El diablo está en cantillana - Luis Vélez de Guevara - E-Book

El diablo está en cantillana E-Book

Luis Vélez de Guevara

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Beschreibung

El diablo está en Cantillana es un texto teatral del autor Luis Vélez de Guevara. Basada en una leyenda castellana, narra la historia de un hombre que se viste de fantasma para evitar el deshonor y la ignominia por culpa del rey Pedro I el Cruel.

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Seitenzahl: 75

Veröffentlichungsjahr: 2022

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Luis Vélez de Guevara

El diablo está en cantillana

 

Saga

El diablo está en cantillana

 

Copyright © 1621, 2022 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726661798

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

PERSONAJES

EL REY DON PEDRO. LOPE SOTELO. PERAFÁN DE RIBERA, viejo.DON SANCHO. DON GARCÍA. DON ÁLVARO. RODRIGO, gracioso.CARRASCA, alcalde.ZALAMEA, alcalde.DOÑA ESPERANZA. DOÑA MARÍA DE PADILLA. LEONOR, criada.DON JUAN DE RIBERA.

Jornada I

Salen el REY DON PEDRO, LOPE SOTELO, DON SANCHO, DON GARCÍA y DON ÁLVARO, todos de noche.

 

REY Ninguno quede conmigo,

si no es don Lope Sotelo.

LOPE Algo de nuevo recelo.

REY Lope.

LOPE Señor.

REY ¿Sois mi amigo?

LOPE Esclavo de vuestra Alteza 5

apenas merezco ser.

REY Don Lope, yo he menester...

LOPE ¿Qué, señor?

REY Vuestra cabeza.

LOPE ¿Mi cabeza?

REY No os turbéis,

que en vuestros hombros la quiero, 10

porque de esta suerte espero

que mejor me serviréis.

Que mejor brazo y espada

de Galicia no ha salido,

honrando contra el olvido 15

vuestra dulce patria amada,

y la cristiana cuchilla

contra el moro eternizando.

Pero, esto aparte dejando,

¿cómo dejáis a Sevilla? 20

LOPE Buena, señor; y quejosa

de que la favorezcáis

mucho menos que estimáis

su fábrica generosa

y aquel río en quien mirando 25

su vistosa majestad

es Narciso la ciudad,

pues sin razón despreciando

la maravilla africana

del alcázar que vivís, 30

los veranos os venís

a pasar a Cantillana.

Aunque os puede disculpar

esta casa de placer,

que llegan a enriquecer 35

Guadalquivir y Viar,

esos caudalosos ríos

en cuyo sitio dichoso

vuestro abuelo generoso

trasladó al Cielo los bríos 40

del alarbe sevillano,

habiendo vencido ya,

porque a propósito está

para pasar el verano;

pero con todo, Sevilla 45

siente vuestra ausencia así.

REY ¿Cómo estas noches, decid,

don Lope, está la Almenilla?

LOPE Llena de barcos y gente.

REY ¿Bravas damas?

LOPE Muchas hay 50

entre Estopilla y Cambrai,

mas pobre del que esté ausente

con la más firme mujer,

aunque su amor más le importe.

REY Esa es ya plaga de Corte. 55

LOPE Líbreme Dios de querer

mujer ninguna que tenga

el amor por granjería.

REY Andar desnudo solía

en tiempo de Bras y Menga, 60

mas ya le quieren vestido

y lleno de oro las damas,

perdonen las castas famas

de Penélope y de Dido.

LOPE Han dado en tal desatino. 65

REY ¿Y la niña sabia?

LOPE Está

en el Candilejo ya.

REY Algo vendréis del camino

(aunque es tan corto) cansado,

y es razón que descanséis, 70

pues vuestra posada veis

donde hablando hemos llegado.

LOPE Volveré con vuestra Alteza.

REY No tenéis a qué volver,

que aquí es donde he menester, 75

don Lope, vuestra cabeza.

LOPE Pues vuestra Alteza comience

a mandarme.

REY De vos fío que me sirváis.

LOPE ¿Qué albedrío,

qué imposible el Rey no vence, 80

porque es dueño soberano?

REY En esa palabra espero

que haréis como caballero.

LOPE Esta espada y esta mano,

esta sangre y este pecho, 85

a vuestro servicio están.

REY Vuestro huésped Perafán,

don Lope, según sospecho,

tiene una hija, y se llama

doña Esperanza, tan bella, 90

tan cuerda y sabia doncella,

que es espejo de la fama.

Sé que la tenéis amor

y que ella no os quiere mal,

y que por seros igual 95

en la sangre y el valor,

pretendéis casar con ella.

Esto ha de cesar aquí,

porque habéis de hacer por mí,

don Lope, más que por ella. 100

Y no sólo eso ha de ser

porque no me canse en vano,

que del cristal de su mano

un papel tengo de ver

en que admita mis deseos, 105

que los reyes es razón

que gocen la posesión

de tan divinos empleos.

De suerte que venga a hacer

toda la voluntad mía 110

sin que de Doña María

ni el cielo (si puede ser)

venga a entenderse jamás,

que lo que a hacer os obligo

se suele por un amigo 115

ofrecer, y un rey es más.

LOPE Señor, mire vuestra Alteza...

REY No hay que replicarme ya,

y advertir que en esto os va

no menos que la cabeza. 120

(Vase.)

