Instrucción del Estanciero - José Hernández - E-Book

Instrucción del Estanciero E-Book

José Hernández

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Beschreibung

Este tratado agrícola trae a la luz una de las facetas menos conocidas del autor del Martín Fierro, celebérrimo poema épico argentino. Instrucción del Estanciero contiene: un repaso histórico de la cría ganadera en los países del Cono Sur; un análisis de los diferentes tipos de pastos que se hallan en la pampa húmeda; consejos sobre las construcciones idóneas para una hacienda; recomendaciones técnicas para domesticar y cuidar a los caballos, vacas y ovejas; criterios a tener en cuenta en la selección del personal en la estancia. Se constituye así en un documento histórico sobre la ocupación del campo en Sudamérica, sazonado con las grandes dotes de observador que distinguían a Hernández.

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José Hernández

Instrucción del Estanciero

TRATADO COMPLETO PARA LA PLANTEACION Y MANEJO DE UN ESTABLECIMIENTO DE CAMPO

DESTINADO Á LA CRIA DE HACIENDA VACUNA, LANAR Y CABALLAR

Autor de «Martin Fierro» y de «La vuelta de Martin Fierro»

Saga

Instrucción del Estanciero

 

Copyright © 1881, 2023 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726602760

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga is a subsidiary of Egmont. Egmont is Denmark’s largest media company and fully owned by the Egmont Foundation, which donates almost 13,4 million euros annually to children in difficult circumstances.

ADVERTENCIA Á ESTA TERCERA EDICION

No se agotan en breve tiempo dos ediciones numerosas de un libro, sin que este libro reuna en sí condiciones muy especiales que lo recomienden.

Tal es lo que sucede con la Instruccion del Estanciero , por don José Hernandez, de que hacemos al presente la tercera edicion.

Podria atribuirse, por los que conocen otras producciones del autor, que este éxito lo debia á su reconocida y bien sentada fama de literato y escritor de costumbres, pero tales méritos, no son ciertamente los que esta vez han inclinado la balanza del favor público hácia el popular autor del mas popular de los libros sud-americanos, el Martin Fierro.

El libro de que hacemos hoy la tercera edicion, mas se halla destinado á instruir que á deleitar; mas á servir los intereses positivos, que al mero entretenimiento. Es el libro del trabajo, de la faena ruda, de la constancia y el duro aprendizage del industrial campestre, así como los cantos y payadas del autor son la dádiva que regocija y deleita en las horas consagradas al descanso de ese mismo inmenso público que habita por escepcion las ciudades y que vive disperso á los cuatro vientos por toda la República.

Qué era la industria rural hace apenas treinta años? La ganaderia representaba lo contrario de una industria. La Estancia se componia de un rancho por vivienda, manadas de yeguas chúcaras esparcidas en una vasta zona, rodeos de ganado vacuno en estado salvage, algunos rebaños de carneros ordinarios para el consumo, y si acaso habia tiempo de esquilar, un poco de lana para la exportacion; quizá alguna piara de cerdos cimarrones para que comieran las yeguas que se quebraban en la cerdeada, y poco mas, si es que mas habia, formaban un establecimiento de campo, cuyo personal lo componian el propietario ó su mayordomo, el capataz, el domador y algunos peones; los alimentos de estas gentes estaban reducidos á mate amargo tres veces por dia, y á carne asada, mañana y tarde.

Eso no era una industria por que, con escepcion de la doma de potros baguales, lo que importa una transformacion del animal salvaje, en animal educado y útil, todo lo demas era agreste, primitivo y brutal. No tenian los ganados otro techo que el cielo, ni mas alimento que la yerba espontánea de praderas sin cultivo.

Todo esto empezó á desaparecer desde 1852, por la introduccion escepcional de animales de buena raza. Vacas tarquinas, toros Durham, caballos ingleses de carrera y frisones, ovejas y carneros Rambouillet y otras especies así escogidas fueron la base de una trascendental reforma en la industria pastoril argentina.

El rancho tradicional se convirtió en casa de ladrillo, el rodeo en corral, la majada en cabaña y el establo y la caballeriza completaron el establecimiento de campo moderno. Los árboles lo embellecieron, y la quinta de frutas y legumbres vino á dar finalmente á la Estancia un verdadero atractivo. Sin embargo, toda esta transformacion era meramente empírica; ninguna teoria ó muy escasa ciencia entraba en ella concienzudamente. Era la emulacion de los ganaderos ricos; una simple competencia de caudales lo que la impulsaba. Por eso el capital que debia servir para ensanchar un establo, estender un alfalfal ó pagar buenos peones estranjeros, era empleado muchas veces en embellecer los edificios con ridículas ornamentaciones, jardines y estátuas de gran precio. El correctivo á estos desbordamientos en industria tan importante debia venir de la enseñanza, de la difusion de métodos instructivos y de un estímulo bien encaminado por medio de recompensas públicas, como ha sucedido.

Muchos notaron la falta de buenos libros y otros pretendieron guiarse por Manuales europeos que enseñan cómo se hacen las cosas por allá donde todo, hasta el agua y el aire, difiere de las condiciones especiales de nuestro país.

Felizmente el libro del señor Hernandez ha venido á llenar el vacio que se notaba para dirigir al estanciero en sus empresas. Su larga esperiencia desde la niñez en los trabajos de campo, su forma literaria galana, como que está habituado á ensayar temas distintos, y su conocimiento de los progresos de la ganaderia lo hacian el escritor indicado para llenar cumplidamente las exigencias de esa industria.

No es este un libro de simple especulacion personal ni para el autor, ni para el editor. Se trata de favorecer por el conocimiento de las doctrinas y principios que desenvuelve, á la principal industria de la Nacion.

Guiándose por sus lecciones los hombres del ramo y los que de nuevo quieran iniciarse, llegarán en poco tiempo á cambiar totalmente la condicion de nuestros ganados que son la base de la riqueza de la campaña.

Tenemos, por ejemplo, animales vacunos muy grandes, muy corpulentos, pero cuando se mata un animal de esos, resulta que todo es osamenta, carne poca, sin consistencia y engorde negativo; en tanto que los animales de razas escogidas, dan triple cantidad de carne y gorduras, en cambio de no dar casi huesos.

Trasformar las razas degeneradas y empobrecidas por otras que dén un producto de mayor valor como calidad y como cantidad, es pura y simplemente mejorar la produccion nacional, aumentando bajo diversos aspectos la fortuna particular y colectiva. Y no solo es la hacienda en sus variadas especies y sus múltiples productos que se mejoran y valorizan, sinó que la tierra adquiere su relativa importancia y el trabajo del hombre encuentra su legítima recompensa. Este libro será por muchos años el maestro é instructor del estanciero argentino y tambien de la Banda Oriental del Plata, donde el clima, las aguas y los pastos son de idéntica condicion que en las comarcas de la banda opuesta.

Sus dos ediciones anteriores agotadas por completo, prueban su excelencia para el objeto con que está escrito; y al poner á disposicion del público la tercera edicion corregida y en parte mejorada, no nos olvidaremos de felicitar al autor por el acierto que tuvo en el plan y la manera feliz de ejecutarlo.

 

El Editor.

 

Febrero de 1881.

_____________

INTRODUCCION

CARÁCTER MODERNO DE LA INDUSTRIA PASTORIL Y SU IMPORTANCIA EN LA PROVINCIA

En nuestro país se escribe muy poco sobre industria rural.

