Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
En el debate que en 2004 sostuvieron Jürgen Habermas y Joseph Ratzinger en la Academia Católica de Baviera, adquirieron una renovada actualidad las tesis del jurista Ernst-Wolfgang Böckenförde a propósito de la legitimación del Estado liberal de derecho. En el centro de la discusión se hallaba la interpretación de la «paradoja de Böckenförde» (conocida como «Diktum») sobre la configuración del Estado moderno a través de un proceso intrínsecamente ligado a la secularización del poder religioso. Böckenförde plantea que el Estado moderno surge como una creación enraizada en el desarrollo histórico y cultural de la civilización europea. Antes que órgano del monopolio de la violencia, el Estado se constituye como un «orden de la libertad». Esta evolución hace impensables tanto una reversión de la secularización como un Estado confesional, en el que la libertad de creencia quedaría suprimida. La presente edición, primera en lengua castellana del ensayo de Böckenförde, se completa con una conversación en la que este revela aspectos de la personalidad y el pensamiento jurídico de Carl Schmitt, de quien se le considera su «discípulo liberal».
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 120
Veröffentlichungsjahr: 2024
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
COLECCIÓNESTRUCTURAS YPROCESOSSerie Derecho
Título original: Die Entstehung des Staates als Vorgang der Säkularisation
© Editorial Trotta, S.A., 2024
http://www.trotta.es
© Suhrkamp Verlag, Fráncfort del Meno, 1991
© Carlos E. Pérez Crespo, edición y traducción, 2024
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.
ISBN (edición digital e-pub): 978-84-1364-264-2
Introducción. ¿CUÁL ES EL SIGNIFICADO DELDIKTUMDE BÖCKENFÖRDE?: Carlos Pérez Crespo
1. ¿Por qué Ernst-Wolfgang Böckenförde?
2. El significado del Diktum de Böckenförde
3. Actualidad y reinterpretación del Diktum
EL SURGIMIENTO DEL ESTADO COMO PROCESO DE SECULARIZACIÓN
1. Introducción: los conceptos de «Estado» y «secularización»
2. El inicio de la secularización en la querella de las investiduras (1057-1122)
3. Avances de la secularización tras la división confesional
4. Problemas de la secularización del ordenamiento estatal
ERNST-WOLFGANG BÖCKENFÖRDE, EL DISCÍPULO LIBERAL DE CARL SCHMITT. Diálogo con Dieter Gosewinkel
1. Carl Schmitt, maestro de Ernst-Wolfgang Böckenförde
2. La cuestión del Rechtsstaat
3. El concepto de lo político
4. Nombramiento como juez constitucional
Ernst-Wolfgang Böckenförde (1930-2019) fue uno de los principales juristas contemporáneos de la Alemania de posguerra. Sin embargo, ha permanecido como un autor de muy poca recepción más allá de las fronteras de Europa. En el mundo hispanohablante, Böckenförde solamente ha sido referenciado por sus textos jurídico-políticos sobre el Estado de derecho, la democracia constitucional, el poder constituyente y sus escritos sobre los derechos fundamentales2. Su difusión más importante en español se debe a su mención en el debate que sostuvieron Habermas y Ratzinger en 2004 en la Academia Católica de Baviera3. En el mundo anglosajón, por el contrario, Böckenförde ha empezado a ser objeto, en la última década, de importantes ediciones y un gran interés académico, puesto que cada vez más se le dedican publicaciones en destacadas revistas de derecho, religión y filosofía4. De este modo, el jurista alemán es un autor que viene siendo descubierto poco a poco en toda su complejidad.
