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La serrana de la vera es un texto teatral del autor Luis Vélez de Guevara. Basada en una leyenda castellana, narra la historia de una serrana que asesinaba a los hombres después de haberse encamado con ellos.
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Seitenzahl: 99
Veröffentlichungsjahr: 2022
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Luis Vélez de Guevara
Saga
La serrana de la vera
Copyright © 1613, 2021 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726661781
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.
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GIRALDO, labrador viejo, rico, y DON LUCAS DE CARAVAJAL, capitán, con su gineta y en cuerpo, muy galán; ydize GIRALDO.
GIRALDO Si sois capitán del rey,
seldo muy enhorabuena,
que no me puede dar pena
el serville a toda ley;
pero en mi casa jamás 5
se aloxó nadie, y sospecho
que el concexo no lo ha hecho,
ni el alcalde.
CAPITÁN ¿El rey no es más?
GIRALDO ¿Quién lo niega? Mas aquí
ellos al rey representan, 10
y nunca mi casa afrentan,
si puede dezirse assí,
con hazerla aloxamiento.
CAPITÁN ¿Sois hidalgo?
GIRALDO No, señor;
pero soy un labrador 15
con honrado nazimiento,
cristiano viejo y honrado,
que nosotros no pudimos
escoxer cuando nacimos
la nobleza ni el estado; 20
que a fe que, a ser en mi mano,
y a quererlo también Dios,
naziera mexor que vos.
CAPITÁN ¡Qué filósofo villano!
GIRALDO Mas a espacio, si es posible, 25
señor capitán, que a fe
que, aunque estoy viejo, sabré
tener valor invencible
para no dexar que vos
me ofendáis.
CAPITÁN ¿No sois villano? 30
GIRALDO Hombre soy humilde y llano;
mas villano no, por Dios,
sino es porque vivo en villa;
que villano es el que intenta
a traición muerte o afrenta; 35
hombres buenos en Castilla
sus reyes nos han llamado,
y los que son hombres buenos,
de ese nombre están ajenos.
Pero habláis como soldado, 40
y aún como soldado mozo;
que a ser más viejo, en efeto,
tratara con más respeto
estas canas vuestro bozo.
CAPITÁN Los que nobles han nazido, 45
servicios no han menester
con los reyes, para ser
lo que otros han merezido
cuando muchos les han hecho,
que en impresas semejantes 50
sirvieron por ellos antes
con más que invencible pecho
sus nobles antepasados;
y Plasencia de los míos
conoze muy bien los bríos 55
que en ella están sepultados,
aunque han fama inmortal;
que, de los Caravajales,
sirviendo como leales
a la corona real 60
y como muy valerosos
en Portugal y Castilla,
dan muestras en su capilla
mil trofeos generosos.
Y así los reyes (que guarde 65
mil siglos, amén, el zielo
en el castellano suelo)
de quien son haziendo, alarde,
para la famosa guerra
de Granada, me han nombrado 70
por capitán, y me han dado
patente para mi tierra
por mayor merzed; y assí
en toda la Vera puedo
hazer gente, y hoy me quedo 75
a tocar caxas aquí
y la levantar la bandera,
porque en Plasencia querría
entrar ya con compañía
de la gente de la Vera; 80
porque es grande gusto entrar
por su patria tan honrado
el que salió a ser soldado.
Y por ser tan buen lugar
Gargantalaolla, quise 85
que tenga principio en él,
y en vuestra casa, pues dêl
no hay nadie que no me avise
que es la mexor; y sois vos
el más rico del lugar, 90
y es buen puesto para estar
la bandera.
GIRALDO ¡Guárdeos Dios
por la merzed que me hazéis!
Pero yo os agradeziera,
en lo que posible fuera, 95
mucho más que lo escuséis;
y os serviré desde aquí
en cuanto queráis mandarme.
CAPITÁN Si he de llegar a enfadarme,
escusaldo vos.
GIRALDO A mí 100
nunca me echaron soldados,
y no los he de tener.
CAPITÁN Esto esta vez ha de ser,
¡por vida del rey!
GIRALDO Criados
y vasallos suyos somos, 105
pero no pienso serviros
en eso.
