Reinar después de morir - Luis Vélez de Guevara - E-Book

Reinar después de morir E-Book

Luis Vélez de Guevara

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Beschreibung

Reinar después de morir es un texto teatral del dramaturgo Luis Vélez de Guevara. En la línea de sus otros dramas teatrales de corte histórico, este adapta escenas relevantes de la famosa noble gallega Inés de Castro, sus amoríos y sus desventuras con reyes, nobles y caballeros.

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Seitenzahl: 68

Veröffentlichungsjahr: 2021

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Luis Vélez de Guevara

Reinar después de morir

 

Saga

Reinar después de morir

 

Copyright © 1636, 2021 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726661767

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

PERSONAJES

EL REY DON ALONSO DE PORTUGAL. EL PRÍNCIPE DON PEDRO . BRITO , criado.DOÑA BLANCA , Infanta de Navarra.DOÑA INÉS DE CASTRO . ELVIRA , criada.VIOLANTE , criada.EL CONDESTABLE DE PORTUGAL . NUÑO DE ALMEIDA . EGAS COELLO . ALVAR GONZÁLEZ . ALFONSO , niño.DIONÍS , niño.Músicos.Cazadores.

Jornada I

SalenMÚSICOS cantando, elPRÍNCIPE vistiéndose y elCONDESTABLE .

 

(Cantan.)

MÚSICOS Soles, pues sois tan hermosos,

no arrojéis rayos soberbios

a quien vive en vuestra luz,

contento en tan alto empleo.

PRÍNCIPE La capa.

MÚSICO 1.º El Príncipe sale. 5

MÚSICOS Prosigamos.

PRÍNCIPE El sombrero.

(Cantan.)

MÚSICOS Vuestra benigna influencia

mitigue airados incendios,

pues el raudal de mi llanto

es poca agua a tanto fuego. 10

PRÍNCIPE ¡Ay, Inés, alma de cuanto

peno y lloro, vivo y siento!

Proseguid, cantad.

MÚSICO 1.º Digamos

otra letra y tono nuevo.

(Cantan.)

MÚSICOS Pastores de Manzanares, 15

yo me muero por Inés,

cortesana en el aseo,

labradora en guardar fe.

PRÍNCIPE Parece que a mi cuidado

esa letra quiso hacer, 20

lisonjeándome el alma,

eterna en mi pecho a Inés.

Volved, volved, por mi vida,

a repetir otra vez

aquesa letra, cantad, 25

que me ha parecido bien.

(Cantan.)

MÚSICOS Pastores de Manzanares,

yo me muero por Inés,

cortesana en el aseo,

labradora en guardar fe. 30

PRÍNCIPE Pues los pastores publican

que tanta hermosura ven

en la deidad de mi amante,

con justa causa diré

que en perderme fuí dichoso, 35

en tan soberano bien.

Siempre que llega al Mondego

parece que sólo al ver

a mi Inés bella, las aves

quisieran besar su pie. 40

Las plantas de su deidad

reciben fruto: no hay mes

que en viéndola no sea Mayo;

no hay flor que a su rosicler

no tribute vasallaje. 45

Si aquesto es verdad, si es

dueño de aves y plantas

y de todo cuanto ve

el Cielo en la tierra hermosa,

no la lisonjeo en ser 50

también yo su esclavo, amor;

pues a mi Inés me humillé,

pues me rendí a su hermosura

a voces confesaré,

diciendo con toda el alma 55

a los que amantes me ven:

Pastores de Manzanares,

yo me muero por Inés,

cortesana en el aseo,

labradora en guardar fe. 60

(Sale BRITO de camino.)

BRITO Déle vuestra Alteza a Brito,

Príncipe, a besar sus pies.

PRÍNCIPE Brito, seas bien venido.

¿Cómo dejas a mi bien?

BRITO Déjame alentar un poco 65

y luego te lo diré,

que aun no pienso que he llegado,

que un rocín de Lucifer

que el portugués llama posta,

que jebao llama el francés, 70

y el bridón napolitano

algunas veces corsier,

de tan altos pensamientos,

que en subiendo encima dél,

anda a coces con el sol 75

y a cabezadas después,

me trae sin tripas, que todas

se me han subido a la nuez,

a hacer gárgaras con ellas,

sin lo que toca al borrén 80

que viene haciéndose ruedas

de salmón.

PRÍNCIPE Calla, no des

suspensión a mi cuidado

sino, dime, ¿cómo fue

tu viaje? Cuenta, Brito, 85

que ya deseo saber

nuevas de mi hermosa prenda,

Habla, Brito.

BRITO Bueno, a fe,

para contarlo quedemos

solos los dos.

PRÍNCIPE Dices bien. 90

Condestable, despejad;

y a estos músicos les den,

cuando no por forasteros,

porque han celebrado a Inés

mil escudos.

CONDESTABLE Despejad. 95

PRÍNCIPE Id con Dios.

