Farsa infantil de la cabeza de dragón - Ramón María del Valle-Inclán - E-Book

Farsa infantil de la cabeza de dragón E-Book

Ramón María Del Valle-inclán

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Beschreibung

Farsa infantil de la cabeza del dragón es una obra teatral de Ramón María del Valle-Inclán destinada al público infantil. Pertenece a la trilogía Tablado de marionetas para educación de príncipes. Narra la historia del príncipe Valdemar, quien parte en busca de una infanta atrapada por un dragón. Con la ayuda de un duende y de su valor, conseguirá vender al monstruo, y se llevará su lengua para atestiguar su proeza.

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Seitenzahl: 60

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Ramón María del Valle-Inclán

Farsa infantil de la cabeza de dragón

 

Saga

Farsa infantil de la cabeza de dragonCover image: Shutterstock Copyright © 1914, 2020 Ramón María del Valle-Inclán and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726485882

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

PERSONAJES

[111] LA SEÑORA INFANTINA EL PRINCIPE VERDEMAR EL DUENDE EL PRINCIPE AJONJOLI EL PRINCIPE POMPON EL GRAN REY MANGUNCIAN SEÑORA REINA EL PRIMER MINISTRO UN VENTERO UN BUFON UNA MARITORMES UN CIEGO UN BRAVO LA GEROMA EL GENERAL FIERABRAS UN PREGONERO EL REY MOCOMICON EL MAESTRO DE CEREMONIAS UNA DUQUESA Y UN CHAMBELAN CORO DE DAMAS Y GALANES [113]

ESCENA PRIMERA

[115]

(TRES PRINCIPES DONCELES JUEGAN A LA PELOTA EN EL PATIO DE ARMAS DE UN CASTILLO MUY TORREADO, COMO AQUELLOS DE LAS AVENTURAS DE ORLANDO: PUEDE SER DE DIAMANTE, DE BRONCE O DE NIEBLA. ES UN CASTILLO DE FANTASIA, COMO LO SABEN SOÑAR LOS NIÑOS. TIENE GRANDES MUROS CUBIERTOS DE HIEDRA, Y TODAVIA NO HA SIDO RESTAURADO POR LOS ARQUITECTOS DEL REY. ¡ALABEMOS A DIOS!)

EL PRÍNCIPE AJONJOLÍ.- ¿Habéis advertido, hermanos, cómo esta pelota bota y rebota? Cuando la envío a una parte se tuerce a la contraria.

EL PRÍNCIPE VERDEMAR.- ¡Parece que llevase dentro a un diablo enredador!

[116]

EL PRÍNCIPE POMPÓN.- ¡Parece haberse vuelto loca!

EL PRÍNCIPE VERDEMAR.- ¡Antes sería preciso que esa bola llena de aire, fuese capaz de tener juicio alguna vez!

EL PRÍNCIPE POMPÓN.- ¿Por qué lo dudas? ¿Porque está llena de aire? El aire, el humo y el vacío son los tres elementos en que viven más a gusto los sabios.

EL PRÍNCIPE AJONJOLÍ.- ¡Bien dice el Príncipe Pompón! ¿No vemos al Primer Ministro del Rey nuestro padre? ¡Unos dicen que tiene la cabeza llena de humo! ¡Otros, que de aire! ¡Y otros, que vacía!

EL PRÍNCIPE POMPÓN.- ¡Y, sin embargo, todas las gacetas ponderan sus discursos y pregonan que es un sabio, Príncipe Ajonjolí! El Rey nuestro padre le confía el gobierno de sus Estados.

EL PRÍNCIPE VERDEMAR.- Pero ya sabéis lo que dice la Reina nuestra madre, cuando le repela las barbas al Rey nuestro padre. ¡Una casa no se gobierna como un [117] reino! ¡Una casa requiere mucha cabeza! Y el Rey nuestro padre le da la razón

EL PRÍNCIPE AJONJOLÍ.- Porque es un bragazas. Pero el primer ministro no se la da, y dice que todas las mujeres, reinas o verduleras, son anarquistas.

EL PRÍNCIPE VERDEMAR.- Vamos a terminar el partido.

EL PRÍNCIPE POMPÓN.- No se puede con esta pelota, Está de remate. ¡Mirad qué tumbos!

EL PRÍNCIPE AJONJOLÍ.- Tú eres quien está de remate. La has metido por la ventana del torreón.

EL PRÍNCIPE VERDEMAR.- Voy a buscarla.

EL PRÍNCIPE AJONJOLÍ.- Está cerrada la puerta, Príncipe Verdemar.

EL PRÍNCIPE VERDEMAR.- ¿Dónde está la llave, Príncipe Ajonjolí?

EL PRÍNCIPE AJONJOLÍ.- La Reina la lleva colgada de la cintura.

[118]

(SE OYE la voz de un duende que canta con un ritmo sin edad, como las fuentes y los pájaros, como el sapo y la rana. Los ecos del castillo arrastran la canción, y en lo alto de las torres las cigüeñas escuchan con una pata en el aire. La actitud de las cigüeñas anuncia a los admiradores de Ricardo Wagner.)