Todos cuantos se dedican al cultivo de la inteligencia y al comercio de las letras, dan á sus fuerzas direcciones estrañas á la industria Nacional, y recorren el vasto campo de la literatura, cultivándola en la forma galana de la poesía, en las originales invenciones del romance, en los ardientes arrebatos de la prosa política, en las delicadas investigaciones históricas, en las disertaciones doctrinarias del derecho, ó persiguiendo otros variados propósitos, de muy elevado interés público, pero agenos á las exigencias industriales y á la naturaleza de nuestra riqueza fundamental.

Nuestro libro, por su carácter y objetos, será sin duda una escepcion al giro intelectual de la época, cuya índole y tendencias comunican un simpático desenvolvimiento al espíritu nacional, dan realce y brillo al pensamiento argentino, y preparan la República para llegar mas prontamente á la posesion de los grandes beneficios que son el fruto de la civilizacion moderna, en sus mas elevadas conquistas.

Pero, si nos situamos, como lo hacemos, enteramente fuera del movimiento intelectual, literario, científico, histórico, ó político, nos colocamos de lleno dentro de las exigencias del progreso industrial en su elevado conjunto, y hasta en sus mas insignificantes detalles.

Es una verdad histórica, sinó rigorosamente cierta, por lo menos universalmente aceptada, que la marcha de las sociedades en la senda de su progreso ha sido recorriendo penosa y lentamente la escala de pueblo cazador á pastor, de pastor á agricultor, y de agricultor á fabril, como último término de la civilizacion.

En el desenvolvimiento de los pueblos antiguos, esa parece que ha debido ser su marcha gradual, por el aislamiento en que vivian, entregados á sus propias fuerzas, privados del beneficio de conocer y aplicar los adelantos que los otros realizaban, y separados casi perpétuamente por ódios inveterados y sangrientas rivalidades.

Sobraba mundo, y la especie humana se peleaba por un pedazo.

En el estado actual de las sociedades, las cosas pasan, felizmente, de muy distinto modo — y los pueblos civilizados marchan por derroteros enteramente nuevos.

Las naciones que caminan al frente del progreso humano, guiando al resto del orbe, se dedican con todas sus fuerzas á mejorar y perfeccionar sus sistemas de cuidado; y la industria ganadera tiene rango y plaza entre las industrias mas útiles y mas adelantadas del siglo.

Hoy la industria pastoril representa tambien civilizacion, empleo de medios científicos, inteligencia esmerada, y en nuestra época el estado de cultura industrial de una sociedad, se prueba lo mismo por una obra de arte, por una máquina, por un tejido, ó por un vellon.

Las mejoras de la industria agrícola van realizándose gradual y progresivamente en todas partes; porque no hay un pedazo de tierra bajo el dominio del hombre civilizado, que no sea capaz de producir cuanto es necesario para su felicidad.

La mision del hombre, como prosecutor de la creacion, como inteligencia que concibe, como voluntad que aspira, como intencion que realiza, es desarrollar las fuerzas que están á su servicio, combinando causas, modificando efectos, robusteciendo elementos, y sorprendiendo secretos que la naturaleza parecia guardar hasta ahora en impenetrable misterio.

El aumento de poblacion en el globo, y su aglomeracion sobre puntos determinados por su riqueza natural, por la posicion geográfica, por los atractivos de la vida social, y por otras muchas circunstancias, han hecho exigente la necesidad de fomentar y desarrollar la agricultura y la ganadería, que no solo son las fuentes que proveen á la satisfaccion de las necesidades primordiales, sinó tambien á las comodidades y bienestar de las clases laboriosas, y al lujo de las clases privilegiadas por la fortuna.

En nuestra época, estas industrias progresan y se desenvuelven paralelamente con todas las que pueden ser cultivadas por la inteligencia y por la fuerza del hombre.

Hoy la cabaña y la estancia, no son el redil de los tiempos antiguos: la ciencia con todos sus elementos ha penetrado y se ha difundido en las vastas comarcas donde se modifican las razas, se obliga al animal á crecer en proporciones, á vivir mas largamente, y á rendir mas y mejores productos en provecho del hombre.

A este resultado se ha llegado modificando los terrenos, el clima, las corrientes, cruzando las razas, desenvolviendo en ellas condiciones especiales, curando las enfermedades, y proporcionando á los animales, que representan nuestra riqueza, medios seguros de progreso, de perfeccionamiento, de higiene, y de garantias de vida contra los ataques de la naturaleza, y aun de sus propios y fatales instintos.

A este fin han llegado los grandes estancieros de Rusia, de Australia, de Norte-América, que obtienen hoy carne abundante y esquisita, lanas y pieles cuyo conjunto de calidades constituye su fabulosa riqueza, su progreso industrial, su actividad mercantil, y su respectabilidad ante las demás naciones laboriosas del mundo.

La República Argentina, y especialmente la Provincia de Buenos Aires, necesita fijar una atencion preferente sobre su principal y mas productiva riqueza; fomentando la ganadería, perfeccionando sus sistemas de cuidado, y mejorando, por consiguiente, todos sus productos, que son hasta hoy la fuente principal de su futura prosperidad.

Como país productor, tenemos asignado un rol importante en el gran concurso de la industria universal.

Por muchísimos años todavia, hemos de continuar enviando á Europa nuestros frutos naturales, para recibir en cambio los productos de sus fábricas, que satisfagan nuestras necesidades, nuestros gustos ó nuestros caprichos.

Los pueblos modernos no tienen barreras que los separen, ni de oríjen, ni de idioma, ni de religion, ni de costumbres.

El progreso ha vencido todas las preocupaciones, y ha establecido una íntima reciprocidad, una relacion estrecha y solidaria entre todos los grupos sociales.

Nuestro país, con su industria ganadera, gira y se desenvuelve dentro del círculo de las naciones civilizadas.

La América es para la Europa la colonia rural.

La Europa es para la América la colonia fabril.

Y en el taller como en la cabaña, en la fábrica como en la Estancia, se manifiesta la inteligencia del hombre, la cultura, la moral del trabajo, la aspiracion del progreso industrial, que es en sí mismo el progreso social.

La rivalidad de los pueblos modernos es de un género nuevo; se lucha sobre el perfeccionamiento de los productos. No hay rivalidad que eleve mas el nivel moral é intelectual del hombre.

El vapor, los ferro-carriles, el telégrafo, las Exposiciones, las artes, las ciencias, vienen cambiando fundamentalmente el estado moral, económico, industrial y social del mundo.

Las relaciones humanas se hacen fáciles y frecuentes; las distancias y el tiempo se suprimen.

Hay cange de ideas y de productos, y el globo se convierte en un vasto taller, donde se produce—se elabora—y se consume.

No hay ninguna industria privilegiada; no hay ninguna industria proscripta ó escluida de ese gran concierto; todas concurren como manifestacion del trabajo inteligente, como espresion del progreso.

La Europa civilizada es el centro de ese activo movimiento; allá van los frutos naturales de todas las regiones y de todos los climas; ella los clasifica, los prepara, les dá nuevas formas por una elaboracion adecuada, y los hace circular en el mundo con arreglo á las necesidades de cada país.

Nuestros esfuerzos bien entendidos, por lo tanto, deben dirigirse, por ahora, á rivalizar ventajosamente con aquellos otros paises, que tienen productos similares á los nuestros.

El siglo es positivo; pero es un positivismo subordinado á la inteligencia y á las leyes morales.

Las sociedades trabajan, perfeccionan su industria, examinan sus necesidades, practican lo mejor; reglan sus actos por los dictados de la justicia, y en esa lucha incesante por el progreso, desenvuelven sus fuerzas, aseguran su engrandecimiento y su prosperidad.

En ese camino nos hallamos, y debemos ser perseverantes, porque en él se cifra todo el porvenir de nuestra riquísima provincia.

¡Nadie puede tener una vision clara del crecimiento y de las mejoras á que hemos de llegar muy pronto!