MÚSICO El cielo dé

a vuestra Alteza, señor,

un siglo de vida, amén.

PRÍNCIPE Id con Dios.

MÚSICO ¡Qué gran valor!

OTRO ¡Qué cordura!

MÚSICO Octavio, ven,

100 no es señor quien señor nace,

sino quien lo sabe ser.

(Vanse los MÚSICOS y el CONDESTABLE .)

PRÍNCIPE Ya, Brito, quedamos solos;

dime, ¿cómo queda Inés?

¿Cómo la dejaste, Brito? 105

Responde presto.

BRITO A perder

el sentido cada instante

que entre tus brazos no esté.

PRÍNCIPE ¿Y Alonso y Dionís?

BRITO El uno

es jazmín y otro clavel, 110

y cada cual es retrato

de los dos.

PRÍNCIPE Has dicho bien;

prosigue, prosigue, Brito.

BRITO Oye y te la pintaré,

si de tanta beldad puede 115

ser una lengua pincel.

Llegué a Coimbra apenas

ayer, cuando al blasón de sus almenas

a un tiempo hicieron salva

los músicos de cámara del alba, 120

el Sol, y luego el día,

y primero que todos mi alegría.

Guié los pasos luego

a la quinta, Narciso del Mondego,

que guarda en dulce empeño 125

la beldad soberana de tu dueño,

cuando, dando al Aurora

celos, el Sol parece que enamora

el Oriente divino

de Inés, Sol para el Sol más peregrino. 130

Que aun no he llegado creo,

piso el umbral y en el zaguán me apeo,

(que gustan los amantes

que les vayan contando por instantes,

por puntos, por momentos, 135

las dichas de sus altos pensamientos,

que brevemente dichas

no les parece que parecen dichas).

Al fin al cuarto llego,

alborozado, sin aliento, y luego 140

a las cerradas puertas,

sólo a tu amor eternamente abiertas,

dos veces toco en vano,

que en este oriente aun era muy temprano;

si bien tu hermoso dueño, 145

rendida a su cuidado más que al sueño,

voces dio a las criadas,

menos de mi venida alborozadas.

Perdóneme Violante,

a quien más debe el sueño que su amante, 150

mas yo, como es mi vida,

la quiero bien dormida y bien vestida,

esté ausente o presente

porque mi amor es menos penitente.

PRÍNCIPE Pasa, Brito, adelante 155 y

con mi amor no mezcles a Violante,

ni burlas con mis veras,

que espero nuevas de mi bien.

BRITO Esperas

las que siempre procuro

yo traerte, ¡vive Dios!; al fin el muro, 160

el oriente dorado

de aquel sol, de aquel cielo, franqueado,

sin reparo ninguno,

corro los aposentos uno a uno

y no paro hasta donde 165

está la esfera que tu Sol esconde;

su amor me desalumbra,

y sin la permisión que se acostumbra,

verla y hablarla trato,

que el alborozo precedió al recato. 170

Entro, al fin, sin sentido,

y en el dorado tálamo que ha sido

teatro venturoso

más de tu amor que del común reposo,

amaneciendo entonces 175

y enamorando mármoles y bronces,

los ojos en estrellas,

en nieve y nácar las mejillas bellas,

en claveles la boca,

la frente y manos en cristal de roca, 180

en rayos los cabellos

entre Alfonso y Dionís, tus hijos bellos,

asidos a porfía

(por maternal terneza o compañía)

del cuello de alabastro, 185

deidad admiro a Doña Inés de Castro;

aurora en carne humana,

taraceado abril con la mañana,

todo un cielo abreviado

y al sol de dos luceros abrazado. 190

Quedé tierno y dudoso,

que, como de aquel árbol generoso

tan hermoso pendían,

racimos de diamantes parecían;

ella, amor ostentando, 195

aunque de honestidad indicios dando

a la nieve divina,

de púrpura corriendo otra cortina,

que de tales mujeres

siempre son los recatos sumilleres; 200

más encendida aurora,

sobre las almohadas se incorpora,

y ya, como embarazos,

deja a Dionís y Alfonso de los brazos,

que de sentido ajenos, 205

favores y ternezas no echan menos,

tanto en tan dulce empeño

pueden los pocos años con el sueño;

y con ansia infinita,

antes que una palabra me permita, 210

ni besarla una mano

(recato portugués o castellano),

me dijo: ¿Cómo dejas

a Pedro, Brito? Y con celosas quejas

prosiguió, más hermosa 215

que lo está una mujer que está celosa,

porque han dado los celos

hasta el color que viste a los cielos,

tu tardanza culpando

en Santarem con Doña Blanca, cuando 220

tu padre la ha traído

para tu esposa.

PRÍNCIPE Perderé el sentido

Brito, si Inés no fía

todo su amor a toda el alma mía.

Primero verá el cielo 225

su vecindad de estrellas en el suelo,

verá la noche fría

que puede competir al claro día,

que falte la firmeza

con que yo adoro a Inés.

BRITO