DUENDE.-

¡Dame libertad,

paloma real!

¡Palomita que vuelas tan alto,

sin miedo del gavilán!

EL PRÍNCIPE VERDEMAR.- ¿Quién canta en el torreón? ¡No conozco esa voz!

EL PRÍNCIPE AJONJOLÍ.- Un duende del bosque. Mingo Mingote el jardinero lo cazó con un lazo, y hoy lo presentó como regalo a nuestro padre el Rey.

EL PRÍNCIPE POMPÓN.- Yo nunca vi duendes, ni tampoco creí que los hubiese. Los duendes, las brujas, los trasgos, las hechicerías, ya no son cosa de nuestro tiempo, [119] hermanos míos. Ese que el jardinero ha cazado en el bosque, no será duende.

EL PRÍNCIPE AJONJOLÍ.- Yo lo vi, y tiene de duende toda la apariencia, Príncipe Pompón.

EL PRÍNCIPE POMPÓN.- ¡Mucho engañan los ojos, Príncipe Ajonjolí!

(EL DUENDE asoma la cabeza entre dos almenas. Tiene cara de viejo: Lleva capusay de teatino, y parece un mochuelo con barbas, solamente que bajo las cejas, grandes y foscas, guiña los ojos con mucha picardía, y a los lados de la frente aun tiene las cicatrices de los cuernos con que le vieron un día los poetas en los bosques de Grecia.)

EL DUENDE.- Abreme la puerta de mi cárcel, primogénito del Rey, Príncipe Pompón, y serás feliz en tu reinado. La gracia que me pidas, esa te daré.

EL PRÍNCIPE POMPÓN.- Devuélveme la pelota y te abriré la puerta.

[120]

EL DUENDE.- ¿Me lo juras?

EL PRÍNCIPE POMPÓN.- Mi palabra es de Rey.

EL DUENDE.- Ahí va la pelota.

EL PRÍNCIPE POMPÓN.- ¡Gracias!

EL DUENDE.- Dame libertad.

EL PRÍNCIPE POMPÓN.- No puedo.

EL DUENDE.- Y tu palabra, Príncipe Pompón.

EL PRÍNCIPE POMPÓN.- Mi palabra no es una llave.

EL DUENDE.- Ni tu fe de Rey.

[121]

(DESAPARECE el Duende haciendo una cabriola. Vuelve a oírse su canción, y las cigüeñas cambian de pata, para descansar antes de caer en el éxtasis musical.)

EL PRÍNCIPE POMPÓN.- Vamos a jugar, hermanos.

EL PRÍNCIPE VERDEMAR.- Yo salgo el primero.

EL PRÍNCIPE AJONJOLÍ.- Quien sale soy yo.

EL PRÍNCIPE POMPÓN.- Yo debo salir, que soy el primogénito.

EL PRÍNCIPE VERDEMAR.- En el juego de pelota eso no vale.

EL PRÍNCIPE AJONJOLÍ.- Lo echaremos a suerte. El que bote más alto la pelota, aquel sale.

(LA SOPESA y pasa de una mano a otra, toma plaza y la hace dar un bote tan alto, que casi toca el pico de [122] las torres. Vuelve a tierra la pelota, y en el rebote se entra por la ventana del torreón.)

EL DUENDE.-

¡Dame libertad,

paloma real!

¡Palomita que vuelas tan alto,

sin miedo del gavilán!

EL PRÍNCIPE VERDEMAR.- Ya nos quedamos sin pelota. Has estado muy torpe.

EL PRÍNCIPE AJONJOLÍ.- El Duende nos la devolverá. ¡Señor Duende!... ¡Señor Duende!...

EL DUENDE.-

¡Dame libertad,

paloma real!

¡Palomita que vuelas tan alto,

sin miedo del gavilán!

TODOS LOS PRÍNCIPES.- ¡Señor Duende! ¡Señor Duende

(APARECE otra vez el Duende entre las almenas, y en lo más alto de [123] las torres puntiagudas, las cigüeñas cambian de pata. El Duende saluda con una pirueta.)

EL DUENDE.- ¡Señores Príncipes! ¡Servidor de ustedes!

EL PRÍNCIPE AJONJOLÍ.- Devuélveme la pelota.

EL DUENDE.- Con mil amores te devolvería la pelota, si tú me devolvieses la libertad. ¿Me abrirás la puerta?

EL PRÍNCIPE AJONJOLÍ.- Te la abriré.

EL DUENDE.- ¿Me lo juras?

EL PRÍNCIPE AJONJOLÍ.- Palabra de Rey.

EL DUENDE.- ¡No! Palabra de Rey no.

EL PRÍNCIPE AJONJOLÍ.- ¿Pues qué palabra quieres? Yo no puedo empeñarte [124] otra. Si no soy Rey, nací para serlo, y mi palabra es conforme a mi condición.