científicos son decisivos eslabones de una misma cadena que termina dando lugar a la radio.
Se pueden mencionar otras figuras como son el profesor británico Floming y el norteamericano Lee de Forest junto a un grupo de científicos austriacos llegan a perfeccionar la válvula o tubo al vacío y, después, el micrófono. También hay que nombrar a Edwin H. Armstrong, que diseñó los circuitos que hoy son de aplicación común en los radiorreceptores.
Continuando la secuencia cronológica de la aparición de la radio podemos señalar otros momentos importantes.
1904: Inauguración del servicio telegráfico entre los barcos.
1914: La compañía Marconi obtiene éxitos al comunicar telefónicamente a Washington con París y Honolulu en Hawái, Océano Pacífico.
1919: Comienza la radiodifusión en América con experimentadores aficionados que lo hacían por simple diversión o entretenimiento.
1920: En febrero de este año se inaugura la primera radiodifusión británica por la compañía Marconi.
1920: En noviembre se inaugura la primera estación de radio tipo comercial en los Estados Unidos y en el mundo. Sale al aire con el nombre de East Pittsburgh.
Más tarde se le conocería con el nombre de la KDKA. En los EE. UU. la radio se convirtió en un gran negocio y proliferó rápidamente. Hacia 1922 ya había en el país unas 500 emisoras de radio.
En sentido general la década del veinte del siglo XX fue testigo del auge extraordinario de la radio tanto en América como en Europa y la Unión Soviética.
La producción de receptores creció enormemente, pero cabe señalar que estos fueron evolucionando progresivamente. Los aparatos de radio eran bastante grandes; al principio se oían con audífonos porque no contaban con amplificación. Primero existió la llamada radio de galena; después vino el bombillo y a este le siguió el heterodino la radiela superheterodina, RCA, etc. La corriente alterna en los receptores de radio comienza a usarse a partir de 1926 en sustitución de los de pilas.
Antes de proseguir tenemos que detenernos en un aspecto técnico esencial que ya se ha mencionado reiteradamente en las páginas precedentes. Nos referimos a las ondas electromagnéticas hertzianas.
Las ondas pueden definirse como un movimiento vibratorio: se trata de una vibración que se ha irradiado a partir de un efecto emisor. Las ondas hertzianas, implicadas en las radiocomunicaciones, también se propagan de un modo semejante, con la diferencia de que son electromagnéticas y su velocidad de propagación es fabulosamente altas: 300 000
km/s. Las ondas de radio tienen la misma naturaleza que las ondas de luz y de calor, y se propaga por lo tanto, a la misma velocidad.
La frecuencia de una onda indica el número de sus vibraciones (o ciclos) que pasan por un punto dado del espacio en el tiempo de un segundo, se mide por lo tanto en ciclos por segundos. Cuanto mayor es la frecuencia de las ondas se dice de ellas que son más cortas, porque en un segundo cruzan por un punto del espacio un mayor número de ciclos, al ser los ciclos o vibraciones más cortos. Las ondas empleadas en las comunicaciones por radio tienen una frecuencia comprendida entre los 500 000 c/s y los 30 millones de ciclos.
Las ondas que se emplean en las comunicaciones por televisión son más cortas, es decir, su frecuencia es más alta. Más cortas aún son las ondas correspondientes a los colores visibles y todavía más cortas en los rayos x y las radiaciones gamma, que son penetrantes.
Las ondas de radio son transmitidas o irradiadas por una antena emisora y se propagan desde aquel punto en todas direcciones. Las ondas largas: siguiendo la línea de la superficie terrestre y su alcance no es muy grande.
La onda corta tiene la propiedad de alcanzar enormes distancias, incluso la vuelta a la tierra. Ello es posible porque estas ondas tienen la propiedad de reflejarse en una alta capa atmosférica fuertemente ionizada por los rayos solares, que se conoce con el nombre de ionosfera o capa de Heaviside, situada entre los 80 y 400 km de altura. Esta reflexión de las ondas a tan gran altura permite salvar la curvatura terrestre y enlazar por ondas hertzianas puntos tan alejados como Japón.
Estas ondas, que viajan por el espacio transportando voces y música se denominan “ondas portadoras”, porque se utilizan para transportar sonidos. Cuando una de estas ondas encuentra una antena receptora, que está formada por un hilo de cobre situado a cierta altura del suelo, hace aparecer en ella una débil corriente eléctrica, que el receptor amplifica y transforma en sonidos audibles, gracias a unos tubos termoiónicos, o válvulas de radio, cuyo principio fue enunciado en 1906 por Lee de Forest, conocido como “El padre de la radio”.