Böckenförde alcanzó celebridad en Alemania fundamentalmente por tres razones. En primer lugar, es considerado por muchos el «discípulo estrella» o el más importante estudiante del polémico jurista Carl Schmitt (1888-1985)5, con quien tuvo una amistad de décadas, además de compartir intereses académicos que desarrollaron en conjunto en el Seminario de Ebrach en la década de los sesenta6. Los vínculos biográficos entre ambos se han trabajado en distintas publicaciones en Alemania, por lo que la pregunta de fondo es si Böckenförde puede considerarse el heredero intelectual de Schmitt y si habría desarrollado o interpretado sus ideas en «clave liberal»7. En segundo lugar, Böckenförde alcanzó notoriedad científica en Alemania por su ensayo titulado Die Entstehung des Staates als Vorgang der Säkularisation (1967)8, que ha sido traducido al inglés9, italiano10 y, con la presente edición, al español. Este ensayo ha llevado a cabo una reinterpretación del ethos del Estado liberal secularizado, el cual establece que «el Estado liberal secularizado vive de prerrequisitos que no puede garantizar» («der freiheitliche, säkularisierte Staat lebt von Voraussetzungen, die er selbst nicht garantieren kann»)11. A esta «imposibilidad» de que el Estado liberal pueda fundamentarse a sí mismo, o que pueda generar sus propias fuentes seculares de legitimidad, lo cual pone en duda su propia autonomía, se la ha denominado «paradoja» o «teorema» de Böckenförde (Böckenförde-Diktum). Por último, como hemos mencionado, Böckenförde ha recibido mucha atención por sus escritos jurídicos y sus reflexiones sobre la democracia como sistema constitucional de representación.
En un contexto europeo e internacional de «vitalidad de lo religioso»12, la reflexión sobre la paradoja o el Diktum de Böckenförde ha adquirido un nuevo impulso, pues se discute la compleja relación entre política y religión en las sociedades seculares o postseculares. Böckenförde recupera la teología política iniciada por Carl Schmitt, según la cual «todos los conceptos centrales de la moderna teoría del Estado son conceptos teológicos secularizados»13, pero le da un nuevo impulso al dialogar con los ulteriores desarrollos de la teología posterior al concilio Vaticano II, en donde se desarrollaron los importantes aportes de la «nueva teología política» representada por J. B. Metz14 y Jürgen Moltmann15. Por tanto, el pensamiento jurídico-político de Böckenförde no puede ser reducido a una hagiografía de la teología política de Carl Schmitt, puesto que retoma la idea del ethos del Estado liberal a partir de sus propias reflexiones sobre la religion civile en Rousseau16 y el parágrafo § 270 de la Filosofía del derecho de Hegel17. De este modo, Böckenförde plantea, como bien ha señalado Nicoletti18, una dialéctica de la secularización representada por un «amor a la libertad» y, por ende, un proceso de autonomía entre religión y política después del surgimiento del Estado moderno.
En el debate organizado en 2004 en la Academia Católica de Baviera, Habermas sugería que había fuerzas conservadoras que intentaban interpretar el Diktum de Böckenförde como una forma de revertir el proceso de secularización en Occidente19. Según su interpretación, estarían aquellos que han afirmado que el Diktum debe interpretarse como la necesidad de «rellenar» de contenido religioso o cristiano la fundamentación del Estado liberal, puesto que los procedimientos de legitimidad y legalidad racional-secular no serían suficientes para darle estabilidad20. No obstante, distintos expertos han señalado que esta interpretación no sería correcta21, porque el Diktum se habría dirigido a los cristianos en Alemania, en un contexto de desconfianza de muchos católicos hacia la Constitución de la República Federal de Bonn, quienes tendrían un deber y compromiso con el ethos de la libertad de creencia que garantiza y protege el Estado de derecho constitucional. Sin embargo, como hemos mencionado en otro trabajo, es cierto que autores como Joseph Ratzinger han desarrollado una lectura apologética a partir de la interpretación católica del Diktum22.
