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El gaucho Martín Fierro, obra del argentino José Hernández, es un poema narrativo perteneciente a la literatura gauchesca. En él se cuentan las dificultades y penalidades por las que pasa el gaucho argentino Martín Fierro. Tras separarse de su mujer y sus hijos para luchar en la frontera contra los indígenas, se convierte en un gaucho fuera de la ley. El poema de Hernández alcanzó once ediciones en solo seis años. Ello obligó al autor a escribir la continuación de la historia, La vuelta de Martín Fierro(1879) también publicado en Linkgua. Desde su publicación en 1872, el personaje Martín Fierro se fue transformando en un mito. Llegó a encarnar el individualismo del gaucho en la libertad de la pampa, frente a la creciente urbanización del país. Es la figura del rebelde y pendenciero que denuncia los abusos de un entorno endémico, ligado a Argentina. El gaucho era un ser marginal, considerado un salvaje por las clases pudientes. Sin embargo, también era visto con mucho respeto por ser libre, duro, por su extraordinaria destreza como jinete, por su generosidad y su ingenio. De esta admiración surgió la poesía gauchesca y la construcción de la figura romántica del gaucho. Cuyo arquetipo es un hombre independiente y tosco, pero leal y sabio, haciendo de él todo un héroe. El texto está escrito con un estilo peculiar que imita del habla de los gauchos de la época. Ese realismo de fondo contrasta, en cambio, con la versificación exaltada y la rima que el autor impone a su libro. «Por asimilación, si no por la cuna, soy hijo de gaucho, hermano de gaucho, y he sido gaucho. He vivido años en campamentos, en los desiertos y en los bosques, viéndolos padecer, pelear y morir; abnegados, sufridos, humildes, desinteresados y heroicos.» José Hernández, 1881
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Seitenzahl: 67
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José Hernández
El gaucho Martín Fierro
Barcelona 2024
Linkgua-ediciones.com
Título original: El gaucho Martín Fierro.
© 2024, Red ediciones S.L.
e-mail: [email protected]
Diseño de cubierta: Michel Mallard.
ISBN rústica ilustrada: 978-84-9007-386-5.
ISBN tapa dura: 978-84-1126-101-2.
ISBN ebook: 978-84-9897-231-3.
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Créditos 4
Brevísima presentación 9
La vida 9
Realismo y épica 9
El gaucho Martín Fierro 13
I. Aquí me pongo a cantar 15
II. Ninguno me hable de penas 21
III. Tuve en mi pago en un tiempo 29
IV. Seguiré esta relación 41
V. Yo andaba desesperao, 49
VI. Vamos dentrando recién 55
VII. De carta de más me vía 63
VIII. Otra vez en un boliche 69
IX. Matreriando lo pasaba 75
X. Cruz. Amigazo, pa sufrir 87
XI. A otros les brotan las coplas 95
XII. Yo no sé qué tantos meses 101
XIII. Martín Fierro 107
Libros a la carta 115
José Hernández (1834-1886). Argentina.
Nació el 10 de noviembre de 1834. Educado en el Liceo de San Telmo, en 1846 su padre lo llevó al sur de la provincia de Buenos Aires, donde conoció las costumbres de los gauchos.
Su vida estuvo marcada por la política. En 1858, junto a varios opositores al gobierno, emigró a Paraná y combatió en varias batallas.
Hizo además periodismo en El Nacional Argentino, con artículos en los que condenaba el asesinato de Vicente Peñaloza. En 1868 editó el diario El Eco de Corrientes y un año mas tarde El Río de La Plata, donde escribió artículos sobre la cuestión del gaucho y de la tierra, la política de frontera y los indígenas. Más tarde participó en un levantamiento contra el gobierno de Sarmiento.
Fue diputado provincial y, en 1880, siendo presidente de la Cámara de Diputados, defendió la idea de un Estado federal cuya capital fuese Buenos Aires. Murió el 21 de octubre de 1886.
Martín Fierro es un personaje heroico. Reflejo de un entorno endémico, ligado a Argentina. El texto está escrito con un estilo peculiar que imita el habla de los gauchos de la época. Ese realismo de fondo contrasta, en cambio, con la versificación exaltada y la rima que el autor impone a su libro.
Aquí me pongo a cantar
al compás de la vigüela,
que el hombre que lo desvela
una pena estraordinaria,
como la ave solitaria 5
con el cantar se consuela.
Pido a los Santos del Cieloo
que ayuden mi pensamiento,
les pido en este momento
que voy a cantar mi historia 10
me refresquen la memoria,
y aclaren mi entendimiento.