Podemos realizar obras de progreso que ayer no soñábamos siquiera.

El entusiasmo por el trabajo se manifiesta en todas partes; la confianza se afirma, el espíritu de empresa se desenvuelve, y todos parece que se afanan por reparar el tiempo perdido en estériles vacilaciones, y en discordias ruinosas.

Bajo la accion fecunda del trabajo bien ordenado é inteligentemente dirigido, la provincia ha de alcanzar dentro de poco tiempo, resultados que no serán inferiores en nada á los que obtienen los paises mas adelantados.

En toda la vasta estension de la América del Sud, no hay una region que posea el conjunto de condiciones ventajosas que tiene Buenos Aires para el progreso de la industria pastoril.

Tiene campos abundantes, sanos y fértiles, sin plagas mortíferas, ni causas permanentes de epidemia.

Variedad de pastos propios para la cria del ganado vacuno, lanar y caballar; pastos que producen en abundancia, carnes, lanas finas y cueros de excelente calidad.

Tiene tierras en que la agricultura puede prosperar magníficamente.

Sus aguas son esquisitas.

Su clima es suave, benigno y saludable.

Posee los elementos primordiales para el desarrollo industrial; está cruzada de telégrafos, y tiene estensos ferrocarriles que avanzan diariamente.

Tiene un centro mercantil con estenso giro, y con toda la moralidad de una plaza comercial que se empeña por conservar su crédito, y atraerse la confianza y los capitales estranjeros.

Tiene Bancos que facilitan á las empresas los capitales necesarios, bajo condiciones ventajosas.

En el órden político, está regida por instituciones liberales, que consagran las conquistas modernas mas adelantadas en favor de la libertad del hombre.

Su régimen administrativo, como su carácter social, son fuerzas concurrentes al movimiento progresivo de su riqueza, y cada dia se hacen nuevos empeños para la adquisicion de mejoras útiles, y modificaciones que cooperen á su adelanto.

Así, pues, si la situacion geográfica de la Provincia, su suelo, su clima, sus valiosas producciones, sus condiciones económicas, sus instituciones políticas y su carácter social, forman un conjunto armonioso de circunstancias favorables; si existe en todos la voluntad, ¿por qué podremos dudar del progreso, y de un progreso muy rápido y muy sólido?

Está en nuestra mano el poder realizar las esperanzas que nos ofrece el porvenir.

Para que tanta abundancia de buenos elementos no se esterilice; para que los años no se pierdan inútilmente, es necesario mejorar el sistema de cuidados, y que por todas partes se hagan sentir los resultados de la inteligencia aplicada.

Es necesario completar una red de caminos generales y vecinales, facilitando todos los medios de comunicacion, y abaratando en cuanto sea posible los trasportes.

Construir puentes, muelles; hacer canalizaciones y puertos, mejorando los que existen malos, como el de San Nicolás, San Pedro, Baradero, Ensenada, Ajó, Mar del Plata, Bahia Blanca, y otros.

Emprender obras de desagüe, como la del Vecino, por ejemplo, que mejoraria por lo menos 500 leguas de campo.

Estender nuestros ferro-carriles; emprender la construccion de otros, generalizando los tramways en la campaña, como líneas subsidiarias de las grandes vias férreas.

Difundir la enseñanza elemental, y fundar escuelas mas adelantadas para generalizar los conocimientos sobre agricultura, zootecnia, veterinaria, industrias de aplicacion rural, y todos los estudios generales y particulares de nuestra riqueza ganadera.

Vigorizar la iniciativa individual, como el primer motor del progreso; respetarla, impulsarla, dirigiendo la accion de los Poderes Públicos, de modo que cooperen, pero que no pretendan sustituir á la accion y al interés de las Empresas, á las que deben darse todas las facilidades posibles.

Dar facilidades tambien al ejercicio del crédito, estableciendo unas mismas condiciones para el préstamo, y un mismo interés, en el Banco de la Provincia y en todas sus sucursales.

Infundir confianza en las garantias que un buen régimen de policia dá á los habitantes y á los intereses de la campaña.

Completar las mejoras que exige la administracion de la jucticia civil y penal.

Establecer y fomentar el sistema de colonias con hijos del país.

Y finalmente, englobando aquí todas las ventajas y beneficios que esto debe traer, es necesario establecer el régimen municipal, realizando esta bella, pero hasta aquí, ilusoria promesa de nuestra carta constitucional, que entrega ámpliamente á cada localidad el manejo de sus interes comunales.

Esto ha de conducirnos rápidamente al punto de progreso que todos anhelamos; y así habremos asegurado nuestro bienestar, la felicidad de nuestros hijos y el engrandecimiento de nuestro país.

Tengamos fé en el progreso; pero no olvidemos, que en el estado actual de la civilizacion, la fé entra por los ojos.

José Hernandez.

Buenos Aires, Noviembre de 1881.

_____________

PRIMERA PARTE

CAPÍTULO I —objeto de este libro.—ii. la ganadería en el paraguay, corrientes y entre-rios.—iii. comercio de ganados.

_____________

I Objeto de este libro

Cada país tiene su industria propia, segun su situacion, sus elementos naturales, su suelo, su clima, su poblacion, y sus condiciones de vida; y no es posible cambiar fácilmente las bases de la riqueza pública, que esa misma industria constituye.

En nuestro país la ganadería es la industria principal, y aun cuando ha de desenvolverse muy pronto la agricultura, y aun cuando las industrias fabriles han de venir tambien á alimentar nuestra actividad comercial, mientras esa época llega, debemos consagrar todas nuestras fuerzas á aumentar y mejorar nuestros productos, para competir ventajosamente en los mercados consumidores con los productos análogos que van de otros paises.

Para esto solo nos faltan mejores sistemas de cuidado, sin embargo de que no puede decirse que los que tenemos actualmente, son de todo punto malos.

Por el contrario, hay en nuestro país muchos, muchísimos establecimientos rurales de primer órden, como los mas adelantados de otras partes; establecimientos que están montados sobre métodos los mas inteligentes y completos, y cuyos resultados no dejan nada que desear.

Nuestro país es poseedor de ventajas de que otros carecen casi completamente, y no hay en el mundo un negocio mejor ni mas productivo, que el de una Estancia para la cria de ganado vacuno ó lanar en la Provincia de Buenos Aires.

El capital invertido en este negocio produce mas, infinitamente mas, que el que puede producir en ninguno de los demás negocios conocidos.

Y cada dia ha de adquirir mayor importancia y desarrollo.

Los capitales aglomerados en la ciudad tienden á salir á la campaña procurando un empleo lucrativo; los hombres que buscan hacerse un porvenir por medio de su trabajo, son atraidos tambien á la campaña, con el aliciente halagador de ver realizadas sus esperanzas á la vuelta de pocos años.

Así, una Estancia, es en nuestra época, en todo rigor, un grande establecimiento industrial; pero por su misma naturaleza, para alcanzar todos los resultados que promete, necesita un cuidado constante, una prevision contínua, mucho acierto en el que manda, mucha puntualidad en el que ejecuta; órden, método y economía en los trabajos; y por fin, un conocimiento práctico, hasta de los mas minuciosos pormenores.

En el manejo de una Estancia, en todo lo que se refiere al cuidado de los ganados y á las precauciones, no hay detalle que sea insignificante; el que parece mas pequeño ó mas frívolo, si se desatiende, puede tener graves consecuencias é irreparables perjuicios.

Una Estancia, lo mismo que una fábrica, puede ser dirigida por un sistema metódico; pero en la práctica las modificaciones son infinitas y se presentan á cada paso; lo cual no sucede en ningun otro establecimiento industrial; pues el fabricante trabaja sobre la naturaleza muerta, en tanto que el Estanciero tiene que lidiar con la naturaleza viva.