CAPITÁN Yo sí mediros
con la gineta los lomos,
y hacer a palos aquí
lo que por bien no queréis; 110
que como encinas daréis
el fruto mexor así.
GIRALDO Idos, señor capitán,
mas a la mano, ¡por Dios!,
que ni enzina soy, ni vos 115
sois el paladín Roldán
para mostraros tan fiero
conmigo en mi casa.
CAPITÁN Haré
lo que digo, por la fe
de soldado y caballero. 120
GIRALDO Pues por la fe de hombre honrado
que no lo hagáis, que aunque estoy
viejo, padre de hijos soy;
y si el zielo no me ha dado
varón que pueda volver 125
vida arrestando y honor
por las ofensas, señor,
que vos me podáis hazer,
una hija me dio el zielo
que podré decir que vale 130
por dos hijos, porque sale
a su padre y a su agüelo;
que fuera de la presencia
hermosa, tan gran valor
tiene, que no hay labrador 135
en la Vera de Plasencia
que a correr no desafíe,
a saltar, luchar, tirar
la barra, y en el lugar
no hay ninguno que porfíe 140
a mostrar valor mayor
en ninguna cosa dêstas,
porque de las manifiestas
vitorias de su valor
tienen ya gran experiencia 145
que es su ardimiento biçarro.
De bueyes detiene un carro,
de un molino la violenzia;
corre un caballo mexor
que si en él cosida fuera, 150
y en medio de la carrera
y de la furia mayor,
que parece que al través
a dar con un monte viene,
suelta el freno y le detiene 155
con las piernas y los pies.
Esta mañana salió
en uno al monte a cazar,
y casi todo el lugar
tras ella, que la siguió 160
siempre que a caza ha salido,
por verla con la escopeta
cómo los vientos sujeta,
que ningún tiro ha perdido
al vuelo, de tal manera 165
que no hay ave que la aguarde
ni todo el furioso alarde
de los brutos.
CAPITÁN No me diera
mucha pesadumbre a mí,
que yo luchara con ella 170
de buena gana; y si es bella,
como referís aquí,
y tan diestra en el luchar
como en todo maravilla,
con alguna zancadilla 175
la intentara derribar.
GIRALDO Castigar sabe también
malicias de esa manera.
CAPITÁN Pondráse aquí la bandera,
y después sabremos quién 180
podrá más de ambos a dos;
que según la habéis pintado,
si quiere ser mi soldado,
os doy palabra, por Dios,
de darle mi escuadra.
GIRALDO Estáis 185
de espacio y de buen humor.
(Tocan un atambor.)
CAPITÁN Ya pienso que el atambor,
puesto que vos no gustáis
del cuerpo de guardia aquí,
quiere tomar posesión, 190
y echar el bando en razón
de mi patente; y assí
hazed... ¿Cómo es vuestra grazia?
GIRALDO Giraldo.
CAPITÁN Giraldo amigo,
para todo lo que os digo 195
sin género de desgrazia
apercebir luego luego
lo que fuere necesario.
Y no lo hagáis al contrario,
ya que por bien os lo ruego, 200
si hazerme queréis favor,
pues que no se escusa ya.
GIRALDO Ya viene Gila y podrá
daros recado, señor.
(Suenen relinchos de labradores, y vayan entrando por el patio cantando toda la compañía (menos los dos que están en el tablado) con co[ronas] de flores, y uno con un palo largo y en él metido un pellejo de un lobo con su cabeza, y otro con otro de oso de la misma suerte, y otro con otro de jabalí. Y luego, detrás, a caballo, GILA, la serrana de la Vera, vestida a lo serrano de muger, con sayuelo y muchas patenas, el cabello tendido y una montera con plumas, un cuchillo de monte al lado, botín argentado y puesta una escopeta debaxo del caparazón del caballo. Y lo que cantan es esto, hasta llegar al tablado, donde se apea.)
¡Quién como ella, 205
la serrana de la Vera!
(Copla.)