Este libro mezcla cierto «antropologismo empírico» (todo tipo de observaciones sobre los «indios» y las costumbres locales) con un sentido del ritmo y del relato que convierte al narrador en una suerte de consejero cercano que conduce a los lectores por un territorio inhóspito:
Y cuando se iban los Indios
con lo que habían manotiao, 470
salíamos muy apuraos
a perseguirlos de atrás;
si no se llevaban más
es porque no habían hallao.
Allí sí, se ven desgracias 475
y lágrimas y afliciones:
naide le pida perdones
al Indio, pues donde dentra
roba y mata cuanto encuentra
y quema las poblaciones. 480
Es así que en algún momento la muerte aparece con un aire íntimo, a manera de confesión personal que parece salida de una tertulia en algún bar recóndito.
Al margen del entorno histórico que rodea a El gaucho Martín Fierro, en él la violencia transcurre como parte de unos principios de honor y voluntad de vivir que remiten a la parte más intrincada y oscura del ser humano. En su periplo el personaje principal sella pactos de sangre y encuentra profundas lealtades junto a odios igualmente intensos.
Di para atrás unos pasos
hasta que pude hacer pie,
por delante me lo eché
de punta y tajo a un criollo, 1630
metió la pata en un hoyo,
y yo al hoyo lo mandé.
Asimismo se esbozan los principios de otro tipo de «amor cortés» marcado por la mala vida, el recelo y la intuición.
¡Es sonzo el cristiano macho
cuando el amor lo domina!
él la miraba a la indina,
y una cosa tan jedionda 1870
sentí yo, que ni en la fonda
he visto tal jedentina.
al compás de la vigüela,
que el hombre que lo desvela
una pena estraordinaria,
como la ave solitaria 5
con el cantar se consuela.
Pido a los Santos del Cielo
que ayuden mi pensamiento,
les pido en este momento
que voy a cantar mi historia 10
me refresquen la memoria,
y aclaren mi entendimiento.
Vengan Santos milagrosos,
vengan todos en mi ayuda,
que la lengua se me añuda 15
y se me turba la vista;
pido a mi Dios que me asista
en esta ocasión tan ruda.
Yo he visto muchos cantores,
con famas bien obtenidas, 20
y que después de alquiridas
no las quieren sustentar:
parece que sin largar
se cansaron en partidas.
Mas ande otro criollo pasa 25
Martín Fierro ha de pasar,
nada lo hace recular
ni las fantasmas lo espantan;
y dende que todos cantan
yo también quiero cantar. 30
Cantando me he de morir,
cantando me han de enterrar,
y cantando he de llegar
al pie del Eterno Padre
dende el vientre de mi madre 35
vine a este mundo a cantar.
Que no se trabe mi lengua
ni me falte la palabra
el cantar mi gloria labra
y poniéndome a cantar, 40
cantando me han de encontrar
aunque la tierra se abra.
Me siento en el plan de un bajo
a cantar un argumento
como si soplara el viento 45
hago tiritar los pastos
con oros, copas y bastos,
juega allí mi pensamiento.
Yo no soy cantor letrao,
mas si me pongo a cantar 50
no tengo cuándo acabar
y me envejezco cantando;
las coplas me van brotando
como agua de manantial.
Con la guitarra en la mano 55
ni las moscas se me arriman,
naides me pone el pie encima,
y cuando el pecho se entona,
hago gemir a la prima
y llorar a la bordona. 60
Yo soy toro en mi rodeo
y toraso en rodeo ageno,
siempre me tuve por güeno
y si me quieren probar,
salgan otros a cantar 65
y veremos quién es menos.
No me hago al lao de la güeya
aunque vengan degollando,
con los blandos yo soy blando
y soy duro con los duros, 70
y ninguno, en un apuro
me ha visto andar titubiando.
En el peligro ¡qué Cristos!
el corazón se me enancha
pues toda la tierra es cancha, 75
y de esto naides se asombre,
el que se tiene por hombre
ande quiera hace pata ancha.
Soy gaucho, y entiendanló
como mi lengua lo esplica, 80
para mí la tierra es chica
y pudiera ser mayor,
ni la víbora me pica
ni quema mi frente el Sol.
Nací como nace el peje 85
en el fondo de la mar,
naides me puede quitar
aquello que Dios me dio
lo que al mundo truje yo
del mundo lo he de llevar. 90
Mi gloria es vivir tan libre
como el pájaro del Cielo,
no hago nido en este suelo
ande hay tanto que sufrir;
y naides me ha de seguir 95
cuando yo remonto el vuelo.
Yo no tengo en el amor
quien me venga con querellas,
como esas aves tan bellas
que saltan de rama en rama 100
yo hago en el trébol mi cama,
y me cubren las estrellas.
Y sepan cuantos me escuchan
de mis penas el relato
que nunca peleo ni mato 105
sino por necesidá;
y que a tanta alversidá
solo me arrojó el mal trato.
Y atiendan la relación