Su atencion por lo tanto debe ser mas asídua, su observacion mas detenida, su cuidado mas despierto y previsor.

En una palabra: el fabricante trabaja, y el estanciero lucha; y para asegurar el éxito en esa lucha, tiene que desplegar todas sus calidades de actividad, de constancia y de prevision.

Hoy que los campos de la Provincia son abundantes; que no hay indios; que los intereses rurales tienen las mismas garantias que los intereses urbanos; que nuevos capitales salen diariamente á la campaña, muchos hombres, jóvenes especialmente, abandonan las comodidades de la ciudad, con la fundada esperanza de prepararse una fortuna.

Todo esto, y la importancia que adquiere diariamente la ganadería en nuestro país, su crecimiento, su valorizacion por la introduccion de mejores razas, por la adopcion de métodos y sistemas mas adelantados, todo, en fin, nos está diciendo que los libros relativos á la industria rural están llamados á contribuir por su parte al desenvolvimiento industrial de la Provincia.

Pero, aún cuando así no fuera, debemos tener presente, que todo conocimiento que se difunde, lleva siempre algun provecho á la sociedad.

Los libros que establecen las teorías, que enseñan los principios sobre que los hechos reposan, son muy útiles indudablemente, porque dan al hombre bases ciertas y puntos de partida seguros y conocidos para avanzar en sus investigaciones y descubrimientos; pero los que solo enseñan la práctica, poniendo á la vista los hechos, con prescindencia de toda teoría, son tambien de grande utilidad; porque esa práctica cuesta muchos años para adquirirla, y solo se adquiere á costa de grandes sacrificios, de mucho trabajo, y con muchas pérdidas de tiempo y de dinero.

El que aprende por sí mismo, aprende á fuerza de errar, y los errores se pagan siempre.

A satisfacer en lo posible esa necesidad, á ayudar esa práctica, es á lo que responde nuestro trabajo de hoy; y nuestro libro solo será una exposicion clara de lo que se practica en la campaña, que ha de evitar á cuantos lo lean, muchos años de tardanza para adquirir los conocimientos mas generalizados sobre los trabajos rurales.

Este libro no tiene pretensiones de ningun género; dice lo que muchos saben; habla solamente del país, como que, lo menos que un hombre puede conocer en este mundo, es la tierra en que ha nacido; y por poco que adelante sus conocimientos, fácilmente puede hablar de su suelo, de su clima, de sus producciones, de su industria y de sus costumbres.

Deseamos por este medio ayudar tambien ese conocimiento, y examinaremos por consiguiente la naturaleza de nuestros campos, la diversidad de los pastos, al mismo tiempo que el modo de criar y de cuidar con ventaja; el modo como deben hacerse los trabajos en la Estancia, la época de hacerlos, los peligros que deben evitarse y todo en fin cuanto es relativo á estas operaciones.

Sobre algunos de los puntos que deberemos tratar, existen diferentes opiniones, como en todas las cosas humanas: no todos los estancieros están de acuerdo en cuanto al tiempo y en cuanto al modo de hacer un trabajo, aún cuando todos lo estén en cuanto á la conveniencia de hacerlo; pero para evitar los inconvenientes de esa diversidad de opiniones, consignaremos en este libro las mas conformes con la observacion y con una larga práctica, las mejor fundadas en una prudente esperiencia, las mas generalmente adoptadas, y las reglas que se practican mas comunmente y con mejor éxito.

Así, pues, podemos decir con seguridad, que cuantos quieran dedicarse á la industria pastoril, hallarán reunidos en estas páginas muchísimos conocimientos que solo se adquieren despues de un aprendizaje dificil; y especialmente las personas que no conocen este ramo de negocio, y van por primera vez á ocuparse de él, podrán sin duda consultar este libro con algun provecho, pues encontrarán en él una enseñanza completa, clara, metódica; y lecciones prácticas, puramente prácticas, de que ellos, con un criterio juicioso, pueden hacer conveniente aplicacion.

Importa mucho en una Estancia, que el mayordomo ó director, sepa con propiedad lo que se debe hacer, para ordenarlo á su capataz, no dando lugar á que éste maneje el establecimiento á su capricho; pues en este caso, no es el celo por el buen resultado, sinó una pueril satisfaccion personal la que prevalece, y esto redunda siempre en daño de los intereses.

Teniendo esto en vista, hemos creido que un libro esencial y esclusivamente criollo, destinado á enseñar á los que no lo conocen, el modo de manejar una Estancia, debe decir con toda claridad cómo se hacen las cosas, cuando deben hacerse, por qué deben hacerse y para què deben hacerse.

Y es fuera de duda, que solo con estas condiciones, puede llenar debidamente el objeto para que es escrito.

Muchos sabrán mas de lo que este libro enseña, y para el que sabe, nada hay nuevo; pero indudablemente será mucho mayor el número de los que sepan menos, y es para éstos para quienes está especialmente destinado; pues generalmente se escribe para los que no saben, porque siempre es una ventaja saber sobre una cosa, tanto como sabe la generalidad de los demás.

El plan que hemos adoptado y seguido rigurosamente es sencillo y claro, como los objetos mismos del libro; y lo hemos dividido en varias partes, á fin de hacer mas fácil el que cada uno pueda buscar aquel asunto que le interese conocer.

La primera parte contiene una rápida ojeada sobre los Estados vecinos que cultivan la industria ganadera, y al comercio general de ganados en toda esta region.

La segunda parte está esclusivamente dedicada al exámen de los campos y pastos de Buenos Aires clasificándolos con arreglo á su naturaleza y calidades para alimento del ganado; tratando al mismo tiempo del modo de componer los campos, de los empastes, de los engordes, y de otras cuestiones relativas al cuidado de las haciendas.

La tercera parte está destinada á las construcciones rurales: examinando todo cuanto debe hacerse en una Estancia, edificio, galpones, palenques, ramadas, corrales, jagüeles, alambrado, sombra para los animales, quintas, etc.

La cuarta parte es toda entera consagrada á la hacienda vacuna, tratando del modo de aquerenciar, de cuidar, de las separaciones que deben hacerse, de las marcaciones y señales, del modo de arrear las haciendas y de otras muchas cuestiones relativas al ramo.

La quinta parte se ocupa de la hacienda caballar, como elemento indispensable en los trabajos de una Estancia; sobre el modo de entablar las manadas y tropillas; sobre el cuidado que debe tenerse para conservar en buen estado los caballos.

La sesta parte se ocupa de la cria de ovejas; este ramo tan importante de la riqueza pública, haciéndose todas las indicaciones convenientes sobre el modo de cuidar y trabajar las majadas.

El resto de nuestro libro contiene instrucciones necesarias para el mayordomo sobre cuanto debe disponer; instrucciones para el capataz; modo de preparar los frutos, y cuanto es necesario en un establecimiento bien ordenado,

Al final consagramos algunos capítulos al comercio de lanas y de cueros, al restablecimiento del negocio de mulas, al engorde y exportacion del ganado en pié, al cuidado y la cria de avestruces, como que todo esto se relaciona directa é inmediatamente con la riqueza rural.

Creemos de esta manera haber abarcado todos los puntos principales de la industria ganadera en su conjunto y en sus detalles; pero debe tenerse presente que solo nos ocupamos de nuestras haciendas criollas, sin mezclar para nada en nuestro estudio de hoy, otras razas y cruzamientos que pueden ser el objeto de otro libro, muy distinto del que damos ahora á la publicidad.