Los receptores de radio están formados por una compleja red de circuitos eléctricos de válvulas, destinados a convertir las señales audibles de baja frecuencia, pues el oído humano solo percibe los sonidos cuya frecuencia se halla comprendida entre los 20 y los 20 000 c/s. Los receptores de radio pueden ser mejores o peores.
La interferencia aparece cuando un receptor sintoniza a la vez dos estaciones, porque éstas trabajan con ondas de frecuencia muy cercana. Cuanto más sensible sea un receptor, mayor número de estaciones será capaz de recibir, pero el problema de las interferencias será más agudo. Esto se puede reducir aumentando la selectividad del receptor para separar dos estaciones de frecuencia muy próximas. Pero, al aumentar mucho la selectividad, se tiende a disminuir la fidelidad de la reproducción de los sonidos, el receptor se “come” parte de las frecuencias musicales.
Prof. Félix Manuel Valdés Rodríguez. [3]
Ya se apuntaron algunos elementos técnicos reveladores de cómo era la radio en sus inicios. Desde el punto de vista de la programación hay que señalar que las primeras transmisiones eran sin libretos ni guiones. Los animadores, que lo improvisaban todo, eran los reyes de los programas. Pero cuando las “cosas” no salen bien y se producen protestas de los radioyentes, entonces se crearon las condiciones; eran ya exigencias de la época que apareciera el guion o nota al programa (1920-21).
Los espacios informativos adquieren la mayor importancia (se leen las noticias de los periódicos). El programa más antiguo en la radio es el noticiero. Casi simultáneamente aparecieron otros tipos de programas: musicales, dramáticos, etc. Ante la necesidad de pago de la programación, surge el anuncio como vía para recaudar fondos. Los anuncios se hacían solo al principio y al final del programa. El carácter comercial de la radio se va conformando a finales de la década del veinte del siglo XX
La prensa ayudó a la radio en su nacimiento, aunque posteriormente surgieron conflictos entre propietarios de uno y otro medio, en este caso, los dueños de periódicos pensaron que la radio se convertiría en una seria amenaza para sus diarios.
La importancia de la radio desde su aparición hasta nuestros días nadie la pone en duda. Ha sido identificada indistintamente como “un rally de los millones”, “un teatro de un solo asiento”, “un curso escolar a nivel nacional”, “un compañero de la vida diaria”, etc. Lenin la definió como un “periódico sin papel y sin distancia”.
Son muchas las cualidades que pueden explicar la importancia de la radio. Veamos las más significativas:
Amplió los sistemas de comunicación y facilitó el intercambio rápido de información, factor de la vida pública y hoy en día un rango característico de la moderna civilización.
La radio es el medio idóneo para difundir de inmediato noticias de extraordinaria importancia pública y prevenir a la población acerca de situaciones imprevistas y de emergencia, tanto naturales como provocadas por el hombre.
La programación radial abarca prácticamente todo el día y permite reportar acontecimientos al momento de producirse en cualquier parte del mundo, en ocasiones en la voz de protagonistas o testigos de los hechos. Es posible, también, dar seguimiento a las noticias.
Se considera que la radio es la fuente más veloz de información y la población muestra por ella preferencias para conocer las primeras noticias de la mañana.
La radio es el medio de difusión masiva más extendido en el mundo a diferencia de la prensa y la televisión, es un medio muy asequible y tecnológicamente barato. Se considera que en el mundo el número de receptores de radio es casi el triple de las de televisión.
Las posibilidades de escuchar la radio son ilimitadas, lo mismo en casa que viajando, trabajando, etc. Por todo eso, es la radio el más eficiente de los medios de difusión masiva (no el más poderoso porque este rango pertenece a la televisión). La radio contribuye al progreso, al desarrollo de la cultura, al enriquecimiento espiritual de los individuos, ejerce también influencia política, religiosa, ideológica, etc..
Las posibilidades de escuchar la radio son ilimitadas, lo mismo en casa que viajando, trabajando, etc. Por todo eso, es la radio el más eficiente de los medios de difusión masiva (no el más poderoso porque este rango pertenece a la televisión). La radio contribuye al progreso, al desarrollo de la cultura, al enriquecimiento espiritual de los individuos, ejerce también influencia política, religiosa, ideológica, etc..