LOPE ¿Inventó la tiranía

más riguroso tormento,

ni vió humano entendimiento

desdicha como la mía?

¿Qué Dionisio atormentó 125

con celos, mal de que muero,

que a Nerón, por ser más fiero

tormento, se le olvidó?

¡Ah poder! ¿Tanto has de ser

que llegues al albedrío, 130

siendo imperio y señorío

que al cielo negó el poder?

Vive Dios, que aunque me dé

mil veces la muerte injusta,

que no he de hacer lo que gusta, 135

de mi honor contra la fe,

que mayor rey es amor,

y le debo más decoro

mientras a Esperanza adoro,

que la vida y el honor 140

son para ocasiones tales;

piérdase todo primero

que yo pierda el bien que espero

de sus ojos celestiales.

En un laberinto he entrado 145

que no podré salir de él,

porque Don Pedro es cruel,

mozo, rey y enamorado,

y yo su vasallo soy.

¡Hay rey!, pero con la ley 150

del amor, ¡no hay rey, no hay rey!

¡Sí hay rey, sí hay rey! ¡Loco estoy!

 

(Sale RODRIGO, de camino, cantando.)

 

RODRIGO ¡Ay, que desde Vienes

a Cantillana,

hay una legüecita 155

de tierra llana!

Cantando y medio dormido

he llegado a la posada

con bota y sin camarada,

notable milagro ha sido, 160

que bien debió de picar

después que en aquella venta

me dejó haciendo la cuenta,

pues no le pude alcanzar.

Don Lope yo apostaré 165

que descansa, porque agora

todos duermen en Zamora,

si no es quien camina a pie.

¿Qué hará a estas horas Leonor,

mientras vela mi cuidado? 170

¿Quién va?

(Va a entrar, y encuentra a DON LOPE.)

LOPE Un hombre desdichado.

RODRIGO Es don Lope, mi señor.

Mosca de celos tenemos;

respingo habrá temerario.

LOPE Quien tiene un rey por contrario, 175

¿hará mayores extremos?

RODRIGO ¿Un rey? Guarda fuera, y más,

esta buena pieza.

LOPE Aquí

estoy, Rodrigo, sin mí,

adiós, adiós.

RODRIGO ¿Adónde vas? 180

LOPE No sé, por Dios, dónde voy.

¡Hay rey!, pero con la ley

del amor, ¡no hay rey, no hay rey!

¡Sí hay rey, sí hay rey! ¡Loco estoy!

(Vase.)

RODRIGO ¡Oh enamorado don Lope, 185

cual no he visto jamás,

loco y temerario vas

tras tu cuidado al galope!

De doña Esperanza son

celos, que es discreta y bella, 190

y querrá por dicha hacella

el Rey, Doña Posesión.

En la posada se ha entrado

por un postigo que halló

abierto, si no bajó, 195

pienso, a abrirle algún criado.

Y si no me engaño, a fe,

mi Leonor sale.

 

(Sale LEONOR.)

 

LEONOR ¡Oh lacayo

de mi vida! Como un rayo,

oyendo tu voz, bajé. 200

A don Lope, tu señor,

encontré cuando bajaba,

pero no sé qué llevaba,

que no me habló.

RODRIGO Está, Leonor,

con no sé qué achaque nuevo, 205

que en Cantillana le ha dado,

que le tiene con cuidado.

LEONOR ¿Toca en celos?

RODRIGO No me atrevo

que en eso hablemos, si a tanto

ha llegado su rigor, 210

que de secreto, Leonor,

me precio.

LEONOR Pues entretanto,

dame esos brazos, Rodrigo.

RODRIGO Leonor mía, aquí los tienes.

LEONOR ¿Cómo de Sevilla vienes? 215

RODRIGO Celoso, Dios me es testigo.

LEONOR Igual me tienes tú a mí

el tiempo que te has tardado.

RODRIGO Vive Dios, que no he mirado

un manto, pensando en ti, 220

y que hemos sido cartujos

yo y don Lope, mi señor.

Dame tú cuenta, Leonor

(si no es meterme en dibujos),

de lo que por aquí pasa. 225

¿Hay por los ninfos del rey,

siendo los dos mula y buey

portal de Belén mi casa?

¿Mírate algún lindo tierno?

¿Da en hablarte muy despacio 230

algún tonto de Palacio

por el estilo moderno?

¿Desvanécete algún paje

de excelencia o señoría?

¿Llévate la cortesía 235

los ojos tras el buen traje?

¿Hace de noche terrero

algún barbado tiplón?

¿Hay cintica? ¿Hay favorón

de cabellito en sombrero? 240

¿Hate algún bravo pedido

celos de mí a lo cruel,

y a pepitoria o pastel

mis narices te ha ofrecido?

Que aunque hayas muerto en agraz 245

mis favores de este modo,

yo te absolveré de todo,

que soy celoso de paz.

¿Lloras?

LEONOR ¿No quieres que llore,

viéndome tan mal pagada? 250

RODRIGO Pasada por agua, amada

Leonor, querrás que te adore,

siendo de mi corazón

ídolo huevo no más,

porque esas perlas que estás 255

vertiendo, del alba son,

y han de hacerte falta ahora,

que a llamar el Sol comienza,

colorada de vergüenza,

de ver que eres tú su aurora. 260

LEONOR Entra, que es tarde, y te espera