Con estas mismas haciendas criollas, tan fácil de domesticarse, que adquieren tan buen engorde, que necesitan tan poco alimento, que viven á la intemperie, y que completan su crecimiento en tan poco tiempo; con estas mismas haciendas, decimos, viene el país presentándose á la concurrencia en los grandes mercados del mundo; y la mejora de los sistemas, y el mayor esmero en la eleccion de los reproductores, han de darnos una superioridad que nos pertenece por otras muchas causas.

Con respecto á los resultados que puede prometerse el estanciero, no debe perderse de vista, que siguiendo los antiguos sistemas, la fortuna podia alcanzarse al fin, despues de 30 ó 40 años de dedicacion; pero que trabajando con la inteligencia y con los elementos que se ofrecen en la actualidad, sobran 10 años para asegurarla.

Este es el mas grande beneficio de la civilizacion: enseña á aprovechar la vida, y se aprovecha trabajando con éxito, para nosotros y para nuestros descendientes.

Por la rápida enumeracion que queda hecha de las materias de que trata este libro, y por cuanto llevamos dicho, puede notarse fácilmente, no solo que no es un libro teórico, sinó que cuanto contiene, ha sido aprendido en la práctica, ó de los prácticos.

No hay libros, no hay autores que pudieran servirnos de guia para una obra de esta clase; en fin, este no es un libro hecho con otros libros y cada cual podrá conocerlo por sí mismo.

Hay muchos hombres, muchísimos, sobradamente competentes para conocer y juzgar su contenido, y habrá muy pocos, talvez ningun libro del país, que tenga mayor número de jueces con todas las calidades y conocimientos necesarios para apreciar cuanto se dice, y notar sus faltas.

Cada estanciero es un juez de este libro; cada Estancia es un tribunal, y habríamos trepidado en su publicacion, deteniéndonos ante el temor del fallo de tantos hombres competentes y conocedores de la materia, si no nos sintiéramos impulsados por el deseo de ofrecer, ordenados de una manera metódica y clara, todos los conocimientos, ideas y modos de proceder que se emplean actualmente, facilitando así su adquisicion á un considerable número de personas que se dedican por primera vez á la industria pastoril, y que ciertamente, como lo hemos dicho ya, necesitarian muchos años de práctica, muchos sacrificios costosos, muchos peligrosos ensayos y muchas pacientes indagaciones para adquirirlos todos.

Podemos decir, sin temor de ser desmentidos, que en este libro se ha reunido por primera vez una generalidad de conocimientos, que han permanecido hasta hoy en la mas completa dispersion.

Poseer unos, recojer otros, reunirlos, metodizarlos y disponerlos para una aplicacion fácil, es un trabajo cuyas dificultades sabrán apreciar los que conocen la materia, y ellos han de hacer justicia á la magnitud del esfuerzo, al patriotismo de la intencion, y á la utilidad del libro.

Por esto mismo, parece inútil advertir al lector que no busque poesía en esta obra, porque no está destinada á servir de lectura recreativa, sinó que tiene por único y principal objeto difundir ideas y conocimientos aplicables á la explotacion y fomento de los intereses mas sólidos y positivos de la Provincia.

Terminaremos, diciendo que el propietario puede entregar este libro á su mayordomo; el mayordomo á su capataz; el capataz á sus peones; seguros que únicamente encontrarán indicaciones y direcciones que los ayuden respectivamente para el mejor cumplimiento de sus deberes.

Ninguno tiene tampoco por que apartarlo de las manos de las familias, ni ocultarlo á sus ojos, en la confianza de que nada hay en él que no consulte rigorosamente la decencia en las ideas y en el lenguaje.

Nos propusimos escribir un libro útil y moral á la vez. Los lectores juzgarán si hemos llenado puntualmente este doble propósito.

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II La ganadería en el Paraguay, Corrientes y Entre-Rios

Corresponde á la naturaleza de este libro, y es conducente á sus objetos, que antes de entrar á ocuparnos de lo relativo á un establecimiento de campo, y de lo que concierne al cuidado inmediato de los ganados, demos una rápida ojeada sobre algunos Estados vecinos, en los cuales la ganadería es tambien la única y principal riqueza.

Al estanciero como á todos, le conviene generalizar sus ideas, estender sus conocimientos y dilatar los horizontes para su mirada industrial.

La industria pastoril abarca una estensa zona en esta region Sud-Americana y viven dedicados á ella mas de tres millones de habitantes.

Conocer cómo se cultiva esa industria en toda la region del Plata; su estado actual, el modo de trabajar las haciendas, los resultados que se obtienen, los sistemas de explotacion que se emplean, las corrientes comerciales que siguen, todo esto, ó parte de esto, puede servirnos de objeto para este capítulo, sin ningun perjuicio del lector.

Claro está, que nuestro exámen al ocuparnos de los territorios vecinos, se contrae esclusivamente al punto de mira de su aplicacion á la ganadería, con prescindencia de todo otro ramo de riqueza natural, en que abundan profusamente los campos, las aguas, los bosques y las montañas en toda esta parte del continente.

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Paraguay

Empecemos nuestra ligera incursion por el Paraguay, con permiso de la geografia política, pero obedeciendo á lo que impone la geografia física, la tradicion, la identidad de industria, de orígen y los sentimientos de fraternidad que nos ligan.

El Paraguay solo tiene pastos en determinadas regiones; son fuertes, y por tanto buenos únicamente para la cria de ganado vacuno; que se estiende á las orillas del rio Apa, actual línea divisoria del Brasil; y á los campos que se hallan de este lado del Tebicuary, hasta las márgenes del rio Paraná.

Los pastos tiernos no existen allí.

Fué muy rico en haciendas hasta la época de la guerra de la Triple-Alianza, en que se concluyeron completamente.

Produjo esa inmensa destruccion la guerra misma, y especialmente la órden dada por el Presidente Lopez, de concentrar todos los ganados, internándolos hasta ponerlos fuera del alcance de las fuerzas enemigas.

Como debe suponerse, tratándose de Lopez y del Paraguay, la órden fué puntualmente cumplida; y la aglomeracion de tan grandes cantidades de hacienda en malos campos, trajo la mortandad, y en poco tiempo, la desaparicion total del ganado vacuno en el Paraguay.

Cuando terminó la guerra, no quedaban sinó algunas puntitas de vacas flacas.

La repoblacion de ganados ha empezado hace pocos años, contribuyendo principalmente á ella las repetidas convulsiones que han agitado la Provincia de Corrientes durante 12 años, causando la emigracion de muchos ciudadanos, que por sus compromisos políticos unos, por las persecuciones y falta de garantia los mas, abandonaban la Provincia, y al pasar á establecerse en el Paraguay, llevaban ó hacian llevar sus ganados.

En el Paraguay el ganado caballar prospera poco; y en cuanto al lanar, ni se habla siquiera como ramo de negocio.

Hablar de ovejas en el Paraguay, seria como hablar de naranjales en la Provincia de Buenos Aires.

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Corrientes

Esta Provincia del litoral argentino es de una grande importancia para la ganadería.

Cruzada por un rio caudaloso que lleva su nombre, tiene excelentes campos á una y otra parte; y muy buenos en las Misiones, antiguas posesiones jesuíticas, territorio de incalculables y variadas riquezas donde se estrechan los dos grandes rios Paraná y Uruguay formando una garganta.

Aunque los campos del Norte del rio de Corrientes son buenos para la cria de ganado y abundan mucho las haciendas, hay en esa parte que se denomina «Los Pagos» muchos esteros, bañados, palmares y lagunas, y los campos mejores de la Provincia, como criaderos, son los del Sud de ese rio, en los cuales el pasto que predomina es la flechilla. Hay flechillales inmensos, de muchas leguas y este pasto produce un excelente engorde.

En esa parte de la Provincia tambien se ha generalizado un tanto la cria de lanar, que crece y engorda admirablemente en esos flechillales.