A dar flores sale al prado
la serrana de la Vera,
bizarra puesta a caballo
la serrana de la Vera. 210
En crenchas lleva el tocado
la serrana de la Vera,
ojos hermosos rasgados
la serrana de la Vera;
lisa frente, roxos labios, 215
la serrana de la Vera;
pelo de ámbar, blancas manos
la serrana de la Vera;
cuerpo genzor y adamado,
la serrana de la Vera, 220
¡Quién como ella,
la serrana de la Vera!
(2.º)
A dar flores sale al valle
la serrana de la Vera;
genzor cuerpo, hermoso talle, 225
la serrana de la Vera.
Su belleza y su donaire,
la serrana de la Vera,
viene enamorando el aire
la serrana de la Vera. 230
Sus ojos negros y graves,
la serrana de la Vera,
no hay quien mire que no adame
la serrana de la Vera.
Dios mil años mos la guarde 235
la serrana de la Vera,
y la dé un galán amante,
la serrana de la Vera,
para que con ella case
la serrana de la Vera, 240
y para a los doze pares
la serrana de la Vera.
¡Quién como ella,
la serrana de la Vera!
(GILA apéase y dize, tomando la escopeta de la silla del caballo.)
GILA Lleva, Mingo, ese caballo 245
al pesebre, y del arzón
esa caça quite Antón.
CAPITÁN De puro admirado callo.
No he visto en hombre jamás
tan varonil biçarría 250
GIRALDO Vengas con bien, hija mía.
GILA ¡Oh padre!
GIRALDO ¡Gallarda estás!
Cada vez que te contemplo,
vida pienso que me añades,
Jordán de mi edad. ¡Qué edades 255
sin fin vivas, para exemplo
de mugeres españolas!
¿A los xazmines contigo
cómo les fue? ¿Y entre el trigo
a las roxas amapolas? 260
Los azules alhelíes,
¿han querido competir
con tus venas de çafir?
¿A tus labios carmesíes,
atrevióse algún clavel? 265
¿Hubo algunas maravillas
al nácar de tus mexillas
descorteses?
GILA Un cruel
jabalí se me atrevió
solamente; mas de suerte 270
que solicitó su muerte
por donde menos pensé.
GIRALDO ¿De qué modo?
GILA Yo corría
tras de un corzo al viento igual,
y al descubrir el cristal 275
de una hermosa fuente fría
que haziendo a unos ruiseñores
caricio porque callaba
y tan en tanto ensartaba
perlas en hilos de flores, 280
en colchones de alhelíes
un sangriento jabalí
vi echado, que desde allí
perlas trocaba a rubíes:
que tan caro le convida 285
la hermosa fuente a beberlas,
que por la sed de las perlas
daba la sangre y la vida.
Apenas sintió el roído,
cuando, puesto en cuatro pies, 290
el fiero animal montés,
de espuma y sangre teñido,
desenvainó del cristal
de la fuente los colmillos
que son mortales cochillos, 295
y el espumoso animal
al caballo arremetió
terrible y determinado,
lo que alcanzó por un lado,
y hurtéle la vuelta yo. 300
Vuelve otra vez sobre mí,
y yo revuelvo sobre él,
y más airado y cruel
el zerdosso jabalí,
otra vez arremetió 305
a los pechos del caballo;
pudo herillo, a no apartallo
con tanta destreza yo;
vuelvo las ancas, afloxo
el freno, doile al ixar 310
la espuela, y vuélveme a dar
asalto, en su sangre roxo.
Tuerzo el cuerpo, y sobre el lado
izquierdo pongo el cañón,
corre el gatillo al fogón, 315
y al pardo plomo colado
el sediento pedernal,
y apenas sufre que ocupe
la pólvora, cuando escupe
contra el sangriento animal 320
un rayo que le reciba
por la vista y las orexas,
y partiéndole las cexas
di con él patas arriba.
Maté este lobo después 325
y ese oso fiero, señor,
y de la caza menor
alguna que entre los pies
el caballo atropellaba,
y con los perros corrimos. 330
Y con esto nos volvimos
como ardiendo el sol baxaba,
deseosa que esta tarde
vamos a ver a Plasenzia
las fiestas, con tu lizenzia 335
GIRALDO Muchos años Dios te guarde,