Böckenförde plantea una comprensión del surgimiento del Estado moderno como un fenómeno típicamente europeo, es decir, que no aconteció en la Antigüedad o en las sociedades no occidentales. De este modo, el autor desarrolla una lectura histórico-intelectual para definir el Estado no solo como un aparato de «organización del poder» (Herrschaftsordnung), es decir, no reducido a simple órgano con el monopolio legítimo de la violencia (Gewaltmonopol), o a la fórmula schmittiana-hobbesiana del protego ergo obligo como cogito ergo sum del Estado, sino, principalmente, como un «orden de la libertad» (Freiheitsordnung) que se produjo en el proceso de secularización en Occidente. Según Böckenförde, esto parte de una comprensión secular del tiempo y del mundo, puesto que la fundamentación de la legitimidad jurídico-política del Estado moderno fue consecuencia de tres hitos históricos en Europa: 1) la querella de las investiduras, es decir, el conflicto producido por el intento de plenitudo potestatis del papa en la Edad Media; 2) las guerras de religión después de la Reforma protestante, lo cual llevó a una fundamentación de un gobierno secular neutral que admitía la libertad de creencia religiosa, y 3) la Revolución francesa como profundización del proceso de secularización del Estado que dio lugar a la fundamentación de la laicidad, es decir, la separación entre Iglesia y Estado.
Böckenförde nos invita a pensar la excepcionalidad del Estado moderno como una creación enraizada en el desarrollo histórico y cultural de la civilización europea. De este modo, a pesar de las resistencias, no habría en Europa una necesaria contradicción entre el proceso de secularización y la fe de los cristianos, puesto que esta última se habría liberado de la influencia del poder político, lo cual no solo habría tenido un efecto positivo para el Estado, sino también para la religión cristiana que se plantearía como ajena a los fueros de la estatalidad. Por tanto, según Böckenförde, a pesar de los procesos contrarrevolucionarios de finales del siglo XVIII, así como de los intentos en la Restauración francesa del siglo XIX, no sería posible en Occidente una reversión de la secularización. Tampoco sería posible un «Estado confesional», debido a que el cristianismo no podría ser más el ethos del Estado liberal, ya que en este intento renunciaría a la libertad de creencia de la que gozan los mismos cristianos. Böckenförde se aleja de la visión teológico-política decisionista de Schmitt sobre Joseph de Maistre y Juan Donoso Cortés23, para más bien acercarse a una interpretación liberal-constitucional de las filosofías políticas de Rousseau y Hegel.
El punto esencial del Diktum de Böckenförde es que el Estado moderno y secular no es solo una organización del poder, sino, fundamentalmente, una organización de la libertad. En consecuencia, el Estado liberal vive de un ethos compartido por sus ciudadanos, los cuales están convencidos y motivados por la libertad. Siguiendo a Rousseau, Böckenförde plantea que el Estado secular bebe o se fundamenta en un ethos de «amor a la libertad», en donde los ciudadanos comparten una vida activa que los lleva a una propia volonté générale24. Del mismo modo, Böckenförde recupera de Hegel la visión de la religión como el elemento cardinal del Estado, puesto que este le proporciona su ethos y telos: la libertad25. Partiendo de esta comprensión filosófico-política, Böckenförde no podría ser reducido solo a un jurista o constitucionalista; también debe ser tratado como un filósofo del derecho que reconoce los elementos seculares y religiosos que sostienen la dinámica institucional del Estado constitucional26. Böckenförde está convencido de que sin una comprensión secular del Estado, es decir, de una visión de la religión liberada de la política, no sería posible un compromiso de los ciudadanos con las leyes, la Constitución y el Estado.
El 26 de octubre de 2006, Böckenförde fue invitado por la Fundación Carl Friedrich von Siemens, en Múnich, para presentar un balance teórico y una versión actualizada de su célebre Diktum y su comprensión del Estado secular. En esta conferencia, el jurista alemán reconoció que su famoso ensayo había sido materia de debate y polémica, por lo que, a diferencia de su texto original de 1967, empezó afirmando que «el Estado como tal no representa ni tiene ninguna religión»27. De este modo, citando la crítica a la religión de Karl Marx, señaló que el Estado moderno no necesita de ningún sustento ni base cristiana o islámica para su fundamentación, sino solamente del desarrollo de una sociedad de ciudadanos y de un ordenamiento de la libertad (Freiheitsordnung). Böckenförde, con este primer planteamiento, descarta así cualquier uso apologético-religioso del Diktum: «El Estado secular, que como tal no representa ni tiene ninguna religión, se entiende como un Estado religiosamente neutral»28. La neutralidad, agrega Böckenförde, puede comprenderse al modo de la laicidad en Francia, como separación de Iglesia y Estado, o como en Alemania: un concepto de neutralidad general hacia cualquier tipo de creencia religiosa.