No obstante, este ramo de la industria pastoril no se ha desarrollado mas todavia por la falta de graserias, pues on tienen destino alguno los capones, y todo el fruto de la majada está reducido á la lana.

Corrientes es tal vez la Provincia de mas agua que tiene la República.

En el centro hay grandes y hermosas lagunas; tiene vertientes abundantes y generales.

El rio de Corrientes nace en la laguna Iberá, divide la Provincia en dos regiones y corre á desaguar en el rio Paraná.

La laguna Iberá es quizá la mas grande que se encuentra en toda esta seccion de América en territorio argentino; no sabemos que haya sido todavia explorada totalmente, tiene muchas leguas de circunferencia, y es el recipiente, puede decirse, de todas las aguas de lluvia de una inmensa zona.

De esa laguna y sus derrames fluyen rios caudalosos y diversos arroyos que fertilizan aquel territorio, y que llevan sus aguas al Uruguay los unos, y al Paraná los otros.

El rio de Corrientes, así como el de Santa Lucia, Batel, Empedrado, que desaguan en el Paraná, nacen directamente de la laguna Iberá ó de sus derrames.

Y el rio Aguapey, el Miriñay, el arroyo de la Cruz y otros que corren á derramar sus aguas en el Uruguay, tienen su orígen en esa hermosa laguna.

En el centro de la Provincia existen algunas lagunas muy hermosas, cuyas aguas tienen un color verde oscuro igual á las del mar y se llaman Lagunas Amargas, no las puede tomar la hacienda, no crian pescados de ninguna clase, no tienen ninguna vegetacion, no se bañan en ellas ni los pájaros. Son lindas lagunas, lindísimas, pero de una belleza estéril hasta ahora.

El agua hace espuma sin necesidad de jabon y algunos bañan allí sus pequeñas majadas, pues dicen que las curan de la sarna.

Corrientes tiene actualmente mas de 4 millones de cabezas de ganado vacuno, y el Gobierno actual de aquella Provincia interesado en fomentar allí la planteacion de saladeros, acaba de conceder exhoneracion de impuestos durante cinco años á uno que se ha establecido en la costa de Mocoretá, y promete iguales ventajas á otros que se establezcan.

En el órden de ideas administrativas que ese hecho rerevela, aquel Gobierno debia hacer estensivas esas ó análogas ventajas á las graserías, á fin de estimular la planteacion de estos establecimientos que han de fomentar en esa Provincia el desarrollo de la industria lanar.

Hablando de las haciendas del Paraguay, hemos dicho que ha sido repoblado con los ganados llevados de Corrientes, á causa de las convulsiones políticas que han agitado esta Provincia.

Asi es en efecto; y sin esas convulsiones que tanto ha menoscabado su riqueza, Corrientes tendria hoy haciendas en número muy superior al que tiene.

La invasion paraguaya con que principió la guerra, le costó á Corrientes cientos de miles de cabezas de ganado vacuno, y muchísimos miles de caballos.

Desde entonces hasta aquí aquella hermosa Provincia, tan rica, de producciones tan valiosas, con hijos tan valientes y tan patriotas, ha sido flajelada por las discordias civiles, sin tregua ni descanso.

La eleccion presidencial de 1868 abrió un período revolucionario, y desde entonces las convulsiones periódicas no han cesado.

En 1868 el Gobernador Lopez fué derrocado por una revolucion antes de terminar su período.

El Gobernador Guastavino renunció por la revolucion.

El Gobernador Justo fué derrocado por la revolucion.

El Gobernador Gelabert tuvo revolucion aunque triunfó de ella.

Derqui fué derrocado por la revolucion.

Cabral no duró sino 2 años; así es que desde 12 años á esta parte, mas bien dicho, desde 16 que empezó la guerra del Paraguay, Corrientes no ha tenido sinó pequeños intérvalos de paz, y durante ella, ha habido casi siempre un partido emigrado, que ha sacado sus intereses de la Provincia llevándolos con preferencia al Paraguay.

Aquel país se ha restablecido así de su postracion, debido á las convulsiones que han agitado á Corrientes.

Solo durante el período de la revolucion que derrocó al doctor Derqui, puede afirmarse, sin temor de errar por exageracion, que pasaron al Paraguay mas de 500 mil cabezas de ganado, llevadas por los que abandonaban la Provincia, quemaban su rancho, y se iban con sus ganados á buscar garantias y sosiego.

Era una cadena no interrumpida de gente que se iba llevando sus haciendas, no todos porque eran perseguidos, pero sí porque no habia garantia para nadie.

El Gobierno de Corrientes tiene la mision de cicatrizar heridas tan profundas y reparar males de tanta gravedad.

Aunque toda la Provincia tiene generalmente buenos pastos, los hacendados de la costa del Uruguay arriba, y en Misiones, acostumbran á ponerle sal á sus ganados y especialmente los estancieros brasileros que residen por allí la usan siempre para sus haciendas.

Es innegable la utilidad de la sal para la salud, buen engorde y desarrollo de la hacienda vacuna, caballar y lanar.

Mas adelante dedicaremos á este importante punto un capítulo especial.

Corrientes conserva todavia algunos recuerdos del empeño progresista de la administracion de Rivadavia.

Consignaremos aquí como un recuerdo curioso un antecedente histórico al respecto.

En 1826 siendo presidente el señor Rivadavia llegó á Buenos Aires, encargado por él, un Agrónomo francés, conduciendo una abundante coleccion de riquísimas plantas destinadas á enriquecer la arboricultura nacional.

Hallábase á la sazon en Buenos Aires como delegado del gobierno de Corrientes el despues Brigadier General don Pedro Ferré, y obtuvo de Rivadavia la adquisicion para Corrientes, del referido cargamento de plantas.

Fué en consecuencia trasladado á aquella Provincia, y aunque gran parte de aquella escogida coleccion se ha perdido, se conservan todavia algunos restos, y hasta hace pocos años existian plantas de café, de algodon, y la esquisita lima de Persia que se mantiene sin degeneracion notable, y que se ha generalizado muchísimo allí.

El clima de Corrientes es apropósito para las plantas que se enviaron y la tentativa de aclimatacion habria sido fecunda en resultados, si las luchas civiles no hubieran venido á esterilizar tan útil esfuerzo.

El Gobierno de aquella Provincia deberia preocuparse hoy de la adquisicion de nuevas plantas, para aumentar la rica coleccion de frutos de la agricultura correntina.

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Entre-Rios

A medida que nos alejamos de la region del calor, vamos aproximándonos á campos mejores para la cria del ganado vacuno.

Todos los campos que posee la riquísima Provincia de Entre-Rios son de primer órden para la ganadería; pues los pastos fuertes de esa Provincia son suculentos, no son tan duros como los de Corrientes, ni tan secos como los del Paraguay.

Los pastos tiernos que hay en toda esta region ganadera del Rio de la Plata empiezan recien en abundancia, en la parte Sud de la Provincia de Entre-Rios.

En la parte del Norte, hay algunos pastos tiernos, pero muy escasos y no se propagan.

En los Departamentos del Sud, como el de Victoria, Gualeguay y una parte de Gualeguachú en la costa del Uruguay, tiene campos para ovejas, tan buenos que pueden compararse con los mejores de Buenos Aires: y la industria lanar ha adquirido allí una importancia considerable.

Abunda el trévol en esa parte de la Provincia, pero no se siente el peligro de los empastes, comparativamente á Buenos Aires donde es mucho mayor.

En los demas Departamentos, como Villaguay, La Paz, Concordia, los pastos son fuertes, pero el ganado vacuno adquiere excelente engorde.