El habla (voz humana), la música y los efectos acústicos, son los tres pilares en que se apoya la radio (sin mencionar, claro está, su soporte técnico). El poder persuasivo de la voz humana es superior al de la palabra impresa, aunque no tanto si la comparamos con la televisión (audio e imagen).
En oposición a las virtudes enumeradas, la radio presenta indudables desventajas, como son:
La expresión radiofónica no le permite al oyente repetir la exposición del medio. No puede volver atrás en la lectura, como en la prensa escrita, para aclarar dudas o comprender un giro literario difícil.
El carácter efímero del mensaje radial merma su eficacia y posibilita errores de interpretación, o la propagación de rumores basados en un entendimiento parcial o torcido de la información radial.
El locutor, en ocasiones, impone al oyente un ritmo de lectura superior a sus posibilidades de captación.
Cuba fue uno de los primeros países de América Latina en disponer del medio radial, el cual inició sus transmisiones regulares a partir de 1922. La década del 20 del pasado siglo XX fue la etapa de expansión industrial y financiera de los consorcios eléctricos de los Estados Unidos. Como se sabe Cuba estaba estrechamente ligada al poderoso vecino del norte. En sentido general la época cubana de entonces se distinguía por el estatus neocolonial que tenía el país (siendo república o república mediatizada), el dominio yanqui era todopoderoso y omnipresente en las esferas de vida nacional; detrás de cada presidente cubano estaba la figura del embajador de los EE. UU.
Un periódico de la época hizo famosa una caricatura en la cual aparecía el presidente cubano con una pluma para firmar y detrás se veía al embajador de los EE. UU. guiándole la mano. Las inversiones norteamericanas también son cuantiosas. Parejamente con este ambiente, la década del veinte es un periodo de importantes hechos de la historia nacional, como son la lucha estudiantil por la reforma universitaria, la fundación de la Universidad Popular José Martí, la fundación del primer Partido Comunista de Cuba (1925), etc.
El 10 de octubre de 1922 se inauguró oficialmente la emisora PWX, iniciándose de este modo las transmisiones regulares de radio en el país. La PWX sale al aire bajo los auspicios de la ITT, desde las torres de la Cuban Telephone Company[4], filial de aquella en Cuba. La emisora fue instalada bajo la dirección del ingeniero jefe de la Emisora F.T. Caldwees, su auxiliar J.D. Taylor y B. Stewart Price, de la International Western Electric Co. de Nueva York.
En cuanto a los aparatos de transmisión y control fabricados expresamente en los Estados Unidos por la firma Western Electric pueden considerarse como los más eficientes en diseño y construcción que se podía obtener en la incipiente industria radiofónica.
La PWX se integra con un programa solemne, para conmemorar el aniversario del Grito de Yara (10 de octubre de 1868). El acto inaugural se produjo a las cuatro de la tarde de ese día. El discurso de apertura lo pronuncia el presidente de la república Alfredo Zayas. ¿Qué dijo este señor presidente? Lo primero que llama la atención es que su discurso se dirige al pueblo de los EE. UU.: “Desde la ciudad de La Habana, capital de la República de Cuba, tengo el gran honor de dirigir mi voz al pueblo de los Estados Unidos de América por el maravilloso invento inaugurado por la Cuban Telephone Company”.
“Y deseo enviar a ese noble pueblo un cordial saludo expresando los sentimientos de amistad del pueblo cubano y el anhelo de mantenerlos. Lanzadas mis palabras al espacio, llevadas por las ondas atmosféricas sobre los mares agitados y sobre las altas montañas, espero que, penetrando en vuestros oídos, ciudadano de la patria de Washington, llegarán hasta nuestros corazones y evocarán un eco como una vibración de efecto recíproco. Quiero expresar mis mejores deseos por la prosperidad, paz y progreso de vuestra república; por la felicidad personal de vuestro ilustre presidente; por la salud de su honorable familia y por el bienestar y la alegría de todos cuantos viven en vuestra poderosa nación”.
El presidente termina su perorata así:
“Con mis palabras pronunciadas en nombre del pueblo cubano, envío a los EE. UU. la expresión verdadera de respeto y admiración a sus instituciones nacionales; de sincera amistad a su pueblo y de consideración a su gobierno. ¡Tres vivas a la gloria de los EE.UU.! ¡Tres vivas a la absoluta independencia de Cuba!”.
El discurso de Zayas era un fiel reflejo de la falta de independencia que tenía el país y de la sumisión al poderoso vecino del norte. Este discurso se pronunció en inglés y después en español.