Sin embargo, Böckenförde retoma el punto planteado hace casi cuarenta años: ¿en qué se basa la legitimidad del Estado secular si ya no se sostiene en ningún contenido religioso? Frente a esto, el jurista afirma que «el Estado secularizado ha presentado entretanto una nueva justificación, a saber, la doctrina de los derechos humanos»29. De este modo, Böckenförde señala que esta fundamentación se desarrolló históricamente desde la declaración del Bill of Rights de Virginia en 1776, así como desde la Ilustración y la declaración de droits de l’homme et du citoyenen la Revolución francesa. La libertad de creencia, y por extensión también de religión, se perfiló desde entonces como un derecho humano. Esto mismo, agrega Böckenförde, debe relacionarse con la importancia que ha tenido el concilio Vaticano II y la comprensión de que la teología política se expresa como una disciplina que busca el diálogo entre la razón y la fe30, así como la tolerancia religiosa31.
No obstante, Böckenförde plantea que el contexto de migraciones en Europa presenta un reto tremendo al Estado liberal. En la sección final de su intervención, el jurista comentó que tuvo un intercambio de cartas en junio de 2004 con Joseph Ratzinger sobre su planteamiento de la doctrina de los derechos humanos como una cultura enraizada en la historia occidental32. Böckenförde señala que la pregunta de fondo es si los ciudadanos que profesan la religión islámica podrían aceptar el proceso de secularización de Occidente al relacionarse con el Estado constitucional, no solo en la esfera pública, sino también en la vida privada. La interrogante plantea, en cierto sentido, una nueva paradoja: ¿podrían los ciudadanos no occidentales aceptar la cultura y el ethos secular del Estado liberal? En definitiva, con este planteamiento Böckenförde se adelantó al debate político e intelectual contemporáneo sobre la crisis de los refugiados, el populismo autoritario y el fortalecimiento de los partidos de extrema derecha en Alemania y Europa. El jurista responde a estos desafíos con una reflexión sobre las posibilidades del Estado liberal en relación con los ciudadanos islámicos: «El Estado secularizado les hace al islam y a sus seguidores una oferta que tiene dos caras. Por un lado, espera y exige de ellos la lealtad a las leyes (Gesetzesloyalität) y, en este sentido, el cumplimiento de la legislación (Rechtstreue), por lo que les deja una ‘reserva interior’ para que posiblemente se distancien de su orden y lo rechacen en sus principios fundamentales. Si ellos no vinculan su estatus de ciudadano como condición de confesión de valores, pero están satisfechos con el respeto y la observancia de las leyes, entonces afirman su libertad. En principio, este concepto no parece utópico, puesto que ha pasado la prueba histórica en otras circunstancias. De este modo, en el siglo XIX, y posteriormente, los católicos pudieron integrarse en el Estado secularizado»33.
Este último planteamiento de Böckenförde muestra que el Diktum no debe entenderse como una apología de un «Estado cristiano» o un «Estado confesional». Por el contrario, el ethos del Estado constitucional liberal, en el contexto europeo actual, tendría como reto fundamental el legitimarse frente a una sociedad de carácter pluricultural compuesta por ciudadanos que profesan distintas religiones. Más allá de dar o no la razón a Böckenförde sobre su reinterpretación y actualización del Diktum para Europa, me parece innegable que su ensayo sobre el surgimiento del Estado como proceso de secularización, así como su pregunta por los prerrequisitos que el Estado liberal puede o no garantizar, no ha perdido en absoluto su vigencia. Por esa razón, el ensayo que se ofrece a continuación representa ya uno de los textos ineludibles y clásicos del pensamiento jurídico-político alemán del siglo XX.
* Profesor de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
1.