Las ovejas solo se tienen allí para ayudar á la alimentacion, son un accesorio en la Estancia, no constituyen un ramo de negocio, pues no tienen gordura, y las lanas y pieles-apenas compensan el trabajo de cuidarlas.

Entre-Rios tiene abundantes vertientes, rios caudalosos, y arroyos muy fuertes, agua permanente en toda la Provincia, y ademas, por sus campos quebrados y grandes zanjones secos, tiene la facilidad de hacer, como se hacen en cualquier parte, inmensos tajamares, en donde se reune y conserva gran cantidad de agua de lluvia, por mucho tiempo, para miles de cabezas de ganado.

Las aguas que fluyen de sus abundantes vertientes corren en dos direcciones: al rio Paraná las unas, y al Uruguay las otras.

Se observa que los arroyos que vienen al rio Paraná son de agua dulce ó muy poco salobre por lo menos; y las aguas que van al rio Uruguay como las del arroyo de la China, Cupalen, Molino, Juquerí y varios otros, son mucho mas salobres.

Un ramo importantísimo de riqueza natural en aquella Provincia, y que se relaciona con la industria rural de Buenos Aires por los servicios que presta, es la explotacion de sus bosques de ñandubay.

De allí se trae toda la madera que se emplea en la construccion de corrales, en cercos, alambrados, en los estensos campos de nuestra Provincia.

La mitad de la Provincia de Entre-Rios está cubierta de bosques de ñandubay, pues el famoso monte de Montiel que es de esta madera, la cruza de un estremo al otro, internándose en Corrientes hasta la terminacion del territorio argentino.

Ademés, el rio Gualeguay que tambien atraviesa la provincia de Entre-Rios aunque en otra direccion, tiene montes de ñandubay en sus dos márgenes, y en otros puntos separados del monte principal, como en Gualeguaychú y Mocoretá hay grandes grupos, bosques aislados que contienen muchísima madera de esta clase.

Cuando tratemos del empleo que en Bueuos Aires se hace del ñandubay, daremos las noticias necesarias sobre sus medidas, clasificaciones y demas que conviene conocer.

En Entre-Rios existe muy poco cardo, que se encuentra solo en la costa de algunos arroyos, pero no es de utilidad alguna allí, pues no lo come la hacienda, sin duda por falta de costumbre, y sobre todo, por falta de necesidad, pues en todo tiempo hay abundancia de otros pastos.

Hace algunos años que en la costa del Paraná donde los pastos son generalmente duros, á pocas leguas de la ciudad de este nombre, se hicieron tentativas para aclimatar el cardo, para sustituir con él el pasto duro, mateado, que cubre aquellos campos.

Al efecto se llevaron las semillas de Buenos Aires, se aró el terreno; pero todo fué inútil, pues no se obtuvo resultado alguno.

Esto puede provenir tanto del clima como de la naturaleza del terreno; pero es oportuno observar aquí, que la semilla de cardo no debe ser arrojada en el zurco del terreno arado, pues la semilla muy enterrada no brota.

Al hablar de esta planta entre los pastos de Buenos Aires, diremos como ha de procederse para obtener resultado.

Reasumiendo lo dicho respecto de campos, y generalizando mas las observaciones hasta el Estado Oriental y Provincia brasilera limítrofe, que cultiva tambien la ganadería, concluiremos notando:

Que el Paraguay, lo divide el gran rio Tebicuarí en dos partes iguales de Norte á Sud, y que los mejores campos para ganados y los pastos de mas engorde son los del Sud.

Que la Provincia de Corrientes está dividida en el mismo sentido por el rio de su nombre, y los mejores campos para cria del ganado son los del Sud.

Igual cosa sucede en la Provincia de Entre-Rios; en la parte Sud están los pastos de mas excelente calidad; allí empiezan en grandes cantidades los pastos tiernos.

El Estado Oriental, dividido por el Rio Negro en dos partes casi iguales, como el Paraguay y Corrientes, tiene tambien sus mejores pastos y mas ricos campos en la region del Sud, que parece ser la region privilegiada, pues la provincia de Rio Grande, limítrofe á aquella República, tiene tambien al Sud sus mejores campos y sus pastos de mas provecho.

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III Comercio de ganados

Antes de cerrar la primera parte de este libro en que nos hemos ocupado suscintamente de la naturaleza de los campos, pastos, aguas y engordes en toda esta region ganadera, vamos á hacer una ligera reseña sobre el modo como cada uno de los distintos centros creadores, que hemos mencionado, hace el comercio de su ganado vacuno.

De esta manera, el lector podrá completar sus ideas, abarcando de una sola mirada todo el movimiento productor y comercial de este importante ramo industrial en todo el Rio de la Plata.

El Paraguay no tiene saladeros, ni otro comercio por ahora para su ganado, que su propio consumo en la Asuncion y en la campaña.

Los caudalosos rios que lo circundan hacen dificil la estraccion de hacienda, y los saladeros que podrian beneficiarla se encuentran en los Estados vecinos, pero situados á tan grandes distancias y con tantos obstáculos, que hacen siempre dificil su estraccion y penoso su tránsito.

Tiene todavia pocas haciendas, como que ha empezado á restablecerse hace pocos años de la completa destruccion que le ocasionó la guerra.

El Paraguay continúa en la costumbre antigua de emplear sus cueros vacunos en hacer tercios para exportar su yerba.

Teniendo como tiene riquísimas y abundantes maderas, no tardará en cambiar el envase de su yerba, exportándola en cajones, en lugar de hacerlo en sacos de cuero.

El resto de sus cuerambres, los exporta secos, pero son muy delgados y livianos.

Corrientes —Destina sus ganados para el consumo; muchas de sus novilladas se traen á invernar á Entre-Rios, y otras se llevan al Estado Oriental.

En la estacion correspondiente, los compradores de la otra república y los del Rio Grande, penetran y recorren todo Corrientes, compran las primeras haciendas, las llevan á invernar en el Estado Oriental, y de allí las destinan á los saladeros de esa república ó á las charquerias del imperio vecino.

Muchas haciendas de cria se traen á Santa-Fe.

Entre-Rios —Asi como Corrientes, necesita mucha hacienda para su consumo, pues la carne es el principal alimento de las poblaciones y campaña.

Entre-Rios, como que tiene excelentes engordes, ha tenido en algun tiempo hasta veinte y tres saladeros, casi todos de primera clase, situados á orillas de los rios Uruguay, Gualeguay Paraná.

Actualmente, el número de saladeros está reducido á seis, y esta decadencia proviene de la falta de haciendas, pues esos seis saladeros matan todas las novilladas que produce hoy la Provincia.

Allí, por un error profundo y grave, en el modo de estudiar la corriente de los intereses generales, y la manera de fomentarlos, los poderes públicos dificultan en lo posible la estraccion del ganado en pié, pretendiendo que de esa manera se proteje la industria local de saladeros.

Los partidarios de este proteccionismo fatal, han buscado y encontrado á veces el apoyo de la prensa para solicitar del Congreso que se establezca un impuesto á la exportacion del ganado en pié.

Ultimamente se ha publicado una estensa nota del Gobierno de Entre-Rios, dirigida al de la Nacion, en este mismo sentido; y empeñándose en demostrar los beneficios que ese impuesto traeria para la provincia y para el Erario Nacional.

No dudamos que el Congreso ha de inspirarse en las sanas doctrinas de una economia política mas liberal y mas acertada, y que no ha de dictar jamás semejante ley, que seria la ruina de los intereses rurales de Entre-Rios, y traeria como primera é inmediata consecuencia la baja en el valor de sus riquísimas tierras de pastoreo.