Con este primer programa, también tenía lugar el primer control remoto de la radiodifusión nacional (el despacho presidencial de Zayas, desde donde pronuncia su discurso, está conectado por línea telefónica con los equipos transmisores del edificio de la calle Águila.
Las primeras palabras dichas por el animador oficial de la PWX, Raúl P. Falcón, en inglés y español, al inaugurarse la emisora fueron: “Esta es la estación PWX de la Cuban Telephone Company en la Habana, Cuba. Estamos transmitiendo en una onda de 400 metros y con una potencia de 500 watts. Por este medio llevaremos a ustedes y a los demás pueblos del extranjero, nuestra música y nuestra palabra que es la expresión de nuestra cultura…”.
El punto más distante de donde se reportó el programa de inauguración fue a dos mil cuatrocientas millas de la Habana, según la Revista Telefónica Internacional, órgano oficial de Cuban Telephone Company.
La segunda transmisión de PWX se produjo el sábado 14 de octubre. La prensa anuncia que las transmisiones serán siempre los miércoles y sábados en el horario de 8:30 p.m. a 10:00 p.m. Hasta el mes de noviembre de 1925 la PWX se mantiene transmitiendo esos días y en ese horario.
La salida al aire del primer programa de la PWX fue todo un acontecimiento de la vida nacional y, además, tuvo repercusión internacional. Fue la primera vez en el mundo que un jefe de estado se dirigía a otro país por medio de las ondas hertzianas; fue la primera transmisión internacional de un programa artístico asignado en un país y captado en otro, para difundirlo por altoparlantes. (La PWX envió un equipo de técnicos al club San Carlos de Key West, donde instalaron un sistema de alta voz conectado a un receptor, para brindar a los tabacaleros cubanos la inauguración de esta emisora); fue la primera transmisión entre dos emisoras de países distintos, separados por el mar. Con todo ello, Cuba marcaba pautas en la radiodifusión a nivel internacional. La PWX se llamó más tarde CMC. La agitación social y los acontecimientos políticos de los años treinta van a poner punto fijo a esta emisora.
En esos años el país vivía bajo la dictadura de Gerardo Machado conocido como el “Asno con garras”; las luchas obreras se recrudecen. El 8 de marzo de 1934 se produjo una huelga nacional del sector telefónico. El presidente de la ITTC y de la Cuban Telephone Company, Sosthenes Behn, decide el cierre de la CMC. En esto influyó el hecho de que el pueblo conoció que Machado era accionista de la compañía telefónica, lo que alborotó la ira popular. Pero oficialmente el cierre se lo achacan a la competencia de otras emisoras que ya por esa época estaban en rebeldía y le daban participación a la voz del pueblo.
Los micrófonos de la PWX - CMC, desde sus inicios hasta el cierre en 1934, siempre estuvieron al servicio de los intereses norteamericanos y del gobierno de turno en la Isla.
Desde luego, también hay que reconocer cuanto hizo de bueno en la difusión de nuestra música y cabe apuntar que desde 1929 y hasta su cierre, fue Luis Casas Romero su director artístico.
A pesar de todo lo dicho de la PWX - CMC (1922-1934), la verdad es que la radiodifusión en Cuba tuvo sus primeras manifestaciones a partir de 1920, año en que aparecieron los primeros radioaficionados que utilizaban equipos verdaderamente artesanales y de escasa potencia.
La emisora 2LC fue la pionera de las transmisiones regulares en Cuba. Salió al aire el 22 de agosto de 1923, operando en la banda de trescientos sesenta metros y con una potencia de diez watts.
El indicativo 2LC significaba:
El dos: la provincia (La Habana).
LC: Luis Casas.
Luis Casas Romero era un notable músico cubano, creador del género “La Criolla”; era de la Banda de Música del Estado Mayor del Ejército. Él, conjuntamente con su hijo, instalaron la emisora. Poco antes de las 9 de la noche ponían la señal en el aire. Con una pequeña corneta de juguete, el propio Casas tocaba una llamada de atención; se mantenía después una señal de identificación dando golpes rítmicos sobre el metal de la cornetica (un efecto parecido al tic-tac de Radio Reloj), hasta que se producía el tradicional cañonazo de la Cabaña, que era captado al aire por el micrófono de la emisora; entonces Casas tocaba un breve acorde en la cornetica y acto seguido decía: “Son las nueve en punto”. Después se emitía un boletín del estado del tiempo. Así nacía en nuestro país el primer noticiario radial.