Si se tiene presente que es un principio fundamental de nuestro sistema económico, la uniformidad en los impuestos para toda la República, se vé que la pretension de que se impongan derechos de exportacion á los ganados que se saquen de Entre-Rios, es contraria á la Constitucion Nacional, y el Congreso tendria que dictar la ley para todo el país.

«Es facultad del Congreso, dice la Constitucion, imponer contribuciones proporcionalmente iguales en todo el territorio de la Nacion.»

Salta, engorda ganados y exporta gran cantidad todos los años para fuera de la República.

Catamarca, cria, engorda y exporta igualmente para Copiapó.

Mendoza y San Juan, llenas de abundantes potreros de alfalfa bajo riego, no crian, pero engordan los ganados que les llevan de otra parte, y de allí se exportan para Chile.

Todos estos centros comerciales que hacen el negocio de la exportacion de ganados y, que es un riquísimo comercio, serian trabados y perjudicados por la imposicion del derecho de exportacion.

La Provincia de Corrientes, no puede beneficiar sus haciendas por la falta de saladeros, exporta todos los años mucha cantidad para el Estado Oriental y Rio Grande, y esos impuestos vendrian á causarle considerable daño; porque se veria forzosamente colocada en esta disyuntiva: ó de vender mas barato ó los compradores de afuera que exportan sus ganados; ó de vender por obligacion para los saladeristas de Entre-Rios.

La Provincia de Entre-Rios finalmente, la misma para la cual se pide el establecimiento de impuestos, sufriria enormes perjuicios, viéndose obligada á vender á media docena de saladeristas, que al fin resultarian los únicos beneficiados por la ley.

¿Cuánto menos valdrian los campos de Entre-Rios, desde que sus haciendas tuvieran menos salida?

Esto lo contesta el buen sentido.

Sin esos derechos de exportacion, que vendrian á herir profundamente la riqueza ganadera de Entre-Rios y Corrientes, entregándola á merced de unos cuantos, la Provincia de Entre-Rios sufre hoy mismo no pocos perjuicios por las trabas indirectas con que se dificulta la exportacion de ganado, creyendo que así se protegen los intereses públicos.

Pero véase la demostracion del error.

Este último año, por ejemplo, los saladeristas han pagado allí 14 pesos bolivianos por los novillos, al mismo tiempo que en el Estado Oriental valian 16 y 17 nacionales, que son como 23 pesos bolivianos.

¡Qué diferencia de precio! Y unas y otras novilladas son las mismas en su mayor parte, pues son traidas de Corrientes y engordadas en uno y otro punto.

Nótese que sin embargo de la inmensa diferencia de precio, de Entre-Rios no se ha llevado este año hacienda ninguna para el Estado Oriental, y se combate todavia la exportacion de ganado.

Cuanto mas habria ganado la Provincia, si hubiera tenido facilidades para exportar su ganado, vendiéndoles en el Estado Oriental á los altos precios que allí han alcanzado este año.

Los sistemas prohibitivos, y todas las restricciones y trabas puestas al libre comercio, son siempre ruinosas para los pueblos.

Un régimen mas liberal en su administracion, haria sobre este punto grandes bienes á esa Provincia.

Su industria pastoril está abatida, y eso hace desmerecer considerablemente los campos.

Dejar que el comercio busque su nivel, que siga las corrientes de su propio beneficio, que los hombres compren y vendan libremente, es el único modo de levantar la industria, desarrollarla, mejorarla y darle, por consiguiente, mayor valor á la propiedad territorial.

El progreso industrial de Entre-Rios, como el de todos los pueblos, depende de las franquicias y liberalidades de que se rodee su comercio, y esa provincia está destinada á ver alguna vez, que cada legua de campo valga mas de 50 mil patacones, y si hay paz, y es bien administrada, y hay garantias para las personas y para los intereses, no pasarán muchos años sin que se vea realizada esa esperanza.

Las garantias y las franquicias, son los dos mas poderosos elementos de todo progreso— pero es necesario que sean una conquista real y verdadera, y no una mera tolerancia de los poderes oficiales.

Estado Oriental —Se hace un activo y considerable comercio de ganados, y sus mejores campos, como se ha dicho, están al Sud del Rio Negro.

Todo el territorio está dividido por una gran lomada que se llama la Cuchilla Grande.

Esta cuchilla empieza suave en la plaza de Montevideo, atraviesa todo el territorio Oriental elevándose gradualmente, y vá hasta internarse y confundirse en el corazon de las montañas brasileras de Rio Grande y Santa Catalina.

Esa cuchilla divide aguas que corren por un lado hácia el rio Uruguay, y por otro van, llevadas por muchos tributarios, á la gran laguna Merin, actual límite divisorio de aquella República con el Imperio.

Permítanos el lector interrumpir nuestra relacion de comercio de ganados, para introducir aqui, con motivo de haber citado la laguna Merin, un toque histórico de la diplomacia brasilera en el Plata. Puede ser bueno el recuerdo, y tal vez no de todo punto inoportuno, dada la situacion actual de los negocios políticos de aquel país.

La laguna Merin es una inmensa laguna, limpia y navegable, de las mayores que se encuentran en esa parte del Continente.

Dicen los hijos de aquella República, que esa laguna ha estado siempre ubicada en su territorio, y que por efectos de la sagacidad de la política imperial, en los tratados del año.51, pasó casi toda ella á quedar ubicada en territorio brasilero, con la circunstancia, por cláusula que consta en ese mismo tratado, de no poder ser navegada con bandera Oriental.

Es curioso el antecedente que vamos á recordar con este motivo.

El territorio de jurisdiccion Oriental permanecia separado del Brasil, por una zona que se llamaba campos neutrales, á la que no se reconocian con derecho ni los descendientes de los Españoles, ni los descendientes de los Portugueses.

El tratado citado adjudicaba al Brasil los campos neutrales y la laguna Merin; y cuando se discutia sus cláusulas en las Cámaras Orientales, un grupo de ciudadanos le hacia una terrible oposicion; el ministro brasilero, Carneiro de Leào, residente en Montevideo, político imperial, muy entendido en los misterios de la diplomacia, y sobre todo de muchos recursos, les decia: «Si vocês aceitan o tratado, eu serei Carnero, mas si vocês non firman, eu serei Leon.»

Cada lector deducirá la moral que se desprende de la incrustacion histórica que dejamos hecha.

Sigamos con el comercio de ganados.

Aquel país es criador, y al mismo tiempo que beneficia en sus fábricas y en sus saladeros, inverna y exporta en pié.

A mas de las haciendas propias, compra en Corrientes, (cuando puede en Entre-Rios) y engorda estas haciendas principalmente en los departamentos de Paysandú, Soriano, Florida y parte de San José. Estas son para el consumo, para los saladeros y para la fábrica de estracto de carne, que tienen un enorme consumo de hacienda.

Las novilladas de Corrientes, las inverna tambien en Tacuarembó, Cerro-Largo y Salto, y de allí se exportan para los charquiados de Rio Grande, que son nuestros mismos saladeros, situados en su mayor parte sobre el rio San Gonzalo, formado por los desagües de la gran laguna Merin y de la de los Patos; cuyas aguas unidas en su entrada al Océano forman lo que se llama Barra de Rio Grande.

Con lo dicho basta para que el lector pueda formarse una idea del comercio de ganados en toda esta region americana.

Ya sabe cuáles son los pastos, los engordes y las corrientes de comercio de todos los Estados vecinos que cultivan la industria postoril, y pasemos ahora á ocuparnos del comercio de ganados en esta Provincia.

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Buenos Aires

La Provincia de Buenos Aires no tiene hasta ahora sinó dos únicos medios de comercio para sus haciendas: el consumo propio y los saladeros, pero ambos son importantes y en vasta escala.